sábado, 16 de octubre de 2010

Antología E.G.D.T. 2006 - Tomo I

5 de mayo

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Era un hombre para quien la palabra "Patria" guardaba el significado más profundo. En ella se entrelazaban la vida, el destino y la muerte. Nacido en 1829 en la población tejana de Bahía del Espíritu Santo --cuando Tejas todavía formaba parte del territorio mexicano--, Ignacio Zaragoza fue seducido por la patria y por la guerra.

 

No fue militar de carrera pero sustituyó la preparación técnica y académica con el instinto y la pasión. Como muchos otros hombres del ejército republicano, alcanzó el grado de general en los campos de batalla, conduciendo soldados, dando órdenes y blandiendo el sable.

 

Por encima de su esposa, de su familia o de su propio interés personal, para el joven militar, la Patria era su principal motivación y única bandera. "Estoy resuelto a no dejar las armas hasta no ver en mi patria restablecida la Constitución y, por consiguiente, la verdadera paz de toda ella." --escribió durante la guerra de Reforma.

 

Y lo cumplió. En los últimos días de diciembre de 1861, cuando México se alistaba para la guerra contra el extranjero, doña Rafaela --su esposa-- cayó gravemente enferma; su fatal desenlace sólo era cuestión de días. Zaragoza, sin embargo, no se tentó el corazón; al recibir la orden de marchar de inmediato a San Luís Potosí, preparó el viaje, se despidió de doña Rafaela y la dejó en plena agonía. Mientras el general marchaba en busca de su destino --la Patria lo requería--, su esposa falleció el 13 de enero de 1862.

 

En febrero de 1862, mientras Zaragoza se encontraba a la espera de los acontecimientos, se abrió una posibilidad para la paz, cuando España, Inglaterra y Francia --que amenazaban al gobierno mexicano con iniciar las hostilidades si no pagaba su deuda--, decidieron sentarse a negociar con el ministro Manuel Doblado, en representación de Juárez, en el poblado de la Soledad, en Veracruz. Aunque la situación parecía resolverse a favor de México, los franceses mostraron su verdadero rostro: su honor era un espejismo cuya realidad estaba alimentada por la mentira, la soberbia y la ambición. Apoyados por los conservadores, habían decidido invadir México para establecer una monarquía.

 

Zaragoza entonces se puso al frente del ejército mexicano y dispuso la defensa de la patria. Los franceses avanzaron hasta cumbres de Acultzingo, donde el 28 de abril, se verificó el primer enfrentamiento con las tropas republicanas. Fue tan sólo una escaramuza. La guerra estaba por comenzar y el sitio, no podía ser más perfecto, frente a los muros de Puebla.

 

El mariscal Laurencez, general en jefe de las tropas francesas, se vio a sí mismo como el nuevo Hernán Cortés, y con toda la soberbia que lo caracterizaba, escribió: "Tenemos tal superioridad de raza, de moral, de recursos y de organización sobre los mexicanos que a la cabeza de seis mil hombres soy el amo de México". Pronto se comió sus palabras.

 

Los ánimos en el ejército republicano, sin embargo, se encontraban por los suelos en vísperas de la guerra. Apenas unas semanas atrás, un descuido en un depósito de pólvora, localizado en San Andrés Chalchicomula, Puebla, había provocado una terrible explosión dejando más de mil muertos. Por si fuera poco, las tropas republicanas sabían que el ejército que se aproximaba por el camino de Veracruz, eran consideradas las primeras del mundo.

 

A Zaragoza nada le importó. Su vida estaba al servicio de la Patria, y en la madrugada del 5 de mayo de 1862, cuando el ánimo alicaído del ejército mexicano parecía anunciar la derrota, contagió de patriótica esperanza a sus hombres, a través de su famosa "proclama al amanecer":
"Soldados: Os habéis portado como héroes combatiendo por la Reforma; vuestros esfuerzos han sido coronados siempre del mejor éxito y, no una, sino infinidad de veces habéis hecho doblar la cerviz a vuestros adversarios… Hoy vais a pelear por un objeto sagrado; vais a pelear por la Patria y yo me prometo que en la presente jornada le conquistaréis un día de gloria. Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo; pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra Patria. Soldados: leo en vuestra frente la victoria… fe y… ¡viva la independencia nacional! ¡Viva la Patria!".

 

Las hostilidades comenzaron pasado el medio día. Conforme avanzaban los minutos, el cielo comenzó a cerrarse y el campo de batalla fue cubierto por un fuerte aguacero. Los franceses cargaron una y otra vez sobre las posiciones mexicanas, y del mismo modo, fueron rechazados. A las 5 y 49 minutos, Zaragoza envió el mensaje definitivo a la ciudad de México: "Las armas nacionales se han cubierto de gloria".  La Patria cobijó a sus hijos: en una heroica jornada habían logrado vencer al ejército invasor.

Nadie lo esperaba. Tan insólito fue el resultado, incluso para los propios soldados mexicanos, que horas después de la batalla, aún recorrían el campo para cerciorarse de la realidad. El propio Porfirio Díaz, escribió tiempo después en sus Memorias: "Esta victoria fue tan inesperada que nos sorprendimos verdaderamente con ella, y pareciéndome a mí que era un sueño, salí en la noche al campo para rectificar la verdad de los hechos con las conversaciones que los soldados tenían alrededor".

 

El triunfo fue celebrado con júbilo entre las filas republicanas, sin embargo, Zaragoza no pudo menos que contrariarse frente a la actitud de la sociedad poblana. Parecía guardar luto por la derrota de los franceses. Sorprendido por la fría actitud de los poblanos, el general escribió al presidente Juárez: "Nada se puede hacer aquí porque esta gente es mala en lo general y sobre todo muy indolente y egoísta. Qué bueno sería quemar Puebla. Está de luto por el acontecimiento del día 5".

 

La victoria del 5 de mayo, minimizada en ocasiones por la historiografía mexicana, retrasó un año los planes intervencionistas y aumentó los costos de la aventura imperial en México, lo cual, a la larga, determinó el fracaso de la intervención francesa.

 

A principios de septiembre de 1862, Zaragoza cayó gravemente enfermo de tifo. Infinidad de veces había hecho "doblar la cerviz a sus adversarios", dirigiendo batallas, caracoleando su caballo junto a los cañones, haciendo relucir su espada. La luz de su sol se extinguía irremediablemente, cuando se avecinaba el reinicio de las hostilidades contra los franceses. Hombre de una sola victoria, Ignacio Zaragoza alcanzó un lugar en el altar cívico de la Patria. Tenía 33 años de edad cuando murió, el 8 de septiembre. Falleció habiendo "conquistado un día de gloria" para la nación mexicana; un día cinco, cuando sobre el cielo de Puebla, alumbró radiante, el sol de mayo.

 


A pesar del dolor...soy Su esclava

 

Querien Vangal

 

 

Bajo la sombra de un frondoso cedro, y acompañada con el acompasado trinar de los pájaros, una mujer de nombre María platicaba apaciblemente con un anciano, con voz suave le decía: ahora sé que elegí bien la palabra: «Esclava, esclava». Pude decir sencillamente: «Dile que sí, que estoy de acuerdo». O responder: «El sabe que estoy a sus órdenes». O preguntar: « ¿Acaso Dios tiene que pedirme a mí permiso?» Pero dije: «He aquí la esclava», sin comprender hasta qué punto me convertía en lo que estaba diciendo, en alguien a quien arrastrarán siempre con los ojos cerrados por túneles oscuros que jamás entenderá.

 

Conducida del gozo al dolor, del dolor al espanto, del espanto a este vacío de ahora en el que mi corazón es un lagar molido, un cesto de cenizas, una cadena de muertes. Si sabías que esto acabaría así, ¿por qué elegiste una madre? ¿Por qué no naciste como el pedernal, en la montaña, en lugar de entrar en el pobre seno de una mujer que no podría soportar tanta desgarradura?

 

Todas las madres dicen: «Los hijos son difíciles de entender, crecen, crecen; tu crees saber hasta la más mínima de las arruguitas de su cara. Y un día descubres que han crecido tan desmesuradamente que no acabas de creerte que un día han estado dentro de ti. Pero tú…

 

Es como si hubiera engendrado un gigante, parido una montaña, albergado dentro todas las cordilleras del universo entero. Siempre supe que me desbordarías. Cada vez que en tu vida quise descender al fondo de tus ojos entendí que me perdía por los vericuetos de tu alma. Tú eras, desde luego, un hombre. Yo lo sabía como nadie.

 

Pero también más, también un vértigo a cuya orilla yo no podía ni asomarme. Crecías, crecías, como si tuvieras que vivir muchos años dentro de cada uno de los tuyos, como si te sobrase alma y la pobre piel que la ceñía fuera a estallar en cada hora. Y Yo, cuando te abrazaba ¿cómo podía abrazarte? Me dolías de tanto como te olía el alma a vida y a muerte. Que vendría el dolor, lo supe siempre. Bien me lo dijo Simeón antes de que Tú aprendieses a andar. Pero que el dolor fuese esto, no pude ni sospecharlo: oír el gotear de tu sangre, de «Nuestra» sangre, cayendo sobre el silencio de esta hora, sonando cada gota con más crueldad que los mismos martillazos. Se clava en mí el retumbar de cada gota, como un clavo que me penetra dentro, dentro, dentro, más dentro, allí donde el alma está en carne viva. ¡Ah, tus manos! Yo las vi gordezuelas, buscando mi pecho, enredando en mí pelo, besadas, mordisqueadas por mí, rubias de trigo nuevo, tendidas para acariciar mi rostro, partiendo el pan por mí amasado. ¿Y estaba preparándolas yo para ese hermano clavo que acabaría poseyéndolas, destrozándolas, esgarrándolas como abrías Tú el pan? Hijo, hijo, perdóname, perdóname por seguir viva cuando Tú estás muriendo, Perdóname por no saber decirte nada en esta hora, por no saber ni orar, por tener el alma como el desierto de los desiertos, por no saber ni estar contigo, por no tener en esta hora otro oficio que el de estar cansada y decirte: hijo, hijo, hijo. He entrado en el túnel de Dios. Y está oscuro. A los dos nos ha abandonado. Y ni siquiera nos ha abandonado juntos. Encerrado cada uno en su abandono como en un «bunker» de piedra, en dos vacíos gemelos pero separados.

Conocía la noche de la fe, pero nunca creí que fuera tan profunda. Ni una sola ventana con luz en el alma. Sólo creer, creer, apretar los puños del alma, esperar, agarrarte a los barrotes de tu cárcel, entrar en las entrañas de la oscuridad. Sin ángeles, sin voces de lo alto. Sólo la noche y el seguir escuchando el golpear feroz de los martillazos como látigos. Y el galopar de la muerte que se acerca. Y ojalá fueran, al menos, dos muertes las que se acercan. «Dios te salve, María, dijo el ángel. ¿Salvarme? ¿No es acaso ahora cuando tendría que salvarme y salvarte? ¿Llena de gracia quería decir llena de dolor y de muertes? ¿La gracia es esta espada que nos pulveriza? Gabriel, Gabriel, ¿dónde te has metido? Y si al menos ahora viviera José… Ah, José, amor mío, ¡qué daría yo ahora por tenerte junto a mí y reclinar mi cabeza en tu hombro!

 

En la noche no hay nada. Sólo la noche. Y la certeza de que el sol vendrá mañana. Pero, ¿cuántos siglos faltan para mañana? Dímelo, hijo, respóndeme: ¿Es que siempre hay que salvar con sangre? ¿Tan hondos son los pecados de los hombres que sólo pueden borrarse con manos y frente desgarradas? Yo acaricié tantas veces tu frente cuando, de niño, tenías fiebre. Pero las espinas, no, nunca pude imaginarlas. Salíamos al campo, corrías, jugabas con las zarzas. «No vayas a pincharte» Y reías, reías. Yo te veía crecer siempre con miedo. Ah, poder encerrarte para siempre en la infancia, retenerte, disfrutarte.

 

¿Por qué crecen los hombres, a dónde van, qué prisa tienen? ¿Qué les lleva a la muerte? ¿Una misión será más fuerte que la vida? Tu corazón estuvo siempre tirado, arrastrado por invisibles caballos, como por un hilo que te sujetara desde la eternidad. Tenías que salvar. Como si todas las otras vidas fuesen más importantes que la tuya. Te veo yéndote, como si fuera un pecado cada hora dedicada a ser feliz. «Si el grano no muere, es infecundo», decías. Y tenías que subirte a la cruz, como un suicida, como un amante, enterrándote, sin que entendieran tu entrega ni tus propios apóstoles. Esos pobres que han acabado fallándote. ¿Es que no lo supiste desde siempre? Veo el rostro de Judas, ese muchacho asustado que parecía temblar cada vez que oía la palabra «amor». Me habría gustado ser su madre. Tal vez, entonces… Cuánto le quise y le temí.

 

Escuchaba tus palabras no como quien las bebe, sino como quien las cuenta, como quien las numera con el alma retorcida. Y ahora, ¿dónde está? ¿Dónde estás, Judas, hermano mío, hijo mío? Tu aullido es la gran sombra de esta tarde, un viento helado, una noche de invierno, una sed imposible. Hiel y vinagre suben por mi boca. Y Tú, pequeño mío, ¿por qué agitas ahora la cabeza? ¿Qué nube de murciélagos quieres espantar de tu mente?

 

No, no tengas miedo: el Padre tiene que estar orgulloso de ti, como hoy está tu madre. Has cumplido, has cumplido y El lo sabe, aunque esconda su rostro. Yo sé y Él sabe que has sido un valiente, digno de ser lo que eres: mi hijo y mi Dios. Ese Dios diminuto cuyo cuerpo lavé yo tantas veces, cuyas manos creadoras y pequeñitas cabían en las mías. Me quedaba mirándote y pensando: No es posible, no es posible que «esto» sea Dios; y tu boquita me hacía daño al mamar. EA, EA, mi Dios. Aquella leche iba volviéndose sangre de Dios, la misma que ahora derramas. ¡Pero dejadle morir al menos! Muere por vosotros, ¿no lo entendéis? Un hombre puede ser redimido mientras se carcajea de su Redentor. La Humanidad es ciega. Ceguera. Un océano de ceguera nos rodea. ¡Si al menos supieran a Quien están matando! Tú jugabas a mi lado como los demás niños. Y nadie sospechaba.

Como ahora. Si hubieran sabido con Quien jugaron, a Quien crucifican, morirían de espanto. Mejor que ni siquiera lo imaginen, pobres, pobres hombres. Pero yo no puedo permitirme el lujo de estar ciega. Yo sé. Yo mido el volcán sobre el que caminamos, el vértigo de Dios, la página que gira el Universo.

 

¿Te duele, niño mío? ¡Ah, si al menos volvieras hacia mí esos tus ojos misericordiosos! Pero lo entiendo: ahora estás redimiendo. ¿Qué tiempo podría sobrarte para sentimentalismos? No, no tengo yo derecho a robar a los hombres ni una sola esquirla de tu muerte. Aunque también mueres por mí. También yo necesito de su sangre. Me redimes con la que te presté. ¿Y ahora? ¿No es demasiado, hijo, lo que me estás pidiendo? ¿Habiendo sido madre tuya, cómo podría serlo de tus asesinos? Pero si fui esclava una vez, seguiré siéndolo. Que entren, que entren en mi seno. Se ha desgarrado tanto en esta hora, que ya me caben todos.

 

Y Tú, descansa hijo. Deja caer de una vez tu cabeza. Y descansa en la muerte. Ella no te hará daño. No podrá vencerte. Cruzará por tus venas, triturará tu sangre, pero Tú tienes tanta vida en ti que ella no durará mucho sobre tus dominios y se irá, derrotada, asombrada de haber podido estar alguna vez sobre su Dios. Y yo cuidaré tu cuerpo. Iré quitándole una a una las espinas, besándote las llagas, cerrando tus ojos, aunque al hacerlo el universo se oscurezca. ¡Ah, si pudiera volver a llevarte dentro, ah, si pudiera parirte otra vez y no sólo tenerte derrumbado sobre mis pobres brazos! Descansa, hijo. Y vuelve, vuelve pronto. Y si puedes, regresa con todas tus heridas, para que ni yo ni nadie lo olvidemos, tanto amor, tanto amor. Vuelve con todas tus sangrientas condecoraciones, hermano nuestro, hijo mío, mi Dios.


Aborto y pobreza

 

Querien Vangal

 

Algunos piensan que el fenómeno del aborto está relacionado con la pobreza en la que viven tantísimos seres humanos. Nos dicen, mirando especialmente a América Latina, que millones de familias sufren por culpa de crisis económicas y desequilibrios sociales, marginadas por un sistema que genera injusticias y mantiene en la indigencia a pueblos enteros.

En esas condiciones socioeconómicas, miles de mujeres abortan a sus hijos. Muchísimas veces, nos repiten, en casas o centros carentes de higiene, sin ninguna "seguridad", con grave peligro para la vida de esas madres.

Por lo mismo, no faltan quienes proponen que se pueda garantizar, al menos por ahora, una asistencia sanitaria adecuada para que estas mujeres puedan tener "abortos seguros". Más aún, algunos ejercen una fuerte presión para que se despenalice o legalice el aborto en aquellos países latinoamericanos que todavía consideran el aborto como un delito.

Hay que decir, sin embargo, que estos análisis están llenos de errores, y que la "solución" que proponen es completamente injusta y engañosa.

En primer lugar, porque es falsa la ecuación "pobreza = aborto". Basta con mirar las tristes estadísticas de aborto en el mundo para reconocer que millones de mujeres de los países más desarrollados eliminan a sus hijos antes de nacer. El aborto, por lo tanto, toca a todos: ricos y pobres, personas instruidas y personas sin titulación escolar, adolescentes, jóvenes y mujeres ya adultas, casadas y solteras.

En segundo lugar, porque la verdadera causa del aborto no es la situación económica en la que uno viva, sino la carencia de amor y de principios éticos. Millones de mujeres pobres de todo el mundo que inician el embarazo tienen una gran capacidad de amar y una clara rectitud moral. Gracias a sus principios hacen todo lo posible para proteger y cuidar al hijo antes de nacer, y para darle todo lo que esté a su alcance (a veces muy poco, por culpa de la indiferencia de los más ricos y potentes del planeta) para alimentarlo y cuidarlo una vez nacido.

A la vez, por desgracia, millones de mujeres con un alto nivel de instrucción, incluso con títulos universitarios, con facilidad de acceso a una excelente atención médica, con dinero suficiente para mirar con seguridad hacia el futuro, abortan. Lo hacen porque el amor está herido, porque la esperanza flaquea, porque la vida del hijo es vista no como un don, sino como un obstáculo a otros proyectos o intereses. Como si la vida de un ser humano estuviese sometida a los deseos de otros, como si el hecho de que el hijo aún no haya nacido fuese una especie de licencia para asesinarlo en el seno de su misma madre.

En tercer lugar, es absurdo considerar envidiables a las mujeres de algunos países por tener acceso a un "aborto seguro", y ver el aborto clandestino o "inseguro" como una injusticia que padecerían las mujeres pobres. Un delito no deja de ser delito si el delincuente lo comete en condiciones de mayor seguridad para su vida física. Terminar con la vida de un hijo, como recordó con valentía el Papa Juan Pablo II, es siempre un delito, aunque algunas leyes lo presenten como un "derecho", aunque se haga en hospitales con excelente instrumental médico y con un alto nivel de higiene. Terminar contra la vida de un hijo, en una barraca o en una clínica situada en un barrio de ricos, será siempre una de las mayores desgracias que pueda ocurrir en la vida de una madre.

Frente al fenómeno del aborto no cabe más que una actitud firme y clara a favor de las madres y de sus hijos. La mejor ayuda que podemos ofrecer a las mujeres pobres no es permitirles, mediante leyes o mediante "ayudas" internacionales, un "aborto seguro", sino un embarazo seguro. No hay verdadero progreso ni verdadera justicia allí donde a las mujeres pueda resultarles más fácil abortar que tener y cuidar dignamente a sus hijos.

Igualmente, hay que promover aquellos principios y valores que tanto sirven para el verdadero crecimiento ético de los pueblos. Donde haya familias sanas y estables, donde haya padres y madres abiertos a la vida, donde haya una actitud profunda de amor y de esperanza ante la llegada del nuevo hijo, no podrá existir el aborto. Esto vale para todos: para los ricos y para los pobres.

En justicia hemos de reconocer, a pesar de la ceguera y de la manipulación de algunos, que millones de mujeres pobres son mucho más "desarrolladas" y humanamente dignas que millones de mujeres de los países ricos que viven un auténtico "subdesarrollo" ético. Porque las primeras saben que lo más hermoso y grande que pueden hacer es amar a sus hijos, aunque no puedan darles todo lo que desearían. Porque las segundas, pudiendo hacer tanto por sus hijos, a veces prefieren los propios proyectos personales que ese mínimo gesto de amor y justicia con el que están llamadas a acoger a cada uno de sus hijos.

El aborto no es un problema ligado a la pobreza, sino al nivel ético de los pueblos. En la medida en que un pueblo sea promotor del amor, de la justicia y de la vida, el número de abortos disminuirá drásticamente. Porque habrá en el mundo muchas más mujeres con ese rostro infinitamente bello que tienen las madres cuando abrazan con cariño a cada uno de sus hijos más pequeños.


Abuelitos en la red

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Respetar a la gente mayor no sólo está resultando ser una moda social y cultural: es también un excelente negocio, inclusive para Internet.

 

Porque, ¿quién dice que la Web es sólo tema para jóvenes?

 

De acuerdo con indicadores de varias firmas de análisis, los navegantes mayores de 50 años están utilizando la red con mayor frecuencia, al grado de disminuir el consumo de otros medios (televisión y periódicos, principalmente) y convertirse en una nueva comunidad que ya también demanda servicios y actividades específicas.

 

Estas son buenas noticias para los sitios de noticias Web, los blogs (bitácoras on line), así como páginas de compras, que ya incluyen secciones para visitantes "mayores", pues el principal atractivo de la gente mayor es que gozan de un alto poder adquisitivo para pagar contenidos, mercancías y hacer todo tipo de transacciones en línea.

 

"Es un fenómeno mundial, en los próximos años habrá cada vez más personas de 50 años y en contraste, disminuirá el número de niños y adolescentes", explica Chuck Moran, analista de Burst! Media.

 

"Por eso, así como para Internet, el atender a los menores de 12 años es una apuesta al futuro, saber ofrecer algo a las personas de más de 50 años es garantizar la fidelidad de quienes hoy tienen entre 30 y 40 años, que son los usuarios más fructíferos de la tecnología y el Internet", agrega.

 

Quizás en número, los usuarios mayores aún sean una comunidad pequeña, ya que no representan más de 25 por ciento de la población total de navegantes del mundo. Lo redituable es que sí son usuarios poderosos, no sólo por su poder adquisitivo, sino también porque tienen oportunidad de pasar más horas en Internet (hasta ocho horas por día contra seis horas de un adolescente).

 

"Hay otro valor en la gente de más de 50 años: son el antecedente del navegante del futuro, es decir, quien sepa ser atractivo para ellos, sabrá cómo ser atractivo en los próximos años", dice el analista.

Grandes usuarios

 

Cálculos de Pew Internet & American Life Project dicen que en los próximos cinco años aumentará 20 por ciento la demanda de personas mayores en Internet.

 

Las estimaciones señalan que 63 por ciento de estos usuarios son de nacionalidad estadounidense, pero con el tiempo será mayor la proporción de europeos y latinoamericanos (quizás 40 por ciento de Estados Unidos versus otros países).

Otro dato de interés es que son más las mujeres navegantes de mayor edad, con 66 por ciento de presencia; en tanto que en jóvenes y niños, es ligeramente mayor el porcentaje del género masculino.

Perfiles del usuario mayor

 

Para tener una idea de cómo es este tipo de usuario y qué es lo que busca en Internet, cabe destacar que 77 por ciento sí cuenta con estudios universitarios, al menos 38% ocupó cargos directivos o tuvo un trabajo de alto estrés y 37 por ciento nunca tuvo un empleo (sobre todo para el caso de las mujeres).

 

Asimismo, Pew estima que la edad promedio es de 50 a 64 años, que sólo 19% nunca ha estado casado, 47 por ciento es viudo y 56 por ciento tiene nietos.

 

"Este es un tema delicado. Hay que tener cuidado: un usuario retirado de la vida laboral no necesariamente busca algo diferente en la red: hay fuerte afluencia de su parte a los sitios de citas amorosas, de descarga de música y de búsqueda de contenidos", indica Moran.

 

"Sin embargo, tampoco se puede descartar la idea de que sus necesidades son diferentes, simplemente porque tienen un estilo opuesto a la media del usuario común", agrega.

 

¿Qué es lo que hace un adulto en la red entonces? Burst! Media ha detectado que en 80% de los casos, el atractivo son los contenidos (son los mayores los que más pagan por ellos), así como la descarga de música, también pagada.

 


Abuelos a cargo de sus nietos

Enrique Galván-Duque Tamborrel


Expertos brindan recomendaciones para que esta labor sea más segura

En Estados Unidos, muchos abuelos crían a sus nietos, otros disfrutan consintiéndolos durante sus visitas. En ambos casos, tienen la gran responsabilidad de darles alimentos saludables cuando estén bajo su cuidado.

Muchas de las prácticas alimenticias de generaciones anteriores ya no se consideran aceptables por los expertos en seguridad alimentaria. Las consejeras de nutrición y asuntos de la familia y del consumidor en la Extensión Cooperativa de la Universidad de California ofrecen las siguientes recomendaciones para ayudar a los abuelos a evitar una intoxicación a causa de alimentos cuando tengan a bebés y niños bajo su cuidado.

* Ofrezca alimentos saludables según la edad de los niños

Los abuelos interesados en animar a los niños a tomar agua pueden endulzarla con miel, siempre y cuando el niño haya cumplido un año de edad, no antes. La miel es peligrosa para niños pequeños porque puede contener la bacteria del botulismo, la cual puede causar enfermedad o la muerte del pequeño. Tampoco se debe dar leche cruda o sin pasteurizar a bebés y niños.

* Asegúrese de no usar alimentos contaminados

Busque la fecha de caducidad en las latas de fórmula o en los frascos o envases de alimentos para bebés o niños pequeños. Use sólo productos que tengan una fecha que no se haya vencido; nunca use un alimento que haya estado guardado demasiado tiempo. Descarte frascos desportillados o con la tapa oxidada. Asegúrese que el botón de seguridad en el centro de la tapa no esté "inflado". Si lo está o la tapa "explota" al abrir el frasco, o no está bien sellada, deseche el contenido.

* Evite contaminar los alimentos al prepararlos

Antes de preparar biberones o cualquier alimento, lávese las manos. Según un estudio reciente, un 32% de las madres de bebés menores de 4 meses dijo no lavarse las manos después de cambiarles los pañales; el 41% no lo hace después de acariciar a los animales; cerca del 15% dijo no lavarse las manos después de ir al baño; aproximadamente el 10% dijo no lavarse después de tocar carne cruda y casi el 5% no se las lava después de realizar labores de jardinería.

No lavarse las manos antes de preparar biberones o alimentos puede provocar diarrea en el bebé o niño porque las bacterias pueden desarrollarse en los pañales, excremento y orina; en la carne, aves, mariscos y huevos crudos; en los animales, incluyendo perros, gatos, tortugas, víboras y pájaros; y en la tierra y en el agua.

* No le dé sobrantes a bebés o niños

Si el bebé o niño no se termina el biberón, deseche la leche o fórmula; no guarde el biberón en el refrigerador para usarlo de nuevo. Bacterias dañinas que el bebé puede tener en la boca pueden quedar en el biberón, crecer y multiplicarse aunque lo refrigere y vuelva a calentarlo. Tampoco refrigere sobrantes de alimentos envasados para bebés para usarlos otra vez. La saliva que cubre la cuchara con que le dio el alimento al niño puede transferir estas bacterias al alimento sobrante.

Evite alimentar al bebé directamente del envase. Evite también dar al bebé o niño cualquier alimento perecedero, incluso leche, fórmula o cualquier alimento sólido que haya estado sin mantenerlo frío o sin refrigeración por más de dos horas.

Almacene los alimentos adecuadamente

* La leche materna puede refrigerarse por cinco días o congelarse por tres o cuatro meses.

* Almacene latas de fórmula sin abrir sólo hasta la fecha de caducidad impresa en el envase.

* La fórmula preparada sólo debe guardarse por dos días; no debe congelarse.

* La leche entera puede refrigerarse cinco días y congelarse por tres meses.

* La leche evaporada envasada puede almacenarse hasta por 12 meses.

* La leche evaporada reconstituida puede refrigerarse de tres a cinco días; no debe congelarse.

* Los purés de verduras o fruta envasados o frescos, recién preparados, pueden guardarse en el refrigerador de dos a tres días o congelarse de seis a ocho meses.

* Los purés de carne o huevo y combinaciones de puré de carne con verduras pueden refrigerarse por un día o congelarse de uno a dos meses.

* Los alimentos para bebé hechos en casa pueden refrigerarse por uno o dos días o congelarse hasta por tres meses.

* Para congelar alimentos para bebé hechos en casa, ponga el alimento en bandejas para cubitos de hielo. Cúbralas con envoltura de plástico resistente hasta que el alimento esté congelado. Saque los cubitos de alimento de las bandejas y échelos en una bolsa para congelar o en un envase bien cerrado y póngale la fecha. Almacene hasta por tres meses. Un cubito equivale a una porción.

* Puede también usar envases pequeños para congelar los alimentos preparados. No los llene por completo; deje libre como una pulgada porque el alimento se expande al congelarse.

Transporte los alimentos adecuadamente

Cuando lleve de viaje a un bebé o niño pequeño, transporte biberones y alimentos en una hielera portátil con material aislante. Póngala dentro del auto y no en el portaequipajes ya que allí la temperatura es más alta. Para viajes largos, use paquetes de hielo químico congelado para mantener fríos los alimentos y biberones y nunca los cargue en una bolsa que contenga pañales sucios.

Si los abuelos siguen estas recomendaciones, estarán haciendo lo posible por evitar que sus nietos sufran una intoxicación por alimentos en mal estado.

 


¡Acabamos de estrenar un nuevo año!

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Terminamos un año, y nos invita el tiempo a reflexionar, a dar gracias por todos los beneficios que se nos ha dado. Ha sido un año con dificultades y situaciones difíciles que nos han hecho crecer como personas y como cristianos, porque Dios siempre nos da las cosas que necesitamos para que crezcamos, para que maduremos. Han sido 365 días que han tenido sus amaneceres y sus atardeceres, y todo ha tenido su encanto.

 

Gracias a Dios porque ha sido bueno con nosotros y por ello estamos contentos. Pongamos en sus Manos misericordiosas el año que terminó, de todo aquello que hicimos mal, o cuando dejamos de hacer el bien. Todo lo hemos de poner en la misericordia de Dios, nuestras heridas, nuestros resentimientos, nuestras envidias, nuestra pereza para hacer el bien, nuestro orgullo frente a la vida... dejemos en Dios todo aquello que nos ató, aquello que nos esclavizó, y caminemos con la libertad de los hijos de Dios al encuentro del nuevo año que acabamos de estrenar.

 

Iniciar el nuevo año, con un corazón agradecido, porque si no valoramos el trabajo que Dios ha hecho por nosotros, entramos al nuevo año con la tristeza del pasado, con la angustia de lo que nos hizo sufrir, y el nuevo tiempo, se tornaría como el deseo de fugarse del presente para esperar algo nuevo y esperar algo bueno como si fuera fortuna, como si fuera la suerte... sin ser responsable de nuestra existencia.

 

Un nuevo año es tiempo de encuentro y por lo tanto de celebración, porque es encuentro de oportunidades; ha de ser celebrativo porque lo iniciamos con un corazón agradecido, ha de ser un tiempo de encuentro donde tenga cabida la sorpresa, el milagro, el estupor. No es una esperanza fortuita, ni producto de un juego de azar, sino es ir al encuentro del nuevo tiempo en la esperanza, de la realización plena del amor de Dios.

 

Si el año que terminó lo hemos puesto en las manos misericordiosas del Padre, pongamos en su Providencia el año que acabamos de estrenar, que todos nuestros días que están por venir estén confiados a la Divina Providencia del Señor, que, bien sabemos, cada instante de nuestra vida depende totalmente de Dios. Es Él quien nos cuida, es Él quien nos protege, quien nos provee de lo necesario para cada día, pues cada día tiene lo necesario para que podamos descubrir Su amor y cada día tiene su propio afán.

 

El amor de Dios se complace en hacer nuevas todas las cosas, un amor que se regocija en compartirse en cada instante, es el mismo Amor que nos ha creado de la nada. Es Dios mismo que se comparte con nosotros en cada instante especialmente en la Eucaristía. Por eso, podemos aventurarnos ya desde este momento a desear y esperar un buen año y... ¡Que se realice como nuestro Padre Dios lo haya dispuesto!


Acogida de los turistas

 

Querien Vangal

 

 

"No olvidéis la hospitalidad; gracias a ella, algunos, sin saberlo, acogieron ángeles" (Hb 13,2). [20] Estas palabras señalan bien cual es el núcleo central de la pastoral del turismo y como, en definitiva, se identifica con una de las actitudes fundamentales que deben caracterizar a toda comunidad cristiana [21]. Acoger a los turistas, acompañarles en su búsqueda de la belleza y del reposo, deriva del convencimiento de que "este hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión, él es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención" [22].

 

En la celebración eucarística, centro de toda comunidad eclesial, la acogida al visitante encuentra su expresión más profunda. En la celebración eucarística la comunidad vive su unidad con el Señor resucitado, construye su unión con los hermanos [23], ofrece el testimonio más explícito de que esta unidad va más allá de los lazos de la sangre y de la misma cultura. La universalidad de la Iglesia convocada por el Salvador resuena con fuerza especial en esta reunión de hermanos procedentes de lugares tan diversos, unidos en una oración entonada en idiomas diferentes.

 

Para que la celebración eucarística, en particular la celebración dominical, haga realmente visibles estas características, se adoptarán aquellos medios que hagan posible la participación de todos, turistas y residentes. Sin embargo, debe subrayarse como principio fundamental la necesidad de preservar el carácter propio de la celebración, que viene dado no sólo por su naturaleza misma, sino por la identidad de la iglesia local que la celebra. En este sentido, es oportuno introducir en la celebración el uso de las lenguas propias de los turistas, pero no de tal modo que se obstaculice la participación de la comunidad local o se distorsione el ritmo propio de la celebración. Además de las moniciones o lecturas, será oportuno distribuir hojas impresas, o disponer un tiempo de introducción, antes de la celebración, que permita a los turistas tomar parte de forma plena [24].

 

La celebración de la Eucaristía es el momento más frecuente del encuentro de la comunidad con los turistas, pero no debe ser el único. Todas las demás ocasiones en que la comunidad local se reúne para la celebración de su fe, en especial en los tiempos principales del año litúrgico, deben considerarse como oportunidades para invitar a los turistas y ofrecerles una ayuda fraternal para su vida de fe. Más aun, la comunidad local programará encuentros y elaborará medios informativos con los que los turistas se sientan estimulados y apoyados para aprovechar este particular tiempo.

 

No debe olvidarse, por otra parte, que la celebración eucarística funda la vida de la comunidad en la caridad y en la solidaridad. El turista no puede quedar excluido de esta parte esencial de la vida de la fe. Para ello, es necesario que él se interese realmente por las circunstancias en que la comunidad vive, pero es igualmente necesario que ésta le haga conocer su situación y le ofrezca cauces adecuados por los que demostrar su solidaridad.

Una especial atención se dedicará a la acogida de los visitantes miembros de otras confesiones cristianas y con esmero particular se atenderá a sus necesidades para la celebración de la fe. En no pocas ocasiones el fenómeno turístico es la motivación principal del empeño ecuménico y el medio más inmediato por el que los cristianos descubren el dolor de la separación y perciben la urgencia de orar y trabajar por la unidad. Se trata de una situación que debe entenderse como un don del Espíritu a su Iglesia y al que cabe responder con total dedicación y generosidad.

 

En el turismo, el cristiano, bien formando parte de una comunidad de acogida, bien como turista, es urgido a testimoniar su fe y a descubrir una oportunidad para la vocación misionera, que viene a ser la base de sus derechos y deberes como cristiano [25].

 

Sobre todo en aquellos lugares de fuerte concentración turística, la comunidad cristiana debe tomar conciencia de ser "misionera por su propia naturaleza" [26] y anunciar el evangelio con valentía, generosidad y respeto, denunciando las injusticias y ofreciendo caminos de esperanza, aunque el tiempo de permanencia del turista será siempre relativamente breve y su capacidad de atención condicionada por las circunstancias propias.

 

En este contexto adquieren una especial relevancia todos los elementos que conforman el patrimonio religioso, cultural y artístico de la comunidad del lugar. Los monumentos, las obras de arte y todas las manifestaciones culturales o propias de sus tradiciones deben ser ofrecidas de forma que quede bien visible su conexión con la vida presente de la comunidad. En este esfuerzo la comunidad misma verá crecer su propia identificación con su pasado y se sentirá animada en su propósito de avanzar hacia el futuro en la fidelidad al Señor.

 

Otra ocasión particularmente relevante, en que la acogida de los visitantes debe disponerse con mucha atención, se da en los lugares de sentido específicamente religioso que figuran entre las metas propuestas hoy a los turistas.

 

Entre ellos destacan los numerosos santuarios, meta de peregrinación cristiana, a los que acuden en gran número también los turistas, bien sea por motivos culturales, por motivos de descanso o por un impreciso atractivo religioso. En un mundo siempre más secularizado, dominado por el sentido de lo inmediato y de lo material, estas visitas pueden leerse como el signo de un deseo de retorno a Dios. A los santuarios, por tanto, les incumbe disponer de una acogida adaptada a estos visitantes, que les ayude a reconocer el sentido de su propio camino y a comprender a qué meta están llamados [27]. Por los medios utilizados, esta acogida será claramente diferenciada de aquella con que son recibidos los que acuden al santuario en el ejercicio de la peregrinación. Ahora bien, salvaguardadas las exigencias del debido respeto a la identidad del lugar, no debe darse ningún gesto de exclusión o marginación hacia los visitantes. Precisamente una información en que se exponga de manera explícita la naturaleza religiosa del lugar y del sentido de la peregrinación, será la mejor invitación que reciba el visitante para confrontar sus propios sentimientos religiosos. [28]

 

En otras ocasiones el lugar religioso es visitado por su marcado valor artístico o histórico, como es el caso de catedrales, iglesias, monasterios etc. La acogida proporcionada en estos lugares no puede limitarse a una esmerada información histórica o artística, sino que debe poner de manifiesto su identidad y finalidad religiosa. Será conveniente recordar, además, que para muchos turistas estas visitas constituyen la ocasión casi única de conocer la fe cristiana. Al mismo tiempo, debe evitarse perturbar el normal desarrollo de las celebraciones religiosas, programando las visitas de los turistas de acuerdo con las exigencias del culto.

 

Los responsables pastorales del lugar exhortarán y prepararán a los fieles a la acogida de los visitantes. Para ello deben estimular a la cooperación de todos, proporcionando a los interesados una preparación no sólo técnica, sino también espiritual, que les ayude a descubrir en este servicio un medio para vivir y testimoniar su propia fe [29].

 

La acogida de los visitantes debe ser tenida en cuenta, además, en ocasión de otras manifestaciones de la fe, que atraen a gran número de turistas por su raigambre tradicional y popular. La atención pastoral está llamada a acoger la religiosidad que anima estas visitas para encaminarla hacia la fe personal en el Dios vivo. Esta atención debe extenderse, en cuanto sea posible, a la promoción que las agencias turísticas hacen de estas manifestaciones. Será necesario, para ello, fomentar la colaboración con los promotores turísticos, proporcionando una información seria del sentido religioso de estas manifestaciones.

 

En muchos países, especialmente en Asia, el visitante se ve atraído con interés por las grandes tradiciones religiosas. Las Iglesias locales pueden contribuir a hacer que este encuentro sea de veras provechoso, implicando al turista en el "diálogo de vida y de corazón" [30] que están llamadas a promover.

 

Es conveniente recordar, por último, que el cristiano que visita lugares que son honrados por fieles de otras religiones, debe comportarse con el máximo respeto, con un comportamiento que no hiera la sensibilidad religiosa de quienes le acogen. Aproveche tales ocasiones, cuando sea posible, para manifestar este respeto a través de la palabra y de los gestos, y así "reconozca, conserve y haga progresar los bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que se encuentran en estas religiones" [31].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Adán, Eva y el Mono

 

Querien Vangal

 

 

No hace tanto tiempo que la ciencia descubrió triunfalmente que el hombre desciende del mono. ¡Qué alivio! Gracias a Dios (si existe), el hombre no era pues ningún ser especial, ni el rey de la Creación, sino un mono encumbrado. Adán y Eva eran personajes de un cuento de hadas judío, y jamás había existido la Creación. El slogan del siglo era: evolución. Llenos de júbilo alabamos agradecidos a la ciencia que nos había liberado de la idea insoportable de nuestra semejanza con Dios, garantizándonos genealógicamente la semejanza con el mono. La ciencia había reconocido nuestro verdadero valor y nuestra verdadera dignidad. Sólo los beatos retrógrados y supersticiosos continuaban creyendo en las viejas ideas degradantes de la humanidad. Para el espíritu ilustrado se había desenmascarado a la Biblia, había sido destruida, no era más que un cuento infantil. Y hay que reconocer que desde entonces también nos hemos comportado como cinocéfalos en el terreno moral, político y en cualquier otro terreno.

 

El hecho de que la teoría de la evolución jamás fuese demostrada en este sentido, por lo menos en cuanto a la aparición del hombre, no enturbiaba nuestra satisfacción. No se había hallado el «eslabón perdido» y --como comprobó Chesterson--  lo único que sabíamos sobre el eslabón perdido es que seguía perdido. Pero ¿qué importaba esto? Más pronto o más tarde se encontraría esa cosa intermedia entre el mono y el hombre.

 

Y entonces sucedió lo más increíble: el 1.° de agosto de 1958 unos mineros encontraron a unos 200 metros de profundidad, bajo las colinas de Maremma, en el centro de Italia, un esqueleto que ha sido identificado por el profesor Hörzeler, del museo de Ciencias Naturales y Etnológicas de Basilea, como el del ser más antiguo parecido al hombre. Tiene de diez a once millones de años.

 

Hasta ahora la ciencia nos había anunciado que el mono no había evolucionado a hombre hasta hace aproximadamente un millón de años. Ahora resulta que somos tan viejos como los monos y posiblemente incluso más viejos. Quizás oigamos dentro de poco que los monos son hombres degradados. No resultaría extraño, si se tiene en cuenta que acaban de incluir en una exposición de arte varias «obras pictóricas » de un chimpancé.

 

Tenemos que admitir por lo tanto que el mono, en el mejor de los casos, es tan solo nuestro pariente lejano, pero de ningún modo nuestro antepasado. Adán no fue un gorila. Eva no fue una chimpancé. Y cuando nos portamos como monos no podemos alegar con orgullo que así honramos la memoria de nuestros antepasados. No era la Biblia la equivocada, sino la ciencia.

 

Ya en los primeros siglos del cristianismo, los doctores de la Iglesia sabían qué partes importantes de la Biblia tienen un sentido simbólico; el primero que habla de esto es el apóstol San Pablo. Y por lo que respecta a la cronología de la Biblia, sabemos hace tiempo que no siempre debe tomarse «al pie de la letra». ¿Un ejemplo de ello?: se señala a Jesús con frecuencia como hijo de David. Sin embargo David vivió más de setecientos años antes de Cristo y fue su...antepasado. «Hijo» significa en la Biblia «descendiente de».

 

Por lo demás, la teoría de la evolución bien entendida --y hay que aceptarla dentro de ciertos límites--  no es ninguna prueba contra la acción creadora de Dios. Evolución no es otra cosa que creación «a largo plazo». Y este plazo sólo es largo para nosotros los pigmeos de lo temporal, pero no para Dios, que vive fuera de todo lo temporal.


Agarrados a una estrella

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel




Todos hemos oído contar la leyenda del joven escalador, que aquel fin de semana se echó la mochila a la espalda y se fue a caminar, a caminar lejos... Sube a las alturas y descubre horizontes cada vez más vastos, más lejanos, y también más encantadores y maravillosos. ¡Adelante, adelante!, se dice a sí mismo. Llega ya el anochecer, y se encuentra en la cima de una montaña altísima. A sus pies, un abismo inmenso que le detenía los pasos.

¡Bueno! Me quedaré aquí. En esta altura pasaré la noche, y mañana veremos.
Desenrolla su tienda de campaña, y a dormir. De repente, al querer despedirse de las estrellas que van a velar su sueño, contempla en la lejanía una estrella de singular belleza. Nunca había visto una estrella semejante. Le pareció que había explotado una estrella novísima, y se dijo:

¡Esa estrella será mía! ¡Yo no me la pierdo! Voy a clavar allí mis pies, mejor que una bandera, y esa estrella no me la quita nadie. ¡Esa estrella será mía, será mía!...

Pero no podía esperar al día siguiente. El camino de una estrella sólo se puede seguir de noche. Y antes había contemplado el abismo inmenso que tenía a sus pies. ¿Quién lo podía saltar? Era un imposible. ¿Qué camino seguir para vadearlo? No se veía ninguno. Y la estrella seguía allí en el horizonte, donde se juntan casi el cielo y la tierra, llamándole como un desafío:

¡Ven! ¡Acércate hacia aquí! Y después, sube, sube...

Ante el imposible, el muchacho empieza a llorar calladito, como si se avergonzara de sus lágrimas. Cuando, de repente, ve a su lado un niño luminoso, que le pregunta:

¿Por qué lloras?

Porque quiero llegar hasta aquella estrella y no puedo, no puedo pasar este abismo y acercarme allí.

¡Si es muy fácil cruzar este abismo! Si quieres, te llevo yo.

¿Tú? ¿Tú, un niño tan pequeño, me llevas hasta aquella estrella? Pues, ¿quién eres tú?

Aquella estrella es Dios, y yo soy la oración ¿Quieres que te lleve yo en un instante?...

La leyenda hermosa no necesita explicación ninguna, porque es clarísima la lección que de ella se desprende.

Dios, ese Dios en quien pensamos como término de todas nuestras ilusiones, se nos presenta, igual que al joven escalador, como algo grande y deslumbrador, de hermosura singular y término de todas nuestras aspiraciones. ¡Dios tiene que ser mío! Hasta que descanse en Él, no estaré nunca en paz, nos decimos tantas veces. Pero, ¿está Dios tan lejos que no lo podremos alcanzar nunca?

Es cierto que entre Dios y nosotros existe un abismo insondable, porque Dios está sobre todas las cosas. Y, sin embargo, en nuestras manos tenemos el poder para agarrarlo, para asirnos a Él, para meternos en Él, para no soltarlo nunca.

La oración, que en nuestros días es un signo inequívoco de renovación en la Iglesia, es para nosotros algo ya tan familiar, que, gracias a Dios, pronto no vamos a saber prescindir de ella.

La oración, que nos puede salir del corazón y de los labios en cada momento, si nosotros queremos, nos une con nuestro Dios y nos hace vivir en Él más que en nosotros mismos.

La oración es la respiración de la vida cristiana. ¿Quién tiene mejor salud que quien respira bien, con unos pulmones siempre oxigenados, con una sangre siempre pura?

La oración es un consuelo singular en medio de las dificultades. ¿Quién triunfa en la vida como aquel que siempre cuenta con Dios?

La oración es unión con Dios. ¿Quién tiene más segura su salvación, que aquel que no hace más que hablar con Dios, y se sumerge de continuo en la vida divina?

La oración, por otra parte, no es privilegio de algunos nada más. La oración es de todos.

Es del niño, que le habla a Dios con candor de ángel.

Es de la persona adulta, que se siente tanto más pequeñita ante Dios cuanto más crece.

Es de esa persona santa, que no sabe vivir sin su Dios día y noche.

Es de esa persona que siente sobre sí toda la carga insoportable de la culpa, y descubre que Dios, y sólo Dios, es quien la comprende, la sigue amando y la quiere salvar.

La oración no es una ciencia misteriosa que necesite de muchas explicaciones. Lo sería, si Dios no la hubiera hecho tan fácil para nosotros. Y digo para nosotros, los cristianos, que desde nuestro Bautismo llevamos dentro el Espíritu Santo, cuya acción dentro del alma se manifiesta precisamente por la oración.

El Espíritu Santo es quien nos enseña a orar, a dirigirnos a Dios nuestro Padre, a clamar continuamente por el Señor Jesús. San Pablo lo dice con palabras que llegan a emocionar, cuando nos asegura que nosotros no sabríamos ciertamente cómo dirigirnos a Dios, pero el Espíritu Santo ora de continuo en lo más secreto del corazón con gemidos inenarrables...

Llevar una vida de oración es llevar una vida escondida en Dios.

Es hacerse con el Dios creador de las estrellas.

Y dirigir una oración a Dios cuesta menos, mucho menos, que escalar una alta montaña y vadear un abismo muy hondo.

Elevar una oracioncita a Dios no cuesta nada, nada.

Ahora mismo lo podemos hacer, y lo hacemos, cada uno de nosotros.


Al amigo que se alejó

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Te mando un nuevo saludo esperando que te encuentres bien. Quería reflexionar contigo sobre aquello que parece separarnos, cuando quizá estamos más cerca el uno del otro de lo que parece.

Hemos recibido una educación parecida. Nacimos en familias cristianas, que nos enseñaron la fe. Luego nos separamos. Tú has dejado la fe, la has puesto entre paréntesis, no ves motivos para creer, para reconocerte cristiano. Yo pienso ser creyente, y acepto con alegría lo que propone Jesucristo.

¿Qué ha pasado? ¿Cuál fue el motivo que nos ha llevado a seguir caminos distintos? No es fácil ofrecer una explicación de lo que pertenece a algo íntimo, personal. La trayectoria de cada uno depende de encuentros, lecturas, experiencias, reflexiones. Muchas veces no sabemos exactamente en qué momento confirmamos una opción, o dejamos de lado lo que antes creíamos ser verdadero.

A veces un mismo acontecimiento produce resultados distintos. Un accidente de carretera lleva a un joven a aumentar su fe, mientras que otro la pierde completamente. Un éxito académico lleva a la gratitud hacia el Dios que nos da talento, o a un camino hacia el racionalismo o hacia el apego a lo empírico que termina por hacer imposible, al menos por ahora, creer en Dios y en la vida eterna. Una relación de amistad hace que un creyente contagie su fe a un ateo, o que un ateo siembre dudas y preguntas en quien hasta ahora vivía una fe cómoda y tranquila.

No me toca a mí interpretar lo que haya sido tu trayectoria. Una serie de acontecimientos te han separado de la fe. No has encontrado en ella, me dices, una preocupación seria por aquello que para ti era importante. Además, desde lo que has leído en libros o en la prensa, desde lo que escuchas continuamente en la televisión o la radio, ha crecido en tu corazón una desconfianza hacia Dios. A veces incluso le acusas por los males que sufres.

Para responderte a cada punto necesitaría más tiempo del que ahora tenemos. Sólo permíteme decirte que la fe que yo tengo, que yo vivo, es muy distinta de la que veo y escucho en los medios de comunicación. Me dirás que tengo "defecto profesional", que no creo a la prensa porque soy creyente, y así mis palabras no valen, no son independientes.

Al menos, espero, reconocerás que he podido oír, hablar, leer y tratar con muchos presuntamente creyentes, y que esto me permite no ser un simple "credulón" que no conoce nada de la vida. La conozco tanto como cualquiera de mi edad, y no creo engañarme a mí mismo cuando digo que he tratado y que puedo seguir tratando a cientos de creyentes que me dan continuamente ejemplo de coherencia y autenticidad en su fe y, sobre todo, en su caridad.

Permíteme (y esto puede parecer más fácil, aunque no lo es) reflexionar sobre el porqué de mi fe. Tú dirás que he creído por inercia, porque nunca me he cuestionado mis certezas, porque resulta fácil acoger acríticamente lo que uno ha recibido en la familia o en la escuela.

Supongo que tengo derecho a la réplica. Si algo puedo decir, pienso que lo que algunos llaman inercia para mí no es más que amor y seguridad. No tengo motivos para dudar del Dios, ni de las personas de buena fe. Para mí Jesús trasmite el mensaje de Dios: enseñó el amor, confirmó con su entrega, con su sangre, la fidelidad a su fe y predicó con el ejemplo.  Desde entonces su Palabra ha llegado a millones de conciencias.

¿Cómo probarte esto? Es difícil, pero a lo largo de los siglos millones de hombres y mujeres acogieron libremente a Jesús. Han vivido en la fe, en esa actitud interna de quien no duda. Saben (aunque no puedan demostrar su fe con una fórmula química) que Dios ha actuado en la historia, ha dejado una semilla para que, quien lo desee, pueda acogerla, pueda hacerla propia, pueda permitir que germine y crezca.

Entonces, me dirás, ¿por qué tantos no creen, por qué tú mismo ahora vives en la duda? ¿No será injusto un Dios que dice poco de sí mismo, que ahorra milagros? ¿No sería más fácil creer si Dios, con un poco de "exhibicionismo", disipase las dudas e impusiese, casi por la fuerza, la evidencia de que existe y de que es el Creador del mundo, el Señor de la historia?

No me resulta fácil responderte a esto. Nos resulta extraño ese modo de actuar de Dios entre los hombres. Parece que ha preferido la vía de la discreción, de la humildad, de lo cotidiano. Ha habido, sí, milagros especiales (para mí la misma vida es un milagro) en algunos momentos y lugares del planeta. Pero la mayoría no hemos presenciado esos acontecimientos extraordinarios, y creemos por lo que otros nos han dicho. Por eso fueron tantos ayer, y son tantos hoy, los que la ponen en duda, los que piensan que es mentira, los que incluso buscan el "cuerpo" de un Jesús que nunca habría sido Dios...

Sin embargo, con tan "pocas" pruebas, apoyados en una historia contada por hombres frágiles, unos creemos y otros no creen. Es un misterio, pero un misterio ante el cual tú y yo tenemos que tomar una opción. Tú dices no ser capaz de creer, pues sientes con desconfianza la fe. Yo sigo en el camino de la fe, en la que a veces se dan momentos de sombra y de dificultad, pero que suele otorgarme una luz y un modo de ver las cosas que da sentido a toda mi existencia, que me permite comprender de un modo muy particular lo que ocurre junto a mí, y lo que ocurre lejos, en este mundo que gira y que cambia sin cesar.

Seguimos en contacto, si Dios (uso mi terminología, quizá tú digas "si las fuerzas físicas del universo") nos permite continuar en el camino de la vida. No sé si pronto prepararé otra nota para avanzar en este diálogo. Desde ahora te deseo que alcances a comprender lo que es parte de mi vida, la presencia de un Dios amor, bondad, belleza. Como te decía al inicio, quizá, sin saberlo, tenemos más cosas en común de las que aparecen a primera vista: los dos queremos conocer la verdad, y no descansaremos hasta llegar a la meta.

Para mí, en parte (no conozco todos los tesoros de Dios), ya ha sido descubierta. Mi verdad se llama Jesús. Para ti, no sé qué nombre tenga, pero estoy seguro de que los dos sólo descansaremos plenamente el día en el que, sin misterios, nos encontremos en aquella luz que disipa las tinieblas, que permite alcanzar certezas que superan nuestros anhelos más profundos, nuestros sueños de felicidad y de justicia.

Salúdame a los conocidos. Pido por ti. Tú recuérdame de la manera que prefieras. Si alguna vez rezas, ten por seguro que alguien te escuchará con mucho cariño, porque es Padre.


Al fin que para morir nacimos

 

Dichos y Refranes

Alusivos a la muerte

A

                Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra.

                A mí las calaveras me pelan los dientes.

                A quien Dios quiere para sí, poco tiempo lo tiene aquí.

                A ver a un velorio y a divertirse a un fandango.

                Caite cadáver.

.                 Cargar con el muerto.

                Como el burro del aguador, cargado de agua y muerto de sed.

                Como ya me he muerto, sé lo que es la eternidad.

                Cuando el tecolote canta, el indio muere... No es cierto, pero sucede.

                ¡Cuánto me gusta lo negro, aunque me espante el difunto!

                Dar el muertazo.

                De limpios y tragones están llenos los panteones.

                ¿De qué mueren los quemados?

                De un jalón hasta el panteón.

                El asno sólo en la muerte halla descanso.

                El muerto a la sepultura y el vivo a la travesura.

                El que ha de morir a oscuras, aunque muera en velería.

                Entre todos lo mataron y él solito se murió.

                Hay muertos que no hacen ruido y es más grande su pena.

                La gratitud no es a perpetuidad como los sepulcros.

                Las penas no matan, pero ayudan a morir.

                Mala hierba nunca muere . . . y si muere, ni hace falta.

                Matar pulgas a balazos.

                Muerta Jacinta, que se mueran los guajolotes.

                Muerto el perico, ¿para qué quiero la jaula?

                Muertos los piojos por hacer columpio.

                No es mala la muerte cuando se lleva a quien debe.

                No vas a morir de parto ni de cornada de burro.

                Poco veneno no mata, ni mucho si no es activo.

                Primero muertos que fuera del horario.

                Sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto

                Son de los que muriendo matan.

                Todos nacemos llorando y nadie se muere riendo.

                Vámonos muriendo todos que están enterrando de gorra.

                Velo y mortaja del cielo bajan.

                Y la muerte dijo: flaca, pero no de hambre. 

               nunca muere y si muere no hace falta.
 

 


Al futuro con negociación política

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Es importante ver a futuro y no quedarse en la coyuntura. El futuro de México, con democracia, gobernabilidad y progreso, incluye, a nuestro juicio, tres grandes factores indispensables:

1a.  Negociación política.- La participación de todas las fuerzas políticas y los partidos, y por ello es indispensable la negociación política, los  acuerdos y las alianzas y la transparencia de todo ello como la parte dura de la democracia.

Queremos saber que legisladores priistas se ponen de acuerdo con el PRD y cuáles políticos del tricolor hacen alianza con el PAN y la Presidencia. Qué hacen los otros partidos. Cuál es la agenda legislativa de mayor consenso entre legisladores. A qué se comprometen los gobernadores. Y si los sindicatos más políticos se aferran al pasado o ven al futuro.

En ese futuro es necesaria la corriente sensata del PRD por encima de los más radicales. Los líderes de  las fracciones del PRD en las Cámara de Diputados y Senadores, vinculados a las corrientes de Cuahutémoc Cárdenas  y de Jesús Ortega, no andan cuestionando si la elección fue válida o no, ellos tomarán posesión en el Congreso. Ese PRD si será parte del proceso para llegar a una la visión compartida.

Para asegurar gobernabilidad, condición indispensable para el progreso general de los mexicanos, requiere que todos los actores políticos tengan respeto mutuo, conciliación, diálogo verdadero que facilite destacar en lo que estamos de acuerdo, para llegar a una visión compartida del país.

2º. Política de estado que integre superación de la pobreza, empleo y competitividad.- Las consecuencias políticas de la dinámica de la economía son innegables. Esta política de estado puede integrar buena parte de las propuestas que presentaron el PRD  y el PRI relativas al desarrollo social y la superación de la pobreza, y las propuestas del PAN sobre el empleo.  Hay quienes quieren ver a México dividido con el esquema de la pobreza y quienes queremos verlo y vivirlo unido por el esfuerzo solidario para impulsar el progreso popular.

3º.  Agenda ciudadana.- Las exigencias y demandas  de las organizaciones sociales y de la opinión pública pueden tener  fuerza política si logramos conformar  Agendas Ciudadanas  con participación, para influir en legisladores y autoridades, en reformas legales y políticas públicas.

Mejor Sociedad Mejor Gobierno está impulsado una agenda Ciudadana,. La Agenda Ciudadana que se propone incluye  ocho temas fundamentales y cinco propuestas de cada tema, que fueron resultado de una  consulta con políticos, académicos, líderes sociales de diversos sectores.  Se está invitando a conocer esta agenda, a dar sugerencias, a votar en ella.

La intención es lograr un millón de firmas en torno a esta Agenda, para impulsar un método participativo, pues quien vota por  una agenda ciudadana a nivel nacional, entiende que se requiere también una agenda ciudadana  en cada estado, en cada municipio, en cada delegación del DF, en cada sector de la economía.

Lo esencial es que la participación ciudadana tenga cohesión, sea prepositiva, tenga fuerza y pueda influir en las leyes, en las políticas públicas. De otra manera la acción ciudadana se pulveriza. Se está realizando un esfuerzo sostenido, creciente, en el que han participado sobretodo jóvenes universitarios.

Un ingrediente indispensable para formar esa visión compartida es la presencia activa de la Agenda Ciudadana, es decir las propuestas y exigencias de los sectores más organizados y  participativos de la sociedad.

 

 


AL SON QUE ME TOQUEN BAILO
 
Enrique Galván-Duque Tamborrel
 
 
La vida es una fiesta que nos ofrece diferentes ritmos para ser bailados y sentir así que todos los momentos buenos o malos los hemos asumido y gozado.
 
Hay días en que la melodía nos lleva a hacer derroche de alegría, marcar los pasos que damos con energía, bailando sueltos o agarrados, sintiéndonos confiados; contagiando de ritmo a todo el que está a nuestro lado. 
 
Otras veces la música nos llena de melancolía y escuchando la canción que nos toca el alma, hasta lloramos; ahí preferimos bailar abrazados, para no sentir miedo de caer, ni experimentar soledad en esos momentos que estamos pasando.
 
Hay que tener presente que esta canción no es eterna, tarde que temprano llega a su final, y en la fiesta de la vida, cuando menos lo pensemos, otro ritmo diferente nos va a sonar.
 
Hay sonatas que nos llevan a reflexionar, nos motivan a encontrarnos con nosotros mismos, para conocernos más; hay otras canciones que sintonizamos para huir de la realidad; son demasiado estruendosas y aunque quizás no entendemos lo que traducen, no nos deja escuchar todo aquello que nos duele y nos ha de atormentar.
 
En cualquiera de estas tandas o etapas de la fiesta, quizás por perder el ritmo o dejarnos llevar por la emoción, podemos dar un mal paso y caer; pisar a quien está a nuestro lado o bailar descoordinado, asumiendo un ritmo diferente, al que la vida nos quiere tocar, sintiéndonos perdidos y prefiriendo muchas veces mejor renunciar y dejar de bailar; sentarnos a ver como lo hacen los demás, para criticarlos, reírnos de ellos o simplemente aburrirnos y no darnos la oportunidad de gozar; cuando esto pase, lo mejor que podemos hacer, es detenernos un segundo, respirar profundamente y empezar a bailar otra vez, para intentar coger el ritmo y no dejarnos perder.
 
Muchas veces decimos que la fiesta estuvo mala porque no supimos o no quisimos bailar, no pareciera que estamos celebrando la vida, sino siendo testigos de nuestro propio sepelio, aunque seamos concientes de que el corazón nos está latiendo.
 
No es la fiesta, ni la música, ni lo que nos brinden en cada lugar, lo que hará que la pasemos bien o mal somos nosotros quien le ponemos el ánimo que le queramos dar. por ello simplemente hay que lanzarnos a la pista y bailar con alma, vida y corazón, el ritmo y la canción que nos regalará la vida hoy.

 


Allí está Dios

 

Querien Vangal

 

 

Hablar de Dios no es fácil. Algunos han usado el nombre de Dios para matar, para perseguir, para condenar a seres humanos, hermanos nuestros. Otros no comprenden cómo Dios pueda ser Dios cuando muere un niño en los brazos de su madre, cuando unos pocos explotan a los pobres, cuando hay quien construye cámaras de muerte o campos de exterminio...

 

No falta la voz de algún filósofo que ha decretado, como si de él dependiese, la muerte de Dios, o la imposibilidad de su regreso: se ha ido y nos ha dejado aquí, solos y abandonados, sin amor y sin esperanza.

 

Dios, sin embargo, nos sorprende a todos. No ha pasado de moda, ni se ha olvidado de los hombres. No ha cerrado los cielos para dejarnos tristes en un mundo sin consuelo. No ha ignorado las lágrimas de las viudas ni el hambre de los niños ni la muerte de millones de africanos por culpa del SIDA o la malaria.

 

Detrás de cada lágrima y de cada sonrisa, allí está Dios. Se esconde en una madre que acaricia al niño enfermo, en un padre que espera al hijo fugitivo, en un sacerdote que celebra una misa y en un obispo que cuida de su pueblo.

 

Dios no está lejos, no puede estarlo. Cada flor silvestre, cada ardilla enamorada, cada acrobacia de una golondrina, son posibles porque Dios lo quiere. Nosotros, los humanos, nacemos porque nos quiere, porque somos importantes a sus ojos. Vivimos de su amor y de su vida, de su esperanza y de sus sueños. Además, nuestro viaje no termina con la muerte: más allá de la frontera inicia la aventura de un mundo eterno, donde reinan solamente el amor y la armonía.

 

Ir a la casa del Padre, volver al hogar, descubrir que el bien escribe la última página de la historia: ¿no es eso lo que más queremos?

 

Allí está Dios, con su amor y su respeto. O, mejor, allí estaremos en Dios sin los miedos y fracasos que hoy no nos dejan ver su corazón de Padre bueno.

 

El horizonte se tiñe de violeta, mientras la luna pasea por los cielos. El grillo inicia su canto viejo y los murciélagos pintan lazos en el aire. Una niña se asoma por la puerta de su casa mientras su abuelo reza, con los ojos llenos de esperanza, al Dios que es el amigo más sincero.

 


Ángeles: entre la guerra y la conciliación

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Marchó muy ufano a Morelos, con la banda de general de brigada, a poner en práctica el humanismo maderista --y personal-- en la campaña contra los zapatistas que desde principios de año sufría la despiadada crueldad del general Juvencio Robles. Su arribo al estado de Morelos, no trajo la paz pero abrió la posibilidad de la reconciliación. El militar demostró, con creces, que su respeto por la vida humana estaba por encima de su devoción por la guerra.

 

"Para atenuar tantos males nos enviaron a un nuevo comandante, el general Felipe Ángeles --escribió Rosa E. King--. Recuerdo los meses de su jefatura como un interludio en el que al menos fugazmente, algo de la antigua paz regresó a Cuernavaca... El general Ángeles era delgado y de buena estatura, más que moreno, con la palidez que distingue al mejor tipo del mexicano, de rasgos delicados y con los ojos más nobles que haya visto en un hombre. Se describía a sí mismo, medio en broma, como un indio, pero sin duda tenía el aspecto que los mexicanos llaman de indio triste. Otros grandes atractivos se encontraban en el encanto de su voz".

 

Ángeles intentó mostrar a los zapatistas la otra cara del régimen maderista; la que el presidente interino Francisco León de la Barra con sus intrigas o Victoriano Huerta y Juvencio Robles con sus asesinatos habían borrado. Era el rostro luminoso del régimen cuya bandera coincidía con la del zapatismo: libertad, justicia y ley. Ángeles llegó a Morelos con la voluntad de entender y dispuesto a sentarse a negociar con la razón, no con las armas.

 

"Asesinar a los inocentes e incendiar las moradas de los pobres, son procedimientos que nunca aceptaré --declaró Ángeles el 1 de diciembre de 1912--, sólo eficaces para avivar la hoguera de la revolución; la justicia sin compasión para el criminal y bondadosa para el pacífico honrado, es la única arma de los fuertes".

 

La estancia en Morelos, le permitió al ex director del Colegio Militar, analizar con profundidad la rebelión zapatista. Si bien el conflicto tenía su origen en la lentitud con que el gobierno maderista había abordado el problema de la restitución de tierras, miembros del antiguo régimen habían desatado una campaña a través de la prensa, donde mostraban a los zapatistas como una horda de bárbaros, "bandidos feroces", "contumaces asesinos", "hombres primitivos de instintos salvajes". A su caudillo, Emiliano Zapata, pronto se le conoció en la capital como el "Átila del sur". Los periódicos, por otra parte, no reparaban en elogios para el ejército federal: "heroicos y esforzados defensores del honor nacional", "inmaculados", "víctimas del caos surgido con el movimiento revolucionario".

 

Era evidente que la violencia del zapatismo había surgido como respuesta a la violencia del gobierno. Ángeles criticó los métodos de exterminio de los generales Victoriano Huerta y Juvencio Robles, y a la prensa por su "falta de tacto indecible" al publicar noticias falsas acerca de la supuesta barbarie de los ejércitos del sur, que sólo servían de justificación para que las tropas federales se ensañaran con la población civil.

 

La presencia de Ángeles en Morelos representó un último esfuerzo del gobierno maderista para alcanzar la paz. Existía la clara voluntad de procurar un acercamiento y ni siquiera el terrible ataque de las fuerzas del general zapatista Amador Salazar a un tren --en agosto de 1912--, con un saldo de sesenta víctimas, impidió que los esfuerzos a favor de la pacificación se interrumpieran. Y aunque las fuerzas de Zapata nunca depusieron las armas, si disminuyeron considerablemente su actitud bélica. Atrás quedaron los violentos métodos del general Juvencio Robles --azuzado por Huerta-- que durante varios meses quemó pueblos enteros, reconcentró a sus habitantes, realizó fusilamientos en masa y permitió la rapiña de sus hombres.

 

"Ángeles nunca olvidó --escribió Rosa E. King-- que Zapata y Madero alguna vez persiguieron juntos el mismo objetivo: libertad, justicia y condiciones de vida decentes para las masas; y le parecía trágico que los partidarios de ambos, todos revolucionarios, se hicieran daño unos a otros. En ciertos cuarteles se criticaba que no se decidiera de una vez por todas a acabar con Zapata, pues era conocido como un comandante enérgico, el mejor artillero de México y el inventor de un poderoso cañón. Siempre me impacientaron tales comentarios. Me parecía que su conducta demostraba la más profunda y sensata lealtad hacia el presidente Madero y lo que éste representaba".

 

Tanto confiaba el general en sus métodos de persuasión que le pidió a su esposa viajar a Cuernavaca para reunirse con él. Ni tarda ni perezosa doña Clarita se hizo acompañar por dos de sus hijos, y viajó acompañada de su hermana. A pesar de que el tren fue atacado por los guerrilleros, las dos mujeres y los niños llegaron con bien a la capital de Morelos y sobre todo con buen ánimo. La presencia de doña Clarita apaciguó los rumores sobre la violencia zapatista y tranquilizó a la sociedad morelense. Si hubiera existido una amenaza real, Ángeles jamás habría llamado a su familia.

 

Fueron los días más felices de la campaña en el sur. Durante un mes, el rostro de Ángeles se llenó de alegría; su aspecto grave y meditabundo cambió. Se le veía tranquilo, platicador y de buen humor. Gozaba observando a sus pequeños hijos correr por los jardines de la Borda y se alegró de saber que doña Clarita había hecho buenas migas con Rosa King, la amable dueña del famoso hotel Bella Vista, con quien solía pasear a caballo en las cercanías de Cuernavaca.

 

Unos días antes de emprender el regreso a México, la señora de Ángeles y doña Rosa, organizaron una posada en el teatro principal de Cuernavaca. Fue un resquicio de luz que rompió el ambiente sombrío de los últimos meses. "¡Aquella noche feliz, todo pensamiento de guerra fue expulsado del círculo de luz, y soldados y vecinos se rindieron a la dicha!" -escribió la señora King.

 

Con la partida de su esposa, Ángeles volvió a mostrar el aire de reflexión y melancolía que lo rodeaba. Sus buenas intenciones y su humanismo fueron insuficientes para lograr la paz en la región. Los zapatistas estaban dispuestos a deponer las armas sólo si el gobierno iniciaba a la brevedad la restitución de tierras a partir de lo establecido en el plan de Ayala. Pero en la capital del país, las distintas fuerzas que componían el Congreso de la Unión --serviles ante la dictadura porfirista, pero feroces opositores al régimen de Madero-- paralizaron todo intento de reforma e iniciativa presidencial. La burocracia conservadora impidió a toda costa la solución del problema zapatista.

 

"Daría cualquier cosa por mostrarle a esa gente el error que están cometiendo --le confesó Ángeles a su amiga la señora King--. El presidente Madero está haciendo cuanto puede por ellos, pero necesita colaboración. Los conservadores, empleando todos los trucos de la política, lo combaten a cada paso y ¿cómo puede imponer sus reformas si el pueblo al que quiere ayudar no lo respalda?"

 

Muy a su pesar, Ángeles se vio obligado a combatir al zapatismo. Lo hizo bajo otras reglas que salvaron vidas de gente inocente, pero entre el militar y el humanista, por momentos imperó el soldado. Presionado por el gobierno y los políticos de la ciudad de México, el general marchó al estado de México en busca del más famoso dinamitador de de trenes Genovevo de la O. Lo acompañaron varios oficiales que luego participarían en el golpe de estado contra Madero, como el teniente coronel Jiménez Riveroll.

 

A lo largo del trayecto, el general se percató que buena parte de los soldados y oficiales que formaban parte del ejército de la república se habían corrompido. A pesar de las órdenes en contra, algunos seguían repitiendo los viejos métodos de disuasión del general Robles: inventaban combates para justificar la destrucción de pueblos; rompían la formación para robar caballos y saquear rancherías. El ejército derrotado por la revolución en 1911, y al cual Madero le había otorgado una segunda oportunidad, desconocía ya el significado del honor y la lealtad.

 

Después de varias jornadas, su ejército llegó hasta el campamento del jefe zapatista. Lo encontraron abandonado; parecía más una ranchería que un cuartel general. Ordenó pasar la noche en aquel lugar, muy cerca de Santiago Tianguistengo, y a la mañana siguiente, a pesar de que su razón le indicaba lo contrario, se impuso el militar en la personalidad de Ángeles y el general dio la orden de quemar el campamento. "¡Qué espectáculo más salvaje el del incendio de un poblado! --escribió tiempo después--. Se me figuraba ver al presidente con sus ojos bondadosos y estuve seguro de que si hubiera estado allí me habría ordenado: 'mande usted que apaguen ese fuego; que lo apaguen a toda costa'".

 

Prenderle fuego a un lugar abandonado no significó nada para la causa del gobierno federal. Su actitud conciliatoria había logrado más: debilitar al zapatismo de manera natural, ya que hasta hacía algunos meses, la gente de los pueblos prefería engrosar las filas de Zapata a padecer los abusos y crímenes de Juvencio Robles. Con la llegada de Ángeles a Morelos buena parte de los guerrilleros retornaron a sus hogares, esperando que la situación mejorara a través de las leyes.

 

A todas luces, la operación sobre las posiciones zapatistas en el estado de México había sido un fracaso. Ángeles lo sabía. Y mientras las llamas devoraban aquellas tierras, el general dio por concluida la campaña. A una parte de su ejército lo envió a Toluca, y con el resto de sus tropas inició el regreso a Cuernavaca. Cabalgaba pensativo y no sin cierta amargura: la guerra continuaba. Los zapatistas seguían en pie de guerra.

 

Desde una elevación Ángeles pudo ver el dantesco paisaje que aparecía ante sus ojos. Enormes columnas de humo se alzaban sobre las cosechas delineando el camino de Santiago Tianguistengo hacia Toluca. Eran las fuerzas del teniente coronel Jiménez Riveroll que dejaba un rastro de dolor y destrucción a su paso. Eran los "heroicos y esforzados defensores del honor nacional" --como les llamaba la prensa--, quienes una vez más daban muestras de su civilidad.

 

La campaña contra Genovevo de la O fue el mayor acercamiento que tuvo Ángeles con la vida cotidiana de los pueblos de Morelos, trastocada por la violencia desde 1911. Surgió entonces el humanista que no pudo menos que conmoverse con la situación de miseria y desigualdad en que vivían los campesinos. Era evidente la terrible injusticia que imperaba en el estado --una más de las "grandes" obras del porfiriato. Y Ángeles se dolía del dolor de los campesinos.

 

"¿Tiene derecho --escribió el general-- la sociedad que ampara los despojos de los privilegiados contra los pueblos y los desheredados; tiene derecho la sociedad que permite el asesinato ejecutado por los jefes militares en las personas de los humildes indios, víctimas de bajas y viles intrigas; tiene derecho la sociedad que no ve con horror el derecho de las poblaciones, la conversión de los templos en cuarteles y caballerizas, que ve impasible que los indios sean expulsados de sus hogares y anden errantes por los bosques como fieras; tiene derecho esa sociedad a reprochar a los zapatistas que hagan una guerra sin cuartel a sus verdugos y que caigan a media noche sobre un campamento de soldados ahogados por el alcohol y los sacrifiquen?"

 

Su conclusión no podía ser más clara: "No tiene derecho la sociedad. Es justificada la actitud de los zapatistas".


Ante el dolor

 

Querien Vangal

 

 

El dolor es un fenómeno constante en nuestra vida. Un cambio de presión, un día caluroso o un viento helado, el cansancio después de un esfuerzo más intenso, el paso del tiempo sobre los molares, una indigestión...

 

Cientos de hechos tocan nuestro organismo, y muchos de ellos se "clavan" con esa experiencia continua del dolor. Sobre todo cuando se trata de "hechos espirituales": a veces duele muchísimo más la traición de un amigo que la picadura de una abeja.

 

El dolor sentido aumenta y se hace más intenso cuando se convierte en dolor pensado, en dolor percibido, en dolor sufrido. A veces inicia el dolor de cabeza y casi no nos damos cuenta, porque estamos muy ocupados en otras cosas. Otras veces, en cambio, notamos señales de que va a iniciar ese mismo dolor, y sólo con pensarlo "nos duele" más, nos preocupa, nos angustia, nos inquieta.

 

El dolor, por lo tanto, entra en nuestra vida de distintas maneras. Como algo esperado o como una sorpresa que nos coge impreparados; como algo temido o como algo aceptado; como algo fortuito o como parte de un designio que nos supera y nos invita a entrar en otras dimensiones de la vida humana.

 

Querer excluir el dolor en nuestro día es como pretender vivir encapsulados. Porque parte del dinamismo de la vida consiste precisamente en ese dar y recibir que nos asusta y nos alegra, que nos llena de miedos o de esperanzas, que permite un momento de alivio o el inicio de nuevos dolores en el cuerpo o en el espíritu.

 

No podemos vivir sin el dolor, porque no podemos vivir sin acoger y sin dar. Con realismo, entonces, es posible aceptar el dolor como ingrediente necesario, como momento irrenunciable de los mil caminos que pisan cada día nuestros pies cansados.

 

Quizá el dolor sería menos intenso y menos "sufrido" si lo asumiésemos como parte de la propia existencia, si no nos rebelásemos inútilmente contra sus mordidas, si no buscásemos posturas más cómodas que no son sino esfuerzos vanos por posponer algo que siempre llega a los que somos caminantes de la vida.

 

Incluso, seguramente es lo más difícil, también podemos acoger esa pena profunda que sentimos al presenciar el dolor ajeno. Todos estamos en la misma barca, todos caminamos bajo soles de plomo o bajo lluvias molestas. El dolor del prójimo es parte de mi dolor, es parte de mi caminar humano; porque también él, como yo, avanza hacia nuevas metas en cada uno de los avatares de la vida incierta.

Sufrir con paciencia, sufrir con esperanza, sufrir con alegría, sufrir junto a quien llora y ama a nuestro lado. Parece difícil, pero es posible. Sin necesidad de recurrir a filosofías extrañas, sin tener que convertirnos en estoicos impertérritos o en budistas del nirvana. Para un cristiano, el dolor es parte del camino de la Pascua: morir para vivir, dar esa vida que recibimos y que es bella precisamente cuando nos damos. Dejar que Dios modele el propio cuerpo y el propio corazón sin llorar porque perdimos fuerzas, autonomía, inteligencia o bellezas pasajeras.

 

Más adelante y más adentro el alma inicia aventuras de amor insospechadas. Al contemplar a Cristo en la cruz sangrando; al escuchar, con la emoción fresca de creyentes sinceros, que el sepulcro está vacío, que el cielo es la meta de quienes amaron entre lágrimas, de quienes dieron su vida, gota a gota, por servir a familiares, amigos y compañeros ocasionales durante el breve, intenso y doloroso camino de la historia humana.


Aparta de tu pecado tu vista

 

Querien Vangal

 

En el Salmo 51 le pedimos a Dios: "aparta de mi pecado tu vista". Se lo pedimos de corazón, pero no hemos de olvidar que también es posible que Dios nos susurre lleno de cariño: "aparta de tu pecado tu vista".

Duele haber cometido un pecado. Duele de un modo muy intenso cuando además hemos heridos a otros: a un familiar, a un amigo, a una persona que confió en nosotros.

Duele, porque cada pecado implica debilidad, cobardía, soberbia, pereza, esa autosuficiencia maldita que nos hizo olvidar nuestra pequeñez y nuestra bajeza. Duele especialmente porque hemos ofendido a un Dios tan bueno, tan cercano, que es Creador y, sobre todo, que es Padre.

Duele... y deja una herida profunda. Parecía que era fácil resistir, nos sentíamos tan seguros, nunca lo habíamos hecho antes. De repente, por sorpresa o poco a poco, llegó la caída, pecamos. Y creció en nosotros la pena, la rabia, la pesadez. Descubrimos la flaqueza de nuestra carne, la cobardía de nuestro espíritu. No somos ángeles: el pecado pone al descubierto toda la miseria humana.

Es cierto que Dios nos ha dado fuerzas para pedir perdón. Hemos buscado a un sacerdote, con humildad, y le presentamos el pecado. Desde entonces, sabemos que Dios nos perdona, que tras la absolución la vida empieza de nuevo. Pero...

Pero quedaba allá dentro una pena, volvíamos una y otra vez al recuerdo de aquella falta. Un extraño gusanillo interior nos carcomía, nos dejaba intranquilos. Si no hubiésemos pecado, si hubiésemos sido un poco más enérgicos...

Es entonces cuando miramos a Dios y le decimos: "aparta de mi pecado tu vista". Pero también es cuando Dios nos quisiera decir: "si ya te he perdonado, si ya te he dicho lo mucho que te quiero. ¿Por qué sufres, por qué abres la herida, por qué estás tanto tiempo recordando algo que Yo he olvidado? Te quiero mucho, no lo olvides. Recuerda que soy Dios y Padre, que amo a cada uno de mis hijos".

Sí, tenemos que abrir el corazón para escuchar, serenamente, con alegría, que Dios no lleva un registro indeleble en el que fije para siempre nuestras faltas. El pasado ha quedado atrás, como pasado, y no debe atarnos ni impedir el inicio de nuevos vuelos. Vivimos en un presente magnífico, en el tiempo de la misericordia.

"No te condeno", nos repite Cristo como le dijo a la mujer adúltera. "No te condeno. No mires tu pecado. Fíjate, más bien, en mi corazón amante, que te quiere con locura, que te desea paz y alegría, vida verdadera, misericordia eterna. Que te quiere en casa, en fiesta, como hijo amado".


Apaseo: un lugar para la patria

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Una taza de chocolate.- Las noticias eran alarmantes. Una desenfrenada turba de campesinos se había levantado en armas siguiendo al cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla. Se hablaba de miles de hombres que no dejaban nada a su paso, saqueaban e incendiaban las propiedades españolas con la venia del sacerdote y de sus lugartenientes Allende, Aldama y Jiménez. Las personas que lograron huir narraban dantescas escenas. Habían presenciado, sin más, el Apocalipsis.

Lo sucedido en el pueblo de Dolores la madrugada del 16 de septiembre de 1810 era sólo el preámbulo de lo que vendría. En poco tiempo toda la región del Bajío estaría envuelta en las llamas de la destrucción. El grito de libertad era también un grito de muerte. El movimiento insurgente había cobrado una fuerza inaudita luego de que, en Atotonilco, Hidalgo decidiera tomar la imagen de la virgen de Guadalupe como bandera de los sublevados.

La tranquilidad de Apaseo fue súbitamente interrumpida. En su trayecto hacia Celaya, las huestes insurgentes pasarían por sus calles. Parecía irremediable la devastación. Ante la inminente llegada de los rebeldes los hacendados de la región abandonaron sus propiedades; preferían ver saqueadas sus haciendas antes que perder la vida. Algunos marcharon a la ciudad de México, otros se encaminaron a Guanajuato.

Sólo uno de los hacendados, don Francisco Fernández de Herrera, dueño de la Casa de los Perros, decidió permanecer en Apaseo y jugarse la vida defendiendo sus bienes. No sin cierto temor, esperó el arribo de los revolucionarios con el "Jesús en la boca" y se dispuso a morir si era necesario. Las tropas de Hidalgo ocuparon el pueblo el 20 de septiembre y, como era de esperar, se entregaron al saqueo. La casona de don Francisco, sin embargo, no fue tocada. Quizá su belleza, la magnífica hechura o la valentía de su propietario impidieron la tragedia.

Pocas horas estuvieron los insurgentes en Apaseo, pero indudablemente algo tenía aquella mansión que sedujo a Hidalgo, pues mientras su ejército se preparaba para continuar hacia Celaya, el cura tocó a la puerta de la Casa de los Perros y se entrevistó con don Francisco. El polvo dejaba entrever la vestimenta negra del sacerdote --eran las huellas de la marcha iniciada abruptamente días atrás--. Parecía un militar en campaña y no el alegre y sagaz sacerdote conocido de todos. La Biblia que solía llevar en la mano había sido sustituida por la espada al cinto. Ya no era el pastor del rebaño, se había convertido en el caudillo sagrado.

La fisonomía del cura distaba mucho de ser la de un venerable anciano. Ni su calvicie pronunciada ni sus canas disminuían la fuerza de su personalidad. A todas luces, Hidalgo era un seductor de almas. Don Francisco lo recibió amablemente --de criollo a criollo-- y, entrados en confianza, el hacendado le ofreció una taza de chocolate --al cual don Miguel era particularmente afecto--. Una vez que Hidalgo dio el último sorbo a la humeante bebida, colocó la taza en una mesa, se levantó del asiento, estrechó la mano del hacendado y abandonó la propiedad. La guerra de independencia esperaba a su caudillo a las puertas de la Casa de los Perros.

La diosa fortuna.- Don Francisco Fernández era el hombre fuerte de Apaseo. La importante mansión de su propiedad había sido construida por un alarife indígena de Querétaro llamado Cornelio, bajo la dirección del arquitecto Mariano de las Casas. No se sabe con exactitud quién la mandó edificar --fue concluida en 1789--, pero al comenzar el siglo XVIII pertenecía a don Francisco, quien desde su mansión dirigió labores agrícolas y prósperos negocios que lo hicieron uno de hombres más importantes del Bajío.

Sobre don Francisco pesaba la versión de que solía maltratar a los indios y era demasiado duro con sus peones. Aun así, nadie cuestionaba sus medidas. Sus influencias políticas y económicas eran tan importantes que en 1805 se convirtió en alcalde ordinario de Celaya, adonde viajaba regularmente. Nunca imaginó que sólo unos años después la Nueva España despertaría violentamente para romper las cadenas del orden virreinal.

La suerte fue fiel compañera de don Francisco durante los 11 años de guerra. Unos días después de la entrada de Hidalgo, el ejército realista, al mando de Félix María Calleja, hizo acto de presencia en la región. Siguiendo el rastro de los insurgentes, las tropas del virrey pernoctaron en Apaseo y Calleja fue bienvenido en la Casa de los Perros. Al día siguiente continuó su marcha para enfrentar a Ignacio Allende en las inmediaciones de Guanajuato.

Con un país sumido en la violencia de la guerra, las actividades económicas decayeron drásticamente en todo el territorio novohispano. Sin embargo, don Francisco literalmente se atrincheró en la casa de Apaseo y desde ahí continuó al frente de sus negocios, como si la guerra de independencia no tuviera fuerza suficiente para traspasar sus amplios muros.

Para evitar que su familia cayera en manos de alguna turba de insurgentes o fuera víctima de los salteadores de caminos, don Francisco decidió establecerse en Celaya. Pero solía regresar a Apaseo acompañado por algunos hombres. Desde ahí se mantenía al tanto de la producción de sus tierras, que en ningún momento se detuvo. Al término de la guerra de independencia era el único hacendado en la región que había permanecido en el Bajío sin menoscabo de su vida, logrando aumentar sus riquezas al negociar astutamente con insurgentes y realistas.

Una vez que la paz llegó al nuevo país, don Francisco decidió radicar nuevamente en la casa de Apaseo. Corría 1824 y los vientos republicanos soplaban sobre el otrora territorio novohispano. La vida le alcanzó para morir el 24 de mayo cobijado por los muros que tanto consuelo le proporcionaron durante los tormentosos años de la guerra de independencia.

El otro libertador.- A finales del siglo XIX, los mayores se reunían para contar historias en la plaza Juárez de Apaseo. Los recuerdos se apoderaban de las horas, y los minutos se transformaban en leyendas. Por encima de todas las anécdotas, la gente del pueblo disfrutaba una en particular, la que refería la presencia de una hermosa mujer que logró cautivar a propios y extraños cuando la guerra de Independencia llegaba a su fin.

Frente a la belleza de aquella dama, la Casa de los Perros, con toda su majestad, palidecía. Era una mujer cautivadora que sembraba a su paso un aroma de seducción. Su mirada rendía a los hombres y su cuerpo era la lujuria encarnada. Sabía sacarle provecho a sus atributos físicos, a los cuales ningún caballero podía negarse. Se decía que había enseñado el arte del amor a Simón Bolívar cuando apenas era un mozo, que mostró detalladamente la geografía de su cuerpo al viajero y científico alemán Alejandro de Humboldt y que en 1820 le tomó cariño a un ambicioso caudillo en otro momento perseguidor de insurgentes: Agustín de Iturbide.

Según contaban los lugareños de Apaseo, la famosa "Güera" Rodríguez guardaba una estrecha amistad con el dueño de la mansión y por ello sus puertas estuvieron siempre abiertas para recibirla. A principios de 1821, cuando Iturbide cambió de bando y se puso al frente de la causa insurgente, las habitaciones de la Casa de los Perros sirvieron de refugio para el encuentro de los dos personajes.

La Güera llegaba al Bajío portando noticias de la ciudad de México; el libertador, por su parte, suspendía momentáneamente la campaña militar y galopaba presuroso hacia Apaseo para encontrarse con su amada María Ignacia --nombre de pila de la Güera--. Luego de algunos minutos de conversación sobre asuntos políticos, la joven pareja se entregaba al amor.

"Según refiere la tradición popular --escribió el cronista Mariano González Leal--, en tal finca se entrevistaron en repetidas ocasiones el caudillo don Agustín de Iturbide y la hermosa 'Güera' Rodríguez, e incluso se dice que esta última llegó allí a convencer al hasta entonces decidido jefe realista de abrazar la causa independiente..."

La escena se repetía una y otra vez, hasta que México alcanzó su independencia en septiembre de 1821. Atrás quedaron los apasionados días de Apaseo y el amor se trasladó a la ciudad de los palacios, capital del nuevo país. La historia del pueblo se entrelaza con la de la Casa de los Perros. La Patria caminó por sus calles y por sus habitaciones. Hoy se ha convertido en leyenda y, sin embargo, las paredes de la casa grande aún guardan el aroma a seducción de la "Güera" Rodríguez.


Apuestan al jugo de nopal en Asia

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

La empresa Eternamente Joven busca un acuerdo con una compañía japonesa de Osaka para llevar el jugo del nopal a ese país, según Pilar Rodríguez Huerta, gerente de distribución de la compañía.

 

La directiva comentó que ya llevaron algunas pruebas al país asiático, aunque todavía no han recibido una respuesta satisfactoria al respecto para iniciar la exportación.

 

Explicó que la idea de hacer el jugo de nopal surgió por la necesidad de crear su propia empresa, y gracias al apoyo de un inversionista consiguió su sueño, con lo cual ahora su familia tiene constituida una compañía que vende su producto en toda la región sureste del país y en la zona metropolitana del Distrito Federal.

 

Rodríguez comentó que su artículo naturista es avalado por el Instituto Nacional de la Nutrición "Salvador Zubirán" y sirve para el control de diabetes, triglicéridos, gastritis, obesidad, arteriosclerosis, osteoporosis y padecimientos digestivos.

 

La empresaria comentó que el negocio inició en 2003 con algunas pruebas caseras para extraer el jugo del nopal, pero los intentos fueron en vano, hasta que encontraron que con la destilación podían mantener las propiedades del producto.

 

"Tratamos con varias fórmulas, pero no lo conseguíamos pues el nopal tiene mucha baba y el producto no era el mejor. Sin embargo, con la destilación el resultado es de un producto limpio, como el agua, pero manteniendo las propiedades del nopal", dijo Rodríguez.

 

Explicó que actualmente la compañía tiene su destilería en Amozoc, Puebla, pues según la empresaria es la región donde existe el nopal idóneo para ser destilado.

 

Afirmó que se han llevado distintas pruebas con personas con problemas de diabetes y se ha demostrado que reduce los índices de azúcar en la sangre.

 

Expuso que la compañía ha logrado un crecimiento sostenido en lo que va del año y espera tener una mayor cantidad de distribuidores a nivel nacional para lograr que su producto llegue a más gente. Aunque no detalló la evolución de los ingresos de la empresa.

 

Comentó que uno de los elementos que frenan el crecimiento de las ventas del producto es la falta de difusión, pero gracias a la asistencia en diferentes ferias y exposiciones, el artículo naturista se ha ido colocando en el mercado. Comentó que su compañía nació por ese 'impulso natural' que tiene por emprender y tener su propia empresa para salir adelante como persona.

 

La compañía creadora del jugo de nopal participó en la Cumbre Empresarial Veracruz 2006 y Rodríguez explicó que la asistencia a este tipo de encuentros es con el objetivo de tener un mayor contacto con distribuidores

 

Potencial negocio

 

De acuerdo con especialistas, las propiedades curativas del nopal datan desde los Aztecas, quienes lo utilizaban para combatir distintas dolencias como fiebre, inflamaciones y úlceras estomacales.

 

Existen cerca de mil 600 especies en 122 géneros de la familia de las cactáceas, de la cual proviene el nopal. En México el consumo per cápita anual es de seis kilos.

 

 


Ayuno de palabras inútiles

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Para la Cuaresma del año 2004, el episcopado francés propuso a los cristianos realizar un ayuno muy particular: renunciar a palabras inútiles y emplear palabras para dar testimonio.

 

Quizás muchos no nos planteamos con seriedad qué palabras saltan el cerco de nuestros dientes --parafraseando al poeta Homero.  Nuestro modo de pensar, a veces tan poco orientado, no deja espacio a una serena reflexión sobre las expresiones que utilizamos. Decimos lo primero que nos llega a la boca y después, vistas las consecuencias, nos viene el remordimiento de no haber dicho lo que deberíamos o de haber dicho lo que no deberíamos decir. Queremos entonces dar marcha atrás y pretendemos en vano arrancar al viento nuestras palabras.

 

¿Hay de verdad "palabras inútiles"? El hombre de pensamiento y juicio superficial diría que no, pero incluso los niños, en cuanto estrenan su uso de razón, se dan cuenta de que ciertas palabras y expresiones "no las deben decir". Tal vez, con la mano sobre el pecho, cada quien debería reconocer la ristra de "palabras inútiles" que ha pronunciado y que giran el mundo hiriendo a todo pobre mortal que cruza por su camino.

 

"La Cuaresma es un momento privilegiado de búsqueda de sentido" -dicen los obispos franceses. Es ciertamente un camino de preparación hacia la Pascua, en el que buscamos caminar con mayor firmeza sobre las huellas de Cristo, obediente por amor hasta la muerte de cruz. La invitación a la penitencia, a la oración, y a las obras de caridad viene a tonificar el alma y a purificarla del pecado para mejor disponerla a "morir y resucitar con Cristo".

 

El ayuno de "palabras inútiles" y la exhortación a emplear "palabras de testimonio" se insertan perfectamente en este triple camino de penitencia, de oración y de caridad.

 

Es en verdad una gran penitencia acallar la propia vanidad y no pronunciar palabras que son incienso orgulloso del propio ego. Duele también contener la respuesta acalorada ante una humillación o un insulto. Cuesta sujetar las críticas que saltan de la lengua como de un trampolín cuando uno es contrariado y la soberbia se yergue en desafío. Ya decía el apóstol Santiago que quien domina su lengua es "un varón perfecto". Da pena ver cómo hay personas que se juzgan enraizadas en el círculo de sus amistades cuando su lengua se embarra con palabras soeces o expresiones de doble sentido. ¿Piensan que siendo malhablados serán mejor escuchados? Tal vez se sientan más seguras de sí mismas por sus palabras gruesas, pero uno queda sumamente incómodo al escucharlas. El condimento insustancial de las "palabras inútiles" no hace más que desvelar una inmadurez humana y pobreza de espíritu.

 

Hablar lo justo, hablar bien, hablar educadamente es una conquista de hombres recios y de mujeres finas, con ideal y hondo aprecio por la dignidad propia y ajena. Esta penitencia invita además a cerrar oídos para que la lengua no aprenda lo que no debe decir. Hoy en día la televisión y el cine se han convertido en los maestros del léxico. Viene siendo algo habitual que los niños y jóvenes sean entretenidos por personajes que apuestan su simpatía en la vulgaridad. Y cuando se anuncia que el programa es "para mayores de 18 años" es casi infalible que habrá, además de escenas inconvenientes para todo hombre que se precie de tener un mínimo de rectitud y honestidad moral, una retahíla de expresiones indecentes, irrespetuosas e incluso obscenas. Es muy aconsejable para la Cuaresma el ayuno de todas estas palabras. El alma se ahorra una mala digestión.

 

Por otra parte, qué duda cabe que toda palabra respetuosa, ponderada y educada es una oración. Esta lengua nuestra no debe queda atada cuando hay mucho que decir y testimoniar sobre el amor de Dios y la vocación eterna del hombre. "De la riqueza del corazón habla la boca", dijo Jesucristo. ¿Y quién no lleva en su propio corazón alguna riqueza? Hemos de hablar mucho, sin cansarnos, de todo el bien que se ve, que se sabe, que se oye y que se toca. Estamos rodeados de personas maravillosas y vivimos en un mundo incomparablemente bello. Todo es una poesía del amor de Dios. ¿Cómo se va a quedar muda la lengua? Bien sentenciaba san Agustín que "no podemos creer y quedarnos callados". El amor coloca en la lengua la palabra feliz, justa, amistosa y rica. Una palabra o una expresión "inútil" sería aquella que procede sin amor del corazón, pues todo lo que no tiene amor es de verdad "inútil". La oración del hombre que habla bien de y a los demás tiene su origen en el diálogo de la propia alma con Dios. Quien vive con el corazón en el cielo camina con respeto sagrado sobre la tierra. La lengua que ora aprende a alabar, bendecir, perdonar, disculpar y a ofrecer a los demás la palabra digna. Si cada cristiano y hombre de buena voluntad se empeña en purificar su vocabulario de acuerdo a su ideal de vida eterna, se dará cuenta de un resultado estupendo: no hay suficiente vocabulario para hacer el bien y es insuficiente el diccionario para expresar la alegría del alma. Por el contrario, bien se sabe, basta una sola "palabra inútil" para manchar una relación consigo mismo y con los demás.

 

La caridad de la Cuaresma también abraza nuestras expresiones. El diccionario de la Real Academia Española define la maledicencia como "el hábito de maldecir o denigrar". Ésta es una herida mortal para el alma del cristiano. La persona maldiciente se coloca fuera del espíritu de caridad que Cristo nos ha dejado como su tesoro y testamento. Hay una brutal ruptura entre el ejemplo de Cristo y su doctrina de amor sin límites al prójimo, frente a la maledicencia que denigra la fama y el buen nombre de los demás. Por lo general, el maldiciente o dado a la crítica ataca como los traidores, siempre por la espalda, cuando su pobre víctima no se encuentra presente. La Cuaresma debe purificar este cáncer de la lengua y del corazón. Que las palabras no sean malas, sino buenas hasta que se pueda instaurar una sólida "benedicencia" que actúe como una estructura de nuestras amistades. Da pena escribir "benedicencia" entre comillas, pues el vocablo no está en el diccionario. La razón --según se expresaron los peritos-- es porque se trata de una palabra que no usa la gente y como "el pueblo crea el vocabulario".... Uno se sonroja leyendo en el diccionario la definición de las palabras usadas en los insultos y viendo que no existe el vocablo "benedicencia".  El pueblo, por lo visto, no habla bien.

 

Para las fiestas de la Pascua, Dios quiera que el Resucitado escuche de nuestros labios las palabras que son dignas de un hombre y de una mujer preparados para participar de su triunfo sobre el mal y la muerte.

 


Belisario Domínguez

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Médico cirujano, oculista y político. Siendo senador, difundió un discurso que calificaba al general Victoriano Huerta de usurpador y asesino, y por tal razón fue asesinado.

 

Luchador incansable, denunció la miseria y mostró su preocupación por los indigentes y las víctimas, por ello se instituyó la "Medalla Belisario Domínguez" para todos aquellos que destacan por su valor civil.

 

Nació el 25 de abril de 1863 en Comitán, Chiapas, como hijo de don Cleofas Domínguez y doña Pilar Palencia. Cursó sus estudios primarios, siguiendo los preparatorios en San Cristóbal las Casas, para ingresar luego al Instituto de Ciencias, de Tuxtla Gutiérrez, donde cursó la carrera de medicina. Luego se trasladó a París, donde radicó 13 años, obteniendo en 1890 su título de médico, cirujano, partero y oculista. Regresó a Chiapas y casó con la señorita Delfina Zebadúa, teniendo de su matrimonio cuatro hijos. Como estudiante, "se distinguió por su dedicación al estudio, demostrando en sus exámenes profesionales amplios conocimientos, aun en materias que no eran de rigor en los programas vigentes".

 

Refieren sus paisanos que en el ejercicio de su profesión fue el patriarca de su pueblo: "curaba a los pobres sin cobrarles ni un centavo, dándoles las medicinas y en no pocos casos atendiéndolos como enfermero". Y siendo tan dedicado al ejercicio de su profesión y tan abnegado en el trato a sus pacientes, todavía le quedaba tiempo para sus actividades políticas, a las cuales llegó porque sus paisanos lo llamaron a ellas. En Chiapas desempeñó dos cargos públicos: el de presidente municipal de Comitán, en 1911, y luego el de senador por su Estado natal, en 1912.

 

Pero no cabe duda de que su principal pasión fue siempre la de ejercer su carrera de médico, por lo cual no quiso quedarse en Francia, donde hubiera alcanzado fama, riqueza y tranquilidad. Cuando en 1891 regresó a Chiapas, a su nativa Comitán, pueblo cercano a la frontera con Guatemala, se propuso quedarse allí, en su pueblito, para curar a los indios y a los mestizos de las rancherías. Dos médicos ejercían ya la medicina en ese lugar, ambos de origen guatemaltecos quienes quedaron maravillados de que prefiriera quedarse a ejercer un médico recibido en París.

 

Belisario Domínguez atendió a enfermos desahuciados, a muchos de los cuales salvó mediante operaciones que entonces parecían imposibles de practicar. Para que le ayudaran, él mismo preparó a un anestesista, una enfermera y un boticario. Para ir a curar a sus enfermos, hacía largos viajes a pie, a caballo, en canoas y en los medios más primitivos, de día y de noche, bajo lluvias o sol ardoroso. Estableció un sistema para cobrar honorarios, de acuerdo con las posibilidades de sus clientes; por lo que para los ricos era el doctor de París, más caro que ninguno, mientras que para los pobres era el curandero que aceptaba animales y semillas en pago, dando medicina, enseñanza, cuidados y alimentos a las familias.

 

En 1902 se trasladó a la capital mexicana, con el propósito de salvar la vida de su esposa, que enfermó de gravedad, y la cual murió en la capital mexicana. Seguramente entonces trabó conocimiento con don Francisco I. Madero, quien lo llamó a colaborar con él en sus planes revolucionarios. Dos años después regresó el doctor Domínguez a Comitán, ejerciendo como presidente municipal de su pueblo, para ser luego elegido senador. Regresó a México, donde encabezó la oposición al presidente Huerta.

 

Mandó imprimir un candente discurso contra el usurpador, del cual pidió su destitución, ya que detentaba un puesto para el que no había sido elegido por el pueblo. Como en la Cámara se rehusaran a darle lectura, él mismo lo repartió entre los senadores y lo envió luego a distribuir por las calles. Todo esto sucedió el 17 de septiembre de 1913, y el doctor Domínguez siguió haciendo su vida normal, aunque vigilado de cerca por la policía huertista. Ésta lo aprehendió el 7 de octubre, para llevarlo lejos de la ciudad, donde fue asesinado en la noche de ese mismo día, después de que el doctor Aureliano Urrutia, compadre de Huerta y enemigo profesional de don Belisario, le cortaba la lengua y se la enviara al usurpador, en un frasco de alcohol, como sangriento trofeo.

 


Benditos obstáculos

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Cuanto esfuerzo en sobreponerse a habilidades no poseídas, a talentos no desarrollados, en quitar de mi camino obstáculos que se ubican una y otra vez en el centro de mi ruta, como rocas que caprichosamente buscan rodar frente a mí, por más que las rodee o quite de la huella.

Recuerdo particularmente mi adolescencia, sueños de desarrollar mi vida en una dirección, pero sin lograr siquiera crecer en ese rumbo, pese a enormes esfuerzos iniciados una y otra vez. Y luego en los primeros años de mi vida de adulto, sorprenderse de que algunas cosas funcionaron imprevistamente sin mayores esfuerzos, mientras otras presentaron una tremenda resistencia. Por más que testarudamente quise ir en un rumbo luchando contra incontables dificultades, la realidad me mostró otra avenida que pareció pavimentada o preparada de antemano para mi paso.

Esta lucha contra esas limitaciones o miserias personales, defectos y debilidades, siempre llamó mi atención. Porque por una parte estoy convencido de que el hombre debe enfrentar las dificultades y errores cometidos, y sobreponerse con esfuerzo y perseverancia. Sin embargo, por otra parte también he llegado a la conclusión de que Dios se vale de nuestras limitaciones para mostrarnos nuestro camino. ¿A que me refiero? A que el Señor nos da un talento para que lo desarrollemos, para beneficio de nuestra alma, pero también permite nuestra falta de talentos y los obstáculos que aparecen cuando intentamos ir en un rumbo determinado, para decirnos a las claras cual es el rumbo que no debemos tomar. Y no estoy sugiriendo que ese rumbo sea necesariamente malo, sino que no es el que Dios espera de nuestra vida.

Es como si las dificultades de la vida y nuestras carencias de talento fuesen antorchas que Jesús coloca frente a nosotros en una noche oscura. A veces tratamos de arrancar esas antorchas que se interponen en nuestro camino, cuando en realidad son las marcaciones del camino que El espera que tomemos. Imaginen un avión que está buscando aterrizar en una noche oscura, en una ciudad desconocida. El piloto busca y busca la pista, y de repente ve dos filas paralelas de luces, como antorchas, que dejan una negra y oscura franja en el centro. ¿Qué hace entonces? ¿Quizás coloca las ruedas del avión sobre las luces? ¡No!. Justamente las coloca en medio de la oscuridad, en el lugar donde no hay ninguna luz, porque sabe que allí está la pista, franca y segura para posar su nave. Virtualmente, él esquiva las luces porque sabe que están puestas allí donde no puede posar su avión, su misión es indicar donde está el camino seguro, la pista de aterrizaje.

Del mismo modo, a veces pienso que Jesús nos pone los obstáculos de la vida para señalarnos la ruta, como antorchas que marcan nuestro camino: El no espera que pasemos por encima de las antorchas, ni que las intentemos remover una y otra vez. Todo lo contrario, El espera que pasemos por ese lugar que está claramente delimitado por las antorchas, sabiendo que allí no sólo no hay obstáculos, sino que se encuentra la ruta segura. He llegado a ésta conclusión porque muchas veces me ha costado tanto llevar a buen puerto una idea o una intención, que interiormente medité si Dios no estaría diciéndome que por allí no debo avanzar. Por otra parte, cuando algo es la Voluntad de Dios, progresa no sin esfuerzo o trabajo, pero si de forma franca y clara, como circulando por un camino despejado.

Estamos hablando de la Divina Providencia, en la que tantos santos confiaron ciegamente para el desarrollo de los proyectos de caridad, proyectos de santidad, que construyeron a lo largo de su ascenso espiritual. Ellos supieron que Dios les marcaba el camino, despejando la ruta deseada por la Divina Voluntad, y dejando todo tipo de obstáculos en las sendas que no estaban indicadas por el Querer Divino. La Divina Providencia dispuso las cosas alternando ayudas y permitiendo obstáculos, llevando a estas almas de Su Mano, desarrollando el Plan Celestial en estos nobles corazones.

Muchas cosas quisiéramos ser, que la realidad de la vida nos demuestra no son posibles. No nos frustremos, tratemos de ver en ello una indicación de que Jesús está tratando de llevarnos en otra dirección. ¡Confiemos en Su Mano de Maestro, entreguemos nuestra vida a la Divina Providencia!


Breve historia de los emigrantes mexicanos

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Antecedentes 1848-1928
Desde el punto de vista normativo:

·         Ley del servicio exterior mexicano, 1829.

·         Ley sobre el establecimiento de consulados, 1834.

·         Disposiciones del tratado Guadalupe Hidalgo, 1848

Desde el punto de vista histórico:

·         Población de origen mexicano que permaneció en California después de 1848.

·         Población de origen mexicano que se repatrió entre 1848 y 1880s.

·         Primeras migraciones de trabajadores al suroeste y Texas para emplearse en la agricultura, las minas y el ferrocarril, 1870s.

La protección consular mexicana y la política migratoria en Estados Unidos.

En 1882, el Congreso estadounidense dicta restricciones a la inmigración china. A raíz de lo cual aumenta la inmigración de trabajadores agrícolas mexicanos que toman el lugar de los chinos. En los años siguientes, los cónsules mexicanos en el suroeste y Texas alertan sobre el maltrato y los abusos de que son víctimas los trabajadores mexicanos. La prensa hispana se hace eco de la inquietud y denuncia las condiciones de inequidad en que trabajan nuestros connacionales.

La política de apertura de consulados empieza a cambiar de énfasis, de la representación en plazas caracterizadas por su comercio se pasa a la necesidad de abrir oficinas donde se detectan crecientes núcleos mexicanos, (por ejemplo, Los Angeles).

En 1891, se introduce la primera legislación que impone restricciones a la migración de México y Canadá.

En México en cambio, se dictan las Leyes del cuerpo diplomático de 1888 y orgánica del cuerpo diplomático mexicano de 1896, que señalan expresamente la obligación de auxiliar y proteger a los mexicanos en el exterior.

Entre 1905 y 1910 se localizan concentraciones de mexicanos en Kansas y Chicago. Durante la Revolución y la Primera Guerra Mundial aumenta la corriente migratoria, al tiempo que se diversifica desde el punto de vista del origen de los emigrantes.

La Ley de inmigración de 1917, restringe la inmigración legal de trabajadores mexicanos. Sin embargo, la demanda de los productores del suroeste obligó al Departamento de Inmigración a facilitar la entrada de jornaleros. Se instrumentó un primer programa de contratación de trabajadores, que empleó a más de 80 mil mexicanos.

En 1924, el aumento acumulado de la inmigración indocumentada, que superaba con mucho las cuotas legales, motivó la aprobación de una nueva ley de inmigración, que autorizaba la creación de un cuerpo policiaco abocado a la vigilancia de las fronteras: la Patrulla Fronteriza.

Entre 1925 y 1928, el número de aprehensiones de indocumentados aumentó siete veces, hasta cerca de 30 mil en 1929. Este año se declaró la entrada ilegal a EUA, un delito menor penalizado con prisión no mayor a un año.

Las actividades de la Cancillería en la materia se especializan y los consulados despliegan ya una labor muy intensa en términos de asistencia y protección.

La protección empieza a sistematizarse 1929-1979

En el año 1930, el censo estadounidense reporta: 1.4 millones de habitantes de origen mexicano, de los que 38% ya había nacido en EUA de padres mexicanos. por lo tanto unos 860 mil eran ciudadanos mexicanos.

No obstante que durante el primer quinquenio de los años 30s. se observó una disminución en la inmigración mexicana a ese país, los casos de protección debidos a repatriaciones, indigencias, recuperación de salarios e indemnizaciones crecieron rápidamente. Dicho incremento hizo necesario que se desarrollaran estrategias más integrales para la atención de los casos. Se sistematizaron las giras y visitas en la circunscripción para tener un conocimiento de primera mano sobre las condiciones de vida en los lugares apartados y los centros de trabajo. Se reglamentaron los informes de protección, instituyendo los apéndices estadísticos para reportar casos y gestiones, por tipo de caso y consulado. Lo que por primera vez permitió a SRE contar con una evaluación del tipo de problemática y las cargas de trabajo.

Cabe destacar la valiosa participación de las comunidades mexicanas radicadas en EUA que, en especial entre 1929 y 1933, acudieron en apoyo de los connacionales y los consulados. Las asociaciones comunitarias ayudaron a suplir la carencia de recursos económicos para repatriar a los mexicanos que lo requerían. En este período se crearon comités de auxilio, como el de la Beneficencia Mexicana de Los Angeles, o los diferentes capítulos de la Cruz Azul mexicana.

Para fortalecer los esfuerzos desarrollados por los consulados, en 1931-1932 se crearon los puestos de Consejero Jurídico en la Embajada en Washington, encargado de dictar las normas que debían cumplir los consulados en materia de protección en EUA, y el de Abogado del Departamento Consular, encargado de dictaminar los casos turnados por los consulados. El año siguiente, 1932, se estableció el cargo de Visitador General de Consulados.

En 1933 se crea el INS y en 1940 queda bajo la supervisión del Departamento de Justicia.

A finales de los 30s., en algunos estados, se detectan casos de discriminación en escuelas públicas y a principios de los 40 en otros lugares públicos. al final de esta década se consideraba en México que la mano de obra mexicana era un factor fundamental en el desarrollo y el crecimiento económico de los Estados Unidos y que el trato que normalmente se daba a los trabajadores mexicanos era injusto.

En 1942, se firmó una Convención Consular con EUA que definía las funciones relativas a la protección y asistencia consular. Es el marco jurídico que regula las relaciones bilaterales en la materia.

La demanda de mano de obra obligó al gobierno estadounidense a negociar convenios de trabajadores migratorios. Estos acuerdos, genéricamente denominados Braceros, tuvieron vigencia de 1942 hasta 1964.

Los convenios causaron numerosas diferencias entre ambos gobiernos, especialmente por el incumplimiento de los empleadores de las condiciones generales de trabajo. Además, los mecanismos burocráticos de contratación desalentaron a numerosos patrones, que prefirieron contratar a indocumentados. En las diferentes etapas del convenio, el número de indocumentados superó en varias veces al de los braceros.

En 1948 se creó la categoría de Agentes Consulares, una especie de personal auxiliar nombrado por los cónsules con aprobación de la Secretaría de Relaciones Exteriores, para coadyuvar con las labores de protección. Sus funciones eran auxiliares a los cónsules en los lugares que no contaban con oficina consular, en la realización de buenos oficios en casos de protección, así como en la atención de asuntos comerciales y administrativos.

Según el INS, entre 1950-51, el volumen de deportaciones creció tanto que fue necesario introducir un procedimiento administrativo nuevo, que permitiera la expulsión expedita de indocumentados. Con la "salida voluntaria", se tramitaron decenas de miles de expulsiones.

Durante la tercera etapa de los acuerdos de braceros se llevó a cabo la Operación Espalda Mojada que permitió arrestar hasta dos mil indocumentados diariamente y sumar un total de casi un millón de detenciones de mexicanos en 1954.

A mediados de 1956, también con el objeto de ampliar los servicios consulares, se nombraron Inspectores Consulares, para las zonas de empleo de los trabajadores migratorios, a fin de supervisar sus condiciones de vida.

Los agentes y los inspectores pueden considerarse antecedentes de los cancilleres de protección que se nombraron en los 80s.

En 1965 se enmendó la ley de inmigración estadounidense, sustituyendo el sistema de cuotas por el sistema de prioridades, bajo el cual se privilegió la reunificación familiar y a los trabajadores con habilidades especiales.

En febrero de 1968, se celebró una primera reunión bilateral informal para examinar medidas que detuvieran la migración indocumentada. Como resultado de estas consultas, que se repitieron periódicamente, en 1972, el Gobierno de México formó una Comisión Intersecretarial para el Estudio de los Problemas Derivados de la Corriente Migratoria a los EU. Misma que trabajó de manera coordinada con el grupo de estudio paralelo establecido por el gobierno estadounidense.

Como resultado de sus deliberaciones, la comisión acordó mejorar las condiciones de vida en la zonas expulsoras de mano de obra; informar sobre los riesgos de la migración indocumentada; ampliar los alcances de las campañas contra polleros y enganchadores; así como fortalecer las tareas de protección de los consulados. Al efecto, la SRE comisionó personal en los centros de detención migratoria. El servicio se prestaba 24 horas al día y permitió atender a un gran número de connacionales que de otro modo hubieran sido expulsados en estado de indefensión.

Por otra parte, el mismo año EUA retomó un programa de deportaciones al interior que se prolongó hasta mediados de los años 70s. Asimismo, instaló sistemas de alarmas electrónicas en la frontera, estableció vuelos de reconocimiento en la franja fronteriza, lo que dio como resultado un sensible aumento en las detenciones.

El programa de deportaciones se interrumpió a raíz de una serie de reacciones en la opinión pública que denunciaron irregularidades en el proceso de expulsión y recepción, por parte de autoridades de ambos países.

Modernización de la protección, 1980

En 1980, se creó la Dirección General de Protección que permitió dedicar esfuerzos extraordinarios y especializados a estas tareas, introduciendo un enfoque político integral y mejorando los sistemas de atención, seguimiento y solución de la problemática.

A partir de 1981, los consulados elaboran un programa anual de protección, que permite definir un plan de acciones, calendarizar visitas y racionalizar tiempo y recursos.

La SRE creó la categoría de cancilleres de protección, que fueron adscritos a los cuarenta consulados en EUA, para dedicarse de modo exclusivo y especializado a la protección. Asimismo se aprobó un presupuesto superior a los 4.3 millones de dólares así como fondos extraordinarios a algunos consulados para la adquisición de vehículos destinados a visitas y giras de protección. Para 1983 todos los consulados en EUA contaban con al menos un canciller de protección y buena parte de ellos habían creado un departamento o sección de protección.

La Dirección General de Protección uniformó los criterios para los informes, elaboró monografías sobre las características de las circunscripciones, hizo más eficiente y seguro el manejo de valores. Los resultados se reflejaron en una infraestructura humana y material que permitió atender, primero, miles de casos, después decenas de miles de casos. Recuperar más de un millón de dólares en valores (indemnizaciones, salarios, pensiones, etc.) y multiplicar la capacidad de atender a la comunidad mexicana en EUA.

En 1984 la SRE organizó una reunión de embajadores y cónsules generales en América del Norte, en la que se estudió de forma integral y conjunta la problemática de la protección.

En  1985, por necesidades presupuéstales, la Dirección General de Protección fue absorbida por la Dirección General de Servicios Consulares para formar la Dirección General de Protección y Servicios Consulares. Entonces, el énfasis se puso en acciones preventivas. La rama consular se consolidó como una función de amplio contenido político al vincularse la política de protección con el conjunto del fenómeno migratorio mexicano a Estados Unidos.

En este año se empezaron ha establecer convenios con universidades estadounidenses para que funcionarios de carrera estudiaran maestrías en derecho estadounidense, lo que permitiría contar con un equipo de expertos que pudieran asesorar más eficazmente el planteamiento de casos judiciales que requieren un profundo conocimiento del derecho de EUA.

El programa continúa a la fecha y sus resultados son invaluables para la SRE y los propios connacionales  que se benefician del Programa de Defensoría Legal de Mexicanos en EUA.

En 1986 el Congreso estadounidense aprobó la enmienda Simpson-Rodino, que regularizó a miles de trabajadores indocumentados. A fin de estar en mejores condiciones de asesorar a los mexicanos que radicaban en ese país se intensificaron las consultas entre ambos gobiernos, dando inicio a un proceso de diálogo que fue creciendo en intensidad.

En los años 90, los esfuerzos se enfocaron a la protección preventiva, a mejorar los sistemas de comunicación e instrumentar sistemas de cómputo para registro de matrículas, pasaportes y ahora casos de protección. Se promovieron acciones coordinadas con las comunidades mexicanas, se actualizó y capacitó permanentemente a los funcionarios del Servicio Exterior, se profundizó en la dimensión política de fenómeno migratorio y se ampliaron los mecanismos de cooperación bilateral en la materia.

Desde principios de los 90 se empezó a generalizar una tendencia iniciada en California hacia una política migratoria más restrictiva. Esto llevó a una nueva reforma a la legislación migratoria para combatir la migración indocumentada. Esta situación ocurre cuando el diálogo bilateral crecía en intensidad, lo que permitió que ambos gobiernos se comprometieran a abordar el tema migratorio desde una perspectiva más amplia.

Para ello, coincidieron en la necesidad de desarrollar un Estudio Binacional sobre Migración. El estudio se inició en 1994 y se concluyó en 1997. Sirvió para dar definición al entendimiento de la realidad de la migración entre los dos país. Concurrentemente, se acordaron mecanismos para la atención a los emigrantes tales como los arreglos locales en la frontera para las repatriaciones seguras y ordenadas, mecanismos de revisión de los casos en los que obran acusaciones por violaciones de derechos humanos, esquemas para combatir el tráfico de emigrantes y foros de consulta permanente en el nivel operativo entre funcionarios de ambos países.

En el año 2001, en un acto si precedentes, el diálogo bilateral en materia migratoria se elevó al nivel presidencial. Se acordó iniciar un proceso de negociación sobre la migración bilateral encabezado por dos miembros del gabinete de cada país.

 


¡Buenos días!

 

Querien Vangal

 

 

Caminando por la calle y saludando a las personas ¿qué es lo primero que les decimos o lo primero que escuchamos? «Buenos días» -nos dicen- y contestamos naturalmente: «Buenos días». En ocasiones nos fijamos en la persona que nos saluda como nos fijaríamos en un escaparate de una tienda, es decir, ni le ponemos atención.

 

« ¡Buenos días!» Esa es la frase que escuchamos todos los días de la semana. Nos la dicen nuestros seres queridos y nos la repiten los compañeros del trabajo cuando salen de casa, se lo escuchamos a las personas a las que tratamos. Es más, hasta la podemos citar en inglés y en francés. Good morning! Bon Jour!....

 

Es el optimismo que nos hace augurar lo mejor para nuestro semejante. Quisiéramos que todos disfrutaran del mejor de los días. Les deseamos que verdaderamente ese día sea diferente, que él no tenga preocupaciones mas que las ordinarias y para nosotros tan importantes como ¿A qué hora salgo del trabajo? ¿Cuándo me pagan mi salario? ¿Qué voy a hacer el próximo fin de semana?...

 

Además en algunas culturas el optimismo está pintado en cada una de las personas desde que nace. Hay pueblos a los cuales no los podemos imaginar tristes. Hizo buen día y fiesta, hizo mal día y fiesta. Hoy no nos fue bien y fiesta. Viven felices aunque se la pasen muy mal. Son así y así seguirán.

 

A mí me gustaría ahora decir verdaderamente a cada uno de los habitantes de este mundo. « ¡Buenos días! Les deseo lo mejor para este día que comienzan.» Pero no sé si todos me escucharían bien o interpretarían que estoy burlándome.

 

Pues decírselo a los habitantes de Washington que, viven en la angustia de no saber si ellos serán los siguientes destinatarios de un atentado, es un poco complicado, y sin embargo, ¡Buenos días! Y tú también habitante de Moscú donde sé que la inseguridad te ha hecho presa ¡Buenos días! A los colombianos que viven en zona de conflicto, para que no pierdan la esperanza de la paz. ¡Buenos días! Y como no olvidar a los enfermos terminales de los hospitales ¡Buenos días! ¿Conocemos a alguien más que habría que darle los buenos días? Yo conozco muchas personas más. Pero ustedes también conocen, entonces díganles con el corazón en la mano ¡Buenos días! Sí, porque decirles estas palabras al menos es un poco de bálsamo para su sufrimiento. Tal vez hasta una pequeña luz entre tanto dolor.

 

Para los que creemos en Dios es más fácil entender los sufrimientos porque creer en Dios significa saber que no todo termina en los hechos. Si tú crees en Dios, dale a todos un poco de esperanza, háblales de que hay algo más allá de estos sufrimientos, vamos a infundirles optimismo. ¿Por qué no saludamos a todos con este optimismo? ¿Por qué no buscamos nosotros también transmitir alegría? Díganles a todos ¡Buenos días!


Caída histórica de la inflación

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

En marzo pasado, la inflación medida a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicó en 0.13 por ciento, debido a la baja que registraron los precios de los productos agropecuarios, informó el Banco de México (BANXICO).

Indicó que de esta forma la inflación general anual disminuyó de 3.75 por ciento en febrero pasado a 3.41 en el mes de referencia. La meta oficial para el cierre de este año es de tres por ciento con una variación de un punto porcentual.

La inflación fue menor a 0.18 por ciento que esperaban los especialistas para el tercer mes del año, quienes además estimaron un favorable desempeño en los precios de los productos agropecuarios.

De esta forma, se espera una nueva disminución en la tasa de fondeo al término de este mes por parte del banco central.

El BANXICO señaló en su reporte que los genéricos que destacaron en marzo por la magnitud de su contribución a la inflación general mensual fueron la vivienda propia, servicios turísticos en paquete, gasolina de bajo octanaje y loncherías.

Por el contrario, los genéricos cuyas bajas de precio tuvieron las mayores incidencias negativas fueron el jitomate, papa, calabacita, pollo en piezas y tenencia de automóvil.

Precisó que el índice de precios subyacente presentó a su vez una variación de 0.44 por ciento durante marzo de 2006. Así, la inflación subyacente anual se ubicó en 3.04 por ciento, 0.14 puntos porcentuales más respecto al mes anterior.

Ello, debido al mayor ritmo de crecimiento de los precios del subíndice de servicios, ante el incremento en los costos de los materiales para la construcción que incidió sobre el desempeño del grupo de la vivienda.

Además, influyó también el alza de los precios de los servicios turísticos por el periodo vacacional de Semana Santa.

Por otra parte, la variación anual del subíndice de las mercancías alcanzó 2.70 por ciento en marzo, lo que implicó un incremento de 0.03 puntos con relación al dato de febrero.

El instituto central indicó que las localidades que registraron una inflación por arriba del promedio nacional fueron Iguala, Tijuana, Veracruz, Chihuahua, Matamoros, Ciudad Juárez, Colima y La Paz.

Por el contrario, las poblaciones con una inflación menor al promedio nacional fueron Cuernavaca, Ciudad Acuña, Torreón, Tehuantepec, Tlaxcala, Acapulco, León y Tepic.

Finalmente, el índice de Precios de la Canasta Básica de Consumo registró una variación de 0.34 por ciento durante marzo de 2006, situando su tasa de crecimiento anual en 3.83 por ciento.

Esta información, que no la publican los diarios porque suponen que sólo sus mentiras y escándalos le interesan a la gente, y además echa por tierra su política antigobiernista --gobierno al que no le dan un ápice de merito--, es la realidad que el país esta fincado firmemente, a pesar de tanta política negativa y tanta mugre que existe a diestra y siniestra.  Ojalá que el próximo gobierno no destruya lo logrado, logros que se antojan difíciles dado los constantes obstáculos a que ha sido sometido el gobierno de Fox.

 


Callar es amar


Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

¿Cuántas veces tenemos ganas de decir, de criticar, de negar, de oponernos, de resistirnos, de imponer nuestro particular punto de vista? Es como un fuego interior, irresistible, el que nos grita. ¡No puedes dejar las cosas así! ¡Es que te están tomando de tonto!  En muchas ocasiones, estos impulsos están motivados por el amor propio, mejor dicho, el egoísmo que nos invita a no quedar jamás sin poner la última palabra o dejar en claro que no estamos de acuerdo.

 

Callar, eso si que es difícil.  Callar cuando creemos comprender lo que ocurre, más difícil todavía. ¿Y en que medida conocemos realmente la motivación de aquellos a quienes queremos criticar, o aconsejar, o corregir? ¿En qué medida podemos juzgar a los demás?  Las más de las veces tomamos posiciones que, con los años, juzgamos como equivocadas. ¡Que equivocado estaba entonces!, solemos exclamar. ¡Si hubiera sido capaz de guardar silencio!

 

Me refiero hoy a esa enorme llave del amor, que es el silencio, la humildad de callar y privarnos de pasar a la primera fila, de tomar el micrófono y decir todo lo que pensamos.  El poder simplemente observar a los demás, escucharlos, e intervenir sólo cuando tenemos algo positivo para dar, seguros de no estar simplemente tratando de decir algo, de tener nuestro "papel protagónico" bien cubierto.

 

Callar es sacrificio, es amor.  No hacer, privarnos de figurar, son gestos muy interiores, que sólo Dios ve y valora. ¿Quién más puede ver lo que está pasando en nuestro interior, si a nadie lo contamos?  Ese silencio es una gigantesca muestra de fe, es entregar a Dios ese sacrificio, sabiendo que El lo ve y lo valora.  Dios toma esas muestras de amor y las pone en su alhajero, a buen recaudo de los ojos de los hombres. ¿Que hombre, acaso, es testigo de esos actos de heroísmo interior?  Nadie, sólo Dios los ve.

 

A veces pensamos que nuestro servicio a Dios incluye lo que los demás piensan de nosotros, el juicio que tienen de nuestros actos.  No es así. Dios ve nuestro corazón y busca aquello que es sincero, profundo y puro.  Si la gente, con juicios del todo humanos, ve en nosotros algo que no somos en realidad, no debemos preocuparnos por la opinión de Dios.  El ve las cosas como realmente son, ya que las más de las veces es la hipocresía lo que impulsa los actos de las personas. El Señor, el Justo de los Justos, puro Amor y Misericordia, ve el mundo de modo muy distinto. El quiere que le demos sacrificios interiores, que vayan purificando nuestra alma de las necesidades de figuración y protagonismo, que llenan nuestro corazón de vanidad y egoísmo.

 

El verdadero heroísmo es el de aquellos que pueden callar, esperar, y privarse de las necesidades propias, en beneficio de los demás.  Es una gran muestra de amor, que florece también en nuestra relación con quienes nos rodean. ¿Acaso nosotros mismos no nos sentimos incómodos con aquellos que opinan sobre todo, y nos critican, aconsejan, corrigen y enseñan sobre todo en todo momento?

 

Sin embargo, no siempre nos irá bien practicando el silencio y la humildad.  Algunas veces podremos ser incomprendidos, o malentendidos. Pero es Dios el que conoce la motivación que anida en nuestro corazón en esos momentos.  Y El se hará cargo de nuestras necesidades, como siempre, en el instante oportuno.

 

Señor, hazme manso, prudente y humilde.  Dame la fortaleza para callar, esperar y confiar en Ti.  Enséñame a hacer pequeños sacrificios interiores que agraden a Tu Corazón Amante, necesitado de pequeños gestos que te recuerden la humildad y el silencio de Tu Madre, en la pequeña casita de Nazaret.  Ella, la más perfecta Criatura surgida del Amor de Tu Padre, guardó silencio desde el día en que el Ángel le anunció Tu venida, hasta aquella tarde en que te vio morir en la Cruz.   también guardaste silencio ese día. Ahora, Señor, enséñanos a callar, a esperar, a amar.


Caminantes de la vida

 

Querien Vangal

 

 

El tiempo corre sin remedio. Deja atrás un pasado inmodificable, avanza hacia un futuro que se construye paso a paso.

 

Cada hora, en cada decisión, queda escrita nuestra historia. Con momentos magníficos, alegres, enamorados; con momentos amargos, tristes, vacíos de amor. La vida avanza, con sus misterios, con sus esperanzas, con sus miedos, con sus rosas.

 

Dios me concede un nuevo día en mi caminar humano. Con el peso del pasado, con las limitaciones de una personalidad ya fraguada, con los dolores del cuerpo y del espíritu.

 

Personas y cosas me rodean, rostros amigos y manos desconocidas llegan a mi puerta. Me pedirán una sonrisa, una ayuda, un poco de mi tiempo y de mi vida.

 

¿Qué es la vida? ¿Por qué en ella tanto dolor, tanto misterio? Tal vez necesito extirpar angustias para aprender a abrir los ojos asombrados, como un niño que juega en la playa. Será posible, entonces, reconocer que el amor lo explica todo, que la belleza juega con las olas, que las manos de una madre y de un padre son hermosas porque acompañan mis saltos alegres o mis pasos vacilantes.

 

Sigo en camino. El sol calienta paredes y jardines, llena de color un mundo que amaneció entre brumas. Los jilgueros y los mirlos tejen sus cantos confiados, mientras las golondrinas trazan formas de capricho ante unas nubes que se visten de princesas.

 

Es hermoso, sí, vivir con ojos enamorados, con la sencillez del niño que se sabe protegido, amado, suavemente vigilado por quienes lo cuidan con ternura. Es bello descubrir, como dice el poeta, "entre las sombras la luz". Es bello no dejarnos cegar por el mal, porque recordamos siempre "que existes Tú".

 

De tu mano caminamos, cada día, hacia la Casa. Ahora te tenemos, siempre que queramos, en el abrazo de la Eucaristía. Algún día, quizá muy pronto, nos veremos cara a cara. Entonces lo bello y lo bueno brillarán, para siempre, en un amor hermoso que empezó en la tierra. Un amor que guía los pasos de tus hijos: caminantes de la vida, buscadores de esperanzas, obreros que luchan sin cansancio por tu Reino de justicia verdadera.


Capacidad de Amar

 

Querien Vangal

 

Ser felices en la vida depende de tu capacidad de amar. Hay quienes se refieren a que han cometido un pecado de amor (que es tan contradictorio como decir nieve caliente...). No se puede pecar de amor. Se peca porque no se ama lo suficiente o porque se ama mal, mas no de amor o por amor.

 

Nunca se puede amar demasiado. San Agustín dice: "Ama y haz lo que quieras". No hay palabra que se haya desvirtuado tanto como el amor. Más que educación sexual, hace falta una educación en el amor. El amor verdadero busca la felicidad del que se quiere, es un don sin buscar algo. Quien ama para ser amado no condiciona. No es un contrato. El amor es una entrega apasionada, don y solo don sin pedir nada a cambio. El amor provoca una respuesta de amor, pero no habla del todo quien ama para ser amado, quien condiciona el camino de ida por el precio de vuelta. No es hablar de un contrato 50/50, sino el compromiso de 100 vs. Nada.

 

Amor puro es donación. Que a veces provoca recepción. Amor, en su expresión más hermosa y más plena, es lo que Cristo hizo por nosotros. Por eso nos dice en el Evangelio: "Ámense como yo los amo". Cuando Él nos ama, no nos ama porque nos necesite o por alguna recompensa o porque seamos buenos, porque nos sigue amando aunque seamos desgraciados. Incluso mientras peco, me sigue amando, pues no me puede no amar, eso es amor. Si queremos ser felices, tenemos que crecer en el amor, hay que amar más. Este amor en el matrimonio es muy real. El noviazgo no es real.

 

Alguien decía "todo el que se casa, está engañado". Si ustedes antes de casarse hubieran sabido lo que el otro iba a hacer, ni de locos se habrían casado. Viven en las nubes, pero cuando aterrizan se dan cuenta que se han casado con una persona de carne y hueso, imperfecta y la única manera de amar es amando a una persona imperfecta.

 

Se usa la expresión: "casarse es encontrar la media naranja". Eso no existe. Lo que existe es "la capacidad de hacerse la media naranja para el otro". Eso es lo real. El amor exige sacrificio, pero el sacrificio, la fidelidad y la perseverancia no están a la moda y el divorcio sí lo está.

 

La historia del check-up de un esposo: La señora va por los resultados de su esposo al médico quien le indica que en verdad su esposo se encuentra muy mal. La señora llora y pregunta que es lo que se puede hacer. El médico le dice que sólo cuidándolo, consintiéndolo y no permitiendo que trabaje más puede durar más tiempo. La esposa regresa a su casa y le dice a su esposo: "Viejo, te vas a morir...".

 

Asusta el número de parejas jóvenes 2-3 años de casados, que se están divorciando. Conocí una pareja que tuvo que casarse, según esto muy enamorados, al menos él. Con las prisas y estrechez económica, la esposa le dijo, "¿Crees que voy a vivir en este mugrero?" ¿Y las muchachas?", Al poco tiempo vinieron los problemas. Tronaron a los pocos meses.

 

Qué fácil y común es dar y dar a los hijos. Qué fácil es consentir a los hijos. Consentirlos es prepararlos a un fracaso matrimonial. Debemos educarlos en el sacrificio para que tengan lo que hace falta para aguantar el trote de una vida matrimonial. El matrimonio exige sacrificio. El amor esencialmente es un sacrificarme yo por ti, eso es lo que hace feliz. El sacrificio no es traumante ni amargo, el sacrificio es pleno cuando se hace por amor. El amor al mismo tiempo que es sacrificio, el amor es fiel.

 

Yo me acuerdo del tema de la fidelidad que era enfocado hacia los hombres, ahora es para los dos. En el caso del hombre, el aspecto físico es lo que más dificultades provoca. En el caso de la mujer, el corazón es donde pisa el cayo: "ninguna mujer vive sin ningún enamorado". Si el enamorado no llena el hueco, se vuelve vulnerable y entonces puede caer. Hay un testimonio de una persona que llama la atención por quien es: el jefe de una agencia de New York que contrata modelos. Un día le dijo a una chica: nada destruirá más rápido la belleza de una mujer que un lance fuera de su matrimonio. Según él, no hay crema ni polvo en el mundo que duplique el color y brillo tranquilo de una mujer fiel. La infidelidad es mentir, la mentira nunca hace feliz.

 

Yo conocí un caso que me llamó la atención: una persona buena casi ejemplar, un hombre de oración, de misa casi diario. Él viajaba mucho por trabajo y llevaba siempre un compañero de trabajo para ayudarse a sí mismo al estar lejos de casa. En un momento de sonsera, se metió con una prostituta que resultó ser un muchacho. Al día siguiente se empezó a preocupar si habría contraído el SIDA. Pueden imaginar la escena: Regresar a casa con su mujer y preguntarse si la expone o no. Ahora era el esposo el que ponía pretextos, el que tenía dolores de cabeza y no quería que sus hijos se le acercaran. Pasó el tiempo 1, 2 meses y se dio cuenta que no podía más. Estoy hablando de un bonito matrimonio. Él terminó confesando todo a su esposa. Por fortuna no tuvo nada. Pero una sola infidelidad, una noche, le llevó al infierno y atrás. ¡Qué divertidas son las borracheras de placer! ¿Pero dónde está la felicidad? Es más fácil pagar el precio de la fidelidad, es lo que llena, lo que da gozo, lo que da la capacidad de ver a los ojos.

 

Cuando fui director de colegio, lo más divertido para mí era cachar a los que robaban exámenes u otras travesuras. Al preguntar quien lo hizo, los miraba, no tardaban más de 30 segundos en delatarse. Qué difícil es la infidelidad, cómo se paga. En Irlanda decimos: "Faraway Hills always look green". Lejos todo es bonito hasta que vez que hay rocas y espinas como en todos lados.

 

La infidelidad aparte que hace sufrir, pero hace a la gente mensa. Les voy a contar un caso de un señor, abuelo, de familia normal, se metió con la secretaria (siempre es con la secretaria...), y total el hijo se dio cuenta, le di seguimiento a la mujer, le grabó conversaciones con una amiga diciéndole lo bien que le estaba yendo y como estaba cayendo y exprimiendo al viejo. El hijo le llevó la grabación al papá. El señor lo escuchó, se enojó con el hijo y siguió con ella. Si esa no es la mejor definición de ser menso, no sé entonces cual.

 

Otro señor, se metió con una bailarina de table-dance. Si lo llevaron borracho, OK lo entiendo, pero este señor de posición iba a verla todas las noches. ¿Dónde entra lo moral, no hablo de Dios, sólo del sentido común? La infidelidad es consecuencia de no seguir la exigencia del amor. Este amor se expresa de muchas maneras, con el cariño diario.

 

Alguna vez le preguntaron a una mujer hermosa y famosa. ¿Cómo es que pudiendo tener al hombre que quieres, te haz mantenido fiel? Respondió: "Saben que estoy enamorada de él, lo admiro tanto porque jamás ha herido mis sentimientos...". ¡Qué bonito pero qué difícil! Hacer esto todos los días, es amor. Otra expresión es la sexual. El matrimonio no gira alrededor de esto, pero es una parte importante. Puede haber una incapacidad de amar sexualmente. El que no ama en la vida no puede amar a través del cuerpo. El amor corporal es una expresión del amor que se vive todos los días. El amor sexual es buscar la felicidad de mi pareja, no es buscar mi felicidad. En caso contrario, en lugar de ser una expresión de amor, es una manifestación de mero egoísmo. Toda la expresión corporal, lo que sucede hoy en día, no es más que personas que se masturban mutuamente, donde el centro del acto sexual es el placer, no el amor y cuando esto pasa, ni siquiera provoca verdadero placer. Cuando Dios crea este gesto hermoso cuando es un acto verdadero de amor, produce un placer enorme de donación. Cuando es un acto egoísta, deja a la gente tan vacía como siempre.

 

¿Quieren ser felices? A amar entonces, el que esté dispuesto a salir por la puerta perdiendo será feliz.

 


   Carnaval

Fiesta popular y mestiza con ascendencias de tres mil años

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

El carnaval, una de las fiestas de mayor tradición en México, llegó con la Conquista Española pero sus orígenes se remontan a más de tres mil años con ascendencias egipcia, griega y latina, y una particularmente rica herencia de la cultura medieval en Europa que vertió en la juglaría, el amor cortés y obras maestras de la literatura como Gargantúa y Pantagruel, de Francisco Rabelais y El libro del buen amor de Juan Ruiz El Arcipreste de Hita.

Desde su arribo al país, en el siglo XVI, las fiestas de carnaval se convirtieron en un poderoso río mestizo de creatividad lúdica popular --con juegos de desfiles, máscaras, música, danza y en algunos casos representaciones dramáticas-- que abarca a casi todos los pueblos de la República y en ciertos lugares invade la Cuaresma, que se inicia el Miércoles de Ceniza y culmina con la Semana Santa.

En su libro El carnaval en México. Abanico de culturas, editado en 2002 por la Dirección General de Publicaciones del CONACULTA (DGP), la investigadora Haydeé Quiroz Malca registró alrededor de 240 carnavales con dimensiones y particularidades relevantes como los de Veracruz, Mazatlán, Mérida, Huejotzingo (Puebla), Zinacantán y Coitia (Chiapas), Ixcateopan (Guerrero), Capula (Michoacán), Yanga (Veracruz) y, entre otros, Cuilapan (Oaxaca).

En el texto de Quiroz Malca se recogen no menos de 100 personajes estelares, entre ellos por supuesto el Rey Feo de Veracruz --al parecer transversión o adaptación del Rey Momo que encabezaba los carnavales romanos--, y algunas figuras mestizas de eminente factura nacional como los chinelos, tlacualaleros, jaguares, matachines, nazarenos, judíos, chichinos y parachicos, entre otros.

El carnaval de Veracruz, el más grande y famoso del país, reúne en los tres días previos al Miércoles de Ceniza --domingo, lunes y martes-- alrededor de un millón de personas, según cálculos de sus organizadores. Participan cerca de 50 comparsas y un número igual de carros alegóricos. El desfile es liderado por el Rey Feo --elegido entre los hombres más populares del puerto-- y la Reina, seleccionada entre las mujeres más bellas.

La versión veracruzana del carnaval es una de las más antiguas y ricas en elementos históricos de origen indígena y africano (danza Chuchumbé). Su liberalidad proviene del poco o nulo control y moral que la Iglesia Católica intentó durante la Colonia Española. Se le institucionalizó con objetivos turísticos en 1925 mediante el desfile de comparsas en la avenida Independencia que desde 1975 transcurre en el Malecón.

Las carnestolendas de Yanga, Veracruz y Huejotzingo, Puebla, están asociadas a hechos históricos y legendarios que imprimen a las fiestas un sello propio. En San Lorenzo de los Negros o de los Caballeros se le celebra con el recuerdo de la insurrección armada de esclavos africanos contra la Corona Española en el siglo XVII, liderada por su líder Yanga. Este movimiento de independencia fue uno de los primeros en América.

En Huejotzingo se representa, de acuerdo con un guión dramático anónimo, el rapto de la hija del corregidor del pueblo por cuenta de Agustín Lorenzo, un bandido generoso que merodeó en el siglo XIX en las faldas orientales de la Sierra Nevada que conforman los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. El mito tiene aún vigencia en poblaciones rurales de Puebla, Morelos, Estado de México y Guerrero.

La historia del plagio --obviamente convenido porque Agustín Lorenzo y la muchacha eran novios y se querían-- incluye una escena en la que aquél, apoyado por sus gavilleros --El Meco, El Tocotín, El Cordobés, El Gachupín, El Pato, El Cuervo, Tierra Adentro y El Zopilote, entre otros-- trepa por una escalera a la residencia del corregidor y se lleva al monte a su bella enamorada. A partir de ahí comienza el festín carnavalesco.

Hay música, danza, juego, bebida, bromas, chistes y en aquel rejuego para "quemar el mal humor" y "gastar la carne" --que estará prohibida en la Cuaresma hasta la Semana Santa-- se incorporan, según diversas investigaciones antropológicas, lo mismo elementos merovingios de la Francia de Carlos Martell El Magno que bailes mestizos y batallas patrias de indios zacapoaxtlas que invocan la Batalla del 5 de Mayo contra los franceses.

Los antecedentes más remotos del carnaval proceden de Egipto, donde hubo una fiesta que se ofrecía a Isis, diosa de la maternidad y la fertilidad, cuyos ritos se realizaban sobre un barco en navegación sobre el río Nilo. Esta ofrenda religiosa fue adoptada hacia el siglo XI antes de Cristo por los griegos para beneficio de Dionisio, el dios del vino y de las francachelas.

Los festejos a esta deidad griega no se realizaron con un desfile de barcazas sobre aguas, sino sobre carromatos con ruedas para su desplazamiento en calles y plazas. Cuando Roma conquistó a Grecia el vehículo ritual antes egipcio y luego griego se convirtió en currus navalis (carro naval) y se le dedicó a rendir pleitesía a los dioses Saturno, Baco y Pan y a los faunos, relacionados con los pecados de carne, vino y dispendio.

Las saturnales y bacanales, de acuerdo con Quiroz Malca que se apoya en Klaus Bringmann, tenían como lema "vivir y dejar vivir", "no trabajar", hacer todo lo prohibido, caricaturizar y burlarse del emperador y de todos los hombres poderosos, olvidar diferencias sociales entre señores y esclavos, jugar, divertirse, beber e invocar el gusto por la carne y el sexo.

Aunque fiesta pagana, el carnaval se vincula a la tradición y al calendario cristianos como un pequeño periodo de tolerancia al gusto por los pecados de la lujuria y la gula antes de la Cuaresma para "quitarse o liberarse de la carne" --carnelevare viene del latín carne y levare quitar-- para llegar limpios al largo periodo de ayuno que arranca el Miércoles de Ceniza.

Las carnestolendas, nombre con el que esta fiesta llegó de España, tuvieron otros nombres igualmente sugerentes y descriptivos en la Europa medieval, como fue el de fasnachat o fesenacha (fiesta de la locura, fiesta del asno de los locos y del ciervo), términos que recogían su oposición con el oficio de abstención de la Cuaresma, pleito que El Arcipreste de Hita celebra en un fragmento del Libro del buen amor con el título De la pelea que ovo entre don Carnal y con la Quaresma.

En el colofón del texto de Quiroz Malca se citan dos cuartetas mexicanas del siglo XIX que invocan el estrecho vínculo entre el carnaval y la cuaresma: Despídanse de la carne, / también de la longaniza, / porque se nos va llegando / el Miércoles de Ceniza. /... El Miércoles de Ceniza / se despiden los amantes / y hasta el Sábado de Gloria/ vuelven a lo que eran antes.

 

          

 

 

                                                                                                                      

 

 


Carranza
El arte de "carrancear".


Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Venustiano Carranza nació en Coahuila. Su familia veneraba a Benito Juárez. Creció entre el gusto por la historia de México y la ideología de los liberales decimonónicos. Hizo su carrera política durante el Porfiriato: fue presidente municipal de Cuatro Ciénagas, Coahuila, diputado local por su estado natal, diputado federal suplente, senador suplente y senador propietario. Todavía en mayo de 1909 escribió una carta a Porfirio Díaz, donde sugería tomar medidas en contra de Francisco I. Madero, a la sazón opositor al gobierno, y donde también manifestaba su invariable adhesión al gobierno porfirista, al tiempo que calificaba a Madero como "persona de ninguna significación política". Su lealtad cambió radicalmente cuando Porfirio Díaz no lo apoyó en su ambición de ser gobernador del estado de Coahuila. Repentinamente, Carranza se reunió con esa "persona de ninguna significación política", Madero, y le ofreció su adhesión a la causa revolucionaria.

 

Bajo el régimen maderista obtuvo finalmente el anhelado cargo, la gubernatura de Coahuila. Consideraba a Madero idealista y torpe. Madero por su parte, creía que Carranza era "vengativo, rencoroso y autoritario". Cuando el cuartelazo de Huerta desembocó en el asesinato de Madero, Carranza lo desconoció, desconoció a los poderes legislativo y judicial de la federación, y se nombró "Primer Jefe del Ejército Constitucionalista" y "Presidente Interino de la República", cargo éste último supeditado al momento de tomar la capital del país. Poco después recibió el apoyo de un grupo poderoso de políticos y militares provenientes del estado de Sonora: Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón, Benjamín Hill, Salvador Alvarado, Plutarco Elías Calles. Los sonorenses se pusieron bajo las órdenes de Carranza para luchar contra Huerta, aunque el verdadero vencedor del ejército federal fue Francisco Villa, que aniquiló a los huertistas en las batallas de Ciudad Juárez, Tierra Blanca, Chihuahua, Ojinaga, Torreón, Paredón y Zacatecas.

Carranza hizo todo lo posible para estorbar y obstaculizar a Villa y a su aliado Zapata. De hecho, el derrocamiento de Huerta no acabó con la revolución. En realidad, ésta apenas comenzaba y su capítulo más amargo y bestial iba a ser la implacable lucha por el poder entre las facciones revolucionarias que dirigidas por sus respectivos caudillos causarían la muerte de un millón de mexicanos y la destrucción del país. Álvaro Obregón y los sonorenses se encargaron de vencer a Villa y a Zapata, y de asesinarlos a traición, con la bendición y el agradecimiento de Carranza.

Gracias a sus victorias, logró el reconocimiento de los Estados Unidos. Una vez consolidado en el poder, Carranza inició una serie de medidas tendientes a cumplir, según su criterio, con la culminación del movimiento de reforma iniciado por los liberales del siglo XIX encabezados por Juárez. Carranza no deseaba la revolución, sino cumplir con la reforma. Su convocatoria a un Congreso Constituyente respondía al deseo de hacer de la Constitución de 1857 un instrumento más efectivo para consolidar un régimen legal que pudiera apellidarse como legítimo. Sin embargo, el poderoso grupo sonorense bajo sus órdenes tenía otros planes. Deseaban una revolución total cuyo instrumento legal fuera la Constitución. Los emisarios carrancistas fueron rebasados por los sonorenses y la Constitución de 1917 surgió como un documento que plasmaba las ideas de los caudillos revolucionarios radicales en materias esenciales para la nación, como el aspecto obrero, agrario, educativo y religioso.

Con respecto a los caudillos revolucionarios, Carranza toleró la violencia, la corrupción y el crimen de sus subordinados, a tal punto que, quizá sin merecerlo completamente, su apellido se volvió en el lenguaje popular un sinónimo de "robar". El decía ser honesto como su héroe Juárez, y cultivar la austeridad republicana juarista, sin embargo, sus allegados decían que: "el Viejo no roba, pero deja robar". Fueron muchos los caudillos revolucionarios que "carrancearon" y se volvieron obscenamente ricos, y cometieron crímenes y atropellos que Carranza contempló sin intervenir.

Por otra parte, Carranza fue un testigo indiferente del furor antirreligioso desatado por los sonorenses. Los asesinatos de religiosos, los saqueos de iglesias, las profanaciones y otros actos sacrílegos, con los que no estaba de acuerdo, tampoco le hicieron actuar para impedirlos.

Su gobierno se llevó a cabo entre el hambre, la enfermedad, la corrupción y la violencia. Cuando en 1920 llegaron las elecciones presidenciales para sucederlo, se vio enfrentado al grupo sonorense encabezado por Álvaro Obregón. Carranza insistió en nombrar como sucesor a un civil desconocido para todos.

 

Obregón no toleró este desafío y se sublevó. Carranza pensó imitar a su héroe, Benito Juárez, y refugiarse en Veracruz para desde allí triunfar de alguna manera. Pero los tiempos habían cambiado. Fue sorprendido en su huída y asesinado. Muy pocos lamentaron su trágico destino. Para casi todos fue un alivio que el "viejo barbas de chivo" abandonara la escena política. Una vez consumado su asesinato, fue convertido en héroe por aquellos que lo mataron. Hoy en día los niños mexicanos cuelgan de las paredes de sus salones de clases los dibujos de los caudillos revolucionarios que se mataron entre sí, Zapata, Villa, Carranza y Obregón, y festejan cada 20 de noviembre la sombría tragedia que costó la vida de uno de cada diez mexicanos entre 1910 y 1929.

 

 

 

 

 

 

 


Carta sublime de un buen amigo de la juventud

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Ahora que estamos inmersos en la era de la drogadicción, del libertinaje sexual, de las violaciones, violencia familiar, el Sida, etc. Recordé una carta, por demás sublime, que me escribió un compañero, colega y amigo hace varios años. 

«Mi mujer, estimado Enrique, era una chica encantadora. Guapa. Jacarandosa, con el tipo esbelto, fino y delicado que a mí me apasiona, rostro dulce y sonriente, faz algo alargada y de suave y fino mentón, inteligente y despierta, alegre y siempre contenta, sí con algo de genio y carácter que la hacían aún más mujer, farmacéutica por Granada con notas excelente.

Fuimos novios tres años. A veces por carta mientras estudiábamos. Noviazgo feliz y compenetrado, compartido entre ratos juntos, conversaciones eternas, caricias amorosas y tiernas, paseos de la mano deliciosos, excursiones en coche por todos los alrededores, y ratos de música, cine o estudios.

Nos casamos y nuestro viaje de novios fue pleno y completo. Lleno de sueños compartidos, de hijos vislumbrados y deseados. Exuberante, apasionado, vehemente, entregado. Compenetrados en cuerpo y alma. Feliz. Ella gozaba de una salud maravillosa y una vitalidad y alegría desbordante y contagiosa.

Volvimos a nuestra casita Hermosillo y empezamos la vida normal y ordinaria. Trabajábamos los dos, ella era gerontóloga. Yo la llevaba y recogía de su trabajo al ir al mío. Un día muy al poco tiempo, empezó a quejarse de un fuerte dolor en el pecho. Nos asustamos. Fuimos con el especialista. El dolor duraba y se hacía intenso. Más pruebas. Y al fin, como una explosión olorosísima, la realidad: cáncer irreversible de pulmón con metástasis muy extendida.

De la exuberancia del sexo pasamos al cariño compartido y al acompañamiento en el dolor. Cada fibra de su cuerpo era para mí una caricia amorosa de dolor común. Creo que en mi alma yo sufrí todo el dolor de la enfermedad cebándose en su carne.

Deseo, ninguno. El cariño, el respeto a sus sufrimientos, el envolverla toda en mi ternura, no le permitía brotar, aunque yo supiera que estaba ahí agazapado en un rincón de mi amor.

¡Cuántos meses de sufrimiento y espera! ¡Qué serenidad la suya ante la muerte próxima y segura! Su único dolor, era el dolor que el suyo producía en mí. Del propio ni acordarse.

Seis meses después fuimos a enterrarla en el pequeño cementerio de Nogales. Yo sé bien, Carlos, que el sexo fue una parte importante de mi amor por Pilar. Pero mi amor por ella, sin sexo ni deseos sexuales fue y es un amor auténtico, completo, pleno, humano, de pareja, de comunidad de amor entre los dos. Nunca sentí mi amor incompleto porque no hubiera sexo. Me hubiera parecido criminal despertar una pasión que ni yo podría satisfacer ni ella, agotada por la enfermedad, recibir.

No faltó nada ni ante mi persona, ni ante mis deseos, ni ante ella, ni ante los hombres ni ante Dios.

Ella estará siempre plenamente en mi amor y en mi corazón».


Cataclismos

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Lo máximo de la bestialidad humana:
"En la naturaleza, el equilibrio se
establece por la destrucción"

Querien Vangal

 

Cataclismo, del griego kataklismos, que significa trastorno físico ---sobre todo del globo terráqueo--- de efectos destructivos.  Convertido todo esto en un gran trastorno en el orden familiar, sociopolítico.

 

En nuestro entorno ¿qué puede producir un cataclismo?, desde luego que los fenómenos de la naturaleza, como: terremotos, erupciones volcánicas, ciclones, lluvias, etc., factores estos que están fuera totalmente del control del ser humano (SH).  Este lo más que puede ser es prevenirlos y eso parcialmente; esta parcialidad está sujeta a la capacidad humana y al equipo con que se cuente, finalmente humana pues el equipo es inventado y producido por estos.

 

Las otras causas, las cuales son a todas luces lamentables, y son producidas absolutamente por el ser humano (SH), son la guerra y el deterioro ambiental.  En ambas causas sobra decir el papel de bestia insaciable que representa el SH.

 

Ahora bien, en las causas de la naturaleza también influye el SH.  Sabemos que son varios factores que convergen, por ejemplo, en la formación de huracanes, el climático es uno de los principales.  El cambio climático ---aumento de la temperatura—, en el que ha coadyuvado en un alto porcentaje ---por no decir el 100% y caer en absolutismos pueriles que son siempre odiosos--- el SH; el aumento demográfico, contaminación, deforestación, etc. 

 

Los huracanes crecen en los océanos con temperaturas calientes, y necesitan estas temperaturas para generar aire húmedo y caliente que alimentan las nubes.  Cuando se presentan estas condiciones, alteraciones preexistentes variadas pueden comenzar a organizar una depresión tropical, luego una tormenta tropical, y luego un huracán.

 

Hay muchas áreas en el mundo donde se presentan los huracanes, como el Golfo de México, el mar Caribe Sur y el Atlántico Oeste.  Causan mucho daño debido al agua y al viento que arrastran.  El daño más visible se observa con el viento, que puede derribar edificaciones y vegetación  Sus lluvias también ocasionan inundaciones, desmoronamientos, etc. que pueden causar muchos destrozos.   La mayor cantidad de pérdidas de vida se produce con el levantamiento del nivel de las aguas marinas.

 

Los tornados, por su parte, se generan con la energía liberada por una tormenta eléctrica.  Así de poderosos, apenas representan una pequeña fracción de la energía de una tormenta eléctrica.  Lo que los hace peligrosos es que su energía está concentrada en una zona reducida, de pocos metros.

 

 No todos los tornados son iguales, por supuesto, y los científicos especialistas aún no saben mucho de ellos, como, por ejemplo, por qué la energía de una tormenta eléctrica a veces termina  concentrándose en un tornado.  Cuando las condiciones son las apropiadas, los tornados aparecen inevitablemente.

 

El daño que causan los huracanes y tornados, provienen, en ambos, en los fuertes vientos que contienen y, de los primeros, por las abundantes lluvias que producen ---el huracán Stan produjo aproximadamente 500 mm. Y el Wilma 1000 mm.

 

Los que viven en zonas que suelen verse afectadas por estos fenómenos, mucho pueden hacer para reducir daños, informándose por las noticias radiotelevisivas y servicios meteorológico, conocer los medios de evacuación del lugar en donde viven, y colaborar en los centros de ayuda comunitaria para que las personas con menores recursos económicos estén alertas.

 

 


Cenizas

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

El pueblo de Israel nació en la Cuaresma del desierto. Su tradición religiosa había consagrado la Cuaresma, el desierto, para la oración y la penitencia, y qué mayor penitencia que la soledad, observada por hombres creados para vivir en sociedad: "No es bueno que el hombre esté solo" (Gn 2,8), que ya había vivido el pueblo de Israel al salir de Egipto, durante cuarenta años caminando hacia la tierra prometida, por el trayecto más largo.

 

El camino más corto y normal era subir desde Egipto hasta la tierra prometida, Palestina, sin dejar la tierra firme y sin tener que atravesar el mar Rojo. Pero Dios quiso preservarle, probarle y educarle, para demostrarle su cariño y hablarle al corazón. ¿Qué hubiera sido del pueblo si entra en seguida en Palestina, y se junta con los amorreos, cananeos, hititas, los jebuseos, amonitas, filisteos, pueblos todos paganos e idólatras? ¿En qué habría quedado la promesa?

 

El designio de Dios era crear su pueblo, germen de vida, donde pudiera él, llegada la plenitud de los tiempos, culminar la obra de la redención por Jesucristo, nacido de ese pueblo. La Cuaresma hoy, es una invitación oficial a la comunidad cristiana a renovar su adhesión cordial al proyecto de Jesús, que es el de Dios, para comenzar de nuevo, y poder celebrar la Pascua con toda profundidad.


EL DESIERTO DE MOISES Y EL DE ELIAS

 

Moisés ha vivido también su desierto. Como Elías camino del Horeb, y como Jesús, después de haber sido bautizado por Juan. Ahora lo tiene que vivir la Iglesia, durante cuarenta días dedicada a la conversión, a la oración, renuncia, y caridad. Cuando el Señor hace dar rodeos incomprensibles a una persona, o a una familia, o a una institución, hay que saber leer en clave de fe y de predilección, el rodeo, el obstáculo, la persecución del Faraón, o de los varios faraones inconscientes al servicio del amor.

 

"La soledad es la muralla y el antemuro de las virtudes...Creed en mi experiencia, aprenderéis más en las selvas que en los libros; los bosques y las peñas os instruirán, os enseñarán lo que no pueden enseñaros vuestros maestros", escribe San Bernardo desde su sabiduría.

 

Todos los grandes santos a ejemplo de Cristo, se han formado en la escuela de la soledad, del desierto. Y salían de él como llamas. Nosotros no podemos resistir la soledad. Apenas nos quedamos solos, conectamos el transistor, la televisión, el Internet, nos vamos al café, al bar, al Pub, al cine, no somos capaces de permanecer un rato con nosotros mismos, escuchando a nuestra conciencia, examinando nuestras acciones, nuestros planes, por eso nuestra vida es tan frívola, vacía y sin peso.

 

El valor de las palabras no lo da el sonido, el grito, sino el contenido... ¡Cuántas palabras insustanciales al final de una vida moderna! Busquemos el recogimiento donde oigamos a Dios, aislémonos de las compañías de frivolidad y de pasatiempo, busquemos amigos que nos hagan mejores, cercenemos diversiones, seamos más personas, más hombres y menos masa. Al menos, en la Cuaresma.



RECONCILIACION ESPONSAL

 

Lo esencial de la Cuaresma es que el pueblo cristiano, se disponga a escuchar la Palabra, para convertirse. Convertirse es volverse a Dios. "Dejaos reconciliar con Dios" Alerta San Pablo. Pablo nos recuerda que Jesucristo ha inaugurado un tiempo de salvación, de reconciliación. El apóstol lucha contra las ideas que quieren hacer creer a la gente que Dios es más propenso a la cólera que al perdón. Por eso nos propone que nos reconciliemos con Dios por medio de Jesucristo, para abandonar todo temor ante el autor de la vida, ante la Fuente de la Ternura.

 

Nuestra relación con Dios debe estar basada en la confianza y en la reconciliación. En la 2 Corintios 5, 20, San Pablo emplea el verbo griego "katallasso", "reconciliarse", característico del derecho matrimonial, que designa la reconciliación de los esposos cuando retornan a la vida íntima conyugal que habían roto. El Apóstol, por tanto, está exhortando a los cristianos a volver a la unión con Dios, rota por el pecado, y a recuperar la intimidad del que "prepara para todos los pueblos el banquete nupcial de manjares exquisitos", de que nos habla Isaías, 25,6.

 

"Convertíos a mí de todo corazón". Es el corazón lo que nos pide el Señor, nuestra intimidad mejor, la más profunda, que pongamos nuestro pensamiento y cariño en él. Eso es lo único que le agrada a Dios. Los gestos y los sacrificios sólo le gustan si proceden del amor, porque sólo quiere el amor de los hombres, pues los quiere hacer tan grandes como Él es, y tan dichosos y perfectos, y eso sólo lo hace el amor que iguala entre sí a los amantes.

 

Bien motiva San Pablo la petición de la reconciliación por el amor de Jesucristo: "Pues Dios por nosotros hizo pecado al que no conocía el pecado, para que por él llegáramos a ser santidad de Dios". La gratitud a tanto amor es lo que nos tiene que mover al encuentro del Padre, del Esposo.


MIRARLE A LOS OJOS HENCHIDOS DE AMOR

 

Convertirse es también volver el rostro, dirigirse a Alguien que llama, porque es compasivo, y nos está invitando a recorrer un camino de penitencia y purificación interior para renovar nuestra fe y vivir de acuerdo con ella. No se cansa Dios de llamarnos, todas y cada una de las veces que experimentamos la derrota del pecado, para que volvamos a casa como el hijo pródigo, y podernos abrazar, vestirnos de nuevo y ofrecernos el banquete de su perdón y de su eucaristía.

 

"Antes me cansé yo de ofenderle, que Él de llamarme... Castigabais, Señor, mis muchas maldades con nuevas mercedes" confiesa Santa Teresa, que nos aconseja: "No os pido sino que le miréis". Para acoger un mensaje hay que elevar los ojos al mensajero. Una mirada de fe es la que puede salvar al pecador. Para convertirse lo primero es volver los ojos al rostro de Dios, que "se compadece de todos y cierra los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan" Sabiduría 11, 24.


LE CUESTA A AGUSTIN DEJAR

 

Después, y con la luz y la fuerza que emana de la Palabra, poder desprenderse del egoísmo y optar por una nueva concepción de la vida. San Agustín en sus Confesiones, nos ha dejado un precioso testimonio de las luchas que tuvo que sostener, con todo lo inteligente que era, hasta poder decidirse a vivir lo que tan claro veía, pero lo que tanto le costaba: "A mí, cautivo, me atormentaba mucho y con vehemencia la costumbre de saciar aquella mi insaciable concupiscencia" (VI, 13). Escuchaba a sus pasiones, sus antiguas amigas, que le decían: "¿Nos dejas? Y ¿ya no estaremos contigo nunca? ¿Y ya no te será lícito esto y aquello? ¡Y qué cosas, Dios mío, me sugerían con las palabras esto y aquello!" (VIII, 11,26).

 

Pero hasta que no comenzó a fulgurar en el corazón de Agustín la luz de la Hermosura Nueva, no se rindió el buscador. "Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé...Pero llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por tí; gusté de tí, y siento hambre y sed; me tocaste y me abrasé en tu paz" (X, 27,38).

 

Por muchos esfuerzos que haga el hombre, si Dios no le rinde con su Belleza, no cae de bruces su alma. Por eso es necesario que con David, le grite al Señor: "Misericordia, Señor, hemos pecado. Tengo siempre presente mi pecado. Crea en mí un corazón puro. Renuévame por dentro, don espíritu firme. Devuélveme la alegría de tu salvación. No me arrojes lejos de tu rostro. Lávame más y más de mi iniquidad". En ese clima escribió el Salmo 50.

 

Pero reconozcamos que estas voces no nacen desde la rutina, la pasividad y el culto vacío. Interiorizados estos actos individuales y personales, hay que confesar los pecados, haciendo de ese momento un encuentro con Dios Padre por el Espíritu y la Sangre de su Hijo, que obra en nosotros la salvación.

 

Es verdad que el confesionario hoy ha sido sustituido por el diván del psicoanalista o del psiquiatra, o, lo que es más novedoso y curioso, por el plató de la televisión, lo que demuestra la necesidad que tiene la persona de comunicar sus pecados, frustraciones, y depresiones, y que al debilitarse o perderse la fe, se agarra a estos medios científicos, laicos y hasta públicos, como medio de liberación, lo que los cristianos encontramos por la fe en el sacramento de la reconciliación.

 

También el profeta Joel hace un llamamiento al pueblo para que cambie de actitud. El llanto, el luto, el vestido negro no debe ser expresión de una piedad superficial o del simple deseo de llamar la atención. La voz del profeta desea remover los cimientos mismos de la religiosidad y convertir los símbolos del luto en camino de conversión para todo el pueblo. Por eso se debe cambiar el corazón, y no el traje. Y el profeta Baruc 3,2 nos pide corregir la ignorancia: "Corrijamos lo que por ignorancia hemos cometido, no nos sorprenda la muerte sin haber hecho penitencia"


SIN PRETENSIONES

 

"No vayas tocando la trompeta por delante para ser considerado por los hombres" Mt 6,1. El evangelio nos llama a cultivar una actitud sobria, interior y religiosa. La fe en Dios y la solidaridad con los hermanos y hermanas pobres no se pueden convertir en un espectáculo frívolo. Vemos a los pobres, a los leprosos, a los niños de vientres hinchados deshidratados, como protegidos por la pantalla, como de lejos, nos hemos acostumbrado, insensibilizado.

 

La vida del cristiano necesita estar animada por el mismo espíritu de Jesús. De modo que la solidaridad se convierta en expresión de amor fraternal y la relación con el Padre Dios en un trato cálido, íntimo y profundo. Por tanto, las expresiones religiosas llenas de malabarismos, complicaciones y ostentaciones no están acordes con la espiritualidad cristiana. El que hace las buenas obras, comunicación de bienes, oración, penitencia, o sacrificio, por miras humanas, ya ha recibido su recompensa. Quien las hace por Dios, con sinceridad y desinterés, como expresión de la fe y del amor, recibirá la paga de Dios.

 

No encaja tampoco mucho hoy esta prohibición de Cristo, cuando de lo que alardea es de todo lo contrario, según las revistas del corazón y determinados espacios televisivos airean: profesión de agnosticismo, y cambios de parejas seguidos. Ahora las recompensas humanas se ofrecen al vicio y no a la virtud y los hay que no viven de otras rentas. Y en cuanto al reconocimiento de Dios, nos han dado una lección soberana, los que teniendo una religión tan pobre como los musulmanes, hacen una profesión de fe en Alá, tan contundente. Nuestros bautizados agnósticos, y nuestros católicos vergonzantes podían tomar nota.


LO ESENCIAL, LA FE PROFUNDA

 

Lo esencial del miércoles de Ceniza consiste en ser expresión de una fe profunda. El signo que recibimos en nuestra frente no es una condecoración que honra nuestras creencias. La cruz marcada con ceniza nos recuerda nuestra frágil condición humana y la necesidad de transformar permanentemente nuestro corazón.

 Este día con el cual comienza la cuaresma debe avivar el deseo de cultivar una sólida espiritualidad que nos reconcilie con Dios y nos ponga al servicio de los más necesitados. La cuaresma nos plantea la urgencia de ver la religión no como un refugio a nuestra falta de autenticidad, sino como un camino para expresar en comunidad lo más profundo de nuestro ser.


RECUERDO DE LA MUERTE

 

 La frase clásica con la que antes se imponía la ceniza era la de "Recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir". Durante mucho tiempo, desde los tiempos medievales, el recuerdo de la muerte, el pensamiento de la futilidad de la vida, fue un arma para dominar al ser humano en su tentación de olvidar a Dios y sus preceptos. El poder de convicción se hacía estribar en el temor, en la línea de lo que dice el salmo: "el principio de la sabiduría es el temor del Señor". Con ello el planteamiento de la cuaresma no dejaba de ser oscuro y tétrico, de donde nació el desahogo previo de los carnavales, que tantas huellas todavía presentan del influjo social de este tiempo litúrgico en las sociedades que estuvieron tan profundamente marcadas por la religión.


 LA REFORMA LITÚRGICA

 

El Concilio Vaticano II propuso un alternativa para poder cambiar el texto anterior por el texto  tomado del primer 'sermón' de Jesús" (Mc 1, 15): "Convertíos y creed la Buena Noticia". El texto es profundo y conviene asimilarlo. Se pasa del temor al amor. De la amenaza a la invitación. De la tristeza, a la alegría de la Buena Noticia.

 

La "conversión" debe sacarse del fanal del lenguaje religioso y debe encarnarse en la vida real: convertirse es enmendarse, cambiar, emprender otro camino. La mejor penitencia, la mejor forma de redimir lo malo que hemos hecho es entregarnos con toda fe a la Buena Noticia, a la propuesta que Dios nos hace en Jesús: ¡la preparación de su Reinado!, la transformación de este mundo por la aceleración de su venida.


EL ESPIRITU SE VIVIFICA

 

"Con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos das fuerza y recompensa", canta el Prefacio del día. Y si Dios nos prepara el banquete escatológico, cuya esperanza nos da fuerza para superar las carencias y tribulaciones de este destierro, los cristianos, siguiendo las directrices del Papa en su documento "Tertio millenio adveniente", debemos practicar la caridad, concretada en las obras de misericordia tanto corporales como espirituales, sobre todo en favor de aquellos hermanos nuestros que viven extrarradio del banquete de la vida.

 

"Hay muchos Lázaros que están llamando a las puertas de la sociedad, que viven excluidos de los beneficios de la prosperidad y del progreso", escribe Juan Pablo II. Hagamos entre todos que todos puedan participar del banquete preparado por el Señor para todos los pueblos en esta tierra y en el cielo. Sólo así podremos todos escuchar confiados y esperanzados en la Misa de la Cena del Señor y en la Noche de la Pascua, las palabras del Apocalipsis: "Dichosos los llamados al banquete de las bodas del Cordero" (19,9). A la vez que habremos ofrecido al mundo el testimonio de que nos amamos porque el Señor ha Resucitado.

 

San Juan Crisóstomo, comentando la enseñanza del Señor sobre el camino a Jerusalén, recuerda que Cristo no oculta a los discípulos las luchas y los sacrificios que les aguardan. Él mismo subraya cómo la renuncia al propio «yo» resulta difícil, pero no imposible cuando se puede contar con la ayuda que Dios nos concede «mediante la comunión con la persona de Cristo» (PG 58, 619s). He aquí porque deseo invitar a todos los creyentes a una ardiente y confiada oración al Señor, para que conceda a cada uno hacer una renovada experiencia de su misericordia. Sólo este don nos ayudará a acoger y a vivir de manera siempre más jubilosa y generosa la caridad de Cristo, que «no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra de la verdad» (1 Cor 13, 5-6) (Juan Pablo II).  


Cercanía de las personas con enfermedades infecciosas

 

Querien Vangal

 

 

El Papa recibió hoy a los participantes en la Conferencia Internacional del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, que se celebra del 23 al 25 de noviembre en el Vaticano, sobre el tema: "Aspectos pastorales del tratamiento de enfermedades infecciosas".

 

El Papa dijo que junto al servicio generoso "y a los gestos de amor concretos" con las personas que padece enfermedades infecciosas, existen muchas injusticias, como la de "tantos enfermos obligados a vivir segregados. (...) Estas situaciones detestables son más graves en las situaciones en que hay disparidad de condiciones sociales y económicas entre el Norte y el Sur del mundo. Frente a ellas es importante responder con medidas concretas que favorezcan la proximidad del enfermo, la evangelización de la cultura e inspiren los programas económicos y políticos de los gobiernos".

 

Refiriéndose a la cercanía al enfermo, el Papa recordó la "rica tradición de los cristianos, que debe mantenerse viva, porque a través del ejercicio de la caridad con quien sufre sean visibles los valores inspirados en una auténtica humanidad y en el Evangelio: la dignidad de la persona, la misericordia, la identificación de Cristo con el enfermo. Todo cuidado es insuficiente si no hace perceptible el amor por el ser humano, un amor que se nutre del encuentro con Cristo".

 

"A la insustituible proximidad con el enfermo –continuó--, se une la evangelización del ambiente cultural en el que vivimos".  En este contexto indicó la "actitud de indiferencia e incluso de exclusión y rechazo" a veces "en la sociedad del bienestar" ante las personas con este tipo de enfermedades. "Esta actitud –dijo-- se ve favorecida por la imagen de los medios de comunicación sobre el hombre y la mujer preocupados sobre todo de la belleza física, de la salud y de la vitalidad biológica.  Es una tendencia cultural peligrosa que lleva al egocentrismo, a cerrarse en el propio pequeño mundo, a huir del compromiso de servir a quien lo necesita".

 

El Papa subrayó que es necesaria "una pastoral capaz de sostener a los enfermos cuando afrontan el sufrimiento, ayudándoles a transformar la propia condición en un momento de gracia para sí y para los demás, a través de una viva participación en el misterio de Cristo".

 

Hablando de la importancia de la "colaboración con las diferentes instituciones públicas para que se aplique la justicia social en un delicado sector como el del cuidado y la asistencia a las personas con enfermedades infecciosas", el Papa mencionó "la justa distribución de los recursos para la investigación y la terapia, así como la promoción de condiciones de vida que detengan el nacimiento y la expansión de las enfermedades infecciosas".

Cinco cosas importantes que te enseña la vida

 

Querien Vangal

 

1.- La pregunta más importante.


Durante mi segundo semestre en la escuela nuestro profesor nos dio un examen sorpresa. Yo era un estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta que leí la última: ¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela? Seguramente esto era algún tipo de broma.


Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero, ¿cómo iba yo a saber su nombre? Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco.


Antes de que terminara la clase, alguien le pregunto al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. Absolutamente, dijo el profesor. En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Ellos merecen su atención y cuidado, aunque solo les sonrían y digan ¡Hola! Yo nunca olvidé esa lección.


También aprendí que su nombre era Elena.


TODOS SOMOS IMPORTANTES


2.- Auxilio en la lluvia.


Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer de edad avanzada estaba parada en el acotamiento de una autopista, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su coche se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo coche. Un joven se detuvo a ayudarla, a pesar de la fuerte lluvia.


El joven la llevó a un lugar seguro, la ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi. Ella parecía estar bastante apurada. Ella anotó la dirección del joven, le agradeció y se fue.


Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su casa. Para su sorpresa, un televisor pantalla gigante a color le fue entregado por correo a su casa.


Tenía una nota especial adjunta al paquete. Esta decía: "Muchísimas Gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anegó no sólo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente".


Sinceramente: La Señora Fernández


NO ESPERES NADA A CAMBIO Y LO RECIBIRAS.


3.- Siempre recuerda aquellos a quienes sirves.


En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó en una mesa. La mesera puso un vaso de agua en frente de él. ¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con cacahuates? preguntó el niño. Cincuenta centavos, respondió la mesera. El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas.


¿Cuánto cuesta un helado solo?, volvió a preguntar.


Algunas personas estaban esperando por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente. Treinta y cinco centavos dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas.


Quiero el helado solo dijo el niño. La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puestos ordenadamente junto al plato vacío, habían veinticinco centavos... su propina.


JAMAS JUZQUES A ALGUIEN ANTES DE TIEMPO.


4.- Los obstáculos en nuestro camino.


Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca. Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta. Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.


Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trato de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, él notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino. El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron.


Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar la condición de uno.


SI ALGUNA VEZ CAES, LEVANTATE Y SIGUE ADELANTE


5.- Donando sangre.


Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad. El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi. dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: Si, lo haré, si eso salva a Liz.


Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña.


Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. El miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa ¿A qué hora empezaré a morirme?

Siendo sólo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aún así se la daba.


DA TODO POR QUIEN AMES


AMA COMO NUNCA HAS QUERIDO.

NO DESPRECIES LA AMISTAD DE TUS AMIGOS

VIVE LOS DÍAS CON FE, AMOR Y PAZ

TRABAJA COMO SI NO NECESITARAS EL DINERO.

Y BAILA COMO SI NADIE TE VIERA


ACTITUD, DESPUES DE TODO, ES TODO-

 


Cinco errores sobre la Elección Presidencial

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Políticos y analistas diversos han estado planteando escenarios posibles acerca del porvenir de las decisiones del tribunal electoral. Muchos de estos escenarios, la mayoría, están basados en hipótesis equivocadas. Conviene aclararlas para circunscribirlos a las dos únicas realidades plausibles y así desechar las otras y evitar confusiones sobre lo que fallará el tribunal acerca de la elección presidencial.

Vemos cuáles son estas hipótesis sin sustento:
1. Al terminar el conteo actual de boletas se darán a conocer los resultados.
2. Puede fallarse el recuento de votos total.
3. Puede declararse nula la elección.
4. Puede haber Presidente interino.
5. La Suprema Corte puede revertir el fallo del Tribunal Electoral.

 

Primer error

 

Primer error

Al terminar el actual conteo de boletas, ¿conoceremos quien será el Presidente Electo? La respuesta es no.

Cabe aclarar el estado que guardan las cosas, a partir de las dos últimas resoluciones del tribunal:

La Coalición por el Bien de Todos no recurrió todos los distritos electorales.
• Dos son las pretensiones en el conjunto de los juicios interpuestos por ésta: el recuento de votos en unos paquetes y la anulación de la votación en otros.
• Los recursos que interpusieron no se acumularán. Es decir, serán resueltos individualmente.
• Se niega la pretensión de recontar la totalidad de los votos, precisamente por no haber recurrido todos los distritos y haber aceptado el resultado en aquéllos donde no impugnó.
• Por economía procesal, se llevará a acabo la apertura simultánea de los paquetes electorales en los que se determinó su procedencia. El tribunal encontró que en algunos de los juicios interpuestos procedía abrir los paquetes y para no ordenar el desahogo de esta diligencia individualmente, consideró que era más práctico hacerlo al mismo tiempo.

 

Ahora bien, ¿para qué se están abriendo los paquetes y qué pasará una vez que el tribunal termine de hacerlo?
La apertura de paquetes se hace, pues es producto de una prueba ofrecida por la Coalición. El tribunal aceptó desahogar esa prueba en una parte de los juicios promovidos. La prueba se ofreció para tratar de demostrar dos cosas: que en algunas casillas se contaron mal los votos y que en otras hubo irregularidades suficientes como para que en ellas se anule la votación. El tribunal está recabando las dos informaciones.

Una vez que esto se haga, el resultado de la indagatoria de cada paquete electoral se integrará al juicio de inconformidad respectivo que lo motivó y se utilizará como un prueba más que cada magistrado ponente valorará y junto con las demás, los alegatos y los agravios de cada uno de los casos, emitirá una sentencia independiente sobre el distrito de que se trate.

Todas estas sentencias individuales se utilizarán para que, a partir de sus resultados, se falle acerca de la votación válida emitida y los porcentajes que a cada uno de los cinco candidatos le corresponde.  Evidentemente, el que mayor resultado obtenga será el Presidente Electo.

 

Segundo error

 

¿El tribunal electoral podrá ordenar un recuento total de los votos en todas las casillas, si a partir de los resultados que arroje la apertura de paquetes electorales, se descubre que existe una diferencia importante entre el contenido de las actas y el recuento?  La respuesta es no.

Como vimos, el tribunal está desahogando pruebas. Si bien lo hace simultáneamente en todos los paquetes en los que consideró que procedía, el resultado que arroje este desahogo corresponde individualmente para cada uno de los juicios por separado.

Sobre la acumulación de juicios y el recuento total de votos ya se pronunció y lo hizo sin reservas: "no ha lugar". Su decisión es inatacable y por lo tanto, firme.

Si del recuento se desprende que López Obrador obtuvo más votos que Felipe Calderón en las boletas, en cada juicio se asentará de ese modo. Si no es así, se asentará lo contrario. En cualquier caso, la suma de todos los fallos sólo se añadirá al total de los que no se recontaron, pase lo que pase.

 

Tercer error

 

En caso de encontrar que en un gran número o en todas las casillas donde la Coalición solicitó la nulidad de la votación, procede conceder la petición, ¿el tribunal electoral podrá declarar nula la elección? Una vez más, la respuesta es no.

Nuestro sistema electoral está diseñado para no declarar la nulidad de la elección presidencial, sin importar el número de irregularidades que se encuentren en ésta.

Y esto es así porque, en primer lugar, no está previsto en ninguna norma.

Muchos sostienen lo contrario y utilizan dos argumentos al respecto. El primero de ellos es el de que la fracción segunda del artículo 99 de la Constitución permite la anulación al interpretar, en "contrario sensu", la facultad del tribunal de: "formular la declaración de validez de la elección". Según afirman, si el órgano colegiado puede declarar la validez, también puede hacer lo contrario y declarar la invalidez.

La verdad es otra. Todos los órganos del Estado, incluyendo a los tribunales, están vinculados positivamente a la ley. Es decir, sólo pueden hacer aquello que está expresamente permitido en las leyes. En este caso: "declarar la validez". Aclaremos esto. De acuerdo con ese mismo artículo, corresponde a la Sala Superior del Tribunal Electoral:

• Resolver las impugnaciones.
• Realizar el cómputo final de la elección.
• Formular la declaración de validez de la elección.
• Formular la declaración de Presidente Electo respecto del candidato que hubiese obtenido el mayor número de votos.

 

Nos encontramos en la primera de estas etapas. Una vez resuelta, el tribunal realizará el cómputo final con aquellos votos que no hayan sido anulados. No importa cuantos del total de los emitidos sean. Incluso si existen más votos nulos que válidos, el computo se realizará con estos últimos. A partir de ahí, la facultad del tribunal es meramente declaratoria. Formulará la declaración de validez con el saldo de votos válidos y de esta declaración formulará otra: la de Presidente Electo, al que tenga la mayoría del conjunto de los que fueron válidos. Los demás pasan, únicamente, a formar parte de los votos nulos convirtiéndose en mera estadística electoral para efectos de prerrogativas de partidos. En conclusión, la Constitución ordena que terminado el proceso declare, exclusivamente, la validez de la elección. No permite declarar la invalidez.

El segundo de los argumentos de la nulidad de elección parte del mismo tipo de error. Se parte, erróneamente, de la llamada causa abstracta de nulidad, es decir, inequidades en el proceso que lleven al electorado a inclinarse por un candidato. Si bien esta causal se encuentra prevista en la Ley Federal de Medios de Impugnación en Materia Electoral, su previsión se circunscribe a las elecciones para Diputados y Senadores. Nada más. Nuevamente, el principio de vinculación positiva a la ley al que me referí antes, impide su aplicación en donde no se encuentra expresamente asentado. Si bien es cierto que en el pasado se han anulado elecciones en algunos Estados del país, también es cierto que se ha debido a que sus legislaciones electorales los preveían o se aplicó la ley federal de forma supletoria por ser de mayor rango que la estatal. En el caso de la elección presidencial no hay posibilidad de supletoriedad puesto que la ley es clara en sus límites y aplicación.

La segunda razón por la que no puede declararse la nulidad de la elección presidencial emana del principio de definitividad de los actos jurídicos. En función de éste, el conjunto de los actos considerados legalmente válidos no pueden ser afectados por aquellos que no los son. Es por ello que el efecto de los votos nulos solamente disminuye el número de los válidos sin afectarlos.

 

Cuarto error

 

Del conjunto de fallos del tribunal ¿puede darse la hipótesis de que seamos gobernados por un Presidente Interino y se convoque a nuevas elecciones? Simplemente no.

Como ya hemos visto, no importa lo que falle el tribunal, a más tardar, partir de septiembre, tendremos declaratoria de Presidente Electo.

Sólo hay dos posibilidades de que tengamos este escenario y, ninguna pasa por el Tribunal Electoral:

• Que Vicente Fox no pueda concluir su mandato por renuncia o fallecimiento.
• Que quien sea declarado Presidente Electo fallezca, renuncie o no pueda presentarse a tomar posesión el primero de diciembre próximo.

 

Quinto error

 

¿Puede la Suprema Corte revertir el fallo del Tribunal Electoral? No, no puede.
Recordemos que de acuerdo a la Constitución:

• El Tribunal Electoral será, con excepción de lo dispuesto en la fracción II del artículo 105 de esta Constitución, la máxima autoridad jurisdiccional en la materia (artículo 99). La fracción II del 105 se refiere a las acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto plantear la posible contradicción entre una norma de carácter general y la Constitución y se pueden promover, sólo dentro de los 30 días naturales siguientes a la publicación de la norma. Además, en la fracción III del 105 se aclara que la declaración de invalidez de estas resoluciones no tendrá efectos retroactivos, salvo en materia penal.
• Al Tribunal Electoral le corresponde resolver en forma definitiva e inatacable las impugnaciones que se presenten sobre la elección de Presidente (artículo 99).
• Al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la inconstitucionalidad o sobre la interpretación de la Constitución cuando existan contradicciones de tesis electorales. "La resoluciones que se dicten en este supuesto no afectarán los asuntos ya resueltos". (Fracción IX del artículo 99).

 

Como puede apreciarse, no hay nada que pueda revertir el fallo del Tribunal. La confusión de algunos políticos y analistas nace de la lectura equivocada del párrafo tercero del artículo 97 de la Constitución, que a la letra dice:

"La Suprema Corte de Justicia está facultada para practicar de oficio la averiguación de algún hecho o hechos que constituyan la violación del voto público, pero sólo en los casos en que a su juicio pudiera ponerse en duda la legalidad de todo el proceso de elección de alguno de los Poderes de la Unión. Los resultados de la investigación se harán llegar oportunamente a los órganos competentes."

Y es que si bien, la Suprema Corte tiene facultades para investigar la posible violación del voto público, no sólo es necesario que primero considere que, a su juicio, esté en duda la legalidad de la elección para Presidente, sino que además, el resultado de su investigación debe entregarlo a los órganos competentes, es decir, al Tribunal Electoral. Si esto ocurriera, para que afectase el fallo de los juicios de inconformidad interpuestos, el resultado de la investigación en cuestión debería ser entregado antes de que se emitan las sentencias y el propio tribunal es quien decidiría el valor probatorio que le otorgaría a dicha investigación. Como puede verse, los fallos del Tribunal Electoral serán, como hasta ahora, definitivos e inatacables.

Por todo lo anterior, cabe concluir que sólo existe un escenario posible:
El Tribunal Electoral declarará Presidente Electo.  Si a Felipe Calderón Hinojosa o Andrés Manuel López Obrador, está por verse, pero el escenario con más posibilidad es que será al primero, por lógica razonable.

 

 

 


Ciudadanos versus la extrema pobreza

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Hace veinte años, un movimiento de origen popular encabezado por Rotary International, una organización voluntaria con alrededor de 1,2 millón de socios en más de 200 países, decidió atacar. A mediados de los 80, había más de 300.000 casos de polio por año en todo el mundo, a pesar de la eliminación prácticamente total de la enfermedad en los países más ricos, donde la vacunación era de rutina. Rotary asumió el desafío de hacerle llegar vacunas a los pobres, en regiones con sistemas de salud pública deficientes o inexistentes. Los rotarianos soñaban no sólo con reducir la cantidad de casos de polio, sino con erradicar por completo la enfermedad. Hoy, este objetivo está al alcance de la mano.

En lugar de esperar a que los políticos emprendieran la lucha contra la polio, los rotarianos tomaron la delantera. Pocos años después, la Organización Mundial de la Salud, y luego otros organismos internacionales y países donantes, se unieron a la causa y crearon una coalición de organizaciones oficiales y privadas que hoy respaldan la visión de Rotary. Para 2006, la cantidad de casos de polio se había reducido drásticamente, muy por debajo de 3.000 casos por año.

La erradicación total está a tiro, pero sigue resultando evasiva ya que, en los últimos años, estallaron pequeños brotes en diferentes países. En algunos casos, como en el norte de Nigeria, la resistencia social a la vacuna impidió una cobertura adecuada de la población. En la India, Pakistán y Afganistán aún persisten bolsones de transmisión de polio. En otros países, los viajeros provenientes de regiones donde la polio todavía no ha sido eliminada reintrodujeron esporádicamente la enfermedad. Y, en algunos casos raros, la vacuna misma falló y derivó en una infección.

Aún así, a pesar de las dificultades que implica erradicar los últimos casos, el progreso que se hizo contra la polio ha sido histórico. Más importante aún, el liderazgo asumido por Rotary contra la polio ofrece una lección más general en la lucha contra la extrema pobreza, el hambre y la enfermedad. Incluso cuando los políticos no toman la iniciativa, es posible que organizaciones voluntarias e individuos comprometidos cambien el mundo. La clave es asociar una idea audaz con una tecnología práctica y poderosa, y luego hacer avanzar la idea y la tecnología a través de una acción ciudadana masiva.

Estas mismas lecciones se pueden aplicar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los objetivos para combatir la pobreza, la enfermedad y el hambre que los gobiernos del mundo adoptaron en 2000. Los ODM son audaces pero alcanzables. Por ejemplo, instan a la reducción en 2015 de la proporción de la población mundial que estaba crónicamente subalimentada en 1990 y a una disminución de las tres cuartas partes de la tasa de mortalidad infantil. Los ODM también se ocupan de los estragos de la muerte materna en el parto, la falta de acceso a agua potable y las enfermedades mortales como la malaria, la tuberculosis y el sida.

De la misma manera que la polio, la lucha contra el hambre, la enfermedad y la falta de acceso a agua segura e higiene pública se puede implementar mediante tecnologías prácticas y poderosas. Es más, estas tecnologías son tan poderosas que pueden permitirle a las familias que actualmente están atrapadas en la pobreza salir de ella de una vez y para siempre.

Consideremos el hambre en Africa. La mayoría de los agricultores africanos, quienes trabajan en terrenos pequeños, no producen la cantidad suficiente de alimentos para dar de comer a sus familias, mucho menos para generar un ingreso. La raíz del problema es que los agricultores de Africa son demasiado pobres como para obtener los insumos modernos básicos –entre ellos, variedades de semillas de alto rendimiento, fertilizantes y sistemas de gestión de riego en pequeña escala- que podrían permitirles duplicar o triplicar su producción de alimentos y cultivos comerciales.

La solución, por lo tanto, no es mucho más complicada que una vacuna contra la polio. Si organizaciones como Rotary International pueden ayudar a los agricultores africanos a obtener una bolsa de 50 kilogramos de fertilizante apropiado y una lata de 10 kilos de semillas mejoradas, el incremento en la producción agrícola podría ser suficiente como para aliviar el hambre extremo y ayudar a los hogares de agricultores a empezar a generar algún ingreso.

Estas medidas prácticas pueden solucionar muchos de los problemas fundamentales de la extrema pobreza. Consideremos, asimismo, la muerte y la enfermedad causadas por la malaria, que se pueden reducir marcadamente mediante el uso de mosquiteros en las camas y medicinas contra la malaria. Un mosquitero anti-malaria cuesta apenas 5 dólares, dura cinco años y sirve para dos chicos. Por ende, por sólo 50 centavos de dólar por año, un chico puede estar protegido por un mosquitero. Y un tratamiento médico de 1 dólar puede curar la malaria si el chico se infecta a pesar del mosquitero. Sin embargo, los mosquiteros y los medicamentos contra la malaria no llegan a la gente que los necesita, porque la gente que los necesita es demasiado pobre.

Afortunadamente, la Cruz Roja de Estados Unidos y otras organizaciones imitaron el modelo de Rotary, recurriendo a donaciones y voluntarios privados para llenar la brecha que dejan nuestros líderes políticos. Oficinas locales de la Cruz Roja en toda Africa, en sociedad con otras organizaciones, actualmente están distribuyendo mosquiteros en forma gratuita entre las familias pobres, de la misma manera que Rotary ha estado repartiendo vacunas contra la polio.

Llegó la hora de que las organizaciones voluntarias emprendan un esfuerzo masivo para implementar los ODM a través de la acción privada. No necesitamos esperar a los políticos. En poco tiempo, los ciudadanos del mundo pueden hacer grandes aportes en la lucha contra la enfermedad, el hambre y la pobreza. Luego los políticos seguirán el ejemplo.

La clave es el sentido práctico, la audacia y, más importante, el compromiso por parte de quienes estén en mejores condiciones de ofrecer voluntariamente su tiempo y dinero para hacer llegar una ayuda práctica –en forma de semillas de alto rendimiento, fertilizantes, medicinas, mosquiteros, pozos de agua potable y materiales para construir aulas y clínicas- a la gente más pobre del mundo.

 


Ciudades, imanes de esperanza

 

Problema de vivienda en México.

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

En México uno de los graves problemas es la falta de una vivienda digna.

 

En la ciudad. De México "los barrios populares que fueron ilegales en sus orígenes representan el 62% de la población total y el 50% de la superficie metropolitana".

 

"La concentración de la pobreza genera fenómenos de segregación socio residencial que tiene efectos sumamente perversos, tales como procesos de urbanización informales y la multiplicación de asentamientos humanos irregularidades a los que cada año se suman a este tipo de zonas 125 mil hogares".

 

Es impresionante cómo en el Estado de México vemos una zona residencial y desde la ventana de alguna de esas casas se ve alguna zona popular con carencias notables.

 

En nuestro país "8 de cada 10 ciudades, de las 121 más importantes del país con más de 50 mil habitantes, tienen una cobertura de red vial y de pavimentación inferior al 50 por ciento".    

 

 

La persona humana tiene una dignidad tal que necesita una vivienda digna para desarrollarse plenamente. Como primer punto tiene una interioridad espiritual y una intimidad corporal que deben verse protegidas y beneficiadas por un espacio propio y seguro para cada quien, todos necesitamos nuestro propio espacio vital para crecer como personas.

 

El problema de los asentamientos irregulares en México es que suelen tener problemas en:

> Acceso inadecuado a servicios de agua potable.

> Acceso inadecuado a servicios de saneamiento básico y otras infraestructuras.

> Vivienda de mala calidad, inadecuada e informal (insalubre, vulnerable, ilegal)

> Hacinamiento

> Condiciones de vida insalubres y localización en zonas de riesgo.

> Tenencia insegura (asentamientos informales o irregulares)

> Pobreza y exclusión social.

> Inseguridad

> Promiscuidad, violencia y la falta de respeto entre los miembros de una misma familia.

 

No únicamente en México, sino en el mundo se presenta este problema y por ello es una de las prioridades de los gobiernos y también de la ONU.

 

 

¿Qué es el hábitat?

 

Es el ámbito en el cual un ser humano crece y vive naturalmente: habitación.

 

Los asentamientos urbanos encierran una promesa de desarrollo humano y de protección de los recursos naturales gracias a su capacidad para mantener a muchas personas limitando al mismo tiempo su impacto sobre el medio natural. Sin embargo, muchas ciudades están experimentando procesos dañinos de crecimiento, de producción y consumo, de uso del suelo, de movilidad y de degradación de su estructura física. Esos problemas están con frecuencia asociados a la contaminación del suelo, el aire y el agua, el uso irracional de los recursos y la destrucción de los recursos naturales.

 

Vivienda adecuada

 

Significa algo más que tener un techo bajo el que protegerse. Significa también disponer de un lugar con privacidad, espacio suficiente, accesibilidad física, seguridad adecuada, seguridad de tenencia, estabilidad y durabilidad estructurales, iluminación, calefacción y ventilación suficientes, una infraestructura básica adecuada que incluya servicios de abastecimiento de agua, saneamiento y eliminación de desechos, factores apropiados de calidad del medio ambiente y relacionados con la salud, y un emplazamiento adecuado y con acceso a fuentes de trabajo y a los servicios básicos, todo ello a un costo razonable.

 

Asimismo una ciudad sostenible es una ciudad donde los logros alcanzados en el desarrollo social, económico y físico son perdurables, y que posee una oferta continua de recursos naturales en los que ha basado su desarrollo (y los utiliza dentro de rangos de sustentabilidad), manteniendo una seguridad permanente frente a los riesgos ambientales que puedan amenazar su desarrollo.

 

Para hablar de sustenibilidad urbana es necesario considerar las siguientes dimensiones: sustentabilidad económica, social, ambiental, física y política.

 

Soluciones de la ONU: Programa UN-Habitat

 

En el marco de los objetivos de Desarrollo del Milenio está la mejora significativa en la vida de al menos 100 millones de habitantes de asentamientos precarios para el 2020.

 

México participa de estos programas de la ONU en los que se invierten recursos para mejorar la situación actual de la vivienda, estos programas los aplica la Secretaría de Desarrollo Social y hemos ido avanzando en el tema.

 

El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-HABITATA) tiene como objetivo: "mejorar las condiciones de vida y trabajo para todos mediante la gestión y desarrollo eficiente, participativo y transparente de lo asentamientos humanos, dentro del objetivo general de reducción de la pobreza y la exclusión social.  Los indicadores que se han establecido para lograr las metas en cada región son:

1. Acceso a agua potable: proporción de hogares con acceso a suministro de agua potable.

2. Acceso a saneamiento: proporción de viviendas con acceso a facilidades de mejoras de saneamiento básico.

3. Tenencia segura: proporción de individuos que tiene seguridad en la tenencia de su vivienda, los cuales cuentan con: 1. evidencia de documentación que puede ser utilizada como prueba de tenencia segura; 2. o protección de facto contra los desalojos forzados.

4. Vivienda durable: proporción de viviendas consideradas durables, por ejemplo, construidas en un área no peligrosa, y con protección suficiente de los eventos climáticos como la lluvia, el calor, el frío y la humedad.

5. Área suficiente para vivir: proporción de viviendas con tres personas o más por cuarto son consideradas con condiciones de hacinamiento.

 

El logro de los objetivos y resultados previstos en el Programa de trabajo se refleja entre otros, en la mejora de las condiciones de vida de los habitantes de asentamientos humanos precarios, estrategias coherentes de desarrollo metropolitano y mejor gestión de los desastres naturales y aquellos causados por el hombre.

 

 

 


¡Claro que hablan los muertos!

 

Querien Vangal

 

Resultaría curiosa una pregunta como ésta: ¿Quién habla más alto, un vivo o un muerto?... Habría motivo para reírse con gusto si la pregunta se hiciera en serio. Porque sabemos de sobra que los únicos que hablan son los vivos, pues los muertos están bien callados en sus tumbas...

Un famoso dictador, refiriéndose a los que deseaba fueran fusilados, decía con mucha seriedad: Los muertos no hablan. Con ello quería expresar que, los que le estorbaban, permanecían callados para siempre si recibían un tiro en la nuca. Pero se equivocaba. Los muertos hablan, y con tanta o más elocuencia que los vivos.

Como se equivocaba también aquel niño, que fue después gran estadista y mártir de su patria. El papá lo encuentra una vez tumbado en tierra y apegado el oído al suelo.

-- Pero, ¿qué estás haciendo aquí, hijo mío?...

Y el niño, muy serio y muy convencido:

-- Papá, quiero escuchar lo que dicen los muertos, pero no oigo ni una palabra,  y esto es muy triste.

Equivocación total, en uno como en otro. Los muertos hablan, y hablan muy alto. Como hablaba elocuentemente la sangre de Abel, según nos dice la Biblia. Y el lenguaje que nos dirigen, si lo sabemos escuchar, nos hace la vida seria, es cierto, pero también estimulante, provechosa y feliz.

Si tomamos el periódico, si escuchamos el noticiero de la radio o de la televisión, nos encontramos, sin que nos falle nunca, con un muerto u otro. Si abrimos un libro de Historia, nos leeremos listas inacabables de personas que ya no están entre nosotros. Sin embargo, todos nos siguen hablando, cada uno a su manera, y del modo más convincente.

Podríamos analizar sus voces.

Nos hablan con voz estimulante los héroes, los conquistadores, los libertadores... Los hombres y las mujeres grandes, que decimos. Su sólo nombre es un monumento al sacrificio, a la abnegación, a la valentía...

Ante esos gigantes de la Patria, que nos hablan con su silencio de muertos, ¿cómo puede el hombre de hoy juzgar a los politiqueros ---que es algo muy diferente de los políticos--, a los aprovechados, a los vividores del pueblo?...

Todos éstos, no se atreverían ciertamente a compararse con los padres de la Patria, que la hicieron grande a base de su propio sacrificio.
Los unos vivían para la Patria; los otros, ciudadanos sin escrúpulos, hacen que la Patria viva solamente para ellos.

A éstos no los escucha nadie; mientras que entendemos perfectamente el lenguaje de los primeros, y nos decimos al escucharlos:


- ¡No, no ha de acabar la raza de los grandes!...

Y, aunque su voz sea realmente un desafino, nos hablan también los grandes criminales, los tiranos más monstruosos, los hombres más perdidos. Porque, al ver su final desastroso, nos ponen sobre aviso, y nos dicen, si es que queremos entender su voz:

-- ¡Cuidado! Que nosotros perdimos la vida, y con la vida, a Dios. No os perdáis vosotros también...

Nos hablan, finalmente, y mejor que nadie, los Santos, los hombres y mujeres más grandes de la Iglesia, de esta misma Iglesia a la cual nosotros pertenecemos.

Nos hablan los mártires, que dieron su sangre por Cristo, y nosotros sabemos responder: ¿Ellos lo dieron todo, y yo no podré dar algo?...

Nos hablan los Papas, obispos y sacerdotes, pastores eximios del Pueblo de Dios, y nosotros nos decimos: ¿Ellos han dado su vida entera por mí, por la Iglesia, y yo no puedo hacer nada por mis hermanos?...

Nos hablan misioneros ardorosos, religiosas tan entregadas, obreros heroicos, madres de familia estupendas, jóvenes sanos y niños candorosos..., y nosotros hacemos examen serio: ¿Ellos tan formidables, tan puros, tan trabajadores, tan valientes, y yo debatiéndome siempre en la medianía?...

Todos ellos, muertos ya, nos están invitando con voces clamorosas:

-- ¡Venga! ¡A no desfallecer! Que no sabéis la dicha que es vivir con Dios aquí en su gloria...

Cuando en la Iglesia celebramos las fiestas de los Santos y escuchamos sus ejemplos en la predicación, oímos voces celestiales. Todos ellos nos están proclamando que murieron a la tierra pero que están vivos en el Cielo. Nos aseguran que todo pasa también para nosotros, pero que nos están esperando como compañeros de su felicidad. Y esas voces no nos engañan. Las voces de los muertos son las más sinceras.

Nosotros les hablamos ahora a ellos, y les decimos:

-- Muertos que hoy venís en los periódicos y en los telediarios..., muertos de los libros de Historia..., muertos todos que descansáis en los cementerios..., ¡qué alto que habláis y qué predicadores tan elocuentes que sois todos!...

Todo este modo de hablar nuestro suena un poco a teatro. Pero no es más que la escenificación de algo que sentimos muy dentro. Es la voz del alma inmortal. Es la exteriorización del anhelo más íntimo que nos empuja a encontrarnos con Dios, con ese Dios en cuyo seno ya están los hermanos que nos han precedido en la fe....







Cómo afrontar la enfermedad terminal

 

Querien Vangal

 

 

Cuando empieza uno –como se dice popularmente--  a sentir pasos en la azotea, aunque ya espera uno la muerte con tranquilidad y sin angustias, tratando de aprovechar el tiempo para ser útil a los demás y, sobre todo, sin ser carga para nadie,  Es precisamente lo que se relaciona con esto último lo quizás sea lo único que si pese en el ánimo: el temor de terminar la vida como vegetal, que todo se lo tengan que hacer a uno.


Una cuestión de amor

 

Piergiorgio Welby ha sufrido de su dolencia durante muchos años y ahora está confinado a su cama, conectado a una máquina que le ayuda a respirar, informaba el 23 de septiembre el Corriere della Sera.

 

Su petición recibió una amplia cobertura de los medios y ha abierto un debate nacional sobre el tema de la eutanasia. El 24 de septiembre, el periódico La Repubblica informó de que Napolitano había pedido al parlamento que considerara el tema.

 

En los días que siguieron a la petición de Welby algunos grupos y figuras políticas declararon su apoyo a los cambios legales que permitieran alguna forma de eutanasia. Por su parte la Iglesia católica mostró una fuerte oposición contra cualquier tipo de legalización.

 

En una entrevista con La Repubblica el 25 de septiembre, el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, recordaba a los lectores que no podemos ponernos nosotros mismos en lugar de Dios quitándonos nuestras vidas. Nuestra vida es un don de Dios y debe salvaguardarse, afirmaba.

 

El cardenal explicaba, sin embargo, que la oposición de la Iglesia a la eutanasia no significa que defienda un tratamiento médico excesivo que prolongue la vida a costa de un sufrimiento innecesario. El cardenal Lozano Barragán también recomendaba prestar más atención a los tratamientos paliativos, para aliviar los sufrimientos de los enfermos terminales.

 

Por su parte, el obispo de Terni, monseñor Vincenzo Paglia, recomendaba aprender de la experiencia de Cristo en la cruz. En una entrevista publicada el 25 de septiembre en el Corriere della Sera, moneñor Paglia afirmaba que se sintió golpeado por la conjunción de dos imágenes de vídeo enviadas por Welby: la del hombre sufriendo confinado en su cama, y la de un crucifijo en la pared de su habitación. La cercanía del crucifijo a Welby recordaba al obispo las palabras del Evangelio y la presencia de Cristo.

 

Monseñor Paglia indicaba que se necesita más amor para personas, como Welby, para ayudarles a superar su sufrimiento. Este amor no incluye ayudar a nadie a morir, afirmaba el obispo. El amor cristiano nos permite dar nuestras vidas para salvar a los demás, pero no podemos quitar las vidas de otros, observaba.


Otro pide más ayuda para vivir

 

Deseo de vivir

 

Cesare Scoccimarro, de 45 años, que sufre de una forma de esclerosis, replicó también a la petición de Welby. Según la agencia de noticias Ansa, Scoccimarro declaró que, a pesar de su grave enfermedad, que le ha confinado a una cama desde 1998, quiere seguir viviendo.

 

Tras conocer la petición de Welby, Scoccimarro, que se comunica por medio de movimientos del ojo, redactó una carta al presidente de Italia. En ella afirmaba que a pesar de estar tan enfermo como Welby, su deseo de vivir es grande. Scoccimarro añadía que las personas en su condición necesitaban más ayudas para hacer frente a las graves dificultades a las que se enfrentan.

 

Este fue el tema principal de un libro recientemente publicado. En «Eutanasia: Spunti per un Dibattito» (Eutanasia: Ideas para un Debate), la profesora de bioética Michele Aramini sostiene, entre otras cosas, la necesidad de una mayor solidaridad con el anciano y el enfermo.

 

Esta solidaridad incluye proporcionar la atención médica y los cuidados paliativos adecuados, pero va más allá de los medios técnicos. Nuestra actitud hacia los demás es también una medida de nuestro nivel de humanidad, afirma Aramini. Además, la enfermedad y el sufrimiento tienen también un sentido moral, que necesitamos recuperar. Es necesario que, a los enfermos que tienen el don de la fe, les ayudemos a vivir sus esperanzas y valores religiosos. Incluso aquellos sin una fe activa necesitan ayuda para percibir el carácter trascendente de la persona humana.

 

Aramini discute la noción de que la eutanasia es necesaria para poner fin al sufrimiento de las personas. Afirma que este suele ser un punto de vista excesivamente simplista del tema. De hecho, los estudios muestran que la mayoría de las personas ancianas que se suicidan tenían relativamente buena salud o, al menos, no tan enfermos como pensaban que estaban.

 

De igual forma, quienes sufren de enfermedades terminales, y quienes quieren suicidarse, suelen sufrir de depresión. La solución para estos casos no es permitirles morir, sino tratar la depresión.

 

Por eso, cuando alguien pide que se le permita suicidarse, continúa Aramini, lo que debemos hacer es investigar la situación de la persona para identificar las causas y proporcionar el tratamiento adecuado que le permita superar este deseo. Desde esta perspectiva, aceptar la idea de la eutanasia no significa ofrecer ayuda a alguien. Más bien significa rechazar ayudarles a hacer frente a sus necesidades.




Un derecho poco claro ¿Derecho a morir?

 

En el plano médico, estas necesidades incluyen extender la práctica de los cuidados paliativos de los pacientes y proporcionar el adecuado tratamiento del dolor. Para lograr esto, es necesario preparar mejor a los doctores y enfermeras para hacer frente a las necesidades de los enfermos terminales y de los ancianos. También son necesarias mejoras en la comunicación entre el personal médico, los pacientes y sus familias.

 

Uno de los argumentos utilizados por quienes proponen la eutanasia es el de la autonomía, es decir, el derecho de cada persona a elegir el momento de su muerte. Pero este concepto no es tan decisivo, advierte Aramini.

 

Para comenzar, no podemos estar seguros de que cuando una persona pide la eutanasia lo haga con verdadera voluntad; puede ser el resultado de un momento pasajero de sufrimiento. También hay que tener en cuenta el papel de los médicos y enfermeras. ¿Están obligados a ayudar a la gente a suicidarse sólo porque se lo pidan?

 

Respecto a la cuestión de la autonomía individual, Aramini cuestiona si la muerte de una persona es sólo un tema personal, o si la sociedad también entra en juego. Si aceptamos la existencia de un «derecho a morir» personal y, aún más, si aceptamos un derecho a ser ayudado a morir, corremos el riesgo de devaluar la vida humana.


Hay mucho en juego

 

Con frecuencia la petición de morir de una persona enferma está influida por factores subjetivos relacionados con su enfermedad. Si se reconociera un «derecho a morir», sería más fácil que los pacientes se sintieran obligados a elegir la muerte, influidos por el deseo de no ser una carga para los demás. Podrían también sentirse presionados a no seguir utilizando valiosas camas de hospital y otros recursos médicos. Si se acepta ampliamente, la eutanasia podría convertirse en una alternativa económicamente atractiva al hecho de proporcionar un tratamiento caro.

 

Aramini concluye que la legalización de la eutanasia significaría aceptar un punto de vista que hace que el concepto de dignidad humana dependa de la «calidad de vida».

 

Tal dependencia mina el principio del valor y la dignidad incondicionales de cada persona, defiende Aramini. Dañar este principio en nombre de la autonomía personal afecta a la sociedad en su mismo fundamento. Por eso, es erróneo considerar la eutanasia como una decisión meramente personal que sólo afecta al individuo en cuestión.

 

Una vez que perdemos nuestro respeto por el valor de la vida humana, abrimos entonces las puertas a toda clase de abusos, como ha ocurrido en Holanda con la práctica en expansión de la eutanasia, advierte Aramini. La compasión por el enfermo, por lo tanto, no significa acelerar indebidamente su muerte.


¿Cómo llegó el Congreso hasta San Lázaro?

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

La historia mexicana puede ser contada a través de sus recintos legislativos. Desde 1821 –año en que México nació a la vida independiente-, dieciséis construcciones han albergado en sus muros al Congreso de la Unión. Templos, teatros, colegios religiosos, auditorios y hasta el inmueble que ocupara un circo y un estadio deportivo fueron acondicionados para recibir permanentemente al poder Legislativo, y ocasionalmente al Ejecutivo cuando, por mandato de ley, debía presentar sus informes a la nación. En esos edificios, el Congreso escribió la historia de México.

La instalación del primer Congreso del México independiente se realizó el 24 de febrero de 1822 en la Catedral metropolitana –cuando en el horizonte político asomaba el imperio de Iturbide.  Luego de la magna ceremonia, los diputados ocuparon el viejo colegio jesuita de San Pedro y San Pablo. El recinto presenció el ascenso de Iturbide (1822), la disolución del Congreso y su posterior restauración -que llegó acompañada con la abdicación del emperador (1823), la jura de la primera Constitución (1824) y la elección del primer presidente constitucional, Guadalupe Victoria.

En 1829 la Cámara de Diputados inició su largo peregrinar y cambió de lugar. Un elegante salón en el Palacio Nacional fue su sede hasta septiembre de 1847, cuando los poderes de la federación se trasladaron a Querétaro mientras las tropas estadounidenses ocupaban la capital de la república. No fue, sin embargo, la única vez que el Congreso sesionó fuera de la ciudad de México.

Durante la guerra contra la intervención francesa y el imperio de Maximiliano (1862-1867) la Cámara de Diputados, que acompañaba al presidente Juárez, ocupó el Colegio Guadalupano de San Luís Potosí (junio a noviembre de 1863). Ante el avance incontenible de las tropas francesas, el gobierno republicano se replegó hacia el norte del país y en 1864 se estableció en Saltillo.  El Congreso encontró su nueva sede en la Casa del Obispado pero sólo sesionó por algunos días, los suficientes para otorgarle facultades extraordinarias a Benito Juárez y desintegrarse hasta que la situación política del país favoreciera a los republicanos.

Con excepción de los periodos en que México fue ocupado por fuerzas invasoras, el Congreso sesionó en Palacio Nacional hasta 1872. La Constitución de 1857 fue jurada en uno de los salones del viejo palacio virreinal y al triunfo de la República en 1867, el Salón de Embajadores –conocido anteriormente como Salón del trono- fue designado recinto parlamentario. En 1868, el Congreso dejó de sesionar en Palacio sólo por unos meses. Se trasladó al edificio que ocupó el Circo Chiriani en la calle de Gante. No fue el sitio indicado para la tarea legislativa ya que la lluvia producía un ruido insoportable en el techo y era prácticamente imposible escuchar a los oradores.

De vuelta en Palacio Nacional, el 22 de julio de 1872 un terrible incendio consumió el recinto donde sesionaba la Cámara de Diputados. El fuego se produjo accidentalmente; la presencia de centenares de personas que se volcaron a Palacio para presentar sus respetos al cadáver de Juárez –fallecido el 18 y expuesto del 19 al 22 de julio- provocaron que alguna vela cayera iniciando así el siniestro. El Congreso tuvo que buscar un nuevo recinto y se estableció en el teatro Iturbide, ubicado en las calles del Factor –hoy Donceles y Allende- e inaugurado en 1856.

El lugar resultó mucho más cómodo y funcional que el Salón de Embajadores de Palacio Nacional y desde 1874 el gobierno pagó lo necesario para utilizarlo permanentemente como recinto legislativo. Durante treinta y cinco años la Cámara de Diputados sesionó en el teatro Iturbide. Con la llegada de Porfirio Díaz a la presidencia, el recinto dejó atrás su carácter político para convertirse literalmente en el "club de amigos del presidente" como lo llamaron los críticos del porfiriato.

Un nuevo incendio despertó de su letargo a los legisladores que volvieron a la actividad para trasladar sus cosas al viejo Palacio de Minería de las calles de Tacuba.  En el célebre colegio permanecieron del 1 de abril de 1909 al 31 de diciembre de 1910, mientras se construía el recinto sobre los escombros del teatro Iturbide.

Los diputados inauguraron su nuevo edificio en abril de 1911. El 25 de mayo aprobaron el dictamen más importante de las últimas décadas: la renuncia de Porfirio Díaz. Por motivos de salud, el caudillo no se presentó al recinto, sólo pudo enviar el trascendental documento. La misma suerte siguieron Madero y Pino Suárez en 1913 y Victoriano Huerta en 1914.

Desde 1911 y hasta 1981, el recinto de Donceles fue la sede permanente de la Cámara de Diputados. Los legisladores sólo cambiaron de recinto para eventos especiales. De diciembre de 1916 a febrero de 1917, el teatro Iturbide de la ciudad de Querétaro recibió a los constituyentes que le dieron una nueva Constitución al país. El teatro tenía su historia, en 1867 habían sido juzgados en él, Maximiliano, Miramón y Mejía. Con el tiempo cambió su nombre por el de teatro de la República.

Con la fundación del partido oficial en 1929, el Congreso recuperó su pasado porfirista: se convirtió en un nuevo club de amigos del presidente. Durante décadas, la mayoría de los legisladores ocuparon sus curules para aplaudir y alabar al "señor presidente" y cantar sus loas a la revolución mexicana.

A lo largo del siglo XX, los legisladores ocuparon su tiempo buscando nuevos recintos para los eventos especiales. Tres construcciones fueron declaradas "recinto oficial" por un día, para celebrar en ellas el cambio de poderes. En el Estadio Nacional –magna obra construida por el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos en 1924- fueron ungidos Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas.

Para gustos más refinados el Palacio de Bellas Artes, lugar en el que protestaron Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Por su capacidad, en el mismo recinto de avenida Juárez, López Portillo rindió sus informes de gobierno en 1979 y 1980. Dos presidentes abarrotaron el Auditorio Nacional –inaugurado en 1952-, declarado recinto oficial por los legisladores para la toma de posesión de Luís Echeverría en 1970 y José López Portillo en 1976.

A finales de la década de 1970 la capacidad del inmueble de Donceles era insuficiente. Se ordenó la construcción de un nuevo recinto en el sitio que ocupó la estación ferrocarrilera de San Lázaro. El 1 de septiembre de 1981, López Portillo inauguró la construcción al rendir su V informe de gobierno. La alegría duró hasta 1989, cuando otro incendió obligó a los diputados a emigrar por tres años, al Auditorio del Centro Médico Siglo XXI. Regresaron a San Lázaro en 1992, para seguir escribiendo su historia de claroscuros.

                                                                                               

 


CON DIOS EN BICICLETA
 
Querien Vangal
 
La vida es como andar en bicicleta,… te caes, solo si dejas de pedalear.
 
Al principio veía a Dios como el que me observaba, como un juez que llevaba cuenta de lo que hacía mal, como para ver si merecía el cielo o el infierno cuando muriera.  Era como un presidente, reconocía su foto cuando la veía, pero realmente a Él no lo conocía.  Pero luego reconocí a mi Amoroso Padre;  parecía como si la vida fuera un viaje en bicicleta, pero era una bici de dos plazas, y noté que Dios viajaba atrás y me ayudaba a pedalear. 
 
No sé cuando sucedió, no me di cuenta cuando fue, que Él sugirió que cambiáramos lugares, lo que sí se es que mi vida no ha sido la misma desde entonces. Mi vida con Dios es muy emocionante. Cuando yo tenía el control, yo sabía a dónde iba. Era un tanto aburrido, pero predecible. Era la distancia más corta entre dos puntos. 
 
Pero cuando Él tomó el liderazgo, Él conocía otros caminos, caminos diferentes, hermosos, por las montañas, a través de lugares con paisajes, velocidades increíbles. Lo único que podía hacer era sostenerme; aunque pareciera una locura, Él sólo me decía: "¡Pedalea!".  Me preocupaba y ansiosamente le preguntaba, "¿A dónde me llevas?". Él sólo sonreía y no me contestaba, así que comencé a confiar en Él.   Me olvidé de mi aburrida vida y comencé una aventura, y cuando yo decía "estoy asustado". Él se inclinaba un poco para atrás y tocaba mi mano. Él me llevó a conocer gente con dones, dones de sanidad y aceptación, de gozo. Ellos me dieron esos dones para llevarlos en mi viaje; nuestro viaje, de Dios y mío.   
 
Y allá íbamos otra vez. Él me dijo: "Comparte estos dones, dalos a la gente, son sobrepeso, mucho peso extra". Y así lo hice... a la gente que conocimos, encontré que en el dar yo recibía y mi carga era ligera. Él sabía como doblar para dar vueltas cerradas, brincar para librar obstáculos llenos de piedras, inclusive volar para evitar horribles caminos. 
 
Y ahora estoy aprendiendo a callar y pedalear por los más extraños lugares.  Estoy aprendiendo a disfrutar de la vista y de la suave brisa en mi cara y sobre todo de la increíble y deliciosa compañía de mi Dios. Y cuando estoy seguro que ya no puedo más, Él sólo sonríe y me dice: "¡Pedalea!    

 

 

 


Condición de la Mujer en la ONU

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

La profesora Mary Ann Glendon, presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, habló en la Comisión del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas sobre la condición femenina, en el seguimiento de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995. En esa ocasión, Glendon presidió la delegación de la Santa Sede.

"En 2005 las Naciones Unidas celebraron el aniversario de cinco fechas históricas en que la familia de las naciones alentó e impulsó a las mujeres en su búsqueda del reconocimiento de sus derechos y su dignidad. La primera y más importante (...) fue en la primavera de 1945, cuando los fundadores de Naciones Unidas sorprendieron a tantas personas declarando su 'fe (...) en la dignidad y el valor de la persona humana' y 'en la igualdad de derechos de hombres y mujeres'. Una declaración seguida y completada por cuatro conferencias de Naciones Unidas sobre la mujer en Ciudad de México, Copenhague, Nairobi y Beijing".

A pesar de los logros conseguidos, muchas mujeres "padecen nuevas formas de pobreza" y "nuevas amenazas a la vida y la dignidad humana". La Plataforma de Beijing, observó Glendon, "proclamó que 'la clave para que las mujeres y sus familias salgan de la pobreza' es la educación. (...) La Santa Sede, que desde hace tiempo se dedica a la educación de las mujeres y las niñas, nota con preocupación que los progresos en este frente han sido lentos".

Otro problema, subrayó Glendon, es "el cambio de edad en la estructura de la población mundial. La combinación de mayor longevidad, descenso de la tasa de natalidad, costes elevados de la sanidad y escasez de personal que presta cuidados están creando tensiones entre las nuevas y las viejas generaciones".

"En su declaración final en la Conferencia de Beijing, la Santa Sede expresó el temor de que la parte de los documentos de Beijing dedicados a las mujeres pobres pasasen a ser promesas vacías a menos que estuvieran respaldadas por programas concretos y compromisos económicos. Hoy, en vista de las crecientes disparidades de riqueza y oportunidades, nos vemos obligados a manifestar de nuevo esa preocupación".

La humanidad cuenta con medios para combatir el hambre y la pobreza, afirmó. Sin embargo, como observa Juan Pablo II: "Hace falta una vasta movilización moral de la opinión pública, especialmente en esos países que disfrutan de un nivel de vida adecuado o incluso próspero".

"El problema de armonizar las aspiraciones de las mujeres a una participación más completa en la vida económica y social con su papel en la vida familiar -concluyó- es algo que ellas son perfectamente capaces de resolver por sí solas. Pero el problema no se resolverá sin determinados e importantes cambios (...) en la sociedad. En primer lugar, los responsables políticos deben prestar más atención a lo que interesa realmente a las mujeres antes que a algunos grupos con intereses especiales".


Construir un mundo nuevo


Querien Vangal



"No cometerá maldades ni dirá mentiras;
 no hallará en su boca una lengua embustera.
Permanecerán tranquilos y descansarán
sin que nadie los moleste"

.

 

El profeta Sofonías nos habla de un nuevo mundo, de una nueva humanidad que el Señor va a realizar. Este sueño de la nueva humanidad es una ilusión que el hombre ha tenido siempre muy dentro de su corazón. En especial es el anhelo de todos los hombres de nuestro tiempo, quizá porque como nunca antes, hemos podido ver la cantidad de miserias de las que el ser humano es capaz: el hambre, la guerra, la injusticia, la opulencia. Todos hemos estado buscando un mundo nuevo; éste ha sido el signo que ha abanderado prácticamente a todas las ideologías modernas: las filosofías de tipo comunista, las de tipo existencialista, las de tipo personalista.

Sin embargo, esta sed de un cambio choca una y otra vez con una misma realidad: la miseria y el egoísmo del hombre, que sólo nos llevan a la desesperación y a la desilusión. Basta ver la prensa para poder decir: ¿No tendríamos más motivos para desilusionarnos que para animarnos por la búsqueda de este mundo nuevo? Y así vemos cómo muchas personas que toman el camino de conseguir o buscar un mundo nuevo, el que acaban por seguir es el de la separación, del aislamiento, de la indiferencia. ¿Acaso la condición humana está reñida con la posibilidad de un mundo sin envidias, sin engaños, sin mentiras? ¿Dónde está este mundo? ¿Existe en alguna parte?

Cristo, en el Evangelio, nos habla de dos tipos de personas. Unos, los que se creen justos, que piensan que tienen todas las soluciones en las manos, pero que son invitados a trabajar en la viña de Dios y no van. Otros, los que caen, los que tienen debilidades y miserias, pero que se arrepienten y van. Éstos últimos, ayudados con la gracia de Dios, son los que construyen un mundo nuevo. Y son capaces de hacerlo porque han sabido encontrar el lugar donde está este mundo nuevo: en el propio corazón redimido por Cristo. Ahí está el mundo nuevo que Cristo nos da; ahí está la nueva humanidad que el Señor viene a realizar. Y lo hace de una forma muy especial a través de su Carne y su Sangre. Cristo Hombre, y al mismo tiempo Dios, se convierte para nosotros en la garantía de que ese mundo nuevo se puede construir en el corazón del ser humano.

Obviamente que este mundo nuevo no va a ser simplemente circunstancias de tipo social externo, sino que esas circunstancias sociales van a ser la consecuencia de este mundo nuevo. El mundo nuevo no va a ser algo que se produce por fuera con el trabajo de los hombres, sino que sólo es posible producirlo con la conversión de los corazones, que es el principal mensaje de Adviento: el hombre que espera a Dios en su corazón.

El día 24 de Diciembre por la noche, cuando celebramos la liturgia de la Navidad, Cristo no va a aparecer de nuevo en un pesebre adorado por pastores, sin embargo, Jesús sí tiene que venir de nuevo a cada uno de nuestros corazones, porque es ahí donde Él quiere nacer.

El reto que el Adviento y la Navidad nos plantean es el dar a Cristo la posibilidad auténtica de que nazca en nuestro interior, aunque veamos a nuestro alrededor las cosas iguales o peores, a pesar de que en nuestro interior existan sentimientos de desánimo, de oscuridad o de desaliento. Que Cristo nazca en nuestros corazones es permitir en nuestra vida un mundo nuevo, y realizar este sueño está en nuestras manos.

Dice Jesús en el Evangelio de San Mateo: "[...] ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él". Es decir, la clave está en arrepentirse y en creer. Únicamente un alma arrepentida, un corazón con fe puede recibir a Cristo en Navidad. Cuando nos decidimos a poner nuestra vida en Cristo, lo que implica arrepentirse, cambiar y creer en el Señor, puede Él nacer en nuestro corazón. No olvidemos que lograrlo depende de nuestra libertad, de que escuchemos y sigamos la voz de Dios, independientemente de las circunstancias interiores y exteriores que haya en mi persona o en mi ambiente. Lo importante es ir a trabajar a la Viña, arrepintiéndose y creyendo en Dios.

No permitamos que pase una Navidad más sin que en nuestro corazón se realice este camino de arrepentimiento y fe en Nuestro Señor. Este año Dios nos dará otras luces, otros caminos, otras circunstancias, pero en este momento tenemos que poner con mucha sinceridad ante Jesucristo todo lo que han sido para nosotros los 12 meses de cada año que termina, todo el trabajo que en la Viña fuimos realizando, el camino que cada uno llevó a cabo: sus situaciones personales, sus dudas, sus luchas, así como también sus triunfos y los momentos en los que la alegría resonaba en su corazón, para que el Señor pueda tomarlos y construir con ellos el mundo nuevo que todos anhelamos.


Consumismo y austeridad de vida

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

I. Consumo y consumismo

 

1. Desde el momento que el hombre necesita bienes para su subsistencia, salud, educación, vivienda, descanso, etc., hay que concluir que resulta imprescindible la producción y el consumo de los bienes que responden a las necesidades fundamentales de la persona humana. Sería ideal, por consiguiente, que todos los poseyeran según sus necesidades y conforme a la capacidad de cada uno, en orden a su desarrollo integral, de cuerpo y alma.

Por eso, en esa línea, el gran doctor de la lglesia santo Tomás de Aquino, hace siglos, enseñó que un mínimo de bienestar es necesario para practicar la virtud. En los últimos tiempos se ha dicho, en lenguaje más directo, que no se puede hablar de Dios a estómagos vacíos. En conclusión, digamos que hay un consumo de bienes materiales útiles e indispensables ya que se trata de medios necesarios para el bienestar material y espiritual de la persona humana.

 

2. El consumismo es otra cosa. Con la denominada sociedad industrial aparece la multiplicación y acumulación de bienes, con frecuencia innecesarios y superfluos, cuando no ordenados con frecuencia a la ostentación y obtención de determinado "status". Entonces la persona resulta esclava de las cosas, dominada por ellas. Nada le resulta suficiente, aparece insaciable y enredada en una conjunción, a veces hasta ridícula, de vanidad y codicia, con un asfixiante trasfondo materialista. En definitiva, el paroxismo del tener cosas ahoga al ser de la persona. Los "shopping centers" y los "free-shops" de los grandes aeropuertos podrían ser como los símbolos del consumismo contemporáneo. A veces hasta aparece un aspecto ridículo como es el ofrecido sobre todo por los denominados "nuevos ricos" a quienes el lenguaje popular graficó llamándolos "piojos resucitados".

 

3. A este consumismo empuja la propaganda que de mil maneras atrapa a la persona y a la familia, cautivas e indefensas frente a las presentaciones y "slogans" de aquélla. Así como desde hace un tiempo se imparten lecciones de "defensa personal", habría que propiciar la enseñanza del arte de "defenderse de la propaganda".

4. Añádase a los artilugios de la propaganda los oscuros manejos de los resortes de los mercados y de la producción que someten a la gente a consumos innecesarios y hasta nocivos a veces. Convengamos en que la influencia sutil y en ocasiones asfixiante de la propaganda es una fuerza tan irracional como poderosa.


II. Austeridad de vida

 

5. Ella es la actitud que constituye ante todo una réplica al materialismo que subyace en las bases del consumismo. Adelantemos que, para no entrar en detalles, entendemos "austeridad" y "sobriedad" de vida como términos equivalentes. Ambos llevan implícita la afirmación de que los valores materiales no son la razón de ser de la persona humana ni el objetivo último de su existencia; son expresiones del dominio del hombre sobre las cosas en lugar de ser su esclavo.

 

6. No se confunda la austeridad de vida con la actitud del avaro que acumula y esconde; el avaro es, por antonomasia, esclavo de lo material. La austeridad de vida se encuadra dentro de los límites de las cosas necesarias y realmente útiles, habida cuenta de las condiciones y circunstancias de vida de una persona o de una familia y su situación en la sociedad.

 

7. La austeridad de vida es una exigencia ética y una virtud cristiana. Como exigencia ética obliga preferentemente a quienes están al frente de la cosa pública en sus diversos niveles y a los que en el ámbito privado están situados en planos patronales o dirigenciales. Si más no sea porque lo contrario fácilmente suscita envidias, resquemores o desigualdades irritantes, y sospechas de corrupción...

 

8. Como virtud cristiana la austeridad de vida es forma y expresión del espíritu de pobreza que debe ser vivida aun en los estratos económicamente más elevados de la realidad social. No está de más recordar que dicho espíritu implica humildad y caridad. HUMILDAD porque comienza por reconocer que Dios es el único por sobre todas las cosas, pleno y supremo bien, y que los hombres son administradores de los bienes recibidos, cuya administración debe redundar en bien para los demás, sin dejar de tener especial atención de los más necesitados; por eso implica CARIDAD.


III. Egoísmo y amor

 

9. Si así se piensan las cosas no hay contradicción entre desarrollo, productividad, consumo y austeridad de vida. Sí hay frente a cualquier concepción o sistema que proclame que el egoísmo individual es el motor del progreso y del bien general. El denominado capitalismo salvaje está en esa línea, y sabemos bien cuántas y cuáles han sido y son sus consecuencias.

En el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, el Papa Juan Pablo II se expresó así: "En los países industrializados la gente está dominada hoy por el ansia frenética de poseer bienes materiales" (y en ciertas capas - añado yo - de la sociedad de países no desarrollados sucede lo mismo). "La sociedad de consumo pone todavía más de relieve la distancia que separa a ricos y pobres, y la afanosa búsqueda de bienestar impide ver las necesidades de los demás...La moderación y sencillez de vida deben llegar a ser los criterios de nuestra vida cristiana...".

 

10. Me permito agregar otra cita que viene a cuento; es de un ensayista francés - Patrice de Plunkett - quien acaba de escribir hace poco lo siguiente: "El materialismo marxista ha retrocedido fuera de nuestras miradas. Esta marea muy baja nos descubre una playa desierta... Librada a todos los vientos: es el materialismo occidental. Impulsados solamente por la obsesión del bienestar individual, su nada espiritual es una amenaza... No creemos más en nada, ni en nosotros, ni en nadie... El célebre 'modelo occidental' impone a los cinco continentes la más alta tecnología y la ética más baja. De esta manera... las grandes tradiciones morales de la humanidad corren el riesgo de desaparecer asfixiadas por nuestra nada, nuestro vacío... una nación se suicida si se esconde de las grandes fuerzas éticas y religiosas de su historia".

11. Si el crudo liberalismo económico hace dos siglos pudo ser denominado la "revolución del egoísmo", hoy parece evidente la necesidad de abandonar la idea de que el egoísmo es el pilar básico del orden social. Esa revolución debe ser reemplazada por la "revolución del amor", la cual exige la enseñanza y difusión de una verdadera y válida escala de valores en la sociedad, la austeridad de vida, el espíritu de servicio y de solidaridad frente a toda carencia, sea ésta de naturaleza material, psicológica o espiritual, la reducción del consumo superfluo y frívolo, la idolatría del dinero y del placer, la educación en la cultura del trabajo...Menuda tarea ésta! pero, qué sociedad distinta a la de hoy configuraría una "revolución del amor"!


IV. Conceptos finales

 

12. Para concretar algo más estas consideraciones me permito dirigir algunas palabras a determinados grupos de creyentes sinceros.

a) A los que tienen abundantes medios materiales les digo que vivan sin ostentación y con austeridad y sobriedad; que contribuyan a disminuir las urgencias de los más necesitados; que no guarden con avaricia sus bienes y ganancias sino que inviertan para el desarrollo y crecimiento de la economía nacional y la multiplicación de puestos de trabajo. Ello revertirá en bien de la sociedad.

b) A quienes tienen lo necesario, me atrevo a pedirles que "hagan, de la necesidad, virtud", es decir que vivan serenamente la austeridad, sin angustias ni ambiciones desmedidas y colaborando solidariamente con los que menos tienen.

c) A quienes han hecho promesa o voto de pobreza evangélica o quieren vivir su espíritu, les digo que lo hagan con gozo de corazón y sintiéndose liberados del peso de las cosas materiales para manifestar más ejemplarmente la existencia y el valor de las cosas espirituales y la supremacía del amor a Dios y al prójimo.

d) A los que nada tienen no es fácil en este orden de cosas decirles una palabra oportuna y útil. Sin embargo me atrevo a expresarles mi deseo de que no caigan en la amargura, el resentimiento o la desesperación, ni se nieguen a ningún esfuerzo solidario para mejorar esperanzadamente su situación.


Contemplación


Querien Vangal

 

Detenerse un momento para reflexionar sobre la importancia del tiempo es necesario para equilibrar la vida. Reasignar valores a la misma, proyectar aspiraciones, deseos y planes; recordar, son puntos estratégicos para redefinir la forma de vivir. Ciertamente a lo largo del transcurso del día hay diferentes instantes o tiempos de ajuste que pueden aprovecharse para este objetivo: la espera en una fila, en una cita, por la mañana antes de la rutina, por la noche anterior al descanso, después de la comida, en fin cada uno identifica su momento más preciso y precioso para esta acción.

Pareciese que la vida se divide en producir, consumir, trabajar, divertirse y olvidarse, pero en realidad lo antes mencionado es parte de la misma. Ciertamente es necesario trabajar para obtener un sustento, para aportar a la sociedad en que se vive, para ser útiles, pero no se reduce la vida a ello, es un medio para descubrir lo verdaderamente valioso de la vida: vivirla. Y el cuestionamiento sería ¿Cómo se vive la vida? ¿Cómo se lograr extraer de ella lo mejor? ¿Cómo se vive plenamente? Esa ha sido la pregunta de la humanidad a lo largo del tiempo y habrá tantas respuestas como seres humanos han poblado la tierra. Lo cierto es que para vivir no debe faltar un elemento importante y total: la contemplación.

Alguien podrá decir que eso pertenece a religiosos, gurús o personajes dedicados a la meditación, sin embargo, uno de los principales dones que tenemos como seres humanos es precisamente ese: capacidad de contemplar. Mirar, observar, escuchar, para poder reflexionar y asombrarse ante las sorpresas diarias, para soñar e ilusionarse en el futuro, vivirlas y disfrutarlas en el presente, y saborear los recuerdos del pasado.

Contemplar es pensar, meditar, es oír lo imperceptible, ver a través de, es palpar lo que no se toca. Es también adueñarnos del jardín que nos corresponde en la tierra, de nuestro pedazo de playa y nuestras olas del mar, es abrigar y acariciar las nubes y las estrellas, es seguir el vuelo de una ave es enriquecernos con la sonrisa de los demás, sufrir con el dolor del otro, es también cerrar grietas de egoísmo, es redefinir quienes somos.

Contemplar es mirar a nuestro interior, reconocernos día con día, aceptarnos y decidir mejorar, contemplar es ser misericordiosos con nosotros mismos, perdonarnos para brindar misericordia y perdón.

Contemplar es rebosarnos de tiempo, de paciencia, es decidir vivir íntegramente la vida.

Pero no confundir la contemplación con la indolencia o la inactividad, el que contempla realiza un mayor trabajo y esfuerzo que lo condiciona a dar y servir más, no en virtud de vanagloria sino en el genuino deseo de darse.

El reto de la posmodernidad no es ganarle tiempo al tiempo, no es producir, hacer, realizar más en menor tiempo y esfuerzo, de suyo la posmodernidad nos da elementos para hacerlo, el riesgo es caer en ello sin equilibrar lo esencial de la vida, la contemplación.

Atender lo esencial, construir el andamiaje diario que nos permita ser felices, no con lo pasajero, ni con lo puramente placentero o aquello que anestesie nuestro ser, sino con la vivencia de la vida misma, con su multiplicidad de circunstancias, dolorosas, alegres, desconcertantes, pero con el deseo de humanizarnos un día sí y otro también, y eso es la labor de la contemplación.

Controversias con Oportunidades

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Los lineamientos del programa Oportunidades para resolver problemas asociados a la alimentación, salud y educación de las poblaciones más pobres pretenden ser aplicados en países de América Latina, en especial entre los gobiernos de izquierda, así como en Turquía, Pakistán, Blangadesh, Camboya y Etiopía.

 

Según informes de su coordinador nacional, Rogelio Gómez-Hermosillo, el presidente de Brasil, "Lula" Da Silva, solicitó a funcionarios mexicanos una orientación para poder echar andar un programa similar.

 

"Brasil tenía diferentes programas, optó por juntarlos, y ahora trata de utilizar la bases de operación de Oportunidades para funcionar de manera más armoniosa. Todavía no se ponen de acuerdo en lo relativo a la colaboración interinstitucional", refirió Gómez-Hermosillo.

 

Documentos de la Secretaría de Desarrollo Social también reportan que Paraguay solicitó el apoyo de México para aplicar un programa parecido. Hace unos meses aquel país arrancó con un proyecto piloto con ocho mil familias indígenas.

 

Algo similar ocurrió con los peruanos, quienes fijaron ayuda para cinco mil familias. En la actualidad, nueve países de América Latina que han solicitado directriz, entre ellos: Chile, Colombia, Jamaica, Honduras.

 

En tanto, el Banco Mundial aportó información y evaluaciones sobre Oportunidades a varios países. Por esa razón, en más de 30 países han creado modelos similares al programa mexicano de ayuda a los más pobres, destacando Turquía, Pakistán, Blangadesh, Camboya y Etiopía.

 

Además en proceso de construir un programa similar se encuentra Nueva Zelanda, un país del primer mundo que volteó su mirada hacia México debido a la propuesta de corresponsabilidad.

 

El programa Oportunidades --que surge en 1997 en la época de Ernesto Zedillo, y que hasta el momento apoya a cinco millones de familias, un total de 25 millones de personas, de las 32 entidades federativas-- reportó que a finales de 2005 lograron reducir menos días de enfermedad entre las comunidades indígenas.

 

Datos oficiales señalan que en las comunidades indígenas se logró acercar los anticonceptivos e información sobre sexo seguro.

 

Las mujeres jóvenes de zonas marginales comenzaron a disminuir el número de hijos y se practican estudios anuales de detección de cáncer cérvico-uterino.

No obstante a la reducción de la muerte materna, en algunas zonas aisladas hace falta infraestructura, en específico, unidades y hospitales.

 

Oportunidades ha contribuido a mejorar en un 16 por ciento la talla y el peso de los niños, y ha disminuir en un 30 por ciento la pobreza. Además ha logrado que 650 mil jóvenes estudien bachillerato, que 112 mil tengan una cuenta de ahorros de tres mil pesos, como un incentivo para que continúen con alguna carrera universitaria.

 

El programa también ha sido de los más atacados durante la administración del Presidente Vicente Fox, porque de acuerdo a algunas voces no ha logrado revertir la pobreza, desnutrición y desigualdad en Oaxaca y Chiapas.

 

Resulta paradójico que este programa, cuyo resultados son indiscutiblemente positivos, sea muy criticado por algunos políticos, principalmente por militantes del PRD  ---claro porque no es de ellos, si fuera así, y aunque los resultados fueran magros, sería lo máximo--.  Desde luego que, independientemente que hasta ahora los resultados sean buenos, todavía nos falta mucho para llegar al nivel requerido y, además, como todo lo que el hombre crea, es perfectible.  Por ello no se debe aflojar, sino al contrario meterle muchas ganas y trabajo tezonero.

 


Corazones rotos

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Como última voluntad pidió papel y pluma. A unas horas de su ejecución sus últimos pensamientos fueron para su compañera de toda la vida. Con mucha calma tomó el banquillo de madera, se apoyó sobre la desvencijada mesa que le sirvió como escritorio y escribió tan sólo unas breves líneas donde entregaba su corazón aún antes de morir:

"Adorada Clarita: Estoy acostado descansando dulcemente. Oigo murmurar la voz piadosa de algunos amigos que me acompañan en mis últimas horas. Mi espíritu se encuentra en sí mismo y pienso con afecto intensísimo en ti. Hago votos fervientes porque conserves tu salud. Tengo la más firme esperanza de que mis hijos serán amantísimos para ti y para su patria. Diles que los últimos instantes de mi vida los dedicaré al recuerdo de ustedes y les enviaré un ardientísimo beso. Felipe Ángeles".

El general depositó la pequeña nota en un sobre y la entregó a uno de sus amigos para que la hiciese llegar a su esposa. Una vez en paz y con una tranquilidad asombrosa, recibió la muerte la mañana del 26 de noviembre de 1919 sin saber que su adorada Clarita nunca pudo leer la carta. El destino lo impidió.

 

* * *

"En la guerra y el amor todo se vale" dice un conocido refrán popular. Sin embargo, ese extraño sentimiento que puede rendir a cualquiera no entiende de guerras, hazañas militares o cargos públicos. Ante la pérdida del ser amado la propia razón pierde sentido. La historia mexicana tiene intensas páginas de amor y pasión que corren paralelas a los acontecimientos que transformaron por completo a la nación.

"Confórmate, amada mía, no hay remedio, el cielo te deja viuda" -dijo el general Miramón en vísperas de su fusilamiento. Doña Concha se mostraba entera delante de su esposo, pero el sufrimiento se ocultaba en lo más recóndito de su alma. Con apenas ocho años de matrimonio, su historia de amor estaba condenada a terminar en tragedia.

Miguel había quedado prendado de Concha en su primer encuentro en 1853 y siguiendo los dictados del corazón, decidió aplicar lo mejor de la estrategia militar para conquistarla y puso "sitio" a la hermosa y joven "plaza" que había conocido. "¿Se quiere usted casar conmigo para llevarme a la guerra a caballo, cargando en brazos al niño y en el hombro al perico? -le preguntó la jovencita de apenas 18 años de edad. Ahora es usted capitán, cuando sea general entonces hablaremos".

Y como la vieja máxima, "plaza sitiada, plaza tomada" suele cumplirse en la mayoría de los casos, en poco tiempo la mejor espada del ejército conservador alcanzó el grado de general, la presidencia de México y una compañera para el resto de su vida (1858). Miramón tenía entonces 27 años. Entre victorias y derrotas, el matrimonio Miramón-Lombardo transitó por los crueles años de la guerra de Reforma y el Imperio de Maximiliano.

El 19 de junio de 1867 --frente a un paredón de fusilamiento-- la Patria exigió a Miramón toda su atención y ambos se fusionaron a través de la muerte. Terriblemente triste por la pérdida de "su" Miguel, Concha se negó a perderlo por completo y ordenó que se extrajera el órgano vital de su marido. De esa forma le fue entregado "aquel noble corazón que tanto me había amado", el cual colocó en una urna, iluminada permanentemente por una lámpara. "Tengo el corazón de mi esposo --solía comentar--, que pienso llevármelo a Europa y tenerlo siempre en mi recámara". Sorprendido por la macabra reliquia --pero quizá romántica idea--, un sacerdote la persuadió para que dejase descansar en paz al valiente general. A los pocos días el órgano fue inhumado. Mientras caía la tierra sobre el último vestigio del guerrero, Concha se hizo una promesa de amor para el resto de su vida: "Péguese mi lengua a mi boca si llegara a olvidarte". 54 años después, se volvieron a encontrar.

 

* * *

El amor puede hacer dudar a los individuos de hasta las causas más nobles. Seguramente por años, doña Sara Pérez de Madero le guardó un profundo rencor a la Patria. Qué huecas debieron sonar palabras que en boca de su difunto marido parecían iluminar a toda una nación: "democracia", "libertad", "ley", pero que a sus ojos, se materializaron en una fría lápida en el panteón Francés de La Piedad.

Su historia no había sido fácil. Algunos años antes de contraer nupcias en 1903, cierto afán machista y conquistador se apoderó de Madero y decidió poner fin a su noviazgo con la joven de San Juan del Río, amiga de sus hermanas. Mientras Francisco "le daba vuelo a la hilacha", Sara estaba sumida en una profunda tristeza. El tiempo le hizo justicia y el destino le puso una dulce venganza en charola de plata.

Cansado de una vida de disipación y libertinaje --todo un crápula-- Madero se dio cuenta que Sara era el amor de su vida y decidió buscarla. Los espíritus le "advirtieron" que debía purificar su alma evitando los placeres carnales y que mucho le costaría recuperar el amor perdido:

"Tu bien sabes el mal que hiciste a Sarita y es mejor que expíes el mal que has hecho. Espera con paciencia y no vayas a faltar a las leyes de Dios sobre todo al 6º mandamiento [no fornicarás] como parece que estas tentado de hacerlo y pronto encontrarás una compañera digna de ti y que te haga feliz".

Don Francisco rogó. Escribió decenas de cartas pidiendo perdón, suplicando una nueva oportunidad. No perdía la esperanza de recuperar su confianza. Después de un tiempo de hacerlo sufrir, Sarita abrió nuevamente su corazón. Madero siempre consideró a su esposa como una bendición de Dios destinada para él. Su apoyo fue imprescindible para la cruzada democrática que desarrolló a partir de 1909. Con diez años de vida, su matrimonio fue interrumpido por las balas de la traición.

El 9 de febrero de 1913 estalló la Decena Trágica. Aquél domingo por la mañana fue la última vez que doña Sara vio con vida a su esposo. Cuando el presidente fue notificado que una parte del ejército había fracasado al intentar apoderarse del Palacio Nacional, ordenó que se alistara su montura. Sin mucho tiempo, dirigió una última mirada a su esposa y la abrazó con todas sus fuerzas pidiéndole que tuviera fe. Días después, el 23 de febrero, doña Sara fue notificada del asesinato de su "Panchito".

En un acto supremo de amor y fortaleza, la viuda se presentó a reclamar el cadáver. En cuanto cruzó la entrada principal de la penitenciaría su respiración se tornó extremadamente agitada; conforme se internaba por los pasillos de la prisión, la excitación aumentaba. De sus ojos no podían brotar más lágrimas. Antes de dar el paso definitivo, respiró profundamente y haciendo un esfuerzo supremo dejó de temblar. Caminó con firmeza hacia la enfermería y observó por fin, frente a ella, el cuerpo de su marido.

Parada a los pies del cadáver, doña Sara contempló durante algunos minutos los restos de su querido Francisco. No prestó atención a la mortaja; su mirada se posó de inmediato sobre el rostro de Madero. No mostraba gesto alguno de dolor o sufrimiento. Parecía dormir profundamente. Se veía lleno de tranquilidad. Podía decirse que verdaderamente dormía "el sueño de los justos". Con toda la ternura de su corazón y con la devoción de su gran amor se despidió para siempre. Lenta, muy lentamente, acercó sus labios, y con suavidad depositó un último beso, lleno de recuerdos, en la helada frente de su amado.

"Te aseguro, cielo mío --había escrito Madero años atrás-- que muy pronto terminará esta situación y podrás disfrutar de esa dicha sin mezcla alguna que crees no encontrarás nunca. Ya has tenido tus temporadas felices, pero te aseguro que después de esta ruda prueba por la que pasamos, días llenos de ventura nos esperan... sin nubes que turben nuestra felicidad".

Y en silencio, como un fantasma, doña Sara se retiró de aquel lugar.

 

* * *

La salud de doña Clarita estaba muy quebrantada. La familia pensó que no era conveniente notificarle que su esposo, el general Felipe Ángeles sería pasado por las armas. Los médicos la habían desahuciado. Consciente de su agonía, Clarita pidió papel y pluma para escribirle una última carta a su marido.

Sus últimos pensamientos también serían para su esposo. La carta era una sentida despedida. Moriría bajo la fe de Cristo y lamentaba dejar a un hombre viudo y a sus hijos huérfanos. Esperaba reencontrarse con su amor en un futuro lejano, en un lugar donde no existía el tiempo. "Te quiero mucho" debió escribir doña Clarita que agonizaba lentamente. Su única preocupación era el cuidado de la familia que ponía en manos de su esposo, y conociendo la calidad moral del general Ángeles, no tenía duda alguna de que su última voluntad sería cumplida. Terminó de escribir, entregó la carta y pidió que se la hicieran llegar a cualquier lugar donde se encontrara. Al poco tiempo falleció sin saber que sus líneas jamás fueron leídas por su amado Felipe, quien ya le esperaba en el lugar que solamente la fe puede abrir.

La muerte suele dotar de romanticismo al amor. Muchos hombres se enfrentaron a la terrible disyuntiva de elegir entre el amor de una mujer y permanecer a su lado, o el amor ideal por una Patria que sólo concebían en su cabeza. Algunos buscaron conservar los dos y murieron en el intento. La Patria celosa nunca quiso compartir su corazón.

 


Cuando el odio quiso matar el amor


Querien Vangal

 

 

Escuché una vez este relato: Cuentan que en la historia del mundo hubo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos más oscuros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito. Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: "Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo, todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos. "Quiero que matéis al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el informe del Mal Carácter quedaron decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante".

Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: "En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo
ignorará". Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida y la adoró en sus ídolos, que son una tentación constante, y una causa frecuente del alejamiento del amor verdadero. Muchos ídolos se levantan muy bien construidos y refinados que se presentan bajo capa de "progreso" o que proporcionan más material bienestar, más placer, más comodidad...: su dios es el vientre, y su gloria la propia vergüenza, pues ponen su corazón en las cosas terrenas, como dice San Pablo en su Carta a los Filipenses, y es aplicable a la idolatría moderna, a la que se ven tentados tantos, olvidando el tesoro auténtico, la riqueza del amor. Pero, después de luchar por salir adelante, el Amor renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos, y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. Cuando venían las Desgracias parecía sucumbir, pues como decía Claudio de Colombiere los golpes imprevistos no permiten muchas veces que uno aproveche de ellos, a causa del abatimiento y turbación que levantan en el alma; mas con un poquito de paciencia, se ve como Dios dispone a recibir gracias muy grandes precisamente por aquel medio. Sin tales percances tal vez no habría sido el amor del todo malo, pero tampoco del todo bueno.  El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás: "No podemos hacer nada más... El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".

De pronto, de un rincón del salón se levantó alguien poco reconocido, que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte. "Yo mataré el Amor", dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo: "Ve y hazlo".

Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después que, de mucho esperar, por fin el Amor había muerto. Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: "Ahí os entrego el Amor totalmente muerto y destrozado", y sin decir más ya se iba. "Espera", dijo el Odio, "en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?"  El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: "soy La Rutina."

La rutina es ausencia de amor, monotonía, y "la monotonía es falta de energía" (dice la cantante Laura Pausini), significa que está ya muerto el amor. El amor es un fuego al que hay que echar cada día cosas nuevas: "Los pequeños actos de cortesía endulzan la vida, los grandes la ennoblecen" (Karina Valenzuela). En la batalla del amor frente al odio, hay que cuidar las cosas pequeñas que son –en frase de la Escritura- las que si faltan dejan paso a las pequeñas raposas que destrozan el campo de ese amor. La dejadez, el abandono de los detalles, produce el desmoronarse de todo el amor: "Será que la rutina ha sido más fuerte" (canta el grupo "Ella baila sola").

En los pequeños detalles es donde se libra la batalla del odio contra el amor: el amor alienta, el odio abate; y tomo de Mauricio Fornos algunos de los campos en los que se libra esta batalla: el amor sonríe, el odio gruñe; el amor atrae, el odio rechaza; el amor confía, el odio sospecha; el amor enternece, el odio enardece; el amor canta, el odio espanta; el amor tranquiliza, el odio altera; el amor guarda silencio, el odio vocifera; el amor edifica, el odio destruye; el amor siembra, el odio arranca; el amor espera, el odio desespera; el amor consuela, el odio exaspera; el amor suaviza, el odio irrita; el amor aclara, el odio confunde; el amor perdona, el odio intriga; el amor vivifica, el odio mata; el amor es dulce; el odio es amargo; el amor es pacífico; el odio es explosivo; el amor es veraz, el odio es mentiroso; el amor es luminoso, el odio es tenebroso; el amor es humilde, el odio es altanero; el amor es sumiso, el odio es jactancioso; el amor es manso, el odio es belicoso; el amor es espiritual, el odio es carnal. El amor es sublime, el odio es triste.

 


CUANDO SE ES VIEJO CONVIENE SABOREAR LOS PLACERES PARA MORIR CON DIGNIDAD

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Hay personas que llegan a los 64 años de edad y en muchas ocasiones se olvidan de vivir. Como que a estas alturas lo único que esperan es la muerte, sin embargo esto no tiene por qué ser así, dice el escritor hermosillense Sergio Valenzuela, autor de la novela Púrpura encendida, la cual fue presentada en el museo comunitario de la ciudad de los portales en el marco de la XXII edición del festival homónimo dedicado al médico-cantante.

"Cuando se es viejo conviene saborear los placeres para morir con dignidad", agrega Valenzuela, quien reconoce que Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar es una de sus más importantes influencias y motor que impulsó la escritura de Púrpura encendida en la que recrea los amores del viejo Alfonso Ortiz Tirado con Marina, la adolescente cubana surgidos durante un viaje que el artista realizó a La Habana, cuando su vida se hallaba cerca del final de sus días.

"Para un viejo, encontrar el amor en una joven es como tocar el cielo con las manos, es enamorarse nuevamente para bien morir con los recuerdos de toda una vida".

Editada por el Instituto Sonorense de Cultura, esta obra resultó ganadora del Concurso del Libro Sonorense 2004 en el género de novela, y es para el autor un juego en el que la investigación y la psicología determinaron el perfil de los personajes, que se debaten en un lenguaje erótico lleno de destellos y sugerencias a través de las cuales el propio lector podrá descifrar la intensidad de esta pasión.

"A todo el mundo le horroriza envejecer y contra eso, los seres humanos tenemos derecho a crear estrategias para sobrevivir a las cuestiones emocionales. Es como crearnos un paraíso artificial y el amor, en ese sentido, es una alternativa a la cual Alfonso Ortiz Tirado recurrió.

Apasionado lector de Balzac y Vargas Llosa, el autor hermosillense asegura que sin embargo el amor no es un antídoto contra la vejez, sino una manera de perpetuar un sentimiento que está a un paso de fenecer a causa de la tristeza.

"Historia de vértigos y delirios", como se manifiesta en la cuarta de forros del volumen, De púrpura encendida es una obra que tiene entre otros escenarios a la Ciudad de México a finales de los años 50 del siglo XX, cuando enfrentaba el vertiginoso cambio del campo a la urbe, y la cual sirve como marco para mostrar los pensamientos de un hombre consagrado a la ciencia y al arte, pero sobre todo al amor.

El creador sonorense Sergio Valenzuela es egresado de la Universidad de Navarra, España, donde estudió ciencias y técnicas de la información. Hierva verde. Evocación a Walt Whitman, Los verdaderos cuentos de una revolución frustrada, De oráculos dispares, Últimas formas de amar, La mutación, Tiempo de soltar palomas y Crónicas de Eva son algunos de sus trabajos editoriales.

 


Cuaresma,
un recordatorio de cómo Dios nos quiere


Querien Vangal

 

 

Toda la Cuaresma, con su constante invitación a la conversión, es un hermoso recordatorio de cómo Dios nuestro Señor nos quiere, a todos y cada uno de nosotros, plenamente santos, absolutamente santos. "Purifíquense de todas sus iniquidades, renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor".

La ley de santidad, que nos exige y que nos obliga a todos, se convierte en un imperativo al que nosotros no podemos renunciar. Pero seríamos bastante ingenuos si esta ley de santidad pretendiéramos vivirla alejados de lo que somos, de nuestra realidad concreta, de los elementos que nos constituyen, de las fibras más interiores de nuestro ser. Seríamos ingenuos si no nos atreviéramos a discernir en nuestra alma aquellas situaciones que pueden estar verdaderamente impidiendo una auténtica conversión. La conversión no es solamente ponerse ceniza, la conversión no es guardar abstinencia de carne, no es sólo hacer penitencias o dar limosnas. La conversión es una transformación absoluta del propio ser.
"Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud de la justicia, él mismo salva su vida si recapacita y se aparta de los delitos cometidos; ciertamente vivirá y no morirá". Esta frase del profeta Ezequiel nos habla de la necesidad de llegar hasta los últimos rincones de nuestra personalidad en el camino de conversión. Nos habla de la importancia de que no quede nada de nosotros apartado de la exigencia de conversión. Y si nosotros quisiéramos preguntarnos cuál es el primer elemento que tenemos que atrevernos a purificar en nuestra vida, el elemento fundamental sin el cual nuestra existencia puede ver truncada su búsqueda de santidad, creo que tendríamos que entrar y atrevernos a examinar nuestros sentimientos.

¡Cuántas veces son nuestros sentimientos los que nos traicionan! ¡Cuántas veces es nuestra afectividad la que nos impide lograr una real conversión! ¡Cuántos de nosotros, en el camino de santidad, nos hemos visto obstaculizados por algo que sentimos escapársenos de nuestras manos, que sentimos írsenos de nuestra libertad, que son nuestros sentimientos! Los sentimientos, que son una riqueza que Dios pone en nuestra alma, se acaban convirtiendo en una cadena que nos atrapa, que nos impide razonar y reaccionar; nos impiden tomar decisiones y afirmarnos en el propósito de conversión. La penitencia de los sentimientos es el camino que nos tiene que acabar llevando en todas las Cuaresmas, más aún, en la Cuaresma continúa que tiene que ser nuestra existencia, hacia el encuentro auténtico con Dios nuestro Señor.

Jesucristo, en el Evangelio, nos habla de la importancia que tiene el ser capaces de dominar nuestros sentimientos para poder lograr una auténtica conversión. La Antigua Ley hablaba de que el que mataba cometía pecado y era llevado ante el tribunal, pero Cristo no se conforma simplemente con esto; Cristo va más allá en lo que tiene que ir haciendo plena a la persona. Jesucristo nos invita, como parte de este camino de conversión, a la purificación de nuestros sentimientos, a la penitencia interior cuando nos dice: "Todo el que se enoje con su hermano, será llevado hasta el tribunal".

En cuántas ocasiones nosotros buscamos quién sabe qué mortificaciones raras y andamos pensando qué le podríamos ofrecer al Señor, y no nos damos cuenta de que llevamos una penitencia incorporada en nosotros mismos a través de nuestros sentimientos. No nos damos cuenta de que nuestros sentimientos se convierten en un campo en el que nuestra vida espiritual muchas veces naufraga.

¡Cuántas veces nuestros anhelos de perfección se han visto carcomidos por los sentimientos! ¡Cuántas veces el interés por los demás, porque los demás crezcan, por ayudar a los demás, se ha visto arruinado por los sentimientos! ¡Cuántas veces un deseo de una mayor entrega, un interés por decirle a Cristo «sí» con más profundidad, se ha visto totalmente apartado del camino por culpa de los sentimientos! No porque ellos sean malos, porque son un don de Dios, y como don de Dios, tenemos que hacerlos crecer y enriquecernos con ellos. Pero, tristemente, cuántas veces esos sentimientos nos traicionan. Nuestra conversión, para que sea verdadera, para que sea plena, tiene que aprender a pasar por el dominio de nuestros sentimientos. Y para lograrlo, la gracia tiene que llegar tan hondo a nuestro interior, que incluso nuestros sentimientos se vean transfigurados por ella.

¿Cuál es el camino para esto? El camino es el examen: "Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene una queja contra ti [...]". Entrar constantemente dentro de nosotros mismos y vigilar nuestra alma es el camino necesario, ineludible para poder llegar a vivir esta penitencia de los sentimientos. Es el camino del cual no podemos prescindir para tener bien dominada toda esa corriente que son los sentimientos, de manera que no perdamos nada de la riqueza que ella nos pueda aportar, pero tampoco nos dejemos arrastrar por la corriente, que a veces puede llevarnos lejos de Dios nuestro Señor.

Para entrar en nosotros es necesario que la memoria y el recuerdo se transformen como en un espejo en el cual nuestra alma está siendo examinada, percibida constantemente por nuestra conciencia, para ver hasta qué punto el sentimiento está enriqueciéndome o hasta qué punto está traicionándome. Hasta qué punto el sentimiento está dándome plenitud o hasta qué punto el sentimiento me está atando a mí mismo, a mi egoísmo, a mis pasiones, a mis conveniencias.

Vigilar, estar atentos, recordar, pero al mismo tiempo, es fundamental que el camino de conversión no simplemente pase por una vigilancia, que nos podría resultar obscura y represiva, sino es necesario, también, que el camino de conversión pase por un enriquecimiento. Si alguien tendría que tener unos sentimientos ricos, muy fecundos, ése tendría que ser un cristiano, tendría que ser un santo, porque solamente el santo —el auténtico cristiano— potencia toda su personalidad impulsado por la gracia, para que no haya nada de él que quede sin redimir, sin ser tocado por la Cruz de Cristo.

Cristo, cuando está hablando a los fariseos les dice: "Si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán ustedes en el Reino de los Cielos". No podemos quedarnos con una justicia del «no harás», tenemos que buscar una justicia del «hacer», del llevar a plenitud, del enriquecimiento, que es parte de nuestra conversión. Y en este sentido, tenemos que estar constantemente preguntándonos si ya hemos enriquecido todos nuestros sentimientos: el cariño, el afecto, la ternura, la compasión, la sensibilidad; todos los sentimientos que nosotros podemos tener de justicia, de interés, de preocupación; todos los sentimientos que podemos tener de acercamiento a los demás, de percepción de las situaciones de los otros. ¿Hasta qué punto nos estamos enriqueciendo buscando cada día darle más cercanía a la gracia de Cristo?

Dice el salmo: "Perdónanos Señor y viviremos". En estas tres palabras podríamos encerrar esta penitencia de los sentimientos. Que el Señor nos perdone, es decir, que nos purifique. Llegar a limpiar los sentimientos de todo egoísmo, de toda preocupación por nosotros mismos, de toda búsqueda interesada de nosotros. Pero no basta, hay que vivir de ese perdón; de esa purificación tiene que nacer la vida y tiene que nacer un enriquecimiento nuestro y de los demás.

El camino de conversión es difícil, exige una gran apertura del corazón, exige estar dispuestos, en todo momento, a cuestionarnos y a enriquecernos. Hagamos de la Cuaresma un camino de enriquecimiento, un camino de encuentro más profundo con Cristo, un camino en el que al final, la Cruz de Cristo haya tocado todos los resortes de nuestra personalidad.

 


Cuaresma es tiempo de arrepentimiento

 

Querien Vangal

 

 

La cuaresma es tiempo de arrepentimiento. Quizá a nosotros la llamada al arrepentimiento que es la Cuaresma, podría parecernos un poco extraña, un poco particular, porque podríamos pensar: ¿de qué tengo yo que arrepentirme? Arrepentirse significa tener conciencia del propio pecado. La conversión del corazón es el tema que debería de recorrer nuestra Cuaresma, tener conciencia de que algo he hecho mal, y podría ser que en nuestras vidas hubiéramos dejado un poco de lado la conciencia de lo que es fallar. Fallar no solamente uno mismo o a alguien a quien queremos, también la conciencia de lo que es fallarme a mí.

 

Pudiera ser también que en nuestra vida hubiéramos perdido el sentido de lo que significa encontrarnos con Dios, y quizá por eso tenemos problemas para entender verdaderamente lo que es el pecado, porque tenemos problemas para entender quién es Dios. Solamente cuando tenemos un auténtico concepto de Dios, también podemos empezar a tener un auténtico concepto de lo que es el pecado, de lo que es el mal.

 

La cuaresma es todo un camino de cuarenta días hasta la Pascua, y en este camino, la Iglesia nos va a estar recordando constantemente la necesidad de purificarnos, la necesidad de limpiar nuestro corazón, la necesidad de quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios N. S. La Cuaresma es un período que nos va a obligar a cuestionarnos para saber si en nuestro corazón hay algo que nos está apartando de Dios Nuestro Señor. Esto podría ser un problema muy serio para nosotros, porque es como quien tiene una enfermedad y no sabe que la tiene. Es malo tener una enfermedad, pero es peor no saber que la tenemos, sobre todo cuando puede ser curada, sobre todo cuando esta enfermedad puede ser quitada del alma.

 

Qué tremendo problema es estar conviviendo con una dificultad en el corazón y tenerla perfectamente tapada para no verla. Es una inquietud que sin embargo la Iglesia nos invita a considerar y lo hace a través de la Cuaresma. Durante estos cuarenta días, cuando leemos el Evangelio de cada día o cuando vayamos a Misa los domingos, nos daremos cuenta de cómo la Biblia está constantemente insistiendo sobre este tema: "Purificar el corazón, examinar el alma, acercarse a Dios, estar más pegado a Él. Todo esto, en el fondo, es darse cuenta de quién es Dios y quién somos nosotros.

 

Por otro lado, el hecho de que el sacerdote nos ponga la ceniza, no es simplemente una especie de rito mágico para empezar la Cuaresma. La ceniza tiene un sentido: significa una vida que ya no existe, una vida muerta. También tiene un sentido penitencial, quizá en nuestra época mucho menos, pero en la antigüedad, cuando se quería indicar que alguien estaba haciendo penitencia, se cubría de ceniza para indicar una mayor tristeza, una mayor precariedad en la propia forma de existir.

 

Preguntémonos, si hay en nuestra alma algo que nos aparte de Dios. ¿Qué es lo que no nos permite estar cerca de Dios y que todavía no descubrimos? ¿Qué es lo que hay en nosotros que nos impide darnos totalmente a Dios Nuestro Señor, no solamente como una especie de interés purificatorio personal, sino sobre todo por la tremenda repercusión que nuestra cercanía a Dios tiene en todos los que nos rodean? Solamente cuando nos damos cuenta de lo que significa estar cerca de Dios, empezaremos a pensar lo que significa estar cerca de Dios para los que están con nosotros, para los que viven con nosotros. ¿Cómo queremos hacer felices a los que más cerca tenemos si no nos acercamos a la fuente de al felicidad? ¿Cómo queremos hacer felices a aquellos que están más cerca de nuestro corazón si no los traemos y los ayudamos a encontrarse con lo que es la auténtica felicidad?

 

Qué difícil es beber donde no hay agua, qué difícil es ver donde no hay luz. Si a mí, Dios me da la posibilidad de tener agua y tener luz, ¿solamente yo voy a beber? ¿Solamente yo voy a disfrutar de la luz? Sería un tremendo egoísmo de mi parte. Por eso en este camino de Cuaresma vamos a empezar a preguntarnos: ¿Qué es lo que Dios quiere de mí? ¿Qué es lo qué Dios exige de mí? ¿Qué es lo que Dios quiere darme? ¿Cómo me quiere amar Dios?, para que en este camino nos convirtamos, para aquellas personas que nos rodean, en fuente de luz y también puedan llegar a encontrarse con Dios Nuestro Señor.

 

Ojalá que hagamos de esta Cuaresma una especie de viaje a nuestro corazón para irnos encontrando con nosotros mismos, para irnos descubriendo nosotros mismos, para ir depositando esa ceniza espiritual sobre nuestro corazón de manera que con ella vayamos nosotros cubriéndonos interiormente y podamos ver qué es lo que nos aparta de Dios.

 

La ceniza que nos habla de la caducidad, que nos habla de que todo se acaba, nos enseña a dar valor auténtico a las cosas. Cuando uno empieza a carecer de algunas cosas, empieza a valorar lo que son los amigos, lo que es la familia, lo que significa la cercanía de alguien que nos quiere. Así también tenemos que hacer nosotros, vamos a ir en ese viaje a nuestro corazón para que, valorando lo que tenemos dentro, nos demos cuenta de cuanto podemos dar a los que están con nosotros.

 

Este es el sentido de ponerse ceniza sobre nuestras cabezas: el inicio de un preguntarnos, a través de toda la Cuaresma, qué es lo que quiere Dios para nosotros; el inicio de un preguntarnos qué es lo que el Señor nos va a pedir y sobre todo, lo más importante, qué es lo que nosotros vamos a podré dar a los demás. De esta manera, vamos a encontrarnos verdaderamente con lo más maravilloso que una persona puede encontrar en su interior: la capacidad de darse.

 

Recorramos así el camino de nuestra Cuaresma, en nuestro ambiente, en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones. Buscar el interior para que en todo momento podamos encontrarnos en el corazón, no con nosotros mismos, porque sería una especie de egoísmo personal, sino con Nuestro Padre Dios; con Aquél que nos ama en el corazón, en lo más intimo, en lo más profundo de nosotros.

 

Que el bajar al corazón en esta Cuaresma sea el inicio de un camino que todos nosotros hagamos, no solamente en este tiempo, sino todos los días de nuestra vida para irnos encontrando cada día con el Único que da explicación a todo. Que la Eucaristía sea para nosotros ayuda, fortaleza, luz, consuelo porque posiblemente cuando entremos en nuestro corazón, vamos a encontrar cosas que no nos gusten y podríamos desanimarnos. Hay que recordar que no estamos solos. Que no vamos solos en este viaje al corazón sino que Dios viene con nosotros. Más aún, Dios se ofrece por nosotros, en la Eucaristía, para nuestra salvación, para manifestarnos su amor y para darse en su Cuerpo y en su Sangre por todos



Cuaresma, camino de crecimiento espiritual

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

La Cuaresma que se nos puede presentar simplemente como camino de penitencia, como un camino de dolor, como un camino negativo, realmente es todo lo contrario. Es un camino sumamente positivo, o por lo menos así deberíamos entenderlo nosotros, como un camino de crecimiento espiritual. Un camino en el cual, cada uno de nosotros va a ir encontrándose, cada vez con más profundidad con Cristo. Encontrarnos con Cristo en el interior, en lo más profundo de nosotros, es lo que acaba dando sentido a todas las cosas: las buenas que hacemos, las malas que hacemos, las buenas que dejamos de hacer y también las malas que dejamos de hacer.

En el fondo, el camino que Dios quiere para nosotros, es un camino de búsqueda de Él, a través de todas las cosas. Esto es lo que el Evangelio nos viene a decir cuando nos habla de las obras de misericordia. Quien da de comer al hambriento, quien da de beber al sediento, en el fondo no simplemente hace algo bueno o se comporta bien con los demás, sino va mucho más allá. Está hablándonos de una búsqueda interior que nosotros tenemos que hacer para encontrarnos a Cristo; una búsqueda que tenemos que tenemos que ir realizando todos los días, para que no se nos escape Cristo en ninguno de los momentos de nuestra existencia.

¿Cómo buscamos a Cristo? ¿Cuánto somos capaces de abrir los ojos para ver a Cristo? ¿Hasta que punto nos atrevemos a ir descubriendo, en todo lo que nos pasa, a Cristo? La experiencia cotidiana nos viene a decir que no es así, que muchas veces preferimos cerrar nuestros ojos a Cristo y no encontrarnos con Él.

¿Por qué nos puede costar reconocer a Cristo? ¿Qué es lo que han hecho de malo los que no vieron a Cristo en los pobres? ¿Realmente dónde está el mal? Cuando dice Jesús "Estuvieron hambrientos y no les disteis de comer; estuvieron sedientos y no les disteis de beber, ¿qué es lo que han hecho de malo? Lo que han hecho de malo, es el no haber sido capaces de reconocer a Cristo; el no haber abierto los ojos para ver a Cristo en sus hermanos. Ahí está el mal.

Lo que nos viene a decir el Evangelio, el problema fundamental es que nosotros tengamos la valentía, la disponibilidad, la exigencia personal para reconocer a Cristo. No simplemente para hacer el bien, que eso lo podemos hacer todos, sino para reconocer a Dios. Saber poner a Cristo en todas las situaciones, en todos los momentos de nuestra vida.

Esto que nos podría parecer algo muy sencillo, sin embargo es un camino duro y exigente. Un camino en el cual podemos encontrarnos tentaciones. ¿Cuál es la principal tentación? La principal tentación en este camino, del cual nos habla el Evangelio de hoy, es precisamente la tentación de no aceptar, con nuestra libertad, que Cristo puede estar ahí, o sea la tentación del uso de la libertad.

Creo que si hay algo a lo cual nosotros estamos profundamente arraigados, es a nuestra libertad y es lo que buscamos defender en todo momento y conservar por encima de todo. Cristo dice: "¡Cuidado!, no sea que tu libertad vaya a impedirte reconocerme". ¿Cuántas veces el ayudar a alguien significa tener que dejar de ser uno mismo? ¿Cuántas veces el ayudar a alguien significa tener que renunciar a nosotros mismos? "Tuve hambre y no me diste de comer". Y tengo que ser yo quien te dé de comer de lo mío, es decir, tengo que renunciar. Tengo que ser capaz de detenerme, de acercarme a ti, de descubrir que tienes hambre y de darte de lo mío.

A veces podríamos pensar que Cristo sólo se refiere al hambre material, pero cuántas veces se acerca a nosotros corazones hambrientos espiritualmente y nosotros preferimos seguir nuestro camino; preferimos no comprometer nuestra vida, pues es más fácil, así no me meto en complicaciones, así me ahorro muchos problemas.

¿Cuántas veces podrían nuestros hermanos, los hombres, haber pasado a nuestro lado, haber tocado nuestra puerta y haber encontrado nuestro corazón, libremente, conscientemente cerrado? diciendo: "yo no me voy a comprometer con los demás, yo no me voy a meter en problemas". Cuidado, porque esta cerrazón del corazón, puede hacer que alguien muera de hambre; puede ser que alguien muera de sed. No podemos solucionar todos los problemas del mundo; no podemos arreglar todas las dificultades del mundo, pero la pregunta es: ¿cada vez que alguien llega y toca a tu corazón, le abres la puerta? ¿Te comprometes cada vez que tocan tu corazón? Este es un camino de Cuaresma, porque es un camino de encuentro con Cristo, con ese Cristo que viene una y otra vez a nuestra alma, que llega una y otra a nuestra existencia.

Todos nosotros somos de una o de otra forma, miembros comprometidos en la Iglesia, miembros que buscan la superación en la vida cristiana, que buscan ser mejores en los sacramentos, ser mejores en las virtudes, encontrarnos más con nuestro Señor. ¿Por qué no empezamos a buscarlos cuando Él llega a nuestra puerta? Cuidad con la principal de las tentaciones, que es tener el corazón cerrado.

A veces nos podría preocupar muchas tentaciones: lo mal que está el mundo de hoy, lo tremendamente horrible que está la sociedad que nos rodea. ¿Y la situación interior? ¿Y la situación de mi corazón cerrado a Cristo? ¿Y la situación de mi corazón que me hace ciego a Cristo, cómo la resuelvo? Las situaciones de la sociedad se pueden ignorar cerrando los ojos, no preocupándome de nada, metiéndome en un mundo más o menos sano. Pero la del corazón, la tentación que te impide reconocer a Cristo en tu corazón, ¿cómo la solucionas? Este es el peor de los problemas, porque de ésta es la que a la hora de la hora te van a preguntar: ¿Qué hiciste? ¿Dónde estabas? ¿Por qué no me abriste si estabas en casa? ¿Por qué si yo te estaba buscando a ti, tú no me quisiste abrir la puerta? ¿Por qué si yo quería llegar a tu vida, preferiste quedarte dentro y no salir? ¿Por qué si yo quería reunirme contigo, solucionar tus problemas, ayudarte a reconocerme, tú preferiste seguir viviendo con los ojos cerrados?

Esto es algo muy fuerte y la Cuaresma tiene que ayudarnos a preguntarnos y a plantearnos la apertura real del corazón y ver porqué nuestro corazón cerrado por nuestra libertad no quiere reconocer a Cristo en los demás. Atrevámonos a ver quiénes somos, cómo estamos viviendo nuestra existencia. Abramos nuestro corazón de par en par. No permitamos que nuestro corazón acabe siendo el sediento y hambriento por cerrado en si mismo. Podemos acabar siendo nosotros, auténticos hambrientos y sedientos, y estar Cristo tocando a nuestras puertas y sin embargo cerramos el corazón.

Hagamos de nuestro camino de cuaresmal, un camino hacia Dios abriendo nuestro corazón. Yo estoy seguro, de que siempre que abramos nuestro corazón vamos a encontrarnos con nuestro Señor, con Cristo que nos dice por dónde tenemos que ir. Así, nuestra alma va a decir: "efectivamente, yo se que tu eres el Señor, te he reconocido y por eso abro mi vida. Te he reconocido y por eso me doy completamente y soy capaz de superar cualquier dificultad. Te he reconocido". Abramos el corazón, reconozcamos a Cristo, no permitamos que nuestra vida se encierre en sí misma. Tres condiciones para que podamos verdaderamente tener al Señor en nuestra existencia. De otra forma, quién sabe qué imagen tengamos de Dios y no se trata de hacer a Dios a nuestra imagen, sino hacernos a imagen de Dios.

Que el reclamo a la santidad, que es la Cuaresma, sea un reclamo a un corazón tan abierto, tan generoso y tan disponible que no tenga miedo de reconocer a Cristo en todas cada una de la situaciones por las que atraviesa; en todas y cada una de las exigencias, que Cristo, venga a pedir a nuestra vida cotidiana. No se trata simplemente de esperar hasta el día del Juicio Final para que nos digan: "tu a la derecha y tu a la izquierda"; es en el camino cotidiano, donde tenemos que empezar a abrir los ojos y a reconocer a Cristo.

 

Cuestionario día de la vida

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

¿Qué es la vida?  ¿Cuál es la importancia del Día de la Vida? ¿Qué se quiere recordar con esta celebración?

La vida es un don maravilloso que Dios nos ha concedido; es un bien fundamental y base de todos los demás bienes y valores de la persona; sencillamente, si no vivimos, no tienen caso los demás bienes y valores.

Esta realidad espléndida debe ser celebrada y de hecho lo hacemos muchas veces, por ejemplo, cada año cuando festejamos nuestro cumpleaños. Desafortunadamente en los últimos tiempos vamos viendo que se intenta difundir una forma de pensar y de actuar que no contempla la vida de cada ser humano en todas las fases de su existencia como un bien que admirar, proteger y promover, sino que en ocasiones se ve como una realidad sujeta al arbitrio y a las decisiones de otros. Con el "Día de la Vida" debemos propiciar una toma de conciencia sobre el valor de cada vida humana en todas las circunstancias y etapas en que ésta pueda encontrarse; que nos lleve a dar gracias a Dios por este espléndido don y a hacernos responsables de gestionarla, de protegerla, de vivirla, de acuerdo a esta toma de conciencia. Es una magnífica ocasión para meditar en las respuestas cristianas frente a los diversos desafíos que la vida misma del hombre sobre la tierra va planteando a su inteligencia, por ejemplo con la bendición del avance de las ciencias, cuestiones como el ejercicio responsable de la sexualidad y la paternidad, el aborto, la utilización de células troncales, la asistencia técnica a la procreación, el modo de relacionarnos con los seres humanos, nuestros iguales, en la etapa embrionaria y previa a la implantación, el cuidado de la salud, de los enfermos terminales, la terapia del dolor y un largísimo etcétera.

Actualmente la palabra ciencia se aplica casi exclusivamente a las llamadas ciencias empíricas, es decir aquellas áreas del saber humano que se basan en su metodología de investigación con el método experimental. Es sabido que tal método se basa en la reproducción artificial de los fenómenos que se observan en la naturaleza para verificar hipótesis en base a las cuales se formulan nuevas hipótesis, que al verificarse generan nuevos conocimientos. Las ciencias empíricas están sujetas, pues, a verificaciones de hechos y sus resultados son medibles, cuantificables y dan lugar a la tecnología. La fe, por su parte, es la respuesta libre y racional que una persona da a la manifestación gratuita de Dios, que llamamos revelación. Es decir, Dios se comunica, comunica su misterio, su voluntad salvífica, y el ser humano, aceptando libremente esta comunicación amorosa de Dios, responde con la fe, que es un acto racional y afectivo de adhesión a El. Como se puede ver en lo que acabo de decir, existe un nexo fortísimo entre la fe y la ciencia. Ambos son saberes racionales, si bien en el caso de la fe, la inteligencia rinde un homenaje a Dios, aceptando su auto comunicación a pesar de que el misterio en cuanto tal muchas veces rebase la capacidad racional del hombre, sin embargo, los términos mismos del misterio son siempre racionales y de hecho la teología es la forma como la fe se profundiza mediante la razón y la inteligencia humana. Además, Dios es la máxima racionalidad, es la fuente de la racionalidad, es el creador de todo y el que posibilita la comprensión de todo. De ahí que podemos afirmar que tanto las ciencias como la fe tienen una misma fuente y un mismo instrumento, si bien son formas y metodologías distintas de buscar la verdad. Ambas se ayudan para alcanzar la verdad y en cuanto sus adquisiciones son verdaderas, no puede haber contradicción entre ellas.

Cuando se enseñan cuestiones morales relativas a la ciencia, se hace con base tanto en los datos empíricos que aportan las ciencias, como en la correcta interpretación de ellos en sus dimensiones humanas y en sus repercusiones espirituales. De ahí que sea falsa la acusación que frecuentemente se hace de que se enseña únicamente con base en una fe subjetiva, entendiendo la fe como una especie de experiencia psicológica emotiva carente de racionalidad.

Más aún, las ciencias experimentales, por su misma naturaleza son reductivas, es decir, siendo válido su método y verdaderos sus conocimientos, sólo están basados en una partecita de lo real; o sea, lo que se puede medir y verificar cuantitativamente. Pero la realidad es mucho más grande que eso, de ahí que la ciencia tenga necesidad de una reflexión, de una orientación, incluso que le indique ciertos límites para que sus adquisiciones y sus aplicaciones no vayan en contra del hombre, al que quieren y deben servir. A este propósito, la Biblia tiene una importante aportación que dar, pues Ella es experta en humanidad y debe, por fuerza, dar una orientación a quienes son creyentes, una orientación que, como es racional, según se ha dicho, puede ser recibida y aceptada por todo hombre que busque sinceramente el bien, aunque no tenga la gracia de la fe.

La mayoría de las veces, por el prejuicio de que la enseñanza de la doctrina de la Biblia obedece únicamente a una serie de postulados formulados con base a experiencias subjetivas que se pretendería fuesen aceptadas acríticamente; es decir, impuestas dogmáticamente. Sin embargo, en la respuesta anterior hemos dicho que no es así. Ni la fe es sólo una aceptación acrítica de un dogma basado en experiencias subjetivas o impuesto por las autoridades de las Iglesias; ni tampoco todo lo que dicen las ciencias empíricas, por el hecho mismo de que sean hallazgos ciertos o posibilidades reales de manipulación y dominio de la naturaleza, son por eso mismo buenas y válidas. Tengamos en cuenta las lecciones que nos da la historia, en donde algunos de los hallazgos de las ciencias empíricas se obtuvieron mediante investigaciones y experimentaciones abusivas que no debieron tener lugar. Piénsese en los abusos ocurridos en el régimen nazi condenados en Nüremberg. Actualmente en los temas que se han señalado podríamos estar frente a posibilidades técnicas que el conocimiento científico actual nos permitiría realizar, pero que no serían totalmente respetuosas de la verdad del ser humano.

El Estado Constitucional Moderno está basado en el acuerdo para proteger, respetar y promover la vida de cada uno de los ciudadanos. Cuando se pierde el respeto fundamental del valor de la vida, introduciéndose categorías de seres humanos cuya vida puede ser manipulada o vulnerada, se destruye el mismo estado de derecho. Pensemos, por ejemplo, que una de las adquisiciones de la humanidad después de la Revolución Francesa, ha sido justamente el principio de la igualdad fundamental de todos los seres humanos; pues bien, cuando se permite que unos seres humanos determinen la existencia o no de otros seres humanos e incluso sus características o su destino, por ejemplo mediante la producción de seres humanos a través de la clonación para fines de investigación; o cuando, de entre varios embriones, se seleccionan unos para ser implantados y a otros se les deja en congelación o se les destina a investigación o a su destrucción, luego de obtener de ellos células troncales, etc.; en estos casos se destruye el principio fundamental de la igualdad de todos los seres humanos, es un modo de volver a la esclavitud y al dominio de unos sobre otros.

En resumen, una sociedad que no respeta el valor de la vida, pierde el valor principal y fundamental, pierde la humanidad. Pierde un punto de referencia intangible que marca un límite ético, el cual posibilita una convivencia social ordenada y pacífica.

Por otra parte, un gobernante que quiere servir de verdad al bien común de la Nación, por ello mismo debe tener claro el valor de la vida humana, como algo no negociable. Un gobernante, un legislador, un juez no deberían permitir que se aprobaran fármacos, técnicas, investigaciones que no demuestren de manera suficiente ser respetuosos de la dignidad y el valor de la vida de cada ciudadano, independientemente del estado de su desarrollo en que se encuentre, o de su situación de vulnerabilidad, dependencia o grave disminución a causa de la enfermedad. Una sociedad prueba su grado de civilidad, en cuanto tiene la capacidad de proteger a sus miembros más vulnerables.

Sabemos que el hombre está continuamente en búsqueda, en el mensaje lo dice "nuestro corazón está inquieto", pero no siempre encuentra aquello que llena todo su ser, ¿cuál debe ser la disposición del ser humano para encontrar el sentido más profundo de su vida?

A una persona que quiera encontrar el sentido más profundo de su vida, yo le aconsejaría que tuviera la disposición básica de dejarse interpelar por la realidad, de estar abierto a la verdad y también dejarse guiar escuchando en su interior. Dios ha creado todas las cosas y al mismo ser humano, la realidad está ahí para ser descubierta e interpretada; también, y ése es el honor que Dios nos dio, para llevarla a su perfección utilizando nuestra inteligencia y nuestra libertad dejándonos guiar por la sabiduría divina, sabiduría que encontramos en la inteligibilidad de la misma realidad.

Hoy muchos creen que la realidad carece de significados, que éstos sólo son atribuidos por los hombres, lo cual se realiza de manera frecuentemente arbitraria o utilitarista.

Las cosas no son así, la realidad está ahí porque Alguien la pensó y eso le confiere su inteligibilidad, por ello tiene una verdad y un sentido, ciertamente no totalmente determinado, sino abierto a múltiples posibilidades y, por eso, el mismo hombre y la naturaleza ha sido confiada al propio hombre que, de acuerdo a su semejanza con Dios, debería conducirla, usarla, perfeccionarla con sabiduría y amor. Particularmente el hombre está confiado al propio hombre. Hace falta silencio observador, capacidad contemplativa, capacidad de admiración ante la realidad y ante sí mismo… "Prodigio soy de tus manos" dice el salmista, lleno de admiración ante sí mismo; ello supone una auto comprensión en el amor. En el amor de Aquel que le creó en y para el amor. De esto nos ha hablado de manera profunda y hermosa el Papa Benedicto XVI en su Encíclica, "Dios es amor".


Cuidado con la basura

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Muchos de nosotros desconocemos que los desperdicios que tiramos en las calles irán a parar directamente a nuestros sistemas de desagüe locales o en el océano.

 

Todo tipo de agua, desde el agua de lluvia hasta la de la manguera de su jardín, desemboca en los sistemas de desagüe llevando consigo basura y otros contaminantes. Cada año, cientos de toneladas de basura callejera terminan en los ríos y los mares, dañando así la vida marina y contaminando los sistemas de desagüe locales.

 

Los desechos de mascotas, las envolturas de comida rápida, los fertilizantes, el aceite usado de automotor y las colillas de cigarro son algunos de los contaminantes que los residentes del condado botan a las calles todos los días sin pensar en el daño que provocan.

 

Estos desperdicios constituyen un riesgo para la salud, por lo que generalmente las autoridades correspondientes piden a los residentes que protejan el bienestar de sus familias y vecinos simplemente depositando la basura en los botes, lamentablemente en nuestro país no tenemos la costumbre de disponer de botes debidamente distribuidos en las ciudades, y cuando los hay ni quien les haga caso.

 

Si no colocaría basura –se recomienda-- en una alberca, entonces no la tire en la alcantarilla. La basura y el fango que llegan a atravesar nuestros sistemas de desagüe no solamente son tóxicos para el medio ambiente, sino perjudiciales para nuestra salud y la de las comunidades.

 

Como un ejemplo de lo que se acumula de basura, en la ciudad de Los Angeles, las redes de basura que se encuentran a la salida de una zona limitada hacia  el río de Los Ángeles capturan alrededor de 200 toneladas de basura cada año antes de que llegue al océano.  En la ciudad de México, en una zona de menor extensión, se capturan aproximadamente 400 toneladas.

 

Desafortunadamente, las redes de basura no detienen todos los desperdicios que son acarreados a través del sistema de desagüe. Las colillas de cigarro, el aceite usado de automotor y otros contaminantes siguen su paso a través de las redes hasta llegar al océano. Además, estas redes están diseñadas para romperse durante una fuerte tormenta como forma de protección para prevenir inundaciones.

 

En la mayoría de las ciudades de Europa y Estados Unidos, se les pide a los residentes que tomen estas medidas para eliminar el problema:

* El aceite usado de automotor, los fertilizantes y la pintura deben reciclarse en los eventos gratuitos del condado o en un centro permanente de reciclaje.

* Siempre use el bote de la basura. Las alcantarillas llenas de basura aumentan la contaminación en los vecindarios y obstruyen los sistemas de desagüe, dando como resultado calles inundadas, congestión de tráfico y daño a propiedades.

* Recoja los desechos de su mascota. La materia fecal que llega hasta el océano lleva enfermedades con bacterias que pueden ser dañinas a la flora y fauna y también pueden causar serias enfermedades a los seres humanos. Juntar los deshechos de su perro es una ordenanza del condado. Los dueños de perros que ignoren esta ley podrían recibir una multa.

* Tirar basura ilegalmente trae consigo una multa mínima de mil hasta 100 mil dólares por violación y, posiblemente, hasta encarcelamiento. También podrían confiscarse los vehículos que se usen con este propósito.

 

También en México, cuando menos en las principales ciudades, se hacen recomendaciones similares y se toman las medidas correspondientes, pero lamentablemente, como sucede en otras cuestiones, carecemos de la cultura y disciplina necesarias para cumplir con esos ordenamientos, sin importarnos que el daño que conlleva no hacerlo se revierta hacia nosotros mismos.


Cumplir con la Ley

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

Mateo 5, 17-19.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No crean que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los cumpla y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. }


Reflexión:

 

En este pasaje Cristo nos dice que no basta cumplir la ley de Dios exteriormente. Se necesita interiorizar en el corazón, amar y hacer propios sus preceptos con nuestro estilo de vida. Cuando penetremos cada vez más profundamente sus mandatos, pensaremos, hablaremos, gozaremos y reiremos sanamente porque ya nuestra vida va por el camino que Dios nos pide.

 

Nos pide preparación, formación y conocimiento de su doctrina para poder predicar, ¡y predicar bien! Al unir la preparación, la formación y el conocimiento sencillo, pero profundizado en nuestra fe y aplicado a nuestra vivencia cotidiana, predicaremos con el testimonio de vida. Dice un dicho muy cierto. "No se enseña ni lo que se sabe, ni lo que se habla sino lo que se vive." Por eso si queremos predicar tenemos un gran peso en nuestras espaldas. Ser nosotros los primeros que vivimos lo que enseñamos. La doctrina y el conocimiento del catecismo de nuestra fe, el camino sencillo y básico para conocer nuestra fe. Si no conocemos esta doctrina..., no conocemos camino el que nos lleva...

 

Todos nosotros, familias, jóvenes y niños de todas las edades tenemos que ser antorchas encendidas en cada momento, que brille nuestro testimonio en nuestra vida cotidiana, en nuestra familia, en nuestro grupo de amigos. No escondamos esta luz que desea arder e iluminar a todos.

 

Esto mismo nos conduce a meditar sobre la misma obligación de conocer, respetar y cumplir cabalmente con las leyes que la sociedad nos impone.  En la medida que lo hagamos así estaremos respetando a nuestros semejantes y nos estaremos dando a respetar.


Flores en lugar de pedruscos

 

Querien Vangal

 

 

Ese virus, que no se inclina ante edades ni condiciones sociales, y que propaga las deficiencias físicas, morales e intelectuales de las demás personas, se denomina maledicencia. Los padres critican a los hijos, los hijos critican a los padres; los gobernantes a los gobernados y los gobernados a los gobernantes; los hermanos a los hermanos, etcétera.

 

Las estaciones de radio poseen en lo alto de sus edificios antenas emisoras de ondas. Éstas recorren largas distancias hasta encontrar un aparato que las reciba y las convierta en noticias, música, pláticas y demás programas. Por esa torre principal miles de personas reciben cualquier tipo de información.

 

Difundir las deficiencias ajenas es facilísimo: sólo hay que compartir esas "noticias" al amigo, al compañero de oficina, a los familiares, y ¡ya está! Has contribuido a que los demás tengan una información "útil", y probablemente, ellos serán medio de difusión hasta crear una larga cadena transmisora.

 

Hay un primer nivel para curarnos de esta enfermedad y requiere decisión para ir contra corriente: no hacer más propaganda de las carencias ajenas. Para evitar que el agua siga corriendo la única solución es cerrar la llave de paso. Esa llave de paso, adecuándola al lenguaje corporal, es la boca. De ella brotan flores; oraciones, poesías, canciones, noticias alegres… pero también de ella surge veneno. Ya lo decía el apóstol Santiago: "Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios; de una misma boca proceden la bendición y la maldición" (Santiago 3, 9).

 

Este primer paso puede resultar difícil, más aún cuando nos encontramos constantemente este virus en algunos medios de comunicación más próximos. Pero es factible, porque llevamos dentro el deseo de ser solidarios ante los demás, ante los necesitados de justicia. Este es un buen paso el cual todos deberíamos dar.

 

El siguiente grado se encuentra en el pensar bien de los demás: Creer todo el bien que escuchamos y no creer sino el mal que vemos. No sólo es necesario evitar hablar mal de una persona, sino hay que creer en su buena fama y en la dignidad que merece por ser persona humana. Todos poseen cualidades que debemos descubrir. Este hallazgo lo lograremos mediante la convivencia y el trato con la persona. Nadie me podría hablar mejor de tu padre sino tú mismo, porque has vivido con él y lo conoces. Podremos conocer lo externo en una persona, pero lo que hay dentro de ella sólo se descubre si nos relacionamos con ella.

 

Pero el más valioso de estos niveles es practicar lo contrario a la maledicencia. En lugar de pensar mal y difundir las reseñas negativas sobre cualquier persona, se piensa bien y se difunden las noticias positivas. Si el término negativo es: maledicencia, el término positivo debería de ser: benedicencia, aunque este término no aparezca en los diccionarios.

 

Es edificante encontrarse con este tipo de gente. Hombres y mujeres tan incompatibles con los comentarios negativos como lo es el agua con el aceite. De cada intervención en una conversación no salen de su boca más que alabanzas y buenas noticias sobre los demás. No buscan el punto negro en el cuadro blanco, ¿quién no tiene puntos negros? Todos los tenemos, pero hay más de blanco que de negro, y hay que resaltar aquello de lo que más hay.

 

Como ves, la mejor manera de erradicar un vicio no es de forma negativa, arrancándolo cada vez que brota. Lo mejor es sustituirla con una virtud. Si se nos pide embellecer un jardín, no lo haremos solamente a base de no poner y quitar las piedras ásperas, sino en plantar rosas, claveles, jazmines y árboles frutales que adornen nuestro jardín espiritual.

 

La benedicencia hace un gran bien a nuestra sociedad: ya que contribuye a que los medios de comunicación se contagien de los aspectos positivos, se ponen en alto el nombre y la dignidad de una persona. Además favorece a la edificación de una sociedad donde prevalezca la caridad.

 

Todos estamos llamados a este grado. Depende de nosotros el futuro de la sociedad; y si no nos es posible cooperar con grandes empresas en su construcción, sí que lo está a través de esta pequeña pero gran virtud, porque a los ojos de Dios tiene mucho valor.



 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

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