sábado, 16 de octubre de 2010

Antología E.G.D.T. 2006 - Tomo II

2 de noviembre

 

Significado de las costumbres y tradiciones relacionadas con estas fiestas.

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Un poco de historia                        

 

 

La tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos.

Cuando una persona muere, ya no es capaz de hacer nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto alcance la salvación.

Con las buenas obras y la oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios.

A estas oraciones se les llama sufragios. El mejor sufragio es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.

Debido a las numerosas actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no tienen tiempo ni de atender a los que viven con ellos, y es muy fácil que se olviden de lo provechoso que puede ser la oración por los fieles difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.

La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios. "No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos".

Nuestra oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los que ya están en el cielo interceden por los que están en la tierra para que tengan la gracia de ser fieles a Dios y alcanzar la vida eterna.

Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo por las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, "podemos ayudarles obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados". (CEC 1479)

 

 

Costumbres y tradiciones                            

 

 

El altar de muertos

 

Es una costumbre mexicana relacionada con el ciclo agrícola tradicional. Los indígenas hacían una gran fiesta en la primera luna llena del mes de noviembre, para celebrar la terminación de la cosecha del maíz. Ellos creían que ese día los difuntos tenían autorización para regresar a la tierra, a celebrar y compartir con sus parientes vivos, los frutos de la madre tierra.

Para los aztecas la muerte no era el final de la vida, sino simplemente una transformación. Creían que las personas muertas se convertirían en colibríes, para volar acompañando al Sol, cuando los dioses decidieran que habían alcanzado cierto grado de perfección.

Mientras esto sucedía, los dioses se llevaban a los muertos a un lugar al que llamaban Mictlán, que significa "lugar de la muerte" o "residencia de los muertos" para purificarse y seguir su camino.

Los aztecas no enterraban a los muertos sino que los incineraban.

La viuda, la hermana o la madre, preparaba tortillas, frijoles y bebidas. Un sacerdote debía comprobar que no faltara nada y al fin prendían fuego y mientras las llamas ardían, los familiares sentados aguardaban el fin, llorando y entonando tristes canciones. Las cenizas eran puestas en una urna junto con un jade que simbolizaba su corazón.

Cada año, en la primera noche de luna llena en noviembre, los familiares visitaban la urna donde estaban las cenizas del difunto y ponían alrededor el tipo de comida que le gustaba en vida para atraerlo, pues ese día tenían permiso los difuntos para visitar a sus parientes que habían quedado en la tierra.

El difunto ese día se convertía en el "huésped ilustre" a quien había de festejarse y agasajarse de la forma más atenta. Ponían también flores de Cempazúchitl, que son de color anaranjado brillante, y las deshojaban formando con los pétalos un camino hasta el templo para guiar al difunto en su camino de regreso a Mictlán.

Los misioneros españoles al llegar a México aprovecharon esta costumbre, para comenzar la tarea de la evangelización a través de la oración por los difuntos.

La costumbre azteca la dejaron prácticamente intacta, pero le dieron un sentido cristiano: El día 2 de noviembre, se dedica a la oración por las almas de los difuntos. Se visita el cementerio y junto a la tumba se pone un altar en memoria del difunto, sobre el cual se ponen objetos que le pertenecían, con el objetivo de recordar al difunto con todas sus virtudes y defectos y hacer mejor la oración.

El altar se adorna con papel de colores picado con motivos alusivos a la muerte, con el sentido religioso de ver la muerte sin tristeza, pues es sólo el paso a una nueva vida.

Cada uno de los familiares lleva una ofrenda al difunto que se pone también sobre el altar. Estas ofrendas consisten en alimentos o cosas que le gustaban al difunto: dulce de calabaza, dulces de leche, pan, flores. Estas ofrendas simbolizan las oraciones y sacrificios que los parientes ofrecerán por la salvación del difunto.

Los aztecas fabricaban calaveras de barro o piedra y las ponían cerca del altar de muertos para tranquilizar al dios de la muerte. Los misioneros, en vez de prohibirles esta costumbre pagana, les enseñaron a fabricar calaveras de azúcar como símbolo de la dulzura de la muerte para el que ha sido fiel a Dios.

El camino de flores de cempazúchitl, ahora se dirige hacia una imagen de la Virgen María o de Jesucristo, con la finalidad de señalar al difunto el único camino para llegar al cielo.

El agua que se pone sobre el altar simboliza las oraciones que pueden calmar la sed de las ánimas del purgatorio y representa la fuente de la vida; la sal simboliza la resurrección de los cuerpos por ser un elemento que se utiliza para la conservación; el incienso tiene la función de alejar al demonio; las veladoras representan la fe, la esperanza y el amor eterno; el fuego simboliza la purificación.

Los primeros misioneros pedían a los indígenas que escribieran oraciones por los muertos en los que señalaran con claridad el tipo de gracias que ellos pedían para el muerto de acuerdo a los defectos o virtudes que hubiera demostrado a lo largo de su vida.

Estas oraciones se recitaban frente al altar y después se ponían encima de él. Con el tiempo esta costumbre fue cambiando y ahora se escriben versos llamados "calaveras" en los que, con ironía, picardía y gracia, hablan de la muerte.


La Ofrenda de Muertos contiene símbolos que representan los tres "estadios" de la Iglesia:

 

1) La Iglesia Purgante, conformada por todas las almas que se encuentran en el purgatorio, es decir aquéllas personas que no murieron en pecado mortal, pero que están purgando penas por las faltas cometidas hasta que puedan llegar al cielo. Se representa con las fotos de los difuntos, a los que se acostumbra colocar las diferentes bebidas y comidas que disfrutaban en vida.

2) La Iglesia Triunfante, que son todas las almas que ya gozan de la presencia de Dios en el Cielo, representada por estampas y figuras de santos.

3) La Iglesia Militante, que somos todos los que aún estamos en la tierra, y somos los que ponemos la ofrenda.

En algunos lugares de México, la celebración de los fieles difuntos consta de tres días: el primer día para los niños y las niñas; el segundo para los adultos; y el tercero lo dedican a quitar el altar y comer todo lo que hay en éste. A los adultos y a los niños se les pone diferente tipo de comida.

Cuida tu fe

Halloween o la noche de brujas: Halloween significa "Víspera santa" y se celebra el 31 de Octubre. Esta costumbre proviene de los celtas que vivieron en Francia, España y las Islas Británicas.

Ellos prendían hogueras la primera luna llena de Noviembre para ahuyentar a los espíritus e incluso algunos se disfrazaban de fantasmas o duendes para espantarlos haciéndoles creer que ellos también eran espíritus.

Podría distraernos de la oración del día de todos los santos y de los difuntos. Se ha convertido en una fiesta muy atractiva con disfraces, dulces, trucos, diversiones que nos llaman mucho la atención.  Puede llegar a pasar que se nos olvide lo realmente importante, es decir, el sentido espiritual de estos días.

Si quieres participar en el Halloween y pedir dulces, disfrazarte y divertirte, Cuídate de no caer en las prácticas anticristianas que esta tradición promueve y no se te olvide antes rezar por los muertos y a los santos.

Debemos vivir el verdadero sentido de la fiesta y no sólo quedarnos en la parte exterior. Aprovechar el festejo para crecer en nuestra vida espiritual.

Algo que no debes olvidar

La Iglesia ha querido instituir un día que se dedique especialmente a orar por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.

Los vivos podemos ofrecer obras de penitencia, oraciones, limosnas e indulgencias para que los difuntos alcancen la salvación.

La Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo entre el 1 y el 8 de noviembre, podemos abreviar el estado de purificación en el purgatorio.

Oración
Que las almas de los difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Así sea.

 


Da de ti antes de pensar en ti

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

"El que en Ti confía no queda defraudado". Esta oración del Antiguo Testamento podría resumir la actitud de quien comprende dónde está la esencia fundamental del hombre, dónde está lo que verdaderamente el hombre tiene que llevar a su Creador: un corazón contrito y humillado, como auténtico y único sacrificio, como verdadero sacrificio. ¿De qué nos sirve sacrificar nuestras cosas si no nos sacrificamos nosotros? ¿De qué nos sirve ofrecer nuestras cosas si no nos ofrecemos nosotros? El mensaje de la Escritura es, en este sentido, sumamente claro: es fundamental, básico e ineludible que nosotros nos atrevamos a poner nuestro corazón en Dios nuestro Señor.

 

"Ahora te seguiremos de todo corazón". Quizá estas palabras podrían ser también una expresión de lo que hay en nuestro corazón en estos momentos: Padre, quiero seguirte de todo corazón. Son tantas las veces en las que no te he seguido, son tantas las veces en las que no te he escuchado, son tantos los momentos en los que he preferido ser menos generoso; pero ahora, te quiero seguir de todo corazón, ahora quiero respetarte y quiero encontrarte.

 

Ésta es la gran inquietud que debe brotar en el alma de todos y cada uno de nosotros: Te respetamos y queremos encontrarte. Si éste fuese nuestro corazón hoy, podríamos tener la certeza de que estamos volviéndonos al Señor, de que estamos regresando al Señor y de que lo estamos haciendo con autenticidad, sin posibilidad de ser defraudados.

 

¿Es así nuestro corazón el día de hoy? ¿Hay verdaderamente en nuestro corazón el anhelo, el deseo de volvernos a Dios? Si lo hubiese, ¡cuántas gracias tendríamos que dar al Señor!, porque Él permite que nuestra vida se encuentre con Él, porque Él permite que nuestra vida regrese a Él. Y si no lo hubiese, si encontrásemos nuestro corazón frío, temeroso, débil, ¿qué es lo que podríamos hacer? La oración continúa y dice: "Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia".

 

También el Señor es consciente de que a veces en el corazón del hombre puede haber un quebranto, una duda, un interrogante. Y es consciente de que, en el corazón humano, tiene que haber un espacio para la misericordia y la clemencia de Dios. Dejemos entrar esta clemencia y esta misericordia en nuestra alma; hagamos de esta Cuaresma el cambio, la transformación, los días de nuestra decisión por Cristo. No permitamos que nuestra vida siga corriendo engañada en sí misma.

 

Sin embargo, Dios está pidiendo el sacrificio de nuestro corazón: "Un sacrificio de carneros y toros, un millar de corderos cebados". El reto de responder a ese Dios que nos llama por nuestro nombre, el reto de responder a ese Dios que nos invita a seguirlo en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra vocación cristiana puede ser, a veces, un reto muy pesado; sin embargo, ahí está Dios nuestro Señor dispuesto a prestarnos el suplemento de fuerza, el suplemento de generosidad, el suplemento de entrega y el suplemento de fidelidad que quizá a nosotros nos pudiese faltar en nuestro corazón.

 

Si nos sentimos flaquear, si no somos capaces, Señor, de encontrarnos contigo, de estar a tu lado, de resistir tu paso, de ir al ritmo que Tú nos estás pidiendo, hagamos la oración tan hermosa de la primera lectura: "Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia". Si tengo miedo de soltar mi corazón, si tengo miedo de pagar alguna deuda que hay en mi alma... "Trátame según tu clemencia y tu abundante misericordia". Si todavía en mi interior no hay esa firme decisión de seguirte, tal y cómo Tú me lo pides, con el rostro concreto por el cual Tú me quieres llamar... "Trátame según tu clemencia y tu abundante misericordia".

 

Que ésta sea la actitud de nuestra alma, que éste sea el auténtico sacrificio que ofrecemos a Dios nuestro Señor. A Él no le interesan nuestras cosas, le interesamos nosotros; no busca nuestras cosas, nos busca a nosotros. Somos, cada uno de nosotros, el objeto particular de la predilección de Dios nuestro Señor.

 

Que en esta Cuaresma seamos capaces de abrir nuestro corazón, como auténtico sacrificio, en la presencia de Dios. O, que por lo menos, se fortalezca en nuestro interior la firme decisión de dar al Señor lo que quizá hasta ahora hemos reservado para nosotros. Quitar ese miedo, esa inquietud, esa falta total de disponibilidad que, a lo mejor, hasta estos momentos teníamos exclusivamente en nuestras manos.

 

Que la Eucaristía se convierta para nosotros en una poderosa intercesión ante Dios Padre por medio de su Hijo Jesucristo, para que en este tiempo de Cuaresma logremos renovarnos y transformarnos verdaderamente. Que nos permita abrir nuestra mente a nuestro Señor, con un corazón dispuesto a lanzarse en esa obra hermosísima de la santificación que Dios nos pide a cada uno de nosotros.


Daño a la ciudad de México

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

El Daño a los Particulares causado por los campamentos es Inmenso e Irreparable.

Ciudadanos, conductores, hoteleros, restauranteros, comerciantes y turistas afectados por los bloqueos han presentado quejas formales y exigen la renuncia del Jefe de Gobierno, Alejandro Encinas.

Encinas llega a Jefe de Gobierno del DF sin campaña política, sin compromiso con los ciudadanos, impuesto por López Obrador. "El se debe a su jefe". La falta total de transparencia del gobierno capitalino hace casi imposible verificar como se ejerció el gigantesco presupuesto, y no hay manera de auditarlo actualmente.

López Obrador y Encinas, con esas fuentes de abundantes recursos pueden financiar a todos los de los campamentos, a quienes les llevan comida y bebida, a los artistas, a los colocadores de tiendas de campaña; y sostener a los que bloquean carreteras y lo que siga. Mejor Sociedad Mejor Gobierno A.C. (MSMG) está recurriendo a Transparencia Internacional, al Órgano Superior de Fiscalización, para lograr su apoyo y parar el saqueo de las arcas del gobierno del DF.

MSMG está solicitando también al Colegio de Contadores, administradores públicos y economistas participen en la revisión del informe que va a presentar el Jefe de Gobierno. Solicita también a los periodistas de investigación, defensores de la transparencia, que demuestren un mínimo de objetividad e imparcialidad, y le entren al análisis de los gastos del gobierno perredista.

Ciudadanos, conductores, hoteleros, restauranteros, comerciantes turistas afectados por el  bloqueo de Reforma, Av. Juárez y Madero no sólo han protestado, han presentado  quejas formales ante la Comisión de Derechos Humanos del DF y denuncias y exigen  la renuncia del Jefe de Gobierno, Alejandro Encinas. EL DAÑO A LOS PARTICULARES CAUSADO POR LOS CAMPAMENTOS ES INMENSO E IRREPARABLE.

La falta total de transparencia del gobierno capitalino hace casi imposible verificar como se ejerció el gigantesco presupuesto, y no hay manera de auditarlo actualmente.  Seriamente se puede decir que hay elementos para pensar en un enorme desvío de recursos del Gobierno para destinarlos a la campaña presidencial de López Obrador y demás candidatos perredistas.

Además, el grupo en el poder ha tenido los ingresos de las aportaciones que hacen todos los días los ambulantes, de toda la ciudad, las mordidas, compartidas con el grupo en el poder del DF,  de los permisos de los giros negros, las aportaciones de todos los taxis piratas, etc.

Por eso López Obrador y Encinas, con esas dos fuentes de abundantes recursos pueden financiar  a todos los de los campamentos, a quienes les llevan comida y bebida, a los  artistas, a los colocadores de tiendas de campaña; y sostener a los que bloquean carreteras y lo que siga.

Es la mejor oportunidad histórica para que los ciudadanos de todos los sectores y de todas las maneras de pensar exijamos al Jefe de Gobierno Rendición de cuentas con transparencia, que los ciudadanos podamos verificar proveedores, que podamos revisar el ejercicio del presupuesto, que tengamos una auténtica contraloría social. ¿Acaso la corrupción  si es del grupo de AMLO es buena?

Está lista la propuesta para el  Nuevo Congreso para reducir a términos equitativos con las demás entidades federativas el presupuesto de la Federación para el DF, pues destina mucho a operaciones políticas al margen de la ley y diminuyen recursos para los estados pobres. Ese presupuesto es un botín que atrae piratas.

 Alejandro Encinas dice que lo están presionando a reprimir, a usar la fuerza, a coartar la libertad de expresión. Eso es cinismo, pues los campamentos se sostienen con el apoyo político, logístico, económico y de protección policíaca del gobierno capitalino. El bloqueo lo hacen las patrullas que impiden el paso. 

Por todo lo dicho, las organizaciones aliadas en Mejor Sociedad Mejor Gobierno entregaron al Senado de la República el recurso legal correspondiente para que estudie la viabilidad de remoción del cargo del Jede de Gobierno del DF. Dicha petición al Senado  no es polarización partidista, es una legítima y amplia exigencia ciudadana.  Es un decir: ¡Ya basta! A tanta barbarie.

 


Dar de corazón

 

Querien Vangal

 

 

Hubo una vez un limosnero que estaba tendido al borde del camino cuando vio a lo lejos venir al rey con su corona, su capa y sus seguidores.

En eso pensó: "Le voy a pedir, porque los reyes son generosos y de seguro me dará siquiera lo necesario para vivir el día de hoy". Y cuando el rey pasó cerca, le dijo: "Su majestad, ¿me podría por favor regalar una moneda?" Aunque en su interior pensaba que el rey le iba a dar mucho más.

Pero con gran sorpresa suya el rey le miró y le dijo: "¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?" El mendigo no sabía que responder a la pregunta y dijo:

"Pero su majestad, ¡yo no tengo nada, soy pobre!".

El rey respondió: "Algo debes de tener. ¡Busca!".

En su asombro, el mendigo buscó entre las cosas de su pobre morral, y se dio cuenta que solo tenía 5 granos de arroz para comer ese día. Pero se los dio complacido al rey, imaginándose que sus familiares nunca le creerían cuando les dijera que él había socorrido nada menos que al rey.

Complacido el rey dijo: "¡¿Ves como sí tenías?!" Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz.

El mendigo dijo entonces:

"Su majestad, creo que acá tengo otras cosas", pero el rey le dijo: "Solamente de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar".

Es fácil en esta historia reconocer como el rey representa a Dios, y el mendigo a nosotros.

Notemos que el mendigo aún en su pobreza intenta socorrer al rey cuando éste se lo pide.

Ocasionalmente, Dios nos pide que le demos algo para así demostrarle cariñosamente que somos sus hijos y él es el Padre bueno. Unas veces nos pide ser humildes, otras ser sinceros o no ser mentirosos.

Nos negamos a darle a Dios lo que nos pide, pues creemos que no recibiremos nada a cambio, sin pensar en que Dios devuelve el ciento por uno.

No sé que te pida Dios en este momento. ¿Confianza? ¿Sencillez? ¿Humildad? ¿Abandono en su voluntad? No lo sé. Solamente sé, que por lo que le des, te devolverá mucho más, y recuerda no darle solamente unos pocos granos, dale todo lo que tengas, pues sinceramente, VALE LA PENA.


Dar de si antes de pensar en si

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Podremos hacer muchas cosas o tener grandes posesiones, pero nunca debemos perder de vista que lo importante es el bien que hacemos a los demás. Ésa tiene que acabar siendo nuestra más importante y auténtica riqueza.

Dios ama al que da con alegría, y en el Evangelio escuchábamos una parábola de nuestro Señor sobre este darse. Darse significa que, como el grano de trigo, uno tiene que caer en la tierra y pudrirse para dar fruto. Es imposible darse con comodidad, es imposible darse sin que nos cueste nada. Al contrario, el entregarse verdaderamente a los demás y el ayudar a los demás siempre nos va a costar.

Vivimos en un mundo de muchas comodidades, y no sé si nosotros seríamos capaces de resistir el sufrimiento, cuando cosas tan pequeñas, tan insignificantes, a veces nos resultan tan dolorosas. La fe nos pide ser testigos de Cristo en la vida diaria, en la caridad diaria, en el esfuerzo diario, en la comprensión diaria, en la lucha diaria por ayudar a los demás, por hacer que los demás se sientan más a gusto, más tranquilos, más felices. Ahí es donde está, para todos nosotros, el modo de ser testigos de Cristo.

Tenemos que entregarnos auténticamente, entregarnos con más fidelidad, entregarnos con un corazón muy disponible a los demás. Cada uno tiene que saber cuál es el modo concreto de entregarse a los demás. ¿Cómo puedo yo entregarme a los demás? ¿Qué significa darme los demás?

Ciertamente, para todos nosotros, lo que va a significar es renunciar a nuestro egoísmo, renunciar a nuestras flojeras, renunciar a todas esas situaciones en las que podemos estar buscándonos a nosotros mismos.

Jesucristo nos dice en el Evangelio que todo aquél que se busca a sí mismo, acabará perdiéndose, porque acaba quedándose nada más con el propio egoísmo. La riqueza de la Iglesia es su capacidad de entrega, su capacidad de amor, su capacidad de vivir en caridad. Una Iglesia que viviese nada más para sí misma, para sus intereses, para sus conveniencias sería una Iglesia que estaría viviendo en el egoísmo y que no estaría dando un testimonio de fe. Y un cristiano que nada más viva para sí mismo, para lo que a uno le interesa, para lo que uno busca, sería un cristiano que no está dando fruto.

Dios da la semilla, a nosotros nos toca sembrar. Dios nos ha dado nuestras cualidades, a nosotros nos toca desarrollarlas; Dios nos ha dado el corazón, el interés, la inteligencia, la voluntad, la libertad, la capacidad de amar; pero el amar o el no amar, el entregarnos o no entregarnos, el ser egoístas o ser generosos depende sola y únicamente de nosotros.

Es en la generosidad donde el hombre es feliz, y es en el egoísmo en donde el hombre es auténticamente desgraciado. Aunque a veces la generosidad nos cueste y nos sea difícil; aunque a veces el ser generosos signifique el sacrificarnos, es ahí donde vamos a ser felices, porque sólo da una espiga el grano de trigo que cae en la tierra y se pudre, se sacrifica, mientras que el grano de trigo que se guarda en un arcón acaba estropeándose, se lo acaban comiendo los animales o echándose a perder.

Cada uno de nosotros es un grano de trigo. Reflexionemos y preguntémonos: ¿Quiero echarme a perder o dar frutos? Y recordemos que sólo hay dos tipos de personas en esta vida: los que quieren echarse a perder y se guardan para sí mismos en el egoísmo; o los que entregándose, acaban por dar fruto.


Dar lo que duele: tiempo

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

"Dar hasta que duela", es frase conocida de la Madre Teresa de Calcuta, refiriéndose a la limosna como forma de caridad cristiana o de humanismo. Dar bienes materiales, principalmente dinero es, para la mayoría de la gente, la forma identificada como "caridad", o amor al prójimo, beneficencia, que es lo mismo. Está bien, pero no es todo.

Es muy cómodo dar lo que nos sobra, un poco –o un mucho– de lo que NO nos hace falta, sobre todo porque tranquiliza la conciencia o nos hace sentir bienhechores. Estas dádivas tienen, por supuesto, cierto valor, sobre todo frente al egoísmo extremo de los incapaces de compartir lo mínimo que sea con el prójimo necesitado, pero se quedan cortas.

Porque lo mejor, tanto humana como cristianamente, es dar lo que más valoramos, que cuando lo damos "nos duele": al bolsillo, al confort o al gusto personales; aquello que guardamos "para cuando se ofrezca", pero que darlo a otros que lo necesitan nos incomoda, por decir lo menos.

En cualquier forma, dar cosas y dinero, aún teniendo valor divino y humano, se queda corto con dar lo más precioso que tenemos: tiempo, es decir vida. La vida no es otra que tiempo, el que transcurre de la concepción a la muerte.

Cristo dijo que no hay amor más grande que el de quien da la vida por sus amigos, tal como Él lo hizo. Pero ni siquiera nos pide morir por Él sino en casos extremos –los mártires son pocos en la historia–. También la mística de la patria nos pide la vida por ella, y en cualquier ceremonia cívica la ofrecemos, si hubiera guerra, empuñando las armas contra algún "extraño enemigo", pero ¿realmente confrontaremos esa obligación, morir por la patria? Lo más probable es que nunca.

Pero lo que está al alcance de todos es dar tiempo, vivir por el prójimo, por la sociedad, por la patria. Este, por ejemplo, es el caso de la misma Madre Teresa de Calcuta, y de otros que dedican su vida o mucho de ella al prójimo. Son, digamos, los benefactores sociales, paradigmas de la generosidad; pero no se nos pide tanto.

En la vida diaria del hombre común, la mayor generosidad es dar tiempo a quienes lo necesitan, lo requieren de nosotros, principalmente nuestro prójimo más cercano, la familia. Esto es lo más difícil, cuando se nos pide demostrar con hechos reales el amor que decimos tener, hechos que requieren lo que más nos gusta, nuestro tiempo.

¡Qué difícil es dar tiempo! y qué fácil es dar cosas, sobre todo de lo que no nos hace falta, que "no nos duele". Pero lo que realmente nos duele, y mucho, es dar tiempo, que preferimos dedicar a lo que más nos complace, aunque sea porque nos hace sentirnos bien con nosotros mismos.

"Tengo mis obligaciones", dicen los hijos a sus padres ancianos que les piden un poco de su tiempo, cuando en realidad el mensaje es "prefiero hacer 'mis cosas' a estarme contigo". Psicólogos del mundo advierten: el principal achaque de los viejos es la soledad, pero ¿dejar la plática, una buena comida, la vuelta al cine, ver la tele, el simple reposo (¡tan merecido!) para acompañar a mis papás...? ¡No, cómo!

Está bien dar cosas y dinero, pero no podemos decir que amamos a alguien si le damos solamente cosas y dinero en vez de tiempo. Nos duele demasiado dar tiempo, pero olvidamos que parte de nuestras responsabilidades es dar tiempo, y si parece que no lo tenemos, es cuestión de revisar nuestras prioridades. El núcleo familiar necesita nuestro tiempo, pero también otras personas cercanas –de luto, deprimidos, enfermos o presos–, ya no digamos la comunidad, "la gente pobre, los que a nadie tienen..."

El cielo se nos promete si practicamos las obras de misericordia, como visitar al enfermo. Pero nos duele hacer la visita, "perdemos tiempo", olvidando el que los demás nos dedican o nos han dedicado; parece que el sentido de reciprocidad anda muy escaso, y la avaricia abundante.

Si nos decimos o queremos vernos como personas amorosas, responsables, generosas, demos lo que más nos duele: tiempo, vida, además de cosas y dinero. A cualquiera podemos decirle –nos crea o no–, que "no tenemos tiempo", pero a quien todo lo sabe, a Dios, no podemos engañarlo siendo tacaños, avaros con nuestro tiempo, diciéndole "Diosito, es que no tengo tiempo que dar, estoy muy ocupado con mis cosas, mis responsabilidades". Y en el fondo, tampoco a nosotros nos hacemos tontos.


De harapos y reliquias

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Maximiliano saludó a la muerte una soleada mañana de junio de 1867. "Bonito día para morir" dijo momentos antes de que las balas atravesaran su cuerpo de Habsburgo. Si en vida le persiguió el infortunio, la muerte no cambió su suerte. El cadáver tuvo varios contratiempos antes de ser embarcado a su querida Austria de donde nunca debió haber salido. Durante siete meses, el cuerpo permaneció en suelo mexicano --al fin y al cabo su "nueva patria"-- fue embalsamado dos veces, se le colocaron ojos de vidrio color oscuro porque no hubo claros; en el trayecto de Querétaro a México el ataúd se cayó de la carroza y el cadáver toco el agua; el vidrio que lo protegía fue roto y por tanto expuesto a los agentes naturales. Por eso no resulta difícil comprender porque su madre, la archiduquesa Sofía, al ver el cadáver de Max, impresionada exclamó: ¡este no es mi hijo!

Además de las páginas que dejó para la historia, el príncipe austriaco dejó varias reliquias que en su momento desataron gran polémica porque al parecer se pretendió lucrar con una franja de seda roja empapada en sangre imperial, una de las balas extraídas de su cuerpo, trozos de cabello y barba y la mascarilla mortuoria en yeso tomada el rostro del emperador. Con excepción de la franja de seda roja, el resto de los objetos, más la mesa donde se practicó el embalsamamiento y el supuesto ataúd en que fue puesto el cuerpo, han permanecido intactos hasta nuestros días. Descansan en tres lugares: el recinto de los Constituyentes de 1857 en Palacio Nacional, el Museo Nacional de las Intervenciones y el Museo Regional de Querétaro.

Desde luego la tradición relicaria en México no comienza con Maximiliano. Su ejemplo ilustra la combinación de sentimientos en torno a ciertos objetos cuya importancia --material, espiritual e histórica--, morbosa por momentos y definitivamente macabra pero llena de historia, se va heredando de generación en generación.

Fue durante la época colonial cuando comenzó la extraña veneración por objetos relacionados con la muerte y se desarrolló en el ámbito de mayor influencia social: la religión católica. Casos notables de relicarismo "corporal", se encuentran en tres distintos lugares. En el convento de San Francisco de Puebla: expuesto ante los ojos de todos los fieles y curiosos, se encuentra el cuerpo incorrupto del Beato Sebastián de Aparicio --franciscano constructor de los primeros caminos de la Nueva España-- a quien se le atribuye intercesión milagrosa. También del periodo novohispano, las momias de algunas monjas carmelitas duermen el sueño de los justos frente al público que las visita en el Museo del Carmen en San Ángel. En Tlayacapan, Morelos, lugar que fuera evangelizado por los dominicos, religiosos momificados descansan en un pequeño y modesto museo local, en espera tal vez, de cristiana sepultura.

Con el arribo de México a la vida independiente, la fascinación por los cuerpos incorruptos, momias y algunas otras reliquias pasó de la veneración a la admiración y el gusto por la exposición de objetos íntimamente ligados con la muerte arraigó dentro de la sociedad, el morbo aumentaba cuando la reliquia era de un personaje importante.

Expuestas por orden del virrey Francisco Xavier Venegas, las cabezas de los primeros caudillos de la independencia podrían haber entrado en el género de la reliquia. Pero el triunfo de Iturbide en 1821, les hizo un favor a ellos y a la gente que al pasar por la Alhóndiga de Granaditas se topaba con ellas, ahora descansan en el santo sepulcro del monumento a la independencia.

De aquellas primeras décadas del siglo XIX, la Catedral de México guarda algunas reliquias: en la capilla de San Felipe de Jesús, en un osario cuyos cristales permiten ver al interior, se asoman los restos óseos de don Agustín de Iturbide. En 1838, Anastasio Bustamante los rescató de Padilla, Tamaulipas --donde muriera fusilado injustamente en 1824-- y los trasladó a la ciudad de México. Años después, como última voluntad, Bustamante pidió que al morir, su corazón, separado de su cuerpo y puesto en una pequeña urna, fuera colocado junto a los restos del héroe de Iguala, tal era su admiración por Iturbide. A partir de 1853, su sueño se hizo realidad, huesos y corazón hasta el final de los tiempos, como reliquias ambientan la capilla.

En el anecdotario histórico mortuorio no podía faltar el gran Santa Anna. La Providencia le concedió cambiar un miembro de su cuerpo por un momento de gloria y así perdió parte de una pierna en 1838. Por única vez en la historia de México, la capital del país se entregó espontáneamente a una pierna; en gran procesión ese fragmento del cuerpo de Santa Anna, fue llevado al panteón de Santa Paula; años después sería exhumada y arrastrada: la pierna se perdió para siempre. A partir de entonces, una prótesis de madera lo acompañó en sus marchas, cabalgatas, batallas y huidas. Y el caudillo jalapeño pasó a la inmortalidad, pero no como hubiera querido, nos dejó una reliquia: su pierna de madera se conserva en el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec.

Si la historia de Juan Escutia tomando el pabellón mexicano, envolviéndose en él y aventándose desde lo alto del castillo resulta difícil de creer y huela más a historia oficial, en cambio, es posible comprobar, al menos un caso, donde la muerte decidió cubrir con la bandera a uno de los defensores de la Patria, dejando para la posteridad y para el relicario nacional, la enseña tricolor manchada con sangre mexicana.

Viendo que la embestida del ejército norteamericano sobre Molino del Rey (8 sep 1847) ponía en riesgo la bandera de su batallón, el Mina, el abanderado Margarito Zuazo se envolvió en ella y acribillado, arrastrándose por el campo de batalla, logró ponerla a salvo pero a cambio de su vida. Hasta la muerte tuvo que reconocer ese acto de heroísmo. La bandera ensangrentada, puede admirarse en el Castillo de Chapultepec. Los verdaderos héroes no se encuentran en la historia oficial.

Junto con las reliquias de Maximiliano, descritas anteriormente, por una cuestión de dignidad nacional, no podían faltar las de su acérrimo adversario: Benito Juárez. Su recinto en Palacio Nacional alberga, al menos dos, que se relacionan directamente con su último suspiro: la mascarilla mortuoria en bronce y la cama donde se encontró con la muerte. Eran viejos conocidos; durante los intensos días de la intervención, con una pequeña escolta en medio del desierto, lejos de su familia, don Benito tuvo tiempo de pensar en ella: varios de sus hijos perdieron la vida a temprana edad y nada pudo hacer. Ese 18 de julio de 1872, cuando la muerte pasó a visitarlo, ya la conocía.

Entrado el siglo XX, la revolución mexicana también aportó su cuota de reliquias. Los revolucionarios se encargaron de heredar a la museografía mexicana prendas, balas y otros objetos que testificaron el último momento de vida de cada uno.

Las primeras gotas de sangre vertidas por la revolución de 1910 se pueden apreciar en Puebla. En la otrora casa de Aquiles Serdán --actualmente museo de la revolución--, un pequeño grupo de antirreeleccionistas delatados a las autoridades porfiristas, hicieron frente al ejército federal el 18 de noviembre de 1910. Todos los combatientes murieron, varios de ellos desangrados. En alguna de las salas, sendos retratos de los combatientes son acompañados por sus corbatas ensangrentadas, como si la muerte hubiera querido dejar constancia de su presencia.

Venustiano Carranza, muy dado a la evocación histórica, también le daba un valor especial a las reliquias: de algún modo llegaron a su poder las balas extraídas de los cuerpos de Madero y Pino Suárez y las conservó hasta el día de su muerte, ¿se veía asimismo, también asesinado? Es difícil responder, pero en 1920, cuando la revolución se levantaba contra él, probablemente pensó que su fin estaba cerca. Por una extraña coincidencia, Carranza pagó por adelantado la renta de una casa ubicada en la calle de Río Lerma en la ciudad de México que cubría hasta el mes de mayo de 1920 -mes en que murió. De esa casona porfiriana, salió Carranza el 7 de mayo con rumbo a Veracruz, para regresar semanas más tarde, el día 24, en una caja de madera y listo para ser velado. Había sido asesinado el 21 de mayo de 1920.

Curiosa coincidencia: la ropa que llevaba Carranza al momento de ser asesinado, con todo y sangre, se expone en el cuarto contiguo a donde se encuentran en exposición las balas extraídas a Madero y Pino Suárez, en el Museo-Casa de Carranza.

El Primer Jefe no sabía lo que el destino le tenía reservado, pudo haber presentido su próximo fin pero todo era mera especulación. No así, la forma como profetizó y predijo la muerte de Zapata un año antes. Sabía que el caudillo del sur moriría en abril de 1919, pues el viejo de la barba florida fue el autor intelectual. El propio Carranza autorizó a Pablo González a utilizar cualquier medio para acabar con el jefe de revolución del sur. Inexplicablemente Zapata cayó en la emboscada no obstante que los días anteriores, la gente del pueblo le advirtió que tuviera cuidado, pues la muerte rondaba por aquellos parajes. Tlaltizapán, Morelos, guarda las reliquias del caudillo. La casa que fuera el cuartel general de la revolución zapatista alberga, como lo más preciado, el sombrero, el calzón de manta y el pantalón que llevaba puesto Emiliano el jueves 10 de abril de 1919. La sangre del caudillo impregna el silencio de aquella modesta propiedad.

Se dijo que Zapata no murió en Chinameca, que había huido con un compadre árabe. Un lugareño solía contar que hasta hace algún tiempo, cada año, el 10 de abril, religiosamente regresaba a Tlaltizapán, para mezclarse entre la multitud y presenciar los honores que le rendían los gobiernos corruptos, luego se reunía con viejos zapatistas y tomaban algunas cervezas.

Por muchos años la reliquia de reliquias de la familia revolucionaria fue la mano derecha de Álvaro Obregón. Había perdido tan importante miembro durante los combates del Bajío en 1915. Estaba expuesto en el monumento que se levantó en honor del caudillo sonorense en el mismo lugar donde cayó asesinado en 1928. Poco estético y bastante macabro, el antebrazo de Obregón presidió bastantes ceremonias luctuosas de funcionarios y políticos que lo recordaban año con año. En un acto de piedad y respeto, hace algunos años la familia decidió incinerarlo.

El 17 de julio de 1928, Obregón recibió sentado la visita de la muerte. El restaurante La Bombilla, en San Ángel (donde ahora está su monumento) fue el macabro escenario. Dicen las malas lenguas, que al recibir los impactos de bala, cayó de bruces sobre un plato de mole; mezclándose su sangre. La silla tocada por la muerte, reposa en San Ángel, en el Centro Cultural. Finalmente, por encima de las pasiones humanas, las ambiciones, la lucha del poder, se encuentra la muerte que se ríe de los hombres.


De jornalero a empresario

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

En una esquina le ofrecieron empleo y terminó comprando la compañía

 

Como muchos inmigrantes, Santiago Rosales llegó una mañana a una esquina de Santa Mónica. California, EE.UU. donde se congregan los jornaleros con la esperanza de que alguien llegue a ofrecerles un trabajo, pero el destino le ofreció a él la oportunidad de su vida: el inicio de su empresa.

 

Rosales apenas tenía 17 años de edad y ése era su primer día en Estados Unidos, donde llegó procedente de su natal Zacatecas, cuando fue contratado por un día por el entonces capataz de J&T Tree Company en la esquina de la calle Sawtelle y el bulevar Santa Mónica para que cortara y podara unos árboles.

 

Ahora no sólo es dueño de J&T, una compañía que genera 1.3 millones de dólares en ventas dando empleo a 20 personas, sino también de los viveros C&S, en un terreno de 30 acres en San Diego y dos en Los Ángeles, y de Wagner Pest Control, un negocio de fertilizantes y control de plagas.

 

Sólo trabajó un día como jornalero, pero Santiago no olvida su comienzo ni la necesidad de quienes buscan trabajo en las esquinas o centros de jornaleros, un blanco cada vez más fuerte de los ataques de grupos antiinmigrantes.

 

"Nosotros todavía contratamos en las esquinas a personas que necesitan trabajo y a quienes hemos ayudado por muchos años", dice Rosales. Incluso, años atrás él y su esposa llegaron a hospedar a trabajadores en su casa. Cuando unos se iban porque comenzaban a abrirse camino en este país, llegaban otros.

 

"Los jornaleros en este país son gente trabajadora que viene a buscar una mejor calidad de vida y aportan a la economía", sostiene Santiago, agregando que la inmigración de indocumentados no se va a frenar hasta que México pueda proveer empleos y una vida justa a toda esta gente –lamentablemente el ver las cosas así es la salida fácil, porque México no proveer eso hasta que todos los mexicanos nos encarguemos de ello--.

 

J&T Tree, fundada en 1950 y comprada por Rosales por 35 mil dólares 16 años después de comenzar a trabajar en ella como jornalero, concentra su cartera de clientes en áreas como Beverly Hills, Bel Air, Pacific Palisades, Santa Mónica, Pasadena y Malibu.

 

"Todo lo que compramos fue el nombre de la compañía y equipo de trabajo", explica Laura Rosales, quien se dedicaba a limpiar casas mientras su esposo, Santiago, cortaba y podaba árboles como empleado de J&T. Laura tuvo después que aprender inglés y a operar un teléfono de tres líneas para asistir en el negocio.

 

C&S, considerado el negocio de mayor crecimiento propiedad de la familia con 25 empleados y 3.5 millones de dólares de ingresos al año, es administrado por los dos hijos del matrimonio Rosales.  C&S tiene como clientes a arquitectos, diseñadores de jardines y contratistas, además del grupo televisivo CBS.

 

La estrategia de crecimiento de C&S ha sido trabajar de cerca con sus clientes durante sus proyectos de planeación para los diseños de jardinería de la próxima temporada, así pueden hacer con anticipación sus pedidos de las flores y plantas que necesitan.

 

"Siempre hay que renovarse y ver qué hay de nuevo o que está de moda en los jardines", señala Santiago Rosales, refiriéndose a la tremenda competencia en esta industria que, de acuerdo con el reporte económico La industria de viveros en California 2003-2004: valor, crecimiento e impacto económico, realizado por el Departamento de Agricultura y Recursos Económicos de la Universidad de California en Davis, mueve unos 3,000 millones de dólares al año en ventas al por mayor y emplea a unas 180 mil personas, la gran mayoría de éstas conformada por inmigrantes hispanos. Las ventas al por menor se estiman en unos 10,000 millones de dólares.

 

Para competir en el mercado de las plantas y flores, esta familia decidió crear también un negocio de fertilizantes y control de plagas; así surgió Wagner Pest Control, que le genera unos 120 mil dólares al año.

 

"Este negocio es un poco difícil por el uso de los productos químicos, el seguro para empleados es demasiado caro y hemos preferido mantenerlo bajo", explica Laura.

 

En Estados Unidos hay muchas áreas en que se pueden crear negocios productivos, claro trabajando duro y con responsabilidad, del cielo –a no ser lluvia-- no va a caer nada.  ¿Por qué allá sí y aquí no?  La contestación es contundentemente clara y única: por la diferencia en la mentalidad y carácter de los habitantes.  El caso de Rosales, y otros como él, lo dice todo, allá la jardinería se vende y es negocio en cualquier ámbito, por eso hizo allá lo que en su tierra no hubiera podido hacer.  La persona es la misma en Zacatecas que en California pero el entorno es totalmente diferente. 

 

 

 

 

 

 

 


De la libertad

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

La libertad es el derecho de hacer todo lo que lo que
 las leyes permiten; y si un ciudadano puede hacer
 lo que prohíben no habrá tal libertad, puesto que los
 demás podrán hacer otro tanto.

 

El coordinador de la bancada del PAN en la Asamblea Legislativa del D.F. elevó su protesta por la agresión a La Crónica. "La libertad es el sustento de la democracia, sin libertad cualquier proclama de democracia es simple engaño y demagogia".

 

Entre las piezas que la integran hay algunas de naturaleza extraordinaria, como el libre pensamiento, la libertad de prensa y la libre expresión. Sin el ejercicio de estas libertades ninguna sociedad puede llamarse libre y democrática y, por le contrario, vive cautiva de un estado autoritario y totalitario.

 

Avanzar en la construcción de estas libertades ha costado a nuestra sociedad sangre, sudor y lágrimas, como dijera Churchill.  Hoy México puede presumir orgullosamente que goza de una libertad de expresión y de prensa como nunca antes.

 

El pasado 7 de marzo un diario de circulación nacional, La Crónica de Hoy inició una serie de publicaciones producto de una investigación periodística que descubrió la participación de células bolivarianas en la campaña de Andrés Manuel López Obrador. No habían concluido cuando comenzó una arremetida desde el interior y el extranjero en contra de La Crónica.

 

El 15 de marzo más de 300 personas identificadas abiertamente con las organizaciones Pancho Villa y Movimiento Bolivariano de los Pueblos de México, violaron las instalaciones de La Crónica y amenazaron a su personal, ofreciendo castigo a quienes han hecho pública la existencia de células bolivarianas en la campaña de López Obrador.

 

El miércoles 28 a Airamsol (?) Martínez y Nicolás Tavira, periodistas profesionales de "La Crónica", fueron detenidos y tratados como delincuentes en la Delegación Álvaro Obregón, por haber informado que un asambleísta del PRD rompió los sellos de clausura que colocó la delegación y sin importarle tal restricción todavía construyó un piso más a su residencia.

 

Un día antes, Airamsol había sido avisada por funcionarios delegacionales, que serían colocados nuevamente los sellos de clausura quitados por el diputado y la invitaron a acompañarlos. Ella llevó al fotógrafo Tavira.  Ya en el lugar, cuando los periodistas hacían su trabajo, apareció la hija del diputado Hernández Nava y llamó a sus vecinos, aparecieron unos diez y a los pocos minutos llegaron 3 patrullas cuyos oficiales detuvieron a Airamsol y a Nicolás, acusándolos de allanamiento.

Colegas diputados: Es hora de detener esta escalada de ataques a la labor periodística, de ataques a un medio de información que ejerce las libertades de expresión y de prensa, independientemente de que guste o no lo que ahí se publica.

 

La Sociedad Interamericana de Prensa, reunida en Quito, manifestó ante los hechos de violencia contra La Crónica, que esta misma estrategia de intimidación es la que practica Hugo Chávez, contra la prensa independiente. Las autoridades federales y locales tienen la obligación de garantizar el ejercicio de estas libertades y de cuidar y dar garantías a la integridad de quienes en ello laboran.

 

La Comisión Nacional de Derechos Humanos debe intervenir para recomendar a las autoridades que garanticen precisamente esos derechos.

 

Por lo anterior, quiero decirle, señora Presidenta, que el grupo parlamentario del Partido Acción Nacional en la Cámara de Diputados, no solamente apoya este punto de acuerdo, sino que lo considera por supuesto de obvia y urgente resolución.


¿Dependeremos siempre de héroes?

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

No, no estamos frente a ninguna gesta homérica. Tratándose de héroes puede dársele cabida a la pregunta de quién es la víctima y quién el victimario. En el teatro de aquellas luminosas tragedias la grandeza de las partes daba origen a la duda, pero en este caso -el que estamos ahora padeciendo-, la asimetría es a tal grado abrumadora, es tan mediocremente obvia la ambición que da origen al desastre, que no hay duda, por un lado, que López Obrador y sus kamikazes son los victimarios y, por el otro, que nosotros -usted, yo, los hijos del vecino, quienes vivimos aquí-, somos las víctimas calladas, disciplinadas, propiciatorias. Somos, entiéndase, el sacrificio imprescindible que demanda esa locura.

Conviene no perder de vista una circunstancia. El líder tabasqueño tiene una virtud admirable: la de darle un carácter supuestamente heroico a las borrajas de sus más sucias ambiciones.  Brinca con la mayor de las gracias el impedimento que, por razón de residencia, tenía para poder ser candidato a la jefatura de gobierno del D.F. En violación abierta de la ley, manda a sus huestes a construir un camino en un terreno privado. Sigue en eso a pesar de un amparo en contra y continúa en la sordera cuando un juez federal le ordena suspender los trabajos. Dos preguntas se vuelven manifiestas. ¿Por qué invadió una propiedad privada? La respuesta fue de cándida inocencia: porque quería construir un camino para llegar a un hospital. La segunda es todavía más reveladora: ¿qué lo impulsó a violar, deliberadamente, la disposición expresa de un juez federal cuando sabía que la sanción por desacato era el desafuero?

La última pregunta recibió una linda respuesta: pues por eso. Hombre bueno y limpio, comprometido con las necesidades populares -así se tratara de uno de los hospitales más caros y exclusivos del DF-, López Obrador era un héroe que se arriesgaba a la batalla imposible, el mandatario que se exponía a un castigo trascendental en defensa de ideales comunitarios. Era un Héctor redivivo que frente a la oposición invulnerable del Aquiles del sistema arriesgaba su vida política en defensa de la ciudad. No importaba que los pobres no tuvieran acceso al hospital de marras. López Obrador se exponía a padecer la muerte del desafuero en su defensa. Estaba dispuesto, heroicamente, a apostar por ellos la posibilidad de su candidatura a la Presidencia.

Fue eso, por la hipotética calidad de héroe -o en términos menos cinematográficos: por ser una víctima profesional, que logró parar las consecuencias del desafuero que ya se había dictado en su contra. No era un delincuente que estuviera violando la ley: era un salvador que merecía respeto y espacio. El desafuero aprobado por el Congreso quedó en la nada para que pudiera lanzarse a la carrera presidencial.

Y lo tenemos seis, ocho, nueve meses transfigurándose en el defensor de los pobres. De héroe de traspatio, pasó a héroe histórico y trascendental. No buscaba el poder por ambiciones personales, sino para corregir los defectos todos de nuestra historia. Él pondría bien lo que estaba mal. Corregiría injusticias y alentaría equidades. Era el salvador; el guía esperado; el indestructible; el rayo de esperanza; el líder de una nueva revolución; el único que podía quitarle algo a los ricos para que los pobres fueran menos pobres. ¿Cómo podía perder en una elección democrática, libre, limpia?

Entiéndaselo: hay fraude, y un fraude enorme e inconcebible, porque un héroe tan limpio, tan comprometido, tan honesto, no puede perder ante las fuerzas del mal. Si los votos emitidos dicen otra cosa, los votos están mal y, dicho sea de paso, todas las instituciones que participaron o puedan participar en el enredo están embarradas en lo mismo, como el IFE y el Tribunal Electoral de la Federación. Ahora ya sabemos que contar voto por voto tampoco es la solución. La elección será admisible sólo si se inclina, subyugada, ante el héroe redentor.

Por desgracia el cuento cae en contradicciones y absurdos que lo hacen inaceptable. Vaya una observación totalmente elemental: ¿cómo sabemos en un match de lucha libre quiénes son los buenos y quiénes los malos? Fácil: los buenos, los héroes, quieren ganar sin hacer porquerías. Confían en su destreza y su atletismo. Su apuesta al triunfo está en que son mejores luchadores. La de López Obrador está en el rodillazo en la ingle; en el chile piquín frotado en los ojos del contrario; en bloquear Reforma; en mandar a sus terroristas menores -por supuesto fingiendo que no sabe nada-, a tomar casetas carreteras e instituciones financieras y electorales. Sus técnicas no son las del héroe impoluto que pretende fingirse víctima crucificable, sino las del bárbaro desesperado que quiere ganar a toda costa, aun en contra de la opinión del público.

López Obrador no es un héroe, sino un pobre demagogo desquiciado y ambicioso. En la lucha que le ha declarado a la población capitalina, él es el victimario. Las víctimas hay que buscarlas en los trabajadores que serán despedidos a causa del bloqueo; en los millones de horas perdidas por transeúntes y conductores; en quienes saben que es impredecible llegar a cualquier lado; en quienes vivimos en esta ciudad y no podemos habitarla; en quienes entienden que la ciudad está de rehén no de una solución, sino de las ambiciones tropicales más elementales.  La paranoia de Andrés Manuel no tiene límites.

 

 


Desconfiados y resentidos

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Muchas personas tienen un profundo convencimiento de que en el mundo todo es egoísmo y mezquino interés. Y como ellos así lo piensan, les parece que lo normal y lo corriente es que todos los humanos sean también, como ellos, unos egoístas de muchísimo cuidado.

 

Viven así una vida empobrecida, parece como que miran siempre de reojo. Son desconfiados. Es algo casi enfermizo.

 

No hace falta insistir en lo negativo de ese planteamiento para la educación del carácter. La educación en la familia debe prender en un clima

·  De generosidad y de confianza,

·  De prestar ayuda siempre,

·  De no llevar cuenta de los favores,

·  De no pensar en si alguien es merecedor de un servicio,

·  De no tener en cuenta si nos lo van a devolver o agradecer.

 

Hay padres y educadores que empujan habitualmente a desconfiar, y cometen con eso un grave error.

 

Es verdad que tampoco hay que pasarse por el otro extremo, porque pueden efectivamente acabar siendo unos ingenuos y que luego todo el mundo les engañe y nunca espabilen. Es preciso encontrar un equilibrio. Es verdad que ese peligro existe, pero es bastante menor que su contrario, y, además, es más fácil de corregir.

 

Repasemos algunas ideas para facilitar un clima de confianza en la familia:

Más vale ser engañados alguna vez por los hijos que educarlos en un clima de desconfianza o de control policiaco.

 

"Yo perdono, pero no olvido", dicen algunos. En muchos casos, eso probablemente no sea perdonar, sino un refinado sucedáneo de resentimiento.

 

Atención a las listas de agravios que guardan celosamente algunas personas, esclavas de sus viejos rencores. En lugar de dedicarse a vivir, parece que se recrean en recordar lo malo de sus vidas para sufrir doblemente.

 

Se dice que para quien tiene miedo todo son ruidos. Para el que desconfía, todo son maniobras para aprovecharse de él. Sin embargo, las más de las veces son sólo fruto de su imaginación, y es su miedo lo que les angustia: no han logrado descubrir la maravilla de la confianza, son hombres esquivos y solitarios de espíritu.

Confianza en los demás, para poder perdonar. Y perdonar es ser generoso en conceder oportunidades de enmendarse.

 

A veces somos rígidos porque estamos inseguros, porque no nos lanzamos a educar en la confianza. Y la confianza es un gran medio de unidad y de educación.

 

La desconfianza está detrás de los resentidos que, después de recibir una herida, están decididos a no volver a confiar. Detrás de los solitarios, de los desamorados. De los viejos que se esconden desconfiados porque piensan que ya no valen para nada y todos les desprecian. De los enfermos que piensan por sistema que nadie les comprende. De los jóvenes que ven a los mayores como gente que jamás les podrán entender. De los tímidos, que se encierran dentro del propio corazón por miedo a abrirse


Descubre dentro de tu corazón la mirada de Dios

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Es demasiado fácil dejar pasar el tiempo sin profundizar, sin volver al corazón. Pero cuando el tiempo pasa sobre nosotros sin profundizar en la propia vocación, sin descubrir y aceptar todas sus dimensiones, estamos quedándonos sin lo que realmente importa en la existencia: el corazón (entendido como nuestra facultad espiritual en la que se manejan todas las decisiones más importantes del hombre). El corazón es el encuentro del hombre consigo mismo.

"Volved a mí de todo corazón". Son palabras de Dios en la Escritura. No podemos regresar auténticamente a Dios si no es desde el corazón, y tampoco podemos vivir si no es desde el corazón. Dios llama en el corazón, pero, en un mundo como el nuestro, en el cual tan fácilmente nos hemos olvidado de Dios, en un mundo sin corazón, a nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, nos cuesta llegar al corazón. Dios llama al corazón del hombre, a su parte más interior, a ese yo, único e irrepetible; ahí me llama Dios.

Yo puedo estar viviendo con un corazón alejado, con un corazón distraído en el más pleno sentido de la palabra. Y cuánto nos cuesta volver. Cuánto nos cuesta ver en cada uno de los eventos que sucede la mano de Dios. Cuánto nos cuesta ver en cada uno de los momentos de nuestra existencia la presencia reclamadora de Dios para que yo vuelva al corazón. El camino de vuelta es una ley de vida, es la lógica por la que todos pasamos. Y mientras no aprendamos a volver a la dimensión interior de nosotros mismos, no estaremos siendo las personas auténticas que debemos de ser.

Podría ser que estuviésemos a gusto en el torbellino que es la sociedad y que nuestro corazón se derramase en la vida de apariencia que es la vida social. Pero es bueno examinarse de vez en cuando para ver si realmente ya he aprendido a medir y a pesar las cosas según su dimensión interior, o si todavía el peso de la existencia está en las conveniencias o en las sonrisas plásticas.

¿Pertenezco yo a ese mundo sin corazón? ¿Pertenezco yo a ese mundo que no sabe encontrarse consigo mismo? Dios llama al corazón para que yo vuelva, para que yo aprenda a descubrir la importancia, la trascendencia que tiene en mi existencia esa dimensión interior. Estamos terminando la Cuaresma, se nos ha ido un año más de las manos, recordemos que es una ocasión especial para que el hombre se encuentre consigo mismo.

Curiosamente la Cuaresma no es muy reciente en la historia de la Iglesia, los apóstoles no la hacían. La Cuaresma viene del inicio de la vida monacal en la Iglesia, cuando los monjes empiezan a darse cuenta de que hay que prepararse para la llegada de Cristo. Todavía hoy día hay congregaciones que tienen dos Cuaresmas. Los carmelitas tienen una en Adviento, cuarenta días antes de Navidad, y tienen cuarenta días antes de Pascua, de alguna manera significando que a través de la Cuaresma el espíritu humano busca encontrarse con su Señor. Las dos Cuaresmas terminan en un particular encuentro con el Señor: la primera en el Nacimiento, en la Natividad, en la Epifanía, como dicen estrictamente hablando los griegos; y la segunda, en la Resurrección.  Si en la primera manifestación vemos a Cristo según la carne; en la segunda manifestación vemos a Cristo resucitado, glorioso, en su divinidad.

De alguna manera, lo que nos está indicando este camino cuaresmal es que el hombre que quiera encontrarse con Dios tiene que encontrarse primero consigo mismo. No tiene que tener miedo a romper las caretas con las que hábilmente ha ido maquillando su existencia. El hombre tiene que aprender a descubrir dentro de su corazón la mirada de Dios.

Para este retorno es necesario crear una serie de condiciones. La primera de todas es ese aprender a ensanchar el espacio de nuestro espíritu para que pueda obrar en nuestro corazón el Espíritu Santo. Ensanchar nuestro espíritu a veces nos puede dar miedo. Ensanchar el corazón para que Dios entre en él con toda tranquilidad, no significa otra cosa sino aprender a romper todos los muros que en nosotros no dejan entrar a Dios.

¿Realmente nuestro espíritu está ensanchado? ¿Mi vida de oración realmente es vida y es oración? ¿Realmente en la oración soy una persona que se esfuerza? ¿Consigo yo que mi oración sea un momento en el que Dios llena mi alma con su presencia o a veces con su ausencia? Dios puede llenar el corazón con su presencia y hacernos sentir que estamos en el noveno cielo; pero también puede llenarlo con su ausencia, aplicando purificación y exigencia a nuestro corazón.

Cuando Dios llega con su ausencia a mi corazón, cuando me deja totalmente desbaratado, ¿qué pasa?, ¿Ensancho el corazón o lo cierro? Cuando la ausencia de Dios en mi corazón es una constante —no me refiero a la ausencia que viene del sueño, de la distracción, de la pereza, de la inconstancia, sino a la auténtica ausencia de Dios: cuando el hombre no encuentra, no sabe por dónde está Dios en su alma, no sabe por dónde está llegando Dios, no lo ve, no lo siente, no lo palpa—, ¿abrimos el espíritu?, ¿Seguimos ensanchando el corazón sabiendo que ahí está Dios ausente, purificando mi alma? O cuando por el contrario, en la oración me encuentro lleno de gozo espiritual, ¿me quedo en el medio, en el instrumento, o aprendo a llegar a Dios?
Cuando nuestra vida es tribulación o es alegría, cuando nuestra vida es gozo o es pena, cuando nuestra vida está llena de problemas o es de lo más sencilla, ¿sé encontrar a Dios, sé seguirle la pista a ese Dios que va abriendo espacio en el corazón y por eso me preocupo de interiorizar en mi vida? Uno podría pensar: ¿Cuál es mi problema hoy? ¿Hasta qué punto en este problema —un hijo enfermo, una dificultad con mi vecino, algún problema de mi hijo—, he visto el plan de Dios sobre mi vida?

Tenemos que experimentar la gracia de esta convicción, hay que ensanchar el corazón abriéndolo totalmente a la acción transformadora del Señor. Sin embargo, nunca tenemos que olvidar, que contra esta acción transformadora de Dios nuestro Señor hay un enemigo: el pecado. El pecado que es lo contrario a la Santidad de Dios. Y para que nos demos cuenta de esta gravedad, San Pablo nos dice: "Dios mismo, a quien no conoció el pecado, lo hizo pecado por nosotros". Pero, mientras no entremos en nuestro corazón, no nos daremos cuenta de lo grave que es el pecado.

Cuando yo miro un crucifijo, ¿me inquieta el hecho de que Cristo en la cruz ha sido hecho pecado por mí, de que la mayor consecuencia del pecado es Cristo en la cruz? ¿Me ha dicho Dios: quieres ver qué es el pecado? Mira a mi Hijo clavado en la Cruz. 

Cuando uno piensa en el hambre en el mundo; o cuando uno piensa que en cada equis tiempo muere un niño en el mundo por falta de alimento y por otro lado estamos viendo la cantidad de alimento que se tira, preguntémonos: ¿No es un pecado contra la humanidad nuestro despilfarro? No el vivir bien, no el tener comodidades, sino la inconsciencia con la que manejamos los bienes materiales. ¿Nos damos cuenta de lo grave que es y lo culpable que podemos llegar a ser por la muerte de estos hermanos?

¿Me doy cuenta de que cada persona que no vive en gracia de Dios es un muerto moral? ¿No nos apuran la cantidad de muertos que caminan por las calles de nuestras ciudades? Tengo que preguntarme: ¿Me preocupa la condición moral de la gente que está cerca de mí? No es cuestión de meterse en la vida de los demás, pero sí preguntarme: ¿Soy justo a nivel justicia social? ¿Me permito todavía el crimen tan grave que es la crítica? ¿Me doy cuenta de que una crítica mía puede ser motivo de un gravísimo pecado de caridad por parte de otra persona?

Siempre que pensemos en el pecado, no olvidemos que la auténtica imagen, el auténtico rostro donde se condensa toda la justicia, todo desamor, todo odio, todo rencor, toda despreocupación por el hombre, es la cruz de nuestro Señor.

El abandono que Cristo quiere sufrir, el grito del Gólgota: "¿Por qué me has abandonado?" pone ante nuestros ojos la verdadera medida del pecado. En Cristo esta medida es evidente por la desmesurada inmensidad de su amor. El grito: "¿Por qué me has abandonado?" es la expresión definitiva de esta medida. El amor con el que me ha amado, el amor que ama hasta el fin. ¿He descubierto esto y lo he hecho motivo de vida; o sólo motivo de lágrimas el Viernes Santo? ¿Lo he hecho motivo de compromiso, o sólo motivo de reflexión de un encuentro con Cristo? ¿Mi vida en el amor de Dios se encierra en ese grito: ¿"Por qué me has abandonado"?, que es el amor que ama hasta el último despojamiento que puede tener un alma?

En la Cuaresma es necesario volver al interior, descubrir la llamada de Dios a la entrega y al compromiso, volver a la propia vocación cristiana en todas sus dimensiones. Y para lograrlo es necesario abrir primero nuestro espíritu a Dios y comprender la gravedad del pecado: del pecado de omisión, de indiferencia, de superficialidad, de ligereza. Es ineludible volver a la dimensión interior de nuestro espíritu, en definitiva, no ir caminando por la vida sin darnos cuenta que en nosotros hay un corazón que está esperando ensancharse con el amor de Dios.

 


Desde el Cerro del Chapulín

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Durante años la piel de la bestia permaneció colgada entre las ramas de un ahuehuete del legendario bosque. La gente se santiguaba al verla meciéndose por obra del viento. Los fieles elevaban una oración por el eterno descanso de las víctimas. Otros, no tan devotos, aprovechaban la temible historia para asustar a los niños malcriados, mientras voces supersticiosas afirmaban haber visto al mismo diablo tomando la forma de aquel animal.

Comenzaba 1824 y el castillo de Chapultepec padecía el más terrible abandono. Los años de guerra, el ascenso y caída del emperador Iturbide y la adopción de la república --demasiado para tres años de vida independiente-- trastornaron la cotidianidad de la ciudad de México y arrojaron a Chapultepec al más ominoso olvido. La reciente tragedia formaba parte, ya, de su larga historia.

Desde tiempos inmemoriales aquella elevación fue considerada un lugar tocado por la divinidad. Sus árboles y manantiales brindaron refugio al pueblo del sol, que hacia el año 1250 detuvo su mítica peregrinación en Chapultepec. Los aztecas se hicieron fuertes en el cerro, lo fortificaron, levantaron una albarrada y resistieron las agresiones de los pueblos vecinos. Desde lo alto, los hombres que salieron de Aztlán divisaron el valle de México y de allí partieron para fundar la ciudad en el lago, centro del universo azteca.

Los indígenas encontraron en Chapultepec un vínculo permanente con la naturaleza y el sitio adecuado para el descanso imperial. En las faldas del cerro construyeron un palacio y en la cima un adoratorio que le otorgó al bosque un sentido de lugar sagrado. En las primeras décadas del siglo XV, Nezahualcóyotl habitó el palacio edificado en el cerro del Chapulín y sembró con sus propias manos los ahuehuetes. Dejó así su testimonio antes de marchar a gobernar Tezcoco.

Los emperadores aztecas disfrutaron en su recreo del "agua más clara que el cristal" proveniente de las profundidades de Chapultepec, agua que durante siglos fue llevada a la ciudad de México a través de acueductos. Las albercas naturales en el interior del bosque, la paz de la naturaleza y la tranquilidad del lugar hicieron de Chapultepec uno de los lugares más frecuentados por los tlatoanis aztecas. Su fascinación y respeto por el lugar quedó plasmado en las rocas del cerro donde fueron esculpidas las efigies de Tlacaélel, Moctezuma Ilhuicamina, Ahuízotl y Axayácatl.

"Sintiendo su fin próximo --escribió Manuel Orozco y Berra-- Axayácatl quiso que entallaran su retrato a semejanza del de Motecuhzoma; fueron llamados los canteros, y así fueron a Chapultepec y habiendo visto otra buena peña la comenzaron a labrar, y en breve tiempo acabaron de labrar la figura. Terminada la obra, enfermo como estaba, se hizo llevar a verla cargando en unas andas, quedó complacido de la labor, y al tornar a la ciudad expiró en el camino".

Era el tiempo de los aztecas, tiempo también de Chapultepec…….

 

Jadeante, la bestia se paseaba nerviosa por los senderos del bosque. De pronto se detenía y fijaba la mirada en su siguiente presa. Sus ojos parecían haber visto las llamas del infierno, el rojo era profundo y la ira tomaba forma en los colmillos.

Nadie se había percatado de la existencia de la bestia porque hacia 1824 pocos frecuentaban Chapultepec. La gente prefería reunirse en la Alameda --el más antiguo y legendario paseo de la ciudad de México--, recorrer las calles de San Francisco y Plateros o incluso transitar por Bucareli. Pero si de excursionar fuera de la ciudad se trataba, era preferible embarcarse en trajinera rumbo a Santa Anita o Iztacalco antes que marchar a un lugar tan retirado como Chapultepec.

La liebre fue desgarrada con suma facilidad. La fiera terminó de engullirla y prosiguió su camino hacia ningún lugar, perdiéndose en las entrañas del espeso bosque……..

Al consumarse la conquista, Chapultepec no perdió importancia. En los años inmediatos a la caída de Tenochtitlan (1521), la gente solía dejar la ciudad y visitar el bosque. En 1528 el ayuntamiento autorizó a Juan Díaz del Real a "vender allí pan, vino y otros mantenimientos a los que fueran a holgar".

El virrey don Luís de Velasco dedicó el bosque al emperador Carlos V, ordenó cercarlo para evitar que los cazadores acabaran con las especies animales y soltó en sus alrededores una raza de perros lebreles que pronto se propagó. Los representantes del rey de España reconocieron las bondades del lugar y, en lo alto del cerro, sobre los restos del adoratorio prehispánico, autorizaron la construcción de una ermita dedicada a San Francisco Javier y planearon la construcción de una residencia de recreo.

Con los años, nuevas construcciones se abrieron paso entre la naturaleza: el célebre Molino del Rey --donde trituraban trigo y maíz--, una fábrica de pólvora establecida en 1764 --que antes de estallar definitivamente el 19 de noviembre de 1784 se incendió en cuatro ocasiones-- y el castillo de Chapultepec.

Varios virreyes habían intentado edificar en lo alto del cerro una residencia que hiciera las veces de palacio de gobierno, pues el de la ciudad de México era un verdadero muladar: en su primer piso se desarrollaba todo tipo de comercio y la gente, quitada de la pena, tiraba suciedad e incluso hacía sus necesidades fisiológicas en los pasillos y corredores.

Por diversas circunstancias nunca pudo edificarse una residencia conveniente --lo retirado de Chapultepec influyó en el fracaso del proyecto--, sin embargo el virrey don Matías de Gálvez se propuso llevar a cabo la idea y solicitó a la corte autorización para restaurar las construcciones levantadas hasta ese momento. Don Matías deseaba trasladar a Chapultepec la ceremonia de recepción de los virreyes y la entrega del bastón de mando realizada tradicionalmente en San Cristóbal Ecatepec. Aunque la propuesta fue rechazada, la construcción del alcázar contó con la venia del rey. La muerte sorprendió al virrey cuando apenas comenzaba la construcción y fue su hijo don Bernardo de Gálvez, el sucesor, quien a partir de 1785 supervisó la magna obra.

Para muchos resultó sospechoso que un alcázar --cuyo costo llegaría a ser de 300 mil pesos-- en su mayor parte fuera financiado con recursos del virrey. También inquietó a las autoridades novohispanas el hecho de que el proyecto estuviera en manos de un arquitecto de apellido Manero, pero sobre todo en las de Manuel Agustín Mascaró, capitán de infantería e ingeniero de los Reales Ejércitos, quienes levantaron una verdadera fortaleza. Por si fuera poco, el virrey parecía empeñado en terminar la obra lo más pronto posible y dispuso de cientos de hombres --echando mano incluso de algunos reos-- que lograron terminar el castillo en sólo dos años. Los rumores no tardaron en llegar a la corte: don Bernardo de Gálvez estaba listo para proclamarse rey de México y gobernar desde su fortaleza.

Nunca pudieron comprobarse tales acusaciones, ni siquiera se supo si la intención del virrey era asumir el poder absoluto: don Bernardo se fue a la tumba con todos sus secretos. La muerte lo recogió en 1787, meses antes de la inauguración, que fue presidida por el virrey Alonso Núñez de Haro y Peralta. A partir de entonces, los últimos virreyes pudieron admirar, desde la residencia veraniega de Chapultepec, la noble y leal ciudad de México, que en poco tiempo dejaría de ser la capital de Nueva España para convertirse en capital de un país independiente………

Don Ignacio González era un ermitaño. Sabía que mediante su trabajo no haría fortuna, pero al menos se garantizaba techo, alimento y un ingreso seguro. En 1824 había conseguido el nombramiento de guardabosques de Chapultepec y velador del castillo, por entonces abandonado. La guerra de independencia había impedido que los virreyes continuaran frecuentando Chapultepec.

El mantenimiento del alcázar resultaba muy oneroso para el erario y al menos en dos ocasiones la corona trató de ponerlo en venta. El rey Carlos IV menospreció el lugar --quizá porque sólo supo de su existencia a través de las crónicas-- y ordenó que el castillo fuese rematado, pero el visionario virrey Revillagigedo lo salvó poniéndolo en manos del ayuntamiento de la ciudad de México. Para conservarlo se recurrió a los más diversos medios, incluso fueron organizadas corridas de toros para sufragar los gastos del castillo. A pesar de esos esfuerzos, hacia la segunda década del siglo XIX, la residencia virreinal se encontraba en franco deterioro.

En 1824, mientras la ciudad de México se hallaba en plena agitación por los acalorados debates sobre la adopción de la forma de gobierno republicana, en Chapultepec el tiempo se había detenido. Don Ignacio recorría los senderos todos los días para evitar que algún lépero se estableciera dentro de los límites del bosque, y aunque sus condiciones de vida eran las de un ermitaño, lo acompañaba su familia. Aquel pequeño reino --dibujado en la imaginación de sus hijos-- desataba las fantasías infantiles y cuando jugaban en el castillo los niños dejaban escapar sus sueños……..

El bombardeo sobre Chapultepec comenzó en las primeras horas del 12 de septiembre de 1847. El cielo se oscureció con la pólvora de las baterías colocadas en la calzada de Tacubaya y en Molino del Rey. De las artificiales nubes con olor a chamusquina no caían gotas de agua, sino cientos de obuses que salpicaban muerte. Los estadounidenses esperaban rendir la posición mexicana simplemente destruyéndola.

Si hasta la década de 1840 el castillo no pudo ser rehabilitado como residencia de gobernantes, encontró mejor uso como Colegio Militar. La construcción fue artillada y acondicionada para la instrucción de los futuros soldados de la patria. El 13 de septiembre de 1847, en Chapultepec, la invasión estadounidense se encontró con la férrea resistencia del ejército mexicano --con todo y cadetes-- que defendió a sangre y fuego el castillo cuando los ocho mil soldados extranjeros iniciaron el asalto final. Sin que aquellos esfuerzos pudieran evitarlo, el alcázar --como el resto del país-- cayó en manos de las tropas de Estados Unidos.

Con dos millones de kilómetros cuadrados de territorio perdidos en la guerra, la moral de los mexicanos por los suelos y un país que se empeñaba en seguir con vida, el futuro del castillo de Chapultepec se vislumbraba sombrío. A su larga historia se sumaba el sacrificio de los cadetes del Colegio Militar y de cientos de anónimos soldados que cayeron en defensa de la patria.

Pocos años después el castillo fue reconstruido y abrió sus puertas para recibir a nuevos cadetes. Pero el 31 de mayo de 1863 los propios cadetes clausuraron el castillo. Días atrás se había recibido la noticia de que los defensores de Puebla habían entregado la plaza, los franceses avanzaban sobre México y la ocupación era inminente. Los soldados republicanos que no cayeron prisioneros en Puebla se dispersaban apresuradamente por todo el territorio nacional para iniciar la resistencia. Y como nadie quería un nuevo asalto a Chapultepec, el castillo fue abandonado.

El advenimiento de Maximiliano de Habsburgo le devolvió su dignidad al viejo y derruido alcázar de Chapultepec. Durante el efímero imperio el edificio sufrió las modificaciones más importantes de toda su historia. El archiduque gastó a manos llenas para embellecerlo. Deseaba restaurarlo a imagen y semejanza de Miramar, su amado castillo construido en Trieste, bañado por las aguas del Adriático. Incluso pensó cambiarle el nombre y rebautizarlo como Miravalle.

"Las obras estuvieron a cargo de los arquitectos don Ramón Rodríguez Arrangoiti y don Bernardo de Guimbarda --escribió José María Álvarez-- y la decoración se debe al artista don Santiago Rebull, que ejecutó las pinturas y artesonados que se conservan hasta la fecha y que hizo eligiendo lineamientos italianos, frescos pompeyanos, vasos etruscos, estatuas de bronce y copias escultóricas de la antigüedad".

También durante el imperio se construyó la rampa por la cual podía llegarse hasta la entrada principal del castillo donde fue colocada una gran reja de hierro forjada por un francés, que tuvo un importe de cuatro mil pesos. La rampa, trazada por un capitán de ingenieros del ejército francés de apellido Phillips, tuvo un costo de sesenta y dos mil pesos.

Pero el dispendio resultó insuficiente para los sueños de grandeza del emperador. En un arranque de magnificencia y optimismo, Maximiliano concibió la idea de unir el alcázar con la todavía lejana ciudad de México y mandó trazar el Paseo del Emperador, que con el tiempo sería llamado de la Reforma. El imperio quedó sepultado en Querétaro en mayo de 1867 y, a diferencia de otras obras de Maximiliano, el castillo de Chapultepec fue respetado. Los futuros presidentes aprovecharon su embellecimiento y, como lo habían soñado los virreyes siglos atrás, en la cúspide se asentó la casa del poder.

El triunfo de la república (1867) y el posterior ascenso de Porfirio Díaz a la presidencia (1876) convirtieron el castillo en residencia presidencial. La modernidad, entonces, llegó al edificio mediante la construcción de un elevador, una sala de boliche y un importante observatorio astronómico. Aunque Porfirio Díaz fue el presidente que más tiempo habitó el alcázar, nunca lo hizo con el lujo y dispendio de Maximiliano. Solía instalarse en el castillo exclusivamente durante el verano y ocupaba algunas habitaciones de la planta baja "ajuareadas modestamente".

Hacia finales del siglo XIX, en pleno porfiriato, el bosque de Chapultepec recuperó su majestad. La gente acudía los fines de semana a caminar por el paseo de los ahuehuetes o a refrescarse en alguno de los manantiales de los que todavía manaba agua pura y cristalina. El propio don Porfirio no perdía oportunidad de cabalgar por las mañanas en los senderos del bosque.

Por entonces, Chapultepec era considerado uno de los límites de la ciudad de México. Desde el castillo la vista no podía ser más sublime: "No es posible dar ni siquiera una idea del magnífico panorama que se disfruta desde la cumbre del cerro --escribió Manuel Rivera Cambas en 1883--: toda la ciudad aparece al Oriente como en miniatura, rodeada por las lagunas; las torres y cúpulas de los templos, los miradores de las habitaciones de los ricos, las casas de campo, los cerros y collados que se dibujan a lo lejos, los dos peñones entre las aguas, las haciendas con sus terrenos labrados a manera de juego de ajedrez y las blancas torrecillas de las aldeas, dan al conjunto el aspecto más encantador y recrean el ánimo que, ante aquellas bellezas y aquel horizonte tan limpio y tan azul, se sumerge en contemplaciones y en éxtasis indescriptibles".

Francisco I. Madero lo ocupó durante su fugaz presidencia. Y aunque los problemas nacionales requerían su completa atención, don Francisco se dio tiempo para ordenar la unión de los miradores en el ángulo noreste del castillo, lo que permitía divisar todo el valle de México sin interrupción, sencillamente caminando por los pasillos del alcázar.

En ocasiones el presidente Madero despachaba en el castillo en compañía de José Vasconcelos, quien luego de entregarse al desayuno con el presidente y su esposa, doña Sara Pérez, dedicaba largas horas a comentar las noticias del día. No faltaban los paseos dominicales a caballo, en los que Madero dejaba en claro que pese a vivir en la gran ciudad de México, no había olvidado las artes del buen jinete aprendidas en sus años de juventud en Parras y San Pedro de las Colonias. También en el castillo solía organizar tertulias para demostrar su gusto por el baile. No lo hacía nada mal. El 9 de febrero de 1913 el castillo fue nuevamente testigo de un drama histórico. Madero reunió a los cadetes del Colegio Militar, que desde el alcázar lo escoltaron rumbo a Palacio Nacional, donde días fue apresado y conducido a la muerte.

Carranza anexó a la residencia oficial el espacio ocupado por el Colegio Militar. La obra estuvo a cargo del notable arquitecto Antonio Rivas Mercado. Los caudillos sonorenses --Obregón y Calles-- ordenaron varias ejecuciones desde los salones del alcázar. A ese lugar le llevaron a Obregón el cadáver de su compadre Francisco Serrano luego de que éste había intentado madrugarse a Calles. Las últimas transformaciones importantes se realizaron durante el sexenio del Lázaro Cárdenas, quien determinó que la residencia oficial del presidente de la república no sería más el castillo, sino una nueva casa construida en los terrenos del rancho La Hormiga. Terminaba así la historia del poder en el alcázar de Chapultepec…….

1824 fue año bisiesto. Para los supersticiosos, nada bueno traerían sus 12 meses. Curiosamente, la tragedia de Chapultepec se suscitó un día que sólo existe cada cuatro años: el 29 de febrero. Esa noche la sociedad capitalina durmió horrorizada. Durante la jornada gritos y lamentos se dejaron escuchar en el bosque de los ahuehuetes. Como si la maldad hubiera roto sus cadenas, el verde follaje fue salpicado con el rojo de la sangre. Una loba rabiosa apareció de la nada y atacó a la familia del guardabosques.

Don Ignacio "había salido a dar un paseo con una de sus hermanas, cuando el furioso animal, trepando la colina se arroja entre cuatro niños y dos ancianas que dieron gritos de terror ante el aspecto de la feroz loba, que se lanzó sobre el grupo hiriendo y destrozando a los que tuvo más cerca". Al escuchar los gritos de sus pequeños hijos, don Ignacio corrió hasta el castillo y encontró una terrible escena: sangre esparcida por todos lados, los niños derribados en el piso y la loba encima de una de las ancianas, que intentaba arrojarla al vacío.

El hombre disparó su arma, pero falló. Furiosa, la loba saltó sobre el cuello de don Ignacio y comenzaron a revolcarse por el suelo hasta que la hermana atravesó el cuerpo de la fiera con una navaja. De la familia sólo sobrevivieron don Ignacio y su hermana. Los pobres niños "yacían sobre el suelo empapados en sangre". La terrible noticia conmocionó a la sociedad capitalina. Mucho se habló de la responsabilidad de las autoridades, que por descuido y negligencia habían permitido que en Chapultepec habitaran fieras salvajes que ponían en riesgo a los ciudadanos.

El triste acontecimiento se sumó a la extensa historia de Chapultepec. Se mezcló con sus mitos y leyendas, con sus secretos y su magia, con la vida cotidiana y la pasión por el poder. Lugar milenario, construcción centenaria, castillo, residencia oficial, bastión y museo, el alcázar de Chapultepec sobrevivió a los embates del tiempo para narrar una historia tan vasta y antigua como los propios ahuehuetes que aún protegen con su sombra la memoria mexicana.


Día Nacional de la Familia

 

Querien Vangal

 

En un hecho sin precedente el 2 de marzo de este año se publicó en el Diario Oficial el decreto mediante el cual se formaliza que el primer domingo de marzo de cada año se celebrará en nuestro país el Día Nacional de la Familia.

 

En dicho decreto se resalta que "la familia es una comunidad de perfeccionamiento humano, célula básica de la sociedad y fortaleza de toda nación", así mismo se reconoce que "la sociedad civil, con la participación del gobierno federal, se ha organizado en forma espontánea para conmemorar el primer domingo de marzo de cada año el día de la familia".

El Consejo de la Comunicación ha tenido un papel fundamental en ésta iniciativa, entendiendo a la familia como célula básica de la sociedad, saben que su cuidado y atención son un medio altamente eficaz para la mejor convivencia en el país. En una entrevista para yoinflyo.com Salvador Villalobos Director de el Consejo expresó: "las agencias de publicidad, los medios, las empresas, definieron una gran misión: influir en el comportamiento de los mexicanos a través de los medios de comunicación para lograr una sociedad solidaria, participativa y justa, haciendo un cambio positivo de valores en la población."

Lo que fue una idea en el 2005 para el 2006 se convirtió en una realidad dando un paso adelante en esta celebración, que ya es considerada como oficial.

El mismo Consejo de la Comunicación realizó un estudio que tiene como objetivo el mandar un mensaje adecuado a la familia sabiendo qué es lo que está necesitando, así como entender algunos de sus comportamientos y necesidades. Este estudio reveló que en la actualizad el eje de la familia se centra en: el amor, la alegría, la convivencia, el compartir valores y la diversión. De la misma forma los datos revelan que la falta de COMUNICACIÓN y los problemas económicos son los aspectos negativos que dan origen a cualquier problema intrafamiliar.

            Cabe resaltar que este estudio incluye las diferentes situaciones en las que se encuentra la familia, que sin duda es una institución que ha sufrido los embates de la transformación cultural y ha tenido que adecuarse a los mismos.

Siendo la falta de comunicación uno de los problemas, se convierte así mismo en una de sus principales áreas de oportunidad. De esta forma este año el Consejo de la Comunicación propone resaltar en el mensaje una invitación a que cada familia mexicana mejore su comunicación.

 

El equipo de investigación de yoinfluyo.com se dedicó a la tarea de buscar algunos consejos valiosos para la comunicación, de esta forma encontramos en el sitio www.interrogantes.net un documento que puede resultar de interés ya que habla sobre las barreras de la comunicación.

La primera barrera de la comunicación que se puede aplicar a la familia es la falta de capacidad para entender a los demás antes de que ellos nos comprendan. Así mismo, resulta que en muchas ocasiones se busca ya sea en la relación de pareja o con los hijos "dar un consejo" o "proponer una idea", esto probablemente derivado de un problema o para mejorar una conducta. Es importante antes de sugerir algo saber qué es lo que está pensando y siente la otra persona. Ya entendiendo las razones del otro podremos sugerir con mayor eficacia derribando una barrera, la barrera del desconocimiento del otro.

La segunda barrera la actitud al escuchar ya que muchos padres o cónyuges solo oyen sin escuchar, es decir oyen lo necesario para rebatir o corregir. De ahí que se proponga el escuchar con una actitud en la que hay que comprender. Textualmente el documento dice "Hay padres, por ejemplo, que se quejan amargamente diciendo cosas como «No entiendo a mi hijo. Está en una edad muy difícil. Es tremendo, es que... ¡ni me escucha!» Y quizá en la propia formulación de la queja está la raíz del problema: parecen decir que no entienden a su hijo porque no les escucha, cuando para entenderle lo que deben hacer es sobre todo escucharle ellos, no que les escuche él."

La tercera propuesta propone eliminar barreras relacionadas con las formas. En muchas ocasiones la forma de decir las cosas y las expresiones que usamos resultan ofensivas y merman nuestra capacidad de entendernos. Esto pasa mucho entre adultos y sobre todo con padres e hijos adolescentes. Para esto se necesita un autoconocimiento abriéndose a las observaciones de los demás, escuchando con atención y comprendiendo a los que nos lo dicen. Pueden resultar incluso cosas triviales y fáciles de resolver.

 

La cuarta barrera según este documento, serian los errores de interpretación. Esta se deriva de una actitud de no saber escuchar ya que en muchas ocasiones los hijos al hacer planteamientos con los cuales no podríamos estar de acuerdo, están tratando de decirnos algo, para lo cual es fundamental tener una actitud de escucha y buscar llegar al fondo sin interpretar de inmediato. "Hay momentos para enseñar y momentos para escuchar, pues el intento de enseñar, cuando la relación es aún tensa o el ambiente está cargado emocionalmente, se recibe fácilmente como una forma de rechazo."

La quinta barrera es la "capacidad de guardar secreto". Sobre todo los padres deben comprender que hay cosas que los hijos comentan especialmente para ellos y que el comunicarlo a otros evitará que en otra ocasión se abra una sincera comunicación entre padre e hijos.                           

 

El superar las barreras generacionales es parte de entender el contexto de los hijos, su realidad. De esta forma se puede saber con mayor precisión, en un diálogo entre amigos, qué es lo que le está pasando a los hijos en realidad. Es típico escuchar que los tiempos pasados siempre fueron mejores, que lo nuevo es malo y no tiene sentido. Es importante comprender el entorno de los hijos para conocerlos mejor.

La credibilidad personal o confianza en los demás es una actitud de gran valía para establecer una buena comunicación. "Goethe escribió: trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser."

El último consejo del documento habla de dar la oportunidad de explayarse, esto es, que es importante dejar que las personas hablen de lo que sienten y de cómo lo sienten sin ser interrumpidas. En muchas ocasiones es sólo esto lo que se necesita para que las personas se abran y es parte también de ese proceso de comprender y entender por lo que esta pasando o lo que quiere comunicar.

Finalmente podríamos resumir que la comunicación comienza con uno mismo y en una actitud de ver a la otra persona, especialmente cuando son parte de nuestra familia, como alguien que tiene la mejor intención de decirnos lo que piensa y lo que vive y que dependerá de nosotros mismos que esa actitud sea una gran oportunidad para ayudar y/o compartir y así mismo se convierta en uno de los mejores momentos de nuestra vida.

 

Diálogo en el Coliseo

 

Querien Vangal

 

El Coliseo de la ciudad de Roma, antiguo circo romano, donde miles de cristianos fueron asesinados hace ya más de mil ochocientos años, fue el escenario donde dos personajes se entrevistaron en 1945, dos días antes que el Ejército Aliado libe-rara a la ciudad de Roma del yugo nazi.

 

Uno de ellos, el comandante nazi Herbert von Krammer, dirigente del ejército Alemán en Roma. Despiadado asesino que convirtió a esta ciudad en un auténtico campo de concentración. Encabezó la deportación de miles de judíos italianos a los hornos de Auschwitz. Persiguió a los soldados refugiados en la misma ciudad.


Asesinó a todos los que le parecieron enemigos del régimen nazi. Destrozó familias. Humilló a miles de italianos… Un auténtico tirano insensible.


El otro, era un Monseñor católico, llamado Vincent O'Flagherty, sacerdote irlandés encargado de una de las oficinas de la Curia Romana. Cabeza de una organización que refugiaba a los soldados aliados que se encontraban en Roma.


Por esas fechas, más de dos mil soldados eran escondidos, alimentados y curados por la organización encabezada por dicho monseñor.


La relación entre ambos había sido terrible. El único obstáculo que Von Krammer tenía en Roma era la organización clandestina de Mons. O'Flagherty. El mismo Hitler le había ordenado que destruyera la red de refugiados, costara lo que costara. Monseñor nunca se dejó descubrir.


Cada día más y más refugiados eran cuidados por él. El odio nació brutalmente en el corazón del comandante alemán en contra del sacerdote, pues era imposible dar con su organización.


Dos días antes de la retirada de los alemanes de Roma, el comandante al ver que era imposible para él y su familia escapar, mandó llamar a Mons. O'Flagherty al Coliseo. La conversación de ambos fue desgarradora:


V.K. ¡Sacerdote! He estudiado mucho tu doctrina. En ella se dice que tú tienes que ayudar a cualquier persona, pues dice que todos los hombres son hijos de Dios. Dice que no hay nadie que pueda ser odiado por un cristiano, pues tu Dios se identifica con cada persona. ¿No es verdad esto, sacerdote?.


O'F. ¡Para eso me has mandado llamar! ¡Para predicarme lo que mi religión dice!

¡Por favor, comandante! ¡Basta de simplicidades! ¡Yo no escucho tus palabras! ¡Adiós!.


V.K. ¡Sacerdote, por favor! ¡Escúchame! Sólo te quiero pedir un favor. Un favor que no es para mí. Es para mi esposa y mi hijo.


O'F. ¡Basta, comandante! ¡Ni una palabra quiero escuchar de ti! ¡Tú convertiste a Roma en un auténtico campo de concentración! ¡Mataste como te dio la gana! ¡Heriste a mis amigos! ¡Destruiste a sus familias! ¡Y ahora quieres que yo te haga un favor! ¡Basta! ¡No escucharé ni una palabra más de ti! ¡Asesino!.


V.K. ¡Por favor, sacerdote! Ya te dije. No es para mí. Es para mi esposa y mi hijo. Sácalos de Roma. Pide a tus amigos que los lleven sanos y salvos a Suiza. Para mí no te pido nada. Es demasiado tarde. El ejército aliado llegará en cualquier momento. Yo me tendré que quedar. Sé que me harán prisionero y me juzgaran. ¡No! ¡No! ¡No te pido nada para mí! ¡Es para ella y mi pobre Hans!


Mons. O'Flagherty se dio media vuelta y se retiró. Von Krammer con lágrimas en los ojos, con voz quebrada empezó a decir:


V.K. ¡Ya decía yo! Todos son iguales. Predican una cosa y hacen otra. Yo no creo en su Dios. Él tampoco cree en Él. Si creyera me ayudaría. Pero no. No cree. ¡Eres un mentiroso, sacerdote! ¡¡Eres un mentiroso!! ¿Me oyes? ¿Me oyes? ¡¡¡¡Sacerdote!!!!! ¡¡¡¡¡¡SACERDOTE!!!!!…

 

Varios días después, el ejército aliado interrogaba a Von Krammer en la prisión
de Regina Coeli.


Soldado: Sabemos que usted es cabeza de una organización secreta. ¿Nos podría decir cómo operan?


V.K. ¡¿Qué?!


Soldado: No finja comandante. Sabemos que tiene una red oculta de comunicación y relaciones. Sabemos que su esposa Christen y su hijo Hans cruzaron el día de ayer la frontera Suiza. Díganos cómo opera su organización.


V.K. ¡¡¡¿¿¿…???!!!


En efecto, Mons. O'Flagherty había salvado a la esposa y al hijo del asesino de Roma…


Más su labor no terminó ahí. La única visita que tuvo en la cárcel Von Krammer fue la de Mons. O'Flagherty. Durante varios años, el primer viernes de mes lo iba a visitar. Von Krammer fue bautizado por manos de monseñor, algunos años después. Al poco tiempo, Herbert Von Krammer desapareció de la cárcel de Regina Coeli.


Nadie sabe como pudo cruzar la frontera Suiza....

 


Diez principios y una clave para educar correctamente

 

Querien Vangal

 

Padre y madre son, por naturaleza, los primeros e irrenunciables educadores de sus hijos. Su misión no es fácil. Está llena de contrastes en apariencia irreconciliables: han de saber comprender, pero también exigir; respetar la libertad de los chicos, pero a la vez guiarles y corregirles; ayudarles en sus tareas, pero sin sustituirlos ni evitarles el esfuerzo formativo y la satisfacción que el realizarlas lleva consigo…

De ahí que los padres tengan que aprender por sí mismos a serlo… y desde muy pronto. En ningún oficio la capacitación profesional comienza cuando el aspirante alcanza puestos de relieve y tiene entre sus manos encargos de alta responsabilidad. ¿Por qué en el «oficio de padres» debería ser de otra forma? ¿Acaso porque se trata más de un arte que de una ciencia? De acuerdo; pero en ningún arte bastan la inspiración y la intuición; es menester también instruirse, formarse.

En cualquier caso, aprender este «oficio» no consiste en proveerse de un conjunto de recetas o soluciones ya dadas e inmediatamente aplicables a los problemas que van surgiendo. Tales recetas no existen. Existen, por el contrario, principios o fundamentos de la educación, que iluminan las distintas situaciones: los padres deben conocerlos muy a fondo, hasta hacerlos pensamiento de su pensamiento y vida de su vida, para con ellos encarar la práctica diaria.

Teniendo esto claro, y sin demasiadas pretensiones, ofreceré un memorando, el más accesible y concreto posible, de los principales criterios y sugerencias sobre «el arte de las artes», como ha sido llamada la educación.


— Tres consejos de primer orden.

1) La primera cosa que los padres necesitan para educar es un verdadero y cabal amor a sus hijos.

Según escribe G. Courtois en El arte de educar a los muchachos de hoy, la educación requiere, además de «un poco de ciencia y de experiencia, mucho sentido común y, sobre todo, mucho amor». Con otras palabras, es preciso dominar algunos principios pedagógicos y obrar con sentido común, pero sin suponer que baste aplicar una bonita teoría para obtener seguros resultados.

¿Por qué? Entre otros motivos, porque «cada niño es un caso» absolutamente irrepetible, distinto de todos los demás. Ningún manual es capaz de explicarnos ese «caso» concreto. Hay que aprender a modular los principios a tenor del temperamento, la edad y las circunstancias en que se encuentren los hijos. Y solo el amor permite conocer a cada uno de ellos tal como es hoy y ahora y actuar en consecuencia: aun concediendo la parte de verdad que encierra el dicho de que «el amor es ciego», resulta mucho más profundo y real sostener que es agudo y perspicaz, clarividente; y que, tratándose de personas, solo un amor auténtico nos capacita para conocerlas con hondura.

De hecho, será el amor el que enseñe a los padres a descubrir el momento más adecuado para hablar y para callar; el tiempo para jugar con los niños e interesarse por sus problemas sin someterlos a un interrogatorio y el de respetar su necesidad de estar a solas; las ocasiones en que conviene «soltar un poco de cuerda» y «no darse por enterados» frente a aquellas otras en que lo que procede es intervenir con decisión e incluso con resuelta viveza…

Y, según decía, en todo este difícil arte los padres resultan insustituibles. Un matrimonio muy agobiado por su trabajo profesional buscaba en una tienda de juguetes un regalo para su niño: pedían algo que lo divirtiera, lo mantuviese tranquilo y, sobre todo, le quitara la sensación de estar solo. Una dependiente inteligente les explicó: «lo siento, pero no vendemos padres».

 

2) La primera cosa que el hijo necesita para ser educado es que sus padres se quieran entre sí.

«Hacemos que no le falte de nada, estamos pendientes hasta de sus menores caprichos, y sin embargo…».

Expresiones como ésta las oímos a menudo, proferidas por tantos padres que se vuelcan aparentemente sobre sus hijos —alimentos sanos, reconstituyentes, juegos, vestidos de marca, vacaciones junto al mar, diversiones, etc.—, pero se olvidan de la cosa más importante que precisan los críos: que los propios padres se amen y estén unidos.

El cariño mutuo de los padres es el que ha hecho que los hijos vengan al mundo. Y ese mismo afecto recíproco debe completar la tarea comenzada, ayudando al niño a alcanzar la plenitud y la felicidad a que se encuentra llamado. El complemento natural de la procreación, la educación, ha de estar movido por las mismas causas —el amor de los padres— que engendraron al hijo.

Desde hace ya bastantes siglos se ha dicho que, al salir del útero materno, donde el líquido amniótico lo protegía y alimentaba, el niño reclama imperiosamente otro «útero» y otro «líquido», sin los que no podría crecer y desarrollarse; a saber, los que originan el padre y la madre al quererse de veras.

Por eso, cada uno de los esposos debe engrandecer la imagen del otro ante los hijos y evitar cuanto pueda hacer disminuir el cariño de éstos hacia su cónyuge. Desde que los críos son muy pequeños, además de manifestar prudente pero claramente el afecto que los une, los padres han de prestar atención a no hacerse reproches mutuos delante de ellos, a no permitir uno lo que el otro prohíbe, a evitar de plano ciertas aberrantes recomendaciones al niño: «esto no se lo digas a papá (o a mamá)», etc.

 

3) Enseñar a querer.

Como acabamos de ver, el principio radical de la educación es que los padres se quieran entre sí y, como fruto de ese amor, que quieran de veras a sus hijos; el fin de esa educación es que los hijos, a su vez, vayan aprendiendo a querer, a amar.
Curiosamente y en compendio, educar es amar, y amar es enseñar a amar.

Según explica Rafael Tomás Caldera, «la verdadera grandeza del hombre, su perfección, por tanto, su misión o cometido, es el amor. Todo lo otro —capacidad profesional, prestigio, riqueza, vida más o menos larga, desarrollo intelectual— tiene que confluir en el amor o carece en definitiva de sentido»… e incluso, si no se encamina al amor, pudiera resultar perjudicial.

La entera tarea educativa de los padres ha de dirigirse, pues, en última instancia, a incrementar la capacidad de amar de cada hijo y a evitar cuanto lo torne más egoísta, más cerrado y pendiente de sí, menos capaz de descubrir, querer, perseguir y realizar el bien de los otros.

Sólo así contribuirán eficazmente a hacerlos felices, puesto que la dicha —como muestran desde los filósofos más clásicos hasta los más certeros psiquiatras contemporáneos— no es sino el efecto no buscado de engrandecer la propia persona, de mejorar progresivamente: y esto solo se consigue amando más y mejor, dilatando las fronteras del propio corazón.

 

--- Siete recomendaciones más.

   4) El mejor educador es el ejemplo.

Los niños tienden a imitar las actitudes de los adultos, en especial de los que quieren o admiran. Jamás pierden de vista a los padres, los observan de continuo, sobre todo en los primeros años. Ven también cuando no miran y escuchan incluso cuando están súper-ocupados jugando. Poseen una especie de radar, que intercepta todos los actos y las palabras de su entorno.

Por eso los padres educan o deseducan, ante todo, con su ejemplo.

Además, el ejemplo posee un insustituible valor pedagógico, de confirmación y de ánimo: no hay mejor modo de enseñar a un niño a tirarse al agua que hacerlo con él o antes que él. Las palabras vuelan, pero el ejemplo permanece, ilumina las conductas… y arrastra.

En el extremo opuesto la incongruencia entre lo que se aconseja y lo que se vive es el mayor mal que un padre o una madre puede infligir a sus hijos: sobre todo a determinadas edades, cuando el sentido de la «justicia» se encuentra en los chicos rígidamente asentado, sobre-desarrollado… y dispuesto a enjuiciar con excesiva dureza a los demás.

 

5) Animar y recompensar.

El niño es muy receptivo. Si se le repite con frecuencia que es un maleducado, un egoísta, que no sirve para nada, se creerá y será verdaderamente maleducado, egoísta, e incapaz de realizar tarea alguna…«aunque no fuera sino para no defraudar a sus padres».

Si lo vemos recaer en algún defecto, resultará más eficaz una palabra de ánimo que echárselo en cara y humillarlo. Mostrar al hijo que confiamos en sus posibilidades es para él un gran incentivo; en efecto, el pequeño —como, con matices, cualquier ser humano— se encuentra impulsado a llevar a la práctica la opinión positiva o negativa que de él se tiene y a no defraudar nuestras expectativas al respecto.

Cuando hace una observación correcta, incluso opuesta a la que nosotros acabamos de comentar o sugerir, no hay que tener miedo a darle la razón. No se pierde autoridad; más bien al contrario, la ganamos, puesto que no la hacemos residir en nuestros puntos de vista, sino en la misma verdad objetiva de lo que se propone.

Al animar y elogiar es preferible estar más atentos al esfuerzo hecho que al resultado obtenido. En principio, no se debe recompensar al niño por haber cumplido un deber o por haber tenido éxito en algo, si el conseguirlo no le ha supuesto un empeño muy especial. Un regalo por unas buenas calificaciones es deformante. Las buenas calificaciones, junto con la demostración de nuestra alegría por ese resultado, deberían ser ya un premio que diera suficiente satisfacción al niño.

Tampoco es bueno multiplicar desmesuradamente las gratificaciones. Por un lado, porque se le enseña a actuar no por lo que en sí mismo es bueno, sino por la recompensa que él recibe (o, lo que es idéntico, a pensar más en sí mismo que en los otros). Y además, porque cuando éstas vinieran a faltar, el pequeño se sentirá decepcionado: premiar reiteradamente lo que no lo merece equivale a transformar en un castigo todas las situaciones en que esa compensación esté ausente.

Conviene no olvidar una ley básica: educar a alguien no es hacer que siempre se encuentre contento y satisfecho, por tener cubiertos todos sus caprichos o deseos, sino ayudarle a sacar de sí (e-ducir), con el esfuerzo imprescindible por nuestra parte y la suya, toda esa maravilla que encierra en su interior y que lo encumbrará hasta la plenitud de su condición personal… haciéndolo, como consecuencia, muy dichoso.

 

6) Ejercer la autoridad, sin forzarla ni malograrla.

Por lo mismo, para educar no son suficientes el cariño, el buen ejemplo y los ánimos; es preciso también ejercer la autoridad, explicando siempre, en la medida de lo posible, las razones que nos llevan a aconsejar, imponer, reprobar o prohibir una conducta determinada.

La educación al margen de la autoridad, en otro tiempo tan pregonada, se presenta hoy como una breve moda fracasada y obsoleta, contradicha por aquellos mismos que la han sufrido. El niño tiene necesidad de autoridad y la busca. Si no encuentra a su alrededor una señalización y una demarcación, se torna inseguro o nervioso.

Incluso cuando juegan entre ellos, los niños inventan siempre reglas que no deben ser transgredidas. Por lo demás, todos sabemos lo antipáticos, molestos y tiránicos que son los hijos de los otros, cuando están malcriados, habituados a llamar siempre la atención y a no obedecer cuando no tienen ganas.

Pero tratándose de los propios, es más difícil un juicio lúcido. No se sabe bien si imponerse o abajarse a pactar y dejar hacer, para no correr el riesgo de tener una escena en público…, o acabar la cuestión con una explosión de ira y una regañina (que después deja más incómodos a los padres que al niño).

Por detrás de esta inseguridad, hay siempre una extraña mezcla de miedos y prevenciones. El horror a perder el cariño del chiquillo, el temor a que corra algún riesgo su incolumidad física, el pavor a que nos haga quedar mal o nos provoque daños materiales.

En definitiva, aunque no lo advirtamos ni deseemos, nos queremos más a nosotros mismos que al chico o la chica, anteponemos nuestro bien al suyo. De ahí que, si por encima de tantos temores prevaleciera el deseo sincero y eficaz de ayudar al crío a reconocer los propios impulsos egoístas, la codicia, la pereza, la envidia, la crueldad, etc., no existiría esa sensación de culpa cuando se lo corrigiera utilizando el propio ascendiente.

· Con base en lo expuesto hasta aquí, y aun cuando no esté de moda, es menester reiterar de modo claro y neto la imposibilidad de educar sin ejercer la autoridad (que no es autoritarismo) y exigir la obediencia desde el mismo momento en que los niños empiezan a entender lo que se les pide. Por eso, es importante que los padres, explicando siempre los motivos de sus decisiones, indiquen a los niños lo que deben hacer o evitar, no dejando por comodidad caer en el olvido sus órdenes, ni permitiendo que los niños se les opongan abiertamente.

Como consecuencia, un criterio básico en la educación del hogar es que deben existir muy pocas normas y muy fundamentales y nunca arbitrarias, lograr que siempre se cumplan… y dejar una enorme libertad en todo lo opinable, aun cuando las preferencias de los hijos no coincidan con las nuestras: ¡ellos gozan de todo el «derecho» a llegar a ser aquello a lo que están llamados… y nosotros no tenemos ninguno a convertirlos en una réplica de nuestro propio yo!

A veces, sin embargo, se prohíbe algo sin saber bien por qué, qué es lo que encierra de malo, sólo por impulso, por las ganas de estar tranquilos o porque uno se siente nervioso y todo le molesta. Se compromete así la propia autoridad sin que sea necesario, abusando de ella… y se desconcierta a los muchachos, que no saben por qué hoy está vedado lo que ayer se veía con buenos ojos.

Cualquier niño sano tiene necesidad de movimiento, de juego inventivo y de libertad. Interviniendo de manera continua e irrazonable se acaba por hacer de la autoridad algo insufrible. Como aquella madre de la que se cuenta que decía a la niñera: «Ve al cuarto de los niños a ver que están haciendo… y prohíbeselo».

Por otro lado, la convicción del niño de que nunca hará desistir a los padres de las órdenes impartidas posee una extraordinaria eficacia, y ayuda enormemente a calmar las rabietas o a que no lleguen a producirse.

(Lo más opuesto a esto, como ya he insinuado, es repetir veinte veces la misma orden —lávate los dientes, dúchate, vete ya a dormir…— sin exigir que se cumpla de inmediato: provoca un enorme desgaste psíquico, tal vez sobre todo a las madres, que suelen pasar mayor parte del día bregando con los críos, al tiempo que disminuye o elimina la propia autoridad).

· Vale asimismo la pena estar atentos al modo como se da una indicación. Quien ordena secamente o alzando sin motivo el volumen de la voz deja siempre traslucir nerviosismo y poca seguridad. Un tono amenazador suscita con razón reacciones negativas y oposiciones. Demos las órdenes o, mejor, pidamos por favor, con actitud serena y confiando claramente en que vamos a ser obedecidos.

Reservemos los mandatos estrictos para las cosas muy importantes. Para las demás peticiones resultará preferible utilizar una forma más blanda: « ¿serías tan amable de…?», « ¿podrías, por favor…?», « ¿hay alguno que sepa hacer esto?». De este modo, se estimulará a los críos para que realicen elecciones libres y responsables, y se les dará la ocasión de actuar con autonomía e inventiva, de sentirse útiles… y experimentar la satisfacción de tener contentos a sus padres.

A veces es necesario pedir al hijo un esfuerzo mayor del acostumbrado; convendrá entonces crear un clima favorable. Si, por ejemplo, sabéis que vuestro cónyuge está particularmente cansado o lo atenaza una jaqueca insufrible, hablaréis a solas con el niño y le diréis: «Mamá (o papá) tiene un fuerte dolor de cabeza; por eso, esta tarde te pido un empeño especial para hacer el menos ruido posible…».

Quizá sea oportuno darle una ocupación, y dirigirle una mirada cariñosa o una caricia, de vez en cuando, para recompensar sus desvelos… sin olvidar que en este, como en los restantes casos, hay que arreglárselas para que el niño cumpla su obligación.

Firmeza, por tanto, para exigir la conducta adecuada, pero dulzura extrema en el modo de sugerirla o reclamarla.

 

7) Saber regañar y castigar.

Los ánimos y las recompensas no son normalmente suficientes para una sana educación. Un reproche o una punición, dados de la manera oportuna, proporcionada y sin arrepentimientos injustificados, contribuirá a formar el criterio moral del muchacho.

Sensata e inteligente debe ser la dosificación de las reprimendas y de los castigos. La política del «dejar hacer» es típica de los padres o débiles o cómplices.

También en la educación, la «manga ancha» viene dictada a menudo por el temor de no ser obedecido o por la comodidad («haz lo que quieras, con tal de dejarme en paz»)… que no son sino otros tantos modos de amor propio: de preferir el propio bien (no esforzarse, no sufrir al demandar la conducta correcta) al de los hijos.

Pero resultaría pedante, o incluso neurótico, un continuo y sofocante control de los chicos, regañados y castigados por la más mínima desviación de unos cánones despóticos establecidos por los padres.

Para que una reprensión sea educativa ha de resultar clara, sucinta y no humillante. Hay por tanto que aprender a regañar de manera correcta, explícita, breve, y después cambiar el tema de la conversación. En efecto, no se debe exigir que el hijo reconozca de inmediato el propio mal y pronuncie un mea culpa, sobre todo si están presentes otras personas (¿lo hacemos nosotros, los adultos?).

Convendrá también elegir el lugar y el momento pertinente para reprenderle; a veces será necesario esperar a que haya pasado el propio enfado, para poder hablar con la debida serenidad y con mayor eficacia.

Por otro lado, antes de decidirse a dar un castigo, conviene estar bien seguros de que el niño era consciente de la prohibición o del mandato.

Naturalmente, hay que evitar no solo que la sanción sea el desahogo de la propia rabia o malhumor, sino también que tenga esa apariencia. Tratándose de fracasos escolares, conviene saber juzgar si se deben a irresponsabilidad o a limitaciones difícilmente superables del chico o de la chica.

Cuando se reprenda es menester además huir de las comparaciones: «Mira cómo obedece y estudia tu hermana…». Las confrontaciones sólo engendran celos y antipatías.

Tener que castigar puede y debe disgustarnos, pero a veces es el mejor testimonio de amor que cabe ofrecer a un hijo: el amor «todo lo sufre», cabría recordar con san Pablo,… incluso el dolor de los seres queridos, siempre que tal sufrimiento sea necesario.

Ningún temor, por tanto, a que una corrección justa y bien dada disminuya el amor del hijo respecto a vosotros. A veces se oye responder al muchacho castigado: « ¡No me importa en absoluto!». Podéis entonces decirle, con toda la serenidad de que seáis capaces: «No es mi propósito molestarte ni hacerte padecer».

 

8) Formar la conciencia.

En nuestra sociedad, los niños resultan bombardeados por un conjunto de eslóganes y de frases que transmiten «ideales» no siempre acordes con una visión adecuada del ser humano, e incapaces por tanto de hacerlos dichosos.

La solución no es un régimen policial, compuesto de controles y de castigos. Es menester que los hijos interioricen y hagan propios los criterios correctos, que formen su conciencia, aprendiendo a distinguir claramente lo bueno de lo malo.

Y para ello no basta con decirles: « ¡Esto no está bien!» o, menos todavía, « ¡Esto no me gusta!».

Se corre el riesgo de transformar la moral en un conjunto de prohibiciones arbitrarias, carentes de fundamento. Por el contrario, es muy importante «educar en positivo», como se suele afirmar; lo cual equivale, en mi opinión, a mostrar la belleza y la humanidad de la virtud alegre y serena, desenvuelta y sin inhibiciones. Para lograrlo, hay que esforzarse por vivir la propia vida, con todas sus contrariedades, como una gozosa aventura que vale la pena componer cada día.

En tales circunstancias, al descubrir la hermosura y la maravilla de hacer el bien, el niño se sentirá atraído y estimulado para obrar correctamente.

Además, interesa hacer comprender lo decisiva que es la intención para determinar la moralidad de un acto, y ayudar a los hijos a preguntarse el porqué de un determinado comportamiento. A tenor de sus respuestas, se les hará ver la posible injusticia, envidia, soberbia, etc., que los ha motivado. El denominado complejo de culpa, es decir, la obscura y angustiosa sensación de haberse equivocado, acompañada de miedo o de vergüenza, nace justo de la falta de un valiente y sereno examen de la calidad moral de nuestros actos. Por el contrario, como muestran también los psiquiatras más avezados, es necesario y sano el sentido del pecado. La clara percepción de las propias concesiones y faltas, con las que hemos vuelto las espaldas a Dios, provoca un remordimiento que activa y multiplica las fuerzas para buscar de nuevo el amor que perdona.

Para formar la conciencia puede también ser útil comentar con el niño la bondad o maldad de las situaciones y hechos de los que tenemos noticia, así como sugerirle la práctica del examen de conciencia personal al término del día, acaso ayudándole en los primeros pasos a hacerse las preguntas adecuadas. A medida que crece, hay que dejarle tomar con mayor libertad y responsabilidad sus propias decisiones, diciéndole como mucho: «Yo, de ti, lo haría de este o aquel modo» y, en su caso, explicándole brevemente el porqué.

 

9) No malcriar a los niños.

Se malcría a un niño con desproporcionadas o muy frecuentes alabanzas, con indulgencia y condescendencia respecto a sus antojos. Se lo maleduca también convirtiéndolo a menudo en el centro del interés de todos, y dejando que sea él quien determine las decisiones familiares. Un pequeño rodeado de excesiva atención y de concesiones inoportunas, una vez fuera del ámbito de la familia se convertirá, si posee un temperamento débil, en una persona tímida e incapaz de desenvolverse por sí misma. Si, por el contrario, tiene un fuerte temperamento, se transformará en un egoísta, capaz de servirse de los otros o de llevárselos por delante.

Por eso, frente a los caprichos de los niños no se debe ceder: habrá simplemente que esperar a que pase la pataleta, sin nerviosismos, manteniendo una actitud serena, casi de desatención, y, al mismo tiempo, firme. Y esto, incluso —o sobre todo— cuando «nos pongan en evidencia» delante de otras personas: su bien (¡el de los hijos!) debe ir siempre por delante del nuestro.

 

 

10) Educar la libertad.

En este ámbito, la tarea del educador es doble: hacer que el educando tome conciencia del valor de la propia libertad, y enseñarle a ejercerla correctamente.

Pero no resulta fácil entender a fondo lo que es la libertad y su estrecha relación con el bien y con el amor. ¿Quién es auténticamente libre?: el que, una vez conocido, hace el bien porque quiere hacerlo, por amor a lo bueno. Al contrario, va «perdiendo» su libertad quien obra de manera incorrecta. Un hombre puede quitarse la vida porque es «libre», pero nadie diría que el suicidio lo mejora en cuanto persona o incrementa su libertad.

Educar en la libertad significa por tanto ayudar a distinguir lo que es bueno (para los demás y, como consecuencia, para la propia felicidad), y animar a realizar las elecciones consiguientes, siempre por amor.

Conceder con prudencia una creciente libertad a los hijos contribuye a tornarlos responsables. Una larga experiencia de educador permitía afirmar a San Josemaría Escrivá: «Es preferible que [los padres] se dejen engañar alguna vez: la confianza, que se pone en los hijos, hace que ellos mismos se avergüencen de haber abusado, y se corrijan; en cambio, si no tienen libertad, si ven que no se confía en ellos, se sentirán movidos a engañar siempre».

En definitiva, igual que antes afirmaba que el objetivo de toda educación es enseñar a amar, puede también decirse —pues en el fondo es lo mismo— que equivale a ir haciendo progresivamente más libre e independiente a quienes tenemos a nuestro cargo: que sepan valerse por sí mismos, ser dueños de sus decisiones, con plena libertad y total responsabilidad.

 

—…Y la clave de las claves.

11) Recurrir a la ayuda de Dios.

El conjunto de sugerencias ofrecidas hasta el momento estarían incompletas si no dejáramos constancia de este «último» y fundamentalísimo precepto, que debe acompañar a todos y cada uno de los precedentes.

Educar procede de e-ducere, ex-traer, hacer surgir. El agente principal e insustituible es siempre el propio niño. De una manera todavía más profunda, Dios, en el ámbito natural o por medio de su gracia, interviene en lo más íntimo de la persona de nuestros hijos, haciendo posible su perfeccionamiento.

Ningún hijo es «propiedad» de los padres; se pertenece a sí mismo y, en última instancia, a Dios. Por tanto, y como apuntaba, no tenemos ningún derecho a hacerlos a «nuestra imagen y semejanza». Nuestra tarea consiste en «desaparecer» en beneficio del ser querido, poniéndonos plenamente a su servicio para que puedan alcanzar la plenitud que a cada uno le corresponde: ¡la suya!, única e irrepetible.

Por consiguiente, el padre o la madre, los demás parientes, los maestros y profesores… pueden considerarse colaboradores de Dios en el crecimiento humano y espiritual del chico; pero es este el auténtico protagonista de tal mejora.

A los padres en concreto, en virtud del sacramento del matrimonio, se les ofrece una gracia particular para asumir tan importante tarea. Por todo ello es muy conveniente que, sobre todo pero no sólo en momentos de especial dificultad, invoquen la ayuda y el consejo de Dios… y que sepan abandonarse en Él cuando parece que sus esfuerzos no dan los resultados deseados o que el chico —en la adolescencia, pongo por caso— enrumba caminos que nos hacen sufrir.

Además, no debe olvidarse del gran servicio gratuito del Ángel Custodio, a quien el propio Dios ha querido encargar el cuidado de nuestros hijos. Y recordar también que la Virgen continúa desde el cielo desplegando su acción materna, de guía y de intercesión.

Enseñarles a tener todo esto en cuenta puede constituir la herencia más valiosa que, en el conjunto íntegro de la educación, leguen los padres a sus hijos.

Dificultades del camino

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel



Los mediocres se dejan disuadir por el obstáculo aparente;
los fuertes no.  Perecer es su quizás; conquistar es su certeza.


 

No fue nada fácil para los Magos encontrarse con Cristo, porque "Jesucristo es profundo. No es la flor de la mañana que se corta y nos entrega a la primera todo su perfume, y pasada la ilusión nos deja con unos pétalos marchitos entre las manos y una sensación de caducidad y de esperanzas rotas. Tuvieron que sortear muchas contrariedades y peripecias.

Una primera dificultad que encontraron en su odisea fue, sin duda alguna, las burlas de sus conocidos y vecinos, cuando dijeron que ellos se iban de sus palacios y se ponían en camino. Tuvieron que hacer frente a todas las risotadas y comentarios irónicos de la gente que les trataba de locos aventureros, de soñadores que no estaban en sus cabales." ¿A quién se le ocurre esto? ¡Irse al oeste! Definitivamente locos de remate". ¡Y todo por una dichosa estrella, detrás de la cual divisaron a Dios! ¡Y todo porque una estrella se encendió en sus almas! Pero ellos no se amilanaron ni se encogieron, al contrario, su decisión era clara, porque sentían dentro de sí el impulso de la inspiración divina y la fuerza de la verdad a la que ellos servían desde que se habían consagrado a la investigación de los cielos y de las estrellas. Esta dificultad es dura e ingrata. Vivir nuestro cristianismo con coherencia, con honradez; ser fiel a lo que Dios nos vaya pidiendo en nuestra vida, a lo que nos vaya inspirando en nuestra conciencia y en nuestro corazón; ese ir contra corriente en cuestiones de religión y de moral católica, cuando los demás piensan lo contrario y dicen lo contrario y hacen lo contrario...provocará risas y habladurías y comentarios hirientes de los que están a nuestro alrededor. ¡No hagamos caso! Venzamos todo respeto humano y sigamos la voz de nuestra recta conciencia, iluminada por Dios. Esto hicieron los Magos y encontraron lo que buscaban.

El viaje. No es fácil viajar cuando no se conoce el camino. Incertidumbre, sobresaltos, miedo, dudas, tentaciones de volverse atrás. La búsqueda de Dios no es fácil. Es una verdadera aventura en la que todo no puede, no debe ser claro, conocido, lógico, evidente a nuestra pobre mente, pues Dios está más allá de la lógica humana; es más, El tiene su lógica, su pedagogía. Lo importante es seguir adelante, guiados por esa luz interior de la fe en ese Dios que nos llama y que no puede engañarse ni engañarnos.

Después, la estrella desaparece. Ocurre en determinados momentos de nuestra vida. Momentos de crisis, de reajustes, de oscuridad interior, de cansancio, de hesitaciones; se nos oculta el brillo de la evidencia y de lo razonable, y sólo vemos lo gris de la vida. Dios puede y quiere probar la fe de sus seguidores a fin de comprobar que le siguen con fe auténtica, con corazón sincero. ¿Qué hacer en esos momentos? Seguir activos en la búsqueda de ese Rey Mesías y preguntar a quienes pueden aconsejarnos.

También el país extranjero, la lengua extranjera, las personas extranjeras fueron un obstáculo, no pequeño, para estos Magos No entendían el idioma, no comulgaban con las costumbres de esos pueblos. Otro mundo, otro abismo para ellos que les llenaba de desconcierto y de inseguridad. ¿A quién acudir? ¿Con quién comunicarse? ¡Qué inseguridad sentimos cuando estamos en tierra extraña! Inseguridad que a veces se convierte en zozobra, en miedo, en angustia. Algo de esto tuvieron que experimentar nuestros ilustres personajes de Oriente. Sin embargo, era más grande el amor y la esperanza que brillaban en sus corazones y les lanzaban a buscar al esperado de las naciones. ¿Qué nos dice esto a nosotros? Iremos, sin duda alguna, a países desconocidos por nosotros, de idioma distinto, de mentalidad diferente...y tenemos que comunicar la buena nueva del Evangelio. Cuántas veces también nosotros, en nuestro afán misionero de llevar a Cristo a los hombres, de predicarlo, de dar testimonio de El a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que los destinatarios de ese mensaje hablan otro idioma distinto, no sintonizan con nuestra onda, están en otra galaxia; en definitiva, parece que vivimos en distinto planeta, como les pasó a los Magos. No obstante, no debemos desalentarnos ni acomplejarnos; llevemos con coraje y decisión nuestra fe en Dios Creador, Salvador y Santificador. Quienes nos crean, se salvarán.

Otra dificultad fue el cansancio del camino y de la búsqueda. Buscar cuesta. Seguir buscando, cuesta. Pero seguir buscando a pesar de todo, cuesta mucho más y provoca cansancio físico y también espiritual. ¿Quién no ha sentido el cansancio de una subida escarpada, de una caminata bajo el sol abrasador y con una sed mortal e imperdonable? ¿No hemos experimentado alguna vez que el trabajo, todo trabajo, pero especialmente el trabajo espiritual, cuesta y a veces produce cansancio, sobre todo si es monótono y siempre igual? Ahora bien, los magos vencieron este sentimiento de cansancio gracias al amor y a la ilusión que ardía en sus corazones, pues el amor, nos dirá el Kempis, todo lo vence. No permitieron que este sentimiento negativo y sensible afectara a su zona espiritual ni tocara sus convicciones y su fe profunda. Sintieron, sí, cansancio físico, pero siempre conservaron en su alma el entusiasmo y el primer amor de cuando comenzaron la búsqueda. Cuando el cansancio, sea físico sea espiritual, toque a nuestra puerta, no hagamos caso; más bien, redoblemos el paso entonando la canción del amor.

Dura fue, por otra parte, la inconsciencia de Herodes y de los sabios que le rodeaban cuando esos Magos preguntaron por el Rey apenas nacido: "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? (Mt 2, 2). Para Herodes fue una noticia sorpresiva e inesperada: "¿Cómo un Rey? Es la primera noticia que tengo, pues hasta el momento el rey soy yo. Ni siquiera los sabios que tengo a mi disposición saben de esto, o al menos no me han informado". Para los Magos ya era un hecho que el Mesías Rey había nacido; sin verlo, habían creído. Unos cuantos años antes de que Cristo dijera al incrédulo Tomás "Bienaventurados los que creen sin haber visto" (Jn 20,29), ya estos hombres desconocidos cumplían a la perfección esta nueva bienaventuranza, bajo la inspiración divina.

¡Qué tremendo golpe nos asesta este siglo, embebido en la indiferencia religiosa, emborrachado por la ambición, alcoholizado de materialismo y postrado en una tristísima inconsciencia que clama al cielo! Este obstáculo, la inconsciencia de muchos hombres, nos visitará en nuestro peregrinar. Los hombres de hoy saben que necesitan ser redimidos de muchas esclavitudes; esperan, casi sin darse cuenta, a alguien que les reconstruya interiormente y les dé la paz y la estabilidad interiores, pero es tal la inconsciencia en la que están sumergidos que cuando se les ofrece la respuesta a sus muchas inquietudes y anhelos, Dios, se destartalan, comienzan a tambalearse porque temen perder sus propias y acariciadas seguridades, al igual que Herodes que tuvo pánico de perder el trono y la corona al ser informado por los magos sobre el nacimiento de un nuevo rey, del verdadero rey del mundo y de los corazones.

Terminemos este punto diciendo que quien no clava los ijares a su caballo, quien no va más allá de sus horizontes mezquinos, quien no sigue la ruta de la estrella ni galopa al compás de sus sueños e ilusiones nobles...llevará una vida gris y un alma polvorienta, experimentará el cansancio de su pereza y la inutilidad de sus bienes, y, lo que es más triste, no se encontrará con Cristo


Dilemas de las técnicas de fertilización in vitro

 

Querien Vangal


II. Dilemas éticos que presenta la posibilidad de procrear al margen de la unión conyugal


Las nuevas técnicas que permiten obviar la relación conyugal para poder procrear han suscitado gran esperanza en muchos matrimonios que por diversas causas no pueden tener un hijo de modo natural.


Este hecho ha sido potenciado por los medios de comunicación social, que suelen mostrar a una madre sonriente con su hijo o hija como resultado de la aplicación de alguna de estas técnicas, obviando el inmenso número que no logró tal objetivo. Sin embargo, hay una serie de dilemas éticos que han de ser analizados adecuadamente 3


1. La pérdida de vida humanas. Estas técnicas son muy costosas y muy ineficientes, por lo que se fecundan más óvulos que los que se requieren, y se transfieren al útero de la madre normalmente entre 3 y 4 embriones, con la esperanza que uno se anide. Si se anidan todos, surgen graves problemas para la madre y los hijos. Si no todos se anidan es porque han muerto. Este tema ampliamente conocido y hay mucha literatura al respecto 4 . Los millones de embriones congelados dan testimonio de este doloroso hecho, así como la gran cantidad de mujeres que se han sometido a estas técnicas y no han visto cumplido su deseo de ser madre. Estos embriones, que son seres humanos, que pertenecen a nuestra especie, que son únicos e irrepetibles, en síntesis, uno de nosotros, están sometidos a la más impresionante de las esclavitudes, y su suerte ya no depende de su dignidad, sino de lo estipulado por la ley que siempre termina por desecharlos.


2. La disociación de la filiación genética y la filiación social en las técnicas en las que se emplean gametos de terceros y, más aún cuando se gesta en el útero de una mujer que no es ni la biológica ni la social, sino que en un útero arrendado, constituye una práctica habitual. Dan testimonio de ello los abundantes bancos de espermios que existen en el mundo y que se venden por catálogos. Con estas prácticas se priva al niño del derecho a una filiación cierta, de conocer a sus padres, además de que se conculca el derecho a ser gestado en el contexto del amor conyugal. Creo que hechos de este tipo no son sino nuevas formas de eugenesia. Ya no se trata sólo de tener un hijo, sino que debe ser sano y, por si eso no bastara, que tenga determinadas características.

3. Se menoscaba la institución del matrimonio, por cuanto estas técnicas, al prescindir de una adecuada visión antropológica, pueden ser aplicadas a quien lo desee. Muchas legislaciones contemplan la posibilidad de que accedan a estas técnicas mujeres solteras, lo que contraviene el derecho del hijo a ser gestado en el contexto del matrimonio. Los niños que nacen fuera del matrimonio deben ser respetados y queridos, poseen gran dignidad, y todos sabemos el sufrimiento que implica aquello. Pero otra cosa es usar la tecnología para procurarlos de modo deliberado. Este no es un derecho de las personas.

4. Detrás de estas técnicas hay una visión reductiva de lo que significa el ser humano, se cosifica al punto de obviar absolutamente su vinculación ontológica con el Creador, su carácter creatural y por tanto su condición de donado. Hay una visión reductiva de lo que implica un hijo que está llamado a surgir del don del amor corporal y espiritual de los esposos y no como producto de una técnica y supeditado a la pericia de los médicos y biólogos que la llevan a cabo. El ser humano en virtud de la dignidad que lleva grabada no puede ser considerado un derecho, puesto que es un don. Tenemos derechos sobre las cosas, pero no sobre las personas. Este tema es de hondo contenido humano, que obliga a fijar la atención más en el hijo que en el legítimo anhelo de engendrar que pueden tener los padres. Lamentablemente, las legislaciones al respecto en muchas partes del mundo no han considerado este punto de vista. Ello ha generado una serie de conflictos sociales, debido a los cada vez más frecuentes requerimientos de parte de los niños nacidos de estas técnicas por conocer a los donantes de gametos, para llegar a sus verdaderos padres biológicos.


Dios está con nosotros

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

"Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley". Jesucristo cumple siempre lo que promete. El esfuerzo, el interés y la búsqueda que Cristo realiza en nuestra alma es algo que Él hace en todo momento. No pasará el cielo y la tierra sin que se cumpla lo que Dios nuestro Señor tiene planeado para cada uno de nosotros. Esto tiene que dar a cada uno de nuestros corazones una gran tranquilidad, una gran paz. Tiene que darnos la tranquilidad y la paz de quien sabe que Dios está apoyándole, de quien sabe que Dios está buscándole, de quien sabe que Dios está a su lado.

 

Hay veces que los caminos de nuestro Señor pueden ser difíciles de seguir. Cuántas veces nos preguntamos: ¿por qué el Señor nos lleva por este camino, por qué el Señor nos conduce por este sendero? Cristo vuelve a repetirnos que Él es la garantía. Su Palabra misma es la garantía de que efectivamente Él va a estar con nosotros: "No pasará el cielo y la tierra".

 

Cuántas veces, cuando nosotros vamos en el camino de nuestra existencia cristiana, podríamos encontrarnos con dudas y obscuridades. La Escritura habla del pueblo que está a punto de entrar a la tierra prometida, y en el momento en que va a entrar, Dios le vuelve a decir lo mismo: Yo voy a entrar contigo. Yo voy a estar contigo a través de los Mandamientos, a través de tu vida interior, a través de la iluminación.

 

Nosotros tenemos también que encontrar que Dios está con nosotros, que el Señor ha querido venir a nuestra vida, ha querido venir a nuestra alma, ha querido encontrarse con nosotros. Su presencia es una presencia viva. Y el testimonio espiritual de cada uno de nosotros habla clarísimamente de la presencia viva de Dios en nosotros, de la búsqueda que Dios ha hecho de nosotros, de cómo el Señor, de una forma o de otra, a través de los misteriosos caminos de su Providencia, nos ha ido acompañando, nos ha ido siguiendo. Si el Señor hubiera actuado como actuamos los hombres, ¡cuánto tiempo hace que estaríamos alejados de Él! Dios actúa buscándonos, Dios actúa estando presente, porque sus palabras no van a pasar.

 

¿Tengo yo esta confianza? ¿Mi alma, que en todo momento, de una forma o de otra, está iluminada por el Espíritu Santo para que cambie, para que se transforme, para que se convierta, está encontrando esa confianza en Dios, está poniendo a Cristo como garantía? ¿No nos estaremos poniendo a nosotros mismos como garantía de lo que Dios va a hacer en nuestra vida y que vemos muy claro lo que hay que cambiar, pero como garantía nos ponemos a nosotros mismos, con el riesgo —porque ya nos ha pasado muchas otras veces—, de volver a caer en la misma situación?

 

Aprendamos a ponernos en las manos de Dios. Aprendamos a confiar en la garantía que Cristo nos dé, pero, al mismo tiempo, aprendamos también a corresponder a nuestro Señor.

"El que quebranta uno de estos preceptos menores y los enseña así a los hombres, será el menor en el Reino de los Cielos". La responsabilidad de escuchar la Palabra de Dios hasta en las más pequeñas cosas, es una responsabilidad muy grande que el Señor ha querido depositar sobre nuestros hombros, dentro de nuestra concreta vocación cristiana. El Señor es muy claro y dice que no podemos darnos el lujo ni de quebrantar, ni de enseñar mal los preceptos, incluso los menores. Así como la garantía que Él nos da es una garantía de cara a la perfección cristiana, Él también quiere que nuestra correspondencia sea de cara a la perfección cristiana. El Señor nos llama a la perfección.

 

Vamos a pedirle al Señor que nos ayude a escucharlo, a tenerlo a nuestro lado, a tenerlo como garante de nuestros propósitos y de nuestras luchas. Pero, al mismo tiempo, vamos a pedirle que nos ayude a corresponder hasta en los preceptos menores. Que no haya nada que nos aparte del amor de Jesucristo. Que no haya nada que nos impida ser grandes en el Reino de los Cielos, que no es otra cosa sino tener en nuestra alma el amor vivo de nuestro Señor, de ser capaces de tenerlo siempre muy cerca a Él, y al mismo tiempo, de ser profundamente entregados a todo lo que Él nos va pidiendo.


Dioses de nuestro tiempo

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Estos dioses --que son múltiples como Dios es uno-- cambian frecuentemente de cara y de lenguaje, se procrean e inventan nuevos engaños. Son máscaras de satanás, quien tiene la propiedad de mimetizarse y transformase como la mentira, ya que no está sujeto al "si, sí, no, no" de la verdad, que es una sola y no se disfraza.

I. EL DIOS PROGRESO

 

Por ello los laicos, con su competencia en los asuntos profanos y con su actividad elevada desde dentro por la gracia de Cristo, contribuyan eficazmente a que los bienes creados, de acuerdo con el designio del Creador y la iluminación de su verbo, sean promovidos, mediante el trabajo humano, la técnica y la cultura civil, para utilidad de todos los hombres sin excepción (Lumen Gentium, 36)

Su credo es éste: "Caminamos en un progreso indefinido que no se detendrá". Ha habido guerras, genocidios y tragedias espantosas. Pero estamos progresando. Todo lo que es progreso es bueno, aunque esto suponga sacrificar el presente en aras de un futuro incierto. El progreso debe ser adorado.

Sin embargo, los impactos producidos por Hiroshima, Chernobil, la guerra química, el auge del ecologismo, la situación de miseria o de injusticia a que están sometidas grandes masas de población, la violencia siempre constante en algún lugar del mundo...han sacudido fuertemente las columnas del Progreso, llevando a veces desconfianza al mismo Progreso y sus promesas, y poniendo en disputa sus mismas bases filosóficas. ¿Y los pueblos enteros que sufren hambre y miseria por causa de la guerra, la corrupción, el colonialismo, la usura internacional? ¿Y los que no tienen acceso a la cultura, al confort, a la tecnología? Pueblos enteros sometidos a la esclavitud económica, social, política, psicológica...manipulados por los ideólogos, por los tecnócratas, por la usura internacional.

Por tanto, criticamos a este ídolo lo siguiente:

1. Los avances que lanza este progreso no siempre están de acuerdo con la ética y la moral, quedan desvinculados de ella. A este ídolo le interesa la ganancia, que llega a ser la prueba contundente de su bondad y acierto. Hace de esa ganancia ley, llegando, así, lo legal (derecho positivo) a ser lo justo (derecho natural). Una vez más, no sabe o no quiere distinguir entre derecho natural y derecho positivo. Se preocupa de la efectividad, no de la moralidad. Detrás de esta posición se esconde el influjo de Kant (1724-1804) que decía: el mérito proviene del deber y no del bien. Y este deber deriva de la decisión común a todos los hombres. Y si la decisión común dice que hay que esterilizar, estimular los experimentos in vitro que nos darán un día humanoides fríos (terrorismo de laboratorio enguantado y silencioso), criados sin necesidad de madres, emplear la anticoncepción y el aborto para detener el crecimiento demográfico (que crece de modo geométrico, mientras que los alimentos crecen aritméticamente --a decir de Malthus--), legalizar la eutanasia...entonces es bueno eso. Pero aquí el bien no nace de la verdad y la verdad no surge de la realidad. El bien para este dios depende del futuro, del proyecto del futuro, a donde él nos conduce.

2. Este progreso tiene poder para romper toda barrera; le da a la técnica y a la experimentación un cheque en blanco para someter incluso la intimidad del hombre. El dios Progreso llama progreso a toda costumbre nueva, por más desvergonzada que sea. Por eso, los países musulmanes desprecian tanto a Occidente.

3. La disidencia para este dios es un pecado gravísimo. En la URSS significaba la muerte o la cárcel. En Occidente significa la muerte civil, se excluye al sujeto de la sociedad, no se lo deja hablar ni se le oye, se le juzga sin ecuanimidad, y se le condena no por lo que hace, sino por lo que piensa y por lo que él mismo es. Si es un político, se le cierran todos los medios de comunicación. Si es un docente, se le persigue por no estar al día en las novedades pedagógicas. Si es un dirigente social, se lo condena por ser moralista y no ser práctico. Si es un promotor de la fe, se lo margina por estar fuera de tiempo.

4. Ese dios no ha podido quebrar esa búsqueda de sobrenaturalidad insaciable del alma humana. Dios está de moda siempre. Pero este dios progreso intenta confundir a la gente, proporcionándoles dioses en lugar de Dios, religiosidades en lugar de religión, sectas en lugar de Iglesias, opiniones en lugar de fe, mundanismo en lugar de unidad, consuelos en lugar de justicia y auténtica paz; fantasmas y reencarnaciones en lugar de Cristo, encarnado en el seno de María. Anécdota de la muerte de Malenkov, aquel jerarca soviético de la posguerra. Lo estaban velando, en presencia de altos jerarcas que venían a brindarle su homenaje. En ese momento, delante de todos, para despedirse, se acercó la viuda al féretro, le dio un beso e hizo sobre él la señal de la cruz, porque Malenkov en el último tiempo de su vida había pedido el bautismo.


II. EL DIOS LIBERTAD

 

Cada hombre, dice este dios, tiene una libertad absoluta. De esa libertad brotan los valores. Todo lo que vaya contra esa libertad es anti-sagrado (moral, religión católica con sus dogmas y mandamientos). No hay pecado. No hay límites. La libertad salva, rige y condena.


Digamos nosotros:

 

1. Hay influjo de la revolución francesa, inspirada a su vez en Rousseau, para quien "el hombre nació bueno, sin pecado original" (Contrato Social). Influjo también de Nietzche, padre del nacional-socialismo como del bolcheviquismo, cuyo mayor terrorismo fue decretar que "Dios está muerto" y, como lógica contrapartida, decretar la "inocencia dionisíaca de los hombres". Es como decir: Dios es el culpable y lo hemos guillotinado; y el hombre es inocente y lo adoramos.

2. En nombre de este dios se asesinaron durante la revolución francesa a 250.000 de una población de 600.000 personas, 778 parroquias. En España durante la guerra civil, se destruyeron 20.000 iglesias, incineración de tesoros de arte religioso, el asesinato del 80 por ciento de los sacerdotes; esto en la zona nacional. En la zona roja, 11 obispos y más de 10.000 sacerdotes. A esto se añade: la profanación de imágenes sagradas que luego sirvieron de blancos para práctica de tiro; los vasos sagrados como orinales.

3. Este dios ha dado a luz al terrorismo de Sendero luminoso en Perú, el de Hitler, el de Stalin, todos surgidos de la misma raíz iluminista. Otros: asesinatos en la plaza de Tianonmen en China Popular; la entrada de marines en Panamá y la demolición de barrios indefensos hostiles a los invasores; el bombardeo selectivo y discriminado de templos (mezquitas e iglesias católicas) y hospitales en Irak, durante la guerra del golfo. En Bosnia-Herzegovina, los serbios llevan más de 40.000 mujeres violadas, monjas incluidas.

4. Como es una libertad sin Dios, que se endiosa, y está destinada a esclavizar y no a liberar.

5. La libertad es un desafío y una responsabilidad. Es un fruto que se consigue ganando las batallas interiores del dominio propio y entregando las propias energías no a fines egoístas, sino a objetivos superiores y generosos.


III. EL DIOS CIENCIA

 

"La organización técnico-científica de ciertos países está engendrando una visión cientificista del hombre cuya vocación es la conquista del universo. En esta visión, sólo se reconoce como verdad lo que la ciencia puede demostrar; el mismo hombre se reduce a su definición científica. En nombre de la ciencia todo se justifica, incluso lo que constituye una afrenta a la dignidad humana. Al mismo tiempo se someten las comunidades nacionales a decisiones de un nuevo poder, la tecnocracia. Una especie de ingeniería social puede controlar los espacios de libertad de individuos e instituciones, con el riesgo de reducirlos a meros elementos de cálculo" (Puebla, 315).

"Es cierto que el progreso actual de las ciencias y de la técnica, las cuales, debido a su método no pueden penetrar hasta las íntimas esencias de las cosas, puede favorecer cierto fenomenismo y agnosticismo cuando el método de investigación usado por estas disciplinas se considera sin razón como la regla suprema para hallar toda la verdad. Es más, hay el peligro de que el hombre, confiado con exceso en los inventos actuales, crea que se baste a sí mismo y deje de buscar ya cosas más altas. (Gaudium et spes, 57)

Su credo: sólo la ciencia nos puede dar certezas, está por encima del bien común, de la ética, de la persona. Todo lo que no es ciencia es sentimiento, subjetivismo, espiritualismo.

A la diosa ciencia le corresponde un altar; el bien del hombre, su conciencia, su conducta, su integridad moral están por debajo de ella.

Esto es lo que expresó Roosevelt en 1912: "Creo que la asimilación de los países latinoamericanos será larga y difícil mientras esos países sigan siendo católicos". En la misma línea Rockefeller, en 1969, recomendó en Roma que sustituyera a los católicos de Latinoamérica por otros cristianos, recomendación que está en marcha con ingentes recursos de todo orden. Tendencia asociada con el control de natalidad y con la política monetarista del FMI.

Digamos:

1. Hay influjo de Comte y de Kant que decían había una separación absoluta e irreductible entre los sentimientos y los hechos. A los primeros –dicen-- corresponde el mundo subjetivo; a los segundos, el objetivo, experimentable, científico. Si fuera verdad esto, tendríamos que eliminar el misterio que todo hombre lleva consigo.

2. Hay un reduccionismo científico. Nuestro conocimiento verdadero se entiende que es conocimiento de lo experimentable o de lo medible. Se niega a la inteligencia la capacidad de ponerse en contacto con lo que no está sujeto a ella ni es medible; se la reduce a la capacidad de conocer lo cuantitativo.

3. Hay un reduccionismo del hombre, de sus capacidades espirituales, su racionalidad

4. Hay que decir también que la fe no está contra la razón ni contra la ciencia. Por tanto, la ciencia se convierte en ídolo y en su soberbia quiere llenarlo todo cuando abandona su misión de instrumento y pretende dictar leyes al mismo Dios. Es el momento en que cae de su pedestal y se rompe.


IV. EL DIOS HOMBRE

 

"La religión del Dios que se hace hombre se ha encontrado con la religión del hombre que se hace Dios". (Pablo VI)

Su credo: el hombre es inmanentista, total y completo en sí mismo, nada sobre él. Es la medida de todas las cosas. Su placer, su tener, su yo, marcan su ley. Es él el principio supremo de la ley. Dios es válido en la medida en que le sirve.

Decimos:

1. Aquí el hombre ha perdido su condición de criatura. Estamos retornando a Feuerbach (1804-1872).

2. Aquí Dios viene suprimido, su gracia. El hombre consigue todo con sus fuerzas, incluso en cosas del espíritu. De ahí, el yoga, el control mental y la meditación trascendental para conseguir la experiencia mística. Ya no es Dios que llega y atrapa, sino el esfuerzo humano que quiere conseguir todo, incluso llegar a Dios.

3. Aquí el hombre dice a Cristo que baje de la cruz, que no necesita del sufrimiento. Predican una religiosidad de consumo, superficial y demagógica. Predican que vendrá una nueva era, la del Acuario, hacia el 2140, donde un maestro, la reencarnación de Cristo, enseñará a los hombres a salvarse por sí mismos.


V. EL DIOS UTILIDAD

 

Ley: lo útil es lo bueno. La eficiencia como tarjeta principal de presentación. El hombre como material humano, medido por el rendimiento (marxismo, capitalismo liberal). Utilitarismo y pragmatismo.

Juzgamos:

1. Nada de sentido heroico de la vida. Nada que no sea para conseguir algo práctico. Nada de poesía, de arte, de contemplación y de oración. Cualquiera de estas cosas, sí, si me traen beneficio. Si por la contemplación me voy a curar de mi estrés, ¡bienvenida!

2. Por el utilitarismo actual, y bajo el amparo del dios ciencia, hemos llegado a una civilización de la muerte.

3. Ha exaltado el hedonismo, el uso de droga para codearnos con el infinito.

4. En nombre de este dios se sacrifican muchas aberraciones: se justifica la esterilización de enfermos mentales, como lo hizo el Parlamento europeo, o el suicidio voluntario, o por decisión de la familia, de los enfermos, como en Holanda.

5. Este ídolo es barato y chato. Sólo sociedades decadentes, que han perdido sus aspiraciones, están en condiciones de aceptarlo para regir sus vidas. Pero el hombre es un ser llamado a las más empinadas alturas y, por eso mismo, está también propenso a caer en los más profundos abismos.




VI. ALGUNOS SUB-DIOSES

 

1. Democracia liberal: es un engaño de democracia. El pueblo vota y se le acaban sus atribuciones. Es un cero a la izquierda. Se anula el poder de las sociedades intermedias, que son las encargadas de tejer la red de relaciones sociales que hace fuerte a una nación; se acusa a las sociedades intermedias, o a los centros de fuerza de ser "corporaciones", que por su naturaleza producen tiranía, gobiernos derechistas, autoritarismo. Sociedades que son: Iglesia, sindicatos, universidades, fuerzas armadas, municipios, federaciones de comercio, agrarias o de industria, sociedades de beneficencia, clubes.

2. Paz: paz como no-guerra o no-conflicto. No como fruto de la justicia.

3. Vida: en forma de hedonismo. Vivir y gozar de la vida: sexo libre, droga, usura... ¿Qué decir de los mártires que sacrificaron sus vidas por causas superiores, o la consumen a diario por los demás? La vida no es lo supremo. Hay cosas superiores. Hay otra vida. Sin un sano desprecio por la vida nos convertimos en poco menos que gusanos. Una vida digna es la vida que se pone al servicio de lo que está por encima de la vida. La vida mejor vivida es la que aparentemente se pierde. No hay mayor gloria que darla por aquello que la trasciende.

4. Moda: es de los ídolos más estúpidos. Pero por su apariencia alegre e inofensiva es quizá el que tiene más seguidores. Es fanático y dogmático. Quien no hace caso a la moda es marginado de la sociedad. Es ídolo irracional e impuesto, pero funciona. Está relacionado con el dios Progreso. Detrás de este ídolo se esconde la concepción evolucionista, relativista e historicista de la vida. Niega la verdad objetiva, la estabilidad de la naturaleza, los principios inconmovibles de la moral. Incluso niega que la naturaleza humana sea algo terminado y proclama que es dependiente de las transformaciones sociales (por eso muchas veces está en manos de gente sexualmente promiscua, ambigua o cambiante). Niega la capacidad del hombre a definir, porque definir es la negación de la evolución y del progreso. Niega la capacidad del hombre a conocer las esencias, pues una cosa que ayer era hoy ya no es. Por eso los hombres debemos quedar libres incluso de la propia naturaleza humana, de la moral, de los principios, y adaptarnos a los cambios, aceptarlos y asumirlos porque no hay otra alternativa. La Moda se establece sobre la base de un anonimato. Se sigue una fuerza ciega, pero omnipotente. Satánica destrucción de las cosas, de la creación misma, de Dios.

5. Amor: es un idolillo del dios libertad absoluta. Total culto al cuerpo, predicado desde el púlpito de Hollywood. Amor de sentimiento, a primera vista. Amor que permite la infidelidad, el divorcio: "Ya no siento nada por el otro, no debo fingir...por tanto, debo separarme". Ya no es darse, sino sentir y gozar y abusar del otro. Amor pasajero, pues los sentimientos son pasajeros. Amor como sexopatía. Es un amor pordiosero que se contenta con migajas, que nunca está seguro, que no sabe a donde va, que sufre mucho y trata constantemente de acallar ese gemido interior con nuevas experiencias, que traen un analgésico cada vez más pasajero, y que aumenta la desesperanza. Digamos que el hombre ha sido hecho para amar. No meramente para sentir amor. Hecho para el matrimonio, para la familia, los hijos, la estabilidad, la vejez serena y confiada. No para aventuras, para el infinito y estúpido coqueteo, para la inseguridad y la inmadurez constante.


Conclusión:

 

Hoy nos conducimos como paganos, adorando ídolos (Is 30, 1-5). Ídolos que son máscaras del mismo satanás. Estos ídolos han sido llamados también como modernismo, secularismo, humanismo ateo. Con estos ídolos no podemos construir la ciudad de Dios, la civilización del amor. Se nos exige una verdadera cruzada.

 

Dioses de nuestro tiempo II

 

Querien Vangal

 

Estos dioses -que son múltiples como Dios es uno- cambian frecuentemente de cara y de lenguaje, se procrean e inventan nuevos engaños. Son máscaras de satanás, quien tiene la propiedad de mimetizarse y transformase como la mentira, ya que no está sujeto al "si, sí, no, no" de la verdad, que es una sola y no se disfraza.

I. EL DIOS PROGRESO

Por ello los laicos, con su competencia en los asuntos profanos y con su actividad elevada desde dentro por la gracia de Cristo, contribuyan eficazmente a que los bienes creados, de acuerdo con el designio del Creador y la iluminación de su verbo, sean promovidos, mediante el trabajo humano, la técnica y la cultura civil, para utilidad de todos los hombres sin excepción (Lumen Gentium, 36)

Su credo es éste: "Caminamos en un progreso indefinido que no se detendrá. Ha habido guerras, genocidios y tragedias espantosas. Pero estamos progresando. Todo lo que es progreso es bueno, aunque esto suponga sacrificar el presente en aras de un futuro incierto. El progreso debe ser adorado.

Sin embargo, los remozones producidos por Hiroshima, Chernobil, la guerra química, el auge del ecologismo, la situación de miseria o de injusticia a que están sometidas grandes masas de población, la violencia siempre constante en algún lugar del mundo...han sacudido fuertemente las columnas del Progreso, llevando a veces desconfianza al mismo Progreso y sus promesas, y poniendo en disputa sus mismas bases filosóficas. ¿Y los pueblos enteros que sufren hambre y miseria por causa de la guerra, la corrupción, el colonialismo, la usura internacional? ¿Y los que no tienen acceso a la cultura, al confort, a la tecnología? Pueblos enteros sometidos a la esclavitud económica, social, política, psicológica...manipulados por los ideólogos, por los tecnócratas, por la usura internacional.

Por tanto, criticamos a este ídolo lo siguiente:

1.- Los avances que lanza este progreso no siempre están de acuerdo con la ética y la moral, quedan desvinculados de ella. A este ídolo le interesa la ganancia, que llega a ser la prueba contundente de su bondad y acierto. Hace de esa ganancia ley, llegando, así, lo legal (derecho positivo) a ser lo justo (derecho natural). Una vez más, no sabe o no quiere distinguir entre derecho natural y derecho positivo. Se preocupa de la efectividad, no de la moralidad. Detrás de esta posición se esconde el influjo de Kant (1724-1804) que decía: el mérito proviene del deber y no del bien. Y este deber deriva de la decisión común a todos los hombres. Y si la decisión común dice que hay que esterilizar, estimular los experimentos in vitro que nos darán un día humanoides fríos (terrorismo de laboratorio enguantado y silencioso), criados sin necesidad de madres, emplear la anticoncepción y el aborto para detener el crecimiento demográfico (que crece de modo geométrico, mientras que los alimentos crecen aritméticamente -a decir de Malthus-), legalizar la eutanasia...entonces es bueno eso. Pero aquí el bien no nace de la verdad y la verdad no surge de la realidad. El bien para este dios depende del futuro, del proyecto del futuro, a donde él nos conduce.

2. Este progreso tiene poder para romper toda barrera; le da a la técnica y a la experimentación un cheque en blanco para someter incluso la intimidad del hombre. El dios Progreso llama progreso a toda costumbre nueva, por más desvergonzada que sea. Por eso, los países musulmanes desprecian tanto a Occidente.

3. La disidencia para este dios es un pecado gravísimo. En la URSS significaba la muerte o la cárcel. En Occidente significa la muerte civil, se excluye al sujeto de la sociedad, no se lo deja hablar ni se le oye, se le juzga sin ecuanimidad, y se le condena no por lo que hace, sino por lo que piensa y por lo que él mismo es. Si es un político, se le cierran todos los medios de comunicación. Si es un docente, se le persigue por no estar al día en las novedades pedagógicas. Si es un dirigente social, se lo condena por ser moralista y no ser práctico. Si es un promotor de la fe, se lo margina por estar fuera de tiempo.

4. Ese dios no ha podido quebrar esa búsqueda de sobrenaturalidad insaciable del alma humana. Dios está de moda siempre. Pero este dios progreso intenta confundir a la gente, proporcionándoles dioses en lugar de Dios, religiosidades en lugar de religión, sectas en lugar de Iglesias, opiniones en lugar de fe, mundalismo en lugar de unidad, consuelos en lugar de justicia y auténtica paz; fantasmas y reencarnaciones en lugar de Cristo, encarnado en el seno de María. Anécdota de la muerte de Malenkov, aquel jerarca soviético de la posguerra. Lo estaban velando, en presencia de altos jerarcas que venían a brindarle su homenaje. En ese momento, delante de todos, para despedirse, se acercó la viuda al féretro, le dio un beso e hizo sobre él la señal de la cruz, porque Malenkov en el último tiempo de su vida había pedido el bautismo.

II. EL DIOS LIBERTAD

Cada hombre, dice este dios, tiene una libertad absoluta. De esa libertad brotan los valores. Todo lo que vaya contra esa libertad es antisagrado (moral, religión católica con sus dogmas y mandamientos). No hay pecado. No hay límites. La libertad salva, rige y condena.

Digamos nosotros:

1. Hay influjo de la revolución francesa, inspirada a su vez en Rousseau, para quien "el hombre nació bueno, sin pecado original" (Contrato Social). Influjo también de Nietzche, padre del nacional-socialismo como del bolcheviquismo, cuyo mayor terrorismo fue decretar que "Dios está muerto" y, como lógica contrapartida, decretar la "inocencia dionisíaca de los hombres". Es como decir: Dios es el culpable y lo hemos guillotinado; y el hombre es inocente y lo adoramos.

2. En nombre de este dios se asesinaron durante la revolución francesa a 250.000 de una población de 600.000 personas, 778 parroquias. En España durante la guerra civil, se destruyeron 20.000 iglesias, incineración de tesoros de arte religioso, el asesinato del 80 por ciento de los sacerdotes; esto en la zona nacional. En la zona roja, 11 obispos y más de 10.000 sacerdotes. A esto se añade: la profanación de imágenes sagradas que luego sirvieron de blancos para práctica de tiro; los vasos sagrados como orinales.

3. Este dios ha dado a luz al terrorismo de Sendero luminoso en Perú, el de Hitler, el de Stalin, todos surgidos de la misma raíz iluminista. Otros: asesinatos en la plaza de Tianonmen en China Popular; la entrada de marines en Panamá y la demolición de barrios indefensos hostiles a los invasores; el bombardeo selectivo y discriminado de templos (mezquitas e iglesias católicas) y hospitales en Irak, durante la guerra del golfo. En Bosnia-Herzegovina, los serbios llevan más de 40.000 mujeres violadas, monjas incluidas.

4. Como es una libertad sin Dios, que se endiosa, y está destinada a esclavizar y no a liberar.

5. La libertad es un desafío y una responsabilidad. Es un fruto que se consigue ganando las batallas interiores del dominio propio y entregando las propias energías no a fines egoístas, sino a objetivos superiores y generosos.

III. EL DIOS CIENCIA

"La organización técnico-científica de ciertos países está engendrando una visión cientificista del hombre cuya vocación es la conquista del universo. En esta visión, sólo se reconoce como verdad lo que la ciencia puede demostrar; el mismo hombre se reduce a su definición científica. En nombre de la ciencia todo se justifica, incluso lo que constituye una afrenta a la dignidad humana. Al mismo tiempo se someten las comunidades nacionales a decisiones de un nuevo poder, la tecnocracia. Una especie de ingeniería social puede controlar los espacios de libertad de individuos e instituciones, con el riesgo de reducirlos a meros elementos de cálculo" (Puebla, 315).

"Es cierto que el progreso actual de las ciencias y de la técnica, las cuales, debido a su método no pueden penetrar hasta las íntimas esencias de las cosas, puede favorecer cierto fenomenismo y agnosticismo cuando el método de investigación usado por estas disciplinas se considera sin razón como la regla suprema para hallar toda la verdad. Es más, hay el peligro de que el hombre, confiado con exceso en los inventos actuales, crea que se baste a sí mismo y deje de buscar ya cosas más altas. (Gaudium et spes, 57)

Su credo: sólo la ciencia nos puede dar certezas, está por encima del bien común, de la ética, de la persona. Todo lo que no es ciencia es sentimiento, subjetivismo, espiritualismo.

A la diosa ciencia le corresponde un altar; el bien del hombre, su conciencia, su conducta, su integridad moral están por debajo de ella.

Esto es lo que expresó Roosevelt en 1912: "Creo que la asimilación de los países latinoamericanos será larga y difícil mientras esos países sigan siendo católicos". En la misma línea Rockefeller, en 1969, recomendó en Roma que sustituyera a los católicos de Latinoamérica por otros cristianos, recomendación que está en marcha con ingentes recursos de todo orden. Tendencia asociada con el control de natalidad y con la política monetarista del FMI.

Digamos:

1. Hay influjo de Comte y de Kant que decían había una separación absoluta e irreductible entre los sentimientos y los hechos. A los primeros -dicen- corresponde el mundo subjetivo; a los segundos, el objetivo, experimentable, científico. Si fuera verdad esto, tendríamos que eliminar el misterio que todo hombre lleva consigo.

2. Hay un reduccionismo científico. Nuestro conocimiento verdadero se entiende que es conocimiento de lo experimentable o de lo medible. Se niega a la inteligencia la capacidad de ponerse en contacto con lo que no está sujeto a ella ni es medible; se la reduce a la capacidad de conocer lo cuantitativo.

3. Hay un reduccionismo del hombre, de sus capacidades espirituales, su racionalidad

4. Hay que decir también que la fe no está contra la razón ni contra la ciencia. Por tanto, la ciencia se convierte en ídolo y en su soberbia quiere llenarlo todo cuando abandona su misión de instrumento y pretende dictar leyes al mismo Dios. Es el momento en que cae de su pedestal y se rompe.

IV. EL DIOS HOMBRE

"La religión del Dios que se hace hombre se ha encontrado con la religión del hombre que se hace Dios". (Pablo VI)

Su credo: el hombre es inmanentista, total y completo en sí mismo, nada sobre él. Es la medida de todas las cosas. Su placer, su tener, su yo, marcan su ley. Es él el principio supremo de la ley. Dios es válido en la medida en que le sirve.



Decimos:


1. Aquí el hombre ha perdido su condición de creatura. Estamos retornando a Feuerbach (1804-1872).


2. Aquí Dios viene suprimido, su gracia. El hombre consigue todo con sus fuerzas, incluso en cosas del espíritu. De ahí, el yoga, el control mental y la meditación trascendental para conseguir la experiencia mística. Ya no es Dios que llega y atrapa, sino el esfuerzo humano que quiere conseguir todo, incluso llegar a Dios.


3. Aquí el hombre dice a Cristo que baje de la cruz, que no necesita del sufrimiento. Predican una religiosidad de consumo, superficial y demagógica. Predican que vendrá una nueva era, la del Acuario, hacia el 2140, donde un maestro, la reencarnación de Cristo, enseñará a los hombres a salvarse por sí mismos.

 


V. EL DIOS UTILIDAD

 

Ley: lo útil es lo bueno. La eficiencia como tarjeta principal de presentación. El hombre como material humano, medido por el rendimiento (marxismo, capitalismo liberal). Utilitarismo y pragmatismo.

 

Juzgamos:

 

1. Nada de sentido heroico de la vida. Nada que no sea para conseguir algo práctico. Nada de poesía, de arte, de contemplación y de oración. Cualquiera de estas cosas, sí, si me traen beneficio. Si por la contemplación me voy a curar de mi estrés, ¡bienvenida!

 

2. Por el utilitarismo actual, y bajo el amparo del dios ciencia, hemos llegado a una civilización de la muerte.

 

3. Ha exaltado el hedonismo, el uso de droga para codearnos con el infinito.

 

4. En nombre de este dios se sacrifican muchas aberraciones: se justifica la esterilización de enfermos mentales, como lo hizo el Parlamento europeo, o el suicidio voluntario, o por decisión de la familia, de los enfermos, como en Holanda.


5. Este ídolo es barato y chato. Sólo sociedades decadentes, que han perdido sus aspiraciones, están en condiciones de aceptarlo para regir sus vidas. Pero el hombre es un ser llamado a las más empinadas alturas y, por eso mismo, está también propenso a caer en los más profundos abismos.





 

VI. ALGUNOS SUBDIOSES


1. Democracia liberal: es un engaño de democracia. El pueblo vota y se le acaban sus atribuciones. Es un cero a la izquierda. Se anula el poder de las sociedades intermedias, que son las encargadas de tejer la red de relaciones sociales que hace fuerte a una nación; se acusa a las sociedades intermedias, o a los centros de fuerza de ser "corporaciones", que por su naturaleza producen tiranía, gobiernos derechistas, autoritarismo. Sociedades que son: Iglesia, sindicatos, universidades, fuerzas armadas, municipios, federaciones de comercio, agrarias o de industria, sociedades de beneficencia, clubes.


2. Paz: paz como no-guerra o no-conflicto. No como fruto de la justicia.


3. Vida: en forma de hedonismo. Vivir y gozar de la vida: sexo libre, droga, usura... ¿Qué decir de los mártires que sacrificaron sus vidas por causas superiores, o la consumen a diario por los demás? La vida no es lo supremo. Hay cosas superiores. Hay otra vida. Sin un sano desprecio por la vida nos convertimos en poco menos que gusanos. Una vida digna es la vida que se pone al servicio de lo que está por encima de la vida. La vida mejor vivida es la que aparentemente se pierde. No hay mayor gloria que darla por aquello que la trasciende.


4. Moda: es de los ídolos más estúpidos. Pero por su apariencia alegre e inofensiva es quizá el que tiene más seguidores. Es fanático y dogmático. Quien no hace caso a la moda es marginado de la sociedad. Es ídolo irracional e impuesto, pero funciona. Está relacionado con el dios Progreso. Detrás de este ídolo se esconde la concepción evolucionista, relativista e historicista de la vida. Niega la verdad objetiva, la estabilidad de la naturaleza, los principios inconmovibles de la moral. Incluso niega que la naturaleza humana sea algo terminado y proclama que es dependiente de las transformaciones sociales (por eso muchas veces está en manos de gente sexualmente promiscua, ambigua o cambiante). Niega la capacidad del hombre a definir, porque definir es la negación de la evolución y del progreso. Niega la capacidad del hombre a conocer las esencias, pues una cosa que ayer era hoy ya no es. Por eso los hombres debemos quedar libres incluso de la propia naturaleza humana, de la moral, de los principios, y adaptarnos a los cambios, aceptarlos y asumirlos porque no hay otra alternativa. La Moda se establece sobre la base de un anonimato. Se sigue una fuerza ciega, pero omnipotente. Satánica destrucción de las cosas, de la creación misma, de Dios.


5. Amor: es un idolillo del dios libertad absoluta. Total culto al cuerpo, predicado desde el púlpito de Hollywood. Amor de sentimiento, a primera vista. Amor que permite la infidelidad, el divorcio: "Ya no siento nada por el otro, no debo fingir...por tanto, debo separarme". Ya no es darse, sino sentir y gozar y abusar del otro. Amor pasajero, pues los sentimientos son pasajeros. Amor como sexopatía. Es un amor pordiosero que se contenta con migajas, que nunca está seguro, que no sabe a donde va, que sufre mucho y trata constantemente de acallar ese gemido interior con nuevas experiencias, que traen un analgésico cada vez más pasajero, y que aumenta la desesperanza. Digamos que el hombre ha sido hecho para amar. No meramente para sentir amor. Hecho para el matrimonio, para la familia, los hijos, la estabilidad, la vejez serena y confiada. No para aventuras, para el infinito y estúpido coqueteo, para la inseguridad y la inmadurez constante.



Conclusión:


Hoy nos conducimos como paganos, adorando ídolos (Is 30, 1-5). Idolos que son máscaras del mismo satanás. Estos ídolos han sido llamados también como modernismo, secularismo, humanismo ateo. Con estos ídolos no podemos construir la ciudad de Dios, la civilización del amor. Se nos exige una verdadera cruzada.


Don Venustiano, "El Primer Jefe"

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Era literalmente el "primer jefe". Su autodenominación --avalada por otros revolucionarios-- tenía algo de soberbio pero se apoyaba indudablemente en la razón de quien sabe ejercer el poder y hace respetar la autoridad. Venustiano Carranza fue, junto con Calles, el único hombre de toda la generación revolucionaria con la altura de estadista.

Su mejor escuela fue el porfiriato. Comenzó de presidente municipal de Cuatro Ciénegas, Coahuila y llegó a ser gobernador interino de su estado natal. Como diputado local padeció las imposiciones e intrigas del gobierno del centro y siendo diputado federal y senador respiró el servilismo del "club de amigos del presidente", como se le conocía al nada "honorable" Congreso de la Unión. Durante los últimos años de la dictadura apostó en favor del reyismo y vio las puertas de su futuro político cerrarse frente a sus ojos cuando se abrían las del movimiento revolucionario.

Carranza esperó hasta el último momento antes de incorporarse a la revolución de 1910. Por su vasta experiencia política, Madero --por quien nunca sintió aprecio-- lo nombró Secretario de Guerra y Marina en su gabinete provisional de Ciudad Juárez. Criticó los arreglos de paz aceptados por don Francisco. Conocía la forma como los porfiristas movían los hilos de la política --siempre a su favor-- y vio en los tratados de Ciudad Juárez la futura derrota del movimiento armado. "Revolución que transa, revolución que se suicida" fue su única expresión.

El asesinato de Madero en 1913 le dio la razón. Sin que nadie pudiera hacerle sombra, desde la gubernatura de Coahuila desconoció a Huerta y se levantó en armas enarbolando el plan de Guadalupe. Su intención era clara: restaurar el orden constitucional roto con el golpe de estado y de paso ocupar la presidencia de la república.

Don Venustiano se veía a sí mismo como un nuevo Juárez. Pensaba, actuaba y ejercía el poder como el propio don Benito. Frente a sus amigos se mostraba frío e impasible, frente a sus enemigos implacable. Lo movía la historia. El sentido de sus decisiones sólo tenía lógica a la luz de su profundo conocimiento del pasado. Una de las medidas adoptadas por el primer jefe, fue poner en vigor la añeja ley del 25 de enero de 1862, con la cual en 1867 fueron juzgados Maximiliano, Miramón y Mejía, y todos aquellos que hubiesen prestado servicios a la intervención francesa y al imperio de Maximiliano. En 1913, Carranza la utilizó para combatir a los enemigos de la revolución.

Ante propios y extraños, se mostraba impenetrable, sereno, calculador, serio, "tan autócrata en la charla como en todo lo demás". Isidro Fabela --uno de sus más cercanos colaboradores-- recordaría tiempo después su primer encuentro:

"La acogida que me diera el señor Carranza me dejó desconcertado. Yo que lo admiraba tanto..., yo, que esperaba del ilustre patricio unas palabras de aprobación a mi conducta; un ademán benevolente y de simpatía humana o política hacia mi juvenil y romántico amor por la libertad y la Revolución, encontré en él un silencio helado que me dejó sorprendido y perplejo".

Sólo un hombre con su carácter y su visión pudo manejar temperamentos como el de Álvaro Obregón y Francisco Villa. Reunir a su alrededor a revolucionarios tan diferentes como Pablo González y Lucio Blanco o ganarse la confianza de intelectuales como Isidro Fabela y Luís Cabrera. Con excepción de Zapata, cuya única bandera era su plan de Ayala, Carranza logró mantener bajo su jefatura, la unidad revolucionaria durante un año y medio, tiempo suficiente para acabar con Victoriano Huerta.

"Entra a ser el personaje principal de un gran drama --escribió Ramón Puente--, a volverse reformador, conductor de fuerzas ciegas, y moderador de ambiciones; penetra a un crisol que derrite y que funde, a una tempestad que aniquila hasta exterminar a sus propios hijos. Conforme crece el aquilón se le mira más animoso, a medida que se complica el drama, su audacia va hasta quemarse las alas, con la conciencia de que aquella aventura 'le costará la vida'".

También era un hombre práctico. Al suscitarse la invasión norteamericana a Veracruz --abril de 1914--, Carranza se limitó a condenar enérgicamente el atentado a la soberanía nacional pero rechazó cualquier tipo de alianza con Huerta para enfrentar a los invasores. Por cálculo, prefirió desaparecer al huertismo de la faz de la tierra y luego negociar el retiro de las tropas estadounidenses. De esa forma evitaría la intromisión de Washington en los asuntos internos de México –como pretendía hacerlo el presidente Woodrow Wilson.

A la hora del triunfo Carranza no vaciló como lo hizo Madero. La rendición del gobierno huertista fue incondicional y no tuvo empacho en ordenar la disolución del ejército federal. De acuerdo con el plan de Guadalupe debía asumir la presidencia de la república y convocar a nuevas elecciones, pero al interior del ejército constitucionalista se anunciaba la crisis: diferencias entre Carranza y Villa apuntaban hacia un enfrentamiento irremediable.

La soberana convención revolucionaria --último intento por evitar la guerra-- desconoció a Carranza como primer jefe del ejército constitucionalista. Don Venustiano ni se inmutó, sabía de antemano cuál sería la resolución. Sin reconocer tampoco al gobierno surgido de la convención, Carranza se vio nuevamente en Benito Juárez. Siguiendo los dictados de la historia abandonó la ciudad de México y estableció su gobierno en Veracruz, desde ahí pretendía, al igual que don Benito, iniciar la gran reforma del estado.

"Vengo a esta tierra hospitalaria, que sirvió de baluarte a Juárez y en donde hizo los cimientos de la Reforma, a buscar abrigo para formular los principios que sirvan de fundamento a las nuevas instituciones que harán grande, poderosa y feliz a la Nación mexicana. Yo no os pido más que dignidad para salvar a la patria oprimida; amor para acabar con la discordia que nos divide y degrada; paciencia y fe para curar las llagas que nos han hecho pobres y miserables, convirtiéndonos en parias de nuestro propio suelo".

Desde las arenas de Veracruz expidió una serie de disposiciones agrarias, fiscales, de trabajo, de libertad municipal, de estado civil, judiciales y en materia de minas y petróleo; legalizó el divorcio y el reparto de tierras, sujetó la explotación petrolera al control del Estado, instituyó el municipio libre y estableció la jornada máxima de trabajo y el salario mínimo. A través de la legislación pretendía tomar las banderas ideológicas de sus enemigos --como el caso de la ley agraria, golpe brutal contra el zapatismo-- y legitimar su movimiento a través de un marco jurídico.

Con el triunfo de Obregón sobre el villismo en 1915, Carranza regresó a la ciudad de México. El año siguiente fue difícil. Con la invasión de Villa a la población norteamericana de Columbus, Carranza se vio forzado a permitir el paso de tropas extranjeras para buscarlo. La situación fue tensa, pero en los últimos meses de 1916, su mente ya estaba puesta en la gran reforma del estado. La convocatoria al Congreso Constituyente reunió a todos los legisladores para discutir una nueva constitución. Y en otro arrebato de historia, Carranza designó a Querétaro capital de la república mientras se realizaban las sesiones del constituyente:

"Al partir de Veracruz tenía yo fija la mirada en Querétaro. Ha sido un motivo de satisfacción para mí haber venido a fijar aquí la residencia accidental del Gobierno, para continuar la obra que hemos emprendido; y al haberme fijado en Querétaro, es porque en esta ciudad histórica, en donde casi se iniciara la Independencia, fue más tarde donde viniera a albergarse el Gobierno de la República para llevar a efecto los Tratados, que si nos quitaban una parte del territorio, salvarían cuando menos la dignidad de la Nación; y fue también donde cuatro lustros después se desarrollaran los últimos acontecimientos de un efímero imperio al decidirse la suerte de la República triunfante después de una larga lucha. Aquí señores, se expedirán probablemente las últimas leyes, se darán los últimos decretos y tal vez hasta la última Constitución que México necesita para que pueda encauzarse, para que pueda mantener su independencia".

El 5 de febrero de 1917 Carranza llevó a feliz término la idea que traía en mente desde el inicio de la revolución de 1913. En la nueva constitución convergieron ciertamente todas las demandas sociales, políticas y económicas que habían dado sustento ideológico a la lucha armada. Innegablemente, los artículos sobre la educación (3º), el derecho a la tierra y la reivindicación del suelo y del subsuelo como propiedad originaria de la nación (27), la cuestión obrera (123), y la relación iglesia-estado (130), mostraban una legislación nacionalista, moderna y vanguardista en cuestión social. Los mexicanos atestiguaban el nacimiento del estado revolucionario

Sin embargo, en su discusión la carta magna fue excluyente. Los constituyentes de 1917 defendieron y debatieron con libertad posiciones que transitaban del más férreo radicalismo hasta cierto grado de conservadurismo -el propio Carranza guardó una posición moderada frente a las grandes reformas sociales, su pasado porfiriano se lo exigía. Pero cualquiera que fuese la posición política, entre los hombres de Querétaro había un punto fundamental de unión: todos eran leales a don Venustiano. Nadie se permitió escuchar las voces de los derrotados. Simplemente les arrebataron sus banderas. El nuevo pacto social surgido de la Constitución, se construyó únicamente con la percepción de los vencedores.

Con la máxima ley promulgada, Carranza asumió constitucionalmente la presidencia. No le era desconocida. Llevaba cuatro años ejerciendo el poder de facto en medio del caos revolucionario. Su periodo fue simplemente una extensión de tiempo pero con una diferencia cualitativa: las armas comenzaban a ser sustituidas por las leyes, y la Constitución le otorgó una legitimidad indiscutible.

El carácter inescrutable de don Venustiano le permitió cubrir la investidura presidencial con cierto velo de misterio y de respeto. "Sé bien que este personaje no es de los que se dejan sondear -escribió Vicente Blasco Ibáñez. Hombre acostumbrado a la política de un país donde el disimulo resulta una de las mejores virtudes, no es fácil conocer su pensamiento verdadero". Pero si en algo era transparente lo fue en la forma como ejercía su poder y su autoridad --sin cortapisas-- incluso hasta llegar al extremo de la crueldad.

Cuando tuvo a sus enemigos a tiro de piedra, no pensó siquiera en concertar la paz a través del diálogo. Prefirió eliminarlos. En 1919 ordenó al general Pablo González que acabara con el zapatismo a través de cualquier medio posible. El 10 de abril, recibió el cadáver de Emiliano Zapata caído en una abominable traición realizada con la venia del mismo presidente. Meses después, le informaron de la captura del otrora brazo derecho de Pancho Villa, el general Felipe Ángeles, que regresaba al país buscando la reconciliación de los partidos, la paz de la patria y el establecimiento definitivo de la democracia. Pero bajo el nuevo régimen, el hombre honesto, idealista y sensible al dolor provocado por la guerra, el mismo que acompañó a Madero en sus últimas horas de vida, tenía contados sus días. Su juicio en Chihuahua fue una gran farsa y a pesar de las peticiones de indulto que llegaron, incluso del extranjero, Carranza fue inconmovible: la sentencia estaba dada. Felipe Ángeles murió fusilado la mañana del 26 de noviembre de 1919.

Con la constitución en sus manos, Carranza intentó consolidar el poder presidencial. Quiso alejarlo de la violencia revolucionaria, dotarlo de una estructura jurídica, de un marco legal que garantizara su estabilidad frente a cualquier acontecimiento. Lo consiguió. Pero al acercarse la sucesión presidencial en 1920, el visionario, el hombre que conocía la historia de México con detalle, el nuevo Juárez, no tuvo una adecuada lectura de los tiempos políticos y violentó su propia historia: impuso por todos los medios a su alcance, a un candidato civil, --desconocido y gris-- de nombre Ignacio Bonillas, cuando el país llamaba a gobernar al victorioso y carismático general Álvaro Obregón.

Una serie de desencuentros con Carranza sirvieron de pretexto a los sonorenses para desafiar al gobierno federal. Al comenzar el año de 1920, Adolfo de la Huerta, gobernador de Sonora acusó al presidente de entrometerse en los asuntos estatales y el Ejecutivo con su característica autoridad envió tropas al norte y decretó la desaparición de los poderes locales. La respuesta de los generales sonorenses no se hizo esperar, el 23 de abril, de la Huerta y Calles promulgaron el plan de Agua Prieta y se levantaron en armas contra el presidente.

Si en 1913 Carranza había logrado reunir a la mayor parte de los revolucionarios en torno a su persona, en 1920 logró hacerlo pero en su contra. La rebelión se generalizó en el país entero. Grupos de todos los rincones de la república --zapatistas, villistas, maderistas, convencionistas, huertistas, porfiristas y hasta los mismo carrancistas-- se levantaron "como un solo hombre" en contra del viejo. Carranza recurrió a la historia: como en 1914 --como Juárez en la guerra de Reforma--, intentaría establecer su gobierno en Veracruz, reorganizar a su ejército y dar nuevamente la batalla.

Nada debía minar su autoridad. Su fortaleza emanaba de la legalidad. Lo sabía. Ni en momentos tan dramáticos como la muerte de su hermano en 1915 había claudicado, aún a sabiendas de que podía salvarlo si cedía a las pretensiones de varios revolucionarios de la región del istmo que lo mantenían secuestrado. Su frialdad, "helaba". Y con esa misma actitud enfrentó su destino.

Traicionado por todos sus antiguos amigos --escribió Vicente Blasco Ibáñez-- rodeado de fuerzas enemigas, cortado el camino de su retirada a Veracruz, desbandadas las tropas que aún le quedaban fieles, otro se hubiese entregado fatalistamente a su destino. Pero la principal virtud de Carranza es la tenacidad, una tenacidad vencedora del tiempo y del espacio, y despreciadora del destino. Es casi seguro que sus enemigos, infinitamente más numerosos, acabarán por prenderle. Hay que reconocer que Carranza se defiende contra la desgracia de un modo heroico.

La historia le dio la espalda. Luego de varios días recorriendo los desfiladeros de la sierra de Puebla, soportando la intensa lluvia tropical, padeciendo el terrible calor y con la posibilidad de encontrar al enemigo en cualquier momento, Carranza y un pequeño grupo de leales llegaron a Tlaxcalantongo. Era cerca de la media noche del 20 de mayo de 1920. Antes de conciliar el sueño pensó por última vez en la historia, en sus desconocidos designios, en sus caprichos que mueven la voluntad de los hombres. Consciente de su situación, con cierto pesimismo se le escuchó decir: "Digamos como Miramón en Querétaro: 'Dios esté con nosotros las próximas veinticuatro horas". En la madrugada del 21 de mayo fue asesinado.

Murió con la dignidad de quien se conoce protagonista de la historia. Estoico frente a la desgracia, nunca aceptó el título de general, prefería el término utilizado por amigos y enemigos, el que portaba con gallardía. "Quizá no sea éste el genio que a México le hace falta –escribió Martín Luís Guzmán-, ni el héroe, ni el gran político desinteresado, pero cuando menos no usurpa su título: sabe ser el Primer Jefe".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Dónde puedo encontrar a Dios?

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Lo que os voy a contar sucedió hace mucho, mucho tiempo, justo cuando Dios acababa de terminar la creación del mundo. Es entonces cuando quiere dejar en ella como sello, como firma, como recuerdo, una parte de su misma divinidad, una chispa de su propio ser. Quiere que el hombre recuerde siempre lo que puede llegar a ser, si le busca y desea con todas sus fuerzas.

 

Lo de quedarse está decidido. Lo que le resulta un poco más dudoso al Creador es dar con el lugar donde esconder esa chispa de forma que al hombre le cueste encontrarla, ya que sabe que éste suele valorar muy poco lo que encuentra con facilidad.

 

Reunido con los ángeles del cielo les pregunta dónde creen ellos que debería esconder esa chispa de su propio ser. Uno de los ángeles le dice: "Padre, podrías esconderla en la cima más alta de la tierra". "¡No!", responde otro; "el hombre es un ser de fuerte espíritu aventurero y pronto conquistará los picos más altos del planeta Tierra".

 

"Escóndelo entonces, Señor, en la mayor profundidad posible, en las entrañas de la tierra", respondió otro de los asistentes. "Tampoco creo que convenga", le contestaron. Porque un día u otro, mediante las nuevas tecnologías que el hombre llegará a crear, será capaz de perforar hasta el lugar más profundo que hayamos decidido escoger".

 

¿Y en medio de los océanos, en las profundidades marinas?, preguntó otro de los ángeles. "Tampoco me parece", le contestó un compañero. Dios ha creado al hombre con una aguda inteligencia, y un día u otro, diseñará y construirá barcos y submarinos, capaces de cruzar todos los mares y de profundizar hasta las capas más abismales del océano.

 

"¿Y entonces?" pregunta uno, poniendo palabras al interrogante de todos los presentes. Un joven ángel que acababa de estrenar las alas, miró a Dios a los ojos y le dijo: "Abba, quizás haya un lugar más inaccesible de los que nos hemos imaginado hasta ahora. Un lugar de difícil acceso…, lo más profundo del mismo hombre".

 

Y Dios que hasta entonces había estado escuchando atentamente todas las aportaciones, se sonrió y dijo: "Sí, me esconderé en lo más profundo del ser humano, en ese espacio interior que llamamos interioridad".

 

Por eso cuentan los sabios que cada vez que una persona entra en lo más profundo de su ser y hace silencio, puede escuchar a Dios y hasta tocarlo.


Dos veneraciones en conflicto

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel


Ambas eran madre de Dios. En dos de sus advocaciones, la virgen tenía miles de fieles que desde el siglo XVI se habían rendido ante sus milagrosas intercesiones. El pueblo, los indios y los mestizos, se veían reflejados en la virgen morena. Los españoles admiraban la tez rosada de la virgen a quien atribuían el triunfo de Cortés en 1521. La primera era la Guadalupana, a la segunda le llamaban de los Remedios. Los santuarios de ambas se erigían sobre elevaciones naturales que coronaban el valle de México y por años sus historias mezclaron la armonía de la devoción popular, el tañer de campanas y las fastuosas procesiones de la capital novo-hispana, hasta que la guerra de independencia las enfrentó como abanderadas de insurgentes y realistas, sometiendo a una prueba de fe su intercesión divina.

* * * * *

 

Hacia 1810, la imagen de la virgen de Guadalupe era la más venerada de toda la Nueva España y la mayoría de sus habitantes eran fervorosamente guadalupanos. Desde 1531, la historia que refería la aparición de la madre de Dios en el cerro donde los aztecas veneraban a la diosa Tonantzin --"nuestra madrecita"-- no tenía lugar a dudas; era aceptada y respetada por todos los estratos sociales.

No era un azar que --según la tradición-- la virgen se hubiera mostrado ante un humilde indio como era Juan Diego; era una señal divina que hacía del reino de la Nueva España un pueblo "elegido". A mediados del siglo XVIII, el jesuita Juan Antonio de Oviedo sostenía que la aparición de la Virgen, por sí misma, había dejado una prueba irrefutable de su milagroso poder:

"Con haber santificado con el sagrado contacto de sus pies la Santísima Virgen aquel cerro, se acabó del todo la adoración de aquel ídolo diabólico [la diosa Tonantzin], y de todos los contornos de México se ha desterrado la idolatría".

Existían pruebas suficientes para demostrar que Dios había enviado a su madre a conquistar la fe de la América Septentrional. "En más de doscientos... no se ha visto jamás en ella endemoniado alguno, de cuyo cuerpo tenga el demonio posesión: trabajo que se padece muy ordinario en todo el resto del mundo". Su fama se conocía allende el mar. La tradición refería el caso de un europeo que sintiéndose poseído por un espíritu maligno había aliviado el mal de su alma al pisar tierras novo-hispanas. Otra historia aseguraba que el manto de la Guadalupana era tan poderoso como para librar a la Nueva España de la peste que asolaba con frecuencia a Europa y si bien otras epidemias habían diezmado a la población en América, nunca fueron tan graves como los cientos de miles de vidas que la peste cobró en el viejo continente.

La imagen de la virgen morena se ganó rápidamente el corazón de la mayoría de los novo-hispanos, sobre todo de aquellos que habían nacido ya en territorio americano o cuyos antepasados tenían siglos de habitar en él. La devoción se desarrolló de manera natural y fue en aumento desde 1531, pero no fue sino hasta el 27 de abril de 1737 --probablemente por razones políticas-- cuando se le declaró patrona de la ciudad de México. Diez años más tarde ya lo era de toda la Nueva España.

Desde su aparición en 1531, la historia de la virgen de Guadalupe giró básicamente alrededor de su festividad, milagros, y procesiones. Pero en 1794 a sus páginas se agregó un pasaje curioso que en su momento escandalizó a la jerarquía eclesiástica y a más de un devoto. En su sermón guadalupano correspondiente al año de 1794, fray Servando Teresa de Mier expuso su visión de la aparición de la virgen –que no era otra que la sostenida por el nacionalismo criollo de la segunda mitad del siglo XVIII.

Fray Servando no negaba el milagro guadalupano pero lo situaba siglos antes de 1531, en las primeras décadas de la era cristiana. Su premisa inicial sostenía que la "imagen de nuestra señora de Guadalupe" no estaba pintada en la tilma o ayate de Juan Diego, sino en la capa de Santo Tomás apóstol, que llevando la palabra de Dios hasta los confines del mundo había llegado al continente Americano. Hacia el año 44 de nuestra era, los indios veneraban la imagen en el cerro de Tenayuca en donde Santo Tomás la había colocado, pero varios infieles renegaron de la fe cristiana y atentaron contra la imagen guadalupana. Para protegerla, el apóstol la escondió y diez años después de la conquista, la virgen se apareció frente a Juan Diego, le mostró la capa de Santo Tomás y le ordenó que la llevara ante fray Juan de Zumárraga. El resto de la historia era de todos conocida.

A la jerarquía eclesiástica presente en el evento, pareció una historia absurda, propia de un enemigo de la religión y de la virgen; razones demás para desterrarlo de la Nueva España. Sin embargo, su trasfondo era claramente político: si la conquista y dominación española se había justificado en nombre de la evangelización, al aceptarse la explicación de fray Servando de que tiempo antes de la llegada de los conquistadores los indios ya conocían el cristianismo, la conquista quedaba sin legitimación moral, legal y espiritual.

El famoso sermón era un indicativo de lo que sucedía en los últimos años del siglo XVIII en la capital de la Nueva España. Los criollos que por generaciones habían nacido en territorio Americano, comenzaban a reivindicar elementos que podían constituir a la patria mexicana criolla: territorio común, historia compartida desde 1521, cultura, y religión. Por sobre todos aquellos elementos, se levantaba la devoción por de Guadalupe, aparecida en tierras mexicanas y a los propios mexicanos --"con ninguna otra nación hizo nada igual"--. A partir de entonces, y sólo por algunos años, a los ojos de los criollos que iniciarían la independencia, la guadalupana, sería la virgen de los nacidos en el territorio de la Nueva España y por tanto, bandera de los insurgentes. Era la reivindicación de una Patria por nacer.

 

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Al momento de iniciar la guerra de independencia, la virgen de los Remedios tenía una clara ventaja sobre la Guadalupana: experiencia en combate. Su historia era épica. Según cuenta la tradición, Juan Rodríguez de Villafuerte, uno de los hombres de Hernán Cortés, trajo a territorio americano una imagen de la virgen de los Remedios "para su consuelo". Era un regalo de su hermano que al entregársela le había dicho "que tuviera en ella mucha confianza, porque a él le había librado de grandes peligros en las batallas en que se había hallado y esperaba que le sucediera lo mismo en el Nuevo Mundo".

Al llegar a la capital del imperio azteca, Cortés ordenó a Villafuerte que colocara la imagen de la virgen de los Remedios, en un altar del templo mayor donde solían efectuarse los sacrificios humanos. Ahí fue expuesta por algunas semanas hasta que estalló la guerra y no se supo nada más de la pequeña imagen labrada en madera.

Durante la derrota de "la Noche Triste" el 30 de junio de 1520, Cortés tuvo que retirarse precipitadamente de México-Tenochtitlan. La escena, según cuentan los cronistas, fue espantosa: mientras intentaban huir por la calzada de Tlacopan (Tacuba), muchos de los españoles habían caído prisioneros y podía divisarse cómo eran sacrificados por los aztecas. Exhausto y desmoralizado, el conquistador y sus hombres llegaron a un pequeño monte delante del pueblo de Tlacopan y decidieron pernoctar en ese lugar. La virgen se apareció acompañada, según se refiere, por Santiago --patrón de las Españas-- y los abatidos conquistadores encontraron un remanso de paz, confiando en que la madre de Dios los conduciría a la victoria definitiva. Un año después, caía México-Tenochtitlan.

Hacia 1540, un indio cacique de nombre Juan de Águila, caminaba por los parajes cercanos al pueblo de Tacuba y vio a la Señora en el cielo "que con voz sensible le decía: Hijo búscame en ese pueblo". Poco tiempo después, debajo de un maguey, don Juan de Águila encontró la vieja estatuilla de madera, que desde 1520 había desaparecido. Hacia 1575 su templo estaba concluido y su imagen era venerada.

La gente recurría a la virgen de los Remedios "en las faltas de lluvias a su tiempo, en las epidemias de tabardillos, sarampiones y otras semejantes". Durante años su imagen recorrió la calzada México-Tacuba para proteger al pueblo de las terribles epidemias, inundaciones o temblores que de vez en cuando recordaban a los habitantes de la ciudad que la naturaleza no tenía credo religioso. En vistosas y multitudinarias procesiones, las autoridades eclesiásticas y civiles --incluyendo al propio virrey-- trasladaban a la Virgen desde su santuario en las garitas de la ciudad para colocarla durante meses en la Catedral de la Ciudad de México.

Cuando las calamidades no cedían, ni siquiera con la intercesión de la virgen de los Remedios, las autoridades recurrían a la imagen guadalupana como último recurso, lo cual no dejaba de causar cierto malestar entre el pueblo, pues era un insulto recurrir a la virgen morena como segunda opción -aunque finalmente imperaba la alegría cuando la gente podía observar muy de cerca a la Guadalupana al frente de una procesión. Alexander von Humboldt percibió la rivalidad entre ambos grupos de fieles:

"El espíritu de partido que reina entre los criollos y los gachupines, da un matiz particular a la devoción. la gente común, criolla e india, ve con sentimiento que, en las épocas de grandes sequedades, el arzobispo haga traer con preferencia a México la imagen de la Virgen de los Remedios. De ahí aquel proverbio que tan bien caracteriza el odio mutuo de las castas: hasta el agua nos debe venir de la gachupina. Si a pesar de la mansión de la Virgen de los Remedios, continúa la sequía... el arzobispo permite a los indios que vayan a buscar la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe".

 

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Cuando el cura Hidalgo decidió tomar el estandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera de la lucha que emprendía en septiembre de 1810 le dio un sentido religioso a la guerra de independencia. No era imposible imaginar la respuesta popular: el cura fue visto entonces como un hombre ungido por la divinidad para liberar al pueblo oprimido.

Durante los once años que duró la guerra, la Guadalupana ocupó un lugar fundamental para la causa insurgente. Hidalgo había tomado el estandarte otorgándole a la lucha un carácter sagrado. Cargaba siempre consigo, entre sus ropas una imagen de la virgen morena. En los Sentimientos de la Nación, Morelos propuso que la celebración oficial de la "patrona de nuestra libertad" fuera el 12 de diciembre. Los miembros de una sociedad secreta que trabajaba en favor de la independencia desde la ciudad de México adoptaron el nombre de los Guadalupes. Los guerrilleros de Pedro Moreno portaban en sus sombreros estampas de la señora del Tepeyac y uno de los jefes insurgentes que resistió hasta el final, Manuel Fernández Félix, adoptó su sagrado nombre creyendo fervorosamente en su intercesión para el triunfo final. El era Guadalupe Victoria.

La respuesta española fue inmediata. De poder a poder, el virrey Francisco Xavier Venegas mandó por la imagen de la virgen de los Remedios para resguardarla de los insurgentes, pero sobre todo para enarbolarla como bandera de los ejércitos realistas. El virrey se veía asimismo como Cortés siglos atrás: ante una situación que parecía irremediable, la virgen de los Remedios había acompañado al conquistador hasta el triunfo. Tres siglos después ¿sucedería lo mismo?

Las medidas del virrey llegaron demasiado lejos. A la virgen de los Remedios se le dio grado militar y desde entonces se le conoció como "la generala". Las monjas del convento de San Jerónimo la vistieron con los blasones y la banda correspondiente y el niño Jesús --que cargaba en sus brazos-- también fue vestido según la usanza. En procesión, la madre de Dios, recorrió la ciudad de México, mostrando su bastón de mando en una de sus manos y podía observarse a su pequeño hijo portando un sable. La Virgen y su hijo Jesucristo, en pie de guerra.

Una vez finalizados los actos públicos, la virgen fue colocada en el altar principal de la Catedral de México. En aquel santo lugar, su función era doble. Una espiritual: dar consuelo a los fieles, recibir ofrendas, exvotos o limosnas. La otra era muy humana: delatar insurgentes. De todos era sabido que los revolucionarios eran guadalupanos. Aquellas personas que luego de escuchar misa en Catedral no hicieran la reverencia correspondiente ante la virgen de los Remedios, seguramente lo hacían ante la Guadalupana, por tanto eran insurgentes. De ese modo, mucha gente fue falsamente acusada de rebeldía. Las autoridades no repararon, que más allá de la banalizad de las cosas del mundo terrenal, había gente que de buena fe, mostraba su devoción a una u otra virgen sin tomar partido por alguna causa política.

Al final triunfó la causa insurgente y la virgen de Guadalupe. No en términos religiosos, ni porque fuera mayor la devoción del pueblo por ella. Venció porque era un símbolo de unidad. Un elemento que conjuntaba a todos aquellos que se consideraban pertenecientes al mismo terruño. Aquellos que veían la historia desde 1521 como algo común a todos. La Guadalupana era una virgen innegablemente mexicana. Con la consumación de la independencia en 1821, llegó la reconciliación de ambas advocaciones a los ojos de los mexicanos. La "Morena" y la "Generala" compartirían un futuro común en un nuevo país que iniciaba su andar en la historia.


Echar a Dios

 

Querien Vangal

 

 

Hay en nuestro mundo una costumbre que se va agudizando cada vez más. Y es la costumbre, incluso diría yo la manía, de ir echando a Dios de nuestro mundo. Echarlo de la familia, porque no nos sirve, porque estorba, porque es molesto. Echarlo de la sociedad, echarlo del mundo cultural, echarlo incluso de las iglesias. No queremos saber nada de El.

 

¿Por qué? Porque nos estorba, nos fastidia, nos molesta. Porque no lo necesitamos ya. Más aún, hay gente que presume de haber logrado este gran triunfo: Ya hemos puesto al hombre en su lugar. No necesitamos de Dios.

 

Pero, ¿qué es lo que realmente sucede? El que pierde no es El. El que pierde es el hombre. Y, así, podemos constatar estadísticamente que los lugares donde Dios está ya casi fuera, el hombre se ha vuelto contra sí mismo. Hay, casualmente, más suicidios. Casualmente más egoísmo. Hay, casualmente también, más guerras, más violencia.

 

¿Por qué en nuestro siglo ha habido tantas guerras, hay tantos desastres, hay tantos suicidios? ¿No será por esa manía de dar un puntapié a Dios y echarlo de nuestro mundo?

 

Repito que el que pierde no es El, porque El está tranquilo. El nos ve, El dice: A ver que puede hacer el hombre solo, sin Mí. Y el resultado es trágico. Por eso, hay todavía algunos que le queremos decir a El: No te vayas, por favor, porque entonces nos va a ir muy mal.

 

¡Pobre hombre! Has echado a Dios de tu mundo, y te estás muriendo. ¿A quién vas a recurrir ahora?


Educación, familia y pluralismo

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

El debate en torno a la educación chilena, como también el actual Proyecto de Ley enviado al Congreso, que propone una reforma constitucional al respecto, ha suscitado un gran interés en el país. Apreciando además la urgencia de mejorar substancialmente la educación que reciben incontables alumnos de escasos recursos, debe de servir de ejemplo para México.


1. La Educación como Bien Público

La educación es un bien público que debe ser valorado y cuidado por todos los ciudadanos. De la calidad de la educación depende la calidad de vida, la superación de la pobreza, el nivel cultural y la nobleza de las relaciones humanas de un pueblo. Por eso, la tarea de impartir la educación, que compete en primer lugar a la familia, necesita el apoyo de la sociedad. Ella presta un servicio masivo al bien común, al ponerse a disposición de todos los padres que están educando y de los ciudadanos que se forman. Lo hace, cuando reconoce las diversas iniciativas ministeriales, municipales y particulares y cuando ofrece una variedad de instituciones y personas a todas las familias y los alumnos que las necesitan. De este modo, cualquiera sea el sostenedor de las comunidades educativas, si ofrecen una educación valiosa, la labor que desarrollan ha de ser considerada siempre como un invaluable servicio público. En este contexto, la educación particular puede asumir un rol importante en el desarrollo de sistemas modernos de enseñanza-aprendizaje, a condición de que actúe en un marco transparente y responsable.


2. Educación y Persona

En el contexto de los amplios y profundos cambios sociales que caracterizan a nuestro tiempo, el fundamento antropológico de la propuesta educativa adquiere una urgencia cada vez más ineludible. En un mundo tan plural el concepto de persona y su dignidad ha de ser el punto de partida y de sustento ético de cualquier diálogo educativo. Por eso la educación y la escuela están llamadas a configurarse como educación y escuela de personas para el bien de personas. La persona de cada uno, en sus necesidades materiales, intelectuales, morales y espirituales, debe ser el centro de donde arranca y a donde llega la acción educativa. Creemos que la persona ocupa el centro de todo proyecto educativo y de la misión de cada escuela. Ella se define por su "racionalidad", es decir por su carácter inteligente y libre, por su "emotividad", ya que tiene un corazón capaz de sentir y empatizar, y por su "relacionalidad", o sea por la interacción con los demás, que tiende a la reciprocidad, al servicio y a la solidaridad.

3. El Derecho a una Educación de calidad y el Rol del Estado

Con el Concilio Vaticano II, afirmamos que todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, por poseer la dignidad de persona, tienen el derecho inalienable a una educación que responda al propio fin, al propio carácter, al diferente sexo, que sea conforme a la cultura y a las tradiciones patrias. Y, al mismo tiempo, que esté abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos, para fomentar en la tierra la verdadera unidad y la paz. Por eso, el Estado ha de prever que a todos los ciudadanos sea posible el adecuado acceso a la cultura y una participación viva de sus valores, como asimismo la debida preparación para el cumplimiento de sus obligaciones y derechos civiles. El mismo Estado debe proteger el derecho de toda persona, y en especial de niños y niñas, a una educación escolar y superior rica en conocimientos y en valores. También, vigilar la aptitud de los maestros, velar por la eficacia de los estudios, mirar por la salud de los alumnos y por el bienestar de sus familias, y promover, en general, una educación equitativa y de calidad.

4. La Libertad de Enseñanza y el Rol del Estado

El amplio ejercicio del mencionado derecho a la educación, reclama a su vez, como condición para su auténtica realización, la plena libertad de que debe gozar toda persona, -y en el caso de niños y niñas, los padres de familia- para elegir la educación para sus hijos que consideren más conforme a los valores que ellos más estiman y que consideran indispensables. Por el hecho de haberles dado la vida, ellos asumieron la responsabilidad de ofrecer a sus hijos condiciones favorables para su crecimiento. Entre éstas, la grave obligación de educar a la prole. La sociedad ha de reconocerlos como los primeros y principales educadores de la misma. El deber de la educación familiar, como primera escuela de virtudes sociales, es de tanta trascendencia, que cuando falta, difícilmente puede suplirse. Con el Papa Benedicto XVI afirmamos que este principio nunca es transable. Y recordamos al respecto lo dicho por el Papa Juan Pablo II: "El derecho-deber educativo de los padres es esencial, original, primario, insustituible e inalienable".

Este intransferible derecho, que implica una obligación y que expresa la libertad de la familia en el ámbito de la educación, por su significado y alcance, ha de ser decididamente garantizado por el Estado. Por esta razón, el poder público, al que compete la protección y la defensa de las libertades de los ciudadanos, atendiendo a la justicia distributiva, debe distribuir las ayudas públicas –que provienen de los impuestos de todos los ciudadanos- de tal manera, que la totalidad de los padres, al margen de su condición social, puedan escoger, según su conciencia, en medio de una pluralidad de proyectos educativos, las escuelas adecuadas para sus hijos.

Ese es el valor fundamental y la naturaleza jurídica que fundamenta la subvención escolar. Por lo tanto, a ningún sector educacional, ni siquiera al propio Estado, se le puede otorgar la facultad de concederse el privilegio y la exclusividad de la educación de los más pobres, sin menoscabar con ello importantes derechos. De este modo se promueven derechos naturales de la persona humana, la convivencia pacífica de los ciudadanos, el progreso de todos, y la realidad de una cultura patria, que mantiene su vigencia y su identidad, sin excluir el pluralismo que manifiesta su riqueza. Esta opción subsidiaria caracteriza a nuestro sistema educacional y rige en muchas sociedades como la nuestra. Por ello, consideramos indispensable que la libertad de enseñanza, en cuanto parte irrenunciable del sustento valórico del Estado de Chile, permanezca consignada en su concepto, alcance y resguardo en nuestra Carta Fundamental, y no sólo en legislaciones que cambian con el tiempo.


5. La Formación Moral y Religiosa

La educación religiosa es parte esencial de la calidad de la educación que se ofrece a cada persona y a toda la sociedad. En el contexto del derecho a una educación de calidad, y por ello integral, y considerando que la inmensa mayoría de los chilenos profesa un credo religioso, la educación de la dimensión religiosa y la formación de una recta conciencia moral, resulta una tarea ineludible de toda escuela, sean éstas confesionales o no.

Nos hacemos un deber recordar a los padres de familia la grave obligación que tienen de disponer, y aún de exigir, todo lo necesario para que sus hijos puedan ejercer este derecho, y disfrutar de esta ayuda para una auténtica formación humana. Por todo ello, exhortamos al poder público, para que teniendo en cuenta el pluralismo de nuestra sociedad y favoreciendo la debida libertad religiosa, se garantice este derecho de las familias a dar a sus hijos en las escuelas una educación conforme a sus principios morales y religiosos.


6. Escuela y Acciones legales

La educación es un servicio que se basa fundamentalmente en la credibilidad y en la confianza. No se puede educar convenientemente sin confiar en quienes educan y en el proyecto educativo que propone el establecimiento educacional elegido. Si bien es de toda justicia que los padres de familia y cualquier ciudadano encuentren en nuestro ordenamiento jurídico las herramientas necesarias para defender derechos importantes acerca de la calidad educacional, sin embargo, al mismo tiempo, resulta imprescindible que ello se dé en un marco que resguarde otros aspectos y valores que debemos tener presente.

Previo a cualquier recurso de protección, se requiere ante todo de una norma que especifique y objetive el concepto de calidad de educación, así como la clara delimitación de lo que constituye un delito por vulnerar tal derecho, y las obligaciones y deberes que deben cumplir los padres y alumnos en las escuelas para hacerse acreedores al ejercicio de una acción judicial. Todo esto, si se quieren evitar abusos mayores a los que se desea remediar. El respeto de la legislación por el Proyecto Educativo libremente elegido por las familias, debiera incluir, como condición previa a cualquier recurso ante la justicia, agotar las instancias que el propio Manual de Convivencia estipula para la resolución de los conflictos. Se debe evitar una posible judicialización de toda la vida escolar, introduciendo un grave elemento de desconfianza, sospecha y conflicto permanente en la diaria y delicada labor educativa de colegios, directores y maestros.


7. Con gratitud a los educadores

Profundamente agradecidos por la generosa y en ocasiones sacrificada labor de cuantos se dedican a diario a la hermosa y desafiante tarea educativa, ofrecemos esta reflexión a todos los que se ocupan de este ámbito fundamental de nuestra convivencia nacional, en especial a las comunidades educativas católicas, a todos los que tienen poder de decisión sobre estas relevantes materias, y a aquellos que han hecho de este servicio un verdadero apostolado en su vida personal y profesional. Sobre todos ellos invocamos por intercesión de María Santísima, cuya fiesta celebramos en su advocación del Carmen, la abundante bendición del Señor, Maestro de Vida


El 2 de julio, jornada cívica ejemplar

 

Querien Vangal

- Es importante destacar que durante la jornada electoral no se verificaron hechos de violencia graves que desincentivasen de manera generalizada la participación. El hecho de que 42, 791,322 ciudadanos acudieran a votar el pasado 2 de julio, es prueba suficiente de que el contexto en el que se celebraron las votaciones, lejos de inhibir a los ciudadanos, los alentaba a la participación en el proceso electivo.

- La organización de la elección, tal y como ha sucedido en los últimos procesos electorales, estuvo a cargo del Instituto Federal Electoral, órgano constitucionalmente autónomo e independiente en sus decisiones.

- En este marco, el IFE emitió por primera vez un Acuerdo de Neutralidad, tendiente a establecer diversos lineamientos que controlaran la actuación de los titulares de los poderes ejecutivo, tanto a nivel nacional, estatal como municipal. Dicho acuerdo fue inédito y logró que todas las fuerzas políticas limitaran la actuación de funcionarios públicos de mando superior. Se emitieron al respecto diversos exhortos sin que ninguno de ellos se emitiera en contra del Presidente de la República.

- El Padrón Electoral y la Lista Nominal de Electores son instrumentos que garantizan de manera plena la autenticidad de las elecciones. El Instituto Federal Electoral llevó a cabo todos y cada uno de los procedimientos previstos por el Código Electoral para su debida actualización, atendiendo a los principios de legalidad y certeza. Una vez atendidas todas las observaciones realizadas por los partidos, el Padrón y las Listas Nominales fueron aprobados el 25 de mayo del año en curso, y contra dicha determinación no se presentó ningún recurso.

- Las eventuales situaciones irregulares generadas por actos propagandísticos, fueron corregidas tanto por decisiones adoptadas por el Consejo General en el marco del procedimiento especializado, como por resoluciones definitivas e inatacables emitidas por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en ejercicio de las facultades de control directo de la juridicidad. Este procedimiento no fue iniciado por la Coalición respecto de los actos supuestamente imputables al Presidente de la República.

- La presencia de representantes en las casillas fue igualmente equilibrada entre las tres fuerzas políticas mayores. En efecto, consta en el informe de mérito que el Partido Acción Nacional registró representantes en el 97.6% de las casillas; la coalición Alianza por México hizo lo propio en el 98.28%, al tiempo que la coalición "Por el Bien de Todos" acreditó representantes en el 96.17%.

- El método de integración de las casillas es otro más de los instrumentos estatuidos normativamente para dotar de certeza al proceso electoral. El sistema se articula en torno a la insaculación con el propósito o finalidad de imparcializar al órgano encargado del escrutinio y cómputo de los votos. En tal virtud, al haberse integrado estos órganos con arreglo al procedimiento legalmente establecido, los actos de las mesas directivas de casilla gozan de una presunción de legitimidad y certeza, hasta en tanto no sea revertida o controvertida con prueba plena y suficiente.

- En el proceso electoral en curso participaron 25,311 observadores electorales nacionales, así como 693 visitantes extranjeros procedentes de 60 países. La presencia de este cúmulo de observadores fortaleció las condiciones de libertad en las que, como ya se ha dicho, los electores sufragaron el pasado 2 de julio.

- El Acuerdo Democrático por la Equidad, la Legalidad y la Gobernabilidad, suscrito el 8 de junio de 2006 bajo el auspicio del Instituto Federal Electoral, confirma que durante el desarrollo del proceso, los contendientes solventaron institucionalmente sus diferencias y adoptaron las medidas políticas necesarias para hilvanar las certidumbres que el ciudadano requiere para emitir su voto de forma libre, espontánea, sobre la base de sus propias convicciones, y como resultado de la ponderación de intereses colectivos y preferencias individuales.

- El IFE, tal y como ha sucedido en los procesos inmediatamente anteriores, implementó dos sistemas para comunicar provisionalmente resultados electorales: por una parte, el Programa de Resultados Electorales Preeliminares y, por otra, el Conteo Rápido, con la finalidad de obtener información, más o menos confiable, de los resultados de los comicios con la mayor prontitud posible.

- En otro contexto, y en cuanto al supuesto uso indebido de los programas federales, cabe resaltar por un lado, que no existe una sola prueba que acredite tal situación, y por otro, en un supuesto no concedido de que ello haya sucedido, de los resultados se observa que Andrés Manuel López Obrador obtuvo la mayoría de los votos emitidos en 8 de los 10 estados (Chiapas, Guerrero, Michoacán, Hidalgo, Veracruz, Oaxaca, Zacatecas y Tlaxcala) con mayores padrones de beneficiarios de programas sociales, mientras que Felipe Calderón Hinojosa sólo la obtuvo en 2 entidades (Puebla y Guanajuato), por lo que no se puede sostener que existió una fuerza estatal en apoyo de Felipe Calderón. Incluso, en los 200 municipios con mayor cobertura de los programas se desprende que:

                       Rango de Cobertura  44.1%-99.1%

Promedio de cobertura         83.5%

Municipios que ganó Calderón         20

Municipios que ganó Madrazo         27

Municipios que ganó López Obrador           153

                                                                                                      

- En cuanto a la presencia mediática, independientemente de que el propio López Obrador sostuvo que no llevaría a cabo contratación en medios, del monitoreo del IFE se desprende claramente que hubo total equidad en los medios de comunicación, tanto en la propaganda pagada como en los noticieros. Incluso, en su informe presentado al seno del Tribunal, aclaró que del 19 de enero al 15 de junio, el IFE contabilizó lo siguiente:  

 

- En cuanto a la apertura de paquetes, es necesario resaltar que:

a) Al abrirse 2,873 paquetes electorales en la sesión de cómputos distritales, se obtuvo una modificación de resultados y se redujo la votación para todos de la siguiente manera:

12 mil 447 a Felipe Calderón;
16 mil 149 a Roberto Madrazo, de la Alianza por México;
14 mil 250 a AMLO, de la Coalición Por el Bien de Todos;
3 mil 220 a Roberto Campa, de Nueva Alianza, y
754 a Patricia Mercado, de Alternativa Socialdemócrata y Campesina.

En términos porcentuales, Calderón pasó de 35.868 a 35.893 por ciento; Madrazo de 22.261 a 22.257; López Obrador subió de 35.290 a 35.310; Campa de 0.968 a 0.961, y Mercado de 2.699 a 2.701.

b) Dividiendo los estados ganados por el PAN y ganados por la Coalición, se concluye que de esos 2873 paquetes electorales que se abrieron, 1799 estaban ubicadas en estados ganados por el PAN (63%), mientras que los 1074 restantes ganados por la Coalición (37%). Esto es importante a la luz de que la Coalición impugna un gran número de casillas incluso en los estados en los que obtuvo una victoria sobre el PAN. Sin embargo, en ellos ni siquiera solicitó la apertura de los paquetes, con el fin de que concluyeran pronto y poder lograr la impresión de que habían ganado la elección, es decir, se preocuparon más por lograr esa ilusión que por rectificar los supuestos errores existentes.

c) No obstante lo anterior, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en un diverso juicio promovido por el PRD en el expediente SUP-JRC-239/2005, resuelto apenas el pasado veintitrés de noviembre de dos mil cinco, acogió los argumentos de dicho partido, en el sentido de que los funcionarios de las mesas directivas de casilla son los que, originalmente, tienen la facultad de realizar el cómputo de la votación emitida en cada casilla y dar fe de los resultados los cuales hacen constar en actas. Por tanto, son estas actas, que se denominan de escrutinio y cómputo las que al consignar los datos de votación y haber sido elaborados por los integrantes de las mesas de casilla, en ejercicio de sus funciones y conforme a las atribuciones que expresamente les reconoce la ley, producen certeza respecto del resultado electoral obtenido en cada casilla y su función es garantizar que se refleje fielmente la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas. Derivado de esto, el Tribunal dejó sin efectos una diligencia de apertura de un paquete electoral realizada a su vez por el tribunal electoral de Guerrero que modificaba el cómputo final de la elección y la daba el triunfo a la planilla del PRI, y ordenó a su vez que se observe en sus términos el resultado del acta de escrutinio, con lo que se le respetó el triunfo a la planilla propuesta por el PRD para el ayuntamiento de Tecpan, Guerrero.

CONCLUSION.- Como es fácil de entender, para organizar todo el trabajo cuyo resultados he recopilado, en que participaron más de un millón de personas que con todo entusiasmo y sentido de responsabilidad entregaron su tiempo y esfuerzo, con el único afán de servir a su Patria, ahora con la mayor facilidad y desfachatez el señor Andrés Manuel López Obrador –secundado por sus paniaguados--  los acusa de fraudulentos y corruptos, con el agravante de hacerlo sin ninguna prueba fehaciente.  Entendamos que, como organización humana, pudo y debió tener errores –errar es de humanos--, pero de esto a lo que acusa el señor López hay una distancia como de aquí al sol –y me quedo corto.  Confío que la razón y la justicia finalmente aclaren y pongan en su lugar a los que mal hayan actuado, tanto de acción como de palabra, no se puede acusar impunemente.

 


El 13 ¿es de mala suerte?

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

¿Has visto alguna vez la cara de felicidad de los que se sacan la lotería? ¿O cuando alguien recibe una casa o un coche en uno de esos sorteos que se anuncian por televisión y radio? Sin ir más lejos, ¿cómo te has sentido cuando en alguna tómbola sales premiado con aquel regalo que tanto deseabas? ¿Suerte, superstición, magia, coincidencia, carambolas?

 

Asignarle buena o mala suerte a un número, concretamente al número 13, es estar hablando de una superstición y si comenzamos a hablar de supersticiones, hay muchas: En día 13, ni te cases ni te embarques. Pensar en un viernes 13 para muchas personas es sinónimo de desgracias seguras. Romper un espejo trae consigo la mala suerte durante siete años. Pasar debajo de una escalera trae mala suerte.

 

Una superstición no es otra cosa que "asignarle presuntas fuerzas o poderes contenidos implícitamente a ciertos objetos y que con un gesto o una actitud pueden hacerse activos para alcanzar la felicidad o la desgracia".

 

Todas las cosas, los números incluso, han sido creadas por Dios y Dios les ha fijado a cada una de ellas una función muy determinada, por eso se llaman criaturas. Nosotros debemos respetar y alegrarnos con todas esas criaturas y, cómo dice San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales "usar de ellas tanto en cuanto nos ayuden para alcanzar a Dios".

 

Lo que hacemos cuando le damos a las cosas un valor que no tienen en sí o esperamos de ellas una función para la cual no fueron creadas, estamos cayendo en una superstición, es decir, estamos usando las cosas en una forma equivocada, en una forma que no es la que Dios ha dispuesto.

 

La suerte, o más bien dicho, la casualidad, puede existir: "me tropecé con el escalón y me fracturé un hueso", o bien, "estaba caminando por la calle y me encontré una moneda". Eso es una casualidad. Pero decir que me fracturé un hueso por que era día 13 y ese número es un número de mala suerte, eso sí que es una superstición, pues le estás atribuyendo al número 13 una función que no le corresponde.

 

Muchos hombres llegan a perder poco a poco su fe por atribuirle propiedades a cosas que no las tienen. Hay quienes además, se aprovechan de esa falsa credibilidad y logran embaucar a otros, basándose en sus supersticiones: son aquellos que piensan adivinar el futuro leyendo las cartas, los horóscopos o el agua.

 

Yo te recomiendo estar tranquilo. Confiar en Dios, pues como dice el salmo:

"En su mano están las honduras de la tierra, y suyas son las cumbres de los montes;  suyo el mar, pues Él mismo lo hizo y la tierra firme que sus manos formaron".

 

 

 

El amor al dinero

Querien Vangal

 

Una avaricia peculiar

 

Poseer puede llegar a ser una pasión avasalladora. Es una de las inclinaciones que más enloquecen. Se refuerza con el deseo de seguridad, de poder y de presumir, que proporciona el tener mucho.

La tendencia desordenada a poseer suele manifestarse en el amor al dinero. El dinero no es propiamente un bien, sino un medio convencional de cambio que permite obtener bienes reales. Por eso, el dinero da lugar a una forma de avaricia peculiar, que no se centra en bienes, sino en el medio que parece proporcionarlos todos. En este sentido, en el amor al dinero se manifiesta en su esencia más pura la avaricia: el deseo de poseer, sin contenido real, sin bienes concretos que se amen: es como amar el poseer en abstracto.

Parece obvio que el dinero es importante y que hay que esforzarse por conseguirlo; en nuestra sociedad, sin dinero no se puede vivir. Esto es verdad, evidentemente, pero hay que tener cui­dado con las generalizaciones. Admitamos que no se puede vivir sin dinero, por lo menos en una sociedad civilizada. Pero a con­tinuación hay que preguntarse cuánto dinero es necesario para vivir y, también qué otras cosas, además de ganar dinero, importan en esta vida. Sería un círculo vicioso vivir para ganar dinero y ganar dinero solo para vivir.

El dinero, desde luego, no es lo primero. Sería absurdo dedicarle la vida, sabiendo que la vida misma es un bien limitado. El dinero es un instrumento. Hay que saber para qué se quiere; hay que saber cuánto se necesita; hay que saber lo que cuesta. Con esos datos podemos poner límites a la avaricia y dejar espacio y energías libres para dedicarse a los demás bienes importantes de esta vida: la cultura, la religión, las relaciones humanas, la amistad, etc.

 

Una sensatez insensata

 

Muchos hombres que pueden considerarse verdaderamente sensatos y maduros porque son capaces de tomar decisiones ponderadas, de trabajar responsable y eficazmente, de organizar la vida de los demás, acaban cayendo, sin apenas darse cuenta, en esta tremenda insensatez: viven como si realmente el dinero fuera lo único importante y suponen loca y excéntrica cualquier otra visión de la vida. Es curioso, pero a medida que maduran, toma fuerza en su espíritu esa convicción. Es como si las demás cosas de la vida, de las que se esperaba mucho en otros momentos (la amistad, el amor, los viajes, las aficiones, etc.) se fueran difuminando con el tiempo y sólo el dinero se presentara como un valor sólido e inquebrantable. }

Es una sensatez insensata: olvidan un dato fundamental que se ha repetido incansablemente a lo largo de la historia: los hombres nos morimos y el dinero no lo podemos llevar a la tumba; ni comprar con él nada que allí nos sirva. San Agustín nos lo recuerda: «Ni a nosotros ni a nuestros hijos nos hacen felices las riquezas terrenas, pues o las perdemos durante la vida, o después de morir, las poseerá quien no sabemos, o quizá acaben en manos de quien no queremos. Sólo Dios nos hace felices, porque Él es la verdadera riqueza del alma» (De Civitate Dei, V, 18, 1).

Con dinero se pueden adquirir muchos bienes materiales, se pueden pagar muchos servicios; da garantías y seguridad de cara al futuro; prestigio, poder y consideración social. Son muchos los bienes que proporciona; pero no todos y ni siquiera los más importantes. El dinero -como es evidente- sólo proporciona los bienes que se pueden comprar: cosas y servicios. El dinero no proporciona la paz del alma, ni el saber disfrutar de la belleza, ni la fuerza de la amistad, ni el calor del amor, ni las pequeñas delicias de una vida familiar, ni el saber saborear las circunstancias sencillas y bonitas de cada día, ni el encuentro con Dios. No proporciona inteligencia ni conocimientos. No proporciona ni honradez, ni paz; no hace al hombre virtuoso, ni buen padre de familia, ni buen gobernante, ni buen cristiano.

 

La escala de los amores

 

No es que haya que contraponer el dinero a los bienes más importantes; no es que el dinero sea lo contrario; simplemente, son cosas distintas y no se mezclan como no se mezclan el aceite y el agua. Se puede tener amor, amistad, honestidad y cualquier otro bien con o sin dinero: no es ni más fácil ni más difícil. En principio, no influye; salvo en casos extremos: salvo que no haya nada o que haya demasiado.

Sin un mínimo de bienes materiales no suelen ser posibles los espirituales. Es muy difícil pensar en otros bienes cuando no se tiene qué comer o no se puede dar de comer a los que dependen de uno; cuando no están garantizados los mínimos de supervivencia. Sin una base material, es prácticamente imposible llevar una vida humana digna, educar a los más jóvenes y controlar mínimamente el propio estilo de vida. La miseria material suele ir acompañada, generalmente, de otras miserias humanas: suciedad, desarraigo, marginación, irresponsabilidad, degeneración de las estructuras personales, familiares y sociales, corrupción, etcétera.

Influye también el exceso, no el exceso de dinero -la cantidad aquí no es un criterio moral- sino el exceso de afición. Cuando la afición al dinero acapara, sustituye e impide el amor que el hombre tendría que poner en Dios o en los demás; cuando absorbe las aspiraciones y las capacidades sin dejar respiro para otras cosas; cuando se convierte en el centro de la propia existencia. Lo malo no es el dinero, sino el desorden con que se ama.

El amor al dinero tiene que ocupar su sitio en la escala de los amores. Como no es el bien más importante no puede ocupar el primer lugar. Es un desorden dedicar tanto tiempo a ganar dinero que no quede tiempo para los demás bienes: que no quede tiempo para la amistad, la familia, el descanso, la relación con Dios o la cultura.

Es un desorden poner al dinero por encima de otros bienes más altos (que lo son casi todos). Y esto puede suceder sin ape­nas advertido, porque la lógica del dinero va acompañada frecuentemente de esa sensatez equivocada y loca, que hace que parezca razonable lo que, en realidad, es un gran error. Es un desorden, por ejemplo, trabajar mucho para proporcionar bienes a los hijos, sin pensar que la compañía del padre o de la madre es uno de los bienes que más necesitan.

Otro ejemplo cotidiano: muchas, muchísimas familias han quedado destrozadas por el simple hecho de tener que repartir una herencia. Padres, hijos, hermanos, matrimonios llegan a separarse y odiarse porque se han peleado por unas acciones, por unas tierras, por una casa... hasta por un mueble. Y esto sucede todos los días y ha sucedido desde la noche de los tiempos. ¿Cuánto vale el amor de un hermano, de un hijo, de un marido...? ¿No vale más que un pedazo de materia? ¿No hubiera sido mejor ceder?

 

La "tontería" humana

 

Tener mucho dinero no es ni bueno ni malo moralmente hablando; tiene ventajas e inconvenientes. Los inconvenientes son claros: más capacidad para adquirir bienes es también más capacidad para despistarse, para entretenerse, para perder de vista lo fundamental porque absorbe demasiado lo accesorio.

Es también más fácil corromperse: porque la corrupción está más a mano y se ofrece muchas veces por dinero. Es fácil caer en la tontería humana: dejarse llevar por la vanidad, sentir el placer de provocar en los demás la envidia, haciendo ostentación de lo que se posee; es fácil dejarse llevar por el capricho; es fácil concederse todos los gustos y no ponerse el freno que otros se ponen por necesidad, en el comer, en el beber... Si hay mucho amor al dinero, es fácil dejarse comprar, ser sobornados, corrompidos; dejarse llevar por el espíritu de lujo y el capricho de gastar, caer en la frivolidad, etc.

Son inconvenientes claros. No es fácil ser honesto y rico. Cristo lo advirtió con toda claridad cuando dijo que es más difícil que se salve un rico, que pase un camello por el ojo de una aguja. Dicho así, podría parecer que es sencillamente imposible (desde luego no parece posible que pase un camello por el ojo de una aguja, por más que se han querido buscar interpretaciones fáciles de este duro texto). El Señor lo afirma a continuación: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible». Lo que permite concluir, de momento, que para ser rico y buen cristiano, hay que pedir mucha ayuda a Dios.

Los inconvenientes de ser rico están hoy muy extendidos. En las sociedades industrializadas, se han introducido modos de vida que antes estaban reservados a unos pocos privilegiados. La vanidad, el capricho, el lujo, la frivolidad y la corrupción están al alcance de casi todas las fortunas.

Para muchos existe el peligro efectivo de dedicar su vida entera a poseer los bienes menos importantes; corren el grave riesgo de que su inteligencia esté permanentemente ocupada en planear lo que podrían tener y que, en su corazón, no quede espacio ni tiempo para otras cosas que las que se pueden ver y tocar. Es decir, corren el grave riesgo de que no les quede ni tiempo ni fuerzas para lo más importante.

 

 

 

 

Procurar los mejores bienes

 

Ser rico tiene también ventajas. Esto es evidente si nos fijamos en los bienes elementales: tener dinero permite cubrir sin apuros las necesidades primarias. Pero esta es la menos importante de todas las ventajas. Las más importantes se refieren al uso de la libertad. Estas son las ventajas importantes desde un punto de vista moral.

Ser rico significa tener muchos medios y por lo tanto mucha libertad para obrar bien. Es un talento y, por tanto, una responsabilidad. Sólo los que tienen muchos medios pueden emprender grandes obras. El valor moral de la riqueza -y de quien la tiene- depende del fin al que la destina, porque el dinero sólo es un medio. La clave de la riqueza es el servicio que presta.

Precisamente por el atractivo que el dinero tiene y por los inconvenientes que puede llevar consigo poseer mucho, se requiere una actitud personal con respecto a él. Hay que tener un estilo de vida frente al dinero, para emplearlo bien y para no ser engañados por él. La moral invita a ponerlo en el adecuado orden de amores. No amarlo por sí mismo, sino como un instrumento; no buscarlo en detrimento de otros bienes que son mejores; y utilizarlo para procurarse y procurar a otros esos bienes mejores.


El árbol de la cruz

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Una vez una persona andaba buscando al Señor. Le habían comentado de una invitación que hacía a todos para llegar hasta su Reino, donde dicen que tenía reservada una morada para cada uno de sus amigos, y él también tenía ganas de ser amigo del Señor. ¿Por qué no? Si otros lo habían logrado, ¿qué le impedía a él llegar a ser uno de ellos?

 

Averiguando acerca del paradero, se enteró de que el Señor se había ido monte adentro con un hacha, a fin de preparar para cada uno de sus amigos, lo que necesitaría para el viaje y se largó a campearlo. Los golpes del hacha lo fueron guiando hasta una isleta. Atravesó el bosque tratando de acercarse al lugar de donde provenían los golpes. Al fin llegó y se encontró con el mismísimo Señor que estaba preparando las cruces para cada uno de sus amigos, antes de partir hacia su casa, a fin de disponer un lugar para cada uno.

 

-- ¿Qué estás haciendo? --le preguntó el joven al Señor.

-- Estoy preparando a cada uno de mis amigos la cruz con la que tendrán que cargar para seguirme y así poder entrar en mi Reino.

-- ¿Puedo ser yo también uno de tus amigos? --volvió a preguntar el muchacho-

-- ¡Claro que sí! --le dijo Jesús--.  Es lo que estaba esperando que me pidieras.  Si quieres serlo de verdad, tendrás que tomar también tu cruz y seguir mis huellas. Porque yo tengo que adelantarme para ir a prepararles un lugar.

-- ¿Cuál es mi cruz, Señor? --Esta que acabo de hacer. Sabiendo que venías y viendo que los obstáculos no te detenían, me puse a preparártela especialmente y con cariño para ti.

 

La verdad que muy, muy preparada no estaba. Se trataba prácticamente de dos troncos cortados a hacha, sin ningún tipo de terminación ni arreglos. Las ramas de los troncos habían sido cortadas de abajo hacia arriba, por lo que sobresalían pedazos por todas partes. Era una cruz de madera dura, bastante pesada, y sobre todo muy mal terminada. El joven al verla pensó que el Señor no se había esmerado demasiado en preparársela. Pero como quería realmente entrar en el Reino, se decidió a cargarla sobre sus hombros, comenzando el largo camino, con la mirada en las huellas del Maestro. Y cargó la incómoda cruz. Hizo también su aparición el diablo, es su costumbre hacerse presente en estas ocasiones, y en aquella circunstancia no fue diferente, porque donde anda Dios, acude el diablo.

 

Desde atrás le pegó el grito al joven que ya se había puesto en camino.

-- ¡Olvidaste algo! Extrañado por aquella llamada, miró hacia atrás y vio al diablo muy comedido, que se acercaba sonriente con el hacha en la mano para entregársela.

-- Pero ¿cómo? ¿También tengo que llevarme el hacha? --preguntó molesto el muchacho.

-- No sé --dijo el diablo haciéndose el inocente. Pero creo es conveniente que te la lleves por lo que pueda pasar en el camino. Por lo demás, sería una lástima dejar abandonada un hacha tan linda.

 

La propuesta le pareció tan razonable, que sin pensar demasiado, tomó el hacha y reanudó su camino. Duro camino, por varias cosas. Primero, y sobre todo, por la soledad. Él creía que lo haría con la visible compañía del Maestro. Pero resulta que se había ido, dejando sólo sus huellas.

Siempre la cruz encierra la soledad, y a veces la ausencia que más duele en este camino es la de no sentir a Dios a nuestro lado. Algo así como si nos hubiera abandonado.

El camino también era duro por otros motivos. En realidad no había camino. Simplemente eran huellas por el monte. Hacía frío en aquel invierno y la cruz era pesada. Sobre todo, era molesta por su falta de terminación. Parecía como que las salientes se empeñaran en engancharse por todas partes a fin de retenerlo. Y se le incrustaban en la piel para hacerle más doloroso el camino.

Una noche particularmente fría y llena de soledad, se detuvo a descansar en un descampado.  Depositó la cruz en el suelo, a la vez que tomó conciencia de la utilidad que podría brindarle el hacha. Quizá el Maligno --que lo seguía a escondidas-- ayudó un poco arrimándole la idea mediante el brillo del instrumento.

Lo cierto es que el joven se puso a arreglar la cruz. Con calma y despacito le fue quitando los nudos que más le molestaban, suprimiendo aquellos muñones de ramas mal cortadas, que tantos disgustos le estaban proporcionando en el camino. Y consiguió dos cosas.

Primero, mejorar el madero. Y segundo, se agenció de un montoncito de leña que le vino como mandado a pedir para prepararse una hoguera con el que calentar sus manos ateridas. Y así esa noche durmió tranquilo.

A la mañana siguiente reanudó su camino. Y noche a noche su cruz fue mejorada, pulida por el trabajo que en ella iba realizando.

Mientras su cruz mejoraba y se hacía más llevadera, conseguía también tener la madera necesaria para hacer fuego cada noche.

Casi se sintió agradecido al demonio porque le había hecho traerse el hacha consigo. Después de todo había sido una suerte contar con aquel instrumento que le permitía el trabajo sobre su cruz.

Estaba satisfecho con la tarea, y hasta sentía un pequeño orgullo por su obra de arte. La cruz tenía ahora un tamaño razonable y un peso mucho menor. Bien pulida, brillaba a los rayos del sol, y casi no molestaba al cargarla sobre sus hombros. Achicándola un poco más, llegaría finalmente a poder levantarla con una sola mano como un estandarte para así identificarse ante los demás como seguidor del crucificado. Y si le daban tiempo, podría llegar a acondicionarla hasta tal punto que llegaría al Reino con la cruz colgada de una cadenita al cuello como un adorno sobre su pecho, para alegría de Dios y testimonio ante los demás.

Y de este modo consiguió su meta, es decir, sus metas. Porque para cuando llegó a las murallas del Reino, se dio cuenta de que gracias a su trabajo, estaba descansado y además podía presentar una cruz muy bonita, que ciertamente quedaría como recuerdo en la Casa del Padre. Pero no todo fue tan sencillo. Resulta que la puerta de entrada al Reino estaba colocada en lo alto de la muralla. Se trataba de una puerta estrecha, abierta casi como ventana a una altura imposible de alcanzar.

Llamó a gritos, anunciando su llegada. Y desde lo alto se le apareció el Señor invitándolo a entrar.

-- Pero, ¿cómo, Señor? No puedo. La puerta está demasiado alta y no la alcanzo.

-- Apoya la cruz contra la muralla y luego trepa por ella utilizándola como escalera -le respondió Jesús-. Yo le dejé a propósito los nudos para que te sirviera. Además tiene el tamaño justo para que puedas llegar hasta la entrada.
En ese momento el joven se dio cuenta de que realmente la cruz recibida había tenido sentido y que de verdad el Señor la había preparado bien. Sin embargo, ya era tarde. Su pequeña cruz, pulida, y recortada, le parecía ahora un juguete inútil.

Era muy bonita pero no le servía para entrar. El diablo, astuto como siempre, había resultado mal consejero y peor amigo.

Pero, el Señor, es bondadoso y compasivo. No podía ignorar la buena voluntad del muchacho y su generosidad en querer seguirlo. Por eso le dio un consejo y otra oportunidad.

-- Vuelve sobre tus pasos. Seguramente en el camino encontrarás a alguno que ya no puede más, y ha quedado aplastado bajo su cruz. Ayúdale tú a traerla. De esta manera tú le posibilitarás que logre hacer su camino y llegue. Y él te ayudará a ti, a que puedas entrar.....


El arte no es ascendente como la tecnología

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Una pintura de hace cientos de años no es ni mejor ni peor con el paso del tiempo

 

Arturo Rivera recuerda cómo su pasión por la pintura se inició en su niñez, cuando soñaba convertirse en médico y pasar largas horas en los laboratorios diseccionando sapos. En esos tiempos visitaba con frecuencia el Museo de Ciencias Naturales, hoy conocido como el Chopo. "Miraba durante horas los frascos donde había organismos en formol, eran cosas maravillosas que me inquietaban y de ahí comencé a interesarme por plasmarlos, por trasladarlos al arte".

 

Aunque su obra ha sido descrita miles de veces como hiperrealista, Rivera considera que éste y otros términos se inscriben dentro del eterno retorno artístico, donde las corrientes y los movimientos se retoman en cada nueva generación, pero que sin embargo, ahora están regidos por claros intereses comerciales.

 

"En estos tiempos ya no podemos expresarnos solamente por lo subjetivo, porque eso ya se hizo a principios de siglo, y se hizo bien con los de la vanguardia pionera; a partir de ahí el mercado agarra todo y manipula, y lo hace como quiere. ¿Por qué regresan las instalaciones que yo hice en los años setenta? Todo esto es sostener un mercado ficticio".

 

En este sentido considera que el arte, como mercancía o bien económico, es uno de los instrumentos con los que más especulan hoy en día. Es un mecanismo muy complejo en el que los artistas, las galerías, los museos y los coleccionistas, parecen seguir un mismo tipo de reglas a nivel internacional. El artista, quien actualmente radica en Estados Unidos, visitó brevemente nuestro país para poner en marcha diversos proyectos que serán presentados antes de terminar el año.

 

Está convencido de que el arte no se entiende con la razón. Es como la poesía, que se capta por los sentidos. En el caso de la pintura, el ojo es el cerebro que la experimenta. "Si el arte no se siente ¿qué sentido tiene decorar con él nuestras vidas?".

 

Menciona como ejemplo el impresionismo que, en su opinión, es una continuidad del realismo pero sin preocupaciones ideológicas. Luego vinieron las vanguardias, y con ellas un rompimiento absoluto, previo, que es el postimpresionismo, en el cual Van Gogh, Cézanne, Gauguin, Lautrec y Seurat fueron los que cambiaron absolutamente todo.

 

"Para la década de los treinta, en el siglo XX, ya estaba agotada la vanguardia, aunque claro, había grandes personalidades como Picasso, que se salió del cubismo y comenzó otras propuestas, o Braque. Lo que pasó también es que al mercado ya le iba muy bien en los treinta con esta importante circulación. Hay un movimiento que se llama realismo fantástico. Es un movimiento holandés de los años treinta al que aplastaron y no lo dejaron salir. ¿Quién conoce a Lucien Freud o a otros realistas ingleses, salvo a Bacon?".

 

Arturo Rivera considera que la concepción acerca del uso de nuevas tecnologías y su aplicación a las artes plásticas es uno de los más frecuentes errores que se mencionan en los nuevos círculos.

 

"Se cree que el arte es ascendente, como la tecnología, la industria, etcétera; pero el arte no es ascendente, una pintura del siglo XII no es ni mejor ni peor que una pintura del siglo XV o XVIII, el arte es lineal, no como la tecnología. El arte, simple y sencillamente es la expresión del momento en que uno vive".

 

El artista recomienda a las nuevas generaciones de creadores jamás sentarse a reflexionar sobre cómo lograr la originalidad. "Este es uno de los pensamientos absurdos. Nadie puede darse a la tarea de llegar a ser artista, lo eres o no lo eres. Todos somos únicos por fortuna y por lo tanto todos somos originales. Si se puede hablar de arte, de originalidad, no es buscándola por los medios de la razón, el arte compete a lo analógico, en mi caso representó una introspección dolorosa y larga porque fue el único camino para llegar a mi mundo", concluyó Arturo Rivera.


El Caballero de la Peje Figura

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

    

Atenta contra la democracia

En un editorial para el Washington Post, el escritor mexicano Enrique Krauze aseguró que Andrés Manuel López Obrador promueve el miedo entre los electores con su llamado a la revolución y que puede poner en riesgo la joven democracia mexicana.

"Es claro que López Obrador no es un demócrata. Es un revolucionario con una mentalidad totalitaria y aspiraciones mesiánicas que usa la retórica de la democracia para tratar de destruir la democracia de México", apunta.

Krauze advierte que pese a que el candidato de Por el Bien de Todos se queja de la campaña de miedo en su contra, en realidad es él quien promueve el miedo al comparar la situación actual con la que se desarrollaba antes de la Revolución Mexicana.

"López Obrador no es el heredero de demócratas liberales como Benito Juárez y Francisco I. Madero, sino de cabecillas como Porfirio Díaz y Victoriano Huerta, líderes de los golpes que sofocaron las dos tentativas iniciales de democracia en México", advierte.

El intelectual asegura que López Obrador tiene a México "al borde de la agitación social" y que puede buscar que Calderón renuncie a la Presidencia.

"(López Obrador) podría tratar de controlar "su territorio" en los estados del sur como Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Guerrero, y la Capital. Su objetivo para el futuro próximo será poner el sitio a las instituciones que él desprecia y tratará de forzar a Calderón a dimitir".

 

Desconoce a las instituciones          

 

"Hay una realidad, las instituciones, todo el andamiaje que se fue creando para sostener al poder, está en crisis, en ruina, no sirve para nada, por eso tenemos que plantearnos con este movimiento una transformación profunda", estimó López Obrador ante sus simpatizantes.

Ayer, en su cotidiana "asamblea informativa" en el zócalo de la ciudad de México, el tabasqueño añadió:

"De una vez les adelanto a ustedes, ya está pasando que se van a burlar de nosotros, se van a reír y a decir que estamos locos por convocar a la Convención Nacional Democrática y por decir ´ya no nos importa lo que hagan, no tenemos ningún respeto por sus instituciones, porque no son las instituciones del pueblo; nosotros vamos a crear nuestras instituciones, las del pueblo de conformidad con el artículo 39 constitucional".

Entre la algarabía de los lopezobradoristas que coreaban "presidente, presidente", el perredista cerró su idea con el argumento de que "la soberanía reside en el pueblo, el pueblo es el que manda y tiene el inalienable derecho de cambiar la forma de su gobierno, para eso es la convención y eso es lo que vamos a hacer".

López Obrador llamó a comenzar "una reflexión colectiva, iniciemos un debate nacional, tenemos todo un reto por delante y una gran tarea por cumplir. Si logramos que nuestras propuestas se discutan en todo el país, habremos dado un paso importante".

Otra propuesta fue la de pensar si en la convención del 16 de septiembre elegirán a un "presidente legítimo" o a un coordinador nacional de la resistencia civil, que ya había esbozado en una entrevista con el vespertino francés Le Monde.

"Tenemos que deliberar en estos días ampliamente, responder y, desde luego, decidir con el voto libre de todos los delegados de la convención, si formamos, en el caso de que se convalide el fraude, si formamos un legítimo gobierno de la República o una coordinación nacional de la resistencia civil pacífica".

López Obrador reiteró con otras palabras su planteamiento.

"Esto implica decidir, democráticamente, si reconoceremos y ratificamos a un presidente legítimo, en la convención o si la convención elige a un jefe de gobierno en resistencia, a un encargado del Poder Ejecutivo, o a un coordinador nacional de la resistencia civil pacífica. Todo ello mientras dure la usurpación".

El perredista también arremetió contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que el coordinador de los senadores electos, Carlos Navarrete, tachó como "viejo frack, lleno de polilla, colocado en la vitrina de la Suprema Corte, oliendo a naftalina, que con un poco de aire que le dé se desmorona a pedazos".

"No es posible que la Suprema Corte esté secuestrada, tomada por un grupo y que nada más sirva para legalizar los despojos que comete el fuerte, para proteger a los delincuentes de cuello blanco, que no tenga nada que ver con el pueblo. Nunca hace justicia a los mexicanos, y así casi todas las instituciones del país", aseguró López Obrador.

Y explicó que "en la convención tenemos que definir un programa básico de nuestro movimiento que tendría como objetivos el combate a la pobreza, defensa del patrimonio nacional, lucha contra la corrupción y la impunidad, el hacer valer el derecho a la información y llevar a cabo la reforma de instituciones políticas".

Insistió en que seguirá esperando la resolución del TEPJF y reiteró que existen los elementos para anular casillas, lo cual, de ocurrir, les daría el triunfo con 526 mil votos, a partir de las irregularidades que habría en el recuentro ordenado por el Tribunal en 11 mil 839 casillas.

 

Lucha inviable e irresponsable                                                

 

La propuesta de mantener de forma permanente en México la protesta del candidato de la coalición Por el Bien de Todos, del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, es "inviable" e "irresponsable", afirmó hoy la prensa española.

Los diarios El País y El Mundo publicaron hoy editoriales sobre la situación política en México tras las elecciones del 2 de julio, y coincidieron en pedir al abanderado de izquierda respetar el fallo del Tribunal Electoral sobre el resultado de los comicios.

Los dos periódicos coincidieron en criticar al perredista por no aceptar el fallo del Tribunal Electoral Federal del Poder Judicial de la Federación que esta semana anunció que no hay elementos para anular la elección presidencial.

Por lo que "el derechista Felipe Calderón del Partido Acción Nacional está a un paso de ser proclamado presidente de México por el Tribunal electoral (con una diferencia de 0.58 por ciento)", resaltó El País.

"López Obrador tiene que deponer su rebeldía civil. Lo ocurrido en México no tiene comparación con lo que pasó en Ucrania o en otros países en los que el poder hizo trampas colosales y se vio forzado a reconocerlo después, gracias a la movilización popular", explicó El País.

Explicó que México "no se puede permitir estafas electorales ni una calle soliviantada. Necesita unidad y sentido común. Es tiempo de dar por cerrados estos comicios".

El rotativo español de izquierda consideró que no hay nada en la decisión del Tribunal Electoral para mantener la tesis de que las elecciones le han sido robadas a López Obrador, quien incluso ha utilizado palabras como "golpe de Estado".

"Lo que debe hacer (López Obrador) es reconocer la derrota y dedicar sus energías a que el Partido de la Revolución Democrática influya desde el Congreso sobre unas políticas que deben hacer de la lucha contra la desigualdad social una prioridad", abundó.

El diario El Mundo explicó en un editorial titulado Obrador, una amenaza para México, que "si el candidato del PRD no entra en razón puede sumir a México en una crisis de tal magnitud que echaría por tierra el camino recorrido en los últimos 10 años".

"La irresponsabilidad y demagogia de López Obrador puede tener nefastas consecuencias para México, un país que, desde que se desprendió de la losa que representaba la corrupción del PRI había emprendido el camino de normalidad democrática".

El Mundo aseveró que con su actitud de autoproclamarse presidente civil y mantener la resistencia, "el candidato de izquierda ha abandonado la senda moderada que le acercaba a los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, o Michele Bachelet, de Chile".

"Se decanta por seguir el trazado revolucionario que permite compararlo sin matices con Evo Morales, de Bolivia, y Hugo Chávez, de Venezuela, con gran diferencia de que el ex alcalde mexicano ni siquiera cuenta con el respaldo de las urnas".

 

Pérdida de fama

 

El diario alemán Berliner Zeitung consideró hoy que Andrés Manuel López Obrador pierde su fama y que cada vez se muestra más nervioso al hablar sobre las elecciones, perdiendo la oportunidad de reconocer una derrota con decencia.

En un artículo que título López Obrador pierde su buena fama el rotativo crítico la actuación de ese candidato mexicano al no aceptar la decisión del Tribunal electoral y con ello su derrota en las pasadas elecciones presidenciales del 2 de julio en México.

Consideró que en los últimos días se pudo ver formalmente cómo el candidato izquierdista del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se ponía cada vez más nervioso al hablar de las elecciones presidenciales pasadas.

"Sus discursos de cada tarde en el Zócalo, una plaza enorme situada en el centro de la ciudad (de México) se alargaban cada vez más y sus ataques a las instituciones de su país se endurecían", detalló el rotativo.

"El pasado lunes caracterizó a los jueces del Tribunal Electoral como golpistas, porque prestaron su apoyo a un golpe de Estado, cuando confirmaron los resultados electorales provisionales del 2 de julio, que dan como vencedor al candidato conservador Felipe Calderón".¨

Desde hace más de ocho semanas Andrés Manuel López Obrador lucha por el poder en México: ante los tribunales y en la calle, con palabras y con actos, describió el diario.

"¿Se encuentra México acaso en camino hacia una dictadura?", se preguntó el diario. "Incluso si se acepta que López Obrador realmente se siente engañado, ahora pierde la oportunidad de reconocer una derrota con decencia", comentó Berliner Zeitung.

Según encuestas, López Obrador pierde apoyos entre los ciudadanos que deseaban que fuera presidente, pues aunque muchos alberguen sus dudas sobre la limpieza de las elecciones, no todos piensan que fueron sucias en un nivel tan alto como defiende el candidato de izquierda.

"La mayoría de los mexicanos no desea una guerra civil y tampoco quiere disputas políticas por el poder que duren años. Quieren saber quien es su Presidente y volver a la actividad diaria" señaló.

"Mientras tanto se oyen incluso débiles voces en el PRD que aconsejan incluso transigir. El que fuera un partido pequeños de izquierdas apoyado sobre todo por intelectuales y artistas y que sólo en la capital mexicana parece tener seguidores" indicó.

El partido "pudo aumentar su porcentaje de voto de 19 a 32 por ciento y desplazar al antiguo partido de 'dinosaurios' PRI al tercer puesto".

"La izquierda de México es, incluso sin la victoria de López Obrador a la Presidencia, una de las grandes ganadoras de las elecciones", consideró el rotativo.

"Algunos en el partido temen ahora que ese éxito se haga pedazos si López Obrador sigue destruyendo aún más porcelana en su lucha por una presunta victoria electoral" aseguró.

"Entonces da igual quién sea finalmente el Presidente de México, porque en todo caso será un presidente débil. Nunca en la historia del país se eligió a un jefe de Estado con menos votos que en esta ocasión".

El rotativo consideró en su artículo que "ya sea López Obrador o Calderón, ambos cuentan ahora con el apoyo de algo más de un tercio de los mexicanos".

"Si Calderón llega finalmente al palacio de presidencia, habrá perdido mucho de su programa electoral neoliberal y deberá propulsar programas para combatir la pobreza".

 

Planes perversos         

López Obrador plantea de hecho un dilema perverso: Si no me reprimen, tengo razón, y seré proclamado presidente del pueblo en una convención popular. Si me quitan las carpas es represión  y eso prueba que tengo razón; usan  la fuerza porque no pudieron imponer a Calderón con el fraude hormiga que hicieron  el IFE,   el PAN y la maestra.

López pudo quedar como el gran candidato para dentro de seis años y la dejó pasar. Pudo ser el nuevo  líder moral del PRD y la dejó pasar. Quiere ser un problema y un obstáculo para el Gobierno Federal y hacerle imposible a Felipe Calderón la gobernabilidad, aunque para ello siembre resentimiento.

En esa perspectiva convoca a una convención que lo proclamará presiente del pueblo y anuncia que el dará el grito de independencia en el zócalo el 15 de Septiembre,  y reta al Presidente Vicente Fox  –a través de Encinas-  a que se atreva a dar la orden de quitar el plantón.

La provocación de López Obrador, su  reto  contra  todas las instituciones, es de audacia demencial. Lo que está buscando, desesperadamente, es que la PFP y el Ejército quiten las carpas casi vacías que se construyeron con apoyo logístico, económico y político del Gobierno Capitalino, del que se ha adueñado el PRD, sin ningún  contrapeso efectivo. Si interviene la PFP, como lo hizo para garantizar  la seguridad  y acceso de  San  Lázaro, para preservar la autonomía del  Poder Legislativo Federal, ahora amenazado la tolerancia y complicidad del Poder Ejecutivo del DF ¿qué puede pasar?

La combinación de comunicadores de AMLO, su capacidad de manipulación de los hechos y el gusto por hacerse víctima, permiten pronosticar que López Obrador sueña con ser visto internacionalmente como líder democrático  reprimido  por el autoritarismo.

 

El "Mártir del Gólgota"                                                           

 

El candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, debe dejar de actuar como víctima y aceptar su derrota para evitar una desestabilización política en México, pidieron hoy varios periódicos de Norteamérica.

En una inusual coincidencia de opiniones, los diarios estadounidenses The Miami Herald, Los Angeles Times, The Chicago Tribune, The Washington Times y el canadiense Globe & Mail, indicaron que López Obrador debe preparar su discurso de aceptación de derrota.

En su editorial ¿Un golpe de Estado en México?, Los Angeles Times consideró que es necesario que las voces democráticas de la izquierda mexicana "se distancien de este destructivo intento de golpe de López Obrador".

"Gente como Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del PRD (Partido de la Revolución Democrática) que probablemente fue víctima del fraude electoral en su puja por la presidencia en 1988, debería decir 'basta' y alentar a todos a que respeten el resultado de la elección" dijo.

The Miami Herald coincidió en que es hora de que López Obrador "acepte lo obvio y abandone su petulante campaña", y criticó su "retórica política crecientemente violenta", en especial su intención de declararse presidente el próximo 16 de septiembre.

"Eso es demagogia llana, el peligro es que el señor López Obrador se esté poniendo en una esquina de la que no pueda salir sin que se trague sus palabras o empuje al gobierno a una confrontación", advirtió el rotativo.

"López Obrador puede hacerse a sí mismo, a sus seguidores y a la gente de México un gran favor reconociendo los resultados y ofreciendo apoyar al presidente electo", indicó The Miami Herald.

"De esa forma puede emerger como un futuro político viable. De otra forma, sólo puede perder", remató.

El diario The Chicago Tribune sugirió en su editorial de este miércoles que el candidato de la coalición Por el Bien de Todos "debe dejar de actuar como víctima y actuar como alguien que está interesado en un futuro estable para México".

"Puede que no sea presidente, pero él puede hacer más por los pobres y marginados de México trabajando con el sistema, más que alentando una ruptura del gobierno que está condenada a fracasar", opinó.

Para el periódico The Washington Times es importante que López Obrador acepte el resultado final del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, máximo órgano electoral en México, que deberá declarar un presidente electo para el próximo 6 de septiembre.

"Los funcionarios electorales han hecho su parte, el señor López Obrador no la ha hecho. Sus protestas no son más que un intento de convertir en rehenes a las instituciones democráticas, a través de protestas en las calles", lamentó.

El diario canadiense Globe & Mail, uno de los más importantes del país, sostuvo que López Obrador necesita hacer lo que todos los candidatos perdedores en una elección democrática hacen: respetar el proceso judicial y aceptar el descalabro.

En su editorial El adolorido perdedor en México, el rotativo canadiense opinó que López Obrador debe aceptar su descalabro retirarse del campo político, o canalizar su frustración y rabia en avenidas que hagan funcionar mejor el sistema y no lo destruyan.

 

 


El cacique del Sur

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

En 1810 inició su carrera militar al lado de Morelos, y perseveró en la causa insurgente al lado de Guerrero, hasta la consumación de la Independencia de México en 1821. Afiliado a las logias masónicas del rito yorkino, conspiró contra el Emperador Iturbide y participó en el derrocamiento del Imperio y la instauración de una República Federal al gusto de los Estados Unidos. Como otros caciques en América Latina, se convirtió en el hombre fuerte de una región que abarcó la región de Michoacán, Guerrero, el sur de México, Morelos y Oaxaca.

 

Como cacique controló la política y la economía de la región; el "federalismo" era más bien una careta que disfrazaba de una manera políticamente correcta el poder feudal que ejercían los hombres dueños de dinero, soldados y tierras que se repartieron el territorio nacional en las primeras décadas del siglo XIX.

 

Al suceder la invasión americana a México, en 1846, fue renuente en tomar las armas, como el resto de los caciques mexicanos, tanto por sus simpatías con los estadounidenses, como por apatía y desprecio por la suerte del país. Eventualmente fue convencido de participar en la guerra, con la condición de que se le diera el mando de toda la caballería mexicana (más de cuatro mil hombres) y que se creara un nuevo estado federal con el nombre de Guerrero, el cual se entregaría a su dominio.

 

Una vez en operaciones, Juan Alvarez hizo todo lo que estuvo a su alcance para inutilizar las tropas a su mando y favorecer así al ejército enemigo. Frecuentemente colocaba a la caballería mexicana al alcance de la artillería enemiga, con órdenes severísimas de no atacar, aún si eran bombardeados. El colmo fue la batalla de Molino del Rey, donde sus inmóviles jinetes fueron blancos inermes de la artillería americana, prohibiéndose terminantemente que cargaran sobre la retaguardia de las columnas enemigas, hasta ese momento vencidas por la infantería mexicana. Su inactividad provocó a la postre le derrota definitiva del ejército mexicano ante un enemigo reorganizado y seguro de no ser atacado por retaguardia por Juan Alvarez.

 

Después de la guerra, y ante el descrédito y el malestar de la sociedad por su actuación, inventó torpes excusas para no mandar a la caballería al combate, como que no lo habían obedecido sus oficiales, o bien que el terreno no favorecía una carga de caballería. Desde entonces sus biógrafos oficiales siempre han procurado disimular este hecho vergonzoso de su vida.

 

Más aún, Juan Alvarez dispuso a sus tropas como barrera para impedir la llegada de voluntarios mexicanos ansiosos de combatir por la Patria, como lo atestigua Mariano Riva Palacio en su diario, en el que registró su tremenda desesperación y la de muchos mexicanos que atestiguaron impotentes la caída de la capital mexicana, sin que se les permitiera el paso para combatir, si ya no por la victoria, por lo menos por la vergüenza. Como premio a su cobarde accionar en la guerra, Juan Alvarez recibió en 1849 la gubernatura del nuevo estado de Guerrero. En 1854 desde Ayutla expidió un manifiesto para levantarse en armas en contra de su antiguo compañero de armas, que encontró eco en el país, hartos de la frivolidad y la torpeza infinita del dictador Santa Anna. La rebelión que encabezó fue pronto dirigida por el partido liberal jacobino, entre cuyos dirigentes destacaba Benito Juárez.

 

Como estandarte de este grupo político fue entronizado en 1855 como Presidente de la República, cargo que no deseaba, para el que no estaba preparado y en el que permaneció a disgusto durante un año, hasta su renuncia, que lo llevó a sus amados dominios del sur. Rico y respetado, hombre fuerte de la región, murió en 1867, el mismo año en que cayera el Imperio de Maximiliano y se restaurara la República.

 

Juan Alvarez se agrega a la lista de hombres mitos en la historia mexicana.


El camino hacia las urnas

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

En México, el camino hacia la democracia ha sido dolorosamente lento, si se considera que en casi 200 años de vida independiente, sólo hemos tenido tres elecciones presidenciales razonablemente libres: 1911, 1994 y 2000. El siglo XIX fue definido por las bayonetas, no por los votos y en el siglo XX, la democracia pareció no tener cabida en México, más que como letra muerta dentro la Constitución o como uno de los grandes mitos surgidos con la revolución mexicana. Hoy, la situación es diferente. Los ciudadanos recuperamos el valor del voto, luego de un largo y desgarrador proceso histórico.

En la historia de la democracia mexicana la primera mitad del siglo XIX estuvo cubierta con el manto de la inexperiencia. Tres siglos con una estructura política monárquica y antiliberal no ayudó a la consolidación de la novedosa --para los mexicanos-- forma de gobierno señalada en el artículo 5º de la Constitución de 1824: "república representativa, popular y federal".

En la primera elección presidencial, un error de sentido común, condenó a México a décadas de inestabilidad. De acuerdo con la ley, el candidato que obtuviera el mayor número de votos sería presidente y el segundo lugar, vicepresidente. El Congreso no previó que siendo los candidatos presidenciales rivales de partido, el presidente y el vicepresidente electos serían invariablemente opositores entre sí, lo cual, paralizaría el ejercicio del poder.

El modelo de elección adoptado provenía de la Constitución estadounidense, pero en Estados Unidos funcionaba porque la elección se verificaba por fórmulas: si un candidato presidencial triunfaba no tendría problemas: a la primera magistratura lo acompañaría un vicepresidente de su mismo partido. En México, la vicepresidencia parecía representar el premio de consolación para el candidato presidencial derrotado en detrimento, desde luego, de la autoridad presidencial.

Por azares de la fortuna, la primera elección presidencial del México no evidenció el problema de la vicepresidencia. Guadalupe Victoria concluyó su periodo de gobierno sin problema alguno (1824-1828). Pero en la siguiente elección, el triunfo de Manuel Gómez Pedraza fue impugnado por el candidato derrotado Vicente Guerrero --quien de acuerdo a la ley ocuparía la vicepresidencia-- y la sucesión presidencial terminó dirimida en el terreno de las armas.

En los escasos momentos de la primera mitad del siglo XIX en que la vida política del país parecía retomar los cauces legales, el sistema representativo fue severamente criticado. Los ataques provenían de la imposibilidad de verificar que las elecciones no estuvieran viciadas de origen. No existían los mecanismos legales ni las instituciones necesarias para corroborar la legitimidad de cada uno de los miembros que llegaba a ocupar un cargo de elección popular.

La no siempre transparente elección de los miembros del Congreso y su facultad para elegir al presidente de la república, otorgó al Legislativo un poder por encima del Ejecutivo que terminó por debilitar la autoridad presidencial. El desequilibrio entre los poderes de la Federación comenzaría a ser revertido con el ascenso de la generación liberal en 1857 hasta llegar a la sana independencia bajo la República Restaurada para luego transitar al extremo opuesto: durante el porfiriato el poder legislativo quedó subordinado de manera absoluta a las decisiones del presidente la Nación.

Tras casi 30 años de dictadura --en los cuales la sociedad mexicana abdicó de sus derechos políticos y sacrificó la democracia por la paz social--, en 1909, la nación mexicana fue testigo de la "aurora democrática" que despertó la conciencia pública. Francisco I. Madero intentó recuperar los derechos políticos del pueblo mexicano a través de una intensa campaña cuyo argumento era contundente: sólo con el respeto irrestricto a la ley, la democracia podía establecerse.

La "aurora democrática" del maderismo logró que los mexicanos se concibieran como ciudadanos libres y transmitió su convicción en el poder del sufragio. Madero quiso revertir los vicios de la dictadura construyendo un "círculo virtuoso", definido por la legalidad, donde el punto de partida fuese el sufragio efectivo. El voto libre traería por lógica la elección de representantes libres y comprometidos con la Nación -no elegidos por el presidente o el grupo en el poder.

Con la efectividad del sufragio el Congreso recuperaría su independencia frente al Ejecutivo y de manera natural se alcanzaría el punto de equilibrio entre los poderes de la federación. Ejecutivo y Legislativo crearían leyes para dotar a la República de los instrumentos necesarios para su desarrollo y para la consolidación de la democracia. El pueblo cerraría el círculo, porque sabiéndose apoyado por leyes justas y beneficiado con ellas, invariablemente defendería la libertad del sufragio.

Del "círculo virtuoso" de Madero sólo llegó a cumplirse el primer paso: sufragio efectivo. Con la caída de Madero en 1913, la sociedad y la clase política se perdieron en el vértigo de su propia libertad --recuperada súbitamente luego de 34 años de dictadura-- y demostraron dolorosamente, que el país no estaba preparado para la democracia.

La revolución mexicana produjo un sistema político básicamente antidemocrático. Si bien la Constitución de 1917 modificó el tipo de elección otorgando a los ciudadanos la posibilidad de elegir de manera directa al presidente, diputados, senadores y demás cargos de representación, con la creación del partido oficial en 1929, la democracia desapareció en manos del autoritarismo presidencial y bajo la discrecionalidad de la ley. Como en tiempos de don Porfirio, gran parte de la sociedad decidió abdicar a sus derechos políticos a cambio de paz social y estabilidad política.

Con un gobierno actuando como juez y parte en las elecciones, los viejos métodos electorales porfirianos palidecieron junto a la sofisticación del fraude que llegó a manejarse en el siglo XX. Cada jornada electoral se estrenaba un nuevo instrumento que garantizaba el triunfo en las urnas: del robo con ametralladora en mano se pasó a la urna embarazada -previamente llena. De la intromisión de la fuerza pública al carrusel o el ratón loco –-en camiones seudo ciudadanos son llevados a votar en todas las casillas posibles. Del conteo doble a la ya célebre "caída del sistema".

Sexenio tras sexenio, fue violentado el ejercicio libre y pleno del sufragio y minado el poder del voto sufragado hasta hacerlo nulo. Los cargos de elección popular dependían de la voluntad presidencial, de los gobernadores, de los líderes charros pero no del voto. Durante años, en días de elección, las casillas lucían vacías, sólo acudían a votar los acarreados; el desánimo ciudadano por la vida pública se resumía en una frase: "¿para qué votamos?".

Las recurrentes crisis --económicas y políticas-- de las últimas décadas del siglo XX abrieron espacios de luz cívica que fueron recuperados por la sociedad. La ciudadanía reconquistó su voto. Logró arrebatarlo a través de una férrea lucha opositora y lo ha consolidado mediante leyes e instituciones como el Instituto Federal Electoral. Son los pilares de un nuevo intento por establecer un régimen plenamente democrático que aún se ve a la distancia.

El poder ha vuelto al sufragio. En vísperas de elecciones, en un sano ejercicio de responsabilidad democrática, la ciudadanía tiene la última palabra en lo que debe ser una fiesta cívica, el día del ciudadano, tal y como lo concibió Madero: "Ahora que se prepara una nueva era de democracia, indudablemente el pueblo mexicano sabrá marchar sin vacilación alguna por ese nuevo derrotero que se ha trazado, sabrá ejercer sus derechos políticos; sabrá nombrar con tacto a sus gobernantes y marcarles el derrotero que han de seguir; y los que quieran volver a tiranizar al pueblo mexicano, hemos demostrado ya lo que debe hacerse con ellos... los embarcaremos en otro 'Ipiranga' como al General Porfirio Díaz".

Frente a las urnas cada ciudadano tiene un encuentro personal con la Patria. Ejercer el derecho al voto es un acto de civismo, íntimo y sagrado. Obedece a motivaciones particulares; mezcla principios, ideologías y tradiciones históricas opuestas quizá entre sí, pero que, salvaguardado por la garantía del secreto, termina por materializarse en la legitimidad del interés común: la elección democrática. Este es el momento del ciudadano, ha llegado nuestra hora. Las urnas nos esperan el 2 de julio.

 


El "compadre" González

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Le llamaban "el manco". Su audacia –-muchas veces irresponsable-- lo llevó a ser herido al menos en diecisiete ocasiones. Las cicatrices en su cuerpo mostraban los vestigios de balas y metralla. Una marca permanente sobre su rostro daba testimonio de la "caricia" recibida por la afilada hoja de un sable. Y sin embargo a la hora del combate nunca se arredró. Era un hombre hecho para la guerra.

Su gusto por las armas tenía origen en el conflicto contra Estados Unidos. Con catorce años de edad, la difícil economía familiar lo había obligado a dejar los estudios para apoyar a su padre, viudo y propietario de un rancho miserable "donde ni siquiera las tuzas sobrevivían". Por algún tiempo el comercio representó su tabla de salvación, pero la invasión norteamericana interrumpió la incipiente prosperidad familiar.

En la defensa de Matamoros, el joven Manuel compartió la trinchera con su padre, don Fernando González. Fue su bautizo de fuego aunque, paradójicamente, también significó la orfandad definitiva: antes de la rendición de la plaza, don Fernando cayó muerto por las balas del invasor. Sin más futuro que cargar un fusil al hombro, Manuel enterró a su padre, tomó unos minutos para despedirse y marchó hacia el centro del país buscando su incorporación como soldado raso en el ejército mexicano. Bajo el mando de Santa Anna, combatió en Monterrey y en la tristemente célebre batalla de la Angostura.

En la década de 1850, ya como miembro del ejército, gozó de la amistad e influencia de otro sobreviviente de la guerra del 47 y contemporáneo suyo: Miguel Miramón, joven promesa militar, de quien aprendió valores como el honor, la integridad y sobre todo la parte científica de la carrera de las armas. Como era natural, al estallar la guerra de Reforma, Manuel González abrazó la causa del partido conservador.

Con la intervención francesa en ciernes ---apoyada abiertamente por los conservadores--, no dudó en cambiar de bandera. El amargo recuerdo de la invasión norteamericana era suficiente para optar sin miramientos por la defensa de patria, aun a sabiendas de que su ingreso al ejército republicano sólo era posible como soldado raso debido a su militancia en las filas de la reacción.

La fortuna, sin embargo, le sonrió: su destino coincidió con el de otro hombre de armas cuya carrera iba en franco ascenso: Porfirio Díaz. El general oaxaqueño quedó gratamente impresionado por los dotes de buen jinete que mostraba González y lo incorporó a sus filas con el grado militar que tenía en las filas conservadoras: teniente coronel. En poco tiempo lo nombró jefe de su estado mayor.

A partir de la guerra contra la intervención y el imperio (1862-1867), los dos hombres forjaron una estrecha amistad, llegando incluso a ser compadres. Fue en el asalto republicano a la ciudad de Puebla –2 de abril de 1867- cuando González perdió el brazo derecho, y en Tecoac 1876, cuando su oportuna intervención y una herida que abrió nuevamente su muñón, significaron el triunfo de la revolución de Tuxtepec, la silla presidencial para Porfirio y el ministerio de Guerra para González. De ahí a la primera magistratura del país sólo había un paso. Tenía que esperar pacientemente a que concluyeran los cuatro años del gobierno de Díaz.

Aunque su elección como jefe del poder ejecutivo se verificó guardando todas las formas constitucionales, en la mentalidad del guerrero tamaulipeco, el poder era una más de sus conquistas; otra plaza tomada luego del asedio; una batalla ganada. "Se sobreponía en él –-escribió Justo Sierra-- no sé que espíritu de aventura y de conquista que llevaba incorporado en su sangre española y que se había fomentado en más de veinte años de incesante brega militar en que había derrochado su sangre y su bravura. El general González es, un ejemplar de atavismo: así debieron ser los compañeros de Cortés; física y moralmente así. De temple heroico, capaces de altas acciones y de concupiscencias soberbias, lo que habían conquistado era suyo y se erizaban altivos y sañudos ante el monarca, para disputar su derecho y el precio de su sangre. El presidente creía haber conquistado a ese precio, en los campos de Tecoac, el puesto en que se hallaba; era suyo y lo explotaba a su guisa".

De ahí su incapacidad para gobernar eficazmente. En los cuatro años que duró su mandato Manuel González no ejerció el poder, lo padeció. De nada le valieron sus cualidades militares. El impulso a la construcción de ferrocarriles, el crecimiento de la red telegráfica y la fundación del importante Banco Nacional de México --logros nada despreciables-- palidecieron ante los escándalos de corrupción que envolvieron a su gobierno.

Una crisis hacendaria impidió al ejecutivo cubrir durante diez meses el sueldo de los empleados públicos. La emisión de moneda de níquel –-que intentaba sustituir a la plata y se depreció en un 60 por ciento-- originó un violento motín en la ciudad de México. La quiebra del Nacional Monte de Piedad puso de manifiesto la falta de experiencia de la administración y el reconocimiento de la deuda inglesa desencadenó una serie de rumores que involucraban al presidente en negocios turbios.

Si bien, don Manuel no había podido ganarse la confianza de los ciudadanos y su gobierno estaba muy lejos de cumplir con las expectativas de la sociedad, la prensa se había ensañado. Era un secreto a voces la existencia de una campaña de desprestigio en contra del "manco", orquestada desde el anonimato por su compadre Porfirio Díaz. La intención era clara: exponer a González al escarnio público para evitar que le tomara gusto a la silla presidencial.

El peor de los ataques contra su persona sostenía que a raíz de la pérdida de su brazo, don Manuel había desarrollado un desenfrenado apetito sexual, y para calmar sus más bajas pasiones había mandado construir en Palacio Nacional una habitación contigua al jardín, con una puerta secreta que daba a la calle por donde desfilaban núbiles jovencitas de piel suave y firme para saciar el apetito presidencial. En poco tiempo el secreto pasadizo ya era conocido como "Paso de Venus". Tal era el supuesto desenfreno del "manco" que uno de sus detractores ---Salvador Quevedo y Zubieta-- corrió el rumor de que el general había mandado traer a una insaciable mujer de la región rusa de Circasia cuya experiencia en las artes y placeres sexuales hubiera hecho envidiar a la diosa Venus. De acuerdo con Zubieta, "el vulgo hablaba de una circasiana importada expresamente para él" que se alojaba en su hacienda de Chapingo a donde el presidente acudía cotidianamente para deleitarse con la magia sexual de aquella exótica mujer.

Nunca pudo comprobarse el asunto de la circasiana, pero ciertamente el presidente González utilizó el poder para favorecer a doña Juana Horn, su segunda mujer. En 1884 reformó el código civil de 1870 que establecía como obligación heredar exclusivamente a la familia legítima, con lo cual se beneficiaba su primera esposa –Laura Mantecón Arteaga- y sus hijos. Sin embargo, con la reforma, se determinó que una persona podía heredar libremente.

Los escandalosos rumores pronto acabaron con la reputación de Manuel González, pero a pesar de conocer el origen de los ataques jamás desenmascaró a su compadre. Al concluir su periodo presidencial en 1884, su lealtad se mantuvo inquebrantable: aceptó la reelección y entregó el poder a Porfirio Díaz.

Retirado del escenario nacional, González ocupó la gubernatura de Guanajuato hasta su muerte. Curiosamente, los ataques desaparecieron por completo y nadie cuestionó su gestión como gobernador. Hombre de lealtades, de su boca jamás salió un reproche para su compadre. Durante su entierro, famosa se hizo una frase que como epitafio resumía la personalidad del viejo guerrero: "Tenía un solo brazo, pero de hierro; y una sola mano, pero de amigo".


EL Congreso de la Unión

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

La participación ordenada, pacífica y respetuosa de la sociedad mexicana el 2 de julio ha sido ejemplo de lo que espera y demanda de los actores políticos.

El 1 de septiembre, además de la presentación del sexto y último informe del estado general que guarda la administración pública del país, se efectuará la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo de la LX Legislatura del Congreso de la Unión.

Este último informe representa el final de la administración pública a cargo del presidente Vicente Fox Quesada. La evaluación que se haga de su gestión en los próximos días, sin duda, estará enmarcada en el contexto de la confrontación política existente y, por tanto, no estará exenta de las posiciones extremas que existen en la actualidad; será necesario que el tiempo haga su labor hasta que se presenten las condiciones propicias para que se realice una evaluación mesurada y lo más objetiva posible.

Por el momento, en virtud de las consecuencias inmediatas y mediatas que el desempeño de la Legislatura que está por iniciar sus funciones tendrá sobre el presente y futuro del país, me parece impostergable resaltar el papel del Congreso de la Unión como factor de gobernabilidad, que el conflicto en torno a la elección presidencial no ha permitido analizar y ponderar con la debida atención.

Una de las críticas más reiteradas y de mayor calado en contra de los sistemas políticos de nuestro país ha recaído sobre el presidencialismo. El Ejecutivo Federal ejerció, además de las atribuciones que la Constitución de 1917 le otorgó, las atribuciones denominadas metaconstitucionales, incluso en la época en que la Constitución de 1857 limitaba, de manera importante, la esfera de facultades del presidente de la República. Por ello, una de las principales demandas que formuló el Partido Acción Nacional, desde su fundación en 1939, consistió en que el ejercicio del poder público se circunscribiera a lo establecido en nuestra Constitución y se respetaran los derechos fundamentales de la persona.

En la actualidad, el Ejecutivo Federal circunscribe, en términos generales, sus funciones a los límites establecidos por la Constitución, la legislación aprobada por el Congreso de la Unión, así como a las resoluciones del Poder Judicial de la Federación. Además, estos dos últimos poderes ejercen a plenitud su autonomía e independencia respecto del presidente de la República y se han creado organismos autónomos que contribuyen a la misma limitación de las facultades de la Administración Pública Federal y a promover los derechos de las personas.

Este escenario contrasta diametralmente con las críticas y señalamientos que se han formulado por algunos actores políticos que pretenden desconocer los avances hasta ahora alcanzados, fruto de los acuerdos entre las diferentes fuerzas políticas, pero sobre todo, de una sociedad que ahora demanda que estos cambios se traduzcan en mayores beneficios concretos para su familia, en lugar de continuar en la tensión y la confrontación que se creía superada.

Indudablemente aún falta mucho para perfeccionar nuestro sistema jurídico, de tal manera que los derechos de la persona se garanticen plenamente. Sin embargo, la representación alcanzada en el Poder Legislativo, por parte de las expresiones partidistas que participaron en el último proceso de elección popular, evidencia que existen condiciones políticas inmejorables para avanzar, con base en el diálogo, la conciliación de propuestas y la negociación verdaderamente política, en las transformaciones del diseño institucional de nuestro país en beneficio de la sociedad mexicana.

Según las resoluciones del IFE y del TEPJF, la Cámara de Diputados quedará conformada por el PAN, 41.2 por ciento; el PRD 25.4; el PRI 20.6; el PVEM 3.6; Convergencia 3.4; PT 3.2; PANAL 1.8; PASC 0.8.

Este órgano colegiado deberá privilegiar el diálogo y la conciliación que logre los acuerdos que las urgentes necesidades de nuestro país demandan. Una situación prácticamente similar sucede en la Cámara de Senadores, donde la representación se encuentra dividida de la siguiente manera: PAN 40.6 por ciento; PRI 25.8; PRD 22.6; PVEM 4.7; Convergencia 3.9; PT 1.6; PANAL 0.8.

El presidente de la República es ahora sólo uno de los tres poderes de la Federación; sin duda, continúa siendo factor fundamental en la conformación del Estado mexicano, pero la gobernabilidad del país se construye también con la participación corresponsable y madura de los otros dos poderes.

El Congreso de la Unión es el espacio natural, por excelencia, del diálogo constante, en el que se encuentran representados, tal como hemos visto, prácticamente todas las fuerzas políticas del país que han decidido que la transformación del país debe realizarse a través de los cauces institucionales y de manera pacífica.

La participación ordenada, pacífica y mayoritaria de los mexicanos por medio de la votación del 2 de julio convoca a los grupos parlamentarios de la Cámara de Diputados y la de Senadores a erigir al Congreso de la Unión como factor de gobernabilidad.

Los ciudadanos han confiado en esta composición en el Congreso de la Unión. Vaya el mejor de los deseos a quienes la integran, sabiendo que varios de ellos tienen sobrados méritos, probada capacidad, pero todos tendrán a prueba su patriotismo.

 


El conquistador en Cuernavaca

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Don Hernán Cortés topó con Cuernavaca --llamado por entonces Cuauhnáhuac-- unos meses antes del sitio de Tenochtitlan, en diciembre de 1520, mientras se reponía de la dolorosa derrota de la Noche Triste. Preparaba la contraofensiva contra los aztecas y supervisaba la construcción de los bergantines que botaría en el lago de Texcoco para sitiar la ciudad en el lago.

En la campaña sobre los pueblos vecinos de los aztecas --que fueron reducidos por el conquistador para evitar un posible apoyo durante el sitio-- Cortés sometió con la espada a los tlahuicas, señores del valle de Cuernavaca. Desde ese momento, el lugar le pareció un paraíso. Su vegetación, el olor a tierra húmeda, la combinación de los colores, la variedad de sus flores, la fertilidad de la tierra y el clima benigno lo convencieron de incluir aquella región como parte de las tierras que reclamaría para sí frente al rey de España una vez consumada la conquista.

Establecido en Coyoacán después de la victoria sobre Tenochtitlan, Cortés ordenó la construcción de una torre sobre las ruinas prehispánicas de Cuernavaca. La obra fue concluida en 1524 y desde lo alto se divisaba todo el valle, que tenía como fondo los volcanes que había visto al llegar a México. Por esos años nadie podía disputarle el poder a Cortés; su fama era por todos reconocida y, aunque las envidias estaban a la orden del día, por cédula real había sido nombrado gobernador, capitán general y justicia mayor de la Nueva España.

De ahí que por el momento no pensara construir palacio alguno en Cuernavaca. El conquistador quería ser parte de la nueva ciudad de México, fundirse con su destino, echar sus propias raíces en las profundidades de la otrora capital azteca. Y como gran conquistador se apropió del predio en que se encontraban las Casas Nuevas de Moctezuma y además, ante el silencio de sus hombres, del palacio de Axayácatl.

En octubre de 1524 Cortés dejó la ciudad de México para encabezar la expedición a Las Hibueras (Honduras). Durante su ausencia corrió el rumor de la muerte del conquistador y en la capital novohispana se desató la lucha por el poder. Sus partidarios, sin embargo, se encargaron de cuidar sus propiedades hasta no tener noticias fidedignas.

En Cuernavaca, los hombres de Cortés decidieron ceder a los franciscanos parte del terreno donde se encontraba edificada la torre para que construyeran una capilla. De esa forma evitaron que la Audiencia expropiara la encomienda del conquistador. Acto seguido ampliaron la primera construcción desplegando tres cuartos y una terraza arqueada con vista hacia los volcanes. Cuando don Hernando regresó a México, incorporó la capilla al resto del edificio y a cambio entregó a los franciscanos un terreno más grande donde fue construida la catedral.

La situación política se agravó a partir de junio de 1526. Las intrigas hicieron mella en la capital novohispana y Cortés fue destituido de su cargo de gobernador y sometido a juicio de residencia. Meses después lo obligaron a renunciar a los cargos de capitán general y repartidor de indios. En los primeros días de octubre le siguió lloviendo sobre mojado: el gobernador lo desterró de la ciudad de México.

Cuernavaca apareció de pronto en sus reflexiones y nuevamente surgió el visionario. Consciente de que sus enemigos ocupaban los principales cargos políticos en la ciudad de México, decidió construir un palacio en un lugar estratégico, rico en recursos de toda índole para hacer frente a cualquier eventualidad. Ordenó así, entre 1527 y 1528, la construcción de una réplica ampliada del alcázar que don Diego Colón edificó en Santo Domingo y que lo había impresionado en 1504 cuando pisó por vez primera las islas del Nuevo Mundo.

Mientras se construía la casa del conquistador en Cuernavaca, el emperador Carlos V lo mandó llamar para ajustar cuentas. Cortés cruzó el Atlántico y en España presentó un memorial de peticiones. Para disgusto de sus enemigos, el 6 de julio de 1529 el conquistador recibió su recompensa por los servicios prestados a la corona. El rey le concedió 23 mil vasallos en 22 pueblos, el título de marqués del Valle de Oaxaca y un nuevo nombramiento como capitán general de la Nueva España y de la Mar del Sur. Con todos los honores, y tras haber ganado su batalla personal, Cortés se dispuso volver a México.

"Pudo hacer vida tranquila y dichosa en Cuernavaca, pero el genio es incompatible con el descanso" -escribió José Vasconcelos en su biografía del conquistador. Hombre de empresas, siempre en movimiento, alentado por la misma audacia y valentía que lo acompañaron a Tenochtitlan, Cortés se dio poco tiempo para disfrutar su palacio. El tiempo lo gastaba organizando expediciones, apoyando nuevos viajes, enviando avanzadas hacia regiones desconocidas. Lo movía un deseo íntimo de conocer hasta el último secreto de aquel vasto territorio.

En Cuernavaca vivió una especie de exilio. Al regresar a México había decidido no entrar a la ciudad capital porque continuaban los problemas con la Audiencia. Anduvo entre Tlaxcala y Texcoco antes de instalarse, en enero de 1531, en Cuernavaca con doña Juana Zúñiga, su segunda esposa --la primera, Catalina Juárez, había muerto en 1522 en circunstancias extrañas. Corre la versión de que Cortés la asesinó, convirtiéndose en el primer autoviudo de la historia mexicana.

El palacio de Cuernavaca, sin embargo, se presentaba también como un remanso de paz. Ahí continuó viviendo su mujer incluso después de la muerte del conquistador. Durante varios años la vida cotidiana de la familia Cortés transcurrió apacible. A don Hernando, sin embargo, la tranquilidad parecía irritarlo, buscaba afanosamente regresar a las andanzas propias del conquistador. Cuando no estaba pensando en mayores hazañas o supervisando la construcción de naves en su astillero de Tehuantepec, se le veía recorriendo las tierras del marquesado del Valle, donde había introducido exitosamente la caña de azúcar. Por momentos parecía disfrutar de las faenas agrícolas.

"En este agradable retiro se ocupaba Cortés --escribió Lucas Alamán-- de introducir en sus estados todos aquellos ramos de cultivo que hoy forman la riqueza de la tierra caliente, de propagar los ganados, y no menos del trabajo de las minas, pero el punto que de preferencia atraía su atención eran los viajes y descubrimientos en la mar del Sur. Como si la conquista de la Nueva España no hubiese sido más que un paso que debía facilitar este grande objeto, su ardiente imaginación no se contentaba con otra cosa que con el descubrimiento y conquista de las islas de la Especiería, y con someter a la corona de Castilla el grande imperio de la China".

El palacio era una verdadera fortaleza que contaba con todos los servicios. Ante un eventual ataque de los indios, el conquistador podía hacerse fuerte en el interior de la sólida construcción y resistir cualquier asedio. La armería era uno de sus lugares favoritos, contaba con arcabuces, escopetas, lanzas, ballestas, espadas; por si fuera poco, tenía diez cañones, piezas de armaduras, materiales navales y barriles de pólvora. No podían faltar las cuadras de caballos.

En su extensa propiedad tenía huerta, molino "de pan moler", almacén y horno. La capilla también estaba bien abastecida, en su interior había todos los instrumentos necesarios para los ritos religiosos: casullas, estolas, albas y libros litúrgicos --misales, salterios y de canto llano--. Para el servicio de la casa, el conquistador disponía de cocinera, camarera, repostero, sastre, hortelano, cordonero y varios esclavos negros que utilizaba en otras labores.

No faltaba el lujo que acompañaba a todo marquesado. En las salas principales del palacio se contaban 21 tapices, probablemente flamencos, ocho antepuertas, también de tapiz, y 14 alfombras. De los muros pendían cinco guadamecíes, cueros con figuras repujadas y coloreadas de origen árabe producidas en Córdoba. Había dos espadones y un jaez para caballerías, cuatro doseles, para el caso de que llegaran a la casa dignidades, varias sillas, sillones y bancas y tres cofres, uno de ellos de Flandes.

Durante la década de 1530 el palacio de Cortés vivió su época de oro. El marquesado del Valle creció bajo su sombra aprovechando las fértiles tierras de la región y el palacio fue admirado por propios y extraños. En 1540 el conquistador viajó nuevamente a España y ya no pudo regresar. La muerte le ganó la última batalla en Castilleja de la Cuesta el 2 de diciembre de 1547.

Con el tiempo el palacio del conquistador sufrió el mismo deterioro que la propia imagen de Cortés. Sus descendientes dejaron de venir a la Nueva España y los siglos hicieron estragos en la noble construcción. A fines del virreinato fue acondicionado para recibir en sus espacios a los delincuentes novohispanos: los aposentos se transformaron en las mazmorras de la Real Cárcel de Cuernavaca. El propio Morelos probó allí la hiel del cautiverio en 1815, unas semanas antes de ser fusilado.

Paradójicamente, mientras uno de los más notables ejemplos de la arquitectura del siglo XVI se caía a pedazos, la memoria de Cortés transitaba hacia el infierno cívico de la historia mexicana. Los adeudos propiciaron que en 1834 el gobierno expropiara a los descendientes del conquistador el célebre predio. Ni siquiera cuando el emperador Maximiliano viajó a Cuernavaca --entre 1864 y 1867-- aceptó residir en el viejo palacio, prefirió instalarse en el jardín Borda.

Con el triunfo de la república, el gobierno del estado de Morelos ocupó la edificación, que abandonó al sonar los balazos de las guerrillas zapatistas. Cuando la revolución se alejaba del horizonte mexicano, las oficinas públicas nuevamente tomaron posesión de su estructura. Entre 1930 y 1932, Diego Rivera, auspiciado por el embajador estadounidense Dwight Morrow, plasmó en aquellos muros su particular visión de la historia nacional. Mediante el arte, el conquistador fue menospreciado en la que había sido su propia morada.

"Hernán Cortés, que soñó un México grande --escribió José Vasconcelos--, no es el hombre indicado para destruir su propia obra apenas comenzada; prefirió sufrir y soportar, retirado en ese mismo Palacio de Cuernavaca donde siglos después la envidia pagaría por ver al héroe insultado sobre los muros que él mismo hiciera levantar…"

Al célebre conquistador nunca le fue reconocida la paternidad de la nación mexicana. Si la vida de Cortés fue audaz y azarosa, su muerte no lo fue menos. Sus restos estuvieron cerca de perderse en varias ocasiones cuando en el siglo XIX la turba, encendida por la pasión, arremetió furiosamente contra los españoles, buscando además que los huesos del conquistador desaparecieran entre las llamas de una hoguera de resentimientos. Gracias a la oportuna intervención de Lucas Alamán --quien en la primera mitad del siglo XIX escondió la osamenta del conquistador--, Cortés halló finalmente el descanso eterno. En 1947 sus restos fueron redescubiertos, estudiados y vueltos a sepultar en la noble institución que el conquistador había fundado en el siglo XVI: el templo del hospital de Jesús.

El palacio alberga hoy la historia de Cuernavaca. La presencia de Cortés se muestra casi incidental, aunque sus hazañas se entrelazaron a esa fértil región desde el siglo XVI. "Quien quiera que medite la obra de Hernán Cortés de modo desapasionado --escribió Vasconcelos--, comprenderá que merece, como nadie, el título que tanto se le ha regateado de Padre de nuestra nacionalidad. De su sistemático empeño de aliar lo autóctono con lo español por la cultura y la sangre, nació la Nueva España que fue también un México nuevo, el México que es raíz del tronco vivo de nuestra personalidad internacional".

A Hernán Cortés, como a Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz, la historia oficial –que a la vez influye en la popular-- le ha negado el reconocimiento que fuera de todo apasionamiento merece.


El cuidado del agua

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

"Para evitar situaciones que pudieran dañar en lo futuro a las redes de infraestructura y eficiencia de las unidades y distritos de riego en todo el país", el diputado panista Hidalgo Contreras Covarrubias presentó una iniciativa que reforma los artículos 51, 58 y 65 de la Ley de Aguas Nacionales a fin de que se integren requisitos básicos para aquellos que deseen integrar los órganos directivos de distribución de agua y mantenimiento de la infraestructura hidráulica.

Contreras Covarrubias, aseguró que esta propuesta resulta acorde con la normatividad nacional de la materia y resulta congruente con la Ley Agraria que también establece requisitos para los miembros de la mesa directiva ejidal.

"Por ello la tendencia a desarrollar más y mejores órganos de dirección en todos los miembros de las mesas directivas es una necesidad en nuestro sistema jurídico, que en el caso particular nada afecta la decidida incorporación de requisitos a los dirigentes de las personas morales encargadas de distribuir y operar el suministro de agua para la producción agrícola", dijo.

En su exposición de motivos, el legislador por Acción Nacional señaló que actualmente la Ley de Aguas Nacionales "requiere de establecer estos requisitos evitando que personas ajenas a la actividad agrícola o que no estén identificadas con la producción rural, o en su defecto sean personas que intencionalmente haya cometido delitos, estén determinando acciones en un área tan importante como la distribución del agua que incluso reviste proporciones de seguridad nacional para los mexicanos".

Más adelante, insistió que en los últimos tiempos el crecimiento de la población nacional ha requerido de una mayor demanda de agua e incluso en muchas de las zonas rurales del país su uso para fines agrícolas ha empezado a crear conflictos para eficientizar el sistema de distribución. "Dicha eficiencia en mucho tiene que ver directamente con los encargados de distribuirla, de tal manera que es necesario atender el reclamo de los productores agrícolas en el sentido de establecer en la ley los requisitos para aquellos que representen a los usuarios en los órganos directivos que presten el servicio de suministro de agua".

 En ese sentido, puntualizó que en muchos de los casos los miembros de los órganos directivos que se ocupan de la distribución y suministro de agua realizan actos contrarios a la naturaleza de su encargo, resultando un detrimento en las actividades agrícolas de los usuarios y productores rurales. "Con la creación de la nueva Ley de Aguas Nacionales se determinarán muchos aspectos benéficos en la regulación de la explotación, uso, distribución y control de dichas aguas, así como la preservación de su cantidad y calidad para lograr su desarrollo integral sustentable".

 

 


El culto a la luna entre los otomíes

 Una tradición casi extinta

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Para los otomíes la importancia de la Luna radica en el hecho de que a lo largo de la historia ha llegado a influir en sus modos de vida, a tal grado que en la actualidad se siguen efectuando prácticas rituales que están en riesgo de perderse. Así lo señaló el arqueólogo Alberto Diez Barroso Repizo, al precisar que esta veneración tiene sus orígenes desde la época prehispánica, cuando la adoración al astro nocturno estuvo ligada a aspectos relacionados con el ciclo de la vida, al grado que llegó a considerarse como una deidad.

En el marco del ciclo de conferencias alusivas al XXVIII Aniversario del hallazgo de Coyolxauhqui, organizadas por el Museo del Templo Mayor (MTM); el investigador indicó que la relevancia que tuvieron los cuerpos celestes para algunas culturas mesoamericanas, aún se mantiene vigente en ciertos grupos étnicos. Tal es el caso de los hñähñü u otomíes asentados en la zona geográfica del Valle del Mezquital, quienes desde tiempos remotos le confieren una importancia trascendental al astro nocturno.

Al participar con el tema El culto a la Luna entre los Otomíes, el arqueólogo señaló que de acuerdo al estudio etnográfico efectuado en comunidades otomíes establecidas en la Sierra Norte de Puebla, la Sierra de Hidalgo y el Valle del Mezquital; además de ser un elemento presente en la iconografía religiosa actual de estos grupos, se ha logrado identificar que existe una asociación entre el culto a la luna y las actividades de producción del maguey.

Este vínculo en dicha región, se registra desde la época prehispánica, cuando la recurrencia al astro nocturno respondía a determinar momentos idóneos para la siembra y explotación del maguey, particularmente para la obtención del ixtle. "De esta manera en las comunidades hñähñü distribuidas en el Altiplano Central, el culto y rituales a la luna son más preponderantes que las sociedades con las que comparten filiaciones etno-lingüísticas de la Sierra Norte de Puebla"; dijo.

En este sentido, Diez Barroso explicó que en la actualidad el culto a la Luna ya no es tan importante en las partes altas de la Sierra, a diferencia del Valle del Mezquital. Entre las causas que influyen en este fenómeno y que se han determinado como hipótesis es que la producción del maguey y la obtención de sus derivados, como la fibra del ixtle y el pulque, tienen que ver con este elemento astronómico.

"Se sabe que la Luna en la industria del maguey tiene una relación trascendental, en cuanto a que en la cosecha del agave se capa la planta en determinada época cuando hay Luna llena, y de esta manera segrega mayor cantidad de aguamiel", abundó al indicar que este conocimiento ya se tenía desde la época prehispánica y por ello la observación de los astros era fundamental y formaba parte de la vida cotidiana.

El área geográfica ocupada actualmente por los hñähñü en el Altiplano Central, se observa en nueve regiones: los llanos de Querétaro e Hidalgo, entre los que se encuentra el Valle del Mezquital; la Sierra Gorda; los altos occidentales del Altiplano Central; el Valle del río Laja en Guanajuato; los llanos de Guanajuato; la Meseta de Ixtlahuaca – Toluca; la Sierra de las Cruces; Ixtenco -al límite del estado de Tlaxcala-; la Sierra Norte de Puebla y la Huasteca Hidalguense.

En lo concerniente a la religión, la historia señala que mientras los popolocas adoraban al sol, como los otomíes a la Luna, para ellos eran las deidades creadoras. Sahagún señala que los de Xaltocan tenían por dios a la Luna y le hacían ofrendas y sacrificios, al igual que en Meztitlan y Tototepec. A ésta la relacionaban con la "Madre Vieja"; quien para otros grupos es a su vez la Madre Tierra

Al respecto, el investigador del Programa de Arqueología Urbana del MTM, manifestó que en el caso particular de la localidad de San Pablito Pahuatlán, en la Sierra Norte de Puebla, aún se pueden ver elementos de la cosmovisión y religión otomí, como es el caso de los Libros de Curación hechos en papel amate, en los que representan personajes mitológicos "buenos" y "malos".

Con la particularidad de presentar bifrontismo, las entidades negativas responden a cuestiones mitológicas relacionadas con las enfermedades y la muerte. Por su parte, las benévolas están representadas por el Señor de Antigua y la Madre Tierra, esta última relacionada con el culto a la Luna y a los ancestros.

Diez Barroso precisó que en esta localidad dedicada al trabajo en papel amate; las deidades buenas siguen siendo objeto de culto. Esta práctica está en peligro de perderse a causa de la culturización como en la mayoría de las comunidades indígenas, la migración de la población por cuestiones económicas, la religión católica y el desinterés de las nuevas generaciones.

Las ceremonias rituales que tienen lugar en los cerros de la Sierra Norte de Puebla, son efectuadas con dos fines: el propiciatorio y el de curación de enfermedades.

"La Madre Tierra para los otomíes tiene relación con la Luna y el culto a los ancestros. Sus ofrendas se realizan junto a las del Señor de Antigua y consisten en oraciones católicas, la colocación de 24 camas de papel amate, atole de chocolate con piloncillo, dos pollos asados, dulce de azúcar, huevos cocidos y mole cacahuate. La base de la ofrenda se rocía con sangre de guajolote y posteriormente se entrega con el fin de aliviar enfermedades o aguardar una buena cosecha", detalló el arqueólogo.

Las ofrendas son presididas por los curanderos, quienes dicen que antes del nacimiento de Cristo sólo existían dos dioses verdaderos: El Señor del Monte y la Madre Tierra; sin embargo, con la llegada de la religión católica estos cultos ancestrales ya no se efectúan de manera pública como en el pasado y han adquirido un carácter más privado.

Ahora las ofrendas ya no se llevan de manera comunitaria, únicamente se llevan colectivamente cuando hay tiempos difíciles de sequía o cuando no hay buenas cosechas. En esta región donde son comunes las inundaciones, los curanderos atribuyen esto a que ya no se rinden las ofrendas correspondientes a la Madre Tierra.

El investigador aseveró que también se mantienen prácticas vinculadas a la Luna pero de tipo secundario; por ejemplo, cuando se corta madera con el fin de construir viviendas. Se tiene la creencia que si no se corta la madera en luna llena, ésta se puede apolillar y no va a durar.

En San Pablito Pahuatlán parte del arte popular de los otomíes --reflejado en el trabajo en papel amate--, consiste en elaborar figuras alusivas al Sol y la Luna, incluidas las de formas en espiral, ya que para ellos también está asociado con el astro nocturno, y en particular con el culto a los ancestros.

Finalmente, con base en el estudio de las prácticas observadas en las comunidades indígenas actuales, es posible plantear una propuesta que permita explicar cómo fueron realizados los actos rituales durante la colocación de las ofrendas asociadas a la diosa lunar mexica Coyolxauhqui del Templo Mayor, concluyó el arqueólogo.

 

 

          

 

             

 

 

 

 

                                              

                                                                                                                       

 

 


El deporte en adultos mayores

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

En las sociedades primitivas cada persona luchaba por sobrevivir, así que conseguir el alimento significaba recorrer grandes distancias, luchar contra los animales, la naturaleza y los rivales, por tal motivo se necesitaban gran fuerza física y agilidad y quien no la tenía era presa fácil de cualquier ataque.

Más tarde los pueblos se fueron haciendo sedentarios para radicar en pequeñas comunidades, allí es donde se convierten en agricultores.  Muy pocos de ellos alcanzaban a cumplir 30-35 años, y el promedio en la banda de recolectores era de 18 años; de esta manera, la vida de estos hombres estaba en constante amenaza, ya sea por las inclemencias, las epidemias, rencillas tribales o el hambre.

Entre los esquimales, por ejemplo, los viejos preferían morir y no ser carga para su grupo, eligiendo voluntariamente la muerte.  Estas experiencias demuestran que la vejez, aparte de un hecho físico, es un prejuicio cultural.

 

Envejecimiento

En nuestra sociedad occidental actual la cultura respecto a los adultos mayores es muy diferente, ya que la esperanza de vida es superior a los 70 años debido a las condiciones de salubridad en que vivimos, los continuos avances de la ciencia en materia médica, y al hecho de que ya no dependemos demasiado del físico para sobrevivir; esto conlleva una serie de cambios culturales respecto a quienes consideramos ancianos y que trato les damos.  Uno de esos cambios tiene que ver con un mayor deterioro físico por alcanzar tan altos promedios de edad, sin haber llevado una vida saludable.

El envejecimiento físico conlleva a una serie de cambios a nivel cardiovascular, respiratorio, metabólico, músculo esquelético, motriz, etc., que reducen la capacidad de esfuerzo y resistencia al estrés físico de los mayores, reduciéndose así mismo su autonomía, calidad de vida, habilidad y capacidad de aprendizaje motriz; y como la actividad física se reduce con la edad, constituye un claro indicador de mayor cuidado en la salud.

La reducción del repertorio motriz, junto a la lentitud de los reflejos y descenso del tono muscular en reposo, entre otros factores, provocan descoordinación y torpeza.  La inmovilidad e incapacidad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad, de tal forma que lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento, pronto será imposible realizar.

 

Importancia del ejercicio físico

El ejercicio físico previene enfermedades y contribuye a mantener la independencia física, acarreando beneficios sociales, afectivos y económicos.  El entrenamiento físico adecuado del adulto mayor puede demorar considerablemente el deterioro físico de 110 a 15 años.

 

Mantenerse en forma

Las actividades físicas y deportivas son una fuente de salud y rejuvenecimiento.  A cada anciano, según su estado de salud física y mental, y su experiencia deportiva pasada, se le podrán aconsejar aquellas actividades que le sean más beneficiosas.

Especial interés tienen hoy las llamadas técnicas de movilización (fisioterapia, socioterapia, terapia ocupacional) que se vienen utilizando en la rehabilitación de ancianos que padecen enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, neurológicas o de motilidad, e incluso en aquellos que presentan una clara sintomatología psicopatológica.

En todos lo casos, aunque de forma diferente, si se actúa a tiempo se puede lograr recuperaciones totales, o cunado menos parciales, evitando que el anciano termine en un hospital, postrado en cama.  En la actualidad, vienen siendo utilizados en diversos contextos: hogares, residencias, asilos, hospitales.  Se pretende así lograr la adaptación psicosocial del anciano a su medio ambiente.

 

Programas de Ejercicio Físico

Los ejercicios deben ser variados para que los estímulos lo sean también, incidiendo sobre audición, tacto percepción y fomento del dialogo corporal de las personas mayores consigo  mismas, situación que les permite mejorar su esquema corporal, realizando movimientos inusuales y variados en condiciones que le merezcan seguridad y mejoren su equilibrio, control y estabilidad postural, contribuyendo a que recobre seguridad en sí mismo mejorando su motricidad y capacitándole para sus quehaceres cotidianos, así como para actividades de relación social que, en definitiva, mejoren su calidad de vida y salud física y mental.

 

Juegos Nacionales Deportivos y Culturales

En México se realizan los Juegos Nacionales Deportivos y Culturales para los Adultos Mayores.  Se iniciaron en 1985, cuando por primera vez se logró reunir a personas de la tercera edad pertenecientes a los clubes, albergues y residencias del Distrito Federal, con la intención de sensibilizar a la población mayor para mantenerse activa físicamente, como una alternativa para fomentar la convivencia entre este grupo.  La décimo sexta edición correspondiente al año 2002 se efectuó en Aguascalientes, con la decidida participación de 6 mil 053 adultos mayores.


El desarrollo económico

Enrique Galván-Duque Tamborrel

El Desarrollo Económico tiene muchas implicaciones y formas de evaluarse. Una de las medidas mas difundidas ---incluidas en el desarrollo y crecimiento económico--- es el PIB (Producto Interno Bruto). En el gobierno de López Portillo fue del 7%, en el de De la Madrid 0.3%, Salinas de Gortari de 3.9%, Zedillo de 3.9 y Fox parece que será de 2.3%. El PIB mide el crecimiento de la actividad económica: cuánto más o menos se incrementaron los ingresos. Un ejemplo aterrizado a la encomia familiar es la suma de todos los ingresos de los miembros de una familia y el crecimiento sería el incremento del ingreso que hubo entre un año y otro. Si una familia tenía ingresos por $100 y a un miembro de la familia que ganaba 50 le incrementaron el 10% ---5 más--- el ingreso calculado al siguiente periodo sería de $105, habría un incremento del 5%.

La economía nacional funciona igual que la personal. El incremento en el ingreso de una familia no implica un mayor desarrollo económico, así como un PIB más alto o mas bajo no significa un mejor desarrollo económico.

¿Por qué?, porque seguramente de un año a otro las necesidades de la familia no solo se incrementaron un 5%, ya sea porque nació un bebe, imprevistos, deudas, etc. Habiendo una boca más que alimentar el PIB per cápita (por cada una de las cabezas o personas) sería en proporción mucho menor.

El 7% del PIB en el sexenio de López Portillo implicó mucho costo para todos los mexicanos ya que se tuvo una inflación del 33.2% (promedio anual), aun con el "gran crecimiento" la gente no podía comprar lo mismo que al principio del sexenio. En la época de De la Madrid la inflación fue de 83.4%, los peores años de nuestra historia.

Los ingresos se van construyen poco a poco, es raro que alguien se gane la lotería. Si hay alguna crisis, pérdida de empleo y recomienzo, los resultados se van arrastrando poco a poco y hay ocasiones en que los problemas se resuelven pidiendo prestado. Es también el caso de los sexenios desde Echeverría hasta De la Madrid, que incrementaron la deuda hasta hacerla prácticamente impagable.

Lo mismo pasa en la familia cuando resolvemos algo con crédito, al tener un ingreso estable y comenzar a hacer funcionar la economía tendremos que destinar una buena parte de ese ingreso a pagar las deudas. Sin embargo, el entorno cambiante es cada día más exigente y requiere que seamos capaces hacer otras cosas para generar más y estar a la altura de nuestras necesidades.

¿Qué otras cosas implican el desarrollo económico?: la necesidad de estar mas capacitados, la infraestructura (carreteras, caminos y transporte) para que los costos de traslado de bienes y servicios sean adecuados, servicios de luz, agua y demás. Todo esto en una red complicada entre Personas, Familias, Empresas y Estado, aportando cada uno con su misión y vocación.

Hay que agregar el combate a la pobreza, sobre todo en México en donde hay un rezago histórico. También la necesidad de actualizar leyes que permitan la agilidad de los actores de la economía.

La familia hoy enfrenta una nueva realidad, para generar ingresos adecuados, ya no sólo el hombre debe salir a trabajar, también la mujer. Esto implica un cambio en los roles y las reglas del juego. Igual en la economía nacional, hay que cambiar ciertas reglas o leyes que permitan ser más eficientes en la generación de ingreso, de ahí la necesidad de las llamadas reformas estructurales.

Todo lo anterior se puede abordar desde muchas formas, unas con visión de corto plazo otras con visión de largo plazo. Históricamente las soluciones de corto plazo no han beneficiado mucho al país. Por ejemplo en la economía familiar una visión de corto plazo puede ser endeudarse para comprar una Tv. y una de largo plazo endeudarse para pagar estudios que ayudarán a generar oportunidades de crecimiento.

En el caso del Estado unos piensan que debe llevar las riendas de la economía, generando con sus propios esfuerzos y control de empresas, la dinámica económica; otros que es la iniciativa de las personas y empresas las que resolverán todo el problema.

Se ha demostrado que el Estado entorpece cuando se hace empresario y por otro lado se ha demostrado que los empresarios no siempre van a ver por los pobres. Un modelo adecuado es un modelo intermedio, tanto el Estado es necesario impulsando el sano equilibrio entre la iniciativa privada y las necesidades de todos, como cada una de las personas y familias. Lo mejor es promover el crecimiento sano con libertad pero cuidando subsidiariamente la equidad en la distribución del ingreso, como cuando la familia da de comer al nuevo bebe o al desempleado.

 

 


El desempeño de Fox

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

¿Qué me harán por lo que ignoro
 si por lo que sé me han muerto?

 

Expresar una opinión del Presidente Fox y su régimen en este su sexto año de gobierno es punto que menos que imposible, sobre todo si se pretende fundamentarla en lo que se lee y escucha en los medios escritos y electrónicos.

 

Si se va uno exclusivamente por lo que se lee y escucha cotidianamente, entonces se concluye que Fox y su gabinete no dan una, que son unos incompetentes y que lo mejor que pudieran hacer es renunciar.  Pero si se hace un análisis razonado –concepto cuyo significado parece ser que no conoce la mayoría de los mexicanos— se da uno cuenta que la realidad es otra.

 

No es mi intención alabar a ultranza y nada más porque si al Presidente Fox, no, pues como ser humano que es ha cometido errores, pero si afirmo que sus errores no le han costado al país  lo que si le costaron los errores de otros otrora.  De lo que si estoy seguro es que Vicente Fox es un hombre inteligente, capacitado, de principios firmes, bien intencionado y, lo principal, que ama a su patria con verdadera pasión.  Estoy seguro también que, cuando concluya su gestión, se retirará a seguir trabajando en cumplimiento del deber que todo ciudadano responsable tiene para con la patria, el tiempo lo dirá.

 

Vicente Fox supo liderar un cambio que, después de 70 años de una oprobiosa hegemonía de un partido omnipotente y profundamente corrompido, se antojaba imposible, pero luchó y lo logró.  Lo primero, el cambio de partido gobernante se hizo, pero a pesar de las dificultades que se salvaron, era apenas un pequeño paso para lograr lo anhelado: la democracia.

 

Para lograr el cambio completo se necesita mucho tiempo.  Considerando que lo malo se aprende mucho más rápido que lo bueno; según los estudiosos en la materia dicen que en proporción 4 a 1, concediendo sin aceptar que esa proporción sea correcta – ¿Quién lo sabe?— entonces lo malo que aprendimos de un régimen viciado durante 70 años, tardaremos 280 para revertirlo, pero desde luego que con un trabajo positivo y sostenido DE TODOS.  Esto quiere decir que solamente los ilusos pensaron que el cambio total podría lograrse en sólo seis años, así como que un sólo hombre lo haría.

 

Uno de los cambios más evidentes con el gobierno de Fox es la desacralización de la figura presidencial  El nuevo entorno de completa libertad de expresión, que también es un cambio, hizo posible ese avance.  Sin embargo, a pesar de esos cambios, la oposición al gobierno de Fox implementó como estrategia para recuperar o llegar al poder, la descalificación metódica a todo lo que haga o diga el Presidente.  Un ejemplo, minutos después de que Fox terminó su discurso de toma de posesión, surgieron las primeras descalificaciones al nuevo Presidente, lo acusaron de que no había guardado los viejos formalismos.  A muchos no les gustó que se despidiera con la frase "Dios los bendiga".

 

Al analizar la mayoría de las críticas y descalificaciones al primer presidente elegido democráticamente en 89 años, la mayoría no son sobre asuntos trascendentes ni probados.  Pero han logrado, tal como lo calculó el viejo grupo en el poder, ahora dividido en dos partidos: PRI y PRD, desorientar a muchos ciudadanos.  Recordemos como se regodearon con el asunto de las toallas, pero nadie supo valorar que esos detalles ya podían saberse con absoluta transparencia, antes qué esperanza, fuere lo que fuere.

 

Haciendo a un lado las críticas superficiales y analizando los indicadores "duros", aun con un entorno internacional de bajo rendimiento, una muy fuerte competencia y a pesar de que Fox no cuenta con la mayoría en el Congreso, se han logrado avances significativos.  Los precios, en los cinco años del gobierno de Fox, han tenido los menores aumentos en los últimos treinta años.  Esta baja inflación ha incidido en una reducción de la pobreza de millones de mexicanos, según lo han confirmado organismos internacionales.  Los salarios han tenido un avance en términos reales por primera vez en décadas.   La devaluación, que el pasado cercano destruyó los ahorros de millones de mexicanos, ha sido mucho menor a la de los cinco gobiernos anteriores.

 

Un gobierno que en realidad busca beneficiar a la mayoría de la población es aquel que trata de crecer sin inflación.  Un gobierno responsable evita crecimientos que impliquen elevar la inflación.  Un gobierno, por ejemplo, como el de Chávez en Venezuela, puede crecer quizás a más del 7%, pero con una inflación a niveles del 20%  o quizás mayor.  Para lograr mayor crecimiento sin aumentar la inflación en nuestro país no depende sólo del Poder ejecutivo, sino también del Poder Legislativo, pero se ha visto que muchos de los legisladores han obstaculizado reformas para crecer más y sanamente.

 

Cinco años demuestran que difícilmente se lograran crecimientos mayores al promedio de los países industrializados si no cambian de actitud los legisladores de oposición al gobierno federal panista.  No hay congruencia de quienes se quejan de la falta de crecimiento cuando legisladores obstaculizan las reformas para lograr más empleo y crecimiento.

 

Fox ha reconocido abiertamente que hace falta mucho por hacer, pero para lograrlo es definitivo que México se ponga en sintonía con las grandes transformaciones mundiales, pero esas transformaciones dependen fundamentalmente de los legisladores de oposición, quienes constituyen la mayoría del Poder Legislativo, pero hasta la fecha no han querido o no han podido ponerse de acuerdo para implementar las susodichas transformaciones que nos permitan crecer más y crear más empleos.

En lo económico el entorno de baja inflación, estabilidad cambiaria, aumento de salarios reales, contención de la deuda externa y tasas bajas no se habían tenido en las anteriores cinco administraciones.  Esas realidades no las aceptan quienes en aras de ganar votos con la descalificación metódica al actual gobierno, han levantado "muros en lugar de puentes".

 

Los indicadores demuestran el funcionamiento del régimen de Fox.  El Crecimiento promedio en cinco años, comparándolo con otros países y referido a la tasa promedio de crecimiento económico en términos reales: EE.UU. 2.6, Canadá 2.2, México 2.0. Unión Europea 1.3, Japón 0.9 y Venezuela 0.6.  La Inflación promedio en cinco años, referida a la tasa promedio anualizada del periodo: EE.UU. 1.9. Canadá 1.8, México 4.5, Unión Europea 1.7, Japón 0.3, Venezuela 18.2. 

 

En esos mismos rubros, comparándolos con los cuatro regimenes inmediatos anteriores  --tasa promedio de los primeros cinco años--  Crecimiento: López Portillo 7.9%, De la Madrid 0.1%, Salinas de Gortari 3.8%, Zedillo 2.8% y Fox 2.0%.  Inflación: López Portillo 23%, De la Madrid 90.6%. Salinas de Gortari 17.4%. Zedillo 24.5% y Fox 4.5%.

 

En otros rubros como el salario real, tasas de interés, devaluación y deuda externa los indicadores son también favorables.  El crecimiento acumulado del índice real del salario mínimo, comparándolo con los cuatro regímenes inmediato anteriores: López Portillo -21.3%, De la Madrid  -26.6%, Salinas de Gortari -19.4%, Zedillo -23.7% y Fox +2.8%, o sea el primero con índice positivo en 29 años.  El promedio de la tasa de rendimiento de Certificados de Tesorería (CETES) a 91 días –es la base para fijar las tasas bancarias--: López Portillo 19.8%, De la Madrid 69.7%, Salinas de Gortari 26.1%, Zedillo 30.0% y Fox 8.7%, aquí los números lo dicen todo.  La devaluación –depreciación acumulable en el periodo correspondiente--: López Portillo 31.0%, De la Madrid 2,194.6%, Salinas de Gortari 36.2%, Zedillo 90.2% y Fox 15.7%, ídem al anterior.  La deuda externa, incorporando los pasivos netos del Gobierno Federal, del sector paraestatal y de los intermediarios financieros oficiales; cifras en millones de dólares de 2004 –deflactado con el índice de precios al consumidor de áreas urbanas de EE.UU.--, al cierre del quinto año de cada régimen: López Portillo 115.9, De la Madrid 140.8, Salinas de Gortari 89.4, Zedillo 88.5 y Fox 74.2, o sea que la deuda ha bajado, el peso esta firme y México tiene grado de inversión.

 

Con fundamento en los datos anteriores se puede asegurar que el régimen de Fox ha tenido resultados altamente satisfactorios en lo que respecta a la macro-economía, cumpliendo con ello la responsabilidad que es casi –por no decir toda—exclusiva del Poder Ejecutivo.

 

Pero, ¿qué pasa con la micro-economía, que es la que se refleja directamente en los bolsillos del pueblo?   Antes de entrar a este renglón, cabe marcar con énfasis que la macro-economía es la que sustenta los programas sociales ya que estos son también responsabilidad exclusiva del Poder Ejecutivo, de ahí que estos programas –Oportunidades, Seguro Popular, Vivienda, Atención a Comunidades Indígenas, Becas para los Estudiantes, etc.—han caminado satisfactoriamente. 

 

Volviendo a la micro-economía esta es responsabilidad mayoritariamente de toda la sociedad, --responsabilidad que debe compartir en forma importante el Poder Legislativo.  En el desempeño de este conjunto de fuerzas depende indiscutiblemente la micro-economía, cuantitativa y cualitativamente.

 

Fox ha tratado hasta el cansancio, rayando no pocas veces en tozudez, de encausar al país a la verdadera democracia, meta que se antoja imposible dada la reacción negativa de mucha gente, incluso la supuestamente pensante y estudiosa.  Superar la maldita idea de que el Presidente tiene poder omnímodo parece ser, según se ha visto, punto menos que imposible, pero Fox no afloja, su tozudez en este renglón es digna de admiración, pero, repito, hay muchos que no lo entienden.

 

Si bien es cierto que en ocasiones la forma que tiene de expresarse no sea del agrado de muchos, pero su contenido es rotundamente claro.  Como ejemplo me referiré al conflicto suscitado entre dos empresas televisoras –Azteca y Canal 40—cuando, recurriendo al viejo esquema, se lo plantearon y Fox contestó: ¿Y yo por qué?  Esta respuesta les llegó hasta la médula a los medios "¿cómo dice eso? Es un irresponsable" vociferaron, se desgañitaron.  Repito, quizá la forma de no fue de su agrado, pero no se pusieron a pensar, no razonaron, que ese asunto estaba, y ahí se debía ventilar, en los tribunales, o sea en el ámbito del Poder Judicial y no bajo el dedo del Presidente de la República, que lo que menos debía hacer era meterse, y así fue, no lo hizo a pesar de que le llovió duro y tupido en su milpa.

 

Casos como el anterior han abundado, pero lo gente no se acostumbra. No cabe duda de que cuesta trabajo digerir la verdadera democracia, y en esto está empeñado Fox con verdadera tozudez, ojalá la gente lo entienda y se empeñe de igual manera a seguir esa ruta por el bien de nuestra Patria.

 

No pocos intelectuales, analistas, politólogos y comunicadores, que a su vez influyen en la opinión pública, son críticos severos, no le perdonan una a Fox, tal parece ser que están a la casa de cualquier error o a lo que a ellos les parezca error, se olvidan que no hay cosa más fácil que encontrar los errores de cualquier ser humano, ya que todos, sin excepción, somos una madeja de imperfecciones.  Pero no son capaces, parece que les duele, reconocer sus aciertos, rayando a veces en la exageración y en la incongruencia.  Algunos quedan de aquellos que durante los regímenes oprobiosos de la hegemonía de un solo partido, se desgarraban la camiseta para alabar al presidente en turno, tanta era esa euforia de desmedida alabanza que hacían sentir al señor que era un dios, pero esto ya se les olvidó, ¿será?  Ahora es al contrario, critican al presidente hasta en la forma que toma el tenedor, pero eso sí –esto no lo reconocen— pueden decir abiertamente todo lo que quieren sin temor alguno.  Paradójicamente hasta quienes parece que tienen miedo –debe ser al qué dirán-- de otorgarle algún reconocimiento al Presidente Fox, y ya no digo en relación a su esposa, porque ya se la acabaron, la dejaron como piltrafa humana.

 

Libertad de expresión, transparencia, rendición de cuentas, respeto entre Poderes de la Unión, etc., los cambios han sido muchos y palpables.  Pero qué difícil es gobernar de más de cien millones de habitantes, llenos de malos hábitos y costumbres impuestas durante tantos años.  Fox lideró e inició el cambio y ha tratado de marcar la ruta a pesar de múltiples obstáculos e incomprensiones.  Algo se ha logrado, poco o mucho que sea, Fox ya puso su grano de arena en la construcción de un México verdaderamente democrático.

 

Fox no es Dios, imperfecto  como humano que es, ha hecho un buen trabajo en bien de su patria.  Comprendido o incomprendido, su desempeño merece –el tiempo y la historia lo dirán— el reconocimiento respetuoso, no falsas alabanzas, del pueblo mexicano.

 

Por último, me referiré a un aspecto al que Fox le ha dado mucho énfasis, pero que siento como que la gente la comenta nada más de pasada, y es la CORRUPCION, así con mayúsculas.  La corrupción es el mayor flagelo que tenemos, todos los males que nos aquejan derivan de ella, ponga el que usted quiera: delincuencia organizada, robos, secuestros, narcotráfico, narcomenudeo, pornografía, contrabando, etc., etc., en fin, todo tiene base de sustento en la corrupción.  Mientras los mexicanos no tengamos las agallas de luchar contra ese cáncer seguiremos sumidos en la mediocridad y cada vez más bajo.  Lo invito a meditar en esto, se dará cuenta de que la corrupción merodea en toda familia mexicana.

 

Desde los inicios de la actual administración, Fox ha machacado con insistencia sobre la importancia y necesidad de que la sociedad entera participe, principalmente en la denuncia de los corruptos, aunque pienso que cada uno tendría que empezar por denunciarse a si mismo porque todos, salvo muy contadas excepciones, somos de alguna manera cómplices de la corrupción.  "Que lance la primera piedra quien esté libre de pecado", ¿Qué pasó?, nadie se mueve, todos quietos y callados.  El lodo es tan grande y profundo que a todos salpica.

 

Hace unos días, en un programa de Televisa, en que participaron varios prestigiados periodistas y comentaristas, debatiendo sobre las actuales campañas políticas, uno de ellos comento que Fox lo había defraudado porque no había pescado y encarcelado a ningún pez gordo como la había prometido en su campaña.  ¡Hágame favor!, todavía pensando en la añeja práctica que por la sola voluntad del presidente de la República se encarcelaba, se le inventaban cargos, fabricaban evidencias y vámonos a la cárcel.  Así piensan los que hacen opinión del público, ¡claro! Por eso la gente piensa erróneamente, si sus ídolos de la televisión así piensan.  Poco tomaron en cuenta que, desde principio del actual régimen, se lanzaron, no a una cacería de brujas, pero sí a investigar a todos los que estaban en entredicho, investigación que estuvo a cargo de la extinta Secretaría de la Contraloría siguiendo el procedimiento que se debe seguir en un Estado de Derecho.  Francisco Barrio, que estaba al frente de dicha Secretaría, hablando sobre el tema declaró en varias ocasiones que los mentados peces gordos eran unos grandes pillos pero que no tenían un pelo de pendejos, diciendo con esto que no había manera de comprobarles nada, o sea que no había las evidencias necesarias para acusarlos.

 

En el caso del Asunto PEMEX –me resisto a llamarle Pemexgate que se me hace odioso--, lo único que pudo hacer el gobierno, con las evidencias de que sí disponía, era acusar a Rogelio Montemayor, cosa que hizo y obtuvo la orden de aprensión, el señor está siendo procesado.  A Romero Deschamps y al senador Aldana los únicos que podían acusarlos, con pruebas desde luego, eran los trabajadores sindicalizados, cosa que estos no hicieron.

 

Al tristemente célebre Al Capone, por más que la gente sabía que era un gangster, hacedor de muchos crímenes, nunca pudieron tener pruebas para encerrarlo, finalmente lo hicieron pero por evasión de impuestos, delito que si le pudieron comprobar gracias a un soplón.  Se fue a la tumba sin castigo por los múltiples crímenes –asesinatos, secuestros, venta de alcohol en la época de la prohibición, contrabando, etc.

 

En el caso de los peces gordos, quizás muchos podrían haber aportado pruebas contundentes pero nadie lo hizo y colorín colorado.  Ojalá que, por el bien de nuestra sufrida y amada Patria, todos nos decidamos a participar y no ser nada más espectadores, buenos para criticar pero muy malos para hacer.

 

"Los mediocres se dejan disuadir por el obstáculo aparente; los fuertes no.  Perecer es su quizás; conquistar es su certeza."  (Querien Vangal)


El Diario de México

 

Querien Vangal

 

Indudablemente, la historia es la gran maestra del hombre. Quien la desestima o la ignora, niega en cierto modo la posibilidad de construir un futuro mejor. El conocimiento del pasado debe convertirse en un instrumento del análisis actual y sumarse al análisis político y económico. En 1805 comenzó a circular el Diario de México, primer periódico de circulación diaria. Lo más asombroso es que, buena parte de la problemática que se trataba por entonces, la seguimos discutiendo en la actualidad.

Las primeras luces del siglo XIX iluminaron a una Nueva España que parecía reflejarse en la eternidad. A lo largo de su historia, el más grande virreinato de América había sorteado toda clase de escollos. Durante casi tres siglos, temblores, inundaciones, epidemias, motines y reformas políticas y económicas amenazaron la joya más preciada de la corona española, pusieron en riesgo a su legendaria capital y cimbraron hasta la última columna del palacio virreinal. Pero sobre la adversidad cimentó su fortaleza. El año de 1800 anunció el arribo del siglo XIX mostrando a la Nueva España más sólida que en toda su historia desde 1521. Tocada por la divinidad, el vasto reino gozaría, quizá, de un regalo de los cielos que sólo Dios poseía: la eternidad.

Quien eso creía, no parecía estar equivocado. A pesar de la marcada desigualdad social señalada desde 1804 por Alexander von Humboldt, el territorio novohispano, con sus casi cuatro y medio millones de kilómetros cuadrados y seis millones de habitantes, tenía recursos suficientes para presentarse al mundo como el "cuerno de la abundancia". Al menos en las ciudades, la gente vivía disfrutando de la paz y tranquilidad del inicio del siglo.

La ciudad de México lucía como el mejor ejemplo del promisorio futuro. Desde 1789 el virrey Revillagigedo, "superior a todos los que tuvo la Nueva España", había transformado la capital limpiando sus plazas, empedrando las calles principales, estableciendo el alumbrado público y reordenando por primera vez en la historia el comercio ambulante. Hacia 1805 la ciudad contaba con casi 150 mil habitantes. Tenía entonces 304 calles, 140 callejones, 12 puentes, 64 plazas, 19 mesones, 2 posadas, 28 corrales y 2 barrios. Y desde ese año podía ufanarse de tener la primera publicación cotidiana de la historia mexicana: El Diario de México.

"Amable Lector..." Fundado por Jacobo Villaurrutia y Carlos María de Bustamante -célebre creador de los mitos históricos del siglo XIX-, el Diario de México comenzó a circular a partir del 1 de octubre de 1805 y vio su fin el 4 de enero de 1817.

Entre 1805 y 1807, el novedoso periódico dio cuenta de la vida cotidiana a través de sus cuatro páginas diarias, mostrando una sociedad que parecía estar suspendida en el tiempo. A pesar de las graves contradicciones sociales, no se percibía cambio alguno y la ciudad continuaba su andar al ritmo de las campanas de Catedral. Ni siquiera la "Consolidación de Vales Reales" implementada en 1804 y por la cual los bienes inmuebles de decenas de particulares tuvieron que ser rematados, despertó a la sociedad de su letargo. Al menos, no, en ese momento. El largo periodo de calma anunciaba en el horizonte la tormenta que iniciaría en 1808 -con el intento independentista criollo- y que en 1810 se convertiría en una tempestad de dimensiones incalculables.

Pocos lo advirtieron, y entre el reducido grupo, varios eran lectores del cotidiano periódico. Hacia 1808, el Diario de México tenía 396 suscriptores. 250 residían en la ciudad de México y 146 eran de los llamados "foráneos" quienes recibían su ejemplar en lugares como Querétaro, Veracruz, Colima, Puebla, Villa de Córdoba, Orizaba, Coscomatepec, Izúcar, Perote, Atlixco, Apam, Silao, Patzcuaro, Sayula y Guadalajara.

Entre los suscriptores destacaban los canónigos, maestros, científicos, militares, jueces, abogados, comerciantes, uno que otro hacendado y siete mujeres –de la ciudad de México-, de rancio abolengo y de las cuales una era monja.

El contenido del Diario abordaba los más diversos temas. Era un deleite leer las noticias de ciencia, recitar los sonetos y letrillas, comentar los consejos de moral para la vida diaria y los anuncios de propiedades a remate; aprenderse los cantos religiosos para las ceremonias más importantes del año; relatar los asuntos históricos, conocer de música, acercarse a la literatura, mantener un cuerpo sano con los consejos y recomendaciones de medicina y sobre todo reflexionar en torno a la velada crítica que los editores hacían de la situación virreinal, donde salía a relucir la educación, la política y la cultura.

Con sus escasas cuatro páginas, El Diario de México fue un espacio público para la discusión. Los lectores se enfrascaban en debates escritos, cuestionaban, respondían y refutaban. Al lado de notas amables, poesías o consejos, aparecían las opiniones del público lector que generalmente firmaba sus intervenciones con curiosos seudónimos o simplemente con iniciales que dieron forma al mejor retrato de una época que, en 1808, tocaba a su fin.

El Mito Genial.- En su edición del 2 de noviembre de 1807, el Diario publicó una carta firmada bajo el nombre de "Gil Gazapero", titulada "Sobre las riquezas de México". Su percepción no podía ser más lúcida y atinada: "Aunque en México hay riquezas, no es rica la ciudad, porque todo lo que se acuña, sale del reino, pasando por pocas manos: porque a excepción de un corto número de comerciantes acaudalados, los demás giran con capital ajeno, perteneciente en la mayor parte a personas de fuera del reino".

El diarista o editor apuntaba al término de la carta –no sin cierta intención descalificadora- que ese tipo de cuestiones requerían de "muchos conocimientos especulativos y prácticos, mucha crítica para saber analizar, aplicar y deducir", sin embargo, había decidido publicarla para que los "curiosos discurran".

Junto con el editor, otros lectores diferían con la visión de don Gil. Ya desde entonces había quienes consideraban a la pobreza "un mito genial" y la respuesta de un "curioso" llegó a los pocos días: "Los miserables, que dice el Gazapero –respondió un anónimo lector- son en mi concepto los que la pasan mejor en México. Ellos no necesitan casa, ni muebles, ni ropa y con cualquier cosa que coman, está contento su paladar y satisfecho su vientre. Creo que no pasan en México de 800 personas de ambos sexos, las que andan descalzas de pie y pierna, los más de los hombres sin camisa, y sin más ropa que una frazada vieja".

Y como eran tan pocos, la solución al problema de la pobreza era sencillo: "México el día que vista y calce a toda su plebe, tendrá una riqueza considerable en los consumos de su numerosa población".

Educación y Patria.- En más de una ocasión, los lectores del Diario alzaron la voz en favor de una idea digna de ser escuchada: la "escuela patriótica". Apoyada por prelados, cabildos eclesiásticos, ricos solterones y hombres acaudalados se organizarían centros de enseñanza donde los jóvenes de las clases menesterosas serían instruidos en religión, primeras letras y en algún "oficio mecánico". Una vez terminados los estudios, los mismos benefactores proporcionarían los medios necesarios para habilitar talleres donde los egresados podrían ejercer su carrera técnica y el lugar desocupado en la escuela sería tomado por nuevos alumnos.

"Porque unos jóvenes bien educados –escribía en el Diario un suscriptor- es consecuencia segura, que harán lo mismo con sus hijos, y aunque uno que otro se extravía, no es de creer que suceda lo mismo a todos".

Un avispado lector cuestionó el ideal educativo de la escuela patriótica poniendo el dedo en una terrible llaga -vigente hasta nuestros días: "Sin buenos maestros, casi es peor que haya escuelas. Sin dotaciones competentes no puede haber buenos maestros; y para tantas dotaciones competentes se necesitan unos fondos inmensos". El maestro mal pagado, se convertía así, en el principal obstáculo para las escuelas patrióticas.

La sociedad novohispana creía a pie juntillas en la educación gratuita pero sólo para aquellos alumnos que no tuvieran recursos económicos. Era imperdonable dejar escapar el talento natural por falta de una enseñanza adecuada. Así lo señalaba otro asiduo lector de el Diario: "...hay muchos artesanos diestros, y hombres de bien, que teniendo destreza suficiente, se ven precisados por falta de arbitrios a embotar su habilidad, y perecer a manos de la miseria; inutilizándose el fomento y cultivo de las artes, ramo el más interesante para la felicidad de una Nación. Para beneficiar a éstos me parece útil la erección de un fondo de piedad, con el objeto de habilitar a los artesanos diestros y hombres de bien, que por falta de recursos estuvieran sin giro".

El siempre escabroso tema de la educación no desató polémica como tantas otras materias abordadas en el periódico. Las visiones coincidían y se complementaban. La conclusión era una: la consolidación de la patria se fundamentaba en la educación de cada uno de sus habitantes y en ella radicaba su próspero futuro.

Escritores y Musas.- Otros temas, más amables, también solían abordarse. Poetas improvisados, escritores en ciernes, amantes del romanticismo y enamorados del amor contribuían con sus creaciones literarias no siempre afortunadas. La respuesta del público era el mejor indicador del éxito o fracaso de los noveles escritores.

El jueves 10 de septiembre de 1807, el firmante "Justo Laconio", decidió ponerle fin a la aventura poética de un hombre que escribía versos con motivos religiosos: "...es insoportable el canto de la Natividad que ha publicado –le expresaba al editor- aconséjele usted al buen señor poblano, que se deje de poetizar, porque aunque hace sus coplas y algunos versos, seguramente no es poeta. Su buena intención y sus buenos deseos merecen que se desengañe y se le diga que se dedique a otro ramo".

Las siete mujeres suscriptoras podían sentirse halagadas al encontrarse con sonetos y versos alabando al sexo femenino. En "El sueño interrumpido", el señor Arezi rendía tributo a la musa de musas: la mujer.

¡Las mujeres...! O Lenio, disimula/ al nombrarlas mis súbitos transportes. / Las mujeres el clásico ornamento son de este bajo mundo: / el blando suave fuego que circula, / moviendo los elásticos resortes, del hombre entusiasmado, o soñoliento.

Cuando absorto difundo, / mi vista por los seres/ diversos, en el globo derramados, / un objeto no encuentro más pasmoso, / ni más encantador que las mujeres...

Pero si había poetas que exaltaban las virtudes femeninas, otros hacían burla de un grupo de mujeres tradicionalmente mal visto por los hombres: las suegras. No sin cierta complicidad, el sexo masculino comentaba la mordacidad de ciertas poesías que, seguramente, las mujeres abominaban. El miércoles 9 de septiembre de 1807, apareció publicada una Elegía que se presentaba bajo el título: "Un yerno agradecido tributa a su suegra los últimos honores irónico-lúgubres":

"Al son de la zampoña destemplada/ tan solo acompañado de mi pena/ con dolorosa voz la muerte lloro de la más venerable de las suegras. /
¡O mujer a ninguna comparable! Ejemplo, honor, y espejo de la suegras!/Escucha de tu yerno los suspiros, / que exhala inconsolable acá en la tierra. /

Tú eras la que siempre muy gustosa, / como aquel que conduce mansa oveja/ a su destino, llevabas a tu hija/ a los bailes, visitas y comedias.

Ninguna musa alegre hoy me influya, / pues jamás los genios se hermosean, / ni se adorna con flores los sepulcros/ cuando allá conducimos a las viejas".

Amor y desamor, engaño, pasión, muerte y religión, se combinaban para darle el toque poético al Diario de México. Algunos autores, poco ortodoxos, decidieron no cantar loas a la mujer, a la suegra o a la religión. Seguramente solitarios, su única compañía era la que recibían de esos pequeños animales, cuyos lanudos y pachones cuerpos se combinaban con una tierna mirada de lealtad, suficiente para hacer brotar los sentimientos más sinceros y los versos más sublimes.

El martes 8 de octubre de 1807 fue publicado "Elogio del perro":

"Mi asunto es muy diverso: es creo, nuevo;/ y por lo mismo debo/ esperar que el lector indulgente,/ no saque su afilado, y duro diente,/ ni lo clave en mis versos, y mis yerros,/ al ver mi musa dedicada a los perros./
Otros antes que yo con versos gratos/ escribieron de perros y de gatos,/ amores, celos, guerras, desafíos;/ pero los versos míos,/ de interés, y esperanza tan distantes/ aspiran, y no es poco, en éste rato/ a delinear del perro un fiel retrato.

En su afecto constante, / y en su fidelidad, al hombre enseña; / y de ambición distante, / no es el vil interés el que le empeña/ en su deseo innato/ de ser a su amo eternamente grato.

Humilde lame la atrevida mano, / que con causa, o sin ella lo castiga, / y a fuerza de humildad, / a su amo obliga a trocar lo colérico en humano".

Miscelánea de Noticias.- Con una clara visión a futuro, los editores de el Diario de México establecieron una paginación continua que vinculaba un número con otro, haciéndolo coleccionable. Los ejemplares de cuatro meses se encuadernaban para formar un volumen de 518 páginas, el cual incluía un índice temático de los escritos publicados en verso y en prosa y la lista completa de suscriptores.

La variedad de temas era tan diversa que se podían encontrar desde reflexiones de orden moral como la integridad hasta algo tan macabramente original como un "modelo para convites de entierro":

"Muy señores míos de mi mayor veneración y respeto, la Divina Majestad de nuestro Redentor Jesucristo se ha servido de llevarle el alma a don Juan Miguel Belis, el cual es cadáver, y para darle sepulcro a su cuerpo es de menester de ustedes su asistencia que así espero lograrla en el día de mañana a las nueve del día. Celebro esta ocasión pues me franquea la de lograr sus asistencias y deseándoles la más perfecta salud y que la Divina Majestad de Nuestro Señor Jesucristo se las facilite innumerables años. Su más atento servidor".

Descrita con elegante y correcta prosa, no podía faltar la terrible nota roja. El 14 de septiembre de 1807, el Diario comentaba una noticia que, casi dos siglos después, sería cosa de todos los días: "Antes de anoche, cerca de las oraciones pasaba por la calle del Coliseo viejo, que hace esquina a la del Colegio de las niñas, una pobre indiezuela, vendiendo elotes, anunciándolos con el canto que acostumbran para semejantes vendimias. La infeliz, tal vez vendría formándose las cuentas de la lechera con el producto de sus elotes, cuando fue sorprendida accidentalmente por un coche, cuyas mulas alborotadas, y el cochero tal vez ebrio, la atropellaron lastimosamente contra un poste de los que rodean la banqueta". El articulista se indignaba de que el cochero no se responsabilizara de la víctima y ninguno de los vecinos saliera en auxilio de la pobre mujer, de ahí que su nota llevara el título de "¡Que gentes hay tan inhumanas!".

Con más ingenio que violencia, los asaltantes hacían de las suyas aprovechando la ignorancia y superchería de la gente. El Diario los denunciaba para prevenir al amable público lector de un posible robo:

"Sabemos que andan dos hombres mal intencionados con el hábito de S. Juan de Dios, y las caras pintadas de blanco, para asustar a las mujeres pusilánimes, haciéndose los muertos o fantasmas luego que llega la noche. Estos previenen de día sus tiros, a donde hay mujeres solas para sorprenderlas de esta manera, y llevarse lo que encuentran, mientras las infelices huyen preocupadas con el susto".

Ordenado alfabéticamente, el índice de cada volumen era un tesoro de títulos originales, sugerentes y llamativos: Amistad; Antojos; Bando sobre papalotes; Calvos; Confianza vana; Duende, conjuro al; Edad notable; Fanfarrón; Inhumanidad; Lección a las señoritas; Marejada horrorosa; Novio, consulta de uno; Observaciones morales sobre la vida privada; Palos con el muerto; Quien perturba al siervo; Rayos; Sainete, crítica de uno; Vacuna, modo de conservar el pus, y muchos otros, que otorgaban una guía general, despertando indudablemente la curiosidad natural de los lectores.

Aviso Oportuno.- "Quien busca consejo quiere acertar", era la máxima que repetían los editores del periódico cuando respondían la carta de algún lector ansioso de recibir recomendaciones sobre el arte del amor. Al público en general llamaba la atención que asuntos privados se ventilaran a la luz pública; pero sin mucho sacrificio, terminaban por enterarse de las venturas y desventuras de los valientes que se atrevían a exponer sus intimidades.

"Consulta. Yo soy un hombre de unas proporciones medianas, y que he venido a establecerme en esta capital, donde he puesto un comercio, cuyas utilidades me ofrecen una vida nada congojosa, supuesta una economía cristiana. En esta virtud trataba de casarme, cuando un amigo a quien juzgo con bastante práctica y experiencia, me asegura que de ninguna manera siga con esta idea, pues que de esta suerte busco mi perdición; que para ello se fundaba en el excesivo lujo que hoy reina en las señoras mujeres, y la conducta regular que observan".

"Respuesta. UD. hallará muchas doncellas bien educadas y de unos principios capaces de hacer feliz a cualquier hombre de bien. La mujer buena es un don de Dios, y no se da sino al que lo ha sabido merecer. Usted manifiesta en su consulta unas disposiciones muy cristianas, siga usted sus pasos, pida su felicidad a quien solo pueda darla y la recibirá indudablemente, si lo hace con la pureza de corazón".

El Diario de México se despedía de sus lectores dedicando su última página a los avisos de ocasión: Pérdida. "Del entarimado de la puerta de Catedral, que mira al parián, dos pendientes de un arete de diamantes brillantes, montados en plata: dése razón en la curtiduría de D. Juan Pulido. Hallazgo. "En la calle de la pila seca una muchachita de año y medio o dos años, trigueñita, de pelo güero y enaguas de angaripola: ocúrrase a la calle de las Cocheras núm. 5. Encargo: "Se solicita una chichigua joven, y de leche tierna, ocúrrase al puente de Leguízamo núm. 2. Compra-venta: "Una esclava de edad de 19 a 20 años... se dará en 100 pesos". Aviso: "D. Ignacio Cárdenas, profesor de medicina, habiendo concluido felizmente la curación a que se le comisionó en ciertos pueblos apestados, se ofrece de nueve al servicio público en la calle de la Acequia, núm. 1."

A partir de 1808, el Diario tomaría otro giro. En septiembre estalló el movimiento independentista encabezado por el Ayuntamiento de la ciudad de México cuyo fracaso propició el inicio de la guerra dos años después. Sus páginas dejarían de iluminar la vida cotidiana de la Nueva España con sus noticias curiosas, poesías románticas y consejos morales para dar paso a nuevas notas, con un sentido más político y combativo, que ponían en entre dicho la supuesta eternidad de la Nueva España.

Aquella sociedad que parecía suspendida en el tiempo, finalmente despertó para atestiguar que la aparente solidez del más grande virreinato de América se desmoronaba ante el impulso avasallador de los tiempos.

 


El dolor es el arado

 

Querien Vangal

 

 

¿Cuántas veces hemos escuchado la parábola de la semilla sembrada en distintos suelos? La hemos comprendido, y también tratamos de entender qué clase de suelo somos nosotros, si el camino, o el costado del camino, o las zarzas, o el campo fértil. Meditamos la realidad de la semilla, que debe caer, enterrarse y recibir humedad, para poder estallar y morir dando paso a la vigorosa planta de trigo que va a producir ciento por uno. Sabemos que la muerte de la semilla es lo que da paso a la fructificación de la fuerza que viene de la tierra, del agua, el sol, el aire. Dios nos enseña, a través de este paralelo con la tarea del sembrador, a comprender la importancia de la negación de nosotros mismos, reflejada en la muerte de la semilla que da vida.

 

Sin embargo, la semilla es en realidad la Palabra de Dios, el mensaje que debe llegar a la tierra y producir el milagro de la vida, vida eterna. Nosotros somos la tierra, sea buena o mala, preparada o inhóspita. Tierra que recibe la semilla para producir o secar, para dar libre espacio al desarrollo de la planta, o para ahogar, para dar alegría al labriego, o dolor y hambre durante el invierno espiritual. Como tierra que somos, debemos estar preparados para recibir la semilla, para ser dignos receptores de la Palabra que tantas veces pasa por nuestros oídos sin producir efecto alguno en nuestra alma. Como tierra estéril, solemos matar la semilla sin darle ninguna humedad ni abrazarla como negro humus pleno de nutrientes, humus que huele a vida al recibir la lluvia primaveral.

 

¿Quién no siente una alegría inmensa al sentir el olor de la tierra mojada por las primeras gotas de lluvia? Así, Dios se alegra al ver el efecto de la lluvia de Gracia sobre nosotros, que cual tierra fértil nos alistamos para recibir la semilla del Verbo, Su Palabra.

 

¿Cuál es la herramienta, entonces, que abre la tierra y prepara el surco para que entre firme y segura la semilla? Pensemos en un campo de tierra negra, limpio y sin malezas, tierra húmeda y con olor a vida. Veamos entonces como la Mano de Dios arroja la semilla, Su Palabra, que cae en cada surco y se instala allí segura de poder germinar, brotar, y dar frutos más que suficientes. La herramienta es el arado, frió metal que corta la tierra y separa el material orgánico a derecha e izquierda, empujado por la fuerza de la mano del sembrador que firme y segura guía la tarea del dueño del campo.

 

En la vida espiritual el arado es el dolor, dolor que abre nuestra alma y la prepara para recibir la semilla de la Palabra que despierte nuestra dormida fe. Cuando en nuestra alma no hay dolor, hay vanidad y seguridad humanas que hacen que la semilla quede posada en la dura superficie de la tierra sin arar. De este modo, el alma que se siente segura, sin necesidad de ayuda Divina, rechaza la semilla. Dios sabe que somos así, lo que no deja de provocarle gran dolor. Sin embargo, en Su Infinita Misericordia, no interrumpe Su esfuerzo salvador. El trata de romper la costra dura que cubre el terreno de nuestra alma, costra de vanidad y soberbia, exceso de confianza en uno mismo y autosuficiencia, ¡omnipotencia! Qué locura, el hombre reviste su alma de duro metal, que resiste y rechaza la Palabra y la ayuda Divina.

El arado rompe, despedaza, abre, expone el alma al exterior para que la lluvia prepare, para que el sol germine la semilla. El dolor redime, cuando el alma responde al llamado. El arado-dolor produce el efecto de la Cruz, Madero Glorioso desde el que Jesús abrió un enorme surco en el mundo, para que Su Palabra entre y germine dando frutos de Salvación eterna. Como tierra que quiere ser fértil, no podemos rechazar el dolor sino agradecerlo como esfuerzo del Labriego Celestial que nos prepara en humildad y mansedumbre para poder recibir la simiente de la Palabra Eterna. Dios nos quiere mansos y humildes, sencillos y entregados a Su Voluntad, dispuestos a tomar la cruz-arado que El nos envía con la sabiduría del Labriego Divino.

 

El arado no se detiene, abre profundas grietas en las almas del mundo y de cada hombre. A veces la tierra responde y se prepara para la Gracia que se avecina, muchas otras veces se cierra sobre si misma y rechaza la herramienta del Labriego. Qué doloroso es para Dios ver que el dolor enviado a un alma produce un efecto contrario al amor, originando más resentimiento y odio contra Dios. Enojarse contra el Labriego Celestial y contra Su arado de dolor es una falta no solo contra Dios, sino también una falta grave de inteligencia humana. Bastan los miles de ejemplos que nos muestra la historia, donde se ve a las claras que los grandes hombres se acrisolaron en el dolor, nunca en la opulencia. Entonces, si no es porque se comprende la Gracia espiritual que el dolor representa, el hombre debiera al menos comprender que el dolor nos hace crecer en términos humanos. Lo que no me mata me hace crecer, dice el dicho popular. Y Dios, en este caso, está de acuerdo con esta frase producida por el ingenio del hombre.


El «Evangelio de Judas», una «novedad» que no es tal

 

Querien Vangal

 

No, no tendremos que reescribir los orígenes del Cristianismo; y la fe de los creyentes no irá en crisis por la publicación de un fragmento del así llamado "Evangelio de Judas". Para decirlo enseguida, la clamorosa presentación en Washington, delante de la prensa mundial a propósito convocada, es sobre todo una operación económica y, probablemente, también ideológica.

 

Historia y teología entran allí poco, como mucho entre los especialistas verdaderos ha despertado sólo curiosidad, no han sido, ciertamente, excitados por una "novedad" que no es tal y que, ellos, ya conocían. Quizás desde hace más de 1800 años, visto que hacia el año 180 Ireneo, obispo de Lyon, griego y gran conocedor del Mediano Oriente, compuso su obra Contra las herejías. En ella escribe: "Dicen que Judas conoció todas estas cosas y justo porque sólo él conoció toda la verdad más que los otros apóstoles, ejecutó el misterio de la traición. Presentan estas invenciones llamándole el evangelio de Judas". Los que enseñan así fueron gnósticos pertenecientes a una secta llamada de los "Cainitas", de Caín, venerado junto a la Serpiente que tentó a Eva, a Cam, a los Sodomitas, a Esaú y, también, a Judas. En resumen, todas las figuras negativas de las Escrituras judeo-cristianas. Poniéndose a semejantes maestros, los "Cainitas" justificaban todo género de obscenidad y delitos.

 

Una operación económica, pues, aquella del jueves 6 de abril, visto que el National Geographic Magazine está entre las revistas más rentables del mundo, con ediciones en muchas lenguas. Su patrocinio de la traducción y la publicación del papiro encontrado entre las arenas egipcias, no es ciertamente desinteresada. Millones de dólares vendrán del aumento de las ventas, de la adquisición del volumen que será propuesto al adquirir el periódico, del documental ya comprado por muchas televisoras. Sin contar la enorme publicidad determinada por el hecho de que los medios de comunicación de cada continente han citado la noticia. No al azar se  eligieron, para el lanzamiento, los días que precedieron la Semana Santa, cuando en toda la cristiandad resonó el nombre de Judas Iscariote y será más fácil que se hable de su presunto "evangelio".  Pero la inminencia de la Pascua impone de insertar en el palimpsesto algo que la concierne. ¿Por qué, pues, no esta novedad sobre el apóstol que traicionó a Jesús?

 

Pero el fuerte olor de dinero ha aleteado enseguida alrededor del papiro emergido en los años Setenta del valle del Nilo, uno de los pocos lugares, junto al desierto de Judea, de donde proviene la biblioteca escénica de Qumràn, dónde la aridez del clima permite la conservación de materiales tan frágiles. Ya no estamos en el tiempo en que pastores beduinos cedían a los mercantes de Jerusalén y del Cairo cántaros llenos de manuscritos a cambio de pocas monedas de plata. Las bibliotecas de las universidades europeas, americanas, australianas, y hasta japonesas, se enfrentan en subastas memorables para adquirir jirones de manuscritos de los primeros siglos cristianos. Como ya es costumbre en casos parecidos, no están claras las vicisitudes comerciales de este "evangelio de Judas", pero parece cierto que el largo rollo ha sido cortado en dos. Una parte es la que se presentó en Washington con el máximo clamor, otra parte habrá quedado custodiada en una caja fuerte: su precio es destinado a multiplicarse, visto el interés con que ha sido acogida la primicia.

 

Operación económica, digo, pero quizás también ideológica. El Código da Vinci de Dan Brown sólo es el ejemplo más afortunado de un filón que, desde hace algún año atrás, parece un río en plena crecida. Una pseudo-historia, una fanta-exégesis estrujan el ojo al lector, reprochándole que uno como él no puede aceptar sin más el cuento de las Iglesias "oficiales" - a empezar de la católica - sobre los orígenes cristianos. Que en absoluto es como lo cuentan desde hace demasiados siglos los curas, que saben la verdad, pero la esconden. Por ejemplo, éstos están dispuestos a recurrir al homicidio antes que a hacer filtrar las "verdaderas" relaciones entre Jesús y Maria de Magdalena, con las consecuencias que ellos han tenido sobre la historia del Occidente. Como se sabe, ésta es la tesis central de Dan Brown, que no ha hecho otro que mezclar los contenidos de un cóctel rancio que ya en el 1988 Umberto Eco puso en burla --tan ferozmente cuánto inútilmente-- en su "Péndulo de Foucault".

 

Si esto, en todo caso, es lo que quiere el mercado, ¿cómo no aprovechar un auténtico "documento secreto", de un trozo de aquellos "evangelios apócrifos" en el que estaría la verdad oculta, para engolosinar las masas, empujándolas a comprar periódicos, libros, ver la película, a lo mejor adquirir camisetas, gorros, llaveros? Los Dan Brown han reconstruido por vosotros la figura "auténtica" de la Magdalena, otros aquella de Pietro, de Simón de Cirene, de Nicodemo, del propio Jesús: aquí tienen ustedes un Judas como no habrían jamás pensado: un amigote, un bienhechor, un privilegiado por Dios, otro que el desgraciado traidor del que les han hablado siempre las iglesias. Papel, más bien papiro, canta....

 

La instrumentalización ideológica de los restos se ha hecho explícita, en la presentación de Washington, cuando alguien ha dicho que --con el nuevo, benemérito Iscariote-- se cortarán las uñas al antisemitismo cristiano. Esto, el periódico católica Avvenire ha comentado, si es verdadero no es otra cosa que "una demencial intención de favorecer el diálogo con el hebraísmo". Demencial no sólo porque el cristianismo siempre ha sabido que, si un apóstol israelita traicionó, los otros once eran israelitas como él, como lo fueron los 72 discípulos y los millares de primeros seguidores. Y muchos de aquellos judíos, hijos de judíos, prefirieron el martirio a la negación. Pero demencial también porque la secta de los "Cainitas", de donde viene el fragmento, consideraba el Dios de los judíos como el Dios malvado, en lucha mortal con aquel bueno, el gnóstico Dios Supremo. Destruir el Jahvé de las Escrituras fue el objetivo final de la historia. Y a Judas había que exaltarlo justo como el campeón atrevido de esta batalla contra el repugnante Demiurgo semítico. Entonces, a pesar de los engañosos guiños al "diálogo", este no podrá poner entre sus textos base el papiro ofrecido a la venta por los editores americanos.


El fandango

Núcleo vital del son jarocho, el repentismo y las fiestas en el sotavento

Querien Vangal

 

Las definiciones del fandango son muchas, casi incontables en el ámbito alegre del II Festival Cultural del Sotavento. Todos tienen su propia visión de lo que es el fandango y pese a la dispersión conceptual la mayoría coincide en que es la fiesta misma o el núcleo vital del que brotan las diversas expresiones festivas de la gente.

En el Sotavento está estrechamente asociado al son jarocho, al baile en tarima, a la versada, al repentismo, a las décimas y a toda manifestación de creatividad y alegría. A la cultura popular, a la amistad, la camaradería.

"Cuando quieras promover espíritu veracruzano –-dijo Pedro Cinta en un encuentro de fandanguistas--- hay que partir de un fandango, porque éste nos brinda el modo de expresarnos individualmente en un centro comunitario. Y en el fandango, de la mano de otros, puedes encontrarte".

El fandango te permite sentir parte de algo más grande, te brinda una visión comunitaria. Es una forma de combatir la soledad y es una forma de construir la identidad. Te da un sentimiento de pertinencia de identificación en el mundo, explicó el historiador y músico sonero Antonio González.

El poeta repentista José Manuel Aguilera, tuxtepecano, aseguró que el fandango es uno con el son jarocho y la versada y que, por lo mismo, el núcleo vital básico para enseñar a los niños a bailar, cantar e improvisar en son es éste, no los talleres, "a menos que éstos funcionen" con base en el código fandanguero.

Para Rafael Figueroa, promotor cultural de Los Tuxtlas, es "un espacio en torno a una tarima, donde se oye y se toca son jarocho, se baila, se canta, se platica, se trova e improvisan versos, se enamora, se chismorrea, se emborracha y a veces hasta se pelea".

"Es una fiesta de amigos dentro de otra u otras fiestas más grandes, como las patronales, las de barrio, familiares o cívicas. La hace uno mismo junto con los amigos... Antaño, cuando recién llegó de España, fue un género musical, pero ahora es el cogollo de la fiesta".

De acuerdo con Figueroa, quien participó en un encuentro de músicos promotores culturales del Sotavento, el movimiento jaranero o sonero que ha llevado al son jarocho a entarimados internacionales surgió en un fandango, a finales de los años 70 y principios de los 80.

La fuerza de iniciativa del son jarocho parte de éste, de su estrecho vínculo social y comunal con la cultura popular de un pueblo; así como su génesis se dio en el pueblo bajo, entre los pobres.

"El fandango vino de España con los soldados y arraigó entre los indios y los negros. Fue y sigue siendo una fiesta de pobres o clase-medieros", añadió la música e investigadora de los sones huasteco y jarocho.

En los diccionarios la palabra fandango se define como género musical que se tocaba con castañuelas y como sinónimo de bullicio o jaleo. La etnomusicóloga Araceli Romero, investigadora del CONACULTA, añade a su sinonimia los términos pachanga, jolgorio, reventón, rumba, festejo, relajo.

Su configuración semántica habría provenido, según esta misma especialista, de fande (festejo en mandinga, lengua africana) y del bantú angoleño kimbundú que significaba desorden, caos o relajo.


El fantasma de la vejez

 

Querien Vangal

 

El fantasma de la vejez sobrecoge a muchos. Se piensa en que se acabarán los placeres de la juventud. En que la pesadez de los miembros hinchados por la artritis apenas dejará movernos con lentitud. En que quienes hoy nos dan un cariño apasionado, mañana se alejarán con frialdad de nosotros. En que ya no tendremos ni esperanzas ni proyectos, sólo una vida árida y oscura, preludio de la muerte.

 

Sin embargo, quizá la vejez no sea como la pintan. Al menos, no para los que reconocen que la ancianidad es la edad de la sabiduría, quienes viven con miras más altas y piensan, por el contrario, que la vejez será su meta. El artista, inmaduro en su juventud, va a encontrarse por fin a sí mismo con los años. El sabio necesita tiempo y más tiempo para sus investigaciones.

En la medida en que hay espíritu, la ancianidad deja de ser una amenaza para convertirse en una ardiente promesa. No estaría mal hacer una prueba para medir la espiritualidad de las personas, fundándose en esta cuestión: ¿Qué piensa usted de la ancianidad? En nuestra época, la mayoría saldría de la prueba con cero. Hoy no se estima la valía de un individuo, sino su productividad económica: se le mide con el mismo criterio con que se juzga a una máquina o a una vaca.

Es que ahora no somos cultos, sino simplemente civilizados. En épocas de cultura, los viejos han sido considerados los grandes de la nación. A ellos se les confiaba el más alto de los oficios: el de gobernar. El Sanedrín de Israel estaba integrado por 72 ancianos. El Senado Romano tenía tanto o más poder que el César (senado viene de senectus: viejo).

Y entre los genios que se han significado en la Historia, muchísimos han realizado lo mejor de su obra en «la tercera edad»: Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Fidias y otros más en Grecia. Moisés contaba ya 80 años cuando liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Goethe escribió su Fausto también por esa edad. Miguel Ángel pintó El juicio final ya decrépito. Sería interminable la lista.

Un país culto y no decadente estimula a sus ancianos, pues sabe que en ellos reside la parte sabia de la humanidad. Hasta el humilde carpintero senil que ya no puede manejar la sierra, instruye a los novatos: es el maestro. Al anciano no le corresponde hacer, sino enseñar a hacer… no importa que lo haga desde una silla de ruedas. Desperdiciar la fuerza más fina y sutil de la nación resulta crasa necedad.

Nosotros mismos, espiritualizándonos, podemos prepararnos una brillantísima vejez, en lugar de vivir temiéndola. Nadie afirmará que la senectud carece de sinsabores; pero, ¿no padece también el niño grandes penas? ¿Y la pubertad? Cada edad tiene su cruz, y la de la ancianidad no es la más pesada, al menos para quien sabe ser viejo.

 

El doctorado de la vida

La psique de los viejos está hoy deprimida y deteriorada. Han de recobrar la conciencia de su valer, de su potencial anímico, de la preeminencia que les otorga habernos adelantado en las batallas de la vida. Y hacer que asuman su obligación de servicio, hasta comprometerlos para que se desaten del marasmo y se levanten a guiar y conducir, mostrando el norte en las diferentes tareas a las generaciones titubeantes que aún no se han realizado. Se pueden haber jubilado de un empleo, pero no de la vida.                  

 

La muchedumbre de longevos normalmente vive en su hogar, ejerce una profesión liberal, labora en oficinas, o dirige una empresa; está en los comercios, en las aulas, en los tablados del teatro y en los estudios cinematográficos, en los centros de investigación científica, en el barbecho, en la fábrica, en el gobierno.

Pero entre esta mayoría hay neuróticos que se repudian a sí mismos porque piensan que a esa edad ya no se tiene para qué vivir; o también los conturbados por la amenaza probable del cese; o desgraciadamente los hallamos de inútiles y estorbosos en casa esperando la muerte.

¡No, no y no! A estos veteranos de la lucha vital hay que obligarlos a que se revaloren. Deben reconquistar la dignidad, el respeto y el amor a ellos mismos. Hay muchas tareas generosas que los aguardan. Allí está un mundo desorientado y lleno de dolor que pueden guiar y consolar.

Hay que hacerles sentir estas verdades. Deben grabar en su mente que esperamos lo mejor de cada uno, en ésta, su edad provecta, «la buena edad», como la califica el escritor inglés Alex Comfort.

Nadie, pues, haga de su vejez un fracaso, cuando debe hacer de ella la brillante edad del espíritu. ¿Por qué ahora los mayores se niegan a ser grandes? ¿Y por qué nuestra cretina sociedad se atreve a impedir o a eclipsar la carrera gloriosa de la ancianidad, que de suyo debe ser ilustre?

Las personas mayores suelen negarse a reconocer que ya son ancianas. Y todo el mundo hasta evita esa palabra considerándola injuriosa. Generalmente se recurre a eufemismos como el de «personas mayores», «gente de edad», «señora grande», etcétera. Muy hermoso. Y aquí también los usamos, aunque a guisa de sinónimos solamente, pero el eufemismo crónico ¡es pura vergüenza de ser viejos!

Reivindicaremos las palabras «viejo» y «anciano». ¡Hay que pronunciarlas con orgullo! ¿Acaso no hemos indicado que al sacerdote católico se le da el tratamiento de «presbítero» (en griego «viejo») para honrarlo, porque la ancianidad es título de sabiduría? Esos vocablos castizos deben volver a ser empleados y con el mismo o mayor respeto con que se designa a alguien «doctor»: el docto, el experto, el que cursó el último grado del saber.

La juventud es apenas la escuela primaria de la vida; la madurez representaría los cursos universitarios de licenciatura; pero el doctorado del vivir sólo se alcanza en la ancianidad. ¿Quién se abochorna o toma a ultraje que le llamen doctor? Ha de enorgullecerse también de que lo llamen anciano.

 

¡Ancianidad obliga!

La vejez tampoco debe verse como un cúmulo de enfermedades orgánicas, aunque lo sea. Porque es más, infinitamente más que eso. ¡Cuánto disminuye el cuerpo, empero, cuánto crece el alma!

Verbigracia, haría el ridículo el biógrafo de Miguel Ángel que redujera la vida de aquel genio a la simpleza de su «historia clínica»; pues también sería grotesco describir la tercera edad como arteriosclerosis, cataratas, hemorroides, espondilitis y demás desperfectos. Además, las enfermedades no han sido óbice para llegar a la cumbre. Las averías corporales serán un estorbo y un fastidio, pero quedan al margen de la ascensión ¿Acaso la parálisis de las piernas impidió a Delhano Roosevelt escalar la presidencia de Estados Unidos?

 

Las metas que ofrezcamos a los viejos para inyectarles vida —vida que les escamoteó el ambiente materialista— han de ser las más nobles, las más dignas del ser humano, las supremas: el bien, la verdad, la belleza. Todos deberán elaborar sus objetivos, ya no económicos, sino de índole espiritual. La alta o baja calidad de nuestros proyectos es lo que confiere la baja o alta calidad de nuestra persona.

Se sufren, pues, achaques físicos que obligan a suspender las acciones externas y también se oscurecen el entendimiento, la memoria y la voluntad, semejante a lo que ocurre a los santos y a los yoguines cuando les es arrebatado el espíritu y acá dejan el cuerpo, aparentando estar muertos.

Sin embargo, aun el señor que pasa de los 90 ó 100 años, aparte de su misteriosa actividad celeste en provecho de su salvación eterna que ya está muy próxima, debe seguir sirviendo a la humanidad. ¡Que no haya decrépito inútil! Hasta el postrado en el lecho con grave enfermedad —que parece imposibilitado para todo— puede hacer algo, y algo principalísimo, esencial: puede orar y ofrecer sus sufrimientos, dar ejemplo moral de paciencia, de valentía ante el dolor, de cortés consideración para quienes le hacen el favor de atenderlo.

Hay que comprometer a los ancianos, incluso a los paupérrimos, también a los nonagenarios, lisiados o enfermos. ¿Y por qué no hasta a los agonizantes? Pues aun la muerte debe ser ejemplar: hay que saber morir y enseñar a morir. Mostrar cómo se debe morir será el último servicio que podamos ofrecer. Porque «Nobleza obliga». Sabiduría obliga. ¡Ancianidad obliga!

 

Los 7 dones de la vejez

Existen siete razones sólidas y convincentes para demostrar que es deseable la ancianidad Y de hecho la están anhelando todos, aunque sin darse cabal cuenta.

1. Jubilación.- En castellano «jubilación» deriva de la voz «júbilo»: alegría. Suena en la existencia la campana del Angelus que pone fin a tantos años de labores económicas; aparece en el cielo la primera estrella que señala el término de los afanes esclavos. ¡He aquí la hora de la libertad!

Y si los jóvenes arden por ya ser libres, deben saber que están apeteciendo librarse del horario, por tanto desean, sin formulárselo, arribar a la jubilación, ser viejos; pues sólo entonces lograrán mayor libertad.

 

2. Realización personal.-  No siempre el oficio que se ha venido desempeñando era del agrado; mientras que la auténtica vocación fue inhibida. Quizás el médico clínico prefería la investigación histórica; o el abogado el trabajo al aire libre de una granja; o la cajera del banco tocar el violín.

Para la mujer de hogar, una especie de jubilación ocurre cuando los hijos se han casado, o ya trabajan, o ingresan a la universidad. Y será entonces cuando ella tal vez decida establecer un negocio, o acaso entrar en la política, o cursar la carrera con la que siempre soñó.

El trabajo para conseguir el pan y cuidar de la familia ha cesado. Va a ser el momento de realizar al cabo los más bellos planes. Debe pensarse la vejez como el fin de semana, el asueto. La ancianidad es el sábado y el domingo de la vida, para lo cual solemos forjar previamente los proyectos.

3. Logro de las ambiciones juveniles.- El cadete que aspira a las barras de sargento, ascender a coronel y por fin a general, no ha de ver su pretensión saciada hasta que sea antañón. O el escritor que suspira por la gloria, acaso llegue a merecer el premio Nobel, mas irá a Suecia cuando ya ande muy lejos de la mocedad.

Todos en la juventud hemos clavado nuestras ambiciones allá, en la cumbre nevada de la vida, en nuestra ancianidad. Las metas se alcanzan hasta el atardecer. Y si todos aspiramos al logro de nuestros objetivos, estamos ansiando implícitamente la edad que nos ofrendará su cumplimiento.

4. Dominio de las pasiones.- Las pasiones menoscaban el libre albedrío. Anidan en nosotros desde la infancia y no nos abandonan nunca: la vejez no está exenta de ellas. Pero en la primaveral juventud las afecciones nos traían y llevaban a su antojo, éramos víctimas de esos impulsos que nos indujeron a cometer mil desatinos, de los cuales tal vez habremos de pagar de por vida las crueles consecuencias.

En cambio, al establecernos en nuestro otoño, aunque las pasiones sigan allí, tumultuosas y delirantes, son ahora como fieras encerradas en barrotes y poseemos la llave de la jaula. Esto es, se hallan sometidas a nuestro mando. Ya no, sin la aquiescencia de la voluntad, nos ataca impetuosa e inoportuna, la cólera; sino que le damos rienda suelta sólo cuando juzgamos que hay algo digno de levantar enérgica protesta.

¿Por qué temer a la ancianidad? Lo temible es la juventud con sus errores pasionales de largas y dolorosas consecuencias que no sólo afectan a quien cometió la equivocación: también laceran a inocentes.

5. Experiencia, técnica profesional y arte de vivir.- ¿Quién no aspira a ser un experto? Es obvio que la experiencia no se adquiere con los libros, ya que requiere dos cosas: haber cruzado muchos lustros del camino y haber reflexionado inteligentemente sobre cada uno de los acaeceres de la prolongada ruta.

Sólo el homo viator de larga caminata adquiere el gran saber. Experiencia es distinguir el bien del mal en cada caso; haber aprendido las causas de los aciertos y éxitos existenciales y también las causas de los daños y desastres. Tal sabiduría no le es dada todavía al efebo, al novato de la vida.

El joven, aunque posea preclara inteligencia, es un turista que acaba de llegar a la laberíntica ciudad de la existencia y, desorientado, se mete en callejones sin salida; o corre impetuoso en sentido contrario a donde debe ir; o choca y se hiere contra los árboles, contra los muros, o atropella en su carrera vehemente a quien se atraviesa por su camino. «Más sabe el diablo por viejo que por diablo».

Cierto que Fausto demandó en su vejez permutar el cuerpo decrépito por uno de radiante juventud; pero de ninguna manera solicitó que también se le trocara su alma vieja y sabia por una inexperta.

6. Desapego del propio cuerpo.- Además, directamente contra la angustia del deterioro corporal, la vejez ofrece una dádiva que funge como antídoto. Acontece en los grandevos un fenómeno psíquico extraordinario y providente. Ocurre al menos en quienes no se quedaron rezagados mentalmente en otra edad y viven su etapa cumbre con autenticidad. Tal modificación consiste en que esos seres maduros dejan poco a poco de identificar su yo con su cuerpo.

Un día encuentran que su cuerpo es nada más «su» cuerpo, su propiedad. Sólo su pertenencia, desde luego la más íntima y amada, pero que no se le confunde con el yo, que se le distingue del ego como tal. Los mayores ya no son su cuerpo, son su alma.

La ancianidad tiene el remedio de sus males físicos: los sentirá como ajenos. Así podrá uno conservar la serenidad e incluso la alegría, aunque no se le oculten los daños, pues los contempla desde el alto puente como las turbulencias del río, sin ser arrastrado por sus aguas.

7. Mística.- En los años grandes se siguen contemplando con placer las cosas terrenales; mas como quien disfruta de la vista del valle vislumbrándolo hacia abajo desde la cima alpinista de la montaña, sin mezclarse con su prosaísmo y sus ímprobos afanes.

Llega el ocaso de la vida. En el crepúsculo los objetos del mundo pierden interés al irse desdibujando sus contornos y tintes en la sombra. Opuestamente, en la altura contrasta con su luz el firmamento que se enciende en mágicos colores y aparecen las estrellas que no se habían advertido durante la jornada diurna. En el místico atardecer de la vida la mirada se extravía hacia el más excelso de los misterios: se descubre a Dios.

 

Educación juvenil para la vejez

Lamentablemente, no todos los longevos son viejos de verdad, si por vejez entendemos madurez y sabiduría. ¡Hay tantos que desprestigian con sus necedades, con su conducta, la edad divina…! Antañones sin seso mancillan hoy su alto rango y han sido los culpables de la repugnancia de los jóvenes hacia los viejos.

La causa es negarse a que se efectúe la ley de la metamorfosis mental. Le es dado al individuo decidir anclarse en etapas existenciales ya transpuestas. Es posible la regresión nostálgica a otra edad anterior, fenómeno que designa Freud como esencia de la neurosis. Los desventurados pseudo ancianos que por torpe añoranza voluntariamente se rezagan, no gozarán de los placeres de su fingida juventud ni tampoco recibirán los maravillosos dones que ofrece la metamorfosis al anciano auténtico. ¡Qué pobreza la suya y cuánta pesadumbre!

 

Es necesaria una intensiva educación para alcanzar la vejez, para aprender la ciencia vital que conduce al doctorado de la personalidad. Si nos proponemos educar para la vejez, no habrá necesidad de amonestar al joven exigiéndole respeto por los grandevos, porque los nuevos ancianos brillarán, serán respetables y dignos de amor. Habrán ganado con sus virtudes y méritos ocupar el sitio principal y principesco en el hogar, en el trabajo, en la comunidad. No podrá menos la juventud de mañana que mirarlos como a su modelo, su ideal.

 

Las cuatro metas del joven

Para hacer nuestra la cara experiencia, la sabiduría de vivir, hay una condición básica: la de poseer mente introversa, habituada a la reflexión. Sólo así se aprovecha cada acontecimiento grande o pequeño de la vida. Si no se medita sobre cada éxito y fracaso, cada dolor y placer, y se desentrañan sus causas, y se lo coloca en una jerarquía de valores, habrán transcurrido los años en balde, nada se habrá aprendido del arte de vivir. «Hay viejos que son muchachos», advierte la Biblia. Son los que se ahorraron reflexionar. 

 

La educación, antes que nada, ha de proponerse suscitar en los jóvenes la costumbre de pensar. Pero al mismo tiempo deberá dar al pueblo un hermoso concepto de la vejez, un sentido de la vida como amor servicial; y también la preparación específica para la ancianidad modificando la conducta personal en cuatro aspectos fundamentales enfocados a crear generaciones modelo de valores que den lo óptimo de su ser cuando alcancen la edad dorada.

Sobre la idea de la vida como servicio de amor, hay que asentar cuatro aspectos educativos: económico, físico, profesional y espiritual o mental.




Aspecto económico:


La infraestructura material desde la perspectiva del espíritu

Es preciso que el joven sea ahorrativo para que de anciano pueda ser generoso. Por otra parte, quien no aseguró económicamente su vejez, terminará refugiado en la casa de alguno de sus hijos donde habrá de soportar las vejaciones de la nuera, del yerno, de los nietos, lo cual menoscaba la dignidad y el honor que han de resplandecer siempre en el anciano.

Por el contrario, las personas mayores, como han de ser objeto de máxima veneración, jamás han de constituirse en una carga para su familia ni para el Estado. El prudente habrá amasado, en los años productivos económicamente, una moderada pero suficiente fortuna —en la medida de su clase y nivel social— para no llegar a ser un arrimado, sino que a él se le arrimen los hijos en momentos de necesidad. Así, conservará el puesto de soberanía entre los suyos.

Es falta de caridad, de amor, malgastar hoy el dinero ateniéndose a que habrá alguien que cargue con nosotros en la vejez. De ahora en adelante la persona ha de responsabilizarse de sí misma, no la beneficencia pública, no la seguridad social del gobierno. Estas sólo han de atender imprevistos, cuando a pesar de las previsiones no queda más remedio que ser una carga.

Sumemos otro punto de vista para reforzar la idea de educar en lo económico. No hay dignidad sin libertad, y la propiedad será siempre el baluarte del libre albedrío. El anciano sin posesiones habrá de someterse a la voluntad de quien representa su apoyo, se volverá esclavo. Con un capital razonable, será libre de elegir su trabajo, sus esparcimientos, de vivir donde le parezca, y, sobre todo, podrá dedicar suficiente tiempo a su familia y al servicio de la sociedad, que necesitará de su pericia y consejo.

Esta área de la educación es fundamental. Representa la infraestructura material, sólo que desde la perspectiva del espíritu.


Aspecto físico:


Mente sana en cuerpo sano

También habrá que educar en el cuidado del cuerpo. Aunque no será posible evitar el desmejoramiento de las cualidades físicas, con una vida ordenada y la ayuda de la ciencia sí se logra retardar o disminuir los desgastes.

Y como todas las comunidades necesitan peritos sanos para servir, habrán de preocuparse los gobiernos por mantener en el pueblo las costumbres profilácticas y morales, que han de ejercitarse desde la niñez a lo largo de la vida.

Conviene que el Estado sostenga campañas permanentes tanto de higiene física como mental: de prevención de enfermedades corporales y de morbos psíquicos. Así, verbigracia, junto a la promoción deportiva, las técnicas psicológicas aptas para evitar las nocivas preocupaciones y liberarse de la tensión mortal a que nos somete nuestro siglo.

Más que nada habrán de promoverse de continuo campañas contra la pornografía y contra cada uno de los vicios devastadores, como el alcoholismo, la pereza, la drogadicción.


Aspecto profesional:


Sembrar la semilla de expertos

La educación profesional en todas las ramas con miras al peritaje es la que interesa más inmediatamente a los países en vías de desarrollo que, más que levantar su economía, requieren ya dejar de ser administrados por políticos improvisados y ambiciosos, para serlo por expertos.

La mejor fortuna, el energético más preciado de una nación, es disponer de diestros conocedores que sepan solucionar problemas técnicos y sean aptos y sapientes para guiarla.

La educación ha de encargarse de crear el contagio colectivo de una entrega apasionada de cada cual a su propio oficio. En ello consistirá la siembra de la semilla de expertos. Y aunque no en todos fructifique, muchos llegarán a peritos y ellos ofrecerán bienes sin cuento.

Hay que crear un ambiente idealista acerca del significado del trabajo; recrear aquel espíritu de otrora. En siglos pasados lo normal era que desde el oscuro artesano hasta el funcionario ilustre consideraran la retribución económica como cosa secundaria, pues lo cautivador y motivante era expresarse en el trabajo, igual que el poeta en su poema: con esa misma dedicación y amor.

Hoy se multiplican las quejas de cesantía. Se está haciendo costumbre despedir u hostilizar al empleado que cumple 40 ó 45 años para que renuncie, así sea un ejecutivo. Pero esto ocurre a los mediocres, no a los expertos que se han hecho insustituibles. A ellos, aun después de la jubilación, se les llama porque se requiere su consejo y peritaje, considerando que son los únicos verdaderamente capacitados.


Aspecto espiritual:


Paradigmas vivos

Se entiende que las cuatro áreas educativas han de ser simultáneas, aunque aquí hayamos de enumerarlas en sucesión. Hecha esta advertencia, pasemos a la cuarta meta, la mental, moral, espiritual o como quiera designársele.

Nada se ganaría con haber formado hombres realmente expertos, con buena salud y sin problemas económicos —educados en esas tres perspectivas— si aquejan a su carácter aquellos defectos que los convierten en seres antisociales si son egoístas, malhumorados o deshonestos. Todas las ventajas se anulan cuando se carece de virtudes morales.

El ejercicio de la ética ha de llenar la vida entera desde sus comienzos, y estará encomendada a las tres agencias educadoras: el hogar, la escuela y el Estado.

Cierta vez le preguntó alguien a Napoleón desde cuándo debía educarse a un niño y respondió: «20 años antes, educando a sus padres». La formación de padres resulta indispensable. Y, sobre esto, llevar a la pareja a la convicción de que es grave error empeñarse en criar a los hijos para ser felices en vez de educarlos para ser buenos.

Las virtudes requieren vigilancia permanente y propósito diario de fomentarlas y acrecentarlas, en tanto que los defectos y vicios se desarrollan y medran por su cuenta conforme avanza la edad, con lo que llegan a ser insoportables y destructores en la época senil.

Un ejemplo es el joven que sólo en reuniones tomaba unas copas de más y ahora es alcohólico o el estudiante acostumbrado a protestar siempre en apoyo de causas justas e injustas, que se convertirá en el viejo gruñón a quien nada le parece y a todo le halla defecto, inaguantable en su trabajo, en su hogar, con sus amigos, y acabará la familia por deshacerse de él enviándolo a un asilo.

Al contrario, el grandevo que aparecerá mañana en el mundo ha de ser paradigma de peritos a la par que espejo de virtudes. («Virtud —decía Cicerón— tiene nombre de varón». Viene de vir, que significa «fuerza»). Estos seres fuertes se constituirán en modelos vivos para las otras generaciones, de manera que ofrezcan la enseñanza objetiva de cómo se debe vivir. Entonces infundirán el respeto que los longevos de hoy han perdido, levantarán a su paso la admiración, conquistarán el amor. En sus ancianos, como en la mejor de las cátedras, aprenderán los pueblos a amar con pasión los valores.

Con el brillo del bien moral en la frente de los ancianos habrá una lección de continua sabiduría que arrastrará las voluntades; una cátedra humanista de cómo se debe vivir y cómo se debe morir.

Quien enseña a abatir el temor de la muerte, abrirá la fuente de la alegría de vivir, pues con ello habrá arrancado la raíz de toda angustia. La valiente sabiduría del morir libera de arrastrarse por el camino con la muerte a cuestas. Así, el joven educando de hoy se convertirá en el máximo educador de las generaciones futuras.

 

Quizá el cambio más impresionante, entre los que he podido advertir, fue en Juan Pablo II, quien después de 20 años de pontificado, fue el del rostro. Semicerrado el ojo izquierdo, ahondadas las arrugas, los labios en apretado rictus distendido intermitentemente por una sonrisa. No termina allí el deterioro corporal de quien fue Papa. Estuvieron, ante millones de ojos, el temblor de la mano izquierda agitada por el Parkinson, la fragilidad de las piernas que se movían y flexionaban con evidente dificultad, el encorvamiento de la espalda, el flaquear momentáneo de la voz, el cabello agostado y la piel deshidratada.

A Juan Pablo II no le dio miedo ni le causó vergüenza ser un viejo. Ni parecerlo. Ni ser visto en sus debilidades. No usó peluca, no disimuló su cojera, no se hizo maquillar, ni reconstruir el párpado dañado, no escondió su necesidad de apoyarse en un bastón ni la de hacer una pausa a mitad de una escalera; se muestra como es. 20 años antes, cuando lo acompañaban la fortaleza de los músculos y el pleno control del cuerpo, tampoco dudó en dar prueba de su energía y vitalidad. Aceptó el tiempo y los efectos del tiempo. Sabía que este es la materia prima de la eternidad. No ignoró que el hombre está sometido al tiempo y en el tiempo.

El Papa Juan Pablo II que fue obrero, actor, estudiante, alpinista, remero, caminante y corredor hubiera podido disimular la carga de los años, el dolor de la enfermedad, el temor de la inseguridad material. Pero no. No nos tendió ni cayó en la trampa según la cual la imagen de Dios sólo puede ser la de la frescura de la infancia, la del ímpetu de la juventud, la de la seguridad de la madurez, a las que rendimos culto casi idolátrico los hombres y las mujeres de hoy, cumpliendo mandamientos de moda, higiene y gimnasio: no fumarás, no comerás carbohidratos, amarás la salud y la lozanía sobre todas las cosas, honrarás a tu báscula, no envejecerás, no sufrirás. Juan Pablo II se sometió a la ley del hombre que es la de la vida, la del amor, la de la muerte.

Juan Pablo II hizo de su asumido deterioro físico un himno a eso que ahora llamamos tercera edad. Un sacramento a la vejez. Un poema a la debilidad. Una proclamación del dolor como parte esencial de la redención. Un canto a los abuelos

El fin de la Inquisición

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Crueles las cárceles son,
pero ésta entre todas priva,
por ser una imagen viva
de las grutas de Plutón.

(Un reo de la Inquisición)

 

No hubo festejos ni celebraciones, mucho menos tumultos o levantamientos populares como los ocurridos en Madrid por la misma razón. Al decretarse la extinción del Tribunal del Santo Oficio en México --31 de mayo de 1820-- la sociedad capitalina mantuvo una actitud tan fría como las viejas y húmedas cárceles de la Perpetua, donde por años, cientos de reos pagaron su "infidencia" a la fe católica.

Todo se había precipitado a partir de 1808 con la invasión napoleónica a España y la elevación ilegítima de José Bonaparte --el famoso "Pepe botella"-- al trono español. El pueblo indignado por la tibieza de su rey Fernando VII organizó la resistencia y mientras buena parte de los españoles engrosaban las filas guerrilleras para la defensa de su territorio, los gaditanos albergaban a las cortes que darían al pueblo español la famosa constitución liberal de Cádiz en 1812.

En las sesiones que tuvieron lugar de diciembre de 1812 a febrero de 1813, las cortes decretaron el fin de una de las instituciones más terribles de la historia de la humanidad: el Tribunal del Santo Oficio, también llamado Tribunal de la Fe o Santa Inquisición. El decreto del 22 de febrero de 1813 se extendió a las colonias en América y en Nueva España fue promulgado el 8 de junio, en cierto modo, para ganar simpatías y disminuir a las huestes insurgentes que peleaban en el sur del territorio novohispano bajo el mando del cura Morelos.

Poco duró el gusto. Con la vuelta del absolutismo a España en 1815 y el desconocimiento que hizo Fernando VII de las cortes y de la constitución de Cádiz, el viejo tribunal fue restablecido tanto en la metrópoli como en las colonias y sus habitantes padecieron cinco años más las injusticias de la temida institución, que dejó de perseguir delitos contra la fe para llenar sus mazmorras con reos políticos. En 1820, España adoptó nuevamente el liberalismo constitucional y la Inquisición vio el final de sus días quedando abolida definitivamente el 31 de mayo de 1820. Años después, Lucas Alamán recordaría lo sucedido en Nueva España:

El tribunal de la inquisición cesó desde aquel mismo día, aunque no se hubiese recibido orden alguna para su supresión, pero previendo los individuos que lo formaban, que esta era la suerte que debían esperar, tenían tomadas sus medidas desde que se recibieron las primeras noticias de la consumación de la revolución en España, habiendo hecho trasladar a los conventos de la capital los presos que estaban en su cárceles por causa de religión y a la corte los que se hallaban en ellas por materias políticas, entregando al arzobispo el archivo, con lo que solo faltaba mudarse ellos mismos a otras habitaciones, dejando las que tenían en el edificio del tribunal, para evitar un insulto, sí, como sucedió en Madrid, se promovía algún movimiento del pueblo, lo que no se verificó.

En territorio novohispano el Tribunal de la Fe había sido establecido formalmente desde 1571 y en un acierto de la corona española y de la iglesia, en 1573 los indios fueron excluidos de su jurisdicción. Sobre su establecimiento José Vasconcelos escribió lo que fue una triste realidad:

El Tribunal de la Inquisición vino a entenebrecer el ambiente ya entristecido por la convivencia de indios y blancos, miserables y poderosos. En vez del catolicismo piadoso, alegre, fecundo de los primeros franciscanos y de los carmelitas y aun dominicos como Las Casas, un catolicismo de Tribunal, una fe que se defiende con el terror.

La Inquisición en la Nueva España no tuvo comparación con lo realizado durante siglos por sus correspondientes en la metrópoli y buena parte de Europa donde literalmente la sangre había llegado al río. En México, tras 296 años de ejercer sus funciones el saldo no era cruento --el Santo Oficio había dictado sentencia de muerte a 43 reos--, aunque tampoco era favorable: ninguno de los cientos de personas que pisaron las cárceles secretas de la Perpetua podía elevar una oración en defensa del terrible tribunal. La mayoría había sufrido en carne propia el tormento físico y psicológico, la humillación o la degradación que con tanta naturalidad se atrevían a ejercer los inquisidores. Ante el juicio de la historia, la Inquisición en la Nueva España era tan culpable como en Europa.

A la sociedad novohispana no debió parecerle así. Los habitantes de la ciudad de México poseían una memoria histórica de escaso alcance moral y carecían de conciencia política: no celebraron el fin de la Inquisición ni siquiera como un acto de reivindicación histórica y desagravio a los criollos y mestizos que durante el proceso de independencia fueron vejados por el Santo Oficio al defender las ideas de libertad: dos de sus reos más notables habían sido Miguel Hidalgo y José María Morelos.

Apenas cinco años antes, en 1815, una vez reinstalado en sus funciones, el Tribunal de la Fe había alcanzado su momento de gloria: tras ser capturado, José María Morelos fue conducido a las cárceles de la Perpetua para ser acusado de traición al rey y "mucho más traidor a Dios", siendo juzgado por la Inquisición, cuya alta jerarquía tenía el "honorable" antecedente de haber aceptado sin cortapisas a José Bonaparte como rey de España. Del 25 al 27 de noviembre de 1815 el tribunal juzgó a Morelos y lo condujo al extremo de la humillación al degradarlo en un auto público de fe:

Luego que se terminó la lectura de la causa --escribió Lucas Alamán--, el inquisidor decano hizo que el reo abjurase de sus errores e hiciese la protesta de la fe, procediendo a la reconciliación, recibiendo el reo de rodillas azotes con varas... Morelos tuvo que atravesar toda la sala del tribunal con el vestido ridículo que le habían puesto y con una vela verde en la mano... con los ojos bajos, aspecto decoroso y paso mesurado, se dirigió al altar, allí se le revistió con los ornamentos sacerdotales y puesto de rodillas delante del obispo, ejecutó éste la degradación por todos los órdenes, según el ceremonial de la iglesia. Todos estaban conmovidos con esta ceremonia imponente; el obispo se deshacía en llanto; sólo Morelos, con una fortaleza tan fuera del orden común que algunos la calificaron de insensibilidad, se mantuvo sereno, su semblante no se inmutó, y únicamente en el acto de la degradación se le vio dejar caer alguna lágrima. Era la primera vez desde la conquista, que este terrible acto se efectuaba en México".

 

Días más tarde, el 22 de diciembre Morelos fue pasado por las armas.

 

* * *

 

Se le llegó a conocer como la Bastilla mexicana; era un sólido edificio de tezontle que se erigía entre las calles de Sepulcros de Santo Domingo y la Perpetua (hoy Brasil y Venezuela) y cuya entrada principal le había ganado la denominación de la "casa chata". En ese lugar, frente a la plaza de Santo Domingo, los dominicos se habían establecido al llegar a México y posteriormente cedieron el terreno y la vieja construcción para que en ella tuviera su sede el Santo Tribunal de la Inquisición.

En la parte baja se hallaba un segundo patio llamado de los Naranjos alrededor del cual se hallaban 19 calabozos y detrás de ellos otros tantos asoleaderos, en los cuales los presos salían a recibir el sol pero sin poder comunicarse entre sí. En la parte alta se hallaban la Sala de Audiencia y los departamentos de oficiales y ministros, dando entrada a la primera una pieza adornada con 40 retratos de inquisidores.

Determinados salones tenían acceso directo a las prisiones y pasadizos para ingresar a la sala de Tormento, "donde había unos agujeros por los cuales los testigos y el delator no podían ser vistos por los reos". Una construcción similar se levantaba en Tlalpan (entre las actuales calles de Matamoros e Hidalgo), con el mismo estilo arquitectónico y con la peculiar característica de ser también una "casa chata". Aquella edificación era conocida por la vox pópuli como Comisariado de la Inquisición: se decía que algunos célebres inquisidores la habían habitado sucesivamente, de ahí el origen de su nombre y el halo de misterio que por años cubrió a la famosa construcción.

Como su sede, vistosas eran las insignias penitenciales utilizadas por el Tribunal de la Fe. El llamado sambenito era una especie de escapulario de lienzo o paño, amarillo o rojo, que cubría el frente y espalda del individuo hasta casi las rodillas con tres distintas modalidades dependiendo la sentencia del reo: Samarra, Fuego revolto, y Sambenito -nombre que después fue común a todos.

La Samarra la llevaban los relajados, o sean lo presos entregados al brazo seglar, para que fueran agarrotados o quemados vivos. La Samarra tenía entonces pintados dragones, diablos y llamas entre las que se veía ardiendo el retrato del reo. El hábito conocido como Fuego Revolto, era el de los que habían demostrado arrepentimiento, y por eso se pintaban las llamas en sentido inverso, como para significar que se habían escapado de morir abrasados por el fuego. El Sambenito, que vestían el común de los penitenciados era un saco encarnado con una cruz aspada o de San Andrés. Llevaban también rosarios, y velas amarillas o verdes; encendidas los reconciliados y apagadas lo impenitentes, y cuando eran blasfemos se les ponían mordazas.

Si alguna legitimidad moral concedieron los novohispanos al Tribunal del Santo Oficio, más por temor que por convicción, nunca fue tanta como para no hacer mofa de ella. El ingenio popular acuñó dos frases que resumían el miedo y la burla -sentimientos encontrados de la sociedad- que inspiraba la Inquisición: "Al rey y a la Inquisición chitón" solían decir; y al referirse al tribunal en sesión lo describían como: "Un Santo Cristo, dos candeleros y tres majaderos". Pero el sarcasmo involuntario y cínico provenía de los labios de los propios inquisidores, quienes para curarse en salud referían que no todos los sentenciados a muerte llegaban a morir en la hoguera, sino momentos antes y bajo el conocido método del garrote --igualmente bárbaro--, de ese modo lo "único" que realizaban en los autos públicos de fe era la incineración del inánime cuerpo del infidente.

Además de sus aberrantes actos, leyendas y rumores también dieron vida a la historia del Tribunal de la Fe en la Nueva España. Durante el periodo colonial, tal vez la narración más famosa fue la historia de la Mulata de Córdoba, mujer acusada de brujería ante la Inquisición que fue llevada a las cárceles de la Perpetua de donde escapó pintando en las pared de su celda un navío, el cual abordó para perderse en el horizonte imaginario y misterioso de las leyendas virreinales.

Años después de su extinción, el Tribunal del Santo Oficio continuó siendo objeto de las historias más inverosímiles. En 1861 se extrajeron "del osario perteneciente al panteón de los padres dominicos trece momias de las cuales se llegó a afirmar que eran restos de renegados y judaizantes emparedados por el célebre tribunal". Desde luego no era cierto, pero la historia alcanzó los límites de lo absurdo en la realidad: a instancias del gobernador del Distrito Federal, Juan José Baz fue autorizada la venta de las momias a un circo italiano que se presentaba en la ciudad. Los restos, bastante bien conservados, se convirtieron en una más de las atracciones del circo y la compañía abandonó la república mexicana cuando asomaba la intervención francesa. No se volvió a tocar el tema. En 1867, al restaurarse la república, Juan José Baz --nuevamente gobernador del Distrito Federal-- fue informado que una de aquellas trece momias era el mismísimo Fray Servando Teresa de Mier e hizo todo lo humanamente posible por recuperarlas. Fue inútil: el ajetreo de los viajes, las giras del circo, los diversos climas y el tiempo que todo lo cubre de historia las habían desaparecido de la faz de la tierra.

 

* * *

 

El 10 de junio de 1820 fue el último día de la Inquisición en la Nueva España -el decreto era del 31 de mayo pero el anuncio había llegado al continente Americano hasta los primeros días de junio. Desde temprano hubo un movimiento inusual en uno de los cuarteles cercanos al zócalo en donde se formó un destacamento con setenta hombres y dos cañones al mando del capitán Pedro Llop.

Atravesando el Zócalo, el contingente militar avanzó hasta el temible edificio de la plaza de Santo Domingo y detuvo su marcha frente a la "casa chata". Acto seguido un notario dio lectura al bando por el que se extinguía el Tribunal de la Fe y procedió a fijarlo en la misma esquina.

No había gente en los alrededores, solo algunos transeúntes, que extrañados y curiosos, se acercaron para observar. El capitán Llop tocó tres veces a la puerta y nadie contestó. Sin obtener respuesta, encolerizado gritó: "¡No abren! ¡Bala con ellos!". En ese instante los portones que por más de doscientos años se habían abierto con facilidad ante la denuncia, el rumor y el chisme, lo hicieron nuevamente y por última vez. El fin estaba próximo.

Temiendo por sus vidas, el carcelero, el conserje y el cocinero del Santo Oficio se presentaron ante el militar para informarle que minutos antes los inquisidores celebraban tribunal pleno y al escuchar al notario y el movimiento de tropas decidieron huir a través de la azotea del edificio para bajar por alguna de las casas vecinas. Sólo uno de los inquisidores que padecía reumatismo permaneció en el edificio y fue amagado por los solados.

Con la orden de liberar a todos los reos, el capitán se dirigió al patio de los Naranjos y mandó abrir los calabozos. Eran escalofriantes: la luz apenas penetraba, no había ningún tipo de mobiliario y estaban inmundos. "Vimos salir de aquel antro --refiere un testigo de la época-- a un hombre de estatura gigantesca, ¡enorme! Era el judío Rafael Crisanto Gil Rodríguez, alias el Guatemalteco, legítimo descendiente de los judíos que habían sido expulsados de Portugal en el siglo XVIII".

Fueron treinta y nueve los presos liberados. Muchos se asustaron, pensaban que se les sacaba del encierro para ser quemados en el famoso cadalso de la Alameda, donde solían ejecutarse los autos de fe. Había otros con treinta años de prisión y su estado físico era lastimoso. Con el paso de los años, algunos habían perdido a sus parientes y amigos y no tenían a donde ir. El virrey Juan Ruiz de Apodaca se apiadó de aquellos hombres y les dio dinero, unas cuantas monedas. La Inquisición los había privado de su libertad y con ello algo más valioso, su pasado y su futuro, el presente era sombrío.

La Bastilla mexicana le decían al viejo edificio construido por los dominicos. Pero la sociedad novohispana no advirtió nada en esa denominación, el nombre no les decía nada y no respondió ante la injusticia como el pueblo francés en 1789. Paradójicamente, al enterarse de lo acontecido aquel 10 de junio de 1820, la gente no corrió al viejo edificio para quemarlo o destruirlo, sino para lamentar el fin de la Inquisición. Descorazonados y mirando al cielo, alguno se atrevió a decir: "¡Dios nos va a castigar!".

 


El Gabinete Presidencial

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Nombres van y nombres vienen. Los grupos se acomodan, la negociaciones entre partidos y grupos políticos derivan que en diversos medios de comunicación den nombres y barajen los nombres de los hombres y las mujeres que pueden formar parte del próximo equipo de trabajo que desde el Ejecutivo pretenderá dirigir los esfuerzos de todos los mexicanos y quienes tomarán las decisiones de la operación cotidiana en aras de la configuración o construcción de un futuro que debe ser prometedor.

Es importante señalar que un Estado como el nuestro dirige sus esfuerzos comandados por tres poderes los cuales deben actuar con vistas al futuro y sin perder el hoy --siempre pensando en el bien común-. Por eso los mexicanos hemos elegido a nuestros legisladores quienes tienen que aprender a pasar de ser una oposición a ultranza, a ser una oposición garante de sus representantes, la ciudadanía y las personas, un legislativo que debe ver sin resabios, ni telarañas ideológicas la propuestas del Ejecutivo, debe verlas con una base seria enfocada a resultados y objetivos a la vista. Igualmente en el Ejecutivo se deben tomar en cuenta todas las posturas, sobre todo aquellas que vienen de una representación legítima de la sociedad. Es muy importante hablar de posiciones legítimas ya que no porque algún grupo de legisladores tenga la capacidad de movilización social hace que sus posicionamientos sean legítimos.

El Presidente Electo Felipe Calderón ha delineado la forma en que quiere gobernar, desde que era candidato definió claramente que dada la experiencia de su antecesor y la nueva realidad democrática tendría que encontrar eco en el Congreso, para lo cual deberá hacer negociaciones que implicaran también espacios. El Presidente Electo tendrá que tener mucho cuidado al dar estos espacios para que no se le conviertan con el tiempo en un boicot constante y que tampoco sean la justificación para ceder en principios, así mismo en dar poder a cambio de impunidad. Sabemos que no es su intención, pero no sobra hacer estos señalamientos ya que no es desconocido por nadie que existen grupos de poder que usan las estructuras del Estado para su beneficio, siendo este beneficio no necesariamente lo que necesitamos todos lo mexicanos, incluso algunos vinculados a mafias criminales.

 

Así es como estamos frente a un nuevo sexenio en el que debemos avanzar en la forma de gobernar y que no solo implica al Ejecutivo sino a los 3 poderes, centrándose la acción en el Ejecutivo y el Legislativo.

Adicional a esto, valdría la pena no dejar a un lado que en esta nueva realidad en donde también los poderes de los estados y los municipios tendrán una gran relevancia y exigirán del último nivel de gobierno un esfuerzo por alinear sus acciones a lo que la federación defina en una visión de largo plazo. No se puede desvincular el desarrollo regional del desarrollo nacional, de lo contrario sucedería que en lugar de unir esfuerzos entorno a un rumbo definido podrían incluso ir por caminos opuestos.                          

 

Pero hoy estamos en el momento de la definición del gabinete y como lo dice el título del presente artículo, este gabinete debe entenderse y definirse a la luz de la Estrategia Nacional.

Después de no muchas disertaciones, de miles de artículos, de números, estadísticas y finalmente de posicionamientos políticos, a nosotros nos parece que el hacer nacional está claramente definido por el electorado: 1) Empleo, 2) Combate a la pobreza y 3) Seguridad; todo regido por un 4) Estado de Derecho.

En términos de estrategia podríamos decir que los mexicanos ya definimos las líneas estratégicas, ahora falta definir los comos.

El Presidente Electo ha convocado a un diálogo nacional con diversos actores y especialistas de la sociedad, que están delineando el cómo debemos imaginarnos el futuro en 25 años (año 2030) de tal forma que si tenemos definidos los objetivos a largo plazo, todos los objetivos de mediano plazo se subordinan al largo plazo, y los de corto plazo se subordinan a los de mediano plazo.

Se dice de quien dirige una organización que es la persona encargada de optimizar el presente para construir el futuro. Para construir un futuro, debemos imaginárnoslo no simplemente como un sueño sino analizando nuestro entorno global y nuestras capacidades como nación. Debemos fortalecer esas capacidades para ir apaleando nuestras debilidades y así caminar con paso más sólido y firme en el concierto internacional, no solo saliendo de nuestros problemas sino convirtiéndonos en líderes.

Por esto la visión 2030 incluye atinadamente no solo los problemas urgentes y hace que esas 3 líneas estratégicas se amplíen aun más: 1) Estado de Derecho y seguridad p pública, 2) Economía competitiva y generadora de empleos, 3) Igualdad de oportunidades, 4) Desarrollo sustentable y 5) Democracia efectiva y política exterior responsable.

Aun no conocemos las conclusiones de este gran trabajo que realizan actores importantes del país. El resultado será un elemento fundamental y no único para definir quiénes serán los próximos Secretarios de Estado.

Vale la pena recordar que toda organización de personas debe también definir su marco filosófico y de principios que formen parte de esa razón de ser y que animen las definiciones del día con día y la claridad del futuro. Por esto en yoinfluyo.com hemos estado impulsando una campaña de principios que como hemos visto desde que se comenzó a impulsar resulta sumamente enriquecedora y plantea un marco incluyente y que no choca con la pluralidad. Por esto también queremos agregar al perfil del gabinete el que tengan claros los principios de CONFIANZA, UNIDAD y SOLIDARIDAD que a nuestro parecer deberán convertirse en el alma del actuar en los próximos 25 años. Debe ser la bandera que de sentido a nuestro esfuerzo y una manera de hacer las cosas que nos distinga como nación.

 

De esta forma el Presidente electo debe elegir un gabinete formado por personas capaces en cada una de sus áreas, pero que tenga una clara vocación y convencimiento por mirar el largo plazo sin perder el hacer del día con día. En general deben ser hombres y mujeres que no solo por llegar a ese puesto piensen que ya tienen todo definido. La nueva realidad del país requiere de cada uno de ellos principios, cada uno debe comenzar por generar confianza hacia el sector al que van dirigidos, bonanza que se ganarán día con día en sus acciones si no olvidan que cada paso que den tienen que tener un claro impacto en: generar empleo, combatir a la pobreza y de hacer de este un Estado de Derecho en el que los que vivamos no solo veamos estadísticas de seguridad sino que sintamos que vivimos más seguros.

 

Hombres y mujeres con principios dispuestos a trabajar solidariamente no solo con sus contrapartes, sino también con sus colaterales y con los otros poderes y actores diversos de la sociedad civil.

El Presidente Electo ha estado delineando la visión, nosotros proponemos una filosofía, ahora queda pendiente esperar la decisión final la cual estaremos muy pendientes a analizar por este medio y aterrizaremos mas en ver que cubran con esa capacidad humana que exige esta nueva realidad.

No queremos dejar de reconocer el trabajo de varios de los secretarios actuales quienes han desempeñado un papel alineado a la nueva realidad del país y que resulta por demás evidente. Sin duda resultará polémica esta mención pero por congruencia con nuestros lectores debemos hacer un llamado al Presidente Electo para que tome en cuenta en su gabinete al actual Secretario de Gobernación, Carlos Abascal, quien demuestra día con día que aquello que se decía de los hombres con principios sólidos y de convicciones claras y conservadoras, no son mas que mitos que no se confirman con la realidad. Su vocación al diálogo y su congruencia personal lo han convertido hoy en un actor fundamental en este cambio de poderes. Hoy se convierte también en un interlocutor válido para todos los actores sociales y los medios de comunicación. Su trabajo se consolida día con día y a pesar de que muchos piensan que ha hecho falta mano dura, la solidez de su convicción democrática y sus principios están logrando a base de convencimiento que el país marche por la vía del diálogo y el acuerdo. Sin duda esta experiencia y esos resultados palpables deben ser considerados por el Presidente Electo Felipe Calderón.

Quisiéramos mencionar más secretarios a los que les reconocemos su trabajo, pero nos quedamos en este momento con esta mención ya que para nosotros es quien debe repetir en el cargo, dada la relevancia del mismo. No solo eso, también nos parece que las características del Secretario de Gobernación como persona que define con claridad sus principios, que no renuncia a ellos y que los manifiesta, son la base para lograr tener una actitud plural y sólida, ya que con personas así se puede saber con certeza y transparencia qué se puede lograr y qué no, al mismo tiempo los interlocutores saben que lo que les prometen se los cumplirán.

México está transitando a un sistema plenamente democrático cuya principal característica es la capacidad de diálogo de los actores. No puede haber diálogo entre personas no transparentes y no claras en sus principios. Es necesario que el Presidente Electo tenga mucho cuidado al elegir a las personas que formarán parte de su equipo, también es fundamental que cada nuevo secretario trabaje con personas que compartan esa misma vocación y visión.

No quiero terminar esta reflexión sin hacer un llamado a todos los mexicanos a que le demos confianza a nuestro nuevo Presidente y que con nuestro actuar consolidemos lo que queremos realmente para México, ese México de nuestros sueños.

No se trata de extender un cheque en blanco, se quiere también confiar en hechos que nos den certidumbre. Al Presidente Electo debemos recordarle que todos los mexicanos queremos que elija a las mejores personas para que formen parte de su equipo, personas de principios y valores sólidos, con un muy alto espíritu de servicio, dispuestos  al diálogo plural y a la democracia.

 

 

 

 


El Hombre Cibernético

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

El científico se planteó que si lograba simular cada aminoácido, cada molécula de carbono, la cadena del DNA, las enzimas, los ribosomas, las cadenas menores de RNA, no era difícil simular un ser humano. Podía sumar cada efecto infinitesimal y obtener como resultado un cuerpo humano. Generar comportamientos tan complejos representaba retos formidables.

Bajo capacidades de cómputo de principios del siglo XXI, se requeriría una supercomputadora por cada molécula del cuerpo humano para poder simular enteramente su comportamiento. Cada átomo requiere de ecuaciones de movimiento, de energía eléctrica y magnética que determinan su estado, que cambia continuamente. Si el cuerpo humano tiene aproximadamente 30,000,000,000,000,000,000,000,000,000 átomos [1], ese es el número de súper computadoras que se requieren para esta tarea.  Si desde que comenzó el Universo [2], cada segundo hubiéramos construido una supercomputadora, todavía no nos habríamos acercado al número necesario.  Necesitaríamos más de un millón de veces la edad actual del Universo para comenzarnos a acercar al número necesario.  ¡Pero el científico nació en el siglo XXX!  Con los avances en los últimos 1,000 años, ya tiene un poder de cómputo que puede simular el cuerpo humano en su totalidad.

El científico concluyó que si esta simulación se podía extender a diferentes moléculas y de ahí a diferentes células y cómo interactúan entre sí, entonces por extrapolación podía simular todo el cuerpo humano.

Con este razonamiento, el científico simuló y simuló. Fue como armar un rompecabezas surrealista. Algunas células como las de los huesos fueron relativamente fáciles. Las neuronas fueron un infierno. Nunca pudo simular la formación de sinapsis neuronales que almacenaran recuerdos o encontraran placer a partir de estímulos visuales o auditivos. Es más fácil edificar una casa a partir de una melodía. Algunos ajustes fueron necesarios. Más finalmente logró un resultado decente. Tenía un ser humano en un programa de cómputo. Le llamó el cuerpo o el hombre, según su humor, incluso a veces le decía la máquina, aunque oficialmente el nombre del proyecto era, el hombre cibernético.

El cuerpo lloraba, el cuerpo gemía, el cuerpo reía. Tenía todas las reacciones humanas, venidas en desorden, porque era un bebé nacido como adulto. En un programa de computadora.

El científico descubrió que ese ser humano podía ser adivinado en cada uno de sus movimientos. Con su programa de simulación, sabía exactamente que haría el cuerpo en el siguiente segundo, en el siguiente minuto.

El hombre no era libre. Estaba atado a las leyes de la matemática y las fórmulas. El científico delineaba su comportamiento como trazando una línea en un mapa.

¿Cómo hacer libre este ser humano? Lo primero que se le ocurrió al científico era programar alternativas aleatorias en el comportamiento de sus componentes básicos. En lugar de moverse mecánicamente según una fórmula matemática, primero lanzaba una moneda virtual. Si la moneda salía con una cara actuaba de una manera, si la cara anversa, de otra. Sin embargo era una falacia, una ilusión. El comportamiento aleatorio abre un árbol de posibilidades, pero con una computadora sofisticada se podía predecir el camino de cada una de las ramas.

El científico decía a los neófitos que había creado un ser humano cibernético con libertad. El sabía sin embargo, que su argumento no se sostenía, porque una ecuación más compleja dictaba su comportamiento. Había un árbol de posibilidades con múltiples ramas y necesariamente el hombre recorría alguna de ellas. Es más, la ecuación aleatoria no lo era realmente, porque si partía de la misma semilla [3], el camino que seguía el hombre era siempre el mismo.

El hombre no hablaba, no amaba, sólo gemía, lloraba y a veces parecía reír. Tuvo una nueva idea el científico: si lograba descifrar el entramado de conexiones neuronales que tenía en su propio cerebro, se podía replicar él mismo en el cerebro del hombre cibernético. Ya no tendría que enseñarle a hablar a su hombre, porque el hombre tendría cerebro, podría hablar. El hombre tendría su memoria, sus miedos, sus ilusiones, su entramado cerebral.

El científico hizo un mapa de su cerebro con resonancias magnéticas graduales. Después lo calcó al hombre. Esto le llevó mucho tiempo. Estaba tan cansado, que después de pasar su entramado neuronal al programa, cayó en un profundo sueño.

Cuando despertó, se trató de comunicar con el hombre. El hombre respondía mecánicamente, con precisión. ¡El científico estaba feliz! Tenía un hombre cibernético, que respondía preguntas complejas en su mismo idioma. Imagínense lo que sentiría el hombre: lo mismo que ustedes si se despiertan de pronto en otro mundo, con otros recuerdos, insertados brutalmente en una nueva realidad, con memoria y todo. Muy pronto, sin embargo, se dio cuenta de un fenómeno. El cuerpo no tenía iniciativa. No preguntaba, no bromeaba, no reía. Se limitaba a contestar preguntas. Esta vez no se requería seguir un algoritmo matemático para predecir su comportamiento: simplemente se callaba y respondía.

El científico salió ese día a su casa, cansado, contento con tener el hombre estable, aunque con la inquietud en el fondo de que su hombre todavía se comportaba como máquina. Cualquiera pensaría que lo que había creado era una máquina de inteligencia artificial, de esas que procesan estructuras del lenguaje y pueden simular llevar una conversación con una persona real. Cuando todo lo que hacen es un análisis estadístico de la frecuencia de las palabras ligado con un modelo gramatical del lenguaje, sin realmente enterarse del significado real de las palabras. Estas máquinas de inteligencia artificial de lenguaje son como un perico sobre entrenado, o como un interlocutor de mucha experiencia que sin entender una pizca de lo que oye revira preguntas y hace observaciones para mantener la conversación andando.

La gente no le creería al científico que había creado un entramado de neuronas, de huesos, de músculos cibernéticos. Todo lo que hacía el hombre era responder mecánica y sucintamente sus preguntas.

Y pasaron los días y las noches, el científico trabajó y trabajó y no logró arrancar un comportamiento humano, espontáneo, cálido del cuerpo. Una noche, al final de un día particularmente frustrante, el científico le preguntó a la máquina, ¿quieres morir? Y la máquina le contestó:

El científico no lo pensó más, con lástima por su creación borró la memoria de la máquina y rompió todos sus papeles de diseño. Posiblemente lo correrían del laboratorio por tirar todo su desarrollo por la borda. Se consoló pensando que así son los genios. El cuerpo, el hombre cibernético no era un ente libre. Al fin y al cabo era un entramado de ecuaciones simultáneas. A partir de cualquier estado, por complejo que fuera, su comportamiento siguiente quedaba marcado por el frío lenguaje de la matemática.

El científico salió de su laboratorio, sonrió al sentir el aire fresco y el sol golpeándole el rostro, le mentó la madre al tráfico, se rió a carcajadas, saludó de mano al primer policía que encontró y de nuevo se sintió feliz. Se dio cuenta que él era algo más que un entramado de ecuaciones.

¡Era un ser libre!


El infierno está cerrado por dentro

 

Querien Vangal

 

«La bajada al infierno es muy fácil»

 

 

Durante mucho tiempo me ha resultado difícil creer en la existencia del infierno. Dios es la bondad misma. Dios es el Amor. ¿Cómo podía compaginarse con esto la existencia del infierno, la existencia de un lugar de castigo eterno? Incluso la justicia humana, a la que no puede atribuirse precisamente clemencia, libera a un condenado a cadena perpetua a los quince o veinte años por su buena conducta. Por lo menos así se viene haciendo en muchos países. ¿Y hemos de creer que Dios nos guarda rencor eterno, que no nos perdona jamás, a pesar de habernos ordenado por boca de Cristo perdonar setenta veces siete? ¿No existe ya una injusticia de base en el hecho de que un delito limitado en el tiempo reciba un castigo eterno?

 

Me dirigí a un teólogo anciano y sabio. «No puedo ayudarle», me dijo. «El propio Cristo habla del infierno constantemente -entre otras varias veces en el Sermón de la Montaña-. Existe, pues, la posibilidad de la condenación absoluta. Pero no tenemos derecho a suponer de nadie que se halle en el infierno, ni siquiera de Judas. Sería incluso posible pensar que el infierno estuviese vacío».

 

Pero, por lo menos en teoría, es muy posible que un hombre no se arrepienta jamás ni por un momento de una vida llena de maldades, que hasta el final cause a sus semejantes todo el daño de que es capaz y encima se burle de ellos, que hasta el final blasfeme y maldiga a Dios. ¿Acaso un hombre así debe llegar a la «contemplación» de Dios? Dios es el Amor. El amor no puede forzarse ni ser forzado. El rechazo del Amor debe respetar el amor, y quien no quiere llegar hasta Dios, no llegará hasta Dios. Se queda «fuera», encerrado en su propio odio, su propio dios diminuto, rígido, petrificado; es juzgado por ser como él mismo quiere ser. Su voluntad está petrificada, él mismo la ha dejado petrificarse. Ya no puede arrepentirse, ya no puede volverse «atrás» y tampoco puede ya «salirse». Se ha quedado dentro de su propia barricada. El infierno está cerrado por dentro.

 

No tiene sentido la objeción de que los delitos «temporales» no pueden ser castigados eternamente. Quien no quiere a Dios tendrá que arreglárselas sin El. Eso es el infierno, y sus ramificaciones alcanzan a nuestra vida terrena, lo mismo que las del cielo. Pueden percibirse. La elección es asunto nuestro.


El Lago de los Cisnes

Una tradición de hace 30 años

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

A 30 años de su primera representación en el Viejo Bosque de Chapultepec, El Lago de los Cisnes se ha consolidado como una tradición del calendario cultural de esta metrópoli, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

 

En un comunicado añadió que durante tres décadas, ese ballet del repertorio clásico se ha presentado en 813 funciones en la isleta del Lago y 26 más en el Parque Alcalde de Guadalajara (1990 y 1991), única vez que se escenificó fuera de su escenario cultural.

 

Señaló que en estas funciones, miles de espectadores han sido testigos de cómo los rincones del viejo bosque, el agua de su lago y los murmullos de sus árboles se convierten en el escenario fantástico donde tiene lugar una de las más famosas historias de amor de todos los tiempos.

 

Ese ballet, sin duda el más conocido y popular del mundo por su concepción, su admirable coreografía y la maravillosa música de Piotr I. Tchaikovsky, originalmente se estrenó en el Teatro Bolshoi, de Moscú, en 1877 y, paradójicamente, no fue muy aceptado.

 

Sin embargo, en 1895, con la nueva coreografía de Lev Ivanov y Marius Petipa, logró un gran éxito en el Teatro Marinsky, de San Petersburgo.

 

En México, desde 1977, el repertorio de la Compañía Nacional de Danza incluye este ballet con una nueva versión, única, pues posee un escenario natural excelente para su presentación: la isleta del Lago del Viejo Bosque de Chapultepec, en donde se ha creado un espléndido espectáculo basado en esta obra maestra del ballet clásico tradicional.

 

Este año se llevará a cabo la XXX temporada de El Lago de los Cisnes, a cargo de la Compañía Nacional de Danza, en la isleta del Lago del Viejo Bosque de Chapultepec, del 25 de este mes, al 12 de marzo, de jueves a domingo, y del 15 al 26 del mes entrante, de miércoles a domingo.

 

El milagro de existir

 

Querien Vangal

 

«Una cosa cualquiera o es o no es»

 

«Se tienen dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos, etc., y si vas calculando así, hacia atrás, llegarás pronto a una cifra inmensa. Piensa por ejemplo en los tiempos de la peste de 1349... La muerte iba de pueblo en pueblo, de casa en casa, y los más afectados fueron los niños. En algunas familias murieron todos, y en otras sobrevivieron quizá uno o dos. Miles de antepasados tuyos eran niños en aquel momento, pero ninguno de ellos murió. Si no, con que hubiera faltado uno solo de ellos, no estarías aquí, desde luego.»

La posibilidad de que ninguno de tus antepasados muriera de niño, a lo largo de los siglos, ha sido de una entre millones. Porque no se trata únicamente de la peste negra, ¿sabes?, sino que, además, todos tus antepasados llegaron a adultos y tuvieron hijos, incluso durante las peores catástrofes naturales, e incluso en tiempos en que la tasa de mortalidad infantil era muy alta. Naturalmente, muchos padecerían antes alguna enfermedad, pero todos se recuperaron. Has estado a un paso de no llegar a existir millones de veces. Tu vida sobre este planeta se ha visto amenazada por insectos y animales salvajes, por meteoritos y rayos, enfermedades y guerras, inundaciones e incendios, envenenamientos e intentos de asesinato. En cada una de las guerras civiles hubo centenares de antepasados tuyos heridos, en ambos bandos. Cada vez que han volado flechas por los aires, tus posibilidades de nacer han estado bajo mínimos. ¡Y sin embargo, aquí estás, hablando conmigo! ¿Lo entiendes?

«Estoy hablando de una continua cadena de aparentes casualidades. Una cadena que retrocede hasta el origen primero de la vida, y que ha hecho posible todo lo que vemos ahora. La posibilidad de que mi cadena no se rompiese en ningún momento en el transcurso de tantísimo tiempo es tan remota que resulta casi impensable. Pienso que cada pequeño habitante de la tierra tiene una enorme suerte.»

Esta reflexión de un anciano personaje de una de las novelas de Jostein Gaarder nos invita a considerar algo incuestionable: cada uno de nosotros hemos llegado a la existencia después de superar infinidad de posibilidades de no hacerlo. Cada vez que en una batalla o en una epidemia moría una persona joven, y moría esa persona en concreto y no otra, se producía un pequeño viraje en el curso de la historia, pues con ello toda una multitud de descendientes de esa persona nunca llegarían a nacer. Cada vez que un chico y una chica se enamoran y forman una familia en concreto, y no otra, cambia también el curso de la historia. Cada uno de esos pequeños o grandes hechos hace que nazcan o dejen de nacer muchas personas, bien distintas de las que habrían nacido si las cosas hubieran sido de otra manera. Todo eso hace que lleguen o no a existir quienes para bien o para mal marcan los grandes cambios en la sociedad en cada lugar y cada época.

Hemos nacido cada uno de nosotros, y no cualquiera de los otros miles de millones posibles. Podemos pensar que nuestra existencia es fruto de una gigantesca casualidad, o bien que es fruto de una particular providencia de Dios. Si somos de estos últimos, es decir, si somos de los que creen que el mundo no es un simple capricho del azar, entonces hemos llegado a él para algo, tenemos una misión que cumplir y una consiguiente responsabilidad. Descubrir cuál es ese papel nuestro, y realizarlo bien, resulta clave para nuestro acierto en el vivir y para el de muchas otras personas.

El mito de Benito

 

Querien Vangal

 

Benito Juárez García fue el político mexicano más importante del siglo XIX en México. Adorado por unos, odiado por otros. Se pierde de vista su dimensión humana, con virtudes y defectos, y se le mira a través de prejuicios, emocionales e irracionales. Personaje contradictorio, luchó por la independencia de México frente a la intervención francesa, pero vendió a México a los norteamericanos durante la guerra de Reforma; logró la separación entre la Iglesia y el Estado, pero destruyó la propiedad comunal de los pueblos indígenas y condenó a millones a la miseria; fue un demócrata que se perpetuó en el poder por medio del fraude electoral y varias reelecciones; fue odiado y despreciado por sus colegas liberales contemporáneos, pero convertido en semidiós por su oportunista rival, Porfirio Díaz, una vez que la muerte lo apartó de la silla presidencial. Con ustedes, Juárez, el mito.

Ascendió al poder desde los estratos más humildes de la sociedad mexicana del siglo XIX. Su ingreso a la masonería oaxaqueña lo dotó de una ideología pronorteamericana, antiespañola y anticatólica.

Se afilió al partido jacobino o puro, partidario de la reforma radical de la sociedad mexicana. Aspiraba a una república federal, a una economía de libre mercado, y a una sociedad secularizada, libre del lastre católico que según sus convicciones mantenía a México en la pobreza y la ignorancia.          

 

La oportunidad de los puros surgió con la Revolución de Ayutla en contra de Santa Anna. México estaba cansado del peor cretino que dispuso del país según sus ambiciones, hasta conducirlo a la derrota y la mutilación territorial durante la invasión norteamericana ---que lo mismo hubiera pasado si hubiera siso otro pues era el "destino manifiesto" de los Estados Unidos.  Una vez eliminado Antonio López de Santa Anna, fue reemplazado por una coalición de políticos liberales, jacobinos unos, moderados otros. Los jacobinos elaboraron una serie de leyes, y finalmente una constitución que plasmaba gran parte de su ideario. De contenido diverso, destacan por su importancia la ley Lerdo y la Ley Juárez. La ley Lerdo desamortizó las fincas rústicas y urbanas de corporaciones civiles y eclesiásticas, y con ello declaró ilegales las tierras comunales que por siglos habían estado en manos de los pueblos. Al amparo de esta ley millones de mexicanos fueron despojados de sus tierras y obligados a trabajar como peones en lo que había sido su propiedad. Asimismo los bienes de la Iglesia, que habían servido siempre como apoyo a hospitales, orfanatos, escuelas, o bien como banco refaccionario del campo mexicano por sus préstamos a bajísimo interés, quedaron en los bolsillos de los políticos liberales y sus socios extranjeros. Por otra parte, la Ley Juárez eliminó el fuero eclesiástico, ordenando que los tribunales eclesiásticos cesaran de conocer en los negocios civiles. Esta medida establecía la separación en la potestad civil y la potestad religiosa, y contribuía a consolidar la igualdad jurídica de los mexicanos, pero fue vista con desconfianza y cortedad de miras por los conservadores, particularmente eclesiásticos, que la asumieron como un ataque injustificado y violento.

El presidente de la república, Ignacio Comonfort, liberal moderado, consideró que era imposible gobernar con las leyes jacobinas, y dio un golpe de Estado. La Guerra de Reforma empezó así como un conflicto entre liberales jacobinos y liberales moderados. Benito Juárez, uno de los principales líderes del partido jacobino, quedó como presidente de la república tras el golpe de estado de Comonfort. Un audaz militar conservador, Miguel Miramón, eventualmente dirigió la lucha contra el bando juarista. Los conservadores lograron al principio la victoria en el ámbito militar, por lo que Juárez se refugió en Veracruz y firmó allí un Tratado con los Estados Unidos, Mac Lane-Ocampo, por el cual México quedaba de hecho convertido en un protectorado de la admirada nación norteamericana, a cambio de su ayuda para derrotar a Miramón. Dinero, armas, soldados y hasta el apoyo de la marina de los Estados Unidos sirvieron para que Juárez lograra la victoria sobre Miramón. Juárez reconquistó todo el país y anunció la suspensión de pagos de la deuda externa de México.

Fue la oportunidad de oro para Francia, ansiosa por intervenir en México y adquirir riqueza y poder. Usaron de parapeto a Maximiliano de Austria, y un Imperio se estableció en México con el apoyo del ejército francés. Juárez se retiró al interior del país y con gran constancia y tenacidad dirigió la guerra contra el Imperio. Al final, Estados Unidos amenazó a Francia, que abandonó indignamente a su aliado Maximiliano. Otra vez el dinero, las armas y los soldados norteamericanos fluyeron abundantemente para apoyar a Juárez, y éste tuvo la satisfacción de fusilar al emperador austriaco y a Miguel Miramón de una sola vez. Repuesto en el poder, siguió gobernando al margen de la ley, por medio de facultades extraordinarias, y montando una maquinaria de fraude electoral que frustró a la mayoría de sus colegas liberales. Ciertamente, dijo que: "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", pero el Benemérito de las Américas también nos dejó esta rotunda afirmación política, digna de un tirano: "A los amigos, gracia y justicia. A los enemigos, la ley a secas". Los liberales se levantaron en armas una y otra vez contra Juárez y en nombre de la libertad y la democracia, sólo para ser implacablemente batidos y exterminados.

 

Al final, la muerte pudo apartar del poder al ciudadano Benito Juárez. Sus enemigos dicen que se fue al infierno. Sus simpatizantes dicen que es el más grande prócer que ha dado la tierra mexicana. Fobias y filias aparte, su figura histórica marcó decisivamente el conflicto por definir en el siglo XIX la política, la economía y la sociedad de su tiempo.

Los seres humanos somos un caudal de imperfecciones, tenemos virtudes y defectos, tenemos aciertos y cometemos errores.  Los mexicanos tenemos una sui generis forma de juzgar a nuestros héroes, por un lado maximizamos sus virtudes y aciertos, y por otro minimizamos (casi hasta anularlos) sus defectos y errores, así los hacemos perfectos, los convertimos en dioses.  Y que nadie ose hacer una crítica de ellos porque inmediatamente se le anatematiza. 

En cambio, hay otros que, a pesar de haber hecho cosas destacadísimas en bien de México, se les condenó y están hundidos en lodo de historia, en donde permanecerán per saecula saeculorum, este es el caso de Porfirio Díaz.

Hace algunos años, durante el régimen del Presidente Echeverría, a un famoso comediante se le suspendió un programa de televisión, además de otros castigos, por haber osado hacer un chiste (por demás sano) alrededor de las figuras de Benito Juárez y su esposa.  Estoy seguro de que más de un lector me condenará por lo que he escrito en el presente trabajo, pero pues ni modo, no se puede tapar el sol con un dedo.

 


El pecado ante el Amor

 

Querien Vangal

 

El pecado pone al vivo la relación que existe entre Dios y los hombres. Existe pecado porque hay un Dios que sueña y que piensa en un mundo bueno y hermoso, dotado de bellezas magníficas, nacido de un Amor eterno.

En ese mundo viven y mueren criaturas libres... Libres, tan libres que pueden decir no al proyecto de Amor, que pueden rechazar al mismo Dios.

Sin Dios no habría pecado, porque hablar de pecado es hablar de una ruptura con Aquel Amor del cual todo procede y al cual todo se dirige. Una ruptura dramática, siniestra, profunda. Una ruptura que se convierte, en el fondo, en ruptura con nuestros hermanos: entre el amor a Dios y el amor a los hermanos hay un nexo profundo, radical, inseparable (cf. Benedicto XVI, encíclica "Deus caritas est").

Si Dios es Amor, renunciar a Dios es renunciar al amor más profundo y más hermoso al cual estamos llamados como seres humanos. Si Dios es Verdad, al pecar nos acercamos a la mentira y a las tinieblas. Si Dios es Camino, el pecado nos aleja de la meta y nos introduce en un mundo desconocido y hostil. Si Dios es Vida, el pecado nos lleva a la muerte y al dolor sin sentido.

Reconocer que hemos pecado es ya parte del camino del regreso. Quien se autodeclara pecador es como el ciego que se sabe ciego y por eso desea ser curado. Puede entonces pedir ayuda al Dios que nos modeló como el alfarero modela sus vasijas, para llegar a ser aquello que Dios soñaba, para vivir en el Amor profundo y verdadero.

Al ver el pecado, al mirar a Dios que nos soñaba buenos, seremos capaces de descubrir que el Amor no dejó de amar cuando hicimos ese mal que nos arruina. La idea de pecado se une, casi misteriosamente, a la idea de la misericordia. Si el pecado es comprensible sólo como ofensa a un Dios Creador y Padre y como ruptura con mis hermanos, la superación del pecado puede venir sólo a partir de un gesto de perdón por parte de ese Dios que ama también al hijo errabundo y ciego.

No podemos, por lo tanto, mirar nuestro pecado y dejarnos abatir por su gravedad, por su vileza, por la injusticia que entraña. El corazón cristiano descubre, gracias al Hijo nacido entre los hombres, gracias a Jesús el Nazareno, que si fue grande el pecado, es mucho más grande la misericordia.

Las faltas, es verdad, producen heridas dolorosas. El amigo traicionado, el pobre despreciado, la madre o el padre abandonado, el hijo eliminado antes de nacer, el compañero expulsado de su trabajo por una calumnia miserable... Son hechos del pasado que dejan una huella profunda, que llevan a lágrimas de sangre.

Pero la misericordia baja hasta lo más vil del hombre, cura lo más profundo de la pena. Permite, incluso, hacer mucho más bien entre los hombres que el mal que sembramos por culpa de un pasado de caprichos locos.

Una buena confesión lleva a cambios profundos, a gratitudes generosas. Quien ha recibido tanto amor, quien ha sido sanado en el corazón herido, llora conmovido ante el cariño de un Dios bueno, empieza a vivir enamorado del Padre y de los muchos hermanos que viven a su lado.

Recorremos cada día una historia dramática y bella. Quizá hoy un nuevo tropiezo dejará heridas sobre heridas. Pero quizá también hoy romperé con el mal que me amordaza y empezaré a respirar un aire nuevo: el aire fresco que me ofrece el Padre enamorado que camina tras las huellas de sus hijos más pequeños...

 

El Poder Judicial se fortalecerá

 

Como el derecho de votar ejercicio por los mexicanos no ha sido completado,  porque el voto sólo surte sus efectos cuando, a través de la mayoría, llega a la instalación de los nuevos poderes, el titular del Ejecutivo y el Congreso de la Unión, sigue siendo válida la defensa del derecho constitucional a que nuestro voto sea respetado.

Con este fundamento hemos logrado 14325 juicios firmados en forma personal que están siendo presentados a la SALA SUPERIOR DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACION.

La resolución del Tribunal Electoral del pasado sábado, contribuye a la paz social y a desintoxicar a la opinión pública, pues  puso la legalidad por encima de las presiones políticas; es una garantía para el respeto del voto de cada ciudadano; abre los paquetes impugnados; respalda la institucionalidad del IFE, pues acepta el resultado de las casillas no impugnadas; da mayor certeza a los ciudadanos.

El Tribunal Electoral hizo valer su independencia y su apego a la ley.

Distritos electorales del país en los que se realizará el recuento de votos

 

    

Distritos electorales del país en los que se realizará el recuento de votos de los comicios presidenciales del 2 de julio.

En un operativo sin procedente, el Poder Judicial encabezará este 9 de agosto desde las 09:00 horas el recuento de votos en 11 mil 839 casillas de 149 distritos en 25 estados del País. Participarán los 15 magistrados de las salas regionales, 164 magistrados y 32 jueces. Los magistrados y jueces designados la medianoche del lunes para los recuentos serán la máxima autoridad y sesionarán en las sedes de los consejos distritales con casillas impugnadas. El recuento tiene un plazo de cinco días y deberá concluir el lunes 14 de agosto a las 09:00 horas. El universo estimado de votos a revisar en las casi 12 mil casillas es superior a los 4 millones de votos.


Lista de juntas distritales donde habrá recuento

 

Arremete AMLO contra medios de comunicación

 

Andrés Manuel López Obrador arremetió en contra de los medios de comunicación, a los que acusó de "hacerle la barba" a la derecha.

Al encabezar su "asamblea informativa" en el Zócalo de la ciudad de México, López Obrador ratificó su rechazo al recuento parcial que inició este miércoles por orden del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en 26 estados y 149 distritos electorales.

Pidió a sus seguidores que repartan volantes con su carta de 10 puntos en la que justifica sus actos de resistencia civil, para contrarrestar lo que llamó una campaña de desinformación de los medios de comunicación.

Sostuvo que la prensa que le hace el juego a Felipe Calderón y a la derecha perderá credibilidad.
El perredista dijo que es víctima de un linchamiento, aunque hay excepciones honrosas, pero es muy claro cómo algunos medios se han subordinado y "han aceptado el papel de alcahuetes de la derecha".

Esta posición del candidato de la coalición Por el Bien de Todos se suma a la actitud agresiva contra los representantes de los medios de comunicación, por lo menos en las últimas tres semanas.

Esta misma tarde, la gente recogió las palabras de López Obrador y continuó gritando a la prensa: "alcahuetes, mandaderos, cobardes, vendidos".

El tabasqueño también dijo que esta elección presidencial fue fraudulenta y no va a permitir la imposición.

Insistió en que tiene las pruebas de lo que afirma y que, tras rechazar el recuento parcial de 11 mil 839 casillas, mantiene su exigencia de que se haga el conteo total de las más de 130 mil casillas instaladas el 2 de julio.

 

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel


El populismo de Andrés Manuel López Obrador

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

México vive una etapa postelectoral cuyo antecedente remoto en nuestro país se ubica en la estrategia de Vicente Guerrero para hacerse del poder apenas iniciada nuestra independencia. Sin embargo, en esta ocasión recurre a los estilos y técnicas actualizados de los procesos revolucionarios del Siglo XX y que se resisten a morir en el XXI.

Aparentemente, Andrés Manuel López Obrador aceptó, como abanderado del Partido de la Revolución Democrática, las reglas electorales y las instituciones establecidas en nuestra legislación: el COFIPE, el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Sin embargo, y ya desde antes de ser formalmente candidato, fue preparando todo un escenario y un complot ("compló", diría él), de acuerdo con los cuales había una resistencia y unas acciones orientadas a impedirle llegar a la Presidencia de la República.

Ignorando los avances y transformaciones de nuestro sistema electoral ciudadanizado, producto de la participación de todas las fuerzas políticas, se empeñó en asegurar la existencia de una "elección de Estado", como si todavía viviéramos en 1988. Ideas simples, de fácil asimilación y atractivo para unos medios de comunicación dóciles a su imagen y atraídos por si figura, los cuales recogieron y dieron resonancia a su voz, aunque ahora los califique de enemigos y parciales.

Autocalificado como "indestructible" o como gallo imposible de desplumar y otras lindezas semejantes, se posicionó como candidato ganador a partir de las encuestas, mientras le fueron favorables o con las que lo impulsaban. A las otras, las que registraron el descenso de su popularidad, las descalificó. "Su" encuesta, la que le aseguraba su amplia ventaja, reiteradamente mencionada, nunca fue visible. Fue uno tanto de los dogmas en los que sus seguidores y el resto de la sociedad debemos creer, los demás estamos descalificados o somos complotistas.

Esa imagen de víctima le era necesaria, a pesar de su certeza del triunfo, pero le ha resultado fundamental en la derrota, la crea cierta o no. De cualquier forma, él se había ubicado dentro del fenómeno populista para el futuro. A esa imagen se debe, sin duda, su popularidad y la fuerza de su candidatura que estuvo a punto de llevarlo a la Presidencia de la República aunque, a la vez, fue su desventaja cuando desde ella fue señalado como "una amenaza para México", polarizando el proceso.

César Cansino e Israel Covarrubias, en su obra "En el Nombre del Pueblo, Muerte y Resurrección del Populismo en México", ubican a AMLO dentro del populismo premoderno, aunque no "clásico", pero con una discursiva "antipolítica", con un discurso ideológico que apela a la soberanía popular con un "excepcional chantaje-amenaza", a partir de movilizaciones de aparente apoyo, pero que en realidad son un mecanismo de confrontación con sus adversarios.

Publicada a principios de este año, la obra advertía ya de este populismo que podía "cambiar su naturaleza pasando a ser una oposición antidemocrática (radicalización) o pasar al centro de la política (asimilación)", con la advertencia de que de ser fiel a su identidad antipolítica podría sobrevivir o desaparecer.

En su momento, los autores consideraron que AMLO había optado por la asimilación, en razón de lo que entonces se veía como amplias posibilidades de triunfo y le daba la oportunidad de ser él quien pusiera punto final al populismo en México. Sin embargo, su partido, el PRD, se caracteriza por una organización de consenso clientelar, corporativa y antidemocrática, poco institucionalizado y caracterizado más como un movimiento, al pretender "legitimar con movilizaciones masivas aquello que forzosamente debe pasar por los canales institucionales".

Ubicado dentro de la corriente populista, y una vez que no se pudo colocar en el centro del sistema y, por lo mismo, no se "asimila" a él, como esperaban Cansino y Covarrubias, AMLO se ha radicalizado, asumiendo las peores características del populismo, al transitar por un callejón sin saluda, cuando pudo haber aprovechado el gran avance que su partido alcanzó para lograr una nueva institucionalidad de proyección futura que, muy probablemente, le podría haber abierto las puertas de la victoria en seis años más. Ahora, en cambio, al asumir una posición de todo o nada, más bien podría deslizarse hacia la desaparición personal, aunque no de su partido.

 

Algunos informes afirman que López Obrador conoció de su derrota por las encuestas de salida a las 5 de la tarde del 2 de julio, de allí el cambio de la agenda prevista para ese día en el caso de la victoria. Las cifras –que estimaban una victoria de Felipe Calderón por 500 mil votos- fueron las que le sirvieron esa noche en la Plaza de la Constitución para afirmar que ese era el número de votos con los que se había instrumentado el fraude. Mal informado, Martí Batrez había manejado cifras diferentes de la "victoria" antes de la llegada del candidato.

A partir del conocimiento de su derrota –pese a que el IFE no dio cifras y reconocía una elección muy cerrada-, AMLO la asumió por anticipado sin que nadie se la hubiera señalado públicamente. Podría aplicarse aquí aquello de que "a explicación no pedida, acusación manifiesta". Nadie lo había señalado como perdedor cuando él ya se asumía, aunque con el argumento del fraude, como tal. Luego vendría el manejo de la "agit-prop" como herramienta de lucha al más puro estilo leninista, aprovechando cada momento y cada hecho con una agilidad espectacular que demuestra su dominio de la técnica o el dominio de la misma por parte de sus asesores.

Radicalizado, AMLO ha asumido los extremos descritos por Cansino y Covarrubias al describir el populismo: "… puede hablarse propiamente de populismo cuando la experiencia política analizada comparte los siguientes atributos semánticos, independientemente del tipo de régimen en el que se presenta: a) una pulsión simbólicamente construida que coloca al pueblo, gracias a una simbiosis artificial con su líder, por encima de la institucionalidad existente; b) un recurso a disipar las mediaciones institucionales entre el líder y el pueblo, gracias a una supuesta asimilación del primero en el segundo; y c) una personalización de la política creada por la ilusión de que el pueblo sólo podría hablar a través de su líder. Huelga decir que cada uno de estos atributos implica una carga subversiva antinstitucional más o menos grave dependiendo de cada caso."

No resulta muy difícil ubicar a Andrés Manuel López Obrador dentro de esta descripción:

 

   a) La apelación al pueblo como el rector de la actuación de AMLO a partir del 2 de julio ha sido reiterada. Al negar la rectitud del proceso electoral y rechazar el proceso en su conjunto, cuando reiteradamente se le preguntó si el confiaba en el Tribunal, el nunca respondió directamente y dijo que él sólo creía en el pueblo. Esa es la constante que lo lleva a desechar la vigencia y el valor de las instituciones, poniéndose en manos del pueblo.

b) Las concentraciones en la Plaza de la Constitución, la cercanía con sus seguidores, su entrega a ellos, sus caricias y cobijamiento, hacen uno solo a Andrés Manuel con el pueblo, convirtiéndolo en su representante pues encarna sus aspiraciones y deseos.

c) Las "asambleas informativas", que luego asumirían un supuesto valor deliberativo de toma de decisiones, llevan a "propuestas del pueblo" sin que éstas –si existen- sean procesadas por cualquier tipo de institución, incluyendo las de su partido, pues, a fin de cuentas, el pueblo queda asimilado en el líder, el cual se convierte en su voz para anunciar las acciones que continúan y que se vuelven elusivas, pues una vez desechado el recuento del voto por voto y casilla por casilla –nunca solicitado formalmente a través de los recursos presentados al TEPJF-, la idea se sublima en el propósito de "purificar las instituciones", cualquier cosa que eso pueda significar.

 

Pero hoy lo más claro es el uso subversivo de estos elementos, pues en el plano en que se ha colocado Andrés Manuel López Obrador no hay alternativa posible: o se le otorga su victoria o rechaza las decisiones institucionales y los efectos de las mismas. Es decir, se pone por encima de la ley, sin dejar una salida que no sea la decidida por "el pueblo" y expresada por él, con lo cual no queda posibilidad de negociación posible, ya que lo que busca es el sometimiento de todos a su voluntad, o su capricho.

 

 

Para lograr sus propósitos, Andrés Manuel López Obrador está aplicando el método revolucionario leninista denominado "agit-prop", en el cual "principal es la agitación y la propaganda en todas las capas del pueblo".

A partir de su propuesta de "primero los pobres", ha trabado con la idea de que éstos tomen conciencia de clase y, a partir de su condición, adquieran conciencia política y se conviertan en luchadores revolucionarios, que en este caso ya no son conducidos por la vanguardia de la clase obrera que es el Partido Comunista, sino por él como adalid del Partido de la Revolución Democrática.

Lenin proponía despertar, educar y llevar a la lucha revolucionaria a los trabajadores, a partir del sistema de revelación o denuncia política, acompañado de las voces de orden, con las cuales conduce a la acción. Quienes ejecutan esta estrategia son los agitadores y propagandistas.

Para la "revelación" se sienta la tesis de que "ha de hacerse a la opresión más real, más dura aún de lo que es, agregándole la conciencia de la opresión, y la vergüenza más denigrante aún, haciéndola pública". Esto se consigue con revelaciones que no son teóricas, sino concretas, sobre problemas que aparecen en torno de los afectados. En nuestro caso, a la explotación de clase que ya ha mencionado en sus mensajes, agrega la idea del fraude electoral para impedir el triunfo de los oprimidos e impulsa a la acción.

La denuncia del fraude va acompañada por una demanda que se asume casi como una voz de orden: "voto por voto, casilla por casilla". Se trata de una "idea-fuerza" que determinan la línea política del momento y unifican la acción de las fuerzas políticas, propias o ajenas, obligando a todos a definirse en torno a la realización de actividades concretas, como lo es la toma de las calles de la ciudad de México, bajo el disfraz de una "resistencia pacífica", aunque en realidad se trata de una agresión a las instituciones y a quienes se supone serían los autores del fraude.

En este sentido, Andrés Manuel López Obrador, acompañado de los bejaranistas, los grupos urbano-populares y los ceuistas, asumen el papel de agitadores que hacen de la voz en las "asambleas informativas" un modo vivo de comunicarse con sus seguidores, aprovechando, al mismo tiempo, el eco que de las consignas hacen los medios de comunicación social que reproducen, fascinados, su discurso.

La tercera fase del proceso la realizan los distintos grupos corporativos del partido o de organizaciones sociales que asumen el papel de organizadores, para dar cuerpo y estructura a los ciudadanos concientizados, a quienes se encomienda la defensa de un trecho del Paseo de la Reforma y sobre los cuales se ejercen todo tipo de controles, mientras que con el pretexto de informar a la sociedad, son sometidos a un bombardeo continuo de propaganda que lo mismo consiste en la reproducción de los discursos de AMLO, que de Fidel Casto o Hugo Chávez, junto con el reparto de volantes a los transeúntes, bibliotecas revolucionarias con literatura soviética y carteles y mantas con la foto o caricatura de AMLO, junto con las consabidas camisetas del Ché Guevara.

Para que opere la estrategia, se requiere denunciar, una y otra vez el fraude, sin necesidad de probarlo. Es una verdad porque lo dice AMLO, y se acabó. Los organizadores repiten el mensaje y la consigna. Cualquier situación que pueda ayudar a su propósito, ya sea por deformación de la realidad o por exageración de los Hechos. Así ocurrió con las urnas abiertas en los Comités Distritales para hacer recuento de votos, el cual es denunciado como una violación y manipulación del voto, aunque ellos mismos hayan pedido el recuento y hayan sido testigos del mismo; o cuando se registran cuentas inexactas, por mínimas que sea, y son usadas como "prueba" del tema central de la resistencia.

 

 

Por este camino, Andrés Manuel López Obrador está llevando a su partido y a sus seguidores hacia una confrontación, que está lejos de ser una mera resistencia pasiva y pacífica, sino que se constituye en un activismo demoledor de las instituciones jurídicas y políticas existentes, pues no responden a la idea que tiene de lo que deben ser las cosas.

Por ello en torno a AMLO se han empezado a registrar dos fenómenos que se vuelven peligrosos para la institucionalidad el país:

Por un lado, la deserción explícita o implícita de algunos que creyeron en él y lo apoyaron, pero que hoy se manifiestan decepcionados y critican el camino por el que transita, pues discursivamente es demócrata, pero en los hechos no. Por el contrario, ha desechado las instituciones democráticas mexicanas, ciertamente imperfectas, para asumir el caudillismo populista en donde él se erige como único punto de referencia. Quienes hoy guardan distancia son calificados como traidores al estilo estaliniano, con lo cual se intimida a otros que quisieran seguir el mismo camino para salvar al PRD de la aventura sin rumbo del lopezobradorismo.

Por otra parte, como suele ocurrir en estos casos, asumen el control los radicales, aquellos que nunca creyeron en la democracia y hoy utilizan la coyuntura para arrojarla por la borda. Admiradores de Fidel, del Ché, de Hugo Chávez y Evo Morales, y frustrados por el fracaso del Comandante Marcos, su suman a las filas de una revolución que ya es violenta en sus formas actuales, aunque no armada, pero que podría alentar el choque, como ya ocurrió en la Cámara de Diputados, para obtener una víctima que les permita el proceso de la escalada. Ellos aspiran a impulsar un proceso golpista cobijado en el populismo de AMLO.

 

 


El Problema de Oaxaca

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

 

Las barricadas  en avenidas de la ciudad de México y demás muestras de apoyo  a la APPO, así como la aparición de movimientos similares en varias entidades, y la postura irreconciliable de la APPO, que explota  problemas ancestrales no resueltos porque no fueron atendidos por tantos caciques que ha habido en esas tierras,  son hechos que permiten  pronosticar que la solución real del conflicto será difícil.

La versión simplista del problema de OAXACA no ayuda a la solución, pues considera que en un lado está el gobernador Ulises rechazado por sectores populares que piden su renuncia y del otro lado, el gobierno federal, el PRI y el PAN en apoyo al gobernador. La verdad es que se cruzan las acciones  de varias fuerzas políticas, con diferentes actores, propósitos y estrategias.

Muchas organizaciones de la sociedad, políticos y legisladores  se oponían a que cayera el gobernador como concesión  a la violencia, sin importar quienes  la alimentan y financian, y con qué propósitos, pues en ese caso se dejaría un precedente para que poderosos grupos   recurrieran a la violencia en cualquier otra parte, incluso  para impedir la toma de posesión del presidente electo.  Pasaríamos del escenario democrático y del estado de derecho a la espiral de la violencia.

Ante la acción radical de un grupo de líderes y más operadores políticos,  que logró impedir a los maestros, durante 160 días el regreso a clases,  con amenazas y con golpes; ante la toma violenta de instalaciones públicas y estaciones de radio, destrucción de documentos oficiales, quema de vehículos, barricadas en las calles y  uso de armas de fuego, la sociedad de Oaxaca, la opinión pública y muchos legisladores sugirieron, pidieron y luego exigieron al gobierno federal la intervención de la fuerza pública, para detener a los culpables de delitos graves, para frenar la violencia, para restablecer el orden para dar garantías de libertad a la población oaxaqueña que quiere trabajar.

 Líderes de opinión criticaron al Presidente Vicente Fox y al Secretario de Gobernación Abascal, por su lentitud, por su indecisión, por dejar crecer el problema, por sólo utilizar el diálogo y por dejar ese problema sin resolver, que claramente iba a pasar a una escalada  el 1º. De diciembre. Ahora la PFP tendrá que asegurar el control y mejorar sus operativos,   pues la APPO conoce el terreno, cuenta con estaciones de radio clandestina, con redes activadas desde hace casi seis meses y con dinero.

 En paralelo el Secretario de Gobernación, está en posibilidades de negociaciones más reales, pues antes los agitadores tenían la ventaja. Desde luego es indispensable realizar los cateos a los centros de acopio de armas y cumplir las órdenes de aprehensión contra quienes han cometido los delitos graves, de otra manera cuando salga la PFP reaparecerán fortalecidos por la impunidad.

Esas organizaciones, ciudadanas,  empresariales, profesionales y magisteriales, dado que el Gobierno Federal está cumpliendo con sus obligaciones constitucionales al enviar a la PFP a rescatar la ciudad de Oaxaca, exigen ahora que el gobernador Ulises Ruiz, o pida licencia o renuncie, pues la movilización social fue para defender las instituciones, la ley, la democracia, pero no para defender a un hombre que no ha sabido ser gobernador, que ha sido represor, que antepone sus intereses personales, que no ha podido establecer un diálogo  de negociación con las fuerzas políticas de Oaxaca y que sólo ha  buscado el apoyo incondicional del PRI y el apoyo negociado del PAN,  y que gobernación le arme mesas de diálogo para aprovecharlas.

Ulises Ruiz se tiene que ir a su casa. No sólo se lo piden sus enemigos políticos o los grupos radicales, se lo pedimos desde todas las tribunas del país.  Es elemental reconocer el fracaso y la impotencia y, por el bien común, por la unidad y paz de los oaxaqueños, retirarse y dejar que, conforme a la ley, el Congreso designe a un gobernador, sea sustituto o interino. Claro que si Ulises pide licencia, quedaría, en su momento,  un gobernador interino que no ten dría que convocar a nuevas elecciones en un periodo corto. Ciertamente el clima no está para llevar las pasiones y los odios al clima electoral, si por la vía legal el Congreso nombra a un gobernador que concluya el período  constitucional, es decir gobierne cuatro años.

Los maestros, que inicialmente esgrimieron banderas laborales y salariales, hace mucho que consiguieron aumentos. Fue quedando claro que líderes manipuladores de la sección 22 del SNTE, dirigida por el Prof. Enrique Rueda Pacheco, impusieron una huelga con fines políticos para tirar al gobernador, amedrentaron a los maestros y perjudicaron a un millón de niños. Por fin regresaron a clases.

Los enemigos políticos de Ulises, dentro del propio PRI, apostaron a la violencia, se aliaron con radicales, y están a punto de lograr que un mal gobernador se vaya, sin haber medido las consecuencias de impulsar y financiar a un emergente movimiento guerrillero. Quizá la situación los lleve a buscar ahora negociaciones y consensos que aseguren la gobernabilidad y la paz social. La historia acabará por sacar a la luz la verdad.

Los grupos más violentos:   como el Ejército Popular Revolucionario, que era operado por el profesor Evangelio Mendoza que fue secretario ejecutivo de la sección 22 del SNTE, el PROCUP dirigido por Felipe Martínez Soriano, ex rector de la Universidad de Oaxaca, el Frente Popular Revolucionario, tuvieron la simpatía del Obispo de Tehuantepec, Arturo Lona,  promotor de  la Teología de la Liberación; y otros grupos,  conectados incluso con grupos de Bolivia, no limitan su visión a Oaxaca ni a la coyuntura del gobernador, ellos están por la violencia, por la guerrilla, por la anarquía. Ellos saben de barricadas, tienen armas incluso granadas, mostraron su entrenamiento. Buscarán expandirse, tendrán el apoyo de varios comunicadores simpatizantes y de grupos de otras latitudes. El apoyo en Oaxaca, de elementos de Atenco, evidencia la estrategia amplia.  López Obrador está tratando de aprovechar los muertos y heridos de Oaxaca,  los resentimientos  para generar hechos y construir un escenario contra el gobierno federal  y así hacerle el mayor daño posible a Felipe Calderón.

La disyuntiva perversa es eficaz: si el gobierno federal no intervenía, quedando como culpable por omisión y la violencia jugaría en la estrategia contra Calderón. Si el gobierno federal actuaba, la orquestación de "solidaridad" contra la represión funcionaría, como lo estamos viendo, para perjudicar y debilitar al nuevo gobierno. El secreto es generar la acción provocadora y conducir la reacción.

México, que impactó al mundo el 2 de julio con un proceso electoral cerrado, institucional, con participación  ejemplar, ya pasó por el cuestionamiento, la dudad y la siembra de división. Ahora se enfrentará a una estrategia de desestabilización.

Parece indispensable nuevamente la movilización de la sociedad civil en defensa de las instituciones, de la unidad, de la paz, y también de la dignificación de la política. Hace falta que todos los sectores nos solidaricemos con el pueblo oaxaqueño y evitar que unos cuantos radicales  pretendan monopolizar. Si, todos somos Oaxaca, como fortalecimiento de un pueblo que exige buenos gobernantes, todos somos Oaxaca para que exista liberad para trabajar. Que honren todos los oaxaqueños el pensamiento del oaxaqueño más famoso: el respeto al derecho ajeno es la paz. El derecho a la información, el derecho a la verdad, el derecho a ejercer la libertad, el derecho a dar y recibir educación…

Se está gestando una consulta sobre dos posibles campañas ciudadanas, la primera para pedir al gobernador Ulises que se vaya; la segunda para exigir al SNTE  la depuración de la sección 22 porque es muy grave que maestros  estén a favor del odio, la violencia, la corrupción, la manipulación y el abandono de sus obligaciones. Esperamos contar con tu opinión.

Dentro de toda esta maraña de acontecimientos, hay que destacar un hecho inédito: es la primera vez en toda la historia de nuestra atribulada patria que el presidente de la República no interviene en los asuntos interiores de un estado.  Vicente Fox ha aguantado tozudamente la avalancha de críticas pero se ha mantenido firme en el respeto a la soberanía del Estado de Oaxaca.  Estas críticas provenientes de analistas y politólogos y manipuladas discrecionalmente por los medios de información demuestran sólo la gran ignorancia que prevalece en cuanto a saber y entender las leyes que nos rigen.

La Sección 22 es parte al Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, sin embargo esto sólo es de nombre pero no de hecho, así el sindicato mencionado poco o nada ha podido controlar la situación, o sea que de hecho la Sección 22 se mueve con absoluta independencia.  Sin embargo el sindicato se muestra molesto y ofendido porque la Secretaría de Gobernación está en tratos únicamente con los dirigentes de la  citada sección, lo cual es una actitud verdaderamente cínica del sindicato.

Inmersos en el mar de hipocresías y cinismo que ha aflorado en este maremágnum oaxaqueño, destaca la del PRI que en voz de su presidente Mariano Palacios que critica al secretario Abascal porque este --dentro de la contestación a una pregunta de un periodista de cuál sería la solución--  dijo que sólo había –lo cual es más claro que el agua--  dos alternativas: que el gobernador Ulises se enfrentaba a los demandantes y llegaba a un acuerdo ó que pidiera licencia y se hiciera a un lado; dijo Palacios que el secretario de gobernación no debería hacer ese tipo de declaraciones, vaya cinismo viniendo eso de un priísta y nada menos que del presidente del partido.    Por otra parte, para completar el cuadro y para rematar este cinismo,  el gobernador agregó que el que debería renunciar es el secretario Abascal porque es quien no ha podido arreglar nada.  

 

 

 


El problema de ser tonto


Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

………estado inconciente,
 en que se halla mucha gente
de la que vive en el mundo.

 

«Nos encontramos, pues, con la misma diferencia que eternamente existe entre el tonto y el perspicaz. El perspicaz se sorprende a sí mismo siempre a dos dedos de ser tonto; por ello hace un esfuerzo para escapar a la inminente tontería, y en ese esfuerzo consiste la inteligencia».

 

«El tonto, en cambio, no se sospecha a sí mismo: se parece sensatísimo, y de ahí la envidiable tranquilidad con que el necio se instala en su propia torpeza. Como esos insectos que no hay manera de extraer fuera del orificio en que habitan, no hay modo de desalojar al tonto de su tontería, llevarle de paseo un rato más allá de su ceguera y obligarle a que contraste su torpe visión habitual con otros modos de ver más sutiles».

 

«El tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces; el necio jamás».

 

Estas reflexiones de Ortega y Gasset resultan muy interesantes para todos, porque todos tenemos algo de necedad, y sobre todo porque sólo demostramos ser inteligentes cuando sabemos advertirla y escapar de ella con normalidad. Nos manifestamos inteligentes precisamente cuando advertimos que con nuestras intuiciones totalmente previsibles, con nuestra aburrida reiteración de prejuicios y estereotipos, con nuestra incapacidad para cambiar de punto de vista sobre las personas o los asuntos, o con nuestro ridículo empeño en aparecer como personas más documentadas e inteligentes de lo que somos, lo que demostramos en realidad con todo eso es que no hemos advertido que estábamos a dos dedos de ser tontos, o que lo hemos advertido pero no hemos sabido parar a tiempo.

 

Todos incubamos necedad, y quizá debemos seguir el consejo de Ortega y atrevernos a dar un paseo más allá de nuestras seguridades, esforzarnos por contrastar nuestra visión de las cosas con las de otras personas, a las que quizá hasta ahora hemos menospreciado sin molestarnos mucho en entenderlas.

 

Ser tonto no es tener mayor o menor coeficiente intelectual. Todos conocemos personas con un CI modesto pero con una enorme sensatez. Y personas supuestamente muy inteligentes pero tan engreídas que son verdaderamente tontas. Los tontos han llegado a serlo a base de repetir actuaciones en las que les ciega una vanidad tonta, una susceptibilidad necia, una suficiencia estúpida o una envidia torpe.

 

Todos tenemos limitaciones, y demostramos inteligencia al advertirlas y procurar aceptarlas y superarlas poco a poco. El tonto, en cambio, no las advierte, y si las advierte, intenta disimularlas a todo trance, y eso nunca sale bien.

 

Para no hacer el tonto, lo primero es estar dispuestos a reconocer la verdad de las cosas. "No conozco otro modo de extirpar un defecto o un vicio personal que declararlo y ponerlo sobre la mesa de la sinceridad", escribió Gregorio Marañón. Si somos sinceros advertiremos que con demasiada frecuencia nos empeñamos en mantener nuestra opinión aunque sea manifiestamente mejorable, o queremos aparentar una seguridad que no tenemos y hacemos entonces el ridículo más espantoso, o estamos demasiado pendientes de nuestro rango y resultamos patéticos.

 

Ser tonto tiene mucho que ver con el prejuicio y el estereotipo, pues ambos son jubilaciones del esfuerzo por pensar. Enjuiciamos todo con arreglo a lo que nos cae bien, a nuestra intuición quizá un poco apolillada por manías y obstinaciones. Nos dejamos llevar por antojos intelectuales que conducen a la ofuscación y a la terquedad. Permitimos que las ideas fijas sustituyan al pensamiento abierto y libre. Perdemos así la lozanía mental y nos aproximamos paso a paso al problema de ser tonto.

 

En la política, que debería haber gente inteligente, abundan los tontos.  O ¿será cierto que la política vuelve tontos a los listos y convierte en pendejos a los tontos? ¿Usted que piensa, será cierto?


El reto de Asia para México

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Para contrarrestar las producciones con economías de escala de los países asiáticos, México debe fortalecer su logística y poseer la ventaja de la rapidez en el comercio exterior, recomendó Rocío Ruiz, subsecretaria de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía.

"La mayor ventaja de México es estar pegado a Estados Unidos, lo que es un punto vital para diferenciarnos de la oferta asiática y tiene que ver con logística, con medios electrónicos y con pasar la frontera rápido", dijo.

A partir de ello, una de las metas de la Administración del presidente Vicente Fox era que la totalidad de los trámites de comercio exterior pudiera realizarse por medios electrónicos, sin el uso de papeles.

La Secretaría de Economía ha logrado que todos los trámites de comercio exterior se realicen en 52 oficinas descentralizadas en todo el país, y que su sistema esté enlazado con el de la Administración General de Aduanas (AGA). Sin embargo, aún requiere un sistema de firma electrónica para que los particulares puedan cumplir las regulaciones en forma electrónica.

Aún no está claro si la dependencia podrá en marcha el sistema de la firma electrónica antes de que termine la presente Administración.

Hasta ahora ha logrado algunos avances, como controlar electrónicamente una especie de cupo para las importaciones temporales que efectúen las empresas maquiladoras, de modo que éstas disminuyen conforme cada empresa importa las telas, pero crecen en la medida que reexportan los productos finales en los que se incorporan las telas.

Esta nueva forma de supervisar surgió a raíz de que se detectó que empresas vendieron grandes cargamentos de telas importadas que debieron utilizar para maquilar productos de exportación y por las cuales no pagaron aranceles que llegan a superar el 500%.

"Las empresas ni se van a dar cuenta de las revisiones", dijo Ruiz. Los nuevos controles se darían una vez que entre en vigor un nuevo decreto maquilador en los próximos días. "La carga de la regulación la debe tener el gobierno y normalmente se la pasamos al particular".

La Secretaría de Economía también ha eliminado algunos trámites, como los permisos previos de importación, pero aún mantiene una "maraña administrativa" y numerosos instrumentos reguladores del comercio exterior.

Ruiz afirmó que aún existen trámites obsoletos como uno llamado CPO, con el cual las empresas deben demostrar que un producto de importación no es de China para que en las aduanas mexicanas no les apliquen altas cuotas compensatorias, en el caso de que cometan errores en el certificado de origen.

Otro punto crucial, desde la perspectiva de la funcionaria, es que México necesita bajar los aranceles a sectores tradicionalmente protegidos.

"En regulación, yo digo que el proteccionismo genera adicción. Los sectores protegidos se oponen a que se les desmantelen sus aranceles. Muchas veces esa protección hace difíciles las barreras de entrada a estos sectores productivos y muchísimo más complicada la regulación", dijo.

A pesar de que China se ubica como el tercer importador de mercancías en el mundo, México no sólo le vende poco, sino también cada vez menos, lo que ha ampliado la brecha con la nación que posee su mayor déficit comercial.

"No hemos hecho la tarea", reconoció León Halkin, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), quien cuestionó que el gobierno federal no ofrezca un programa enfocado a promover el comercio con China.

"Le pedimos al gobierno un gran programa de exportación, que tenga sentido, congruencia y responsabilidad con los empresarios", dijo.

Las exportaciones mexicanas a la nación asiática cayeron en un 16.7% en 2005, para ubicarse en 288 millones de dólares. Esa caída se prolongó aún más en los primeros cuatro meses de 2006, cuando descendieron en un 31.4%, para llegar a 131 millones de dólares.

"El problema es que no hemos entendido cómo hacer actividad económica con los chinos", lamentó Halkin. En China, agregó, cada región tiene un cultura diferente de exportación y se requiere saber con precisión qué productos y con qué calidades exportar.

En cambio, las ventas chinas hacia México han crecido en forma dinámica, con tasas anuales del 53% en 2004 y del 22% en 2005, cuando llegaron a 17,630 millones de dólares.

De enero a abril de 2006 alcanzaron 6,528 millones, un alza del 37% frente al mismo período del año previo.

Entre los principales productos exportados por las empresas mexicanas a China están minerales de cobre, cerveza, autopartes, químicos, camarones y langostinos.

China ha sido el mercado más dinámico del mundo. Sus importaciones sumaron 660,000 millones de dólares en 2005, con un crecimiento del 18% a tasa anual, ubicándose como el tercer país consumidor del mundo, sólo superado por la Unión Europea y Estados Unidos.

Bajo esa perspectiva, la Asociación Mexicana del Secretario de Desarrollo Económico (AMSDE) inició en 2004 una estrategia de enviar a China a 111 estudiantes de Tlaxcala, Michoacán, Colima, Aguascalientes, San Luís Potosí, Tabasco, Durango, Sinaloa y Quintana Roo, para capacitarlos en áreas de la agroindustria y la logística.

A través del programa llamado Formación de Negocios México-China se busca preparar a profesionales para que delineen nuevos modelos de relación con el mercado asiático. "Nos hace falta un gran programa de concientización empresarial para que el empresario mexicano entienda para qué va a llegar a China", insistió Halkin.

 


El sentido ético de nuestra existencia

 

Querien Vangal

 "Los humanos tenemos un instinto ético
 que está en la razón y que nos dice,
lo bueno y lo malo. Ese es el sentido ético."

¿Por qué se necesita la ética en los medios de comunicación?  La principal consecuencia de la ausencia de la ética sería vivir sin pensar y sin reflexionar. La ética es necesaria para encontrar el sentido a la vida y ese sentido se encuentra a través de la reflexión. Cuando reflexionamos sobre la conducta humana surge la reflexión. La falta de ética es la falta de reflexión, una persona sin ética vive de sentimientos y de visiones, no del uso de la razón. Al usar la razón comenzamos a preguntarnos sobre el sentido de la vida, lo que es bueno o malo, lo cual procesamos racionalmente y decidimos en consecuencia.

En la razón se encuentra el criterio que es el metro para medir la distancia, el valor fundamental es la vida. Así, en función de la vida entendemos qué es bueno y lo contrario, qué es malo. Como un niño que ve la t.v. y ve un asesinato y pregunta por qué eso es malo, lo sabe. Lo mismo cuando él engaña, sabe que está mal, eso es un juicio ético, no se lo enseñaron lo sabe por naturaleza. Al niño que tratas mal en su cumpleaños, se siente lastimado: no lo quieren… ¿quién se lo dijo?... nadie.

Los humanos tenemos un instinto ético que está en la razón y que nos dice, lo bueno y lo malo. Ese es el sentido ético. Las cosas básicas se pueden entender, pero hay otras más complicadas que requieren un ejercicio de la razón, ¿y Dios existe? Se necesita una capacidad de reflexión más profunda, lo estudia la ética especializada, la de los profesionistas.

Por ejemplo un médico, que sabe que su misión es sanar (la salud está en función de la vida), sabe que profesionalmente si va en contra de eso está haciendo mal. O un periodista que no está diciendo la verdad y comunica un hecho falso como verdadero, en ese momento sabe que no está haciendo algo correcto. Esas valoraciones, son éticas. El hecho de decir "no me gusta", es un sentimiento ético entre bien y mal aunque no sepa explicarlo.

¿Se puede perder ese instinto ético?, ¿Cuál es el camino correcto?  Lo primero que hay que reforzar y entender es que es necesaria la preparación personal, tenemos que usar la razón y la reflexión. En la niñez se ha implantando un tipo de conducta, confiamos y observamos a nuestros padres, familia, maestros, sociedad; es decir, tenemos esa inocencia y asimilamos lo que hacen nuestros mayores y actuamos espontáneamente en esos valores que aprendimos y no los reflexionamos ni cuestionamos si estamos haciendo algo malo.

Es como cuando haces la digestión y algo no funciona bien, evitas seguir comiendo lo mismo. En el caso de la vida, cuando algo sale mal, también hay que reflexionar sobre nuestro modo de vida, porque tenemos dudas, dudas sobre quiénes nos rodean, en este momento es cuando el hombre puede tener miedo si sigue comportándose con los hábitos anteriores. El proceso racional es como "digerir" los alimentos sanamente. Normalmente escuchamos muchas opiniones y nos preguntamos, ¿cuál es la verdad? El asunto es que las opiniones son puntos de vista, por ello se necesita una investigación y profundización para buscar la verdad.

Si nos dejamos llevar por las costumbres y las tradiciones únicamente estamos perdidos. Tenemos que reflexionar, digerir, cuestionar y desechar lo que no nos sirve. Al igual que el estómago, la razón no siempre filtra bien, no asimila totalmente, y con ello la salud espiritual se afecta. El problema (o el camino correcto) se resuelve cuando reflexionamos, asimilamos lo bueno para nosotros y desechamos lo que no nos sirve.

¿Se puede contestar esta reflexión ética sin practicar una religión? Entender la religión es entender un conjunto de prácticas pero se pueden tener éstas prácticas toda la vida y no creer en Dios. Lo que existe en nosotros es un sentido de trascendencia y al cuestionarnos sobre esto le estamos dando sentido a la vida. Esas respuestas están en la naturaleza y en la inteligencia.

Es la inteligencia la que nos empuja a hacernos estas preguntas existenciales. Toda persona es religiosa y está en la naturaleza preguntarse sobre esta trascendencia. Con este ejercicio de nuestra inteligencia llega un momento que descubrimos que hay alguien más, la causa última de las cosas. Antes de plantearnos problemas religiosos nos planteamos estas interrogantes.

Si queremos saber más la inteligencia no alcanza, ahí llega el sentimiento religioso, investigas de la religión, quieres expresar ese conocimiento de Dios y surgen las prácticas religiosas. Si yo me hago una idea falsa de Dios, las prácticas de religión que haga tampoco serán las correctas, puede ser que tenga prácticas religiosas a un Dios que no existe. Se puede dar una religiosidad escatológica, sin conocer quién es realmente Dios.

Para los católicos esto se ve muy claro en la vida de los apóstoles entorno a Jesucristo:

-       Primero ven a Jesucristo y cómo actúa, descubren que no es un hombre.

-       Surge el sentimiento de vinculación, religación, depositas tu confianza.

-       Esa vinculación genera un afecto.

-       Es en la Resurrección cuando se aclara todo. Demuestra su naturaleza divina.

-       Es la autoridad de la fe. Un segundo conocimiento que la razón no alcanza.

-       Uno confía como el niño, así es la fe en Jesucristo.

¿Qué le diría a quienes piensan "es mi ética"? Es un producto de la cultura actual, seguimos lo que nos proponen y pasamos muchos años asumiéndolo como norma, no somos capaces de hacer una valoración. Cuando comenzamos a razonar tenemos que "personalizar" las opiniones y lo filtrarlas con nuestra inteligencia. La opinión ("mi ética") es una valoración sobre las cosas, pero no lo que las cosas son, eso es ciencia y las ciencias son más perfectas en tanto más certeza te dan de las cosas.

Por instinto razono y me doy cuenta de las cosas malas, que además, yo mismo hago.

¿Nos quedamos a nivel de opiniones y sentimientos? Esa es la razón psicológica por la que no somos éticos.  Vivimos por instintos, emociones, opiniones, como los niños porque no filtramos las cosas por la razón y después está el influjo del contexto ambiental, y con una razón débil, las cosas me absorben.

¿Como se evita?, ejercitando la razón y profundizando todos los días. Hay que educar la inteligencia. De ahí viene la importancia de la formación filosófica, la lógica, donde se aprende a cómo usar la inteligencia.

¿Cómo describe la problemática de España, con tanto bienestar y falta de moral?  El exceso de bienestar material, es un factor que impide el ejercicio de la razón, porque se crea la conciencia de autosuficiencia, la no necesidad de razonar. La tentación inmediata es pensar "ya lo tengo todo", los que manejan el poder –económico o político- creen que tienen poder como Dios, todo se justifica para tener más en vez de ser más y para conseguir sus objetivos son capaces de todo, la utilización maquiavélica de la inteligencia, para conseguir el poder económico y el político. 

Normalmente la gente más modesta, tiende a ser éticamente mejor.   Esa es la gran pregunta de la civilización actual. Ha habido un desarrollo tecnológico y material impresionante y al mismo tiempo se ha deshumanizado el mundo. Es decir, la tecnología se desarrolla a través de la industria de la guerra y después se abre al mundo para que se utilice. De aquí la necesidad de crear conciencia de que estos problemas no tienen solución si no se usa la conciencia ética.

La tecnología y lo material sin conciencia ética es una perversión. Las generaciones que han creado ese desajuste se habrán muerto en unos años, por lo tanto la humanidad del presente tiene la responsabilidad de la humanidad del futuro…

¿Algunos consejos para los profesionales de los medios?  

1. Hay que tener principios éticos sanos. La actitud de hacer las cosas lo mejor que se pueda y si cometemos errores hay que enmendarlos.

2. Para ser un buen profesional hay que tener principios éticos: sino lo hace, se está ganando su sueldo injustamente, no tiene derecho a alimentar a su familia con dinero ganando con mentiras:

a. Decir la verdad.

b. Defender los valores humanos.

c. Tener voluntad porque la buena intención no sirve si no se ejecuta.

¿Alguna conclusión sobre la ética?  La humanidad es tan infeliz y desgraciada porque no sabe pensar, no sabe razonar, el uso de la razón es importante. La felicidad viene de saber usar la razón, da satisfacción corregir los errores, darte cuenta de que estabas equivocado y eso da mucha alegría. En este mundo hay un miedo a reconocer los errores: "Yo no me equivoco". Pero cuando corriges un error a tiempo da más felicidad porque encuentras el camino correcto.

Buscar la verdad sin miedo a equivocarse y enmendar los errores como una experiencia personal es fundamental, pues estás en la oscuridad y encuentras la luz.

 


El sida y el preservativo

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Es bien conocido que algunas personas se enfermaron de sida sin haber tenido la menor responsabilidad moral. Esta enfermedad puede haber sido transmitida a causa de una transfusión sanguínea, un error médico o de contactos accidentales. Hay también miembros del personal tratante que contraen el mal al dedicarse a los enfermos seropositivos.

Estos no son los casos que examinaremos aquí. Nos ocuparemos de las declaraciones formuladas estos últimos años y emitidas por diversas personalidades conocidas en el mundo académico y/o eclesiástico, en la mayoría de los casos moralistas y pastores. Los llamaremos dignatarios. Nos abstendremos de citarlos por el nombre para evitar personalizar el debate y para concentrar nuestra atención sobre la discusión moral.


Desconcierto y confusión

 

Refiriéndose al recurso al preservativo en caso de sida, estas declaraciones han sembrado un profundo desconcierto en la opinión pública y en la Iglesia. Ellas vienen con frecuencia acompañadas de palabras sorprendentes relativas a la persona y la función del Papa, al igual que a la autoridad de la Iglesia. Se encuentran también seguidas por los habituales cuadernos de reclamos con respecto a la moral sexual, al celibato, a la homosexualidad, a la ordenación de las mujeres, de la comunión dada a los divorciados vueltos a casar y a los que realizan abortos, etc. Una ocasión como otra para globalizar los problemas...

Estos dignatarios se han expresado con una indudable complacencia en los medios de difusión al gran público. Allí se expresaron a favor del uso del preservativo en caso de riesgo de contaminación por sida de la pareja sana. La Iglesia debería, según ellos, cambiar su posición a este respecto.

Estas declaraciones provocan mucha confusión en la opinión pública; hacen dudar a los fieles, dividen a los sacerdotes, debilitan al episcopado, desacreditan al cuerpo cardenalicio, corroen el magisterio de la Iglesia y enfrentan directamente al Santo Padre. Otras, al presente retiradas o muertas, habían ya causado la revuelta en estos dominios. Sin embargo, hoy estas declaraciones han causado consternación, porque la gente espera mayor prudencia, rigor moral, teológico y disciplinario de la parte de estos dignatarios. Influenciados por las ideas a la moda en algunos medios, estos dignatarios se esfuerzan en "justificar" el uso del preservativo armando una argumentación con cosas para todo uso como el mal menor o el doble efecto.

Uno de estos dignatarios hasta llegó a hacer del uso del preservativo un deber moral si se quiere evitar transgredir el V mandamiento. En efecto, según su argumento, si una persona afectada de sida rechaza practicar la abstinencia, debe proteger a su pareja y el único medio de hacerlo, en ese caso, es recurrir al preservativo.

No obstante, semejantes declaraciones sin duda causan perplejidad y revelan un conocimiento incompleto y parcial de la moral más natural y en particular de la moral cristiana. Su manera de presentar las cosas es, como mínimo, sorprendente.




Un problema de moral natural

 

Palabras reconfortantes pero mentirosas

 

La argumentación de los dignatarios con respecto al preservativo es de un simplismo inesperado, y recomendaríamos con gusto a los interesados tomar conocimiento de estudios científicos y clínicos que tienen gran rigor antes que repetir continuamente y creer los cuentos desmentidos desde hace tiempo por cualquier asociación de consumidores.

¿Cómo callar que el efecto de contención que parece tener el preservativo es ampliamente ilusorio? Lo es en la medida en que el llamado preservativo es mecánicamente frágil, en que incita a la multiplicación de las parejas, en que favorece la variedad de las experiencias sexuales y en que por todas estas razones aumenta los riesgos en lugar de disminuirlos.

La única prevención realmente eficaz, debe buscarse en la renuncia a los comportamientos de riesgo y en la fidelidad. Desde este punto de vista, la calificación moral del uso del preservativo es un problema de honestidad científica y de moral natural. La Iglesia tiene no solamente el derecho, sino también el deber de pronunciarse sobre este tema.

 

"El fallo, es la muerte segura"

 

Ahora bien, las intervenciones de los dignatarios omiten mencionar estudios recientes de un valor científico incontestable, como el del Dr. Jacques Suaudeau. A falta de estar informados de los estudios recientes, los autores podrían al menos tener en cuenta las advertencias anteriores, emanadas ellas también de las más altas autoridades científicas. En 1996, por ejemplo, se lee en el informe del Profesor Henri Lestradet, de la Academia nacional de Medicina (Paris):

"Conviene [...] destacar que el preservativo fue inicialmente preconizado como medio anticonceptivo. Ahora bien, la tasa de fracaso varia en la opinión general entre 5 a 12 % por pareja y por año de utilización a priori, [...] no se entiende cómo el HIV quinientas veces menos voluminoso que un espermatozoide se beneficiaría de una tasa de fracaso inferior. No obstante hay una enorme diferencia entre estas dos situaciones. En efecto, cuando como medio anticonceptivo el preservativo no es perfectamente eficaz, el fracaso tiene como consecuencia el desarrollo de una nueva vida mientras que con el HIV, el fracaso es la muerte segura."

Considerando a continuación los casos seropositivos, el mismo informe señala que

 

"La única actitud responsable de la parte de un hombre seropositivo es en realidad de abstenerse de toda relación sexual, protegida o no. [...] Si se proyecta una relación estable de pareja, las recomendaciones deberían ser las siguientes: hacer cada uno un examen de diagnóstico precoz, repetirlo tres meses más tarde y en el intervalo abstenerse de toda relación sexual (con o sin preservativo). Luego privilegiar la fidelidad recíproca."

 

Los dignatarios, autores de las declaraciones que analizamos, harían bien en prestar atención a una conclusión dramática del estudio médico que citamos:

 

"La afirmación mil veces proclamada (por los responsables de la salud, el Consejo superior del Sida y las asociaciones de lucha contra el sida) de la seguridad total aportada en todas circunstancias por el preservativo está sin ninguna duda en el origen de muchas contaminaciones de las cuales se niega encontrar la causa."

Se han llevado a cabo campañas internacionales en las sociedades "expuestas" para inundarlas de preservativos. Fueron invitadas autoridades religiosas para dar su eminente patrocinio. Ahora bien, a pesar de estas compañas, y probablemente a causa de estas campañas, son regularmente observados progresos de la pandemia.

En julio de 2004, una de las mayores autoridades mundiales en materia de Sida, el médico belga Jean-Louis Lamboray, renunció al Programa de las Naciones Unidas contra el Sida (ONUSIDA). Motivaba su dimisión por "el fracaso de las políticas para frenar la propagación de esta enfermedad." Estas políticas han fracasado porque "ONUSIDA olvidó que las verdaderas medidas preventivas se deciden en las casas de la gente y no en el escritorio de los expertos".

Antes de lanzar declaraciones perentorias, los dignatarios podrían recordar lo que declaraba un medico muy mediático y poco sospechoso de simpatías por las posiciones de la Iglesia. He aquí lo que escribía en 1989 el difunto Profesor León Schwartzenberg:

"Son, sin duda, principalmente los jóvenes quienes serán los propagadores [del sida]; ahora bien, ellos no son absolutamente conscientes del drama del sida, que para ellos es una enfermedad de viejos. Ellos son reafirmados en esta convicción por la actitud de la clase política, mucho más vieja que ellos y que organiza una propaganda débil: la publicidad oficial por los preservativos parece ser hecha por gente que no los utiliza jamás, para gente que no quiere utilizarlos."

 

Los oyentes, lectores y telespectadores no pueden por tanto creer ingenuamente las declaraciones imprudentes que les dirigen los dignatarios, sin arriesgarse a, como ellos, verse acusados tarde o temprano de estar "en el origen de gran número de contaminaciones."


Un problema de moral cristiana

 

Además es engañoso afirmar que la Iglesia no tiene enseñanza oficial sobre el sida y el preservativo. Incluso si el Papa evita sistemáticamente utilizar esta última palabra, los problemas morales suscitados por el uso del preservativo son abordados en todas las grandes enseñanzas relativas a las relaciones conyugales y los fines del matrimonio. Cuando se trata el sida y el preservativo a la luz de la moral cristiana, hay que tener presente que recordar ésta comporta puntos esenciales: la unión carnal debe hacerse en el marco del matrimonio monogámico del hombre y de la mujer; la fidelidad conyugal es el mejor resguardo contra las enfermedades sexualmente transmisibles y el sida; la unión conyugal debe estar abierta a la vida, a lo que hay que agregar el respeto a la vida del otro.

 

¿Cónyuges o parejas?

 

Resulta que la Iglesia no tiene que predicar una moral de la pareja sexual. Ella debe enseñar y enseña una moral conyugal y familiar. Ella se dirige a los esposos, a las parejas unidas sacramentalmente en el matrimonio, que es monogámico y heterosexual. Las declaraciones divulgadas a propósito del preservativo por los dignatarios conciernen parejas, las cuales mantienen relaciones pre o extramatrimoniales, episódicas o continuas, heterosexuales, homosexuales, lesbianas, sodomíticas, etc. No se ve por qué la Iglesia y, menos, cualquiera de los dignatarios investidos de autoridad magisterial, deberían, a riesgo de escandalizar, venir en auxilio del vagabundeo sexual y administrar los pecados de aquellos que, en la mayoría de los casos, se burlan completamente, en la práctica y con frecuencia en forma teórica, de la moral cristiana. "¡Pecad, hermanos, pero de manera segura!" ¡Luego del "Safe Sex" (Sexo seguro), he aquí el "Safe Sin" (Pecado seguro)!

La Iglesia y sus dignatarios no tienen en absoluto por misión explicar cómo hacer para pecar confortablemente. Abusarían de su autoridad si se pusieran a prodigar consejos sobre la manera de terminar un divorcio, ya que la Iglesia considera que el divorcio está siempre mal. Es incluso endurecer al pecador, el mostrarle cómo él debería actuar para escapar de las consecuencias indeseables de su pecado.

De donde la pregunta: ¿es admisible que estos dignatarios, normalmente guardianes de la doctrina, oculten las exigencias de la moral natural y de la moral evangélica, y que no lancen más bien una llamada a un cambio de conducta?

Es inadmisible e irresponsable que estos dignatarios den su aprobación a la idea del sexo seguro, utilizada para dar tranquilidad a los usuarios del preservativo, mientras que se sabe que esta expresión es mentirosa y conduce al abismo. Estos distinguidos dignatarios deberían, por tanto, preguntarse si ellos no incitan solamente a despreciar el VI mandamiento de Dios, sino también a escarnecer el V mandamiento, "No matarás". La falsa seguridad ofrecida por el preservativo, lejos de reducir los riesgos de contaminación, los multiplica. El reproche de no honrar el V mandamiento se vuelve contra los mismos que lo dirigían a las "parejas" que no hacen uso del preservativo.

La argumentación invocada para intentar "justificar" el uso "profiláctico" del preservativo es así reducida a nada, tanto con relación a la moral natural como a la moral cristiana.

Probablemente hubiese sido más simple decir que si los cónyuges se aman de verdad, y si uno es atacado por el cólera, la peste bubónica, o la tuberculosis pulmonar, se abstendrán de contactos para evitar el contagio.

 

Objetivo: una nueva revolución cultural

 

Un error de método

 

Al comienzo de este análisis, señalábamos que los dignatarios que preconizan el preservativo asocian frecuentemente a su discurso otras causas que aquellas de las "parejas" sexuales previsoras y organizadas. De hecho, se cita en especial ese caso, para cuestionar toda la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad humana, sobre el matrimonio, luego sobre la familia, también sobre la sociedad, finalmente sobre la Iglesia misma. Es lo que explica en parte la ausencia casi total de interés de estos dignatarios por las conclusiones científicas y los datos de la moral natural. Estos son, sin embargo, las conclusiones y los datos, que los dignatarios deberían tomar en cuenta a la hora de hacer consideraciones sobre la moral cristiana. Ellos quieren incluso revolucionar la dogmática cristiana, pues se reservan el derecho de apelar a sus opiniones para convocar a toda la institución eclesial a una reforma susceptible de avalar su moral y su dogmática. Intentan así participar, en su ámbito, de esta nueva revolución cultural que analizamos en otro capítulo de este libro.

Sin embargo, como estos dignatarios cometieron, desde el punto de partida, un error de método, al despreciar datos esenciales del problema que pretenden tratar, se introducen en un camino resbaladizo. A partir de premisas falsas, sólo se puede llegar a conclusiones falsas. Es fácil ver donde conducen las consideraciones erráticas de los dignatarios implicados. Se las puede resumir en tres sofismas desmontables por cualquier estudiante secundario.

 

Tres sofismas

 

Primer sofisma:

Mayor: No utilizar el preservativo favorece el sida.

Menor: Favorecer el sida, es favorecer la muerte.

Conclusión: Por tanto, no utilizar el preservativo es favorecer la muerte.

 

Este razonamiento retorcido se basa en la idea que protegerse, es utilizar el preservativo. Las parejas sexuales pueden ser varias. La fidelidad ni siquiera es considerada. Supuestos irresistibles los impulsos sexuales e imposible la fidelidad conyugal, el único medio para no contraer el sida es hacer uso del preservativo.

 

Segundo sofisma:

Mayor: El preservativo es la única protección contra el sida.

Menor: La Iglesia está contra el preservativo.

Conclusión: Por tanto, la Iglesia favorece el sida.

 

Este pseudo-silogismo se basa en una aserción abusiva enunciada en la mayor, a saber que el preservativo es la única protección contra el sida. Estamos en presencia de una petición de principio. Aquí se trata de un razonamiento falaz donde, la primera premisa siendo presentada como incontestable, va de suyo que el resto también lo es. Se afirma como verdadero lo que debería ser demostrado, a saber que el preservativo es la única protección contra el sida.


Un caso de polisilogismo

 

Aquí finalmente un ejemplo de seudo-polisilogismo, un sorites sofístico, el cual los dignatarios podrían estudiar:

Mayor: La Iglesia está contra el preservativo;

Menor: El preservativo evita los embarazos no deseados;

Conclusión/Mayor: Por tanto la Iglesia favorece los embarazos no deseados.

Menor: Los embarazos no deseados se evitan por el aborto;

Conclusión: Por tanto, la Iglesia favorece el aborto.

 

En resumen, la renovación de la moral y de la eclesiología cristiana no tiene nada que esperar de la explotación pérfida de los enfermos y de su muerte.


El tiro por la culata

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

La semana del 3 al 9 de septiembre de 2006 fue una mala semana para la imagen de Andrés Manuel López Obrador y para el PRD, de acuerdo con el seguimiento realizado por la encuestadora BGC, Ulises Beltrán y Asociados,

La decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tuvo un impacto desfavorable en el apoyo a López Obrador. Si bien 24 por ciento de la población continúa pensando que él ganó la elección, la mayoría reconoce la decisión del tribunal como definitiva e inatacable. La gran mayoría de la población está en desacuerdo con que AMLO rechace la decisión del Tribunal y desconozca a Felipe Calderón como Presidente Electo.

Sólo 7 por ciento continúa respaldando la resistencia civil, y 5 por ciento está de acuerdo con el plantón.

Por su parte, la toma de la tribuna durante el VI Informe de gobierno tuvo un efecto muy negativo en la imagen del PRD, que es hoy la peor registrada desde 1999. Este efecto negativo fue incluso mayor que el que causaron los videoescándalos de 2004. El presidente Fox capitalizó a su favor el impacto del evento. Para colmo, también mejora la imagen de los legisladores del PRI.

A pesar de los eventos del conflicto postelectoral, dos tercios de los entrevistados opinan que lo ocurrido en San Lázaro refleja "diferencias entre actores políticos" más que "ingobernabilidad".

La decisión del TEPJF. El fallo del Tribunal Electoral generó un amplio consenso (77 por ciento general de acuerdo: 95 por ciento de los panistas, 79 por ciento de los independientes, 72 por ciento de los priistas y 29 por ciento de los perredistas). También reforzó la percepción de que las elecciones son limpias y mejoró la imagen del Trife y del IFE.

El porcentaje de quienes creen que López Obrador ganó la elección casi no se modifica (24 por ciento), pero 6 de cada 10 de ellos aceptan la decisión y no respaldan la resistencia de AMLO.   Con esos porcentajes, no debe extrañar que sólo 7 por ciento de los encuestados tenga una sensación positiva ante el rechazo de López Obrador al fallo del tribunal. Eso, a pesar de que 20 por ciento señala "acuerdo" con este rechazo.
Ante el fallo del Tribunal, sólo 5 por ciento de los ciudadanos considera que López Obrador "debe mantener los plantones en Reforma y el Zócalo para impedir que Calderón tome posesión"; mientras que 29 por ciento piensa que "debe levantar los plantones y reorientar su lucha" y un mayoritario 61 por ciento, que debe "aprovechar para su causa el diálogo que le ofrece Calderón".

La convocatoria a la Convención Nacional Democrática es rechazada por dos terceras partes de la población. El 86 por ciento de los ciudadanos está en desacuerdo con la toma de la tribuna por parte de los legisladores perredistas. Un porcentaje igual la considera "indebida", 69 por ciento la califica como "grave" y 57 por ciento como "un acto de intolerancia".

La toma de la tribuna tuvo un efecto muy negativo en la imagen del PRD: para 76 por ciento de la población, empeoró su opinión a raíz de lo sucedido. La imagen del PRD es hoy 25 puntos más negativa que la que existía cuando se dieron a conocer los videos de Bejarano con Carlos Ahumada.

La población tiene opiniones divididas sobre el cerco policiaco que se tendió sobre la Cámara de Diputados el día del Informe (para 47 por ciento se justificaba); pero no por ello creen la versión de que esa haya sido la razón por la que los perredistas tomaron la tribuna (74 por ciento considera que fue una maniobra o un pretexto para evitar que Fox diera su discurso).

Del discurso de Fox ante la TV, lo que la gente más recuerda es la crítica al PRD, y consideran que al Presidente se le vio "conciliador" (85 por ciento), "sincero" (76 por ciento) y "convincente" (65 por ciento), aunque 51 por ciento lo percibió "decaído" y 47 por ciento consideró que Fox llegó "debilitado" a su VI Informe.

Imagen de Calderón y de AMLO. Después de ser nombrado Presidente Electo, la imagen de Felipe Calderón mejoró notablemente. Quienes tienen de él una opinión "buena" o "muy buena" pasaron de 52 por ciento de la población a 66 por ciento. 15 por ciento tiene una opinión "regular" de FCH, y 16 por ciento, una opinión "mala".

Lo contrario sucedió con Andrés Manuel López Obrador. A raíz de las acciones que ha promovido, 59 por ciento tiene "mala" opinión de él, 6 por ciento la tiene "regular" y 24 por ciento "buena" o "muy buena". Es de notarse el bajo porcentaje de posiciones intermedias en ambos personajes, particularmente en AMLO. Signo de que se mantiene la polarización. También hay que subrayar que las opiniones negativas sobre AMLO crecieron de 33 a 59 por ciento en el lapso de dos meses. La estrategia postelectoral le ha generado el rechazo de un cuarto de los mexicanos.

A dos meses de la elección, a López Obrador se le percibe como "desesperado" (76 por ciento), "intransigente" (74 por ciento) y "fuera de sí" (71 por ciento). Poco más de la mitad de los entrevistados lo percibe débil, contra 38 por ciento que lo ve fuerte.

El legado de Fox. El presidente Fox aparece con un nivel de aceptación alto, de 70 por ciento. A pesar de ello, continúa el deterioro de la percepción de liderazgo. Sólo 37 por ciento de los entrevistados siente que Fox "tiene las riendas del país". Se le reconoce sencillez, sinceridad e interés por los problemas del país, pero se considera que "le falta carácter" y que "no cumple promesas".

En el 2000, 33 por ciento de la población consideró que Zedillo le dejó a Fox un país en buena situación económica; hoy, 56 por ciento de los ciudadanos creen que Fox le deja a Calderón un país en buena situación económica. En otras palabras, aprueban al panista.

En el 2000, 34 por ciento de la población consideró que Zedillo le dejó a Fox un país con estabilidad política; hoy ese porcentaje ha bajado a 21 por ciento, mientras que 74 por ciento de los mexicanos opinan que en esa materia Fox hereda serios problemas. Allí resulta reprobado.  


El uso de la fuerza pública

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

 

El uso de la fuerza pública por parte del Estado para resolver un conflicto que violenta el marco legal y amenaza la estabilidad y la paz social, genera todavía reacciones encontradas en la sociedad mexicana.

 

Una parte la reprueba tajantemente porque considera que se trata de una acción represiva que muestra la incapacidad de la política y los políticos para encontrar soluciones por la vía del diálogo y la negociación. Otra parte está totalmente de acuerdo porque simplifica la resolución de los problemas y es un atajo para terminar rápido con aquellos asuntos que causan molestia. Estoy de acuerdo ya que parten de visiones simplistas.

 

Hay otras posiciones hipócritas y oportunistas. Una de ellas considera que el uso de la fuerza pública o la violencia legítima decidida por la autoridad –monopolio que tiene exclusivamente el Estado, recordando al sociólogo Max Weber- no debe usarse en ningún momento porque inhibe la libertad de las personas; éstas, si defienden ciertos ideales o reclaman ciertas reivindicaciones pueden actuar como les plazca: dejar hacer y dejar pasar.

 

Otra posición de este tipo es la que incita todo el tiempo a la autoridad a usar de manera indiscriminada la represión ante cualquier evento molesto que se produzca en la sociedad; golpea y después averiguas.

 

La primera promueve la anarquía, la segunda el autoritarismo.

 

En estas posiciones puede haber una intencionalidad a veces oculta y otras veces manifiesta. En la permisiva se parte de la base de que la autoridad debe quedar bien con ciertos sectores sociales, los que le importan para sus objetivos estratégicos, y no generar una imagen represiva que trae aparejados costos políticos. En la autoritaria se trata de mantener bajo estricto control también a ciertos sectores sociales, regularmente las mayorías, para permitirles a las minorías salvaguardar sus intereses.

 

En las posiciones permisivas y autoritarias hay un elemento común: el desdén por el Estado Democrático de Derecho; es decir, el rechazo a acatar el marco legal establecido, base fundamental de las democracias modernas. En ese sentido, ninguna de esas dos posiciones es democrática.

 

Las autoridades elegidas mediante los procedimientos convencionales de la democracia representativa saben muy bien que deben cumplir y hacer cumplir el marco legal establecido.

 

Por otra parte, los regímenes genuinamente democráticos también están dotados de una serie de instrumentos, prácticas y valores culturales que permiten procesar los conflictos por canales institucionales, de forma tal que la acción represiva sea solo la última instancia, el último recurso al cual recurrir para mantener la cohesión y la paz.

Eso si, el procesamiento del conflicto debe transcurrir dentro del marco legalmente establecido.

 

En los regímenes democráticos todos los integrantes de la sociedad aceptan estas reglas del juego y nadie cuestiona a la autoridad por el uso de la fuerza pública cuando ésta verdaderamente se justifica. Cuando existe una buena comunicación entre autoridades y sociedad para explicar las decisiones que se toman y rigen los principios de la justicia, el respeto al Estado de Derecho y la rendición de cuentas, los gobiernos democráticos no dudan en actuar cuando tienen que hacerlo. Saben que hay riesgos y costos que pagar y los asumen.

 

Ningún demócrata disfruta de la aplicación de la violencia legítima por parte del Estado en contra de una parte de la sociedad a la cual pertenece. A todas las autoridades surgidas de este sistema les debe doler tener que tomar decisiones difíciles; pero esta actitud de culpa se atempera cuando se está consciente de que se hizo todo lo posible por evitarlo, que se aplicó la ley y se agotaron todos los procedimientos pacíficos basados en el diálogo y la negociación.

 

En México, desgraciadamente vivimos una situación anómala resultado de la falta de una cultura democrática y de respeto al Estado de Derecho. El régimen autoritario que se impuso a la sociedad en nuestro país por más de setenta años, fomentaba estos antivalores como forma de sobrevivencia y reproducción.

 

Para qué respetar las leyes si el Estado encargado de velar porque fueran cumplidas no sólo no lo hacía sino que las violaba una y otra vez, al tiempo que las aplicaba discrecionalmente. El uso de la violencia legítima no se basaba en las leyes sino en acciones represivas selectivas para perpetuar en el poder a la clase gobernante. Por fortuna, el modelo se agotó por la creciente presión de la sociedad que ya no estaba dispuesta a seguir apoyando el régimen autoritario.

 

Sin embargo, los avances democráticos del país todavía no han logrado implantar los valores de la democracia moderna, ni tampoco el Estado de Derecho. Los miembros de la clase política están temerosos por temores de ser juzgados como autoritarios si deciden aplicar medidas correctivas, algunas veces necesariamente represivas, para hacer cumplir la ley.

 


 
EL VALOR DE UN "TE QUIERO"
 
 Querien Vangal
 
  
Leí en una revista estadounidense un relato de Ted Kruger, un veterano de la segunda guerra mundial, que me conmovió a tal grado que las lágrimas se escurrieron por mis mejillas.  Todo lo que mis padres significaron para mí en vida, y después el recuerdo de ellos que prevalece en mi memoria, tiene para mí un valor inconmensurable, de ahí el efecto que me causó el mencionado relato, mismo que transcribo a continuación:
 
«Tengo muchos recuerdos de mi padre y de cómo crecí a su lado en nuestro departamento junto a las vías del tren elevado. Durante veinte años oímos el rugido del convoy cuando pasaba por la ventana de su dormitorio. 
 
De noche, tarde, papá esperaba solo en las vías el tren que lo llevaba a su empleo en la fábrica, donde trabajaba en el turno de medianoche. 
 
Esa noche en particular, esperé con él en la oscuridad para despedirlo.  Su rostro estaba triste. Su hijo menor, es decir yo, había sido reclutado. Le tomarían juramento a la mañana siguiente a las seis, mientras él estaba en su máquina de cortar papel en la fábrica. 
 
Mi padre había hablado de su rabia. No quería que "ellos" se llevaran a su hijo de sólo diecinueve años, que nunca había bebido o fumado un cigarrillo, a pelear en una guerra en Europa. Puso sus manos en mis delgados hombros. 
 
-- Ten cuidado, Ted, y si alguna vez necesitas algo, escríbeme y me ocuparé de que lo consigas. 
 
De pronto oímos el rugido del tren que se aproximaba. Me abrazó con fuerza y me besó suavemente en la mejilla. Con los ojos llenos de lágrimas murmuró:
 
-- Te quiero, hijo mío. 
 
Entonces llegó el tren, las puertas lo encerraron dentro y desapareció en la noche. 
 
Un mes más tarde, a los cuarenta y seis años, mi padre murió. Tengo setenta y seis en el momento de sentarme a escribir esto. Una vez oí a Pete Hamill, el periodista de Nueva York, decir que los recuerdos son la mayor herencia de un hombre, y tengo que coincidir con él.  
 
Sobreviví a cuatro invasiones en la Segunda Guerra Mundial. He tenido una vida llena de todo tipo de experiencias.  Pero el único recuerdo que permanece es el de aquella noche en que mi papá me dijo: "Te quiero, hijo mío"». 
 

 


El valor del tiempo

 

Querien Vangal

 

Si hacemos una encuesta preguntando los dones y privilegios de que disfruta la gente, recibiremos una larga retahíla de cosas buenas. Algunos mencionarán su buen trabajo y las comodidades que les proporciona, otros añadirán su esposa, sus hijos y su salud. Otros sumarán su fe, el amor de Dios… Pero creo que la mayoría, si no todos, olvidarían un don tan importante como imperceptible. Un don imprescindible que sustenta los otros y sin el que no podríamos hacer nada. Nos puede faltar la salud, los medios materiales, todo lo que quisiéramos, pero este jamás: el don del tiempo.

 

El tiempo es un don que condiciona todos los demás porque gracias a él podemos disfrutar de los otros dones. El tiempo es como un gran recipiente, dentro del que podemos construir nuestros proyectos, disfrutar de los regalos que nos da la vida. Una vez que este recipiente se nos quita, una vez que se acaba nuestra vida, se acabaron las oportunidades de explotar los otros dones. A pesar de ser tan importante, el tiempo es tan imperceptible como escurridizo. Ya lo decía Virgilio en su inmortal ENEIDA: «tempus irreparabile fugit», el tiempo se escapa sin remedio. Como se trata de un valor no material, no lo percibimos con tanta facilidad, y tenemos que pararnos un momento y reflexionar para darnos cuenta de él.

 

Por su fugacidad el tiempo se nos puede escapar sin darnos cuenta. Podemos perder nuestro tiempo en la mediocridad. Podemos pasarnos semanas, meses y aún años sumidos en el sueño de la rutina. Podemos transcurrir nuestra vida sin hacerla rendir. Este peligro es una realidad que compromete nuestra existencia y al que debemos estar atentos.

 

San Mateo nos narra la "parábola de los talentos". En ella nos enseña que al entrar en la vida, Dios le da a cada uno unos talentos que debe trabajar para, al final de la vida, mostrarle a Dios los frutos del trabajo. El Evangelio nos dice que el Señor premió ampliamente a los que trabajaron y dieron frutos, pero el siervo perezoso fue castigado. Cristo no le reprochó que tuviera pocos talentos, ni que no los invirtiera de manera inteligente. Cristo le echó en cara su negligencia, su pereza, su mediocridad, el desaprovechamiento indiscriminado de su tiempo y de su vida.

 

Es a esta clase de personas a las que la Biblia les dedica las palabras más duras. No se trata de una condena contundente. Estas palabras no son de cólera o indignación, algo peor, resuman desprecio y hasta asco: "Ojalá hubieras sido frío o caliente, pero como no has sido ni frío ni caliente sino tibio, comenzaré a vomitarte de mi boca" (Ap 3 15-16).

 

A medida que la vida pasa, la muerte se acerca. El problema es que se acerca "tan callando", como dice Jorge Manrique. Y puede ser que nos pasemos la vida dormidos hasta que la muerte nos sorprende. Nuestra vida comienza a correr cuando nacemos, como un reloj de arena. Segundo a segundo caen inexorablemente los granos de arena hasta que el reloj se queda vacío. Aquí termina el tiempo y comienza la eternidad.

 

Entonces, como dice un sacerdote conocido: "nos presentaremos ante el Señor y uno de los primeros puntos de nuestra rendición de cuentas será este: cuál fue el uso que dimos al tiempo que tuvimos entre manos. ¡Qué terrible sería presentar como fruto de 80 años de vida lo que se pudo realizar en 20 ó 30! ¿Qué explicación podremos dar?" ¿Qué hicimos en los restantes años de vida, sino arrastrarse por el mundo como hoja azotada por el viento y vegetar "pasando el día", resumen de una vida transcurrida en la falta de seriedad, en la superficialidad y en la ausencia de responsabilidad?

 

Martín Descalzo en su libro "Razones para vivir" cuenta una interesante historia. Se trata de un sacerdote que nunca fue ni bueno ni malo, y Dios lo condenó a un particularísimo purgatorio. Recibió un gran saco de avellanas que representaban los días de su vida y se le castigaba a abrirlas una por una: todas estaban vacías.

 

Solemos decir: tengo cuarenta, cincuenta, sesenta años. He vivido tantos miles de días, tantos millones de horas. Pero si alguien las examinase una por una, ¿a cuántas quedarían reducidas? Tal vez nos sentiríamos felices si tan sólo hubiéramos vivido una de cada diez. Si ahora Dios nos pidiera cuentas de nuestra vida, ¿cómo nos presentaríamos? ¿Cuántos miles de avellanas vacías estaríamos obligados a abrir en nuestro merecido castigo?

 

La fugacidad del tiempo y el imperativo de hacerlo rendir al máximo son cuestiones que toda persona madura (madura no sólo en edad, porque hay jóvenes muy maduros y adultos que son eternos adolescentes) debe plantearse. Debe analizar su existencia. Debe pararse un momento en el camino de su vida y preguntarse de dónde viene, a dónde va y a Quién le rendirá cuentas. Mirar el pasado, estudiar el presente y proyectar el futuro para corregir lo que haya que corregir.

 

Nosotros también tenemos que planteárnoslo. Tal vez no seremos grandes personajes ni nuestros nombres aparecerán en los libros de historia. Pero sí podemos aprovechar al máximo nuestra vida, el tiempo que el Señor nos ha concedido y hacer algo constructivo por nosotros mismos, por Dios y por los demás. Todos queremos que cuando llegue nuestra hora, podamos presentarnos ante el Señor con las manos llenas de frutos, la conciencia tranquila, habiendo dejado algo bueno detrás de nosotros. De nuestra decisión depende si queremos trascender nuestra existencia, o dejarnos arrastrar por el sopor de la mediocridad y revolcarnos en el ingente montón del anonimato.

¡Vence el mal con el bien!

 

 


El viaje de regreso

 

Querien Vangal

 

 

Estamos en camino. Preparamos el viaje con aquello que será más necesario. Luego, tomamos el coche o el tren, el barco o el avión: el viaje inicia.

 

Subidas y bajadas, valles y montañas, puentes y túneles. Todo pasa más o menos rápido, mientras el tiempo nos acerca al lugar de destino, mientras los kilómetros nos dicen que falta poco para el final de nuestro viaje.

 

Por fin, la meta. Una meta provisional, por tiempo. Será un pueblo o una ciudad, un lugar de trabajo o de descanso, una casa para el encuentro con familiares o amigos. Allí estaremos unos días, mientras el tiempo pasa, inexorable, sin pausa, y las hojas del calendario nos dicen que pronto llegará el día del regreso.

 

Todo empieza y todo termina. Así es la vida. Nos encanta soñar con un viaje, y casi sin darnos cuenta ha llegado la hora de volver a casa. En el lugar de destino pasamos buenos o malos momentos, pero el tiempo del regreso nos impone salir, dejar el presente para volver al lugar de donde partimos.

 

¿Será nuestra vida un viaje lleno de etapas pasajeras? ¿Será el mundo un rincón de paso, una meta llena de aventuras transitorias, una posada que ocupa nuestro tiempo unos días, meses o años de existencia?

 

Llega la hora del regreso. Cogemos nuestra ropa, nuestros recuerdos, nuestra experiencia. Buenos o malos ratos, risas y lágrimas, miedos y esperanzas. La vida sigue su curso, y con ella todo pasa. También mi cuerpo manifiesta señales de cansancio, dolores nunca antes padecidos, canas y molares desgastados.

 

Llegará algún día la hora de volver a casa. A la casa verdadera, a la casa que no acaba, a la casa donde Alguien nos espera. Dios seguía mis pasos y mis lágrimas, mis luchas y mis derrotas, mis rencores y mi perdón sangrante. Dios sabía que sólo en Él encontraría, por fin, esa paz y esa dicha que tanto anhelaba mi corazón cansado.

 

El regreso inicia desde el día de la partida. El Padre nos espera. Y Cristo, desde un Sagrario, nos recuerda que el amor será la última palabra de la historia humana. Donde lo humano vuelve hacia el Bien y el Amor que nos hizo, donde el perdón vence el pecado y limpia heridas profundas que dejó el camino recorrido con los ojos llenos de esperanzas.

 


Elecciones cuestionadas.

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

En estos inicios del siglo XXI parece como si un extraño virus hubiera agredido al mundo de las democracias reales: se va difundiendo el fenómeno de las elecciones controvertidas, cuestionadas y, en algunos casos, hasta impugnadas. El foco original de la infección se manifestó en 2000, con las elecciones presidenciales de Estados Unidos. ¿Quién no recuerda el desastre del escrutinio en Florida, la polémica y las dudas que perduraron incluso después del pronunciamiento de la Suprema Corte de aquel país? Según muchos observadores, Al Gore había obtenido probablemente más votos, pero la victoria fue asignada a Bush Jr. También en torno del resultado de las siguientes elecciones estadunidenses, las de 2004, en las que Bush aventajó a Kerry, surgieron fuertes dudas, aunque tardíamente, en particular sobre la votación del estado de Ohio. En 2005, lo que llamó nuestra atención fue el cerrado resultado, sin un claro vencedor, de las elecciones en Alemania, con la consiguiente controversia entre Gerhard Schröder y Ángela Merkel, quienes reivindicaron simultáneamente el derecho a ocupar el cargo de Canciller. En 2006 estallaron los casos de Italia, primero, y de México unos meses después. Se podrían considerar también otros; pero los que he mencionado me parecen, por su variedad, los más relevantes para reflexionar en torno a un fenómeno que amenaza con desgastar a la institución básica de la política moderna y que debe interpretarse colocándolo, antes que nada, en el contexto de la evolución más reciente de los regímenes democráticos.

 

I. En dos de los cuatro países agredidos por el virus, Estados Unidos y México, está vigente el régimen presidencial; en los otros dos, Alemania e Italia, el parlamentario. Pero la diferencia entre el presidencialismo y el parlamentarismo se está, eso es un hecho, erosionando. Desde hace tiempo hemos presenciado la homologación tendencial de las formas de gobierno (en sentido técnico: las subespecies institucionales de la democracia) hacia un único modelo "verticalizado". Algunos estudiosos hablan de "presidencialización" de los regímenes parlamentarios: los poderes ejecutivos se fortalecen de diversas formas, por derecho o de facto, y apuntan a neutralizar su natural dependencia de los parlamentos o incluso a relegarlos a un papel subordinado. Se trata, pues, de una deformación patológica y progresiva a la que yo denomino "macrocefalia institucional": en todas partes, una cabeza ejecutiva hipertrófica termina por aplastar a cuerpos representativos (parlamentos y asambleas locales) debilitados y con menor poder.

 

La difusión de esta patología favorece, y es favorecida a su vez, por el aumento y la exacerbación de otro fenómeno negativo muy notable, en gran medida ligado al advenimiento de la era de las imágenes: la personalización de la vida política. En el momento clave de las elecciones, la atención general termina por convergir en pocos personajes, llamados líderes, que compiten en pos de conquistar lo que se percibe como el sitio decisivo del poder, el vértice del Ejecutivo. En estas condiciones, la confrontación dialéctica entre partidos y programas pierde importancia y las elecciones se transforman en una lucha personal por la investidura popular, a veces más bien en una especie de plebiscito en pro o en contra de éste o de aquel líder, candidato al papel de "guía supremo" del país (dicho sea de paso: ¿nadie se pregunta acaso qué tiene que ver todo esto con la democracia?).

Este lazo entre la personalización y la verticalización del poder induce a una consecuencia ulterior que también es negativa en mi opinión: la creciente simplificación del "sistema político" (como lo llaman los especialistas: el conjunto de partidos y movimientos, es decir, de los actores colectivos de la política), que tiende a asumir una forma dicotómica. En algunos casos –como en Italia, pero no sólo allí--  esta tendencia se acompaña, paradójicamente, de la proliferación de partidos y de listas electorales. Sin embargo, la paradoja es aparente: de cualquier manera, la dinámica general del sistema impulsa al reagrupamiento en dos bloques contrapuestos que se disputan el poder gubernamental. La evolución de los sistemas políticos hacia el bipolarismo y, en perspectiva, hacia el bipartidismo, genera, sobre todo cuando se aproxima el día de la votación, la figura del liderazgo dual. Las campañas electorales se reducen esencialmente a una especie de duelo entre el líder de cada uno los dos partidos y/o coaliciones principales, independientemente del tipo de régimen que esté vigente y de la articulación efectiva del sistema político. La confrontación entre Merkel y Schröder en Alemania, donde la forma de gobierno es parlamentaria y las fuerzas políticas importantes cinco o seis, o el enfrentamiento entre Berlusconi y Prodi en Italia, donde el régimen también es parlamentario pero los partidos son mucho más abundantes, ha asumido un significado político que no es distinto, en la sustancia, al de la contienda entre Bush y Gore (o Kerry) en Estados Unidos, país donde rige el presidencialismo y un bipartidismo perfecto, o de la competencia entre Calderón y López Obrador en México, donde el sistema es presidencial, pero los partidos importantes son tres. Es interesante el caso de México: resulta que la serie de sondeos preelectorales sobre las intenciones de voto para los tres candidatos a la Presidencia fue percibida por muchos como una especie de juego de eliminación, del que surgiría la pareja de los "verdaderos" contendientes. De aquí la fascinación (a mi parecer, perversa) que ejerce sobre muchos mexicanos el sistema francés de la doble vuelta.

 

La simplificación del sistema político hacia la forma dicotómica tiene amplio reconocimiento: es concebida por casi todos los sujetos políticos importantes, y también en buena parte por los expertos, como el objetivo que toda democracia "madura" debería alcanzar. En mi opinión, por el contrario, constituye un empobrecimiento de la vida democrática. La reducción tendencial del pluralismo al dualismo hace crecer por sí misma la distancia entre el sistema político y la sociedad civil. El abstencionismo, y de manera más general la apatía política y el alejamiento de la democracia, tienen causas múltiples y complejas, pero entre éstas figura también la reducción excesiva de la gama de oportunidades para elegir. Quienes no se reconocen en ninguna de las opciones disponibles, no siempre optan por elegir el mal menor: pueden decidir no escoger a nadie (en ocasiones, esto sucede aun si hay más de dos alternativas que, sin embargo, resultan todas impresentables). En todo caso, el hecho es que la cuota de quienes se abstienen de votar se ha convertido en un factor cada vez más determinante, y como tal es percibido por los actores políticos: casi como si el resultado de una elección no fuese en manos de quienes sí votan, sino paradójicamente de quienes no votan. Por eso, las campañas electorales se orientan cada vez más, de manera predominante, a conquistar el voto de los (así llamados) "electores indecisos o indiferentes". Ir en pos de este objetivo exaspera la lógica del duelo e induce fácilmente a los protagonistas, o a algunos de ellos, a la satanización del adversario. "Si no logro convencer al elector indeciso a votar por mí, al menos, como mal menor, trataré de inducirlo a votar contra el otro, presentando a éste como el mal mayor". A veces, como el mal absoluto: con medios y argumentos que van mucho más allá de lo correcto e incluso de lo decente. Es evidente que quienes se dejan convencer de esta manera son los ciudadanos menos educados, menos provistos de cultura democrática. Y es así como la calidad de la vida política de las democracias reales corre el riesgo de volverse cada vez más decadente. En ambos lados: el de los electores y el de los elegidos.

 

Puede suceder que las coaliciones que se contraponen queden a final de cuentas divididas por un insignificante puñado de votos. Lo que constituye una circunstancia objetiva que favorece la impugnación del resultado electoral. Pero en realidad, el fenómeno, en sus formas más virulentas, se manifiesta no tanto porque el surco que divide a los contendientes sea muy delgado, sino más bien porque es muy profundo. Un conflicto áspero y perdurable en torno al resultado de las elecciones no es sino un grado ulterior de la exacerbación del conflicto político, interpretado como un duelo por la conquista de un poder verticalizado y personalizado.

 

Es verdad que la radicalización del enfrentamiento político tiene también otras causas sustanciales, cuyos orígenes radican, directa o indirectamente, en las complejas y contradictorias dinámicas producidas por la globalización. Me refiero –sin tener aquí el espacio para profundizar en este análisis– a la inclinación generalizada del eje político mundial hacia la derecha: la afirmación de los neoliberalismos; la resurrección de los nacionalismos bajo formas étnico-culturalistas; al nacimiento de partidos y movimientos racistas y xenofóbicos, más o menos (aunque no siempre) minoritarios, entre otros. Pero, sobre todo, a la difusión de ciertas formas neopopulistas y neodemagógicas de estrategia política (también electoral), que algunos estudiosos han rebautizado como "anti política" porque consisten en la hostilidad hacia el orden consolidado con las arquitecturas institucionales, también, en el rechazo de la confrontación equilibrada entre las diversas posiciones del debate que no esté orientado al choque, de las mediaciones en general; en la intolerancia al equilibrio de los poderes y hacia cualquier tipo de vínculos o controles; en definitiva, en la contraposición de la "voluntad del pueblo" frente a la de los órganos del poder constituido, invitando siempre a desconfiar de ellos (hasta que sean ocupados por otros). En Europa muchos movimientos y partidos de la derecha, ligados bajo diversas formas al "chovinismo del bienestar" (Habermas), han obtenido un notable éxito político con métodos "antipolíticos". Es cierto que muchos partidos de izquierda han emprendido una especie de seguimiento de las derechas en el terreno político-programático; pero, a pesar de ello, la fractura se ha profundizado y el conflicto se ha radicalizado, justamente cuando las derechas se hacían más populistas y anti políticas.

 

En América Latina, en cambio, han sido más bien algunos partidos y movimientos (presunta y supuestamente) de izquierda, que se dirigen de diferentes maneras a las víctimas de la globalización, los que han asumido ropajes antipolíticos, sobre todo mediante el protagonismo de ciertos personajes carismáticos (en sentido neutro, weberiano). Es fácil ver cómo la anti política encuentra un terreno fértil en los fenómenos degenerativos que llevan a interpretar las elecciones como un método de designación de un vencedor supremo, o sea, del "líder del país" y, por consiguiente, a concebir la democracia como una especie de autocracia electiva. A veces, en las formas grotescas del que yo denomino "caudillismo posmoderno".

 

II. Cuando el resultado electoral es cuestionado, plantea –para los contendientes, los estudiosos, los observadores y los ciudadanos– dos tipos de problemas. En primer lugar: ¿cómo se puede y cómo se debe establecer con certeza quién ha sido el verdadero vencedor de las elecciones? En segundo lugar: acaso el vencedor, quien quiera que éste sea ¿triunfó realmente? Y dado que sólo representa a la mitad del país, ¿cómo puede pretender imponer su política a la otra mitad? Digamos de una vez por todas que esta última pregunta, en el plano formal, de la legitimidad jurídica y política, carece de sentido. Aquel candidato y/o coalición política que haya prevalecido, aunque sólo sea por un voto, tiene el derecho-deber de gobernar, esto es, de ejercer el poder de iniciativa y orientación política y además de asumir las competencias que las diversas constituciones atribuyen a los titulares de la máxima función ejecutiva. Lo que no equivale sin más a imponer la propia política. No obstante, la pregunta conserva sentido en el plano sustancial, cuando perduran las condiciones de un conflicto radical: por ejemplo, si uno de los dos contendientes rechaza de cualquier modo y obstinadamente el reconocimiento de la victoria del otro.

 

III. Así se hace más urgente y apremiante responder a la primera pregunta: ¿cómo se determina quién fue el vencedor? Errores de cálculo, imprecisiones en la transmisión de los datos, pero también controversias en torno a la asignación de numerosos votos, en particular a las boletas nulas, se verifican en cualquier procedimiento electoral. Es verdad que éstos y otros factores pueden ganar importancia cuando el margen es estrecho. No obstante, la experiencia enseña que afectan en una medida casi igual a todas las partes. Es, más bien, la radicalización del conflicto la que lleva a evocar (con razón o sin ella) el fantasma de la conspiración, de los fraudes. Pero, sobre éstos, como sobre los otros elementos cuestionables, ciertamente no es la presunta víctima la que tiene el poder de juzgar. Nemo iudex in causa sua. Cualquier ordenamiento constitucional democrático prevé normas para la solución de las controversias electorales y atribuye a un órgano institucional, con rango de magistratura, el poder de decidir sobre el mérito del asunto apoyándose en dichas normas. La legislación en la materia puede ser más o menos completa o con lagunas, más o menos adecuada o mediocre. Pero a un juez –quienquiera que sea– no se le puede y no se le debe pedir otra cosa sino aplicarla. Ciertamente, no se le debe pedir que la viole. Mucho menos que invente normas inexistentes, pues será eventualmente tarea de la nueva legislatura mejorar las leyes en vigor. Y menos admisible todavía, además de insensato, es pedirle al juez que decida a condición de que lo haga de un modo determinado, porque eso sería como decirle "me someto a tu juicio si me das la razón". Lo que equivale indudablemente, sin más, a desautorizar a dicho juez.

 

En el modo de enfrentar y resolver la controversia y de asumir las consecuencias normativas radican las mayores diferencias existentes entre los casos que he considerado aquí. La solución más indolora se adoptó en Alemania en 2005, incluso porque allí nadie había promovido una verdadera impugnación de los números del conteo: entonces, el cargo de Canciller fue asignado al líder del partido de mayoría relativa, aun cuando tal mayoría era reducidísima y así se formó un gobierno de "gran coalición". Solución que fue posible gracias a la mayor flexibilidad del régimen parlamentario, que a pesar de las distorsiones inducidas por la tendencia hacia la "presidencialización material", conserva todavía, en algunos casos concretos, como el alemán, diferencias importantes y ventajosas con respecto al presidencialismo formal y completo. Ciertamente es una solución excepcional pero, quiero agregar, perfectamente democrática: sólo quien es presa de una concepción distorsionada de la democracia como imposición de la voluntad de la mayoría (o, peor, de un líder) no logra ver las virtudes democráticas del compromiso. Sin embargo, una solución similar de "gran coalición", fue rechazada –por Prodi, correctamente en mi opinión– en Italia, donde sí está en vigor un régimen parlamentario, aunque mucho más deteriorado que el alemán, pero la brecha entre las coaliciones políticas es profunda y, el conflicto, irreconciliable.

 

En cambio, en las elecciones estadunidenses de 2000, la controversia estalló precisamente por el resultado numérico de la votación. Es probable que el candidato declarado perdedor, Al Gore, haya conservado la firme convicción de haber obtenido mayores apoyos que su adversario. Pero, frente al pronunciamiento de las autoridades competentes, se retiró de la contienda, en buena lid. Ciertamente ni siquiera acarició la idea de organizar una protesta popular. La democracia de Estados Unidos es muy imperfecta; más aún, en mi opinión, es insuficientemente democrática. Pero las instituciones son sólidas. Y fuera de las instituciones constitucionales, o peor aún, en contra de ellas, sólo puede existir una caricatura de democracia.

 

En Italia, hace pocos meses, en presencia de una ventaja reducidísima de votos a favor de la coalición de centro-izquierda, el líder de la coalición de centro-derecha, el premier saliente, Berlusconi, héroe emblemático del neopopulismo mediático, príncipe de la anti política posmoderna, denunció la conjura y habló de fraudes (entre paréntesis: en Italia las elecciones son organizadas y controladas por el ministro del Interior, que en esa circunstancia era un hombre de confianza del premier y que, al final del escrutinio, afirmó que todo se había desarrollado correctamente). Declaró haber sufrido "el robo de una victoria limpia", levantando la sospecha de decenas o centenas de miles de votos arrebatados fraudulentamente por la izquierda, y de innumerables boletas a su favor injustamente anuladas. Afirmó que iba a "exigir" el recuento total de los votos. Lo que, sencillamente, no está permitido por la ley. Amenazó con llenar las plazas (alternando las acusaciones y las amenazas con propuestas de "gran coalición" al estilo alemán, mas la coherencia no es una virtud de los demagogos). Pero luego, después de la sentencia de la magistratura competente que confirmaba la victoria del centro-izquierda, mientras continuaba ocasionalmente con sus amenazas, se fue adaptando más o menos al papel de jefe de la oposición, persiguiendo un objetivo bien preciso: aprovechar cada ocasión para hacer caer al gobierno de Prodi, objetivamente débil en el ámbito parlamentario.

 

¿Y México? Hasta donde logro recabar informaciones periodísticas, me parece que se puede decir (y corríjanme si me equivoco) que López Obrador ha realizado, al menos en parte y a su modo, lo que Berlusconi sólo había amenazado. Ha convocado a sus seguidores a llevar a cabo una protesta masiva, que ha adquirido también el significado de una presión pública sobre el Tribunal Electoral. Me pregunto si ésta no es una típica estrategia anti política: el pueblo frente al poder, la plaza frente al palacio. No se me malentienda: la protesta colectiva corresponde perfectamente a la dialéctica de la vida democrática, sólo que bajo ciertas condiciones. Y no siempre, aun cuando sea formalmente legítima, una protesta tiene motivaciones y fines aceptables desde un punto de vista democrático. A veces puede representar un peligro para la salud de la democracia.

 

No me permito disertar de lejos sobre una cuestión tan delicada. Pero algo debe decirse acerca de la forma en que López Obrador (hasta donde estoy enterado) ha manejado hasta ahora su relación con la masa, presentándola como un ejercicio de "democracia directa". La decisión de una multitud que responde a las preguntas del líder con un sí o con un no, o que aprueba levantando la mano, no es una decisión democrática. Es más bien equiparable a la aclamación, que constituye (según decía Bobbio) precisamente la antítesis de la democracia, porque los eventuales disidentes no cuentan para nada ni tienen una verdadera manera para expresarse y además sufren la presión, por lo menos psicológica, de quien está junto a ellos. Se puede definir democrática la decisión de una asamblea sólo si cada uno de sus miembros tiene la misma posibilidad de discutir las propuestas de los demás y de presentar y argumentar propuestas alternativas. Esto sucedía en la democracia directa ateniense y es también lo que ocurre, toda diferencia guardada, en un parlamento bien ordenado. No tengo la intención de ofender a nadie, quisiera solamente despertar de manera modesta y serena una interrogante en el ánimo de quienes estuviesen demasiado seguros de encontrar la democracia en la multitud, pasando por encima de las instituciones. Pero a quien conoce la historia del siglo XX italiano la imagen de una multitud que responde "¡Sííí!" a la pregunta del líder: "¿Estamos de acuerdo en eso?", evoca terribles recuerdos.

 

En el caso mexicano, en suma, tal parece que el rechazo radical al resultado de las elecciones se relaciona con una forma particularmente acentuada de liderismo: expresiones exacerbadas, ambas –el rechazo al resultado y el liderismo–, por un lado, de la interpretación conflictual de la política como duelo y, por el otro, de la concepción verticalizada y personalizada del poder. Son una exaltación extrema de las mismas patologías degenerativas a las que tiende, por su naturaleza, el régimen presidencial.

 

Desde hace tiempo vengo afirmando que en América Latina es necesario mover el eje del poder desde el gobierno presidencial hacia el parlamento. ¿Qué piensa el parlamento recién electo en México? ¿En particular aquellos legisladores que fueron elegidos en la misma coalición política de López Obrador? Me gustaría saberlo.

 

 


Embriones y ratones

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Si nos preguntan qué es mejor, experimentar con ratones o experimentar con niños, es fácil responder: protejamos a los niños y experimentemos con ratones. Si nos preguntan qué es mejor, experimentar con embriones o experimentar con ratones, habrá respuestas de todo tipo. Si nos preguntan qué pensamos sobre usar embriones para experimentar con ratones...

Aunque parezca una exageración, no es difícil encontrar voces que aplauden el uso de embriones para realizar investigaciones científicas con ratones. En el mes de diciembre de 2005, por ejemplo, fue publicado, en la página de Internet de la Academia Nacional de las Ciencias (National Academy of Sciences, USA), un estudio sobre los resultados obtenidos con ratones a partir del uso de células madre embrionarias ("embrionic stem cells"). Los experimentos se realizaron en dos laboratorios, uno de La Jolla, California (The Salk Institute for Biological Studies) y otro de Japón (Nara Institute of Science and Technology).

La descripción del experimento es la siguiente. Se obtuvieron células madre de embriones humanos. Luego se inyectaron en el cerebro de fetos de ratones en el seno de sus madres. De este modo nacieron varios ratones que tenían en el cerebro células nerviosas de ratón, y algunas células nerviosas típicas de seres humanos. En otras palabras, fueron fabricadas quimeras, seres en los que se mezclan partes de animales diferentes. En este caso, una quimera poco espectacular: un ratón "normal" con algunas neuronas humanas.

Para tranquilizar a la opinión pública, los investigadores avisaron que estos ratones se han comportado "normalmente", es decir, como ratones, pues tuvieron la prudencia de inyectar pocas células madre humanas para que no pudiesen nacer ratones "demasiado humanos".

Algunos han empezado a alabar el experimento como prometedor: con nuevos estudios e investigaciones, será posible en un futuro no cercano curar enfermedades neuro-degenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer. Pero ya desde ahora sería posible conseguir resultados interesantes, a partir de nuevos experimentos con estos "ratones enriquecidos" para analizar los efectos y eficacia de ciertas medicinas en neuronas humanas.

No ha faltado algún profesor de derecho y ética, como Henry Greely (Universidad de Stanford) que ha alabado el trabajo como "interesante, bueno y ético" (cf. Rick Weiss, "Human Brain Cells Are Grown in Mice", The Washington Post, 13-12-2005, A03).

Creemos, sin embargo, que hace falta una profunda y completa reflexión ética para mostrar un importante aspecto no bien evidenciado en este experimento: ¿de dónde procedieron las células madre embrionarias?

Las respuestas pueden ser varias. Entre ellas, tres son gravemente problemáticas. La primera: a partir del uso de embriones "sobrantes", de los muchos que abundan en los laboratorios de reproducción artificial. La segunda: a partir de embriones creados para la investigación. La tercera: a partir de abortos sumamente precoces.

Las tres posibilidades no son éticamente aceptables. Por un motivo muy sencillo: cada embrión humano es ya un individuo de nuestra especie. Es verdad: sumamente pequeño, frágil, indefenso. Pero ello no quita que sea tratado como lo que es: un ser humano.

Si algún laboratorio decide destruir embriones con el fin de conseguir "material biológico", células madre para diversos tipos de investigaciones, toma un camino que va contra un principio fundamental de la ética: nunca podemos tratar a ningún ser humano como medio ni como objeto para usar y tirar, ni siquiera con el fin de buscar nuevos caminos para el "progreso" de la medicina.

Es cierto que ha habido médicos y laboratorios que han usado niños, ancianos, fetos obtenidos a través del aborto clínico, para lograr descubrimientos científicos. Pero ningún resultado por sí solo es suficiente a la hora de juzgar la moralidad de un acto humano. También es posible hacer un transplante de riñón a un importante político a partir del robo del riñón a un niño pobre de Asia o de América, y no por lograr un buen resultado se convierte en "bueno" un robo (una mutilación) tan injusta como esa.

La investigación científica tiene que imbuirse de ética. No es correcto prometer progresos espectaculares en la medicina a partir de las supuestas ventajas que se obtengan con el uso de células madre embrionarias, y, al mismo tiempo, destruir embriones que estarían orientados hacia su nacimiento si nadie se lo hubiese impedido.

Sería triste que ante noticias como la anterior hubiese quienes defiendan a los animales, a los ratones, mientras otros guardasen un silencio cómplice o displicente ante la destrucción de cientos de embriones en los laboratorios del mundo. Una sociedad que no defiende a sus hijos no tiene futuro, porque ha roto uno de los principios fundamentales de la ética: el respeto a la vida de todos los seres humanos.

Por lo tanto, la medicina verdadera, la que tiene un corazón ético y un profundo sentido de la justicia, necesita defender, como objetivo primario, la vida de cualquier ser humano. También de los embriones. Aunque sean más pequeños, más frágiles y más necesitados de ayuda que los ratones. O, mejor, precisamente por eso. Porque son embriones humanos, porque son hijos, porque son hermanos nuestros merecedores de amor y de cariño.


Emiliano Zapata

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Desde el siglo XVI hasta el XIX, miles de comunidades rurales, indígenas y mestizas, defendieron exitosamente la propiedad de sus tierras comunales, amparados entre otras cosas por los títulos de propiedad y las mecedes expedidas por los reyes españoles. Durante siglos la legislación española, los tribunales y jueces, y un complejo sistema de contrapesos del sistema político virreinal dotaron a las comunidades de opciones legales y pacíficas para la defensa de la tierra; los eventos violentos en esta materia fueron excepción y no regla en el ámbito novohispano.

 

Todo cambió con la independencia de México, y más concretamente, con la aplicación de la ideología liberal en materia económica.

 

 

La aplicación de la Ley Lerdo, de 1856, despojó legalmente de la tierra a las comunidades rurales. Millones de mexicanos dejaron de ser propietarios para convertirse en proletarios. Por otro lado, la nueva hacienda, de corte liberal, entendida no como el tradicional núcleo de población centenaria, con sus tradiciones y costumbres propias, se convirtió en una simple empresa mercantil, regida por la ley de la oferta y la demanda, y donde las personas valían tanto como las bestias o las herramientas. Las haciendas, en particular en el Estado de Morelos, recibieron todo el apoyo del gobierno liberal para robar las tierras que lograron preservar las comunidades tras el despojo legal de la Ley Lerdo. Leyes, jueces y autoridades formaban un sistema injusto que favorecía la explotación y el abuso. Cuando la violencia estalló en 1910 en todo el territorio mexicano, las comunidades de Morelos vieron una salida a su situación desesperada y se echaron al monte para reivindicar sus tierras.

 

Zapata recibió los títulos de propiedad virreinales que acreditaban la legítima propiedad de las tierras de su comunidad, Anenecuilco, en Morelos. Pronto se convirtió en el dirigente más popular que acabó por imponerse sobre las tropas federales de la región. Pero la paz no llegó con el exilio del Presidente Porfirio Díaz. Siguió en pie de guerra y combatió al sucesor interino de Díaz, León de la Barra, y luego al muy popular Francisco I. Madero. A éste último lo amenazó con colgarlo de un árbol de Chapultepec, por no ser, a sus ojos, muy diligente en la resolución del problema agrario de Morelos. Cuando Madero fue asesinado, Zapata combatió a sus asesinos, de la mano del caudillo del norte de México, Francisco Villa. Las tropas zapatistas eran poco numerosas, mal armadas, dispersas y absolutamente renuentes a abandonar la zona central de México, en especial la zona de Morelos. Zapata fue de escasa importancia en la lucha contra el ejército federal de Victoriano Huerta, que fue destrozado por la poderosa División del Norte, al mando de Francisco Villa. Posteriormente Zapata se unió con los villistas para pelear en contra de los también revolucionarios Venustiano Carranza y Alvaro Obregón. Desconfiaba de todos y de todo lo que no fuera Morelos y el Plan de Ayala, su documento ideológico que resumía sus aspiraciones a la devolución de las tierras arrebatadas a las comunidades. Se fue quedando solo, sus tropas se fueron reduciendo y en un lento proceso de anarquía y desorden la mayoría de sus líderes se vendieron a sus enemigos carrancistas, se mataron entre sí o se dedicaron al pillaje y el saqueo de su región.

 

Zapata entró en un proceso paranoico en el que desconfiaba hasta de sus más íntimos amigos y colaboradores, los que pagaban con su vida las sospechas del Caudillo (Otilio Montaño, coautor del Plan de Ayala, fue una de sus víctimas) Irónicamente, no obstante su desconfianza delirante, fue engañado y gracias a la traición, los carrancistas lograron asesinarlo en una emboscada. Se convirtió en un mito porque su causa tiene que ver con una aspiración centenaria de muchos mexicanos por la tierra, pero este mito revela toda su tragedia al demostrar como la utopía se convierte en pesadilla cuando es bandera y pretexto de ladrones, demagogos y políticos mercenarios, cuando convencen a la gente de las bondades de las balas y no de los votos, y cuando mantienen a las personas como clientes, rehenes de caudillos providenciales que manipulan sus ilusiones y desprecian las instituciones, la ley y la paz por no empaparse de la fe mítica que exigen.

 


En busca de Dios    

 

Querien Vangal

 

 

Tan pronto como surgió su existencia, el hombre ha buscado siempre en un ser superior la explicación a todas las preguntas para las que no ha encontrado respuesta y el consuelo de que la vida no se acaba con la muerte.

Desde el sol, hasta lo que nos enseñan los libros sagrados, la fe del mundo se ha aliviado de alguna u otra forma aferrándose a algo o alguien que se escapa a toda condición humana, pero donde cada quien responde a su manera a los interrogantes que la vida nos va poniendo por delante.

Tan sólo los ateos, los agnósticos y los que se declaran como indiferentes se mantienen al margen de cualquier convicción con la que, como apuntó Voltaire, el hombre busca huir de la soledad cuando dijo aquello de que "si Dios no existiera, habría que inventarlo".

Entre los creyentes, el abanico de credos se extiende tanto como alcanza la razón humana, donde se defiende la existencia de una divinidad, aunque con matices y acepciones diferentes que han provocado a lo largo de los siglos el nacimiento de nuevas religiones, y el resurgimiento en los últimos años de los grupos pentecostales.

                

                

 


En cada vida hay un milagro


Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Recordemos que cuando los profetas, bajo el influjo de la cultura palestina, piensan y hablan de los vergeles y de los bosques, están haciéndolo desde un contexto en que lo normal es la sequedad, el calor, la infertilidad; situaciones, todas ellas, que el pueblo judío no podía solucionar. Por eso, cuando el Profeta Isaías nos dice que el Líbano está a punto de convertirse en un vergel, y el vergel en un bosque, así como los signos con los que expresa la presencia de Dios, el Día del Señor —los sordos que oyen, los ciegos que ven, los oprimidos que se alegran en el Señor, los pobres que se gozan en el Santo de Israel— está vinculándolo con situaciones que el hombre no puede transformar.

 

Así es como Dios llega a nuestra vida; muchas veces lo hace a través de nuestras dificultades y problemas. Yo creo que, de una manera o de otra, el acercamiento a Dios, en cada uno de nosotros, no ha sido porque nos pareció bien o porque nos convencimos racionalmente. Cuántas veces nuestro acercamiento al Señor ha sido a través de un momento de dificultad, de cruz, de angustia, de soledad. ¡Cuántas veces hemos sido rescatados por Él, con su mano misericordiosa, de nuestras debilidades!

 

Así también se van realizando en nuestras vidas los signos de la presencia de Dios, del Día del Señor. Signos que indican que el poder de Dios está por encima de los poderes de los hombres, de nuestras posibilidades; que el poder de Dios es capaz de hacer aquello que nosotros solos no podemos llevar a cabo.

 

Es muy importante el reflexionar que el Señor quiere venir a nuestra vida para enseñarnos que Él es el que tiene el poder, que es el único que puede realizar lo que a nosotros nos parecería imposible. ¿Quién puede hacer que un ciego vea? ¿Quién puede hacer que un sordo oiga unas palabras? ¿Quién puede hacer que un oprimido se alegre y un pobre goce? Solamente Dios, porque nosotros más bien nos encontramos con que cuanto más avanza la civilización, más difícil es hacer que un corazón dolorido sane, se cure, se libere de sus penas.

 

Ahora bien, a veces nos podría pasar que se nos acostumbrase el alma a todos los signos de Dios, y que todos los beneficios que el Señor nos ha dado, acabásemos tomándolos como normales. Reflexionemos: ¡Cuánto ha hecho Dios por cada uno de nosotros! ¿De dónde nos ha sacado? ¿Cómo nos ha llamado? ¿Cómo nos ha arropado? ¿Cómo nos ha amado? ¿Cómo se ha ido fijando en nosotros? ¡Con qué delicadeza nos ha ido llevando! ¡Con qué amor, con qué ternura el Señor ha ido haciendo que nuestra vida tenga un constante progreso espiritual!

 

Si consideramos todo esto, tenemos que darnos cuenta que no es algo normal. El alma no puede conformarse como si esto fuese una situación dada, como algo que no podría haber sido de otra manera, porque no es así. En toda vida hay un milagro, que es el camino de Dios en cada uno de nosotros.

 

Sin embargo, las obras de Dios en la vida del ser humano requieren, por nuestra parte, un esfuerzo. Nosotros tenemos que acoger, desarrollar y hacer crecer ese don. Y es lo que el Señor en el Evangelio de San Mateo nos dice cuando, antes de realizar el milagro en los ciegos, antes de que se realice el signo de la presencia de Cristo que el profeta anunciaba, les pregunta a los ciegos: "¿Creen que puedo hacerlo?". Ellos le responden: "Sí Señor". "Entonces les tocó los ojos y les dijo: que se haga en ustedes conforme a su fe".

 

La fe que tengamos en Dios es la única condición que el Señor pone al hombre para salir de los problemas, de las dudas, para enfrentar las dificultades, para crecer en nuestros gozos, para ilusionarnos en nuestras felicidades. La fe como condición de crecimiento, como condición de presencia de Dios. Una fe que es la certeza, en la oscuridad, de que Dios puede hacer todo aquello que nosotros no podemos hacer. La fe es un don de Dios que solos no podemos alcanzar, es por eso que la debemos pedir todos los días como un regalo que Cristo puede darnos.

 

El salmo 26 dice: "El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?". ¿Puedo yo afirmar estas palabras? ¿Puedo decir que esto es un retrato de mi existencia? ¿Puedo tomar esta frase y hacerla el lema de mi vida?

 

¡Cuántas veces nuestros problemas de generosidad, de caridad y de entrega, o problemas en el ámbito conyugal, familiar y social no son sino problemas de fe en Dios, porque nos olvidamos de que Él es capaz de caminar por nuestra vida con sus caminos, aunque no los entendamos!

 

Pongámonos en este Adviento en camino hacia ese encuentro con la fe en Cristo. Una fe que nos lleve a permitirle al Señor realizar en nosotros todos los milagros que Él quiere llevar a cabo. Para que con esa fe seamos capaces de darles a conocer a nuestros hermanos, los hombres, muy especialmente a nuestras familias, todo lo que vamos descubriendo. Y sobre todo, transmitirles que también en sus corazones se puede producir el mismo milagro que se ha realizado, con la gracia y misericordia de Dios, en cada uno de nosotros.


En defensa de nuestras instituciones

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitió, este lunes pasado, una serie de importantes resoluciones sobre la elección presidencial de 2006. En lo fundamental, destacan dos: la primera es que los ajustes que deben hacerse a los resultados conocidos son mínimos, y los resultados no varían en lo esencial; la segunda es que la revisión de todos los alegatos presentados por el PRD, en más de 200 distritos, arroja como conclusión que no ocurrieron incidentes mayores que indujeran al Tribunal a la anulación de un número relevante de sufragios.

 

Empecemos con los números. La última revisión efectuada por los magistrados es la sexta que se realiza a los resultados. En todos los casos, los resultados han coincidido: Felipe Calderón ganó la elección. En todos los casos se ratificó lo que ya sabíamos: la elección del 2 de julio fue limpia. En todos los casos se ratificó que los mexicanos que contaron los votos el 2 de julio lo hicieron bien. Repasemos estas seis instancias.

 

La primera ocurrió el mismo 2 de julio en cada casilla, cuando se contaron los sufragios uno por uno, voto por voto. Esa cuenta hecha boleta por boleta, casilla por casilla, es la madre de todas las cuentas. Y no ha variado.

 

La segunda cuenta se realizó sumando las actas del cómputo inicial y se divulgó mediante el sistema conocido como Programa de Resultados Electorales Preliminares, PREP. A pesar de que fue vilipendiado por los perredistas, el tiempo ha mostrado que los datos que divulgó son veraces.

 

La tercera ocasión fue el llamado conteo rápido, que consiste en una muestra de actas de casillas electorales. Ese conteo rápido que estuvo listo la noche del mismo 2 de julio no se divulgó de inmediato, porque se había acordado que sólo se difundiría en el caso de que la diferencia entre primero y segundo lugares fuese holgada, cosa que no ocurrió. Pasados un par de días, se conocieron los datos de ese ejercicio y, de nuevo, ratificaron los datos del conteo voto por voto que realizaron los ciudadanos en las casillas. Vale la pena notar que entre los datos del PREP y los del conteo rápido prácticamente no hay diferencias.

 

La cuarta ronda de conteos ocurrió en los 300 consejos distritales, cuando se revisaron todos y cada uno de los paquetes y se sumaron los resultados consignados en las actas. De nuevo, las cuentas coincidieron con gran precisión. Todavía más: en esos cómputos se abrieron más de 2 mil paquetes porque cumplían con los requisitos que la ley señala y se hizo un recuento voto por voto. Resultado: no variaron las cifras.

 

La quinta vuelta de conteos ocurrió días después, otra vez en las sedes de los distritos electorales del país, para cumplir una disposición del Tribunal. Se volvieron a contra las boletas, voto por voto, en casi 12 mil casillas.

Resultado: las cifras volvieron a coincidir, con gran precisión.

 

La sexta y última ronda la realizaron los magistrados del Tribunal para emitir las sentencias del lunes pasado. Revisan más de 300 recursos de inconformidad. Revisaron las quejas que el PRD presentó respecto a más de 40 mil casillas del país. Resultado: las cifras vuelven a coincidir y sólo se alteran de manera muy marginal. El ganador es Felipe Calderón.

 

Hay que agregar que en sus intervenciones los magistrados y la magistrada coincidieron en señalar que no habían encontrado elementos que revelaran irregularidades o vicios graves en la elección. También dijeron que los alegatos del Partido de la Revolución Democrática habían sido rechazados porque no contenían elementos verosímiles y relevantes. Peor aún, señalaron que en muchos casos habían usado "machotes" idénticos en diversos distritos. Esto no significa que los abogados del PRD sean tontos. Lo que esto demuestra es que no tenían argumentos, y mucho menos pruebas. La razón: la elección fue limpia, y por ello no hay pruebas de lo que no ocurrió.

 

El único fraude que se ha cometido en esta elección es la falaz denuncia de fraude del PRD. El único fraude a la democracia mexicana es la intentona golpista de López Obrador, quien pretende desconocer la voluntad de la mayoría y las instituciones de México.


En el filo de la navaja

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

No puedo dejar de pensar en América Latina como un adolescente, un poco confundido, sin saber qué camino tomar. Va dando tumbos y duda sobre cada decisión que toma. Está atolondrado, angustiado y no puede imaginarse cómo será su futuro.

Sin tirar más rollos, las elecciones presidenciales en Ecuador —el domingo l5— fueron un ejemplo perfecto del dilema que vive esta región de casi 500 millones de habitantes. Ecuador se debate entre un líder radical de izquierda —el carismático, controversial y enérgico académico Rafael Correa— y un grupo de candidatos que luchan por distinguirse entre sí, pero que acarician más el centro y la derecha.

Correa —amigo de Hugo Chávez, de Venezuela; simpatizante de Fidel Castro, de Cuba, contrario a los tratados de libre comercio con Estados Unidos y deseoso de no pagar la deuda externa— surge por la pobreza que se vive en Ecuador y que obliga a decenas de miles cada año a una angustiosa travesía por mar hacia Estados Unidos o por avión a España.

Es fácil entender por qué las encuestas favorecen a Correa: los ecuatorianos están hartos de los partidos políticos tradicionales, tienen hambre, han perdido la fe en su país, no creen que el próximo año estarán mejor que en éste y ven en este candidato izquierdista a alguien distinto.

Y lo mismo puede decirse de Nicaragua, donde el comandante sandinista Daniel Ortega regresará a la presidencia en las elecciones del 5 de noviembre, si consigue (como sugieren las encuestas) un poquito más del 35% del voto.

En Nicaragua la memoria es corta y este es un Ortega light: católico, apostólico y comulgado, medio arrepentido de sus errores y haciendo amigos con sus antiguos enemigos. Su campaña avanza, a pesar de las acusaciones de abuso sexual de su hijastra, Zoilamérica Narváez.

Ortega —como Correa en Ecuador, Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia— se ha presentado como la alternativa: a la pobreza persistente, a la corrupción de los políticos de siempre, a la escandalosa acumulación del poder y del dinero, a la injustísima distribución de ingresos y salarios, al abrazo norteamericano, a la guerra en Irak.

Y, sí, mucha gente está apostando por ellos.

Ortega, Correa, Chávez y Morales se parecen a Ollanta Humala en Perú, a Andrés Manuel López Obrador en México, a Lula da Silva en Brasil, a Néstor Kirchner en Argentina, a Michelle Bachelet en Chile y a Tabaré Vázquez en Uruguay, en que han tomado las causas y los puntos de vista de los de abajo. Ninguno se dio a conocer diciendo que iba a defender los intereses de los de arriba.

Eso los hace diferentes.

Y está perfectamente bien que luchen por quienes han sido olvidados durante cinco siglos. Pero el problema de Ortega, Chávez y Morales —y dejamos pendiente a Correa por si gana— es doble: uno, sus fórmulas para acabar con tantos pobres son dudosas y hasta fantasiosas, y dos, pecan de un indefendible autoritarismo.

Son los caudillos del siglo 21.

El más pagado de sí mismo es Chávez. Constantemente se compara con Jesucristo y con Simón Bolívar. Se siente indispensable. "Que no te maten", supuestamente le dijo Fidel Castro hace poco en La Habana. "Vive, porque la revolución depende de que tú vivas o no vivas".

Es increíble que en este 2006 todavía haya líderes —como Chávez, Ortega y Morales— que defiendan a un dictador como Castro.  Además, es de una hipocresía suprema querer democracia para los venezolanos, nicaragüenses y bolivianos, pero no para los cubanos. Dime a quién admiras y te diré quien eres.

Lo que menos necesita América Latina en estos momentos es a un grupito de caudillos con varita mágica y poca tolerancia para los que disienten con ellos. Pero entiendo por qué, para millones de latinoamericanos, es tan apetecible este tipo de figuras mesiánicas. Ante su desesperación —sin empleo, sin buenas escuelas para sus hijos, con abusos constantes, plagados de delincuencia— prefieren al que dice ver las cosas como ellos y les ofrece cambiar, de tajo, el sistema.

No tienen nada más que perder, porque ya lo han perdido todo.

A pesar de sus recientes fracasos en Perú y en México, América Latina parece estar dispuesta a experimentar con las izquierdas en la presidencia. Son, en su mayoría, izquierdas reformadas, suavizadas. Llegan al poder, no con las balas ni la revolución, sino con los votos de los inconformes. Y eso se vale en cualquier democracia.

Lo preocupante es que todo este nuevo movimiento de izquierda vaya a fracasar de una forma tan estrepitosa como los gobiernos de derecha que le precedieron en América Latina durante las últimas dos décadas. Pero es posible.

Las izquierdas tienen la increíble oportunidad, por primera vez en la historia de América Latina, de usar las presidencias para terminar con la endémica pobreza extrema de nuestras mayorías sin ahogar la democracia, que tanto nos costó. Por eso llegaron al poder. Para eso votaron por ellos.

Pero si fallan —si dentro de 10 años hay más pobres en Venezuela, en Bolivia, en Nicaragua, en Argentina, en Brasil...— entonces están condenando a América Latina a la irrelevancia. Si fallan, China e India estarán a años luz en la competencia por nuevos mercados y nuevas tecnologías. Si fallan y se aferran al poder por el poder mismo, como lo hizo Castro, nadie los va a perdonar. Ni en las urnas, ni en las calles, ni en sus casas.

América Latina está —como Larry Darrel, el atormentado y joven protagonista de la novela de Somerset Maugham — "al filo de la navaja". No hay mucho campo de maniobra.

Si nos volvemos a equivocar, nos borramos del mapa.

 

 


En ocasiones...


Querien Vangal




En ocasiones todo nos parece carente de recursos.

En ocasiones el reloj no se detiene o corre despacio.

En ocasiones nos resulta la vida aburrida.

En ocasiones todo lo vemos y sentimos en plan negativo.

En ocasiones algo nos azota y hace encontrarnos mal.

En ocasiones el día nos parece noche.

En ocasiones los detalles parecen olvidados.

En ocasiones nos sentimos tristes y solos sin más.

En ocasiones alguien parece traicionarnos.

En estos casos, me gustaría transmitirte que, pese a todo, la vida es tan preciosa, que el sol alumbra cada día.

Y que eso que hoy te resulta penoso, mañana lo verás mejor, pues, cada noche una estrella te acompaña y está contigo.

Pero particularmente me encantaría decirte:

Cuando te suceda esto.
Cuando las fuerzas te empiecen a flaquear, confía.
Alguien estará ahí para tenderte una mano.
Cuando las nubes no te dejen ver la claridad del sol, apártalas.
Pues de otra forma no lograrás ver las estrellas sino la oscuridad de la noche.
Cuando no puedas dormir cada noche sueña.
Solo se cumplen aquellos de quienes los tienen.
Cuando alguien te falle sin más, no te detengas nunca perderás tú, si no él. La vida se encargará de recordárselo.
Cuando tengas un buen amigo consérvalo es el mejor regalo.
Es la mayor fortuna que puedes tener ya que éste, jamás te fallará.
Y no olvides, cada día al levantarte de dar gracias por lo que tienes, lo que tuviste, lo que quedará siempre atrapado en tu corazón, esas personas que siempre estarán contigo aunque físicamente ahora no lo estén.
Sólo de esta forma podrás lograr esa paz interior tan deseada, la tuya, y  lo que es mejor, la de los tuyos.

Encuentra tu tesoro

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Siempre me ha parecido lo más normal, que un hombre haga todo lo que está a su alcance para conseguir la perla o el tesoro más valioso del mundo. Eso fue lo que hizo Kalif. No tenía trabajo y los problemas económicos empezaban a ser cada vez más serios para su familia. Una noche, soñó que bajo el puente que unía la ciudad con el resto del valle, había un tesoro.

 

De madrugada se levantó, fue al puente y comenzó a cavar. La policía le vio excavando y dudó de sus intenciones. El pobre Kalif, después de unos intentos por evitar la respuesta, se sinceró: "hoy soñé que debajo del puente había un tesoro y por ello vine aquí".

 

Uno de los policías con ironía le respondió: "¿cómo es posible que usted crea eso? Fíjese, hoy también soñé yo que debajo de la casa de un tal Kalif había un tesoro escondido. ¿Usted cree que me lo voy a creer?". Kalif calló, regresó a su casa, excavó y encontró el tesoro.

 

El problema no es buscar el tesoro, sino saber dónde se encuentran los tesoros que Dios ha preparado para nuestra vida. ¿Cuáles son tus tesoros? ¿Consideras tu vida matrimonial y tus hijos, verdaderos tesoros o no te das cuenta del regalo que Dios te ha concedido, porque sólo sientes el cansancio y el sudor que produce el remover la tierra para disfrutar de ellos? ¿Alguna vez has experimentado el valor de rezar a Dios y amar a tu prójimo, o la pereza de levantarte temprano los domingos para sembrar el bien te lo han ocultado?


Enfermarse de Jesucristo.

 

Querien Vangal

 

 

De todas "las condiciones" que Jesús pone a quien decide ser su discípulo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame (Lc 9, 23) ¿No crees que es la más difícil?

Se podría pensar que la más costosa sea tomar la cruz, pues a nadie agrada la cruz, más bien la evitamos.

Quizás los más maduros en años y quienes se han preocupado un poco de crecer en la vida personal y espiritual saben que aún más difícil que la cruz es la renuncia a sí mismo.

Sin embargo la más difícil es la última: seguir a Cristo. Muchas veces no nos queda más remedio que aceptar las cruces que nos vienen; en otras ocasiones las circunstancias nos obligan a renunciar a nuestros planes. Si lo hacemos de mala gana, sufriremos más, pero la cruz y la renuncia siempre estarán presentes y mal o bien se sobrelleva.

Como recordó el Papa a los jóvenes, "la radicalidad de una elección que no admite demoras ni repensamientos es una exigencia dura, que impresionó a los mismos discípulos y a lo largo de los siglos ha frenado a muchos hombres y mujeres en la entrega a Cristo".

Quizás tú, como tantos otros, te has preguntado cómo es posible que habiendo tantos cristianos en el mundo, en la sociedad de hoy no se vive un ambiente de amor, unidad y paz. La respuesta es clara y dura para los que creemos en Jesucristo: muchos son cristianos pero pocos siguen a Cristo. ¿Eres tú cristiano? Creo que sí. Pero, ¿sigues a Cristo?

Una enfermedad no se contagia hablando de ella, sino estando enfermo. Sólo el que está enfermo puede contagiar a otro. Así, solo el enfermo de Jesucristo podrá contagiar a otros su amor. No nos hagamos ilusiones, para contagiar el amor del Señor es necesario estar enfermos de Él, vivir su amor y perdón.

Seguir a Cristo, no es estar inscrito y participar en alguna que otra actividad de la propia parroquia. "Con la invitación 'sígueme' Jesús repite a sus discípulos no sólo: tómame como modelo, sino también: comparte mi vida y mis elecciones, gasta conmigo tu vida por amor a Dios y a los hombres".

¿Cómo podemos enfermarnos de Jesucristo, es decir, compartir su vida y sus decisiones?

En primer lugar, y no podemos cansarnos de repetirlo, con la oración, que no consiste en letanías y rezos, sino en una cordial conversación con Dios, sin prisas, llena de una filial confianza y de verdadera humildad.

Dialogar, no me refiero a hablar, en todas las circunstancias es difícil. ¡Qué difícil es el diálogo para muchos matrimonios!, ¡con qué frecuencia lo evitan! ¡Qué difícil es el diálogo entre los jóvenes!, ¡con qué facilidad terminan en discusiones y altercados! Dialogar es difícil, y mucho más con Dios, porque quien dialoga debe ir dispuesto a cambiar su opinión y a aceptar lo que el otro dice. ¡He aquí la verdadera dificultad de la oración!

El problema de la oración no consiste en no saberla hacer. Hace veinte años pocos cristianos sabían usar computadoras, hoy han aprendido y la usan con frecuencia y provecho. ¿Por qué no han aprendido a orar? Porque el diálogo con Dios compromete nuestras vidas.

El segundo medio para enfermarnos de Cristo es aún más arduo. Se trata de evitar lo que Él no hizo en su vida, principalmente evitar el egoísmo, es decir, rechazar los juicios temerarios y las discusiones inútiles, aprender a escuchar y a respetar a los demás, abstenerse de críticas, chismes y palabras ofensivas. ¡Cuánto retrasamos el amor de Jesucristo en la sociedad a causa de nuestras conversaciones inútiles y llenas de faltas de caridad hacia nuestros hermanos los hombres! Te hago una propuesta: un día, un sólo día, proponte no juzgar ni decir nada negativo de los demás. ¿Aceptas el reto? ¿Verdad que es fácil llamarse cristiano pero muy difícil seguir a Cristo en lo que nos pide?

Pero verdaderamente nos enfermaremos del Señor cuando vivamos la caridad que Él practicó. Caridad que no se limita a dar limosnas materiales. Más bien se expresa en ofrecer la limosna de nosotros mismos, que, dentro de la familia consiste en ayudarse recíprocamente, afrontando juntos las dificultades propias de la vida matrimonial, aprendiendo a aceptar los defectos y los momentos negativos del otro, en perdonar y humillarse, si es necesario, con tal de no herir el amor.

Caridad es también dar la limosna del propio tiempo y de las cualidades personales al servicio de los demás y de la Iglesia.

Sólo así haremos lo que Jesús nos pide: "Gasta conmigo tu vida por amor a Dios y a los hombres".


ENOJO SANO

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Cuando le llaman resentido, Lauro Godínez ni suda ni se acongoja, pues afirma que tiene buenas razones para ser un miembro de esa horda. Escritor desde la edad de 12 años en su natal Pachuca, espera ver llegar el día en que dedicarse a la literatura sea también un modus vivendi, aún cuando no se siga el consabido estilo de la novela best-seller.

 

En su opinión, el hecho literario no es un medio para narrar gags comerciales sino para profundizar, si es posible con una buena dosis de modestia, en las problemáticas mismas de la naturaleza humana. Precisamente sobre este tema trata su más reciente novela Alimentando a los cerdos, en la que el principal protagonista es un escritor que por el día escribe libros comerciales para ganar dinero fácil bajo seudónimo, y por la noche se entrega a sus textos personales.

 

"Para buscar antecedentes sobre la psicología de este personaje, platiqué con algunos reconocidos miembros del Sistema Nacional de Creadores de Arte, que alguna vez vivieron duros comienzos combinados con lo que James Joyce llamó, aludiendo a su famosa novela, la pasión del artista adolescente. Uno de los comentarios recurrentes aludía a que nuestra era rinde culto a lo comercial como las antiguas tribus al becerro de oro".

 

Considera que el personaje de su novela representa la división sicológica que viven muchos creadores en el mundo contemporáneo, quienes a menudo se encuentran en la encrucijada entre ganarse la vida o seguir sus sueños.

 

«Mi personaje es ante todo un ser práctico. El libro, narrado en primera persona comienza así: Nadie se hace rico con la literatura, a menos que sea con el dedo... pero necesito comer y los cerdos necesitan sueños masticados, historias accesibles a sus mentes porcinas. Puedo dar un poco de estiércol a los cerdos por el día, obtener de ellos el jamón que necesito para nutrirme... para escribir por la noche lo que realmente soy».

 

Sin caer en un tono despreciativo para quienes han escrito buenos libros que por alguna u otra razón han sido también éxitos comerciales, Godínez define al personaje de su novela como un portador del Némesis del doctor Jeckyll y mister Hyde.

 

«Es un ser que habita en dos mundos. Por un lado tiene una vida bastante holgada, producto de sus noveletas comerciales, mismas que se venden en los puestos de periódicos y en las tiendas departamentales como pan caliente. Por otra parte sufre una gran tensión porque ningún editor comprende sus novelas personales, mismas que entrega con su verdadero nombre de manera anónima».

Lauro Godínez, quien actualmente recorre el país bajo los auspicios de una fundación cultural para impartir talleres de literatura, confiesa que hay mucho de él mismo en esta novela, a la que define como un experimento para exorcizar a los demonios de la frustración que a menudo acongojan sus noches.

 

«Creo que la mejor herramienta para el escritor es el enojo. Contra todas las indicaciones, el enojo es sano, analgésico, iluminador y detona buenas ideas. Sólo hay que tener cuidado de jalarle bien las riendas, como si fuera un potro brioso, para que no nos tire de la silla de montar», concluyó Godínez.

 


Entre la riqueza y la carencia

Enrique Galván-Duque Tamborrel

México es un país de una gran riqueza natural pero de una gran desigualdad social, educativa, cultural y económica. Somos un mosaico de realidades muy disparejas y ello obliga a que los que más tienen se ocupen de los que menos tienen, eso nos obliga a mirar al otro yo y actuar para mejorar su situación.

Nuestro país tiene muchas necesidades como el analfabetismo, el desempleo, la pobreza, el abandono, el abuso, la corrupción, etc. Algunas cifras son alarmantes y nos recuerdan la premura HACER ALGO POR LOS DEMAS.

Por ejemplo en nuestro país aún existe un analfabetismo promedio de 12.4%, en el caso de las mujeres muchas veces llega al 15% de la población total, y en los hombres el 9.6% (1).

Si eres empresario te puede sensibilizar el hecho de que el 50.6% de la población ocupada labora sin ningún tipo de prestaciones y que el nivel de desempleo abierto en las principales ciudades del país mostró un crecimiento de 37% (2).
En cuanto al tema de los indígenas hay 1.3 millones entre 6 y 14 años de edad. De ellos, 16.43% no asiste a la escuela, aunque hay estados más rezagados, como Chihuahua y Sinaloa, donde 40 y 61% de los niños indígenas, respectivamente, no estudian la primaria. (3)

En el medio rural, uno de cada seis niños padece desnutrición activa en alguno de sus grados, lo que afecta su crecimiento y maduración, colocándolo en desventaja para el aprendizaje escolar, este es un problema que esta ligado a la pobreza y sigue el mapa de la miseria que se genera en el país, el llamado desarrollo desigual permite crear tres zonas donde la intermedia y la del sur presenten los mayores problemas. Mientras en Sonora cerca de 87% de los niños registra un crecimiento normal, en Guerrero –sobre todo en la montaña-- 63% esta desnutrido y, por una mala calidad en la alimentación, 10% ciento padece de desnutrición en tercer grado, que es la más grave. Preciso también que después de Guerrero, el segundo lugar en depauperación, seguida de Chiapas, Puebla y Veracruz. Y si se toma el promedio la desnutrición infantil alcanza 42.8% en la categoría de primer grado. (4).

El 15 de noviembre del año 2000 la ONU proclamó el 31 de agosto como Día Internacional de la Solidaridad. En "memorando explicativo" de aquella sesión en la Naciones Unidad se expresó que: "La solidaridad es uno de los valores fundamentales esenciales para las relaciones internacionales en el siglo XXI". También se señaló que "los problemas mundiales deben abordarse de manera que los costos y las cargas se distribuyan con justicia, conforme a los principios fundamentales de la equidad y la justicia social y que los que sufren, o los que menos se benefician, merecen la ayuda de los más beneficiados."

El siglo pasado dejo experiencias atroces en la humanidad, pero de la misma forma también sembró semillas de esperanza para el futuro. La declaratoria del Día Internacional de la Solidaridad tiene un origen que en el mismo documento en cuestión se explica así:

"El movimiento social Solidaridad fundado hace 20 años, cuya importancia mundial fue reconocida, en particular con la concesión del Premio Nobel de la Paz a su legendario dirigente Lech Walesa, y que se basó en los ideales de la solidaridad, se convirtió en un importante impulsor del cambio, no sólo en Polonia, sino también en un contexto más amplio al lograr finalmente derribar el muro de Berlín y desembocar en el renacimiento de la democracia más allá del telón de acero."

"Este movimiento también contribuyó a atraer la atención de los pueblos de todos los continentes hacia la importancia creciente de la solidaridad como valor fundamental de las relaciones entre los individuos, los pueblos y las naciones"

 

El texto de la ONU continúa resaltando que la solidaridad como virtud social es un requisito frente a los retos que enfrenta la humanidad en el presente siglo, del cual llevamos ya 5 años y medio:

"La solidaridad no sólo es un requisito de carácter moral, sino también una condición previa para la eficacia de las políticas de los países y los pueblos. Es una de las garantías de la paz mundial."

"Vivimos un período de grandes diferencias entre los ricos y los pobres. El verdadero progreso no se logrará sin la cooperación entre todas las naciones y los pueblos para acabar con la pobreza y sin la solidaridad con los desposeídos. Debemos asumir la responsabilidad ante los que no pueden obtener los recursos suficientes para el desarrollo, cuyos derechos humanos y dignidad no se respetan. Todos ellos son nuestra preocupación común."

"Por consiguiente, debemos aspirar a que el siglo XXI sea la era de las naciones, los pueblos y los individuos consagrados a la solidaridad. Un camino en solitario lleva inexorablemente al aislamiento. Las estructuras supranacionales, fundadas precisamente en el principio de la solidaridad con el debido respeto a las particularidades locales y la diversidad cultural, ofrecen la posibilidad de un desarrollo pleno y estable."

Esta celebración es esencial ya que lo llevamos en el corazón de nuestra actividad comunicativa. Sin duda habrá muchas personas que no coincidan con lo que en este se expresa cuando muchos escriben sobre el contexto social y político. Otros también no coincidirán con nuestra propuesta. Sin embargo creemos que el llamado a la solidaridad siempre se presenta como una gran oportunidad para dejar a un lado las diferencias e ir construyendo con las coincidencias.

 

Es relevante este sembrar de la humanidad con hombres como Lech Walesa que nos hacen recordar que en aquellos momentos del movimiento Solidaridad en 1980, existió también una muy clara inspiración y apoyo (no solo moral sino también efectivo), de su queridísimo y admirado paisano Juan Pablo II. Hombres que nos enseñaron como en las peores condiciones existe siempre la oportunidad de dialogar sin perder de vista el principio fundamental de cuidar al ser humano, su dignidad y con ello su libertad y su oportunidad de desarrollo personal integral.

Siempre se ha enfatizado que la solidaridad es una virtud social. Esto es, para que exista esa virtud implica un ejercicio continuado de la misma y una acción concreta de quienes pretenden vivirla. Por eso la solidaridad no es un concepto abstracto y lejano de todos y cada uno de nosotros, implica responder a un llamado interior que todos tenemos a no dejar que nuestros hermanos mueran en su lucha por ser mejores y por tener acceso a lo indispensable.

El llamado a las urnas y el resultado de la elección que acabamos de vivir, tiene muchos mensajes que ya los han desglosado un sinnúmero de analistas y personas que escriben y participan en todos los medios de comunicación. Sin duda todos coincidimos que este gran mensaje tiene que ver con el desarrollo integral de TODOS los mexicanos, sobre todo con un gran énfasis en acudir al llamado del más necesitado. También nos queda muy claro que el nuevo gobierno tendrá que atender con gran eficacia a ese llamado.  De la misma forma este llamado no solo es para el nuevo gobierno, es también para todos y cada uno de nosotros los mexicanos, para ti y para mí.

Ese llamado sólo tiene una respuesta que se encuentra justamente en lo que nos tiene reflexionando este día, la solidaridad.  Por esto el presidente electo ha hecho un llamado serio y urgente para que hagamos de la esencia de nuestra agenda social la solidaridad.

Ya no queremos un México en el que para ser atendidos necesitamos gritar y manifestarnos en la calles, ya no queremos un México en el que si no eres de izquierda eres de derecha, ya no queremos un México de especulaciones.

Hoy es momento para que los amarillos, los rojos, los azules, los verdes; todos y cada uno, con color o sin él, logremos que la Bandera de México sea signo de respeto en todo el mundo un signo de UNIDAD, un signo de SOLIDARIDAD.

 

 

 


Entrevista sobre la bioética

 

Querien Vangal

 

 

Los extraordinarios avances de la ciencia y de la técnica en el vastísimo campo de la sanidad y de la salud, han convertido en disciplina específica a aquella que actualmente se llama bioética, o ética de la vida.  Salut i Força entrevista al Dr. Ramón Lucas Lucas, que es catedrático de bioética de la Universidad Europea de Roma, y que ha escrito un libro titulado "Bioética para todos", México 2004


1. Podría precisarnos ¿Qué es la bioética?


Etimológicamente: ética de la vida. Se puede definir como: la ciencia que regula la conducta humana, en el campo de la vida y la salud, a la luz de valores y principios morales racionales. Por tanto, sus características son dos: es racional: la normatividad depende de valores fundados en la dignidad de la persona humana; es universal: válida para todos los hombres sin distinción de raza, cultura, religión, posición social, porque todos somos personas con la misma dignidad.


2. ¿Cuál es el objetivo de su libro "Bioética para todos"? y ¿Qué temas afronta en su libro?


Presentar una «bioética para todos» en dos sentidos. Primero, que todos puedan comprender los temas tratados por la sencillez con que se presentan. Segundo, que todos puedan compartir los valores implicados, porque fundados únicamente en la dignidad de la persona, que todos los seres humanos poseemos.


Respecto a los temas, puedo decirle que quien es sensible al valor de la vida, no puede evitar las preguntas cruciales que afronta este libro: « ¿El hijo es un don que se acoge o un producto que se fabrica?» « ¿Todo lo que es técnicamente posible, es también éticamente admisible?» « ¿El fin bueno de curar una enfermedad, como el Alzheimer, justifica la experimentación con embriones humanos y su destrucción?» « ¿Por qué no poner fin al dolor con una 'buena muerte'?» « ¿Tiene sentido hacer un testamento vital?».


La singularidad y el valor del libro está en el modo en cómo presenta el contenido. Con lenguaje claro y preciso, con diseños y caricaturas, con diagramas y fotografías, con esquemas y gráficos, se presenta una «bioética para todos». Obra del todo singular bajo el aspecto didáctico y pedagógico, presenta problemas complejos y contenidos difíciles de modo sencillo y claro.

3. Sus respuestas en el libro han sido ilustradas con viñetas realizadas por el caricaturista Emilio Giannelli, quien ilustra con sus viñetas las portadas del diario de mayor tirada en Italia, «Il Corriere della Sera» ¿Cómo se le ocurrió ilustrar el libro con la ayuda de Giannelli?


Giannelli es realmente simpático y un caricaturista excepcional. Cuando vuelvo a Italia, tras mis frecuentes compromisos en el extranjero, una de las primeras cosas que hago es tomarme los ejemplares del «Corriere» que no he visto y disfrutar de sus viñetas. Cada una de ellas dice más que muchos artículos de fondo. De este modo se me ocurrió pedirle que ilustrara el libro.


¿No le parece una idea genial? La ingeniería genética tiene grandes posibilidades para curar enfermedades hoy incurables pero, si no tenemos cuidado, los niños al nacer no podrán ser amamantados con el amor materno.


4. ¿A quién va dirigido su libro? O ¿a quién se lo recomendaría?
El libro es aconsejable para todos: es Bioética para todos. Será útil en el colegio, para introducir a los adolescentes en estos temas; en la universidad, para profundizar y recapitular los conceptos fundamentales; será de ayuda a médicos, enfermeras, asistentes sanitarios en su trabajo; a periodistas y operadores de la información para comunicarse con la gente; a políticos y juristas para que puedan orientar las leyes a favor del verdadero valor de la persona; en los cursos prematrimoniales; y a todos los que son solidarios con los débiles, enfermos, ancianos, necesitados, para ayudarlos y defenderlos.

 

5. La pregunta sobre eutanasia: hay toda una corriente mundial que la promueve ¿qué opina usted de la misma?

 

Los promotores de la eutanasia la presentan como «un acto de amor». Yo no juzgo las buenas intenciones de las personas. Los hechos, sin embargo, contradicen estas buenas intenciones. No logro entender --y se lo digo después de haber pasado un año junto a la cabecera de un familiar enfermo de cáncer que falleció hace poco--  el que se pueda aplicar la eutanasia por sentimiento de piedad. Me parece monstruoso el amor que mata; me parece monstruosa la compasión que elimina a quien sufre; me parece monstruosa la filantropía entendida como supresión de la vida de una persona porque se ha convertido en un peso.

 

6. Aristóteles decía que "toda acción y elección, parecen tender a algún bien. En medicina el bien perseguible es la salud. Protegiendo la vida como un bien básico y fundamental, a veces podemos hacer varias lecturas sobre algo dependiendo de la perspectiva desde donde se mire. ¿Desde qué perspectiva observa usted avances como la clonación?

 

Aunque su pregunta es precisa, contiene varios elementos. Como bien «técnico», no cabe duda que es un hito en el desarrollo biotecnológico. Pero ya Aristóteles, a quien usted menciona, distinguió entre el «bien técnico» y el «bien ético». Ambos pueden coincidir o no. El bien técnico dice relación a la habilidad en la realización (técnica) de la obra. El «bien ético» es el que concuerda y respeta los valores morales implicados en dicha acción. Por ejemplo, robar los bienes de otro puede ser un bien técnico perfecto, pero nunca será un «bien ético». Observo la clonación humana desde las dos perspectivas; si una la aplaudo, la otra la repruebo porque viola los valores fundamentales de la persona.

 

7. ¿Y de la prevención del SIDA a través del uso de preservativo? Quien piense que el SIDA se previene con el preservativo se ilude desde dos puntos de vista.

Primero técnico: el virus es de dimensiones microscópicas y pasa a través del material del preservativo en porcentajes que estudios científicos han dejado bien asentados.

Segundo social: para evitar una epidemia no basta con evitar algunos contagios, hay que evitarlos todos; esto implicaría que (en el caso que su eficacia fuera total) todas las relaciones con riesgo tendrían que usarlo; desde un estudio sociológico esto es una utopía, sobre todo en aquellos países donde más difundida está la epidemia.

A mi modo de ver el SIDA se previene con comportamientos humanos responsables y respetuosos de la dignidad de la persona a quien se ama y con quien se tienen relaciones.


Envejecer es obligatorio, crecer es opcional


Enrique Galván-Duque Tamborrel


Todo por servir se acaba

 

 

El primer día de clase en la Universidad, nuestro profesor se presentó a los alumnos y nos desafió a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos todavía. Me quedé de pie para mirar alrededor cuando una mano suave tocó mi
hombro. Miré para atrás y vi una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser.

 

Dijo: -"Eh, muchacho... Mi nombre es Rosa. Tengo ochenta y siete años de edad ¿Puedo darte un abrazo?"... Me reí y respondí: - "¡Claro que puede!". Y ella me dio un gigantesco apretón.

 

- "¿Por qué está UD. en la Facultad en tan tierna e inocente edad?", pregunté. Respondió juguetona: - "Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener un montón de hijos y entonces jubilarme y viajar".

 

 -"Está bromeando", le dije.

 

Yo estaba curioso por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad; y ella dijo:

 

-"¡Siempre soñé con tener estudios universitarios, y ahora estoy teniendo uno!".

 

Después de clase caminamos hasta el edificio de la Unión de Estudiantes, y compartimos una malteada de chocolate. Nos hicimos amigos instantáneamente. Todos los días en los siguientes tres meses teníamos clase juntos y hablábamos sin parar. Yo quedaba siempre extasiado oyendo a aquella "máquina del tiempo" compartir su experiencia y sabiduría conmigo.

 

En el curso de un año, Rosa se volvió un icono en el campus universitario y hacía amigos fácilmente dondequiera que iba. Adoraba vestirse bien, y se
reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes.

 

Estaba disfrutando la vida... Al fin del semestre invitamos a Rosa a hablar en nuestro banquete del equipo de fútbol. Fue presentada y se aproximó al
podium.

 

Cuando comenzó a leer su charla preparada, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo. Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente:

 

-"Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa! ... Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden de nuevo, así que déjenme hablar a Uds. sobre aquello que sé".

 

Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó:

 

- "No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar". "Existen solamente tres secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito:

- Se necesita reír y encontrar humor en cada día.

- Se necesita tener un sueño, pues cuando éstos se pierden, uno muere... ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan!

 

- Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer..." "Si usted tiene diecinueve años de edad y se queda tirado en la cama por un año entero sin hacer nada productivo, terminará con veinte años..." "Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año y no hago cosa alguna, quedaré con ochenta y ocho años..." "Cualquiera consigue quedar más viejo. Eso no exige talento ni habilidad." "La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en la novedad." "Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer." "Las únicas personas que tienen miedo de la muerte son aquellas que tienen remordimientos".

 

Al fin de ese año, Rosa terminó el último periodo de la facultad que comenzó tantos años atrás. Una semana después de recibirse, Rosa murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos de la facultad fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que enseñó, a través del ejemplo, que "nunca es demasiado tarde para ser todo aquello que uno puede probablemente ser".

 

"ENVEJECER ES OBLIGATORIO, CRECER ES OPCIONAL"

 

Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no sabe
sonreír a los demás.

 

Nota: Esta es una historia real que sucedió en la Universidad de Antioquia Medellín. Col.


¿Es usted pagano?

 

Querien Vangal

 

 

 

¿Es usted pagano? Por favor no se inquiete. Sólo estoy preguntando. Claro que quizás la respuesta no resulte tan sencilla como usted cree. Al oír la palabra pagano, pensamos generalmente en las tribus salvajes todavía existentes en África Central, en los indios del Gran Chaco de América del Sur, todavía sin explorar, o en los cazadores de cabezas de Borneo, o sea en «pobres gentes ignorantes e incultas». Con lo que infravaloramos enormemente el paganismo en todos sus aspectos.

 

Tampoco es exacto de ningún modo que el pagano tenga que ser necesariamente politeísta, es decir, que adore a más de un dios. ¿Es que acaso el que adora únicamente una serpiente verde determinada no es pagano? Pagano es todo hombre que no ve el bien supremo en Dios, sino en alguien o algo distinto. Existen por tanto incontables formas de paganismo, desde el más miserable hasta el más noble.

 

El más miserable de todos los paganos es el que ve en sí mismo el bien supremo, quien se considera el «Número Uno», a cuyos intereses debe supeditarse todo lo demás. Está muy por debajo del africano con su serpiente verde, pues éste por lo menos admite que hay algo superior a él mismo.

 

Para muchos es el dinero el bien supremo. Son paganos del dinero. Otros son paganos del poder, paganos de las clases, paganos del erotismo. Existen madres que adoran a sus hijos, y padres, a sus hijas. El hombre amado, la mujer amada, la pertenencia a una raza, a un pueblo, a una estirpe, a una familia o incluso a un club puede convertirse en un ídolo. Un multimillonario americano se suicidó, porque el aristocrático club Raquet no quería admitirle como socio. Todas estas personas son paganos.

 

Sólo tenemos que plantear a nuestra conciencia esta pregunta implacable ¿cuál es el supremo bien de nuestra vida? Lo reconoceremos por el hecho de estar dispuestos a sacrificarle todo lo demás.

 

Existen pues personas -muchas personas- que se llaman cristianos y en realidad son paganos.


Escándalos en campaña


Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Este año, la lucha electoral por la presidencia en México se decidirá no sólo por el carisma de los candidatos, la viabilidad de sus propuestas y la fuerza de sus partidos sino por otro factor que, sin duda, le agregará mayor incertidumbre a la competencia: la forma en que los contendientes logren sortear los escándalos políticos.

Desde que se inició la batalla presidencial, prácticamente todos los días nos despertamos con nuevas denuncias de corrupción y abuso de poder de la clase política. La magnitud de los escándalos es tal que casi nadie pone atención a las propuestas de los candidatos; lo único que parece interesar a los medios y a la ciudadanía es cómo se pronunciarán en torno al escándalo del momento.

En los últimos días hemos visto, por ejemplo, cómo tanto el panista Felipe Calderón como el perredista Andrés Manuel López Obrador aprovecharon el insólito escándalo del gobernador de Puebla, Mario Marín, a quien se acusa de pretender encarcelar injustamente a la periodista Lydia Cacho, para exigir a los cuatro vientos su renuncia y que se le juzgue penalmente.

Para el priísta Roberto Madrazo, en cambio, la situación resultó por demás incómoda, dado que Marín no sólo pertenece a su partido sino a su círculo cercano. Ante el dilema de distanciarse del "gober precioso", lo que le restaría votos en Puebla, o apoyarlo sin reservas, lo que lo haría ver como protector de la corrupción, Madrazo se limitó a decir que el asunto debe investigarse.

Las encuestas no han indicado aún cómo afectará el caso Marín a Madrazo, quien aparece estancado en el tercer lugar en las preferencias electorales y quien hasta ahora ha sido el más golpeado por los escándalos. Basta recordar las acusaciones que vertió contra él su ex aliada, la maestra Elba Esther Gordillo y, posteriormente, las denuncias de enriquecimiento ilícito contra otro prominente priísta, el ex gobernador del Estado de México Arturo Montiel.

Sin embargo, nada está escrito. A Felipe Calderón, quien está en segundo lugar, no muy lejos de López Obrador, lo persiguen también las acusaciones de tráfico de influencias que pesan sobre los hijos de la esposa del Presidente, Marta Sahún, asunto que es más político que real.

Aunque en apariencia estos escándalos benefician a López Obrador, aún es muy pronto para que éste cante victoria. El PRD no está libre de culpa y se anticipa ya que los actos de corrupción en que incurrieron varios colaboradores de El Peje saldrán a la luz con más detalles en un nuevo libro, El complot, del periodista Adrián Rueda.

En suma, todo indica que de aquí al 2 de julio seremos testigos de una lucha encarnizada en la que los escándalos y las denuncias de raterías, abusos e incluso crímenes tan graves como la pederastia y la pornografía infantil estarán a la orden del día.

Espionaje de altura

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Desde el "Acuerdo Calles-Morrow" México nunca ha vuelto a ser amenazado por Estados Unidos de manera tan directa como en 1927 pero tampoco se conoce que el espionaje mexicano haya vuelto a dar un golpe tan sensacional como el de 1927.

Incidente. Por salud mental, conviene, de tarde en tarde, alejarse del presente y analizar momentos significativos y positivos del pasado. El Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca (FAPECFT) acaba de cumplir 20 años y está catalogando los documentos –varios cientos- que en 1927 agentes secretos mexicanos sacaron de la oficina del Agregado Militar de la embajada norteamericana en México por órdenes del secretario de Industria, Comercio y Trabajo, Luís Napoleón Morones. El objetivo era que tales escritos sirvieran al presidente Calles como un elemento más para negociar una salida pacífica a la que sería, hasta ahora, la última gran crisis entre México y su vecino del norte.

Los documentos. Los papeles en cuestión son básicamente copias de informes que la agregaduría militar norteamericana elaboró sobre la situación política y militar de México entre el final de su guerra revolucionaria y de los gobiernos de la "dinastía sonorense" –Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. También están órdenes recibidas por el agregado de sus superiores, memoranda intercambiada entre los embajadores norteamericanos y el Departamento de Estado, informes sobre la situación de la industria petrolera y otras cosas relacionadas.

La Secretaría de Guerra norteamericana tenía entonces –como los tuvo antes y, supongo, los tiene hasta ahora--  planes de contingencia por si era necesario intervenir en México. Al final, la mayoría de esos planes resultan un ejercicio puramente teórico, pero es un hecho que en vísperas de que los espías mexicanos sustrajeran los documentos de la embajada norteamericana, la posibilidad de un choque armado entre México y Estados Unidos era alta, muy alta. La idea del uso de la fuerza la apoyaban el embajador norteamericano, James Rockwell Sheffield --antiguo abogado de empresas como General Electric--  y las compañías petroleras con intereses en México y que consideraban que el nacionalismo revolucionario mexicano era una amenaza a sus inversiones dentro del país pero, sobre todo, fuera, pues el ejemplo podía cundir en otros lugares de Latinoamérica y fuera del continente.

La Litis. Desde que la Constitución de 1917 decretó en su artículo 27 párrafo IV que todo el combustible en el subsuelo era propiedad de la nación, las empresas extranjeras --básicamente norteamericanas y británicas--  señalaron que la medida valía para el futuro pero no para quienes habían adquirido sus derechos bajo el antiguo régimen que explícitamente daba la propiedad de los hidrocarburos en el subsuelo al superficiario. Negarles esa propiedad era un acto retroactivo, contrario a lo expresado por el artículo 14 de la propia Constitución y a la práctica internacional.

Recién llegados al poder, el presidente Calles y Morones --a la vez miembro del gabinete y el líder sindical más importante--  impulsaron una ley orgánica del petróleo que un congreso obediente aprobó en diciembre de 1925. Esa ley señalaba que sólo se reconocerían los derechos adquiridos antes de 1917, y nada más por cincuenta años, en los casos donde las empresas pudieran demostrar que habían realmente ejercido ese derecho mediante un "acto positivo" --es decir que habían perforado y extraído petróleo-- pero no en terrenos mantenidos como reserva, donde la propiedad del combustible no extraído retornaría a la nación.  Finalmente, en todos los casos, las empresas deberían de cambiar sus títulos originales por "confirmatorios".

En 1926 el petróleo mexicano ya no era tan importante para el mercado mundial pues en cinco años la producción había caído más del 50%. De todas formas, dejar a México salirse con la suya, sentaría un precedente internacional muy negativo. Por ello, concluido el plazo de un año dado por la ley, las empresas, apoyadas por sus gobiernos y sesenta amparos, no acataron lo dispuesto por el gobierno mexicano. En abril de 1927 y por la fuerza, las autoridades mexicanas detuvieron trabajos de exploración de ciertas empresas, aunque no se atrevieron a suspender la producción misma. Los que apoyaban una reacción dura contra la impertinencia nacionalista mexicana, consideraron llegado el momento de responder con la fuerza.

El Entorno. Tras los cambios producidos por la I Guerra, Estados Unidos era la única gran potencia con capacidad y voluntad para intervenir en América Latina.  En los 1920 el presidente Calvin Coolidge y el Partido Republicano se había manifestado dispuesto a intervenir "en cualquier parte del globo en donde el desorden y la violencia amenacen los pacíficos derechos de nuestro pueblo." El ambiente dominante en Washington era francamente conservador, intervencionista y contrarrevolucionario. Esto dos últimos puntos eran importantes porque justo entonces el Departamento de Estado publicó un "Libro Blanco" titulado "Los objetivos y las políticas bolcheviques en México y América Latina" y dos mil marines apoyaban a los conservadores en Nicaragua.  México parecía ser el siguiente destino de las tropas norteamericanas para asegurar el imperio de la ley y el orden, aunque había un problema: la fuerza invasora tendría que ser 50 o cien veces superior a la enviada a Nicaragua.

Desde el 12 de junio de 1925, Washington había advertido que dejaría de apoyar al gobierno de México si éste no protegía la vida e intereses de los norteamericanos en su territorio. En noviembre de ese año, el embajador Sheffield, en carta personal al rector de la Universidad de Columbia, le confió que, en su opinión, "al final de cuentas [los mexicanos] no reconocen más argumentos que la fuerza".  A nadie extraña que el 31 de marzo de 1927, el embajador advirtiera a sus superiores que Calles sólo detendría su política "radical" cuando Estados Unidos le pusiera un alto y que la interferencia en los pozos de exploración marcaba la coyuntura apropiada para ponérselo.

La Invasión que no se dio. En 1927 México vivía la guerra cristera y el liderazgo revolucionario estaba dividido, pues los generales Arnulfo R. Gómez y Francisco Serrano se preparaban para actuar contra el dueto sonorense de Obregón y Calles. Si en condiciones normales el gobierno mexicano no podía resistir un ataque norteamericano, en las de 1927 menos. Sin embargo, para los "halcones" como Sheffield la situación tampoco era fácil.  Una nueva "expedición punitiva" contra México requeriría muchos recursos y enfrentar la posibilidad de una guerra de guerrillas prolongada. En el congreso de Estados Unidos, los demócratas declararon que no estaban dispuestos a apoyar otra aventura militar más en América Latina.

En esta coyuntura, Calles propuso someter la controversia petrolera a un arbitraje internacional. Pero también advirtió que tenía en su poder esos documentos que hoy están a en el FAPECFT, y que si los norteamericanos desembarcaban en México, las tropas mexicanas incendiarían los pozos petroleros antes de retirarse y los documentos se harían públicos en el exterior para que el mundo se diera cuenta de que esa invasión se había planeado de tiempo atrás y con propósitos claramente imperialistas: para apoyar a empresas abusivas y contra los justos reclamos mexicanos.

Las documentaciones extraídas de la embajada norteamericana por el "agente 10-B" y que hoy se pueden consultar lo mismo en el FAPECFT que en los Archivos Nacionales de Washington, son comunicaciones internas del gobierno norteamericano que revelan claramente dureza y prepotencia –en particular del embajador Sheffield.  Por si mismos, no explican el cambio tan grande que entonces tuvo lugar en la política de Washington hacia México, pero sí arrojan luz sobre este cambio si se les mezcla con la falta de apoyo de los demócratas y el costo de la invasión.

En el momento crítico, Coolidge cambió a su embajador por otro que dio un giro político de 180°. En efecto, Dwight Morrow, un banquero más interesado en que México pagara su deuda y menos en defender el petróleo, decidió que el mejor camino a seguir era cooptar a la Revolución Mexicana, ceder algo para conservar mucho. Así, aceptó que las empresas petroleras tuvieran que cambiar sus títulos originales por confirmatorios a cambio de que fueran a perpetuidad y se definiera de manera más ligera lo de "acto positivo". Morrow se ganó la voluntad de Calles al punto que la propia embajada redactó el proyecto de una nueva ley petrolera, misma que el obediente congreso mexicano pasó cuando Calles lo ordenó.

 


Estampas navideñas del siglo XIX

Querien Vangal

 

 

"¿Habéis pasado la noche de Navidad en tierra extraña? --escribió Juan de Dios Peza-- nunca más que entonces se recuerda a la Patria. Nunca se agolpan como en esa ocasión los recuerdos dulces de los primeros años de vida, y nunca como en esos momentos se quisiera tener alas, volar y acercarse a los seres amados para decirles: no me olviden, aquí estoy; yo siento y canto con ustedes los villancicos de esta noche".

A pesar de que en el siglo XIX, México fue azotado por la violencia, los golpes de estado, los tumultuosos levantamientos armados y las guerras con el exterior, las festividades cívicas y religiosas distraían por algún tiempo de las preocupaciones propias del arte de la guerra y la política. Nada ensombrecía la temporada invernal con sus alegres posadas, vistosas pastorelas y solemnes misas que anunciaban la llegada de la Noche Buena y la gran fiesta del nacimiento del hijo de Dios.

La Navidad, sin embargo, no era la celebración que más expectación causaba a la sociedad mexicana. Antes que ninguna otra, estaba la festividad del 12 de diciembre, fecha en que el pueblo se postraba ante la virgen de Guadalupe para rendirle los honores. Le seguía en importancia la conmemoración de la Semana Santa. La cercanía de los días santos --Viernes de Dolores, sábado de Gloria y domingo de Resurrección-- anunciaba la apertura de los carnavales y ferias pueblerinas, pero nadie podía negar que un ambiente lleno de misticismo se respiraba en todos los rincones del país. Eran días de reflexión y recogimiento; para la mayoría de los católicos eran días de dolor. Sólo una de las festividades cívicas alcanzaba la importancia de la Semana Santa o la celebración del 12 de diciembre y era el "Día de la Patria" --16 de septiembre-- cuando los héroes del panteón cívico, por un momento, rozaban la santidad religiosa de las otras festividades.

La época navideña iniciaba con las tradicionales posadas que tenían su origen en el México del siglo XVI, cuando los monjes agustinos, aprovechando las fiestas que hacían los aztecas con motivo del nacimiento de Huitzilopochtli, organizaron una representación cada día de los nueve anteriores a la Navidad, donde mostraban a los indios personajes vestidos a la usanza del imperio romano que vio nacer a Cristo. En pocos años, las representaciones arraigaron entre los pueblos recién evangelizados y las posadas pasaron a ser parte de las festividades religiosas anuales.

"En la ciudad de México --escribió Manuel Rivera Cambas a finales del siglo XIX-- cuyos habitantes han mezclado los sentimientos altamente católicos con la alegría y la sociabilidad, es celebrada la venida del Salvador de una manera deleitable; los festejos que durante nueve noches llevan el nombre de Posadas, son característicos en esas mismas casas de vecindad. Sea cual fuere la categoría de la fiesta, a las doce de la noche reina ya completa confianza y la etiqueta ha cedido su puesto a la más pura franqueza; se bailan los sonecitos mexicanos".

Durante el siglo pasado, era bien visto que los invitados a la primera posada, asistieran al resto de ellas. El dueño de la casa donde iniciaban las nueve fiestas elegía a ocho amigos para que cada uno tomara una Posada. Conforme transcurrían los días, los regalos, los alimentos, y los vestidos iban aumentando de calidad alcanzando su mayor sofisticación en la Noche Buena, cuando los concurrentes presentaban sus mejores galas como muestra de respeto.

Cada fiesta, permitía brindar por el nacimiento de Cristo. Una invitación de la época, solía decir: "Pachita, tome usted; que en esta feliz noche nadie se queda sin tomar parte en el gozo que trae el nacimiento del Salvador. Vaya... vaya... esta copita solamente". De ese modo corría el anisete, aguardiente catalán, o pulque blanco y compuesto, sangría y algunos bizcochos, se repartían confites, tejocotes y cacahuates y en la última noche se tomaba en la cena, mole verde, enchiladas y pato cocido.

Nadie quedaba al margen de la diversión. Las familias ricas de la capital terminaban las nueve fiestas con una lujosa cena hecha en casa. La gente con pocos recursos, si bien organizaban sus posadas a través de la cooperación diaria de los concurrentes, terminaban la Noche Buena en una gran verbena popular, que se realizaba en el Zócalo, después de haber escuchado la famosa misa de gallo y saborear los buñuelos, naranjas, dulces, pulque y demás colación.

"La Plaza Mayor hervía de gente --escribió un reportero de El Monitor Republicano en 1874--; a las doce, la atmósfera era densísima, casi no podía verse nada al través de aquel humo espeso, provenido de tantos cohetes, de tantas luminarias. Cuando las campanas de catedral dieron al aire su alegre clamor, hubo algo como una escena de entusiasmo; un coro discordante, indefinible, se escuchó entonces; todos cantaban en diversa melodía, y con asunto diverso; el vino y el pulque hacían su efecto, y cualquiera hubiera dicho que aquella incontable multitud se había dado cita allí para celebrar una fiesta monstruo, indescriptible, pero llena de vida, de vigor, de placer. En todas las iglesias había esa otra diversión que se llama Misa de Gallo. Bailes hubo incontables, desde las grandes tertulias, hasta los humildes bailes de jarabe y arpa".

No existía por entonces la tradición del árbol navideño. Las casas se adornaban con farolitos, flores de noche buena y adornos puramente mexicanos. El interior, se prendían cientos de velas de colores que engalanaban un altar principal con la Sagrada Familia, símbolo de unidad y amor, de convivencia y hermandad. Hacia 1878, se conoció uno de los primeros pinos navideños de que se tiene noticia. El general Miguel Negrete adornó un árbol en su casa que llamó la atención de la prensa: "El árbol, sembrado de luces, cubierto de heno, extendía sus ramas a una gran distancia, y contenía como 250 juguetes, entre los que cada invitado tenía el derecho de elegir uno designado por un número que de antemano se repartió; los objetos consistían en juguetes de muy buen gusto y aun de lujo".

A pesar de la alegría común, el ponche, los bailes, los villancicos y las pastorelas no faltaba el individuo que encontraba en la festividad navideña el momento propicio para deprimirse y mirar sombríamente su futuro. "En México se celebra en cada hogar la Noche Buena --escribió Juan de Dios Peza-- como la fiesta íntima en que se congregan los corazones que se aman. La familia se reúne para pasar la velada y mientras los niños gozan, sin pensar en los días que vendrán, los abuelos y los padres sufren imaginándose si en la otra Navidad ya dormirán en el sepulcro".

Pero más allá de los partidos políticos; más allá de la pugna entre liberales y conservadores; por encima del "diablo" mismo que para algunos era Benito Juárez, la fiesta de la Navidad abría por un momento un espacio común para todos los mexicanos; un lugar donde todos cabían y eran iguales; un espacio democrático de tradiciones y convivencia donde la rivalidad dejaba a un lado los cañones y los rifles para sustituirlos por bailes y cantos; donde las formas de gobierno rendían tributo al buen humor y a la alegría y donde la mano se alzaba, no con una bandera, sino con un jarro de pulque para decir salud.


Esto no es ficción


Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Queridos amigos y amigas, Imaginen que están sentados en el lugar más cómodo de su casa haciendo lo que más les gusta: pueden tener la televisión encendida en ese programa que tanto deseaban ver, o leyendo un buen libro, o frente al computador navegando sin preocuparse por nada.  

 

La temperatura es perfecta, está absolutamente cómodo y poco o nada les importa lo que esté sucediendo en el exterior: ustedes se siente a gusto y seguros. Sólo con estirar sus manos encontrarán una bebida reconfortante y un alimento sabroso... todo está bien. Es su refugio, es su hogar, mientras permanezcan en él lo que pase afuera les es ajeno, no lo tocan.

 

De pronto, sin que lo noten, algo entra por la puerta cerrada de la habitación y, sin que ustedes alcancen siquiera a pensar de qué se trata, sienten un dolor punzante, intenso... y sienten un miedo incontrolable que los paraliza. Un brazo les ha sido arrancado por un objeto metálico, enorme. Ustedes no puede luchar... solo sienten el dolor y ni siquiera alcanzan a preguntarse "por qué a mi" cuando un dolor idénticamente agudo los hace volver la vista hacia una pierna que desaparece desgarrada por el mismo instrumento. Y así, poco a poco, ese algo les está desmembrando. El dolor es muy intenso como para razonar: ustedes sólo lo sienten y sufren de manera indescriptible... ciertamente morirán entre dolores indecibles y ese temor de no poder defenderse: no hay hacia dónde correr.

 

Una agonía que se prolonga interminablemente les hace pensar, por fin "¿quién me ha condenado a una muerte tan atroz? ¿Dónde están los que juraron protegerme?" y sin ninguna respuesta su respiración termina cuando el feroz instrumento les aplasta la cabeza. La tortura ha terminado pero ustedes ni siquiera tendrán el consuelo de un entierro digno. Lo han olvidado y la habitación se limpia mediante una aspiradora que desaparece toda huella de su existencia...

 

¿Les parece horrible? ¿Es repugnante siquiera imaginar algo tan espantoso, tan inhumano, tan cruel?

 

Pues bien: eso es, exactamente, el aborto. Un ser indefenso, cómodo en su habitación natural, en la cual habría de desarrollarse para salir al mundo con la capacidad de amar y ser amado, es, sin aviso ni razón, asesinado en el vientre de la madre. Un ser sin nombre que, tras ser martirizado con tormentos peores que los que ustedes acaban de leer, desaparece y es desechado.

 

Estos niños, ciertamente son humanos como ustedes, como sus hermanos, como su pareja, sus padres, sus hijos... mueren en el anonimato. Se le niega el nombre, el derecho a ser amado, la posibilidad de respirar,... se le niega el Derecho Humano Fundamental: el Derecho a la Vida. Es olvidado y desechado.

Próximamente Amnistía Internacional votará porque el aborto sea considerado un "Derecho Humano". Después de haber experimentado, al menos intelectualmente el horror que padecen día a día miles de niños y niñas inocentes ¿están ustedes de acuerdo con esta depravada propuesta?

 

El mundo está siendo manejado por unos pocos mientras los demás dormimos en la abulia, en el deseo de vivir sin ser molestados.

 

Pero este es sólo el primer paso: hasta ahora se está declarando el aborto como un "Derecho". ¿Qué harán ustedes cuando el Aborto sea obligatorio en ciertos casos o cuando se imponga como elemento de control natal? ¿Qué haría ustedes si su esposa, si ustedes mismas, si sus hijas fueran sacadas por la fuerza de sus hogares para practicarse un aborto obligatorio...?

 

¿Qué harán cuando ese niño que esperan ansiosos sea declarado "indeseable" porque ustedes no gana lo suficiente, porque viene con alguna enfermedad, porque no es perfecto... porque nada ni nadie le asegura la "felicidad"?

 

Estamos a tiempo de oponernos con firmeza ante la legalización del crimen.

 

Si ustedes se resiste a los horrores de la guerra, si recuerdan con dolor los atentados y masacres, si rechazan los genocidios, ustedes tampoco deben aceptar, bajo ningún argumento, el espantoso genocidio que en el silencio de los quirófanos se comete contra nuestros hermanos más pequeños.


Experiencias de la Navidad

Querien Vangal

 

Pasó la Navidad.  ¿Qué experiencia nueva nos dejó?  Desde luego que ésta, aunque el fundamento es el mismo, algo nuevo nos dejó, pues cada año que pasa nos hacemos más viejos y nuestra  apreciación de las casas y circunstancias va cambiando.

Alegría sin nostalgias

El mensaje en Navidad no pudo ser otro que éste: Alegría, alegría, alegría.

·  Alegría para los niños que acababan nacer, y para los ancianos que en esos días se preguntan si llegarán a las navidades del año que viene.

·  Alegría para los que tienen esperanza y para los que ya la han perdido.

·  Alegría para los abandonados por todos y para las monjas de clausura que estas noches bailarán como si se hubieran vuelto repentinamente locas.

·  Alegría para las madres de familia que en esos días estaban cansadas de lo habitual y para esos hombres que a lo mejor en esos días se olvidaron poquito de ganar dinero y descubrieron que hay  cosas mejores en el mundo.

·  ¡Alegría, alegría para todos!

·  Alegría, porque Dios se ha vuelto loco y ha plantado su tienda en medio de nosotros.

·  Alegría, porque Él, en Navidad, trae alegría suficiente para todos.


Con frecuencia oigo a algunos amigos que me dicen que a ellos no les gusta la Navidad, que la Navidad les pone tristes. Y, mirada la cosa con ojos humanos, lo entiendo un poco. La Navidad es el tiempo de la ternura y la familia y, desgraciadamente, todos los que tenemos una cierta edad, vemos cómo en estos días sube a los recuerdos la imagen de los seres queridos que se fueron. Uno recuerda las navidades que pasó con sus padres, con sus hermanos, con los que se fueron, y parece que dolieran más esos huecos que hay en la mesa familiar.

Sin embargo, creo que mirando la Navidad con ojos cristianos son infinitamente más las razones para la alegría que esos rastros de tristeza que se nos meten por las rendijas del corazón. Por de pronto en Navidad descubrimos más que en otras épocas del año que Dios nos ama.

 

La verdad es que para descubrir ese amor de Dios hacia nosotros en cualquier fecha del año basta con tener los ojos limpios y el corazón abierto. Pero también es verdad que en Navidad el amor de Dios se vuelve tan apabullante que haría falta muchísima ceguera para no descubrirlo. Y es que en Navidad Dios deja la inmensidad de su gloria y se hace bebé para estar cerca de nosotros.


Se ha dicho que los hombres podemos admirar y adorar las cosas grandes, pero que amarlas, lo que se dice amarlas, sólo podemos amar aquello que podemos abrazar. Por eso al Dios de los cielos podemos adorarle, al pequeño Dios de Belén nos es fácil amarle, porque nos muestra lo mejor que Dios tiene, su pequeñez, su capacidad de hacerse pequeño por amor a los pequeños.


Y éste sí que es un motivo de alegría: un Dios hermano nuestro, un Dios digerible, un Dios vuelto calderilla, un hermoso tipo de Dios que los hombres nunca hubiéramos podido imaginar si Él mismo no nos lo hubiera revelado y descubierto. Y si en Navidad descubrimos que Dios nos ama y que podemos amarle, podemos también descubrir cómo podemos amarnos los unos a los otros.


Lo mejor de la Navidad es que en esos días todos nos volvemos un poco niños y, consiguientemente, se nos limpian a todos los ojos. Durante el resto del año todos miramos con los ojos cubiertos por las telarañas del egoísmo. Nuestros prójimos se vuelven nuestros competidores. Y vemos en ellos, no al hermano, sino al enemigo potencial o real.


Pero ¿quién es capaz de odiar en Navidad? Habría que tener muy corrompido el corazón para hacerlo. La Navidad nos achica, nos quita nuestras falsas importancias y, por lo mismo, nos acerca a los demás. ¿Y qué mayor alegría que redescubrir juntos la fraternidad?

 

Por eso es necesario que en esto días no hay que refugiarse en la nostalgia, no mirar hacía atrás.  Hay que contemplar el presente.  Hay que descubrir que a nuestro lado hay gente que nos ama y que necesita nuestro amor.  Si lo hacemos así, el amor de Dios no será inútil.


Un regalo para el Recién Nacido

 

Ya, felizmente, pasó esta fecha venturosa de Navidad. Todos guardamos en nuestra alma recuerdos entrañables de las fiestas navideñas: bellos recuerdos de nuestra infancia, y también de nuestra edad juvenil y adulta. Y es que, en este día todos nos hacemos un poco como niños. Y está muy bien que sea así, porque nuestro Señor prometió el Reino de los cielos a los que son como niños. Más aún, desde que Dios se hizo niño, ya nadie puede avergonzarse de ser uno de ellos.


¡Tantas cosas podrían decirse en un día como ese! Pero no es mi intención a escribir un tratado de teología. Me voy a limitar a contar una sencilla y bella historia.


Se cuenta que el año 1994 ---pasada la guerra fría--- dos americanos fueron invitados por el Departamento de Educación de Rusia –curiosamente—, para enseñar moral en algunas escuelas públicas, basada en principios bíblicos. Debían enseñar en prisiones, negocios, en el departamento de bomberos y en un gran orfanato. En el orfanato vivían casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados por sus padres y dejados en manos del Estado. Y fue en este lugar en donde sucedió este hecho.


Era 25 de diciembre. Los educadores comenzaron a contarles a los niños la historia de la primera Navidad. Les hablaron acerca de María y de José llegando a Belén, de cómo no encontraron lugar en las posadas y, obligados por las circunstancias, tuvieron que irse a un establo a las afueras de Belén. Y fue allí, en una cueva pobre, maloliente y sucia, en donde nació Dios, el Niño Jesús. Y allí fue recostado en un pesebre.


Mientras los chicos del orfanato escuchaban aquella historia, contenían el aliento, y no salían de su asombro. Era la primera vez que oían algo semejante en su vida. Al concluir la narración, los educadores les dieron a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre. A cada niño se le dio un cuadrito de papel amarillo, cortado de unas servilletas, para que asemejaran a unas pajas. Luego, unos trocitos de franela para hacerle la manta al bebé. Y, finalmente, de un fieltro marrón, cortaron la figura de un bebé.


De pronto, uno de ellos fijó la vista en un niño que, al parecer, ya había terminado su trabajo. Se llamaba Mishna. Tenía unos ojos muy vivos y estaría alrededor de los seis años de edad. Cuando el educador miró el pesebre, quedó sorprendido al ver no un niño dentro de él, sino dos. Maravillado, llamó enseguida al traductor para que le preguntara por qué había dos bebés en el pesebre. Mishna cruzó sus brazos y, observando la escena del pesebre, comenzó a repetir la historia muy seriamente. Por ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez, estaba muy bien, hasta que llegó al punto culminante. Allí Mishna empezó a inventar su propio relato, y dijo: –"Y cuando María puso al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mamá ni papá, y que no tenía ningún lugar adonde ir. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con Él. Le dije que no podía, porque no tenía ningún regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús. Y por eso pensé qué podía regalarle yo al Niño. Se me ocurrió que tal vez como regalo yo podría darle un poco de calor. Por eso le pregunté a Jesús: Si te doy calor, ¿ése sería un buen regalo para ti? Y Jesús me dijo que sí, que ése sería el mejor regalo que jamás haya recibido. Por eso me metí dentro del pesebre. Y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre".


Cuando el pequeño Misha terminó su relato, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas y empapaban sus mejillas; se tapó la cara, agachó la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo. El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. ¡Alguien que estaría con él para siempre!


Esta conmovedora historia, ¡tiene tanto que enseñarnos! Este niño había comprendido que lo esencial de la Navidad no son los regalos materiales, ni el pavo, ni la champagne, ni las luces y tantas otras cosas buenas y legítimas. Lo verdaderamente importante es nuestro corazón. Y querer estar para siempre al lado de Jesús a través de nuestro amor, de nuestra fe, del regalo de nuestro ser entero a Él.


Dios nace hoy en un establo, no en un palacio. Nace en la pobreza y en la humildad, no en medio de lujos, de poderes y de riquezas. Sólo así podía estar a nuestro nivel: al nivel de los pobres, de los débiles y de los desheredados.

Sólo si nosotros somos pequeños y pobres de espíritu podremos acercarnos a Él, como lo hicieron los pastores en aquella bendita noche de su nacimiento. Los soberbios, los prepotentes y los ricos de este mundo, los que creen que todo lo pueden y que no necesitan de nada ni de nadie –como el rey Herodes, los sabios doctores de Israel y también los poderosos de nuestro tiempo— tal vez nunca llegarán a postrarse ante el Niño en el pobre portal de Belén.


Ojalá nosotros también nos hagamos hoy como niños, como Mishna, como los pobres pastores del Evangelio, para poder estar siempre con Jesús.


Sólo los humildes pueden ir a Belén y arrodillarse ante la maravilla infinita y el misterio insondable de un Dios hecho Niño y acostado en un pesebre. Sólo la contemplación extasiada y llena de fe y de amor es capaz de penetrar –o, mejor dicho, de vislumbrar un poquito al menos— la grandeza inefable de la Navidad. ¡El Dios eterno, infinito, omnipotente e inmortal, convertido en un Niño recién nacido, pequeñito, impotente, humilde, incapaz de valerse por sí mismo! ¿Por qué? Por amor a ti y a mí.


Para redimirnos del pecado, para salvarnos de la muerte, para liberarnos de todas las esclavitudes que nos oprimen y afligen.


Si Dios ha hecho tanto por nosotros, ¿qué seremos capaces de regalarle al Niño Dios?


La seriedad de la Navidad

En general, la Navidad toma la encarnación del Verbo de Dios en la parte más descomprometida e infantil. Es un niño quien ha nacido. Y un niño no dice cosas serias. Este Niño Dios no ha dicho todavía "Sed perfectos", ni "sepulcros blanqueados", ni "vende tus bienes y sígueme" ni "Yo soy la Verdad y la Luz". Todavía está callado este niño. Y nos aprovechamos de su silencio para comprarle el Amor barato, a precio de villancicos y panderetas.

En el día de la Encarnación todos vuelven la vista hacia Belén, como en día de sol radiante se refugian todos a la sombra del alero. Los más complicados Góngoras hacen versillos de claveles y auroras, con melodía pastoril. Los más escolásticos y abstractos Calderones, escriben para la fiesta diálogos de Mengas y Pascuales. San Juan de la Cruz, que ha volcado hasta los umbrales del divino desposorio, en una Nochebuena sale de su celda como un loquillo de atar, meciendo al Niño en sus brazos, bailando y cantando una cancioncilla de amores aldeanos:

"Si amores me han de matar ¡agora tienen lugar…!"

En esa Nochebuena no intuimos el tremendo compromiso que adquirimos los humanos. Como es un Niño el que nos ha nacido, no percibimos la Ley y el Compromiso serio, que nos trae debajo de su débil brazo. En torno a un niño todo parece ser cosa de juego y de algarabía. ¿También con el Niño Dios?

No; no puede ser la Navidad subterfugio y evasiva de la Encarnación. No es la fiesta de un derretimiento pueril y pasajero. Es la fiesta de un exigente amor varonil y total.

Vienen ya de camino Magos de Oriente que le van a quitar al portal todo el aspecto de fiesta de familia. Los magos no son ya pastores con cantarcillos, con requesón, manteca y vino. Son sabios y poderosos y científicos y extranjeros que vienen aleccionados por la astronomía. No vienen a pactar una noche de tregua de trinchera a trinchera: vienen a exigir las últimas consecuencias de la Paz prometida a todos los hombres. Vienen a hacer de Belén, la aldea de la Encarnación, la primera ciudad plenamente internacional del planeta. Vienen a ver si realmente ha nacido un rey que traiga la verdadera paz, la justicia auténtica y el amor sin componendas.

¿Hemos entendido esto del todo?...¿A qué nos compromete la Encarnación del Hijo de Dios? ¿Qué nos quiere decir a nosotros hoy la Encarnación?

¿Entenderemos todos lo que allí, en Belén, se juega? ¿Nació en cada uno de nosotros, ese Niño Dios?


Navidad no son las luces de colores, ni las guirnaldas que adornan las puertas y ventanas de las casas, ni las avenidas engalanadas, ni los árboles decorados con cintas y bolas brillantes, ni la pólvora que ilumina y truena.


Navidad no son los almacenes en oferta. Navidad no son los regalos que demos y recibimos, ni las tarjetas que enviamos a los amigos, ni las fiestas que celebramos. Navidad no son Papá Noel, ni santa Claus, ni los Reyes Magos que traen regalos. Navidad no son las comidas especiales. Navidad no es ni siquiera el pesebre que construimos, ni la novena que rezamos, ni los villancicos que cantamos alegres.


Navidad es Dios que se hace hombre como nosotros porque nos ama y nos pide un rincón de nuestro corazón para nacer. Por eso, ser hombre es tremendamente importante, pues Dios quiso hacerse hombre. Y hay que llevar nuestra dignidad humana como la llevó el Hijo de Dios Encarnado. Por eso, Navidad es tremendamente exigente porque Dios pide a gritos un hueco limpio en nuestra alma para nacer un año más. ¿Se lo daremos?


Navidad es una joven virgen que da a luz al Hijo de Dios. Por eso, dar a luz es tremendamente importante a la luz de la Encarnación, porque Dios quiso que una mujer del género humano le diese a luz en una gruta de Belén. Tener un hijo es tremendamente comprometedor, pues Jesús fue dado a luz por María. No es lo mismo tener o tener un hijo; no es lo mismo querer tenerlo o no tenerlo. Navidad invita al don de la vida, no a impedir la vida.


Navidad es un niño pequeño recostado en un pesebre. Por eso es tan tremendamente importante ser niño, y niño inocente, al que debemos educar, cuidar, tener cariño, darle buen ejemplo, alimentarle en el cuerpo y en el alma…como hizo María. Y no explotar al niño, y no escandalizar a los niños, y no abofetear a los niños, y no insultar a los niños.


Navidad son ángeles que cantan y traen la paz de los cielos a la tierra. Por eso, es tremendamente importante hacer caso a los ángeles, no jugar con ellos a supersticiones y malabarismos mágicos, sino encomendarles nuestra vida para que nos ayuden en el camino hacia el cielo y hacerles caso a sus inspiraciones. Por eso es tremendamente importante ser constructores de paz y no fautores de guerras.


Navidad son pastores que se acercan desde su humildad, limpieza y sencillez. Por eso, es tremendamente importante que no hagamos discriminaciones a nadie, y que si tenemos que dar preferencia a alguien que sean a los pobres, humildes, ignorantes. Quien se toma en serio la Encarnación del Hijo de Dios tiene que dar cabida en su corazón a los más desvalidos de la sociedad, pues de ellos es el Reino de los cielos.


Navidad es esa estrella en mi camino que luce y me invita a seguirla, aunque tenga que caminar por desiertos polvorientos, por caminos de dudas cuando desaparece esa estrella. La Encarnación me compromete tremendamente a hacer caso a todos esos signos que Dios me envía para que me encamine hacia Belén, siguiendo el claroscuro de la fe.


Navidad es ternura, bondad, sencillez, humildad. Por eso, meterse en Belén es tremendamente comprometedor, pues Dios Encarnado sólo bendice y sonríe al humilde y sencillo de corazón.


Navidad es una luz en medio de la oscuridad. Por eso, la Encarnación es misterio tremendo que nos ciega por tanta luz y disipa toda nuestras zonas oscuras. Meterse en el portal de Belén es comprometerse a dejarse iluminar por esa luz tremenda y purificadora.


Navidad es esperanza para los que no tienen esperanza. Por eso, la Encarnación es misterio tremendo que nos lanza a la esperanza en ese Dios Encarnado que nos viene a dar el sentido último de nuestra vida humana.


Navidad es entrega, don, generosidad. Dios Padre nos da a su Hijo. María nos ofrece a su Hijo. Por eso, quien medita en la Encarnación no puede tener actitudes tacañas.


Navidad es alegría para los tristes, es fe para los que tienen miedo de creer, es solidaridad con los pobres y débiles, es reconciliación, es misericordia y perdón, es amor para todos. ¿Entendemos el tremendo compromiso, si entramos en Belén?


Ya desde el pesebre pende la cruz. Es más, el pesebre de Belén y la cruz del Calvario están íntimamente relacionados, profundamente unidos entre sí. El pesebre anuncia la cruz y la cruz es resultado y producto, fruto y consecuencia del pesebre. Jesús nace en el pesebre de Belén para morir en la cruz del Calvario. El niño débil e indefenso del pesebre de Belén, es el hombre débil e indefenso que muere clavado en la cruz.


El niño que nace en el pesebre de Belén, en medio de la más absoluta pobreza, en el silencio y la soledad del campo, en la humildad de un sitio destinado para los animales, es el hombre que muere crucificado como un blasfemo, como un criminal, en la cruz destinada para los esclavos, acompañado por dos malhechores.


En su nacimiento, Jesús acepta de una vez y para siempre la voluntad de Dios, y en el Calvario consuma y realiza plenamente ese proyecto del Padre.

¡Qué unidos están Belén y Calvario!


El pesebre es humildad; la cruz es humillación. El pesebre es pobreza; la cruz es desprendimiento de todo, vaciamiento de sí mismo. El pesebre es aceptación de la voluntad del Padre; la cruz es abandono en las manos del Padre. El pesebre es silencio y soledad; la cruz es silencio de Dios, soledad interior, abandono de los amigos. El pesebre es fragilidad, pequeñez, desamparo; la cruz es sacrificio, don de sí mismo, entrega, dolor y sufrimiento.


Ahora sí hemos vislumbrado un poco más el misterio de Belén, el misterio de la Navidad, el misterio de este Dios Encarnado.


¿Castañuelas, panderetas y zambombas? ¡Bien! Pero no olvidemos el compromiso serio de este Dios Encarnado…pues en cuanto comience a hablar nos va a pedir: "Niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme". Entonces nos darán ganas de tirar a una esquina la pandereta, las castañuelas y comenzar a escuchar a ese Dios Encarnado que por amor a nosotros toma la iniciativa de venir a este mundo, para enseñarnos el camino del bien, del amor, de la paz y de la verdadera justicia.


Terminaré con una oración:


"Niño del pesebre, pequeño Niño Dios, hermano de los hombres. El alma se me llena de ternura y el corazón de dicha, cuando te veo así, pequeño, pobre y humilde, débil e indefenso, recostado en las pajas del pesebre.


Enséñame, Jesús, a apreciar lo que vale tu dulce encarnación. Ayúdame a comprender el profundo sentido de tu presencia entre nosotros. Haz que mi corazón sienta la grandeza de tu generosidad, la profundidad de tu humildad, la maravilla de tu bondad y de tu amor salvador".


¿Faltas infantiles? Mejor educar que castigar

 

Querien Vangal

 

"¿Vergüenza? Vergüenza es robar… y que lo pesquen a uno"; este es un viejo chiste que en la práctica tiene aplicación, según la formación que reciba una persona en su infancia. Hablamos de las reglas de conducta y de los sistemas de premios y castigos, así como de la manera en que castigar o premiar sirva de aprendizaje.

 

Cuando un niño se porta mal, cuando desobedece se le castiga, para que pague su falta; pero si en el proceso no aprende algo útil para normar sus obligaciones para con los demás (y para consigo mismo), el castigo se convierte en un simple juego de causa-efecto, que eventualmente puede ser alterado, Aquí entra el "…si te pescan" te irá mal, pero puede también aprender que si nadie con autoridad se da cuenta, puede gozar de impunidad.

 

Por otra parte, en ocasiones el mal comportamiento de un niño lo que provoca es el enojo o hasta la ira de quien se siente desobedecido, quien en vez de castigar, lo que realmente hace es vengarse del pequeño infractor. Si éste percibe el castigo como una venganza, por desproporción a la falta o por la actitud observada en quien lo aplica, en vez de ser fuente de educación se convierte en deseducación y resentimiento.

 

Cuando alguien comete una falta, sea niño o adulto, y recibe lo que puede considerar justo castigo, quizá aprenda algo sobre la buena conducta, dependiendo de la actitud que se le haya infundido respecto a lo que son premios y castigos. Pero en caso contrario, en vez de aprender a cumplir las reglas de buena conducta, lo que quizá aprenda es que debe procurar evitar el castigo, escondiendo su falta, y no a portarse bien aunque nadie lo sepa.

 

No hay duda de que gran parte de las reglas que se enseñan a los niños tienen que ver con su propia conveniencia, en cuanto a salud, bienestar o aceptación por los demás. Por ello, al definir las reglas, si se quiere realmente educar al niño, debe enseñársele EL POR QUÉ de dicha norma o regla de conducto. Es más educativo enseñar al niño que cruzar la calle corriendo le significa peligro, y cuál puede ser este peligro, que sólo decirle que no debe cruzar la calle corriendo porque se le castigaría.

 

Si un niño comete una falta (y sobre todo si hace algo indebido que no le fue previamente enseñado), y el educador (sea quien sea) no aprovecha la oportunidad para hacerle notar que hizo mal y porqué está mal, y simplemente lo castiga, pierde la oportunidad de enseñarle algo, que de otra forma quizá aprenda o no si en su capacidad de raciocinio y estado de ánimo logra comprenderlo.

 

Un sistema simple de vida de premios y castigos, sin explicaciones sobre el bien y el mal, lo útil y lo inútil, puede formar en el niño un patrón de reflejos condicionados: "me porto mal: me castigan". Pero estos reflejos condicionados podrán ser evitados por el niño si descubre, cosa muy fácil, que hay formas de eludir el castigo, escondiendo la falta o por chantaje sentimental, que doblega la voluntad del potencial castigador, sin que del suceso se haya obtenido enseñanza alguna.

Si en el mundo del trabajo de los adultos la consecuencia de una falta puede comenzar con una "llamada de atención", luego una suspensión y por último el castigo del despido, también en el de los niños puede empezar así, con un regaño, luego la explicación de lo que se hizo mal, la reparación de la falta cuando procede, una posible suspensión temporal de beneficios (hoy no hay postre) y el castigo como recurso final ante la reincidencia.

 

En resumen, lo más importante no es fijar normas de conducta, sino enseñar al niño el origen y razón de ser de dichas normas, y que el castigo, cuando se aplica es para educar y no como venganza de quien puso la norma. La frasecita "porque yo lo mando" y otras semejantes son semillas de autoritarismo y no de autoridad.

 

Aprovechar las faltas del niño para repasar lo que está mal y porqué, es más saludable y eficiente como proceso educativo, que simplemente obligar a obedecer aplicando un castigo como consecuencia de la falta cometida. Además, este método "explicativo" enseña al niño a juzgar otros aspectos de la vida en cuanto a lo bueno y lo malo, lo útil y lo peligroso.

 

Pero aún hay más, ya que en el proceso mismo de aplicar castigos o de enseñar el origen de las normas de conducta, debe haber un claro acto de amor al niño. Cuando no logramos con nuestra actitud que el niño perciba que lo que hacemos es por amor a él, el castigo, frente a los ojos del niño, aparecerá como una venganza de quien se siente desobedecido y no como una forma de educar.

 

Aprovechar la falta para hacer ver al niño que hizo mal y que el interés del educador es que aprenda a no repetirla, es en sí mismo un acto que se percibe de amor, y que debe ser reforzado con claras muestras de cariño. Así, enseñar a aprender de las faltas es superior a castigar y el castigo se vuelve innecesario.


Felicidad humana y felicidad espiritual

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Felicidad humana, buscada, añorada. Esquiva como una mariposa que vuela sobre nosotros, hermosa y fulgurante, pero difícil de asir con las manos. Más nos esforzamos, más alto ella vuela, o se la lleva el viento, o se va detrás de alguna flor que la atrae más que revolotear sobre nuestras cabezas.  Felicidad humana, motivo de nuestros desvelos, de nuestros esfuerzos, de tantas decepciones y caídas. Pero cuando se la encuentra, que hermosa es.  Son esos momentos donde el mundo parece detenerse, donde todo es perfecto, pleno de armonía. En esos instantes sabemos bien que en pocas horas o minutos quizás, nos encontraremos de nuevo en el llano, listos para empezar otra vez. Como esas mañanas de lunes, luego de un hermoso día de domingo, donde nos vemos a nosotros mismos en el espejo mientras cepillamos nuestros dientes. ¿Cómo puede ser todo tan distinto, tan chato y deprimente, si ayer mismo yo estaba tan feliz?

 

Es que nuestra naturaleza humana es así. Somos volátiles y efímeros en nuestro querer. Buscamos esa felicidad, y cuando la alcanzamos nos acostumbramos a ella y le hallamos defectos de inmediato. Si, es lindo, pero no es tan perfecto como pensaba. Y de hecho, empezamos a soñar con otro tipo de felicidad, y vamos abandonando la felicidad encontrada, pequeña o grande. Queremos más, y más. Cuanto soñamos en comprar ese auto, pero cuando lo tenemos, deseamos otro mejor o distinto. Y así con todo, con todo.

 

Nuestro problema es que estamos atados al gusto de ser humanos, al gusto por los placeres humanos. Y esto es como un ancla que nos tira hacia abajo, nos sujeta a la tierra. En realidad, la meta de nuestra vida es hacernos espíritu, tenemos que atarnos al gusto por lo espiritual, que nos hará elevarnos livianos y sencillos, sin atadura alguna al gusto por lo terrenal. La realidad es que también somos espíritu, pero nuestra naturaleza humana tapa y sofoca a nuestro pobre costado espiritual, que pugna por imponerse. Una lucha de vida que forma parte de nuestra prueba de amor, es el precio que debemos pagar para poder llegar a adquirir el derecho de vivir con el Amor de los Amores, eternamente.

 

Cuando logramos descubrir la felicidad del espíritu comenzamos a recorrer el camino de ascenso espiritual. El gozo del espíritu es muy distinto a la felicidad humana. Es profundo, interior, pleno de paz, hace hinchar nuestro pecho de unas tremendas ganas de gritar, de gritar nuestro amor por Dios, nuestra alegría de reconocernos Sus amigos, Sus hijos, Sus elegidos. Este gozo del alma barre poco a poco todas las necesidades de felicidad humana, la que va pareciendo cada vez más como vacía, vana, pasajera, vulgar. Autos, casas, dinero, viajes, todo va siendo reemplazado por un deseo ardoroso de estar unido y en paz con el Creador.

 

Despojados de todo deseo material, de todo deseo de afecto humano, de toda necesidad pasajera. Esa es la perfección a la que debemos apuntar en nuestro ascenso espiritual. Por supuesto que seguiremos viviendo en el mundo, rodeados de las cosas del mundo, pero sin ser del mundo. Estar en el mundo, sin ser del mundo. A veces estamos tan apegados que somos, simplemente, mundo. En realidad debemos ser, simplemente, espíritu. Espíritu que vive en el mundo, que come, que trabaja, que utiliza las cosas materiales y los afectos humanos para materializar el amor por Dios, y el amor por los demás. Amor que sube y que baja, que sale y vuelve, amor que es espíritu.

Cuando llegamos a este punto, podemos darnos cuenta que una cena en un restaurante bonito no se puede comparar a un instante de adoración Eucarística, a un momento de oración intenso, o a la alegría de la sonrisa de aquel a quien dimos lo que no tiene, lo que le falta. Sin grandes fuegos de artificio, ni tapas en los diarios, ni publicidades rimbombantes, la felicidad espiritual nos espera, clama por nosotros. Felicidad que es cruz, que es entrega, que es saberse amado aunque duela lo humano. Lo humano gritará, pedirá atención, querrá ser el centro de nuestra vida nuevamente, no se rendirá jamás, mientras vivamos. Esta es, en sencillas palabras, la batalla de nuestra vida, la que define nuestro destino eterno.

 

Señor, que puedes quemar mis impurezas humanas con Tu fuego abrasador. Leva las anclas que me sujetan a este mundo, arranca estas cadenas que me atan a las columnas de la vanidad y la sensualidad. Dame Tu fortaleza, cúbreme con Tu escudo, permíteme descubrir el gozo de la felicidad espiritual, para que el gozo de saberme amado por Ti, arranque de raíz mi unión con el fango que intenta retenerme. Hazme ver la belleza de todo lo Tuyo, y el horror de aquello que me aleja de Vos. Cura mi ceguera espiritual y envuelve mi corazón con las llamas de Tu Sagrado Corazón. Hazme, simplemente, tuyo.



Felicidad, dinero y confort


Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Un chiste sobre el dinero dice que si éste no es la felicidad, sí es lo que más se le parece. En serio, ¿es esto verdad? El asunto es una confusión de lenguaje, o más bien de concepto psicológicamente hablando. Es la confusión entre el confort de vida, el bienestar material y la felicidad, que no son lo mismo.

El dinero o los bienes materiales dan sin duda confort de vida, que puede llegar a extremos de lujo tal que puede decirse que quien puede pagar tiene o puede comprar todo lo que esté en venta (o se obtenga por chantaje monetario). Sin duda que la riqueza material da algo muy útil: la seguridad de no pasar hambre o necesidad alguna, o más bien las necesidades que tienen una respuesta en dinero.

El dinero tiene sin embargo ciertos límites, como son las enfermedades incurables con la ciencia médica del momento. Ha habido y hay personas inmensamente ricas que mueren de cáncer o de otras enfermedades degenerativas, frente a las cuales todo el oro del mundo no sirve para nada. En casos como estos, sin duda que el dinero más que ser felicidad es causa de frustración: no puede comprar lo que se quiere: salud y vida.

Hay otras cosas que la riqueza material no compra: las buenas relaciones familiares y de amistad, por ejemplo. El dinero no devuelve la felicidad perdida por la muerte de seres queridos. Tampoco da a los padres y hermanos la alegría de recuperar, pagando en efectivo, la salud física o mental de un miembro de la familia drogadicto o dipsómano, cleptómano o asesino, de un paranoico o un esquizofrénico.

Si llega el dinero a servir para evadir acciones de la justicia humana en casos de familiares criminales por dolo o negligencia (culpa), solamente permite la tranquilidad de que dicha persona no esté en la cárcel, pero no desaparece la infelicidad o tristeza de saber que dicho ser querido delincuente es lo que es.

La riqueza sirve también para darse el lujo de regalar cosas, no por sentido de compartir caritativamente lo que se tiene, sino para sentirse a gusto o ser reconocido como "filántropo". Sólo el dar por auténtica caridad da felicidad.

El dinero entonces, con ciertas limitaciones, da confort, satisfacción, salud, libertad de movimiento y hasta libertad de abusar del poder que dicho dinero ofrece. Pero lo que la riqueza no puede comprar u ofrecer es la felicidad real.

Si conceptuamos la felicidad como un estado de paz interior, de conciencia tranquila, de comunión espiritual con Dios y la humanidad, no es el dinero que puede darla.

Y no tiene tal poder el dinero porque los mayores bienes que se pueden dar o recibir no son materiales: amor, cariño, apoyo, consejo y educación en valores, visitas a enfermos y presos, hacer reír a un niño y otras semejantes, son cosas sin valor monetario. Todas ellas dan felicidad. Mantener unida a una familia y al círculo de amigos es felicidad, con o sin dinero.

Otra cosa que no compra el dinero, pero sí un generoso sentido de la vida, es la alegría. No es lo mismo alegría que diversión, y aunque quizá la división entre ambas cosas puede ser muy sutil, existe. Quien tiene alegría, la disfruta aún después de pasados los momentos alegres, pero quien simplemente se divierte, deja la diversión como un recuerdo del pasado, no como algo que perdura.

Si todo esto no fuera cierto ¿por qué hay millonarios en estado de grave depresión, personas que se supone son exitosas que están sin embargo frustradas y con vidas vacías, que viven bien pero no tienen razones para reír y hasta llegan al suicidio?

¿Por qué hay tanta gente rica que tiene vidas vacías, y se da perfecta cuenta de ello? Porque saben que tienen muchas cosas pero no son felices. Sufren de un estado permanente de vacío, de falta de algo que puede resultarles indefinido por tener limitado el corazón: la felicidad.

Hay un viejo cuento del rey deprimido que deseaba ser feliz, y su consejero real le dijo que para serlo debería usar la camisa del hombre más feliz del reino. Cuando sus emisarios localizaron a dicho personaje, y el rey le pidió le diera su camisa, el hombre más feliz le dijo que lo sentía, pero que no tenía camisa.

Entonces ¿no se puede ser feliz siendo rico? Por supuesto que sí, y está en el Evangelio. Son los pobres de corazón los dueños del Reino de los Cielos, incluyendo a quienes tengan el beneficio de la riqueza pero no se apegan a ella. El rey Salomón es un ejemplo particular: el Señor le dio todo el lujo, confort y satisfacción que da la materia y la relación humana, y no por eso dejó de ser santo feliz.

En suma, el confort material y de forma de vida que da la riqueza material no es la felicidad; da bienestar en muchos aspectos, pero no necesariamente en estados de ánimo, en sentirse bien con la vida propia, con la comunidad humana y con la divinidad.

La felicidad es algo muy por arriba del confort y del bienestar, que incluye lo que se llama "bienser", que implica algo muy fácil de reconocer y difícil de conseguir cuando no se vive para los demás y para con Dios, sino para el dinero: la paz interior, y eso es la clave de auténtica felicidad.


Fidelidad matrimonial

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Si amas, perdona;
si no amas, olvida.

 

Tal parece que el asunto de la infidelidad matrimonial no sólo es frecuente, sino que en muchos ambientes es visto con excesiva naturalidad, incluso, para algunas personas, la posibilidad de conquistar a un hombre casado, o a una mujer casada, viene siendo como un grado de dificultad que hace más atractivo el reto.

En cierto sentido la fidelidad y la lealtad se identifican. La fidelidad es una virtud fundamental en la vida personal y social. Sin ella resultaría imposible la convivencia, pues con su ejercicio se consigue la confianza y la estabilidad y, cuando se traiciona se producen severos daños en la estabilidad de las instituciones y de las personas. Esto nos hace ver que con ella se puede vivir en paz y tranquilidad, pero cuando falta las relaciones humanas se deslizan hacia la desconfianza, el resentimiento, el rencor, el odio, la pérdida de la propia estima, las depresiones, los deseos de venganza y otras desgracias.

Las virtudes, al igual que los vicios, son muy amigueras. A las primeras solemos encontrarlas entrelazadas con otras virtudes. Por su parte, los vicios se ayudan entre sí. Así por ejemplo, el egoísmo manifestado en comodidad e irresponsabilidad suele esconderse detrás de la mentira y la hipocresía.

No me resulta aventurado afirmar que el origen de la deslealtad es la soberbia vestida de egoísmo. Por ello es que resulta casi imposible exigir la fidelidad a un adulto cuando desde pequeño se le fomentó un individualismo enfermizo. Este tipo de errores son muy frecuentes cuando los mismos padres de familia han limitado la capacidad de amar de sus hijos, al no entender los beneficios de una familia con varios hermanos, de tal forma que terminan educándolos de forma utilitaria; quizás campeones en algún deporte o habilidad, pero incapaces de darse a los demás.

No se puede ser fiel si no se está dispuesto a ser generoso, ya que la lealtad nos exige renunciar incluso a aquello que consideramos como propio. Aquí van incluidos los bienes materiales, los gustos personales y el tiempo que los demás esperan que les dediquemos.

Cuando lo que motiva a una persona casada a abandonar a su cónyuge y a sus hijos es su egoísmo, no deberá esperar que le vaya mejor en el futuro, pues la amargura de su fracaso personal y su falta de lealtad lo acompañarán a donde quiera que esté.

La lealtad ejercida sobre los compromisos adquiridos exige el concierto de otras virtudes, como son el respeto a los demás; la fortaleza; la sinceridad; el orden en la jerarquía personal de valores; la discreción; la prudencia; la laboriosidad; los detalles de cariño y otras. El mismo Dios hecho hombre dejó claro que nuestra felicidad en el Cielo dependerá de nuestra fidelidad en lo que hagamos en este mundo.


Fiesta de la Candelaria

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Esta fiesta ya se celebraba en Jerusalén en el siglo IV.

 

La festividad de hoy, de la que tenemos el primer testimonio en el siglo IV en Jerusalén, se llamaba hasta la última reforma del calendario, fiesta de la Purificación de la Virgen María, en recuerdo del episodio de la Sagrada Familia, que nos narra San Lucas en el capitulo 2 de su Evangelio. Para cumplir la ley, María fue al Templo de Jerusalén, a los cuarenta días del nacimiento de Jesús, para ofrecer su primogénito y cumplir el rito legal de su purificación. La reforma litúrgica de 1960 y 1969 restituyó a la celebración el título de "presentación del Señor" que tenía al principio: la oferta de Jesús al Padre, en el Templo de Jerusalén, es un preludio de su oferta sacrifical sobre la cruz.

 

Este acto de obediencia a un rito legal, al que no estaban obligados ni Jesús ni María, constituye una lección de humildad, como coronación de la meditación anual sobre el gran misterio navideño, en el que el Hijo de Dios y su divina Madre se nos presentan en el cuadro conmovedor y doloroso del pesebre, esto es, en la extrema pobreza de los pobres, de los perseguidos, de los desterrados.

 

El encuentro del Señor con Simeón y Ana en el Templo acentúa el aspecto sacrifical de la celebración y la comunión personal de María con el sacrificio de Cristo, pues cuarenta días después de su divina maternidad la profecía de Simeón le hace vislumbrar las perspectivas de su sufrimiento: "Una espada te atravesará el alma": María, gracias a su íntima unión con la persona de Cristo, queda asociada al sacrificio del Hijo. No maravilla, por tanto, que a la fiesta de hoy se le haya dada en otro tiempo mucha importancia, tanto que el emperador Justiniano decretó el 2 de febrero día festivo en todo el imperio de Oriente.

 

Roma adoptó la festividad a mediados del siglo VII, y el Papa Sergio I (687- 701) instituyó la más antigua de las procesiones penitenciales romanas, que salía de la iglesia de San Adriano y terminaba en Santa María Mayor. El rito de la bendición de los cirios, del que ya se tiene testimonio en el siglo X, se inspire en las palabras de Simeón: "Mis ojos han visto tu salvación, que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz para iluminar a las naciones". Y de este rito significativo viene también el nombre popular de esta fiesta: la así llamada fiesta de la "candelaria".


Firmaron ombudsman de Iberoamérica plan para garantizar la educación

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Los ombudsman de Iberoamérica firmarán el mes pasado el Plan de Acción para la Promoción y Protección del Derecho a la Educación, cuyo objetivo es exhortar e impulsar a los Estados como instancias responsables de esa garantía.

Mediante la firma de este acuerdo, las instituciones nacionales de derechos humanos del continente Americano procurarán que todos los niños, niñas y adolescentes tengan acceso a una enseñanza gratuita y obligatoria de buena calidad y concluyan sus estudios básicos.

También que se eliminen todas las formas de discriminación que limiten el acceso pleno y equitativo al proceso de educación y se contribuya a forjar una cultura de derechos humanos, entre estudiantes y docentes.

La firma del plan se efectuará en el marco de la Asamblea General Extraordinaria de la Federación Iberoamericana de Ombudsman (FIO), que será inaugurada mañana lunes en Nuevo Vallarta, en el estado de Nayarit, y concluirá el próximo martes.

Se trata de asegurar que los instrumentos internacionales y regionales de las garantías individuales progresivamente ratificados y armonizados con las legislaciones nacionales, y que se haga uso de los mecanismos universales y regionales para proteger el derecho a la educación.

El Plan de Acción fue firmado por el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luís Soberanes, en su calidad de secretario general de la Red de Instituciones Nacionales de Promoción y Protección de los Derechos Humanos del Continente Americano y representante de México.

Testigos de honor fueron el gobernador de Nayarit, Ney González Sánchez, y el presidente de la FIO, Enrique Múgica, así como los ombudsman de Guatemala, El Salvador, Ecuador, Paraguay, Argentina, Bolivia, Colombia, Canadá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela.

La iniciativa de este plan surgió después de conocer el diagnóstico sobre el estado de cumplimiento que guarda el derecho a la educación en el continente Americano, que realizaron la CNDH, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Derecho a la Educación.

Según el análisis, casi 92 millones de personas mayores de 15 años no han concluido sus estudios primarios en 29 países y territorios de América Latina y el Caribe; lo inaudito es que de ese total, 36 millones declaran no saber leer y escribir.

Además 11 de los 29 países evaluados registran analfabetismo declarado superior a 10 por ciento y seis de éstos presentan tasas iguales o superiores a 20 por ciento en la población de 15 y más años de edad.

El diagnóstico revela también que en estas circunstancias 25 por ciento de las niñas y los niños en edad escolar deserta de la escuela antes de llegar al quinto grado de educación primaria, sin haber adquirido la formación elemental indispensable.  Resalta el hecho que un alto porcentaje de los que desertan ha sido por irresponsabilidad de de los mentores y/o la mala calidad de sus enseñanzas.

La Red de Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección del Continente Americano reconoce que el derecho a la educación es fundamental para el desarrollo de la humanidad y herramienta primaria para superar la pobreza, pero no basta con reconocerlo sino que debe procurarse que los encargarlos de impartirla (maestros) reúnan las condiciones (responsabilidad, conocimientos, ética moral y buen trato para con sus alumnos) suficientes y necesarias para ejercer su profesión.

Ojalá que este plan motive a la sociedad para exigir al gobierno ---Poder Legislativo en este caso--- para que legisle en el sentido de implementar un Código de Ética que obligue a los maestros a cumplir sin tacha su importante misión, porque ante todo, un maestro no es una figura ornamental en la sociedad en la que vivimos, es una parte muy importante dentro de la familia, son una extensión de los padres.

Francamente es triste y lamentable que en estos tiempos existan personas llamadas "maestros", que su único interés radica en exigir, mediante actos deplorables e incalificables, diversas peticiones ---muchas de ellas imposibles de cumplir por estar fuera de la realidad---, que dejan marcada no sólo a la sociedad en la que vivimos, sino la imagen que generaciones atrás han forjado con mucho sacrificio y apostolado, personas que más allá de simplemente pararse frente a sesenta (o más) niños(as) a "decir barbaridades", dejaban parte de su corazón en cada alumno(a) al que enseñaban, porque sabían que en un futuro, ese conocimiento y ese ejemplo que ellos transmitían se vería reflejado en el carácter de ellos en beneficio de la sociedad a la que servían.

Ojalá que el plan firmado por ombudsman de Iberoamérica sirva, finalmente, para despertar la inquietud de la sociedad mexicana para participar activamente en vigilar que sea efectiva la calidad de la educación, y que para ello es necesario que los que la imparten, o sea los maestros, sean de calidad y no  una horda de energúmenos que todo parecen menos maestros.


Ford Motor Company apuesta por México

Antero Duks

 

Excluye a sus fábricas en territorio azteca de cierre o despidos masivos e invertirá 1,600 millones de dólares

Aun cuando se mantiene la incertidumbre sobre si Ford Motor Company cerrará su planta en Cuauhtitlán, México, para el gobierno del presidente Fox y los analistas no hay duda de que la automotriz estadounidense ha apostado decididamente en la economía mexicana como una plataforma de producción.

Para Enrique Ochoa, analista de la consultoría Price Waterhouse Coopers, uno de los factores que determinarán el futuro de esa planta radica en qué tanta flexibilidad tenga para adaptarse a los modelos que Ford planea producir en México, aunado al perfil de la cadena de producción de autopartes aledaña.

En la planta de Cuautitlán (Estado de México, vecino a la capital), donde laboran unas mil personas, se ensambla el auto Ford Ikon y algunos modelos de sus camionetas Serie F. En 2005, produjo 38,659 unidades, 14% más que en el año previo.

México ha quedado al margen del despido de entre 25 mil y 30 mil empleados y del cierre de 14 fábricas en América del Norte para 2012, como parte de un plan de reestructuración de esta división.

Más aún, Ford continúa su plan que inició en agosto de 2005 con la producción de tres nuevos modelos, Ford Fusion, Mercury Milan y Lincoln Zephyr, en su planta de Hermosillo, Sonora (norte), un proyecto cuya inversión inicial será de 1,600 millones de dólares, incluida la construcción de un parque para proveedores.

Esa nueva plataforma de producción, que será exclusiva de México para el mundo, empleará a 6,900 empleados y ensamblará 300 mil unidades anuales.

El año pasado las ventas de Ford en México crecieron en un 8% hasta llegar a la cifra récord de 199,836 unidades, lo que equivale a una cuota de mercado del 16.4% en el país latinoamericano.

El líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de Ford México, Juan José Sosa, aseguró que a pesar de la crisis económica que enfrenta la compañía, no habrá recorte de personal ni reducción de horarios en las plantas de Chihuahua (norte), Hermosillo y Cuautitlán.

A nivel oficial aún no ha trascendido el contenido de la conversación privada que sostuvieron el 26 de enero el secretario de Economía de México, Sergio García de Alba, y el director general de Operaciones de Ford, Jim Padilla, en el edificio corporativo de la empresa automotriz en México.

Ford de México, que comenzó su actividad en 1925, emplea a más de 4,500 personas en el país en sus tres plantas.

México cuenta con una mano de obra competitiva, con diferentes características que van desde la altamente calificada hasta el personal que labora en actividades básicas.

Dispone, además, de una ubicación geográfica ventajosa, puesto que está cerca de los mercados de Estados Unidos y Canadá, y puede transportar sus exportaciones por mar lo mismo a Europa que a Asia.

También dispone de una red de 12 tratados de libre comercio con 43 países, entre ellos Estados Unidos, Europa y Japón.

Pero, al mismo tiempo, Ochoa destacó que México no ha consolidado un sistema de transporte que potencie sus ventajas geográficas y apenas inicia un proceso de mejora tecnológica en sus sistemas productivos, principalmente en el sector de autopartes.

Louise Goeser, presidente y director de Ford Motor Company México, declaró que para 2006 la expectativa es que el mercado mexicano registre un crecimiento en ventas de entre 3.0% y 4.0%.

Competidor duro Toyota proyecta comprar autopartes en México por un total de 1,400 millones de dólares en 2006, lo que representaría un crecimiento del 75% frente a 2002, año en que inició operaciones en el país.

Entre sus nuevos proveedores se hallan las empresas Maruyasu y Sango, al tiempo que otras empresas japonesas de autopartes, como Nifco, Yorozu y Kasai, han reportado aumentos en su producción, informó la Embajada de Japón en México, sin precisar las cifras de las alzas.

La principal empresa automotriz japonesa prevé lograr en 2006 un crecimiento del 7.7% en sus compras de autopartes en México, frente a 2005, cuando sus adquisiciones sumaron 1,300 millones de dólares.

La producción de Toyota en su planta de Tijuana se situará en unos 50 mil vehículos en 2007, frente a los 35 mil vehículos que la multinacional nipona fabricó en 2005.

Toyota cuenta con socios suministradores de autopartes que generan 240 empleos adicionales a los de la planta en Tijuana.

Además, la fábrica elevará la producción de cabinas para las camionetas pick up Tacoma hasta ubicarla en 200 mil unidades el próximo año, frente las 180 mil actuales. En su inicio de operaciones, la planta contó con 19 empresas proveedoras, entre ellas Alpha, Asahi Glass, Bridgestone, Sumimoto Wiring System y Yazaki Corporation. También operan en México 13 empresas de autopartes del Grupo Toyota

"Desde que anunciamos la apertura de esta planta en Baja California en 2002, han sido ya varias ocasiones en las que nos hemos planteado metas de crecimiento continuo", mencionó recientemente el vicepresidente de Toyota en México, Bob Ried.

En el año que concluyó a finales de marzo, Toyota vendió 7.4 millones de autos en el mundo, con lo cual alcanzó un crecimiento de un 10.3% frente al mismo periodo anterior.

Para 2008, Toyota prevé tener una capacidad anual para construir en Norteamérica 1.83 millones de autos y camiones, 1.44 millones de motores y 600 mil transmisiones automáticas.


Fox dejará un México envidiable

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

El secretario mexicano de Hacienda, Francisco Gil Díaz, sostuvo hoy aquí que el Presidente Vicente Fox dejará a su sucesor una "plataforma envidiable" en materia económica con crecimiento y estabilidad.

 

Gil Díaz, de visita en Washington para participar en la reunión anual del Banco de Exportaciones e Importaciones (EXIMBANK), dijo que en este momento "hay muchísimos resultados que avalan una buena administración del presidente Vicente Fox".  "La economía no ha tenido el crecimiento que todos hubiéramos deseado, pero se está cosechando ahora el haber consolidado gradualmente la estabilidad, están creciendo los empleos a una tasa sin precedente y está creciendo la economía", dijo.

 

El funcionario mexicano señaló que se está desarrollando un mercado financiero que apoya el crecimiento de la inversión en la construcción de viviendas y las exportaciones están mostrando una recuperación importante.  "La inversión extranjera también ha tenido flujos sin precedente y por arriba de lo que se observa en otros países, cuando en general la inversión y los flujos extranjeros habían venido cayendo, en México se han sostenido", dijo a un grupo de periodistas.

 

Igualmente destacó que otro logro "importantísimo" del actual gobierno, es su interés en los programas sociales "que se han manejado sin criterios y sin consideraciones políticas que han apoyado a millones de familias".

 

Sobre los retos del próximo gobierno de México, Gil Díaz reconoció que tendrá "muchos desafíos. Todo gobierno enfrenta problemas y los problemas crecen y a veces son nuevos".  "El problema central, empezando el siguiente gobierno, será atender la insuficiencia de recursos para financiar pensiones. Las reformas de fondo es otro reto del siguiente gobierno", detalló el secretario de Hacienda.

 

Dijo que el presidente Fox "deja una economía en crecimiento, una economía estable, con riesgo-país bajo y eso, independientemente de los retos y dificultades que siempre tiene cualquier gobierno, no deja de ser una plataforma envidiable".

 

Gil Díaz puntualizó que existe una alta probabilidad de que el país concluya el año con un crecimiento económico cercano al 4.0 por ciento, pero consideró prematuro anticipar que pudiera rebasar esa marca.

 

Con relación al reciente aumento en los precios del petróleo, Gil Díaz añadió que se trata de un fenómeno volátil que se ha observado en diversas épocas, para luego bajar.

 

El secretario de Hacienda recordó que en algún momento México ha tenido que ajustar su presupuesto al precio del petróleo y cuando cae se enfrentan perturbaciones en la economía.

 

Gil Díaz precisó en ese sentido que "lo importante es ser prudente, programar precios bajos, ahorrar la diferencia y descansar en fuentes confiables, robustas de ingreso y no fuentes volátiles".

 


Francisco Villa

El mito de la violencia justiciera

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Su nombre real era Doroteo Arango, pero lo cambió por otro más eufónico "Francisco Villa". Era ladrón y asesino. Simpático y astuto, se incorporó en 1910 a la lucha contra Porfirio Díaz bajo el mando de Madero. Cuando éste fue asesinado en 1913, luchó furiosamente contra las tropas de Victoriano Huerta para vengar a su antiguo jefe y amigo. Era abstemio, no sabía resistirse a ninguna mujer y siempre estaba armado. Era cruel, generoso, arrogante y compasivo, salvaje como una bestia, pero capaz de llorar amargamente ante una injusticia. Se sabía ignorante, inculto e inútil para la política, pero también un líder de miles de personas. Decía que en su lucha estaban primero los pobres, aunque en realidad sus amigos más allegados y sus parientes se enriquecieron escandalosamente por sus rapiñas y latrocinios.

 

Se unió a Zapata para disputar el poder a los jefes revolucionarios Carranza y Obregón. Derrotado, siguió su antigua vida de bandido nómada en las tierras del norte de México con un pequeño grupo de fieles. Años después se amnistió, pero era un peligro para los políticos obregonistas, y fue rápidamente asesinado. Villa, el mito de la violencia justiciera.

 

Al inicio de su lucha contra Porfirio Díaz, descubrió la importancia de los medios de comunicación, particularmente los periódicos y el cine norteamericanos. Firmó contratos en los que se comprometía a luchar en condiciones ideales para la filmación, e incluso a modificar los horarios de las ejecuciones de prisioneros. Los periódicos lo llamaron: "El Robin Hood mexicano" porque decía que luchaba para robar a los ricos y darle a los pobres. En realidad eran los hombres más cercanos a su confianza quienes se beneficiaban con los robos y depredaciones que realizaba. Aunque Villa no se hizo de grandes riquezas robadas, su hermano Hipólito se hizo famoso en Chihuahua por su corrupción y su enorme fortuna en millones de dólares adquirida al amparo del caudillo.

 

Su habilidad para escoger y mandar a grandes líderes lo convirtió en el caudillo de la más poderosa formación de combate que se vio en las luchas revolucionarias: la División del Norte. Basada en una poderosa caballería, fuertemente apoyada por artillería y servicios médicos modernos y eficientes, la División del Norte bajo el mando de Villa aniquiló al ejército federal Huertista en Zacatecas, con la conducción magistral del mejor militar mexicano de la época, allegado entonces a Villa: el general Felipe Ángeles.

 

Llegó el momento del duelo con Carranza y Obregón para determinar quién sería el amo de México, el caudillo que rifle en mano gobernara no por voluntad del pueblo, sino por la fuerza bruta de sus fusiles. Villa, soberbio y ostentoso, desdeñó el consejo de Felipe Ángeles, que lo instaba a pelear en las tierras del norte de México, y en cambio se dirigió al Bajío, en el centro del país, hacia la trampa tendida por su enemigo Obregón. Como una estúpida bestia, lanzó a su magnífica División del Norte a la muerte, en terribles cargas de caballería que fueron segadas por los cañones, las ametralladoras y las trincheras de Obregón. Al terminar los enfrentamientos, el poderío villista había desaparecido.

 

Logró escapar a las tierras del norte de México con un pequeño grupo de seguidores, cometiendo tropelías y robos, y asesinando inocentes de una manera cada vez más atroz. Se comportaba como un animal herido y enfurecido. Cuando los Estados Unidos reconocieron como presidente de México a su enemigo Carranza, se sintió traicionado y humillado por sus antiguos socios y simpatizantes, cruzó la frontera e invadió Estados Unidos, cometiendo ultrajes y asesinatos en el pequeño pueblo fronterizo de Columbus, provocando un incidente internacional y la entrada en territorio mexicano de una expedición estadounidense de castigo a su incursión.

Ni carrancistas, ni norteamericanos lograron atraparlo. Se escondió en las montañas durante mucho tiempo, hasta que hastiado de huir, solicitó una amnistía, misma que le fue concedida y que le permitía establecerse en una hacienda con centenares de sus seguidores. Vivió aparentemente feliz por un tiempo en paz, pero cometió la indiscreción de hacer declaraciones políticas en relación a las disputas que los obregonistas sostenían entre sí por el poder. Fue su sentencia de muerte. Fue emboscado en la ciudad de Parral, y su cuerpo acribillado por centenares de balas. Tiempo después, su tumba fue violada y su cráneo robado.

Para los políticos mexicanos modernos es un rasgo de corrección política alabar a Villa y llamarlo Héroe de la Revolución Mexicana. Púdicamente bajan los ojos frente a sus crímenes, su ineptitud política y el sufrimiento y dolor que provocó a millones de mexicanos con sus actos.

 

Actualmente, algunas organizaciones criminales en la ciudad de México, como las de taxis piratas o invasores de predios, toman su nombre y su figura como orgullosos símbolos de sus organizaciones. Su desprecio por la vida humana no les provoca mayor comentario, porque a final de cuentas, era un héroe del pueblo, que dijo que "primero los pobres".  ¿Dónde he oído esto?

 

 

 

 

Furia en el mundo islámico por caricaturas de Mahoma

Enrique Galván-Duque Tamborrel

No hay más que un libro verdadero, el Corán;
pues otros libros, o dicen lo mismo que el Corán,
y en ese caso son inútiles, o dicen lo contrario, y
entonces son más inútiles aún.
Omar

 

Decenas de miles de manifestantes enfurecidos protestaron a lo largo y ancho del mundo islámico por la publicación de unas caricaturas de Mahoma en varios diarios europeos.

 

Miles de palestinos marcharon en varias ciudades de sus territorios, quemando banderas europeas y jurando venganza por las caricaturas, publicadas inicialmente por un diario en Dinamarca pero luego reproducidas en otros medios de prensa en Europa.

 

En Irak, miles de musulmanes salieron a las calles a protestar después de los servicios religiosos vespertinos, animados por el principal clérigo chiíta del país. Unas 4,500 personas marcharon en Basora en el sur y quemaron la bandera danesa.

 

 

Hubo protestas en Turquía, Pakistán, Indonesia y Malasia contra los dibujos, que muestran a Mahoma de distintas maneras, inclusive vistiendo un turbante en forma de bomba.

 

En Europa, varios diarios reprodujeron las imágenes solamente para resaltar el principio de que en la democracia están protegidas por la libertad de expresión. Ayer los dibujos salieron en diarios en Bélgica y en dos publicaciones ultraderechistas italianas, que además incluyeron editoriales en que criticaron a la prensa europea por ceder a las protestas musulmanas.

 

La ley islámica no permite representación gráfica alguna del profeta Mahoma —así sea buena— debido a la prohibición de la idolatría.

 

El primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen se reunió con el embajador egipcio y reiteró que el gobierno no va a interferir en asuntos de la prensa, aunque antes había reconocido que él personalmente jamás hubiera publicado imágenes que causaran molestia a otra religión.

 

En la madrugada de ayer, combatientes islámicos palestinos lanzaron una bomba contra un centro cultural francés en Ciudad Gaza, y muchos palestinos boicotearon productos europeos, especialmente los de Dinamarca.

 

"Quien profane a nuestro profeta debe morir", dijo Ismail Hasan, un sastre de 37 años que marchó en Ramala. Otros manifestantes coreaban: "¡Querido Ben Laden, lanza bombas en Dinamarca!"

 

Lo que si demuestra esa reacción de los musulmanes es un exagerado fanatismo.  Han hecho caricaturas burlonas de Cristo y de Buda, y no han producido manifestaciones de ese nivel.  Que está mal, sí, porque nunca será correcto que se haga burla de quien sea, pero no amerita llegar a los extremos que han llegado las manifestaciones de los musulmanes.  Creemos en aquello de que "A palabras necias oídos sordos", pero esto lo enseña la doctrina cristiana y la paciencia budista, no el fundamentalismo fanático del Islam.  De mal en peor anda el mundo.  QUIERA ALA QUE SE CALMEN SUS SEGUIDORES POR EL BIEN DE TODOS.

 

 



3 comentarios:

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